Poco a poco la primavera se acercaba, y con ello, una de las festividades más icónicas de los tiempos que corrían. El Easter rememoraba la llegada de la florida estación, y la "Nueva vida" que Boshoku y los actuales líderes mundiales habían brindado al mundo, de la mano de Kami-sama. Con su llegada, la vida se había renovado, y el mundo había accedido a una era de prosperidad inimaginable en tiempos de antaño. Los defensores del gobierno, de hecho, sostenían que nunca se había vivido tan bien, y que pre-Boshoku, el mundo era un lugar oscuro donde abundaba la pobreza y la sangre, y quienes defendían dichos ideales, ahora representados por la Rebelión, eran bestias que sólo querían sembrar el terror y la guerra, unos terroristas de primera mano.
La celebración se conmemoraba en todo el mundo, e incluso personas de ideología rebelde o anti-imperialista, se regocijaban con banquetes, guirnaldas y todo tipo de adornos en todas las localizaciones del mundo conocido. Eran comunes las flores, los conejos y los huevos de chocolate, adornados de pintorescas y diversas maneras, como regalos para los conocidos y amigos. Era una forma de celebrar la llegada de tan colorida estación, sumado a la aparente prosperidad del mundo o, al menos, de celebrar lo bueno que este tenía. Estos días eran aprovechados para olvidar por completo los problemas, y todo tomaba un tono más amigable y cero hostil. Los conflictos eran dejados de lado para unirse todos en celebración de la vida y la prosperidad. En los últimos años, con la ausencia prolongada de Kami-sama, los líderes mundiales de los Imperios eran más flexibles y cesaban en estos días de realizar ejecuciones y persecuciones violentas contra los detractores rebeldes. Quizá era un signo de que, poco a poco, Boshoku se humanizaba.
La Aldea Oculta en las Nubes celebraba el Easter durante todo el día previo a la primavera. Desde la mañana, todas las calles se veían coloridas y adornadas con huevos de pascua, conejos y flores. Las personas solían salir a comer fuera, y el Templo del Rayo se convertía en un lugar de comercio y puestos de comida, por donde gente de todas clases se acercaba a degustar platillos típicos del País del Rayo. No faltaban los fuegos de artificio, y especialmente los dragones de papel que sobrevolaban las islas de la aldea. Cada isla tenía un color específico asignado, y en numerosos juegos y actividades, las personas de cada isla competían para demostrar sus talentos.
Había un concurso de talentos en la isla principal y, durante todo el día, artistas de todos los géneros se pasaban por el escenario a entretener a la gente con shows musicales. Lo que más predominaba era el rap, bastante común entre la gente de la Nube, pero también subían bardos, e incluso una obra de teatro se presentaba durante la tarde. Era un festival muy colorido y alegre, y la gente aprovechaba a entregarse huevos de pascua en señal de amistad y buena fortuna. Era la oportunidad perfecta para fortalecer vínculos y unir a todos, especialmente a los shinobis de Kumo, que aprovechaban a beber como nunca y disfrutar con sus pares.