[Misión] Muertes y Desapariciones
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Última modificación: 25-03-2023, 01:46 AM por Samuru.
Qué historia tan terrible la que me cuenta,  señor. — La vivienda en la que se encontraba para este entonces era muy del estilo japonés. Paredes corredizas, sentarse de rodillas en el piso. No era muy moderna, pero por la decoración que tenía se podía entender que era un tipo bastante adinerado el que contrata sus servicios. Los hechos que le ha relatado durante los últimos diez minutos son simples, pero aterradores. Mujeres desapareciendo y hombres siendo mutilados. Obviamente, esto no es que le importara mucho señor de unos 50 años, sino que el hecho puntual que protagonizaba la misión era su hija. Le enseñó una fotografía. Anteojos, cabello negro. Por las facciones que tenía, sería fácil identificarla. — Así que han usado los métodos tradicionales de investigación y no han podido descubrir ni comprobar nada con los dueños de la posada. Eso significa que simplemente ir y preguntar no nos servirá.

En este trabajo que tomó Samuru para ganar algo de dinero y reputación, se dio la particularidad de que el solicitante también contrató a un shinobi oficial. El sin aldea llegó primero al encuentro y recibió esa información, aunque no se le dio detalles sobre él. Es un ninja y ya. Ni su nombre, aldea, nada. Probablemente no se confíe en alguien que trabaja de forma externa a las villas shinobis, al menos en cuanto a dar datos sobre las aldeas, por mínima que fueran. Un pequeño secretismo, pero de gran importancia.

La explicación de los hechos fue dada con ambos presentes, Samuru y Akio. — No se preocupe. Volverá a ver a su hija, esperemos que con vida. — No se podía descartar la posibilidad de hallarla muerta. De todas maneras, mientras dijo esto, su rostro expresó una tranquila sonrisa, intentando transmitir seguridad y confianza al contratista.

El tiempo pasó y los protagonistas de esta historia se encontraban a unos cincuenta metros de la posada de aguas termales, escondidos detrás de unos árboles. Por lo que se sabía, tiende a ser un lugar muy concurrido, aunque últimamente ha bajado algo la cantidad de visitantes. Es importante destacar que las muertes y desapariciones no han sido dichas a todo el público. Se ha mantenido en secreto. Esto para no alertar a la población y no perjudicar el negocio. Además, el sitio se encuentra en las afueras de la aldea, así que no ha sido tan complicado evitar que la información concreta se expanda mucho. Eso sí, rumores los hay, por eso es que no hay tantos clientes como antaño.

Desde la distancia no se puede ver mucho con detalles, pero algo se sacaba. Personas individuales de ambos sexos o incluso parejas entraban y salidas de las dependencias. — Bueno, compañero, ¿qué harás? ¿Trabajarás por tu cuenta o haremos equipo? A veces los ninjas son algo misteriosos. — Durante el camino Samuru habría intentado interactuar con Akio, al menos para distraerse mientras se desplazaban por el mundo. Un dado seguro que le habrá dado es que él no es un ninja, lo cual es cierto. El oriundo de Hoshigakure adquirió conocimientos, pero no fue educado formalmente como un shinobi.

Las ideas ya estaban en su cabeza, aunque para empezar a ponerlas en acción necesitaba saber la respuesta del de Iwagakure. Lo lógico sería pensar que hay que infiltrarse y arriesgarse. Tomar un procedimiento muy seguro no será tan efectivo. Pueden intentar buscar y seguir a quienes realicen tan atroces actos, pero también pueden dejar que ellos mismos los lleven. ¿Qué hará este improvisado equipo? ¿Qué ideas tendrá Akio, quien es un ninja con todas las de la ley?

OFF ROL


Información de la misión


Tema 4, Byakugou no Jutsu.
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El viaje hasta el país de las aguas termales había sido moderadamente largo a pesar de estar relativamente cerca del país de la tierra. Nunca había ido a los países de los mares del norte, pero había pasado cerca algunas veces. Desde la costa norte del país, que era de donde había partido, se había fijado muchas veces en las grandes embarcaciones que iban hasta allí, aunque esta vez era él el que se subía a ellas.

Aprovechó el trayecto para repasar a fondo el dossier que le habían entregado con los detalles de la misión, los hechos ocurridos eran especialmente violentos, así que empezó a prepararse mentalmente para encontrarse cualquier cosa allí.

Con curiosidad, vio que el compañero que tendría asignado era un Rõnin, sería también la primera vez que tendría contacto directo con un ronin independiente.

Una vez allí, se descalzó para entrar al lugar, había llegado después de su compañero, y el solicitante de la misión ya se encontraba en el lugar, así que se limitó a saludar a ambos y escuchar atentamente los detalles.

El hombre parecía preocupado, y era normal teniendo en cuenta que su hija estaba desaparecida. Escuchó la promesa que hizo su compañero, “esperemos que con vida” dijo, habían sido unas duras palabras, pero era la pura verdad, harían todo lo posible para que aquello se cumpliera.

Una vez hubieron escuchado todos los detalles, deshicieron sus pasos para salir por donde habían entrado, Akío aprovechó para echarle un vistazo a aquella casa, era un lugar bonito y tradicional, no le hubiera importado vivir ahí.

Durante el camino, Akío observó a Samuru con bastante curiosidad, bien intencionada eso sí, solo le había dado tiempo a decirle su nombre cuando se detuvieron a una distancia prudencial de la posada.

- Disculpame, no he podido presentarme como es debido con todo el trajín del viaje, y aquél hombre parecía bastante azorado con todo lo que tenía encima. No se que información te habrá llegado desde mi aldea, pero soy un genin de Iwa. - Dijo tocandose la bandana con el distintivo de su aldea que llevaba en la frente, luego, Akío se paró unos segundos y observó a Samuru.

Ambos parecían tener aproximadamente la misma edad, eran de estatura también parecida, y no estaba seguro del rango que tendría el joven, pues no conocía tan bien como se organizaban los ronins, así que le habló de manera educada pero no demasiado formal, estaba acostumbrado a modular su registro al hablar de acuerdo con la jerarquía establecida en su aldea, luego siguió hablando con él.

- Encantado de poder trabajar contigo, nunca he tenido el placer de hacerlo junto a un ronin.- Cuando escuchó que los ninjas podían ser algo misteriosos sonrió de forma amable, pues él había pensado algo parecido de los ronins. - Si no tienes ningún inconveniente creo que deberíamos movernos juntos todo lo que nos sea posible, dada la naturaleza violenta de los acontecimientos un descuido en solitario podría ser fatal. - Aquello último lo dijo en voz más baja por si alguien les escuchaba, ya que no habían publicado los detalles de los asesinatos. Aunque de todas maneras no parecía haber nadie alrededor.

Con un ojo miraba a su interlocutor, y con el otro echaba un vistazo a los clientes que salían y entraban de la posada.

Aquél día había salido con su ropa normal y la bandana puesta, antes de entrar aprovechó para desatarla y quitársela, guardándola en su mochila. Así llamaría menos la atención.

- En las posadas normalmente uno se puede enterar de todo lo que pasa sin mucha dificultad, con buena compañía y algo de bebida a la gente se le suelta la lengua. Si no llamamos la atención quizás obtengamos algún indicio sobre el caso. ¿Qué te parece? - Preguntó para terminar.


Off
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Juzgando la forma de hablar de Akío y las palabras que utilizaba, le alegraba saber que al fin tendría la oportunidad de trabajar con alguien cuya personalidad no sea tan misteriosa y apagada. Peculiarmente, normalmente siempre se encontraba con ese tipo de individuos. — Por lo que tengo entendido, los genins son los ninjas de rango bajo, pero si ese tipo te contrató es porque debes tener tu reputación. Espero que trabajemos bien. No soy un experto en labores ninjas, pero sí sobreviviendo. Nos complementaremos bien. Confío. — Él no tenía bandana ni nada, así que pudo acercarse con total naturalidad a la posada.

Miraba a su alrededor intentando de que no se note. No veía nada fuera de lugar. No es que haya ido a muchos sitios de ese estilo durante su vida, pero algo sabía. Al llegar a la recepción, Samuru fue quien dio un paso hacia delante para hablar con la persona encargada. Se trataba de una muchacha de unos 20 años, cabello largo, castaño. Su aura desprendía una paz increíble. No se veía atisbo de problemas a su alrededor. Quizás eso ayudó a su beneficio para que no se involucre a la posada en las desapariciones y los asesinatos. O tal vez simplemente no tiene nada que ver y solo es una persona pacífica con un ángel diferente al del resto.

