Última modificación: 28-04-2023, 07:10 PM por Itake Nakamura.
Participantes: Itake Nakamura
Rango de los participantes: D
Rango de la misión: D
Tipo de misión: Auto narrada
Itake descansaba junto a una hoguera mientras miraba al cielo estrellado, aún no había superado la muerte de Nakamura y su mente viajaba por los miles de recuerdos que había cosechado a lo largo de los años. Cogió de su cinturón su Mizusashi de bambú para beber algo de agua, inmediatamente su mente evocó el recuerdo de cómo la consiguió.
Cuando Nakamura empezó a enfermar a menudo debían de hacer más paradas de la cuenta para que descansara, habían llegado a una pequeña aldea, se dirigieron a la posada para pedir un sitio donde alojarse, el dinero empezaba a escasear ya que apenas podían encontrar trabajos que les reporte ciertos beneficios. Itake interrogó al dueño del minshuku, sobre si había alguien en el pueblo que necesitara cualquier tipo de ayuda a cambio de monedas. Este le comentó que el pueblo se sustentaba gracias a la extracción y venta de unos minerales de la zona y que seguramente necesitarán ayuda para su transporte ya que los caminos eran peligrosos.
Se despidió de Nakamura y se encaminó hacia los mineros, estos le explicaron que los beneficios que tenían eran muy pocos y no podían invertir mucho en protección y menos aún si no estaba armada en condiciones como era el caso de Itake.
No quedaba otra opción que aceptar el escaso pago que le daban, al fin y al cabo la zona estaba bastante despoblada y no debería de tener grupos organizados que supusiera un problema para el. ya que confiaba en su astucia y pericia en el combate cuerpo a cuerpo.
Cargaron las bolsas con los minerales en unos bueyes y emprendieron el camino, Itake encabezaba la marcha atento a todo su entorno a menudo se adelantaba unas decenas de metros, para poder percibir cualquier amenaza que hubiera oculta.
El día transcurrió sin ningún percance decidieron acampar al cobijo de unos árboles, mientras los mineros descargan los bueyes para que pudieran descansar, itake se dedicó a encender un fuego en el que pudieran cocinar y calentarse durante la noche, aún quedaban unas horas de luz, así que les comento que iba a dormir mientras ellos terminaban de cocinar y montar el improvisado campamento, para así poder estar descansado y despierto cuando el resto del grupo se acostara, su plan era hacer guardia gran parte de la noche, estaba bastante acostumbrado a ese tipo de trabajos. se acostó, cerró sus ojos y cayó rápidamente en un sueño ligero.
Pese a que dormia le habian entrenado toda su vida en estar en estado constante de alerta aun estando dormido, noto unas pisadas que se le acercaban y entreabrió los ojos para ver como uno de los mineros se arrodillaba junto a él, le comunicó que se disponían acostarse, Itake se levantó cogió un cuenco de la cena que habían cocinado y se dispuso a pasar una larga noche de guardia, con un poco de suerte seria aburrida y no pasaría nada.
El silencio de la noche solo se rompió con el sonido del viento que se colaba entre los árboles, algún ronquido esporádico de los hombres que dormían y las pisadas de los animales cuando se movían. Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a asomar, los mineros empezaron a despertarse, desayunaron, cargaron de nuevo los animales y levantaron el campamento. Siguieron recorriendo el camino hacia el puerto para vender los minerales, según los cálculos del grupo llegarian antes del mediodía si no pasaba nada.
Itake por supuesto seguía atento a todo el entorno. el grupo estaba medio sorprendido de su actitud. De repente el joven Itake paró la marcha en seco y con una seña de su mano indicó al resto del grupo que mantuvieran la posición, algo percibió oculto en la maleza unos metros más adelante, su instinto le advertía que algo se ocultaba allí.
Sin previo aviso salieron de entre los árboles unos hombres armados con toscas armas de campo, que al menos en apariencia no serían un gran problema.
La estrategia estaba clara el enemigo más problemático era el joven con la hoz, ese sería el primer objetivo, en su mente volaba todo tipo de estrategias que podría emplear para conseguir la victoria.
Se adelantó unos metros y sin mediar palabra alguna se colocó en una posición de guardia que invitaba a los asaltantes que le atacaran. Estos se miraron entre ellos con ciertas dudas, pero armados con el valor de la superioridad numérica y de armamento comenzaron a cargar. Como Itake había calculado el joven de la hoz fue el que encabezaba la marcha cuando apenas quedaban unos metros para el encuentro, con un rápido movimiento agarró una piedra que se encontraba bajo sus pies y la lanzó a gran velocidad hacia la cabeza de su enemigo, está, impacto en toda su frente con gran fuerza haciendo que se cayera de bruces, momento en el que aprovechó para arrebatarle el arma y colocarse de nuevo en guardia, para su sorpresa los atacantes frenaron la carga, no estaba en sus planes enfrentarse a alguien así de experimentado en combate, del cual seguramente saldrían perjudicados, por desgracia para ellos esta vez los mineros que habían entrado cerca de su zona de asalto habían traído protección. Emprendieron una rápida huida y todo se soluciono. El grupo felicitó a su protector por la excelente actuación y continuaron su camino.
Una vez en el destino le pagaron unas monedas y le regalaron un Mizusashi de bambú en agradecimiento.
