Residual [Priv. Samuru]
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Última modificación: 23-03-2023, 08:11 PM por Hirose.
«Empiezan a escasear las provisiones…» La preocupación se elevaba al igual que las fuertes temperaturas de aquel Desierto apodado como “Infernal”. Las pocas estructuras en ruinas que rodeaban al peli naranja brindaban una que otra zona de descanso, pues su sombra se proyectaba a lo largo de varios metros, no obstante, el clima no cesaba y poco o nada permitía la comodidad del Tamashi.

El viento soplaba con fuerza, moviendo las partículas de arena y polvo pertenecientes a las frágiles estructuras que conformaban aquel trágico escenario, si bien no estaba totalmente solo, alguna que otra tenue presencia era “perceptible” en la zona. Se trataban de pequeñas agrupaciones o familias que se las habrían arreglado para residir en las inmediaciones del salvaje desierto y lo que antiguamente fue Sunagakure.

— Parece ser un buen sitio para descansar… — Espetó, su cuerpo se recargó sobre una de las antiguas pilastras de roca y arenisca que ahora ostentaban una apariencia mucho más oscura y desgastada que en sus días de “gloria”. De tan solo entrar en contacto con la pilastra pudo notar que no era totalmente firme, incluso con su diestra podría sacudir ligeramente la misma, pues únicamente era retenida por la posición en las cual la arena la había engullido hasta el momento.

Las corrientes de aire inundadas por nubes de arena se movilizaban y entrecortaban con la demás estructuras que rodeaban a los kilómetros de ruinas. El Tamashi tan solo se observaba como un punto marrón en medio de todo aquel escenario, la capucha rasgada cubría la mayoría de su torso y rostro, pero a efectos de apariencia no era más que otro vagabundo más del montón.

Su cuerpo contaba con alguna que otra herida menor debido a los eventos acontecidos en su última hazaña, misma que lo habría separado de su compañero de viaje y lo había encaminado a un proceso de “transformación”.

Ahora, bajo la mirada del Imperio e incluso de los Rebeldes, fungía como un punto medio entre ambos, un individuo sin rumbo alguno.  — Tocará construir desde cero… — Musitó con una ligera sonrisa en su rostro y una mirada llena de determinación, como usualmente suele ser para él.
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¿Cuándo daré con su paradero? — Desde aquel molesto suceso en la base del grupo imperial que no lo veía. ¿A qué se debe la escapada? ¿Será que tuvo problemas luego del engaño que hizo Samuru a los sobrevivientes, diciéndole que la identidad de aquel que bombardeo todo era Hirose?Lo dudaba. Después de aquel suceso se infiltró en las bases rebeldes sin que lo vieran o usando el jutsu de transformación y nunca escuchó algo que pudiera ponerlo en peligro. — ¿Será que simplemente le dio la enfermedad llamada galleguismo? — Preguntó en voz alta, aunque estuviera completamente solo. El desierto era inmenso y era bastante fácil perderse entre tanta arena y las corrientes de aire tan potente. Si Samuru no fuera un trotamundos experto y haya venido en varias oportunidades, sin duda estaría en problemas. 

Y claro, tal como es bueno viajando, también es un experto encontrando gente. No poseía habilidades sensoriales ni nada por el estilo, pero con el paso de los años, cuando eres un errante, aprendes toda clase de facultades que te permiten desenvolverte en el peligroso mundo abierto. Cuando buscaba a la organización que mató a su familia, tuvo que aprender ciertos trucos, los mismos que esta vez lo tenían cerca de encontrar a su objetivo.

Claro, aunque quisiera pasar desapercibido, aunque quisiera meterse en ninguna clase de problemas, siempre, pero siempre será encontrado por él. — Qué escondite tan malo, Hirose. — Cuando el nombrado se percate, tendrá el filo de un tanto amenazando a su cuello. Samuru estaba de pie de forma perpendicular en el pilar que usaba el muchacho de apoyo. Usaba el chakra para estar de esa forma, mientras que el arma blanca era sostenida por su mano derecha. El filo estaba cerca de Hirose, independiente de que tuviera ropa protegiéndolo. La actitud que demostraba Samuru le hacía entender a su viejo y fugaz compañero que cualquier movimiento que hiciera podía tener consecuencias.

De todas formas, el tenso momento no duró más que unos cuantos segundos. El tanto fue retirado y envainado. Samuru se dejó caer y se sentó al lado del otro sin aldea. De su bolso sacó una manzana y se la tienda. Si está en ese lugar tan inhóspito, seguramente tendría hambre. — ¿Qué fue lo que sucedió? Tuve que pelear contra un tipo bastante feo cuando te fuiste. Menos mal no tuve que tocarlo. Qué asco me habría dado. — Revelo lo que experimentó en su breve pero intenso combate con el Hoshigaki, el cual no pudo defenderse ante una de sus técnicas más letales.

Pudo ver que alrededor había familias intentando sobrevivir. Aunque había estructuras que demostraban civilización, se veía un sitio muy pobre y desolado. — ¿Se puede saber qué haces aquí?
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El Hyouji recargó su cuerpo sobre aquella endeble estructura rocosa para acabar observando a su alrededor sin un objetivo en mente.  — Debo encontrar un mejor lugar antes de que caiga la noche... — Pensó en voz alta, sus ojos estudiaban los alrededores antes clavarse sobre las propias manos del peli naranja.

Allí estaban aquellas palmas demacradas, el Hyouji giró ambas manos para inspeccionar el estado de estas y solo se dio cuenta de que tanto ellas como su cuerpo en general estaba bastante sucio.  "Parezco un indigente." Pensó un tanto molesto al notar su estado físico actual.

Aun así y con aquellas lastimadas manos, rebuscó entre sus bolsillos un pequeño pañuelo de tela marrón. Este envolvía fuertemente algunos restos de carne seca y pan que había recibido como limosna ya varios días atrás en el último "sitio" en el cual se asentó por unas cuantas horas.  — Será suficiente para continuar.  — Nuevamente, pensó en voz alta, pues era lo único que podía hacer por el instante.