Disculpe, queremos cada uno un cuarto para cuatro noches. Aquí tiene mi pago. — Junto al mesón había una tabla en la pared con los precios, así que Samuru ya sabía lo que debía cancelar. Una vez ya se haya tramitado todo y se le dé el número de su cuarto, se haría a un lado para que Akío haya su documentación correspondiente. Mientras tanto, el de cabellos azules se adelantó por el pasillo en donde vería las distintas habitaciones. Aunque haya bajado la clientela según la información, había parejas, grupos de amigos, familias, de todo. — Sería preocupante que ocurra un hecho grotesco con todos ellos presentes. No quiero que mi mundo sea duro para los niños. — Pensó mientras veía un infante jugar con su papá en el pasillo.

Dejó sus cosas en la habitación, aunque eran unas prendas y ya. Su mercancía la dejó en un escondite muy lejos de ahí y sus respectivas armas las tenía en bolsillos de su ropa o pergaminos. Regresó con su compañero y le sugirió cómo recolectar información. — Bien, tú intenta hacer lo de la comida y la bebida. Creo que hay un comedor grupal. Yo veré qué encuentro en las aguas termales. Luego compartimos lo que descubramos.

En este lugar los estanques eran separados por género, así que, si ocurría un asesinato, Samuru podría ser una posible víctima. Era arriesgado, sí, pero no importaba. Confiaba en que podría zafar del peligro. Además, solo quería intentar conocer el procedimiento utilizado por el o los malvados. En todo caso, la información recopilada por el solicitante del trabajo indicaba que no siempre las víctimas eran encontradas por el agua. Por la posada también había cuerpos y en distintos horarios. No hay un patrón preestablecido.

Al entrar al cuarto de baño, se quitó la ropa y solo se cubrió con una toalla, para luego abandonar la habitación grupal y avanzar hasta el estanque, en donde entró al agua y se relajó. Eso sí, aprovechó que nadie estaba ahí para poder entrar con un cuchillo kunai y ocultarlo bajo el agua. Tras pocos segundos, escuchó la puerta abrirse y se percató de varias personas que entraron, ya pronto a dirigirse al estanque de agua caliente. ¿Quiénes serían? ¿Simples clientes o algo más?

Eran dos hombres. Uno rubio de unos 25 años y otro de cabello negro de unos 40. Ingresaron al agua y saludaron amablemente. De pronto, uno mencionó. — Oye, ¿has escuchado los rumores? Dicen que venir aquí es una posible muerte. ¿Será una historia de niños? — Bingo. Quizás algo de información podría sacar.

Resumen
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Antes de partir hacia el interior de la posada, Akío respondió a las dudas que podría tener sobre su rango al mismo tiempo que iba guardando su bandana. - Si, en efecto, la verdad es que todavía no he tenido la oportunidad de ascender de rango, entré más tarde a la academia de lo normal. - Dijo con algo de vergüenza llevando su mano izquierda a la parte de atrás de su cabeza. - Pero puedes contar conmigo para lo que sea necesario. - Terminó diciendo mientras sonreía con bastante confianza.

Siguió a Samuru hacia la posada, y mientras él estaba pidiendo su habitación a la chica de la recepción, echó un rápido vistazo a lo que tenía a su alrededor, para ver si conseguía avistar algo fuera de lo normal, aunque por ahora, nada le llamaba la atención demasiado.

Una vez que su compañero hubo pagado, le tocó a él su turno, así que dio unos pasos hacia adelante y se dirigió a la chica.

- Hola! Desearía una habitación también como le ha dicho mi compañero. ¿Si es posible, podría ubicarnos en habitaciones contiguas? - Preguntó. Quería estar en una habitación al lado de la de su compañero por lo que pudiera pasar, una pizca de cautela no les haría mal a ninguno de los dos.

Akío ya sabía cuánto tenía que pagar, pues había visto a su compañero hacerlo, y también había leído los carteles, de todas maneras, sacó su cartera de una forma exasperantemente lenta. Quería probar la paciencia de aquella chica, que parecía excepcionalmente tranquila. Una vez hubo sacado la cartera, al sacar el dinero tiró unas monedas al suelo disimuladamente y se agachó a recogerlas.

- Oh vaya, disculpe, se me han resbalado. Aquí tiene. - Dijo mientras ahora si le pagaba. - 

Quizás terminara por no servir de nada, pero ahora mismo iba dando palos de ciego, así que cualquier comportamiento anormal quizás podría llevarles en la dirección correcta. Cuando tuvo la información de su habitación vio como Samuru volvía de la suya para darle unas indicaciones.
- Genial, ve con cuidado, si necesitas algo avísame, si todo va bien nos vemos aquí mismo en recepción. - Hizo un gesto de despedida con la cabeza y vio como Samuru iba en dirección a las termas.

Akío en cambio no llegó a entrar en su habitación, siguió con la mochila puesta, en la que prácticamente solo llevaba ropa, y fue en dirección al comedor a ver que encontraba.

El público de la posada era más elevado del que se habría podido esperar dados los últimos acontecimientos. Según recordaba de la hoja de solicitud de la misión, otros shinobis habían trabajado en el mismo caso, y no habían logrado encontrar nada, aquello le hacía pensar que o bien era una trama muy bien encubierta, o tenían que empezar a pensar en cosas menos evidentes. El pensamiento lateral no era algo que se le diera demasiado bien, pero intentó abrir su mente a todas las posibilidades que encajaran con la situación que se les había presentado. Aquella cantidad de muertes violentas y desapariciones tenían que dejar un rastro tangible.

Saludaba amablemente a las personas que se encontraba de camino al comedor, y una vez que llegó allí observó la estancia. Nada más entrar vio un pequeño dispensador de agua caliente, y se sirvió una pequeña cucharadita de té en polvo que encontró al lado, y rellenó un vaso de cerámica que había cogido en el mismo lugar. El mismo chorro de agua mezcló el té, y Akío se mojó los labios un poco sin llegar a beber más.

Con el vaso en la mano, se sentó en un asiento libre, lo más cerca posible de la gente que pudo encontrar. Una vez afincado en un sitio, abrió su mochila y sacó un folleto que había cogido del puerto. Era un pequeño panfleto que había cogido en el puerto, con un mapa del país y algunas informaciones sobre la zona. Se puso a leerlo por encima, mientras de vez en cuando iba cogiendo el vaso y dejándolo otra vez sobre la mesa, aunque en realidad estaba concentrado en las personas de su alrededor, para ver si captaba alguna pieza de información para después compartir con Samuru.

Resumen
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Ambos ninjas, aunque técnicamente uno de ellos no lo era del todo, llegaron sin mayor contratiempo a la posada. Allí serían atendidos por una amable recepcionista, que ,además, tenía buena imagen y desprendía un aura apacible. De primera impresión nadie jamás llegaría a la conclusión de que algo malo pasaba en los alrededores, aunque quizá eso era aún una opción, que realmente la posada no estuviera involucrada en nada turbio y solo fuera una serie de extrañas coincidencias o un intento de sabotaje ¿tal vez?.
 
Los chicos completaron su registro, no se les realizó preguntas de más de ningún tipo, simplemente llenaron con su información básica y realizaron el pago, siendo el proceso de Akio más lento y torpe de lo usual, aunque esto hecho a propósito.
 
No se preocupe, no pasa nada — Comentó con una ligera sonrisa la chica. Era un ángel, solo alguien maltratado por la vida desconfiaría de ella. El que sí se vería irritado sería un hombre pequeño, era tan bajito que fácilmente podría ser confundido con un enano. Medía no más de un metro con cuarenta, pero se veía aún más chaparro porque estaba tan encorvado que hasta se le hacía joroba. Su cabeza estaba desprovista de cabello o bello facial alguno y en cambio tenía algunas cicatrices de arma de filo en el rostro. — Estúpidos clientes tontos, por eso los... —. El hombrecito empezó a murmurar con enojo pero no terminó su frase, en cambio continuó fregando el suelo de la posada.
 
Discúlpelo por favor, está algo resentido con la vida —. Algo apenada, la recepcionista pidió disculpas en nombre de su empleado y condujo a Akio hasta el segundo piso del establecimiento, donde les fueron asignadas las habitaciones contiguas.
 
La pareja improvisada compartiría últimas impresiones, ya sin la presencia de la dama, y actuarían por separado en busca de algún indicio que guiase su investigación.
 