![[Imagen: HGWU727.png]](https://i.imgur.com/HGWU727.png)
Rango de los participantes: D
Rango de la misión: D
Tipo de misión: Auto narrada
Itake descansaba junto a una hoguera mientras miraba al cielo estrellado, aún no había superado la muerte de Nakamura y su mente viajaba por los miles de recuerdos que había cosechado a lo largo de los años. Cogió de su cinturón su Mizusashi de bambú para beber algo de agua, inmediatamente su mente evocó el recuerdo de cómo la consiguió.
Cuando Nakamura empezó a enfermar a menudo debían de hacer más paradas de la cuenta para que descansara, habían llegado a una pequeña aldea, se dirigieron a la posada para pedir un sitio donde alojarse, el dinero empezaba a escasear ya que apenas podían encontrar trabajos que les reporte ciertos beneficios. Itake interrogó al dueño del minshuku, sobre si había alguien en el pueblo que necesitara cualquier tipo de ayuda a cambio de monedas. Este le comentó que el pueblo se sustentaba gracias a la extracción y venta de unos minerales de la zona y que seguramente necesitarán ayuda para su transporte ya que los caminos eran peligrosos.
Se despidió de Nakamura y se encaminó hacia los mineros, estos le explicaron que los beneficios que tenían eran muy pocos y no podían invertir mucho en protección y menos aún si no estaba armada en condiciones como era el caso de Itake.
No quedaba otra opción que aceptar el escaso pago que le daban, al fin y al cabo la zona estaba bastante despoblada y no debería de tener grupos organizados que supusiera un problema para el. ya que confiaba en su astucia y pericia en el combate cuerpo a cuerpo.
Cargaron las bolsas con los minerales en unos bueyes y emprendieron el camino, Itake encabezaba la marcha atento a todo su entorno a menudo se adelantaba unas decenas de metros, para poder percibir cualquier amenaza que hubiera oculta.
El día transcurrió sin ningún percance decidieron acampar al cobijo de unos árboles, mientras los mineros descargan los bueyes para que pudieran descansar, itake se dedicó a encender un fuego en el que pudieran cocinar y calentarse durante la noche, aún quedaban unas horas de luz, así que les comento que iba a dormir mientras ellos terminaban de cocinar y montar el improvisado campamento, para así poder estar descansado y despierto cuando el resto del grupo se acostara, su plan era hacer guardia gran parte de la noche, estaba bastante acostumbrado a ese tipo de trabajos. se acostó, cerró sus ojos y cayó rápidamente en un sueño ligero.
Pese a que dormia le habian entrenado toda su vida en estar en estado constante de alerta aun estando dormido, noto unas pisadas que se le acercaban y entreabrió los ojos para ver como uno de los mineros se arrodillaba junto a él, le comunicó que se disponían acostarse, Itake se levantó cogió un cuenco de la cena que habían cocinado y se dispuso a pasar una larga noche de guardia, con un poco de suerte seria aburrida y no pasaría nada.
El silencio de la noche solo se rompió con el sonido del viento que se colaba entre los árboles, algún ronquido esporádico de los hombres que dormían y las pisadas de los animales cuando se movían. Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a asomar, los mineros empezaron a despertarse, desayunaron, cargaron de nuevo los animales y levantaron el campamento. Siguieron recorriendo el camino hacia el puerto para vender los minerales, según los cálculos del grupo llegarian antes del mediodía si no pasaba nada.
Itake por supuesto seguía atento a todo el entorno. el grupo estaba medio sorprendido de su actitud. De repente el joven Itake paró la marcha en seco y con una seña de su mano indicó al resto del grupo que mantuvieran la posición, algo percibió oculto en la maleza unos metros más adelante, su instinto le advertía que algo se ocultaba allí.
Sin previo aviso salieron de entre los árboles unos hombres armados con toscas armas de campo, que al menos en apariencia no serían un gran problema.
- Nos has descubierto, bien hecho, pero hasta aquí llega vuestro camino, entregarnos el cargamento y todos saldréis vivos.
La estrategia estaba clara el enemigo más problemático era el joven con la hoz, ese sería el primer objetivo, en su mente volaba todo tipo de estrategias que podría emplear para conseguir la victoria.
Se adelantó unos metros y sin mediar palabra alguna se colocó en una posición de guardia que invitaba a los asaltantes que le atacaran. Estos se miraron entre ellos con ciertas dudas, pero armados con el valor de la superioridad numérica y de armamento comenzaron a cargar. Como Itake había calculado el joven de la hoz fue el que encabezaba la marcha cuando apenas quedaban unos metros para el encuentro, con un rápido movimiento agarró una piedra que se encontraba bajo sus pies y la lanzó a gran velocidad hacia la cabeza de su enemigo, está, impacto en toda su frente con gran fuerza haciendo que se cayera de bruces, momento en el que aprovechó para arrebatarle el arma y colocarse de nuevo en guardia, para su sorpresa los atacantes frenaron la carga, no estaba en sus planes enfrentarse a alguien así de experimentado en combate, del cual seguramente saldrían perjudicados, por desgracia para ellos esta vez los mineros que habían entrado cerca de su zona de asalto habían traído protección. Emprendieron una rápida huida y todo se soluciono. El grupo felicitó a su protector por la excelente actuación y continuaron su camino.
Una vez en el destino le pagaron unas monedas y le regalaron un Mizusashi de bambú en agradecimiento.