Sus manos abrieron con delicadeza aquel pañuelo y retiraron un trozo de cada elemento comestible para llevarlo hacia sus resecos labios, le era difícil tragar, tenía sed, pero intentaba adaptarse a las condiciones que se le imponían.

— ¿Huh? — Su reacción fue ligera, se dedicaba a disfrutar cada bocado de aquellos pequeños trozos que había retirado de la tela y que ahora intentaba resguardar nuevamente entre sus ropajes.  — ¿Quién ha dicho que me escondo? — Preguntó a su antiguo colega, casi podríamos decir que el hecho de tener un filo cerca de su cuello no le importaba...

El oriundo del Rayo observó de reojo la ofrenda del Trotamundos y extendió su diestra por debajo de aquel manto desgastado para tomar la manzana.  — Finalmente, un buen producto.  — Comentó con cierta emoción a medida que daba un mordisco a la misma.

— Ni yo lo sé con certeza, todo fue un caos y tuve que retirarme.  — Respondió con cierta dificultad, pues tenía trozos de manzana en la boca.  — Digamos que seguí al viento y llegué a donde estoy.  — Añadió en compañía de un mascar bastante desesperado.  — ¿Qué hay de ti? ¿Qué te trae a este lugar? — Apuntó con la misma mano con la cual mantenía la fruta.

— No es un lugar para cualquiera, de no haber subido mi resistencia estaría acabado.  — Para su suerte, contaba con una cantidad considerable de puntos invertidos en su resistencia que le sirvieron para arreglárselas en aquel desierto, aquellas palabras fueron añadidas justo antes de dar fin a su participación verbal y esperar una respuesta por parte de Samuru.
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Debía buscarte para reclamarte. No tiene más. — Al terminar sus palabras, le dio un golpe de puño en el brazo. Este tuvo cierta fuerza, ya que quería le duela, pero tampoco es que fuera con una agresividad a tomar en cuenta. Es como un reclamo o castigo amistoso. Luego sacó una botella con agua y la dejó a su costado mientras se colocaba de pie. Hirose se veía bastante demacrado. ¿Acaso tuvo una batalla muy complicada en aquel lugar? Recuerda que de pronto todos los soldados de ambos bandos comenzaron a caer, pero no creyó que el combate fue muy feroz. O sea, por lo que escuchó, él se enfrentó a un ninja bastante conocido y veterano, pero salió muy bien librado y con la victoria. ¿Acaso sobreestimó la capacidad de su compañero? Puede que aún no haya alcanzado la clase necesaria para enfrentar una guerra de ese calibre.

Debe ser que no aprendiste las técnicas necesarias para venir a esta zona del país. Aunque hay mucho aire y es bastante desolado, no deberías tener problemas para sobrevivir. ¿Qué diablos te ocurrió? Creo que me ocultas algo. — Sentía un ki demasiado bajo por parte del muchacho, casi como si hubiera desaparecido en el fin del mundo por años sin acceso a la civilización y casi sin comida.

¿Acaso no era él? Había familias de muy mal aspecto alrededor. Quizás era una trampa. El lugar era pequeño comparado a otras zonas habitadas del país que visitó con anterioridad y el reducido número de individuos le llamaba la atención. — ¿De verdad eres tú? Quizás deba intentar comprobarlo. — Había solo una forma de ver eso y era poniendo a prueba sus habilidades de combate. Si algo llamó su atención cuando lo conoció, fue su poder y forma de hacer las cosas. Ahora parecía cualquier indigente inmigrante de por ahí. Solo le quedaba intentar escapar de todo a través de las peligrosas selvas.

Comenzó a caminar, alejándose de la zona. Si es que los civiles eran reales, no quería involucrarlos. — Sígueme. — Esta vez no utilizó aquel tono tan tranquilo de voz que lo caracterizaba, sino que uno autoritario, uno que dejaba salir su verdadera personalidad y no la que usaba para que todo el mundo le aceptara y así no tener problemas.

¿Qué hará Hirose? ¿Aceptará la invitación? Si ocurre y resulta ser él, el País del Viento podía ser testigo de un hecho que podría marcar la historia.
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Hirose miró fijamente a Samuru, tratando de procesar todas las palabras que había dicho. ¿Reclamarle? ¿Qué había hecho mal? Estaba seguro de que había cumplido con su tarea encomendada a pesar de su ausencia, por lo que la idea de haber cometido un error no tenía sentido. Sin embargo, no tuvo tiempo de reflexionar mucho más, ya que recibió un golpe de puño en el brazo.

La fuerza detrás del golpe era suficiente para hacer que se quejara un poco, pero no lo suficiente como para ponerse a la defensiva. Se frotó el brazo mientras su compañero hablaba sobre su falta de habilidades y su aspecto demacrado. Hirose se sintió un poco insultado, pero también sabía que tenía razón en algunas cosas.

Había subestimado a su oponente y había sido descuidado en su entrenamiento.

— Tuve un encuentro una vez nos separamos en el campo de batalla.  — Confesó, levantó la manta sucia que cubría la mayoría de su cuerpo y mostró las numerosas cicatrices que iban desde la palma de su mano izquierda pasando por el dorso de la misma hasta casi su hombro.  — Utilizó una técnica legendaria, era un rival impresionante.  — Suspiró antes de continuar — El tipo era una bestia, su velocidad era envidiable.  — Levantó su mano contraria y trazo una línea sobre la arena.  — Es como si pudiese cruzar un mapa en menos de dos segundos.  — Espeto esto último con un tono de preocupación.

El silencio se hizo por un par de segundos antes de finalizar su intervención con una última frase. — Pude defenderme y huir, pero no fui capaz de derrotarlo. — Negó dos veces con la cabeza.