Akio
El chico se guió hasta la zona del comedor grupal, donde ya habían muchos otros huéspedes presentes. De manera general se vivía una atmósfera tranquila, alegre y hasta risueña, con varios niños corriendo y jugando de aquí para allá. El genin de la roca guiaría su camino hasta una pared lateral donde se ubicaba un dispensador de agua y se dispondría a preparar su té. Desde allí tendría una buena panorámica del lugar y podría observar los distintos grupos que se formaban y tomaban las distintas mesas para comer. Había tres grupos que eran particularmente destacados. Uno de ellos estaba compuesto por 2 hombres grandes y anchos y una mujer guapa de complexión atlética, al parecer eran cazadores, mercenarios o de alguna profesión a fin. En el segundo grupo estaban 4 personas con capuchas marrones, estos hablaban como si estuviesen contándose algún secreto. Por último, el tercer grupo constaba únicamente de dos personas, un hombre adulto de apariencia normal y una adolescente de tez pálida y aspecto adolorido. Desde luego habían más personas en los alrededores, entre ellos Hank, el hombrecito, que cada vez se acercaba más hacia la posición de Akio mientras realizaba su limpieza de piso. Si el chico le ponía la suficiente atención, vería que una peculiar marca de tatuaje se asomaba por debajo de su manga izquierda.
 
Samuru
El oriundo de la estrella tomó una decisión que, a priori, parecía arriesgada. Se separó del grupo principal de personas y se dirigió a un sitio más alejado, las aguas termales. Ya allí, infiltró un kunai junto consigo, para tener alguna precaución extra. No demoraría mucho tiempo hasta que alguien más llegase también a las termas, siendo dos hombres adultos de quienes se trataba. Ambos se despojarían de sus toallas y entrarían también al agua, a una distancia lo suficientemente prudente de Samuru, para no incordiarlo, pero no tan alejado como para que su conversación no fuese escuchada.
 
¿De dónde has sacado esa mierda? — Respondería el otro, con total sorpresa, a la pregunta de su amigo. — Este sitio es un paraíso vacacional. De hecho muchas chiquillas vienen de aventuras con sus novios a disfrutar de las termas y sus familias se alarman y las dan por desaparecidas —. Era evidente que el hombre mayor no creía para nada que algo malo ocurriese allí o al menos eso trataba de darle a entender a su amigo.
 
¿Realmente crees que ese sea el caso? Justo ayer una niña pegó un grito en la noche y aseguró haber visto los restos de una mano en el tercer piso. Salió corriendo a la habitación de sus padres y cuando regresaron no había nada, ni siquiera rastros de sangre — Comentó el otro tratando de mantener un tono de misterio.
 
¿No lo has dicho ya? Son simples cuentos de niños, seguro esa mocosa estaba más dormida que despierta cuando pasó eso. ¿Tú qué opinas amigo? —. Primero dirigió sus palabras para su amigo, pero al final dirigió la pregunta hacia Samuru, que hasta entonces se había mantendido callado.
 
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Samuru simulaba estar relajado y era bastante creíble, puesto que las aguas termales de ese lugar eran bastante famosas por todo el mundo. Su reputación no fue creada sin fundamentos. Tomando eso en cuenta, podría ser un objetivo “normal” para atacar debido a la alta concurrencia de público. Escuchó atento las palabras de los dos hombres, en donde uno no parecía estar del todo convencido. Realmente era una historia bastante terrorífica, pero en un mundo ninja, no debería ser tan imposible de creer. En todo caso, el negar el cuento puede ser un método de autodefensa. Aquel tipo puede tener miedo de que algo malo le suceda y su mente lo protege haciéndole dudar de la veracidad del asunto. Esto también puede ser contraproducente si termina siendo el objetivo de la tragedia, ya que no estará preparado para reaccionar correctamente, pero cada quien a lo suyo.

Dicen que los niños no tienden a mentir. Tampoco confiaría del todo en esa historia, ya que mucha gente sigue viniendo. — Intentó responder y seguir el curso de la conversación con naturalidad. Sin embargo, debía aprovechar la oportunidad para sacar cualquier clase de información, ya sea real o no, sobre el tema. Todo dato, rumor o pista puede ser analizada y usada a su provecho para conversarla con su compañero una vez se reúnan de nuevo en el interior de la posada.

De pronto, un hecho peculiar sucedió. El estanque estaba siendo alumbrado por focos en las alturas. Sin embargo, se apagaron. Todo quedó en oscuridad. Samuru fue astuto y levantó el kunai a la altura de su vientre, y estirándolo un poco. En caso de que alguno de ellos se le acercara con intenciones agresivas, sería apuñalado. Tampoco quería alejarse porque si regresaba la luz y él estaba lejos, significaba que estaba asustado por la historia de las muertes y desapariciones. Esto no tiene por qué ser negativo, pero podía ser extraño luego de lo comentado antes.

Otro dato a tomar en cuenta es que en el interior de la posada también se fue la luz. Este apagón duró apenas unos segundos. Luego, todo volvió a la normalidad. Samuru debía encontrarse nuevamente con sus nuevos amigos en caso de que estos no hayan intentado nada raro.

Vaya, cobran mucho por el día como para tener problemas de electricidad, ¿no creen? — Intentó continuar la charla lo mejor posible, intentando bajarle la relevancia al hecho puntual. ¿Habrá sucedido algo allá adentro? No se preocuparía, al menos por ahora. En caso de suceder algo, Akío podía encargarse. Y si la situación era crítica, confiaba en que iría a buscarlo. Por ahora, quiso retomar una vez más la conversación de antes. Claro, solo si ellos estaban en condiciones de hacerlo.

Escuché unos cuantos rumores en un pueblo cercano cuando venía hacia acá, pero nadie los creía. Supongo que sí es una simple broma. O quizás no.  — Esto último lo dijo en medio de una pequeña risa. Solo quiso jugar a ver si ellos se asustaban más de la cuenta. 

Resumen
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Antes de ir al comedor

Akío se sorprendió, al final el pequeño numerito de tirar el dinero al suelo quizás le hubiera servido de algo, agudizó el oído y escuchó los murmullos de aquél trabajador descontento, no obstante no quería salirse de su personaje, así que el check in, como ya se había visto siguió sin ningún inconveniente.

En el comedor

Había elegido una buena posición, los grupos de personas en los que se fijó principalmente eran de lo más variopintos. Dadas las características de la solicitud, se fijó primero en los dos grupos en los que había una mujer entre los ocupantes de las mesas. No era por capricho, si no porque aquél sexo, para bien o para mal sufría un destino diferente al de los hombres.

Cuando entraron en la posada, el sol ya se había puesto, y ya mucha gente se iba acercando al comedor a por algo de cenar, algunas personas entraban y se sentaban, y otras pedían algo para llevar y salían rápidamente.

Aún así también le pareció sospechoso el grupo de los encapuchados. Normalmente era de mala educación cubrirse la cabeza en un interior, ya sea con gorros o capuchas, pero hablaban en voz baja, tal vez era un grupo de índole religiosa, y llevaban aquella vestimenta por eso mismo.

La mesa de la adolescente le llamó especialmente la atención por su apariencia y aparente discomfort, de nuevo, Akío quiso ser prudente, no podía precipitarse pues al fin y al cabo podrían ser padre e hija, y que haciendo deporte hubieran tenido un percance.

Lo mismo con la mesa de los posibles mercenarios, o trabajadores físicos en general, a pesar de estar acompañada por dos hombres de complexión más fuerte que ella, no parecía encontrarse mal donde estaba. Dio otro pequeño sorbo al té, de nuevo solo se mojó los labios, mientras memorizaba las posiciones de las mesas que más le habían llamado la atención, el resto de personas eran lo suficientemente comunes para que no pudiera permitirse el lujo de tenerlos bajo la mira.

De su manga salió un pequeño trozo de papel, en donde pudo garabatear rápidamente la posición de las mesas en las que se había fijado, apuntando el número de ocupantes que había en cada una, y escribiendo al lado una M o una H mayúscula, según si eran mujeres o hombres respectivamente, y de la misma manera aquél papelito, gracias a su manejo del papel volvió a quedarse oculto dentro de su manga.

Por el rabillo del ojo pudo ver como aquél trabajador enfurruñado de antes se iba acercando al comedor, Akío se giró, y le sonrió, queriendo disculparse, mientras lo hacía, pudo observar una especie de tatuaje que se movía hacia arriba y hacia abajo a medida que el trabajador iba limpiando el suelo, curiosamente, cuando le miraba se escuchó un ruido sordo como si se hubieran bajado unos fusibles o algo por el estilo, y se apagaron las luces.

Sus pupilas se dilataron por la repentina falta de luz, y en aquél momento se levantó, no sabía que podría pasar, pero viendo la posada, no parecía que tuvieran problemas en la instalación eléctrica, o tal vez sí, pero sería una coincidencia que valía la pena obviar.

En consecuencia, aprovechó aquél instante de penumbra que se le había brindado por casualidad, y rápidamente antes de que volviera la luz realizó unos sellos.

Mujin Meisai


La humedad del aire se convirtió en su aliado, empezó a hacerse invisible hasta desaparecer completamente. El único inconveniente que tenía, es que si había pasado algo no podría intervenir directamente, ya que necesitaba un pequeño tiempo para deshacer el jutsu, aun así, si alguien decidía hacer algo a oscuras, probablemente ya sería tarde para reaccionar, y pensándolo fríamente quizás ganaba a futuro siguiendo esta estrategia.

Una vez estuvo oculto ante los ojos de los presentes, tras unos segundos que es cuando volvió la luz, se apartó de la mesa en la que estaba  y observó más de cerca al empleado, intentando ver bien el tatuaje que venía, y atento a la reacción que tenía al verle claramente desaparecer.

También aprovechó para echar un buen vistazo a las otras mesas, ahora que no le veían ni escuchaban, podía acercarse mucho más para ver que susurraban los encapuchados, e incluso podría seguir a alguien si lo necesitaba.


Resumen
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Cierto, si la historia fuera verdadera, no habría manera de que este lugar siguiera operando — El hombre reafirmaría su punto tomando las palabras de Samuru que más le convenían y luego añadiría algo más para refutar aquellas que ponían en duda su argumento. — No suelen mentir, pero es fácil que un chiquillo se confunda —. Con esto insinuaba que los niños comentaban aquello que ellos creían que era verdadero, aún si no tenían la certeza de ello.
 
El otro hombre parecía querer decir algo al respecto, de hecho, ya había abierto la boca para continuar con el tema, pero un suceso inesperado hizo que su intento se quedara en eso, un intento. La luz de toda la posada se fue durante algunos segundos, no fue demasiado tiempo, quizás solo unos cinco, pero fue suficiente para que todos sintieran un momento de incertidumbre. Si en el lugar en el que te estás hospedando hay rumores de asesinatos, lo normal sería sobresaltarse al menos un poco si es que hay un apagón. 
 
Tan pronto como empezó la ausencia de luz se escucharon varios gritos a la distancia, se podía inferir que la mayoría de ellos era por el susto que se llevaron en el momento, pues ninguno parecía denotar algo parecido al dolor o al sufrimiento, en cambio, incluso algunas risitas podían percibirse tras un par de segundos. Cuando la iluminación regresó, el Kujaku se daría cuenta de que, aparentemente, no había suscitado nada extraño en las termas, aunque se encontraría con la extraña escena de dos hombres adultos, de pie y con cara de terror, abrazados mientras estaban desnudos.
 
Los tipos, al verse sorprendidos, se apartarían rápidamente dándose empujones y sumergiéndose de nueva cuenta en las cálidas aguas.
 
Ehh, sí, cierto cierto. Creo que pondré una queja al respecto —. Entre nervioso y apenado por su comportamiento, el hombre agradecía el hecho de que Samuru no hiciera mención alguna de lo que acababa de ver.
 
Calla hombre, incluso ahora hasta yo temo que lo que que haya dicho esa mocosa tuviera algo de verdad —. Replicó el otro. Era curioso como bastaba un simple acontecimiento para hacer que tirara su fachada de macho inquebrantable.
 
Las termas eran grandes y era mucho espacio para solo tres personas actualmente, de modo que si algo pasaba ahí, bastaría con prestar algo de atención para percatarse de ello y justo algo estaba por pasar. Nadie había notado cómo o en qué preciso momento apareció, lo más seguro sería asumir que fue durante el apagón, pero una muñeca de plástico se encontraba flotando en el agua, aproximadamente a unos 6 o 7 metros a la izquierda de Samuru. La muñeca tenía la apariencia de una mujer joven, si alguien tuviese que ponerle una edad seguramente diría que entre 15 y 20 años. Lo curioso era que la muñeca tenía en su frente el siguiente Kanji. 
Kanji de la muñerca
 
¿Le pondría atención el oriundo de la estrella a ese detalle o lo tomaría como alguna broma?


 
Mientras tanto, en el interior de la posada, Akío estaría enfocado en su situación. El chico prestó especial atención a los grupos más resaltantes, incluso sacó sus propias conjeturas, pero no se apresuró a decantarse por acercarse a alguno de ellos, mostrando prudencia en su accionar. Cuando Igor, el hombrecito, se acercó lo suficiente hasta su posición, el iwanin se percató del singular tatuaje que este tenía en uno de sus brazos, era un uróboro. Pero a pesar de ese diseño curioso, no implicaba que estuviese relacionado a algo ilegal.
 
Por supuesto que el apagón también sería sufrido en su posición y de hecho la oscuridad era aún más marcada con él, ya que se encontraban en el interior y la luz natural que se infiltraba era casi nula. A oscuras, se escucharon muchas voces, murmullos y sonidos de sillas friccionando contra el piso, ya que muchos de los que se encontraban sentados se pusieron de pie y en estado alerta.
 
El origami aprovecharía la penumbra para realizar una técnica que le permitiría pasar desapercibido en su totalidad y gracias al estado de caos nadie, o casi nadie, podría percatarse de que el joven ya no se encontraba en su posición.
 
Y tras algunos pocos segundos, la iluminación regresó. 
 
El grupo de mercenarios se había puesto todo de pie, incluso habían adoptado una formación en triangulo donde todos se daban la espalda y cubrían visión desde todas las posiciones. Sin duda alguna era un grupo veterano y alerta. Cuando pasaron los segundos y vieron que no había nada anormal, decidieron partir a su habitación en vez de continuar con su cena.
 
En otra mesa, el hombre adulto se encontraba abrazando a su hija, con un semblante de susto en el rostro. Igual, al ver que aparentemente no había sucedido nada raro, tomó asiento, ya más tranquilo, y ambos continuaron con sus alimentos. Era importante que su hija no se saltara sus comidas, pues solía tener problemas de anemia constantemente.
 
Por último, en la mesa donde se encontraban los 4 sujetos encapuchados, solamente quedaban tres de ellos, pero estos continuaron sentados y charlando como si nada hubiese ocurrido. Después de algunos minutos, dos de ellos saldrían de la posada mientras que otro se dirigiría hasta su habitación.
 
¿Qué demonios... a dónde diablos se fue? —. Exclamaría Igor al notar la ausencia de Akío. El hombrecito rascaría su cabeza mientras miraba en todas direcciones buscando señales de él, pero no encontraría nada. Él seguiría fregando el piso, o aparentando que lo hacía, puesto que no limpiaba casi nada en lo absoluto, al cabo de unos minutos, tomaría la cubeta de agua y saldría también por la puerta de recepción.  — Justo cuando iba a marcarle... — refunfuñaría mientras salía. Curiosamente, la partida del pequeño hombre estaba casi sincronizada con la salida de los encapuchados.
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Una pequeña risita escapó de sus labios, la cual intentó ocultar tapándose la boca con la diestra al ver la forma en que se protegieron debido al susto del apagón de luz. Sin embargo, no emitió comentario alguno. Respetaría la dignidad que podrían tener ambos individuos. Uno podría pensar que es cómico también que por algo eso aumente el miedo por el supuesto rumor, pero tenía sentido que estuvieran involucrados. Samuru era consciente de que no eran simples historias de pasillos, sino que algo verdaderamente tenebroso estaba ocurriendo en esa posada. Quiso seguir actuando de forma natural y quizás incluso inculcarles más el miedo, pero la aparición de la misteriosa muñeca cambió todo.

Oh, miren lo que es. — Apuntó con el índice hacia el juguete. Esperaba que el dúo de hombres la viera y se asustara más aún. Si se iban del miedo sería lo mejor, pero si se quedaban, Samuru debía buscar la forma de hacer que no vieran de forma explícito cuando intente tomar la muñeca. Esto porque usaría un método para protegerse. Puede verse como una simple broma, pero el que se haya coordinado con la ausencia de luminosidad le causaba sospechas. No se acercaría así como así. — Me pregunto si será la forma en que las víctimas han caído en la trampa. Apareció de la nada, a no ser que uno de ustedes la haya traído.

Intentó con ese meterles miedo. Lo siguiente que hizo para acompañar sus palabras y continuar con su malévolo plan fue mover sus brazos para que la corriente moviera la muñeca hacia ellos. Si todo salía bien, no aguantarían ese susto. En caso de que sean más valientes de lo que pensó y solo se cambien de sitio dentro del agua, alejándose del objeto misterioso, el sin aldea diría lo último. — Me arriesgaré y yo revisaré qué tiene. Por lo visto, lleva un papel encima. Voltéense por si pasa algo. Si grito, huyan. — Últimas palabras terroríficas por su parte.