La voz de Samuru intervino nuevamente. Sin embargo, no estaba seguro de lo que su compañero quería de él. ¿Por qué le pedía que lo siguiera? ¿Qué tipo de comprobación tenía en mente? Hirose no estaba seguro de si quería ponerse en esa situación, pero sabía que no tenía mucho más que hacer en ese lugar desolado.

Finalmente, suspiró y decidió seguir a su compañero. Con la botella de agua en la mano, comenzó a caminar detrás de su compañero, tratando de mantenerse alerta y preparado para cualquier cosa que pudiera pasar.
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La conversación siguió unos segundos más, en donde el muchacho de caballos naranjos le contó algo increíble. No tenía que pensar demasiado para entender de qué se trataba. En su rostro se vio una notoria expresión de sorpresa. — He oído de él. Su reputación se expande rápidamente por todos los rincones del mundo. — Sí, su fuerza y velocidad no ha sido lo único que le ha hecho destacar en el mundo ninja, sino que la rapidez con la que se hizo un nombre y llegó a la cima es algo nunca antes visto. Al menos eso es lo que comentan las personas de más edad. En cada parada que ha hecho Samuru no ha dejado de oír historia tras historia. Si lo que le dice Hirose es verdad, sin duda tuvo una experiencia fascinante. De hecho, si pudo salir de su enfrentamiento con él con vida, significa que este pequeño desafío no será para nada fácil, independiente del incremento de estadísticas que ha obtenido en el último tiempo.

A aquel tipo lo conocen como El Emperador. — Sí, lo reconocía. Aunque aquel apodo de su parte lo repudiaba. ¿Por qué? El motivo es simple. No dejaría que alguien más tomara el puesto que por derecho le pertenecía. Una vez ambos compañeros llegaron a una posición alejada de las pocas familias que intentaban sobrevivir en tan peligroso ambiente. La posición de ambos fue situada a una distancia de diez metros uno del otro. No había nada a su alrededor más que algunas rocas. El lugar también tenía terreno sólido en el piso, no era solo arena hasta abajo. Era perfecto para lo que se avecinaba.

Pero ese título no lo podrá mantener. El único emperador, el único rey seré yo. Y demostraré que ese es un destino que no se puede cambiar. — Samuru acostumbraba a mostrar expresiones tranquilas y suaves sonrisas. Ese era su personaje de humilde viajero y comerciante. Sin embargo, esta vez fue diferente. Sus ojos se vieron más decididos que nunca. Su comentario no fue una broma, era la realidad que él planeaba crear con su propia fuerza y cuya meta nadie podría extinguir. Nadie. Podríamos decir que Hirose por primera vez estaba observando al verdadero Samuru, no aquel que aparenta ser.

Realizó una secuencia de sellos manuales, provocando que poco a poco un chakra color púrpura comenzara a rodear su cuerpo, en señal de que pelearía contra aquel de cabellos naranjos. El combate era inevitable. Utilizó como justificación el creer que él no era el verdadero Hirose, pero aquello fue solo una excusa, un invento. Quiere probarlo a él y probarse a sí mismo. Sí, porque su camino empezaba desde ahora, su camino hasta la cima.

Demuéstrame que serás un protagonista y no solo un secundario, Hirose.

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PD: Coloco la técnica al siguiente turno. No me restaré recursos el turno de "presentación".
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— El mundo es tan pequeño.  — Complementó la línea de diálogo de su colega. ¿Él lo conocía? No, tan solo era información ambigua recibió. El rostro de aquel rubio había quedado grabado en la retina del Tamashi... ¿Existían hombres así a lo largo del continente? Sus pies se enfriaron por un instante y el escalofrío recorrió su espalda en cuestión de segundos antes de poder prestar atención a las palabras de su acompañante.

— El emperador... — No hizo más que confirmar sus sospechas. La sensación escalofriante que recorrió su espalda no era, por nada, aquel imponente sobrenombre hacía gala de sus capacidades... ¿Quién era esa persona exactamente? — ¿Has escuchado algo más sobre él? — Interesado en conocer más detalles acerca de aquel extraño individuo, utilizó una pregunta bastante corriente con la esperanza de recibir algo por parte del Caminante.

Para cuando Hirose se percató, ya la distancia entre ambos jóvenes estaba situada. 

Sí, exactamente 10 metros los esperaban sobre un terreno más que idílico para los acontecimientos que estaban por darse.  — No das tregua.  — Sonrió. Dicha sonrisa iba dirigida al comentario sobre el "rey", extrañamente, le emocionaba el hecho de que su conocido optara por una actitud distinta... ¿Cambió algo en él durante los últimos acontecimientos?

"No puede ser... ¿Acaso él?"  Era imposible, negó un par de veces antes de continuar con aquella errática y loca idea de que Samuru, posiblemente, habría recibido una exótica recompensa en puntos por sus actuaciones. "Eso no marcará la diferencia." Pensó con la ligera determinación que cargaba en aquel instante.

Su diestra se elevó y retiró la tela sucia que cubría la mayoría de su cuerpo para mostrar su equipamiento de combate que usualmente usaba, no obstante, el desgaste y los daños eran visibles.  — ¡Ven, rey! — Exclamó con fuerza. Sus ojos demostraban un brillo nuevamente que poco a poco parecía ir aumentando en intensidad... ¿Había Samuru iniciado el rescate de aquel Hirose derrotado por el Emperador?




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Se dice que siempre obtiene lo que quiere, pero que un héroe misterioso siempre termina arrebatándoselo. — Realizó una leve pausa, podrías ser la última antes de que comience el combate. Se podía ver a varios metros a algunas personas acercándose para ver qué sucedían. Obviamente mantenían una distancia prudente. El simple ambiente pesado les daba a entender que no estaban al nivel de pararse más cerca. Solo podían disfrutar el espectáculo desde lejos. — Te equivocas. El mundo es inmenso. Hay tipos increíbles allá afuera que quizás nunca conoceremos. — Y así fue como terminó la charla.