Se posicionó de tal forma que ellos no vieran su espalda, ya que aún sostenía un kunai que sostenía con la diestra, la cual se mantuvo oculta. Arrojó el cuchillo a unos arbustos que había al costado. Si lo soltaba en el agua, flotaría, puesto que no tenía el suficiente peso para hundirse hasta el fondo. Una vez se deshizo de aquel contratiempo, hizo el segundo paso. Sus manos se mantuvieron bajo el agua y realizaron una pequeña secuencia de sellos manuales para luego apegarse al borde del estanque y cubrir las manos con rocas. Luego las mantuvo bajo el agua y avanzó hasta la muñeca.

Cuando se apagó la luz, escuché gritos desde el interior. Si es que pasó algo, espero Akío pueda arreglárselas. Debo revisar rápido aquí y regresar con él. — Desde abajo, en el agua, tomaría hacia arriba la muñeca para revisar el papel con el kanji y examinarla. Quizás había algo raro que le dé una pista. Si efectivamente alguien involucrado con el caso de los asesinatos y desapariciones la dejó ahí, debe ser por algún motivo. — ¿Qué es lo que dice?

OFF ROL
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Akío observó la estancia una vez que la luz hubo regresado, rezó internamente por que nadie de aquél lugar concreto hubiera sufrido algún daño, pues tardaría unos segundos en deshacer su técnica para poder prestar ayuda en el caso de que fuera necesario, pero parece que no sucedió nada grave en el comedor, a pesar de que se escucharon algunos grititos.

Tomó nota mentalmente de nuevo de los grupos en los que se había estado fijando, el grupo de mercenarios había actuado de manera coordinada, pero su atención se quedó en los encapuchados y en la pareja de padre-hija. A pesar del susto seguían comiendo, parece que no se querían perder aquella comida por nada del mundo. Des de donde estaba se puso un poco de puntillas para ver que había en el plato de la chica, por simple curiosidad, en aquél momento, al verlos abrazarse ante el peligro, descartó la idea de que sufriera algún tipo de violencia, aquello le alegró un poco dentro de la situación que se estaba viviendo.

No obstante, enseguida vio como la mesa de los encapuchados había cambiado, faltaba uno, se había ido muy rápido, a Akío le había dado tiempo de hacer su jutsu a duras penas, y no le había escuchado moverse, si no sabía con antelación que se iba a producir un apagón, aquél hombre era muy rápido.

Escuchó algo a duras penas del enjuto empleado, que antes de apagarse las luces le había dado la sensación de que le estaba buscando, curiosamente, y aprovechando que era prácticamente indetectable, se acercó más para poder escuchar lo que estaba diciendo.

Escuchó algo sobre marcarle. - ¿Me quería marcar? Pensó. Quizás solo marcaba a los hombres, o quizás aquella marca era para excluirlo del mal que había en aquella posada. Aunque no se había mostrado muy amable con él al hacer el check-in… No podía saber si sus intenciones eran buenas o malas. Quizás la marca era para excluirlo de cara al asesino, para no terminar desmembrado como los demás hombres, o todo lo contrario, y era para ser blanco de las mutilaciones.

Se acercó al hombre muy de cerca para revisar de nuevo el tatuaje, lo pudo ver mucho mejor ya que tampoco se estaba esforzando mucho en fregar. En aquél momento dos encapuchados más salían del comedor, y decidió ir tras ellos. Al fin y al cabo el trabajador probablemente no abandonaría su puesto, y si necesitaba algo de él siempre podía volver, pero prefería averiguar dónde iban los encapuchados, y donde estaba el cuarto miembro.

Atendiendo a la forma que había obtenido gracias a su técnica, se acercó mucho a ellos, de tal forma que, si atravesaban una puerta o algo por el estilo, él podría colarse por detrás sin necesidad de tener que tocarla.
En aquél momento pensó en su compañero, quizás le tenía que haber avisado de que se iba a esconder, pero como el apagón fue tan repentino no pudo avisarle. - Espero que no se preocupe por mí hasta que deshaga la técnica. - Pensó.


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La presencia de la muñeca alertó un poco a los dos machos, pero trataron de actuar con hombría y no dejar ver el miedo que poco a poco se estaba apoderando de ellos.
 
Pro..probablemente siempre estuvo aquí. Algún chiquillo debió haberle olvidado —. Por supuesto que la muñeca recién había aparecido y el hombre solo trataba de autoconvencerse de lo contrario.
 
El comportamiento tétrico de Samuru no haría más avivar ese miedo interno de ambos, eran personas comunes y no tenían que probarle su valía a nadie y así lo entendieron después de que el Kujaku mencionó que la muñeca tenía una nota atada a ella. — Sabes, creo que mi familia debe estar preocupada por el apagón. Será mejor que vaya a verlos — Tan pronto como pudo encontrar una excusa, el tipo se fugó lo más rápido que pudo de la escena,
 
Yo creo que también me saldré, tanto calor ya comenzó a darme mareos —. Estar en las aguas termales por periodos de tiempo prolongado podría ocasionar deshidratación o mareos, pero el sujeto no llevaba más de 10 minutos allí, desde luego que se trataba también de una excusa.
 
Y así, el joven ronin quedaría solo en la fuente termal. Nadie sería testigo de como su cuerpo se veía rodeado de múltiples rocas, quizás como una medida preventiva antes de sujetar la muñeca. Cuando finalmente la tuvo en manos, se daría cuenta de que esta tenía un kanji en ella, mismo que estaba asociado con la palabra "sacrificio".
 
En condiciones normales poco se podría inferir de una sola palabra, pero el hecho de que estuviera ligada a la muñeca de una mujer joven, en un pueblo donde se habían reportado múltiples desapariciones de mujeres jovenes, algo debía sugerir. 
 
Como a unos 20 metros de distancia, sentado sobre la barda de madera que rodeaba las termas, se encontraba un pequeño monito anaranjado, mismo que portaba un chaleco similar al de los ninja. El changuito veía con detenimiento a Samuru, más no manifestaba ninguna intención hacia él. Si Samuru se percataba de él y hacía algo para acercarse a él, echaría a correr.


 
Por otra parte, en la porción principal de la posada, Akio decidió por seguir al par de encapuchados que habían salido. Estos caminaron con tranquilidad y silencio a lo largo del sendero principal, no parecía haber nada sospechoso con ellos, ni tampoco actuaban de una manera particularmente llamativa, lo único que destacaba era su atuendo. Las telas que vestían eran color vino y les cubrían casi de pies a cabezas, aunque de manera holgada. Cualquiera que los viera podría jurar que pertenecían a alguna clase de secta o de religión.
 
Al cabo de unos tres o cuatro minutos de caminata, llegaron a las afueras del poblado. El camino desaparecería a continuación, pues frente a ellos se encontraba una zona boscosa, como aquellas que suelen preceder a los pies de las montañas.
 
Asegúrate de que ningún curioso merodee por aquí hasta que todo esté listo — Dictó uno de los encapuchados al otro.
 
Sí sí, estate tranquilo. Lo hacemos cada noche, se hacer mi trabajo — Replicó el otro.
 
Y así, mientras uno de ellos montaba guardia y comenzaba a realizar una combinación de técnicas para sensorizar la zona y poner trampas físicas, el otro avanzaba con dirección a adentrarse en la montaña. Más allá de las recomendaciones que se hacían, y siendo un destino turístico, nunca faltaban aquellos que se aventuraban para tener recuerdos de sus vacaciones.
 
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Última modificación: 10-04-2023, 09:45 AM por Akío Homma.
Akío observó y siguió a los encapuchados, junto al empleado extraño de la posada, eran los dos grupos candidatos de las sospechas de Akío, no sabía mucho sobre el país de las aguas termales, así que no tenía manera de saber si eran un grupo religioso local lícito. Una vez se hubieron detenido, aquellas dudas se disiparon rápidamente, querían esconderse en un lugar bastante remoto y además llenar el lugar de trampas y guardas para que nadie pudiera acceder al interior.

Estuvo un rato mirando donde colocaban las trampas, quiso memorizarlas para no pisarlas en el caso de que tuviera que entrar en algún momento dado. Se separó una distancia prudencial y se escondió tras un árbol grueso, y con un sello deshizo la técnica que le había permitido llegar hasta ahí. Iba a tardar unos instantes en volver a su estado normal, así que esperó intentando recabar algo más de información de la zona. Podía haberse ido aún con la técnica activada y deshacerla por el camino de vuelta, pero quería aprovechar la posición ventajosa que tenía para poder obtener el máximo de información posible.