Aquel chakra de Samuru terminaría por formar unas alas color violeta en su espalda, dejando en evidencia que activó la técnica secreta del Kujaku Myohou. Sin embargo, su movimiento intentaría tomar por sorpresa a Hirose, ya que su primera ofensiva no fue usando aquel chakra especial que poseían los de su linaje, sino que buscó algo totalmente diferente. Desde la manga de su brazo derecho, el cual apuntó hacia el de cabellos naranjas, disparó a una gran velocidad unas cuantas agujas envenenadas. Esperaba tomarlo por sorpresa con eso, sobre todo tomando en cuenta que aquello sería simplemente un saludo. Una vez las agujas salieran en su dirección, la verdadera ofensiva de Samuru tomaría acción.

Realizó sellos de mano y las plumas formadas por su chakra crearon un vórtice que salió disparado hacia Hirose. Su intención era clara, provocar que las agujas lo distraigan o lo hagan moverse. Haga lo que haga, este tornado irá en su dirección para hacerle todo el daño posible.

Cabe destacar que la distancia de diez metros se mantendría, ya que Samuru ha decidido no moverse de su sitio. Es más, podría tomarse como una muestra de arrogancia, ya que tomó la decisión de no salir de ahí hasta que su rival lo obligue. En su rostro también se veía esa pequeña sonrisa mostrando egocentrismo. Se consideraba a sí mismo el futuro y rey y debía demostrarlo, sobre todo cuando no sentía la necesidad de fingir ser otra persona.

Vamos, enséñame tu fuerza. — Para finalizar, realizó una nueva secuencia de sellos de manos, preparándose para el posible contraataque de su oponente.
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Daños
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— Un héroe... — Quizá no habia sido el caso de Hirose en su fugaz y repentino encuentro con el "Emperador", pero estaba seguro de que si volvía a verlo, querría ser ese "heroe" milagroso del cual su compañero hablaba.

Cerró su diestra con cierto toque de furia y mucha determinación, una imagen tenue y fugaz se dibujaba en su mente. Aquel encuentro se repetía como imagen mental para desvanecerse rápidamente ante la última intervención verbal del joven de ropajes púrpuras. Asintió de manera gestual y retomó su concentración en lo que estaba por iniciar...

"Parece que irás con todo." Había escuchado mucho al respecto de las habilidades de su colega, pero muy pocas veces pudo apreciar con calma y cercanía aquel extraño manto de chakra proveniente de su aparente linaje.  Era espléndido y cuanto menos llamativo, pero no podía dejarse engañar por las apariencias, Samuru era demasiado peligroso.

Su pensamiento no fue erróneo. Samuru dio comienzo al combate con un ataque veloz en el cual se veían implicados varios Senbons. A pesar de enfocarse en ello, el Tamashi no pudo evitar percibir los sellos de manos de su colega. El tiempo de reacción que Samuru le había brindado era poco, por ende recurrió a usar algo igual de rápido que su ofensiva.

Hirose levantó ambas manos y generó una capa de chakra perceptible que bloquearía los Kunais con suma facilidad. La capa se sostuvo posterior a dicho ataque y también recibió el daño perteneciente a aquel tornado de plumas que se acercó de manera lineal.

Chakra no Tate


Defensa Original + 15 de Especialidad + 15 de Estilo + Maestría = 135  | Coste - Maestría - Especialidad = 85 de Chakra.

A pesar de la rápida reacción del pelinaranja su cuerpo recibió daño restante debido a la potencia "inesperada" que las técnicas del Caminante poseían. Aquello obligó a dar un paso en retroceso antes de unir ambas manos para ejecutar un único sello de mano que permitió al Hyouji liberar una corriente bastante potente de Suiton en dirección al joven Samuru.

Gensora Shinban: Buyou no Shoshinsha


Coste Original - Especialidad = 35 de Chakra. | Daño Original + Especialidad = 80.

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Un poco de daño fue el recibido por Hirose luego de su defensa. Sin embardo, su poder defensivo era a tener en cuenta. Los rumores que escuchó sobre él al conocerlo mencionaban que su defensa era extremadamente fuerte. — Pues ya veremos si puede contra mi poder de ataque. — Su última secuencia de sellos de manos hizo que su cuerpo se viera rodeado por una nueva capa de chakra púrpura. Y como se dijo antes, no se movió de su sitio. Una confiada sonrisa invadió su rostro mientras que su mano derecha apunto hacia el frente, provocando que una fuerte ráfaga de aire cortante se impacte ante el jutsu de agua. Sorprendentemente, la técnica de Samuru tendría una potencia inusual, superando y atravesando la ofensiva rival, siguiendo de largo hacia Hirose.

Vamos, no es posible que esa sea toda tu fuerza. Si no te tomas esto en serio, me decepcionarás. No me hagas creer que tu enfrentamiento con ese emperador fue todo un invento de tu parte. — Para curiosidad del otro, permitiría que sea quien realice el siguiente movimiento. Luego de defenderse, Samuru optó por no pasar a la ofensiva de inmediato. Eso sería perjudicial para él. No podía usar sus técnicas de manera indefinida, tenían un límite. Cada segundo que pasaba utilizando sus técnicas Kujaku, su cuerpo sufría consecuencias negativas. De hecho, ese es el motivo por el que ha dedicado tanto tiempo al estudio de conocimientos médicos. Esperaba algún día hacer que su cuerpo deje de ser afectado por usar su propia fuerza.

Además, no solo la pelea tenía como objetivo conocer la fuerza de Hirose, sino que también sus ideales. Se dice que los ninjas se entienden mejor a través de los puños. Y aunque Samuru no sea un ninja oficialmente, se le podía considerar uno.

Dime, ¿cuál es tu objetivo? ¿Por qué ganas fuerza? Dudo que alguien con capacidades de shinobi simplemente quiera vivir como un vago en medio de este solitario desierto. — Así también podría decirle su propia meta. El sin aldea ya ha aceptado que consiguió el poder mínimo para comenzar a trazar su verdadero destino, pero no podía solo. Tiene un plan que involucrará a un mayor número de personas, pero siempre, siempre, se necesita a alguien en particular en quien confiar. No se puede ser sincero y confianzudo con todo el mundo, independiente de que las palabras digan esto. El secretismo es algo necesario.

De todas formas, sus manos estaban listas para realizar sellos de manos para cuando el otro ataque. Aunque haya querido iniciar una nueva conversación, nadie quitaba la opción de que Hirose hable mientras retoma su ofensiva. Él es quien decide cómo actuar. Por ahora, Samuru se limitará a responder y no se proactivo en sus movimientos. 

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Daños
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— ¡! — Con una sonrisa confiada, el Hyouji no hizo más que esperar el inminente impacto de la potencia residual del choque de técnicas que tanto él como Samuru habían generado recientemente.

El aire rasgó aún más sus ropajes, ocasionando un ligero sangrado en distintas zonas de su cuerpo. El dolor era notorio y lo hizo retroceder unos cuantos pasos más antes de poder reaccionar debidamente.  — Parece que he subestimado tu poder.  — Confesó.

— No esperaba que contarás con un Control de tu chakra tan preciso.  — Añadió. Su diestra se movilizó cerca de su rostro y secó aquel pequeño goteo de sangre de una de sus mejillas. Sus ojos bajaron para observar la sangre de manera fugaz y una sonrisa de confianza se dibujó en el rostro del joven oriundo del Rayo. “No parece estar conteniéndose en lo más mínimo.” Pensó ligeramente preocupado sobre el resultado de aquel combate.

— De los dos, suelo ser el más honesto.  — Replicó. La pelea entraría en una especie de “pausa”, en la cual ambos integrantes únicamente intercambiaban diálogos. Hirose comenzó a dar algunos pasos para cambiar su posición con respecto a Samuru, fueron tan solo un par de pasos para trazar una curva que lo posicionaría a la misma distancia en un flanco distinto.

El peli naranja elevó su diestra y cerró su puño a media altura.  — Lo conoces, pero si lo has olvidado puedo repetirlo.  — Respondió.  — Simplemente, quiero ser una alta figura más allá de cualquier jerarquía, con un poderío suficiente como para poder proteger a aquellos que lo necesiten.  — Era todo, simplemente quería ser un escudo, un escudo que pudiese ser la vanguardia de todo aquel en necesidad.

— Aun así, si debo aplastar grandes jerarquías para lograr mi objetivo de obtener fuerza, lo haré.  — Finalizado el diálogo, decidió retomar el combate y cortar ese lapso de plática que se había construido inesperadamente.

El Hyouji comenzaría a avanzar en dirección a Samuru ejecutando una cadena de sellos para generar una corriente de rayos negros de la cual emanarían dos panteras negras de gran tamaño.

Ambas panteras se abrirían hacia los costados, al menos a 10 metros cada una para abalanzarse sobre Samuru, una por cada lado con la finalidad de un ataque combinado. Hirose continuaría avanzando en dirección del Caminante con la finalidad de continuar dicha ofensiva.

Gensora Shinban: Kyūkyoku


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Hasta el momento, sus técnicas estaban demostrando tener una potencia mayor que las de Hirose, y más aún ahora que está utilizando uno de sus nuevos aprendizajes. — Puede que tengas razón. — Respecto a que él era el más sincero. No es que Samuru no lo sea, simplemente no le revela sus verdaderas intenciones u objetivos a cualquiera. Es algo realmente distinto, pero en esta le dará la derecha al peli naranjo. Lo más importante era tener claros cuáles eran los objetivos que tenía. — ¿Más allá que cualquier jerarquía? Interesante. — Sobre todo porque eso podía chocar con los intereses del mismo Samuru. ¿Acaso la vida los destinaría a ser enemigos? Quizás pueda darle la vuelta al discurso de su oponente y lograr alguna especie de cambio.

No necesitas estar por encima del resto para proteger a todos aquellos que quieres, aunque entiendo a lo que te refieres. No confías en quienes actualmente gobiernan el poder. — En cierto sentido, nuestro protagonista comparte la misma visión que Hirose. Él también quiere tirar todo lo actualmente implantado como ley. No quiere que todo siga como hasta ahora. La diferencia con aquel que ahora realizaba sus movimientos para atacarlos es que Samuru no tiene la intención de proteger a nadie ni nada así. No quiere lograr algo que le permita cumplir su objetivo, sino que ese algo es su objetivo. — Yo seré el rey.

Sin embargo, antes de mencionarle directamente aquello, le demostraría la fuerza que poseía. Necesitaba lograr que Hirose confíe en que su fuerza y que él podía ayudarlo a ejecutar ese cambio no solo en un país en concreto, sino que en todo el mundo. Aunque claro, todo paso a paso.

Cuando los rayos negros estuvieron a punto de llegar a él desde ambas direcciones, alrededor de su cuerpo se creó una barrera con su chakra púrpura. Esta defensa fue lo suficientemente fuerte como para frenar por completo el ataque de su actual enemigo. Una sonrisa confiada adornó el rostro de Samuru, quien se estaba tornando un poco arrogante, aunque debía serlo, al menos para decirle lo siguiente.

Yo seré el rey de este mundo, Hirose, aunque tenga que aplastarte en este mismo momento. — Realizó una secuencia de sellos de manos y delante de él se creó un dragón de rayos que atacó directamente a Hirose, queriendo hacer gala nuevamente de su poder ofensivo, sobre todo con el incremento de estadísticas que sufrió su cuerpo gracias a su técnica única, aceptada por los Dioses. Aquel animal creado con ninjutsu intentaría ser dañino, aunque al ser un ataque frontal, el renegado debería poder hacerle frente de alguna forma.