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Afortunadamente, aquellos dos tipos sucumbieron ante el miedo y optaron por retirarse del estanque. Samuru tan solo soltó una leve risita, celebrando también que se quedaba solo para inspeccionar la misteriosa muñeca. Cuando la tomó, no ocurrió nada en particular. Eso le gustaba, aunque hasta soltarla no desharía su técnica de tierra. Reconoció el kanji que tenía escrito, preocupándose un poco. — Si ellos veían esto, probablemente se orinarían encima. Menos mal se fueron y no apestaron el agua. — Volvió a dejar la muñeca en el agua y estuvo a punto de marcharse, pero al levantar la vista se encontró con un mono a lo lejos. La peculiaridad era el chaleco que tenía. Curioso. Para este entonces, el jutsu de tierra ya no era efectivo.

Samuru no hizo ningún movimiento extraño. De hecho, sonrió y le hizo un saludo con la mano diestra, bastante agradable, la verdad. Se volteó y procedió con retirarse del estanque. No, era solo un amago. Aprovechando que el arbusto al que arrojó el kunai estaba cerca de la orilla para salir del sitio, se acercó hasta ahí. Levantó un poco una pierna para seguir con la actuación. Intentó que sus movimientos naturales, pues el mono no intentó irse ni nada cuando el sin aldea se percató de su presencia.

Aquí es donde vino el movimiento. Tomó el kunai y de inmediato y, tras darle de su chakra de viento, lo arrojó en dirección al querido animalito. Este cuchillo iba sumamente rápido, queriendo probar su capacidad. Sin embargo, no quería buscar un pleito en ese lugar, y meno estando desnudo. Le quitaba seriedad al asunto. Por lo tanto, buscó salir con velocidad del agua tras tomar su toalla e ingresar al cuarto en donde dejó su ropa. No apartó la vista de la puerta corrediza por si el mono o alguien más aparecía para molestarlo. Mientras tanto, secó su cuerpo y volvió a vestirse. Aunque, en vez de tomar su ropa normal, se colocó una vestimenta diferente que tenía guardada en su bolso.

Una camiseta morada pegada al cuerpo y un pantalón negro. Encima se colocó una especie de bata color celeste. Por último, su clásico sombrero no faltaría. Además, los bolsillos con sus respectivas armas fueron sujetas a las prendas bajo la bata.

Una vez listo, se dirigió al comedor en donde esperaba encontrar a Akío. Sin embargo, no fue capaz de reconocer su figura entre los presentes. — ¿Habrá pasado algo? Escuché un grito, pero los que siguen aquí se ven relativamente tranquilos. — Quizás debería investigar un poco. Puede que alguien tenga información al respecto. Ante sus ojos los primeros que llamaron su atención fue el pequeño grupo compuesto por el padre y la hija. De manera confianzuda Samuru se acercó a ellas y se sentó en la misma mesa, pero en una silla libre. Su rostro expresaba una sonrisa amable y tranquila, obviamente fingida, buscando que ellos no se sintieran incomodados con su presencia.

Buen provecho. Disculpen, ¿han visto a un muchacho de cabello y ojos castaños? Le dije que me espere aquí, pero no lo veo. Estoy preocupado luego del corte de luz. — Además, el caso que está investigando involucra siempre la muerte de un hombre y desaparición de una mujer, ambos géneros se veían involucrados. La pareja fraternal con la que se quiso sentar cumple con ese rasgo, así que mantenerlos a la vista también le permitiría no solo ayudarlos a estar seguros, sino que estar al pendiente por si algo les pasa o los acecha para obtener pistas que lo ayuden a ir al fondo del caso. No olvidemos que su misión es resolver las desapariciones femeninas y dar con la hija del contratista.

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Hasta la fecha se habían encontrado 11 pares de brazos dispersos por todo el pueblo, todos esos pertenecían a hombros adultos y la única manera en que se conocía algo al respecto era por los rumores que circulaban, de alguno que otro testigo que lograba verlos antes de que las autoridades de la aldea se encargasen de limpiar la escena y de dictar que no pasaba nada, que el sitio era totalmente seguro y que seguía siendo un destino turístico adecuado para que las familias siguiesen viniendo. Claro, desde luego que aquellos solo veían por sus intereses económicos y no les importaba para nada la seguridad de los civiles.
 
Los hallazgos de los brazos tenían un hecho en común del cual nadie se había percatado, quizás por la negligencia con la cual tomaban el asunto o quizás porque simplemente no querían involucrarse de más en ello, pero el punto era que las extremidades se colocaban siempre guardando la misma distancia entre ellas y las ubicaciones de las mismas correspondían a las horas del reloj. El único punto faltante era el sitio donde las manecillas apuntarían hacia el número doce y era precisamente la zona boscosa a la cual Akío había ido para seguir a los encapuchados.
 
Una vez hayamos hecho nuestro parte, podremos empezar el ritual —. Diciendo para si mismo con entusiasmo, pues ahora se encontraba alejado de su compañero, el encapuchado que se encargaba de la vigilancia estaba siendo un poco negligente con la misma. Había hecho lo mismo más de una decena de veces antes y jamás hubo algún problema, así que asumió que esta vez tampoco lo habría.
 
Mientras tanto, el otro hombre había dibujado un círculo con marcas extrañas en el suelo, no era muy grande, quizás solo del tamaño para que cupiese algo del tamaño de un par de brazos.
 
 Allí viene alguien, solo espero que no tenga esa maldita marca en los brazos... —. Solo era cuestión de tiempo para que el primer desafortunado que pasase por la zona encontrase su final y justo a lo lejos se veía la silueta de un hombre que se  acercaba caminando...


El changuito no despegó ojo de Samuru, de hecho lo miraba con particular interés, casi como si deseara verlo desnudo. Cuando este último lanzó el kunai en su contra, apenas y pudo reaccionar para que el arma arrojadiza impactara contra el chaleco y el daño fatal se evitara, no obstante, la fuerza del impacto lo empujó lo suficiente como para derrumbarlo de la barda y alejarlo de escena.
 
El Kujaku tomaría la decisión de ignorar la ruta del animal y, en cambio, vestirse para regresar al interior de la posada y buscar a su compañero de misión. Allí se acercaría a la mesa donde padre e hija compartían la cena.
 
Gracias Onii-chan. ¿Quieres comer con nosotros? —. Le respondió entusiasmada la niña casi de inmediato, su nombre era Peruvy. Normalmente era muy tímida, pero el hecho de ver a alguien cercano a su edad le animaba.
 
El joven parece estar ocupado, pequeña. No hay que incordiarlo —. Refirió el padre. Segundos después se dirigiría al sombrerudo. — Sí, había un chico así y estaba justo por aquí, pero ahora que lo mencionas, ni siquiera noté cuando se fue —. Comentó extrañado el señor, pues podría jurar que sí había visto a Akío en el comedor hasta hace apenas unos minutos.
 
Un dato importante era que el señor tenía una especie de sello en ambas manos. La tinta era especial y estaba mezclada con chakra, pero para poder apreciarlo totalmente tendrías que estar muy cerca de él. Sin embargo, él no era el único en "estar marcado", prácticamente todos los hombres jóvenes de la posada lo estaban.
 
Casi en sincronía con el final del dialogo en la mesa, se acercó Igor para intentar contactar con Samuru. 
Señor présteme su brazo —. Indicó de manera brusca y ruda y rápidamente intentó poner el sello sobre la mano del sin aldea.
 
Casi como si oliese que allí podría haber problemas, apareció la recepcionista para "justificar" la acción de su trabajador. — Le ruego que disculpe la brusquedad, pero es el sello de huéspedes de esta posada y también es un amuleto de fortuna para todos nuestros clientes varones —. Indicó con tono afable. Sí, ese era precisamente el sello que los encapuchados odiaban, pues los brazos requeridos para el ritual debían estar libres de marcas o tatuajes, y aunque este sello solo duraba algunos pocos días, era suficiente para volverse un lío para ellos.
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Akío seguía agazapado en la zona boscosa cerca de los dos cultistas extraños, se quedó quieto para intentar escuchar lo máximo posible de la conversación. Llegó un punto en el que asumió que las intenciones de los cultistas no eran buenas, así que decidió tomar una acción más proactiva.

Aún oculto, movió su brazo izquierdo del cual salieron dos papelitos. En uno, escribió simplemente “ Samuru, mira en la puerta de tu habitación. Fdo: Akío. “ Y en el otro, dibujó una capucha rápidamente, para que diera la sensación de que se parecía al cultista, y le explicó que los había seguido hasta aquella entrada en el bosque, y que hablaban de un ritual, explicándole cómo llegar hasta donde se encontraba.