Únete a mí. Gobernaré esto a mi manera y me conoces, sabes que no busco lastimar a aquellos que quieres proteger. Préstame tu fuerza. — Y sí, él no quiere ser el emperador del mundo para abusar de los débiles. Simplemente quiere sentirse en esa posición de poder, experimentar que se sienta estar por encima del resto. — Podrás lograr lo que quieres, solo que al final yo estaré al mando. Si logramos reunir a más individuos y lograr que uno de ellos sea la cara de todo, podremos llegar hasta donde queremos usándolo de trampolín. Debemos usar a otros para lograr nuestra meta. ¿No dices que harás lo que sea necesario?

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Números
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— Jamás lo haría.  — Contestó con gran firmeza. El joven de mayor corpulencia observaba entre jadeos la posición del Caminante. Su cuerpo no se encontraba en su máximo potencial, pero no por ello estaba dando lo peor de él. Hirose tenía una visión bastante distorsionada de la actualidad y pues, para él, tan solo era un gran campo de batalla donde distintas fuerzas chocaban entre sí una y otra vez.

Un campo donde aquellas fuerzas de menor tamaño sufrían perdidas incontables e incapaces de recuperar con el pasar del tiempo, allí, justo allí quería estar él; En medio de todo aquel barullo, ejerciendo como un bastión de esperanza y símbolo de poder para todas aquellas menores fuerzas... ¿Su finalidad? Lograr un equilibrio, buscar una armonía en que todas las fuerzas de gran tamaño comprendan que deben respetar su espacio, aun así si eso conlleva adiestrarlas a través del daño y el dolor.

La mirada del joven de cabellos naranjas se afiló al detectar que su ofensiva no sería siquiera preocupación para el de cabellos naranjas.  — Maldita sea...  — Susurró el Hyouji para sus adentros a medida que contemplaba la barrera que emergió a los alrededores de Samuru. ¿Cuánto de Chakra le quedaba? ¿Acaso tenía alguna reducción por una mejora que obtuvo durante su entrenamiento?

— Solo hay un trono, Samuru...  — Contestó sonriente, no faltaba decir más. Estaba por darse un choque de fuerzas extraordinario entre ambos Shinobis y probar quien estaba más cerca de ser aquel "Rey".  El "Caminante" generó de entre sus manos aquel temible dragón de Raiton que mostró sus fauces casi al instante en que era perceptible para el ojo humano...

La diestra del joven Hirose, aún cubierta en los residuales rayos negros del "Daburu Kuropansa" buscó en la parte posterior de su cintura uno de aquellos "Tantos" que había ganado en un combate hace un par de meses atrás contra aquel chico de cabellera blanca.  — ¡Tendremos que ser muy egoístas para obtener lo que buscamos! — Exclamó. Una pequeña línea de Katon fue expulsada desde la parte más fina de la hoja del Tanto y pronto habría cercenado a la mitad aquel dragón elemental...

Gensora Shinban: Kyūkyoku


Gijutsusha no irezumi


El Katon atravesó con suma precisión la mitad de la integridad de aquella acumulación de Raiton para dejar entrever en polvo y arena los pequeños chispazos que restaban de la técnica ofensiva de Samuru. "Mi cuerpo no está al cien por cien, pero la emoción me permitirá seguir combatiendo..." Pensó, Hirose apenas y pudo contener la sonrisa de emoción en su rostro; continuando con su avance en dirección a Samuru mientras aún empuñaba el Tanto en su diestra, su zurda buscaría retirar tres Kunais de su armamento para lanzarlos en dirección al caminante.

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Números
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¿Solo un trono? — Una sonrisa burlona apareció en su rostro. Quiso intentar dialogar con Hirose y llegar a un punto común en el que ambos salían beneficiados. Sin embargo, el de cabellos naranjos, aparentemente, no aceptó. Incluso, sus palabras podrían ser tomadas como un desafío. Muy bien, si eso es lo que quería, lo tendría, pero habría que abstenerse a las consecuencias. Desde pequeño a Samuru le enseñaron que no debe hablar si no puede respaldar sus palabras, así que si cree que puede ser el único emperador es porque sabe que tiene la capacidad para lograrlo.

No le importó que sus dragones fueran separados por aquella técnica de fuego, ya que lo que se veía sería mucho más impotente. Utilizaría una técnica que solo usó una vez en el pasado y fue en esa guerra en donde se separó repentinamente de Hirose. Cuando los kunais fueron lanzados en su dirección, sin siquiera moverse, una corriente de aire cortante rodeó su cuerpo, bloqueando las armas y lanzándolas lejos. Mientras esa acción se realizaba, su diestra tomó dos bombas de humo y las arrojó entre medio del camino que separaba a ambos combatientes. Esto tenía como único propósito el desconcertar al pingüino.

Quiso ganar unos míseros segundos para que sus manos realizaran una secuencia de sellos manuales. — Te enseñaré que no hay nadie más apto para ser el rey que yo. — De forma inmediata, su chakra púrpura comenzó a adoptar la forma de un dragón gigante que se posó delante de Hirose, aún manteniendo los 10 metros que quería el de prominente sombrero desde el inicio, ya que seguía en el punto que en el comienzo. Su rival aún no lo había hecho moverse. Claro, ahora estaba en las alturas, de pie en la cabeza del dragón.

Si luego de esto no te unes a mí, asumiré que quieres perder la vida. — Sí, porque la piedad no sería un rasgo distintivo en Samuru. Confiaba en que la siguiente ofensiva no le quitaría la vida. Claro, porque de lo contrario, significa que solo perdía su tiempo intentando ponerlo de su lado.