Con otro movimiento de su brazo, el primer papel se dobló solo hasta llegar a formar un avioncito de papel, y salió con destino a la posada, por el mismo lugar que había venido él, para que fuera a parar a la posada en general, a recepción probablemente. Y con otro movimiento, el segundo salió con intención de llegar hasta la puerta de su habitación, Akío sabía cuál era, pues él tenía la de al lado.

Pasiva Origami


Quería seguir escuchando hasta que viniera Samuru, pero sin embargo por el rabillo del ojo vio como un tercero se acercaba, y como se interesaban por él los cultistas. Todavía había muchos interrogantes que Akío desconocía, no sabía cuales eran las intenciones de los extraños sujetos, al igual que no sabía que intenciones tenía el hombrecillo de la posada, no se quería precipitar por lo menos sin que su compañero estuviese cerca, pero tampoco podía dejar que aquél hombre se acercara y correr el riesgo de que algo malo le pasara.
Akío no tuvo mucho tiempo para pensar, y desde su posición en los árboles, hizo unos sellos tranquilamente, y una figura espiritual se apareció junto a él.

Senzo no seishin


La figura espectral, antaño moradora de la aldea de la roca, salió de la zona boscosa hasta encontrarse cerca de la entrada a la montaña y dónde estaban los religiosos. Por órden de Akío, dio una patada al suelo con la intención de resquebrajar el terreno, para desequilibrar a las personas que estaban delante, y desbaratar las posibles trampas que se encontraran en el suelo.

Kikku Bubun Ishi


Akío salió detrás de la figura invocada, y aprovechando el escándalo hizo otra tanda de sellos, recubrió su puño izquierdo de chakra eléctrico, y golpeó al suelo de forma parecida a la que había hecho su compañero fantasmagórico.

Atsukau no Jutsu


Después, observó al hombre que venía acercándose, esperando que aquello hubiera bastado para alertarle del peligro, y de paso neutralizar a algún cultista. Quizás si los consiguiera desarmar podría preguntarles algo más sobre el caso, de todas maneras, siguió en guardia mirando a los cultistas y esperando a Samuru, si es que llegaba a recibir su mensaje.

Resumen

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La verdad, tengo mucha hambre, pero quedé con cenar con mi compañero. No me gusta faltar a las promesas. — Respondió de forma amistosa a la muchacha. En cuanto a lo comentado por su padre, esto sí le sería de utilidad. Analizando solo un poco, entendía que Akío se fue de la nada, ya que los actualmente presentes no se percataron de su retirada. Esto pudo ser ya que tuvo un motivo que lo obligó a alejarse rápido de ahí. — Quizás descubrió algo. — Y, si no se dio el tiempo de esperarlo o ir a avisarle es porque no tenía el tiempo para aquello. 

Mientras estuvo perdido entre sus pensamientos, el viejo trabajador lo agarró por sorpresa y le implantó aquella marca. Samuru le echó una mirada a su mano y escuchó a la explicación de la señorita. Obviamente él no se creería eso del amuleto de la fortuna. Primero, porque no creía esas cosas. Y segundo, era sospechoso tomando en cuenta el caso que se escondía. Quizás la marca lo ayudaba a alejar o a acercar a quienes busca, puede ser cualquiera de las opciones. La cosa es que, si le ayuda en algo, bienvenida sea. — Ojalá me dé mucha fortuna entonces. Y discúlpenme, iré a ver si encuentro a mi amigo. Los veo más tarde.

Le preocupaba dejarlos solos, sin protección, pero debía investigar el paradero del ninja de la Roca. Se percató con anterioridad de la llegada del primer papel, y un papel volador siempre llamaba la atención. Su anterior diálogo intentó lograr que todos siguieran poniéndole atención, ya que, por unos segundos él fue el foco. Tras levantarse intentó tomar el papel sin que el resto se diera cuenta y caminó hacia las habitaciones. En el camino leyó el mensaje, el cual solo le llevó hasta el siguiente papel en donde ya pudo obtener lo necesario para actualizarse respecto a lo recopilado por Akío. No podía tardar en alcanzarlo. De hecho, ni siquiera se dio la vuelta para salir por la puerta principal, sino que tomó el atajo de la ventana de su cuarto y luego tan solo escaló la residencia para pasar por encima y seguir el camino indicado en la carta.

Eso sí, intentaría rodear la zona. No quería ir directamente hacia la ubicación de Akío. ¿Por qué? Porque tenía una idea. Realizó un jutsu de transformación para tomar la figura de la muchacha con la que habló antes, aquella que se quedaba en la posada con su padre. De esta forma quería lograr que, si se encontraba con los supuestos malos, estos lo consideraran un objetivo al cual capturar. Recordemos que solo los hombres han muerto, las mujeres solo desaparecido, lo cual es el misterio principal. Si conseguía que fueran tras él, cayendo en su trampa de la transformación, daría un gran paso para resolver su misión.

Por lo anterior mencionado es que intentó rodear la zona, corriendo para ganarle al tiempo. Una vez ya estuvo lo suficientemente cerca, tan solo caminó. Podría ver a los encapuchados, pero también debía llamarles la atención. Para esto, fingió tropezarse con una rama y caer al piso. Emitió un pequeño gritito de dolor con el que buscaría que todos se dieran cuenta de su presencia. De a poco se fue levantando. 

¿La trampa será efectiva? En todo caso, si resultan ser muy peligrosos, tal vez la trampa era arriesgada. No importa, si no se arriesgaba, nunca lograría nada.

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Última modificación: 18-04-2023, 04:52 PM por Narrador MT.
El origami hizo recurso de sus habilidades innatas para mandar un par de mensajes a la posada. En ellos explicaría de manera concisa aquello que había percibido de la situación actual. Si no pasaba nada anormal, solo sería cuestión de tiempo para que su compañero estuviera al pendiente con lo que había descubierto.
 
Pero Akío no se quedaría esperando el refuerzo de su compañero sin antes hacer algo. Las cosas ciertamente tenían un aire de turbidez y lo mejor sería tomar algunas precauciones, más tomando en cuenta que en el pueblo se habían suscitado acontecimientos criminales en los últimos días. Un ente fue convocado por el iwanin y este mismo ser se encargaría de asestar un pisotón sobre el terreno que desactivaría gran parte de las trampas colocadas previamente. Consecuentemente, el usuario de origami recubrió su brazo con chakra de naturaleza raiton para infligir un puñetazo sobre la superficie que terminaría de desactivar el resto de las tramas y generaría un pequeño temblor que desestabilizaría al resto de los presentes.
 
Pero que demonios.. — Se quejó el cultista que se encargaría de llevar a cabo la emboscada en contra de la presa. El civil, al verse involucrado en los temblores que hubo, dio media vuelta y arrancó a correr por el mismo camino por el que venía.
 
Por allá, 30 metros hacia esa dirección —. Señaló el otro hombre, el sensor, después de realizar el sello correspondiente y darle un barrido sensorial a sus inmediaciones. De haber otro implicado cerca, se daría cuenta.
Kanchi no Jutsu

 
Mientras en el bosque acontecía eso, en la posada se vivía otro ambiente... 
 
Samuru recibió el sello de la posada en su mano y no hizo mayor drama por ello. Fuese para bien o para mal, parecía convencido -y confiado - de que esa marca podría ayudarle a acercarse a sus objetivos. Tras despedirse de los miembros de la posada con la excusa de buscar a su compañero, se levantó para dirigirse camino a las habitaciones. Ya había logrado atrapar con discreción el primer mensajea enviado por el shinobi de la roca y ahora solo buscaría un sitio alejado de las miradas para leer su contenido.
 
Una vez se puso al corriente con todo, emprendió su avance con rapidez y dispuesto a ejecutar una trampa que había pensado. Misma que aplicaría tras llegar a la zona.
 
Venga venga, ni tan mal están las cosas eh — Sonrió con malicia el mayor de los hombres al ver como la indefensa chica se presentaba. La zona había quedado resquebrajada por todas partes debido a los impactos anteriores de Akío, de modo que no era nada raro que alguien, en especial un civil, se tropezara allí. — Tú ve por ella y yo me encargaré de aquel mocoso — Indicó antes de acercarse hacia el origami.
 
El sensor liberó su sello y se acercó hacia la muchacha. La había visto antes en la posada y de hecho le había puesto el ojo encima como una de sus potenciales víctimas, quien hubiera pensado que ahora ella se presentaría por si misma para ser cosechada. 
 