El dragón abrió la boca y, si alguno de los supervivientes del conflicto de Yohin estuviera ahí, temblaría de miedo. Pero no, fue solo una finta. No usaría aquella técnica que le ganó tanta reputación en el mundo (aunque esta es atribuida a la persona de nombre Hirose). No hizo nada con la boca, pero uno de sus brazos se movió hacia el frente buscando golpear con fuerza usando sus garras. ¿Cómo reaccionará el pelinaranja ante tan titánico adversario recién creado?

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Última modificación: 21-04-2023, 05:44 AM por Hirose.
Esa sonrisa que apareció repentinamente en el rostro de su rival provocó cierta inquietud en el ser del de cabellos naranja. El de ropajes púrpura transmitía una gran confianza; su postura casi que hacía retroceder al Hyouji, pero no fue suficiente.

Un gesto de intranquilidad se dibujó en el rostro de Hirose y es que nuestro héroe ya había percibido la actitud de su contrincante. Una actitud un tanto conocida debido a las numerosas interacciones entre ambos Shinobis, no obstante, era este el momento cúspide de la confianza, del de cabellos oscuros... ¿Su determinación era superior a la del propio Hirose?

El ardiente filo del Tanto empuñado en su diestra rebanó a la mitad aquella llamativa formación eléctrica, ambos dragones perecieron ante la velocidad y potencia de aquella técnica. "Eso estuvo muy cerca." Aquel pensamiento cruzó cual fugaz rayo de sol en la mente del Hyouji. El agarre del arma era firme y en ella pudo sentir la increíble presión ejercida por la fuerza contraria del Raiton, incluso siendo aquella una de sus técnicas de Rango A+, es decir, de Nivel superior a Anbu.

A pesar de aquel ligero retroceso, logró avanzar como lo pretendía encarando ahora al "Caminante", sin embargo", su afán de obstruir una ofensiva rival fue en vano. Con mucha gracia y destreza, las armas arrojadizas fueron desviadas y una vez más Samuru demostraba ser superior a él.

La desesperación no era algo característico de Hirose, pero se mentía a sí mismo si no lo aceptaba. En aquel instante, sintió preocupación por lo que pudiese ocurrir a continuación y aun así continuó avanzado...

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Las palabras del Shinobi no estaban vacías y había mucho por detrás de ellas que lo demostraban, aquel peculiar y abrumador chakra púrpura se extendió por todo el campo de batalla que habían elegido y pronto adoptaría una forma intimidante. El desenfrenado avance del Hyouji se detuvo de tajo y observó anonadado la creación frente a él.  — He de reconocer que cada vez me sorprendes más, Samuru.  — Confesó sonriente y nervioso ante lo que estaba por darse.

Aquel abominable dragón de chakra púrpura abrió sus fauces causando que Hirose diese un salto de involuntaria; un inminente impacto ocasionó que tuviese que recurrir nuevamente a las habilidades de su clan. — ¡Mierda! — Exclamó forzosamente mientras giraba sobre sí mismo para bloquear aquel zarpazo.

Chakura Kekkai


La cúpula de color rojiza cubriría rápidamente al joven Hirose, amortiguando el impacto dentro de posible, aun así se trataba de un ataque a gran velocidad y escala, por lo cual salir volando en dirección contraria no fue inevitable para él.

La cúpula protectora vio su defensa superada por 100 puntos, era un daño considerable y así lo refinanciaría Hirose. El cuerpo del Hyouji rodó sobre la sucia y mezclada arena del lugar, impactando de manera vertical sobre uno de los escombros más cercanos.  El aire faltaba en los pulmones del Hyouji y su visión se nubló por cortos instantes antes de poder recuperar la concentración...

Una bocanada de aire fue suficiente para reponerse, claro con algo de dificultad en su movimiento. Su diestra reposó sobre su muslo y pronto recuperó su postura.  — Apenas y puedo respirar... — Susurró entre jadeos. El Hyouji se tomó su tiempo sin importar la próxima acción del joven Samuru y no fue hasta recuperarse parcialmente que volvió a ponerlo bajo su visión.  — ¡Adelante! — Exclamó con lo poco de aire que le quedaba, su diestra afianzó nuevamente el arma de filo y extendió una aura de chakra brutal hacia un costado.

El arma en cuestión extendió su longitud casi dos metros de largo y lo haría igual hacia su ancho, la cantidad de chakra que producía era abismal y la hoja reposaría sobre su hombro más cercano.  — ¡Samuru! — Exclamó con cierto enojo, pero satisfecho de haber cruzado camino en esta situación.  De aquella hoja sobre la cual se canalizaba el chakra se desprendían pequeñas plumas de Katon hacia el cielo en direcciones totalmente aleatorias; en el instante en que pretendía blandir aquella espada, un aura explosiva emano desde el suelo dibujando un círculo de llamas a su alrededor, pero su cuerpo llegaría al límite para entonces.

En cuestión de segundos, aquella vivaz llamas que se encendió en él, cesó. Su cuerpo no podía prestarle más y cayó rendido en una de sus rodillas antes de poder ejecutar su técnica.  — Te cedo el trono por esta vez.  — Diría sonriente y exhausto, casi a punto de desvanecerse.

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Le estaba enseñando a Hirose una muestra de su poder, quería hacerle entender que podía confiar en él para cumplir con su objetivo. Si ambos se ayudaban, serían una dupla demoledora. Pero claro, Samuru quería ser el protagonista, quien se quede al final con el trono. De hecho, en este momento es cuando revela su verdadera personalidad. Confianza, arrogancia, tenacidad. Tanto así, que incluso se cruzó de brazos mientras observaba a su oponente. Este último no pensaba rendirse, al menos no aún. — Será mejor que pienses bien en lo que vas a hacer. Te quiero de aliado, pero para eso debes estar vivo. No juegues al superhéroe. — Y claramente no le haría caso. Pudo defenderse en parte del garrazo de su dragón, pero no conforme con eso, buscaría atacar.