Justo nos hacía falta un recipiente y un sacrificio. No temas niña, si cooperas conmigo no te haremos daño —. El hombre se acercó lo suficiente hacia ella con la intención de maniatarle los brazos. No tuvo ninguna precaución extra, no las necesitaba contra una chiquilla.
 

 
Anotaciones

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Última modificación: 18-04-2023, 08:43 PM por Akío Homma.
Akío torció el gesto y se llevó una mano a la cabeza, había hecho bastante ruido, hubiera preferido quedarse escondido hasta que llegara su compañero, pero había tenido la mala suerte de toparse con aquél civil que iba directo hacia los malhechores. Con un gesto de mano deshizo la técnica que había realizado con antelación, y el antiguo espiritu de Iwa, que se deshizo en el aire de la misma forma que había aparecido. Ahora que le habían descubierto, tenía que actuar rápido aún sin saber si Samuru había leído su carta o no, en el caso de que la hubiera podido leer, la distancia que había recorrido desde la posada hasta aquella zona boscosa, era lo suficientemente corta como para poder contar con él en el caso de necesitarlo.

De todas formas, pensó en retirarse por precaución, prefería discutir la actuación con su compañero que actuar en solitario, hasta que pudo ver que una chica se tropezaba por el destrozo que había hecho. Observó un segundo a su alrededor para ver si encontraba de donde diablos salía tanta gente en aquél bosque, pero no vio a nadie más, le echó un ojo a la zona con agua que tenía cerca, quizás le serviría en un futuro. 

Uno de los dos cultistas se estaba acercando a su posición mientras que el otro iba en dirección a la joven. 

Normalmente, hubiera ido primero a por el que se estaba acercando a él, pues siempre prefería mantener la distancia, pero no podía dejar que atraparan a una tercera persona que encima había tropezado por su culpa. Se puso en movimiento levantando la rodilla del suelo y salió de su cobertura, mientras lo hacía, llevó su mano buena al portaherramientas de la rodilla contraria, y sacó un par de shurikens que lanzó enseguida, sin terminar de apuntar muy bien hacia la dirección general donde se encontraba el encapuchado que se dirigía hacia él, y rápidamente llevó su atención a la chica, que era su prioridad en aquel instante.

A esa distancia no quería arriesgarse a fallar, así que se concentró, y sin la necesidad de hacer sello alguno, alzó su brazo derecho como si estuviera agarrando un palo invisible. Tras un par de segundos, muchos trocitos de papel aparecieron desde sendos brazos, y se materializaron en forma de una afilada lanza. Apoyando su centro de gravedad en la rodilla, dio un paso hacia adelante y lanzó la lanza en dirección al cultista que iba tras la chica.

Tenshi no Fukuin


Después, le gritó: ¡Cuidado, probablemente haya trampas por la zona, mira por donde pisas! - No sabía si a esa distancia le llegaría a escuchar bien, pero lo intentó de todas maneras. Después dedicó toda su atención al cultista que iba tras él. No le quitó ojo de encima, mientras retrocedió unos metros en dirección a la masa de agua que tenía a sus espaldas, mientras estaba atento a los posibles movimientos del rival.

Resumen

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El piso por el cual transitaba estaba bastante desequilibrado, así que fingir una caída fue bastante sencillo. Solo esperaba que este pequeño plan que creó no fuera en extremo peligroso. Esto debido a que, si los raritos iban tras a él con la intención de deshacerse de él, dependiendo de su habilidad, Samuru podría salir bien o mal parado. Afortunadamente, en su dirección fue un solo individuo. Independiente de la fuerza que pueda tener, el del jutsu de transformación siempre confiaba en sí mismo cuando se trataba de un posible mano a mano, así que emitió un ligero suspiro de calma.

Cuando el cultista llegó hasta él, pudo escuchar sus palabras. Bastante interesantes, a decir, ya que podía sacar pequeñas conclusiones. Para lo que sea que hagan, necesitan dos personas, en donde uno funciona como sacrificio. Ya que a la mujer le prometía no hacerle daño, significa que no será quien pierda la vida. Esto tenía sentido, considerando que los hombres eran los encontrados muertos y las mujeres las desaparecidas.

Pero ¿a qué se referirá con recipiente? — Sonaba a algo que no podía descubrir por su cuenta a no ser que obligue al tipo a ese a responder su pregunta. Aprovechando su posición, pudo ver en la dirección espalda del cultista a Akío, quien probablemente pensó que sí se trataba de una damisela en apuros, y arrojó un ataque. Samuru supo al instante que debía sacar provecho de la situación. Fingió miedo, terror, incluso logró que lágrimas cayeran por sus mejillas. — ¡Por favor, no me haga nada! — De inmediato tomó al individuo por los brazos, en donde él podría darse cuenta que tenía más fuerza que la que debería tener una muchachita. La idea de Samuru era impedir que se mueva y así la lanza le llegue, aunque intentaría moverlo un poco para evitar un punto vital.

Confiando en que su plan sería efectivo y la filosa lanza impacte en el pobre hombre, su siguiente movimiento sería tratar de tomarlo por el cuello con el brazo derecho y dando una patada a la parte baja de sus piernas, lograr derribarlo y llevarlo con él al piso. Ahí es donde sus piernas buscarían rodear la suyas, mientras que el brazo que la mano libre, la zurda, tomaba un kunai y lo colocaba apuntando directamente el rostro del cultivo.

Ahí, ocultos un poco entre el césped del bosque, estarían ambos en donde Samuru, aún transformado en mujer, siseaba, pidiéndole silencio. — Muy bien, ahora, tranquilito. Quiero que me expliques a qué te referías con eso de recipiente. — Acto seguido, el cuchillo presionaría un poco la piel ajena, queriendo ejecutar un muy leve corte, del cual caiga un poco de sangre, esto únicamente con la intención de inspirarle miedo.

Y, por supuesto, deberás decirme dónde están todas las mujeres que han desaparecido. Y dímelo ahora. — En lo último, su tono de voz se notó bastante autoritario.

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Última modificación: 21-04-2023, 10:41 PM por Narrador MT.
Nota

 
— ¡Cómo te atreves a pasarme de largo! — Dictó aquel de los hombres que se especializaba en las técnicas elementales. Akio prácticamente ignoró al sujeto que se disponía a encararlo, unas simples shuriken nos supondrían ningún riesgo para él. El cultista sacó de sus utensilios la misma cantidad de shurikens y realizó un lanzamiento espejo para neutralizar las armas arrojadizas, posteriormente, se enfocaría en el iwanin, mismo que se encontraba vulnerable tras centrar sus esfuerzos en rescatar a "la chica".
 
Una secuencia de sellos antecedió la liberación de un dragón de chakra de naturaleza raiton que se dirigió a toda velocidad con la intención de impactar en la humanidad del shinobi de la roca.
Rairyuu no Tatsumaki

 
La lanza del origami sería capaz de efectuarse y avanzar hacia el segundo encapuchado, aunque dicha acción lo dejaría muy mal parado para encarar la amenaza eléctrica.
 
Mientras tanto, en el lado de Samuru, este tendría que adaptarse a un posible cambio de planes, pues su compañero no tenía la más mínima idea de que se trataba de él y había actuado para ayudarle. Con grandes dotes de actuación, suplicó al hombre que no le hiciese daño mientras decía "Yamete Kudasai". Confiado, el villano acortó distancias casi al punto cero, pero sería sometido debido a la diferencia de fuerza real entre ambos.
 
— ¿Qué diablos..?!  AAAAAAAAAAAHHHHHHHHH —. Primero actuó la sorpresa. El tipo no esperaba un escenario donde una chica vulnerable le sometiera a base de fuerza física, pero eso no fue lo peor. Acto seguido sintió un dolor agudo sobre su hombro derecho, producto de la punzante lanza cortesía del genin de Iwa, le había separado el brazo del cuerpo. La sangre no dejó de brotar del cuerpo del criminal, pero este no tendría tiempo para lamentarse, pues nuevamente sería encarado por el Kujaku, aún en su versión transformada.
 
Pase lo que pase.... hoy habrá un sacrificio —. Sus palabras se vieron acompañadas por un último impulso frenético. Al tener el cuchillo ninja sobre el cuello, y dada la rapidez de su movimiento, su yugular y traquea se verían implicadas, dándole una muerte lenta y dolorosa.
 
Por... Jashin.... —. Terminó por clamar antes de cerrar los ojos por última vez. Había perdido la vida.
 
Ahora solo quedaba una persona de la cual podrían extraer información. Samuru había presenciado de primera mano qué tan radicales podían llegar a ser, si querían contenerlo deberían actuar con rapidez.
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