Creo deberé enseñarte lo lejos que estás en este momento de mí. — Aunque la técnica que preparaba el de cabellos naranjas se veía interesante, el de prominente sombrero nunca se preocupó y la postura relajada de brazos cruzados jamás desapareció. Su dragón comenzó a canalizar su energía en la boca, listo para disparar un rayo que fue bastante conocido en el ataque a la base imperial, la cual quedó con grandes daños luego de esta ofensiva del amigo de Samuru, Sin embargo, no sería necesario hacer gala del mayor poder destructivo que poseía en las técnicas que entrenó de forma automática. Antes de que la ofensiva de Hirose se emitiera, se desplomó.

De todos modos fue interesante. — Comentó, a la vez que su dragón desaparecía y él se dejaba caer sobre la arena. De pronto, chakra verdoso se posó en sus manos y comenzó a curarse, restaurando todo el daño recibido no por los ataques de Hirose, sino que por su mismo poder. El chakra de su clan le permitía tener un poder útil, pero tenía sus contratiempos. Afortunadamente, sus conocimientos muy avanzados en el ninjutsu médico le permitían solapar esta desventaja.

Dio unos cuantos saltos para acercarse hasta la posición de Hirose. Nuevamente concentró ese chakra verde en sus manos y comenzó a curar a quien esperaba se convirtiera en su compañero, ayudándolo también a recuperar la conciencia. — Vamos, levántate. Ni pienses que te cargaré de regreso. Si te quieres quedar aquí tirado, será tu decisión. — Su tono de voz regresó a ser el de antes, uno más tranquilo y amistoso. Ese tono autoritario que mostró durante los últimos minutos desapareció. Además, se le notaba cansado. Su respiración estaba agitada. Esto porque una vez activa su dragón, el chakra luego no regresa de inmediato a él, así que podemos decir que ha gastado una gran cantidad de este recurso en su combate con Hirose.

¿Y bien? ¿Te unirás a mí? 

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Aclaración
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Aquel desplome acabó levantando un poco de polvo que se elevó hacia el rostro del peli naranja. La diestra del chico buscó despejar esa pequeña nube de polvo y para cuando pudo percatarse, Samuru ya estaba a su lado.  — Mi cabeza da vueltas.  — Comentó ligeramente sonriente. Su mano contraria buscó alguna forma de incorporarse, pero la intervención médica del Caminante lo detuvo.

— ¿También? — Preguntó asombrado ante las habilidades curativas del Shinobi. ¿Podía hacer de todo? ¿Cómo era posible aquello? — Has mejorado demasiado desde la última vez que peleamos. ¿Cuántos espacios de aprendizaje te quedan? — Extendió la duda claramente bañado en curiosidad y a la espera de una respuesta, su cuerpo respondió correctamente con el pasar de los segundos bajo el tratamiento médico.

Aquel chakra de tonalidad verdosa cumplió su función y casi como si hubiesen curado 120 puntos de vida en él, se levantó.  — Claro, pero pediré una revancha más adelante.  — Aclaró sus intenciones antes de dar por cerrado el trato.  — ¿Tú y cuántos más? — Su rostro tenía cierto semblante de cansancio, pero podía manejarlo por el momento. Hirose, rebuscó entre sus ropajes un poco de aquella manzana que le había ofrecido el Kujaku.

El desgastado guerrero del clan Hyouji dio un ligero mordisco a lo poco que quedaba de aquella suculenta fruta. Sus ojos se posaban sobre la silueta de Samuru a la espera de las respuestas que había solicitado, si iba a realizar un movimiento tan drástico debían contar con todo el personal disponible y claro, con la habilidad más que suficiente como para dar cara a las adversidades que el reto podría suponer.

— Escuche de un lugar antiguamente utilizado por una banda, ubicado en el País de la Montaña. Tengo un conocido que quizás pueda darme más información al respecto.  — Extendió dicho conocimiento para su colega, pues era de carácter obligatorio que tuviesen un centro de operaciones antes de iniciar todo el proceso de reclutamiento y movilización.
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Aún me quedan tres, pero sigo pensando cómo utilizarlos de manera inteligente. — Sí, porque el tiempo no es infinito, por lo que debe ser astuto en la utilización del tiempo para adquirir nuevos poderes y conocimientos. Respecto a quiénes más estaban con él para cumplir ese plan, la verdad es que era una buena pregunta. Obviamente Samuru no ha perdido el tiempo durante sus viajes, ya que viene con estas ideas desde hace años. — Tengo unos cuantos nombres en mente. Con alguno tengo palabrería avanzada. Tampoco quiero un grupo grande, solo terminan alentándolos. Prefiero elegir compañeros a dedo. — Aunque claro, de todos modos, deberá aliarse a grupos que pueda usar como primera línea. En combates donde se enfrenten a ejércitos, también necesitará tener el propio. Pero de eso ya se encargará más adelante. No es que de buenas a primeras buscará tener enfrentamientos bélicos de ese estilo. Paso a paso.

¿El país de las Montañas? ¿Te refieres a...? — Sí, durante su viaje y recopilación de información también descubrió quiénes tienen su base secreta ahí desde hace años. Incluso en una época de festividad los conoció cerca de ese país, pero luego nunca más volvió a toparse con ellos. ¿Acaso Hirose tenía contacto directo con esas leyendas? Puede que aliarse al de cabellos naranjas sea mucho más productivo de lo que pensaba. — Bien, durante el camino intentaré ponerme en contacto con alguien que quiero que conozcas. Algo me dice que se llevarán bien.

Ya llevaba un tiempito en medio del desierto y cambiar de aires le vendría bien. Quizás unas montañas no sea el sitio más divertido del mundo, pero en el viaje podría encontrarse con otros ambientes que le hagan relajarse un poco.

Ya sabes mi estilo, no me gusta llamar la atención. Y, cualquier cosa, solo somos humildes comerciantes que nos ganamos la vida vendiendo cosas por aquí y por allá, ¿va? — Finalmente, sí, finalmente, EMT estaba naciendo.

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