La madera grita [pasado con Deikum]
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Un enorme bosque con una composición mágica, era madera, en su centro justo enfrente del chico se encontraba un gran árbol que parecía acariciar el mismo cielo y de sus ramas, decenas de cadáveres colgados por el cuello, una estampa cuanto menos tétrica, solo había que fijarse lo suficiente como para entender que no todos al menos eran cadáveres sino marionetas, el muchacho alzo la vista para comprender lo que estaba viendo mientras que, del interior del tronco del prominente árbol emergía una presencia, parecía ser un hombre hecho totalmente de madera, como si custodiase ese lugar de paz, -¿Para qué vuelves?, tu aquí no eres bienvenido, ni siquiera eres uno de nosotros, aclaró aquella voz mientras una larga y marcada sonrisa se dibujaba en el intento de rostro de aquella cosa, el chico miro a la figura como si se tratara de un reto, aunque claro, aquello ni siquiera había empezado, -Tu ni siquiera marcaras la diferencia, solo eres un intento de ninja que quiere poder, una ambición que te llevara a la muerte.., sentenció la silueta para  recibir la mirada desaprobación del joven, si parecían tener algo pendiente pero antes siquiera de que el muchacho pudiera responder un golpe certero dirigido a su pecho penetro su cuerpo, dando un sonoro ahogo como si, algo en su interior se quebrara, si, así era, su corazón.

-¡UHHHH!, un resalto dio el chico recostado sobre una enorme rama del árbol donde se encontraba, si había salido de ese extraño sueño, la sensación era idéntica a tener sostenido su corazón y recibir un “tirón” con una violencia inusitada, claramente casi le da un puñetero infarto, si tuviera que definirlo sería terriblemente difícil, solo tuvo que mirar hacia los lados, con los ojos abiertos como platos para entender que bueno, solo fue un sueño, ¿seguro?, al menos quería creer esto, aunque las palabras en esa especie de trance hicieron mella en el chico que se incorporó para mirar las provisiones que le quedaban, no era demasiadas pero al menos tendría suficientes hasta la llegada a una tasca donde pudiera reabastecerse, aunque también debería obtener dinero, robar estaba bastante mal visto, incluso si era para la supervivencia propia.

Kinzo comenzó a comer mirando hacia abajo, tomó la precaución previa de atarse pues, en las alturas descolgarse al estar dormido podría hacer que se partiera el cuello contra el suelo por una violenta caída, nadie quería eso ¿no?, estaba ahora más tranquilo tras los momentos de descanso pertinentes, aunque claro ¿Qué le depararía el nuevo día?, no estaba seguro aunque podría ser algo glorioso, tocaría ver que buenas nuevas se presentaba, pensando esto contemplaba el amanecer en ese bosque, en calma sin tener en cuenta la presencia que se encontraba escasos metros de su actual posición.

-Tocará moverse pronto, musito como si se tratara de un burdo susurro, pensaba que estaba solo y era alguien despistado, metódico aunque despistado, luego recogería y bajaría de la alta rama en la que se encontraba, a lo mejor hasta tendría alguna anécdota futura que contar..



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¿Cuánto tiempo había pasado desde que dejó esas montañas, allí donde dejó enterrado un secreto? El rubio deambulaba por las tierras del País del Fuego, pensaba dirigirse a Konoha, aunque esperaba encontrar un pueblo cercano donde reabastecerse y quizás encontrar más información sobre la “aldea”, misma que ya parecía más una ciudad que lo que a según solía ser.

Ya no sabía que tanto camino había decidido acortar al atravesar terrenos un tanto incómodos y probablemente llenos de bandidos o peor, rebeldes, pero poco le importaba, tantos años como ermitaño lo llevaron a ser una persona que no se preocupaba mucho por los riesgos, después de todo, no era como si fuese millonario o si tuviese muchas pertenencias encima, al menos no a simple vista.

Esta vez, a diferencia del resto de las veces, parecía ir acompañado de una figura elegante, como con una especie de capucha, delgada y mucho más baja que él, esta caminaba a su lado y un poco a su espalda, casi como si Deikum la estuviese protegiendo, los pasos de ambos eran suaves, lentos, llenos de despreocupación. —Este es un hermoso bosque, estos árboles son bastante grandes, supongo que por algo es conocido este país, ¿verdad? —Le preguntó a la figura en su espalda, obteniendo un silencio como respuesta.

Continuaron su viaje, adentrándose más en el bosque, en el camino el rubio seguía haciendo uno que otro comentario, pero su acompañante no respondía a nada, simplemente se limitaba a caminar a sus espaldas. Un par de minutos más tarde llegaron frente a un árbol un poco más grande que el resto, quizás incluso en el centro del bosque, allí, el Chikamatsu subió la mirada, asombrado. —Seguro que de esta madera podría crear algo increíble. —Dijo en voz alta, nuevamente, sin obtener respuestas de su contraparte, aunque para esto, no parecía hacer falta, puesto que una vez terminó de decir aquello, pudo notar a una figura bajando del árbol.

Un jovencito de cabellos blancos fue lo que pudo ver, mismo que de seguro para ese momento se había percatado del rubio, quien no se molestó en andar en silencio o en sigilo. —Ah —dijo de repente—, no sabía que había alguien aquí, lamento molestarte… —Continuó, pensando que quizás el joven estaba descendiendo para regañarle, quizás este árbol era su hogar y él estaba traspasando los límites. Era quizás un pensamiento raro, pero luego de ser un ermitaño por tanto tiempo, era bueno actuar de manera precavida, nunca se sabe cuáles reglas se tengan en qué lugares, y si algo era seguro, es que Deikum no se las aprendería todas aunque las hubiera.
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-¡ESTE ES MI BOSQUE FUERAAAAAAA!, gritó para luego soltar un par de carcajadas, no pudo evitarlo, afloró el lado cómico del chico, a fin de cuentas pese a las penurias que sufrió y su carácter reservado y algo serio, no pudo evitar realizar aquella especie de chascarrillo, era un gesto inequívoco de que, cada una de las palabras vertidas hacia el hombre que allí se encontraba era una broma, una absurda tontería que había salido así pero bueno, debía corregirlo, tampoco quería que aquella persona pensara cosas negativas sobre su persona, o que quizás tuviera algún que otro problema mental grave que debía ser tratado, de ahí que buscara solventar el mismo entuerto que el mismo había creado, -UH, perdón, fue una broma de mal gusto, aclaró para ir bajando despacio por el árbol, con sumo cuidado de cara a no despeñarse, le gustaba tomarse su tiempo para determinadas cosas, a lo mejor aquel encuentro le brindará al chico otro punto de vista, un compañero nuevo o la posibilidad de entablar una charla interesante, ¿Quién podía saber esto ¿no?, sin exagerar hacia como varios días que no charlaba con nadie y podía sentir como su propia salud mental se resentía, estar solo hacía que, en cierta medida la paranoia creciera, no quería esto, sino desconectar un poco y charlar sin malicie aparente, eso le ayudaría a destensarse y por qué no, a pasar un buen rato.

-No molesta, es agradable ver a alguien por estos sitios, creo que ando solo desde hace algunos días, explicó el chico para lanzar su diestra, claro gesto con total sinceridad para presentarse, no parecía una mala persona pero ¿podría serlo?, pues seguramente pero nadie mostraba esta clase de facetas a la primera de cambio, presentarse haría que el ambiente que pudiera ser visto como tenso o preocupante se fuera diluyendo, algo que sería bueno para los dos, si es que ningún tenía intenciones nocivas claro, -Soy Kinzo, un placer conocerle señor…, alargo la ultima parte en pos de que se presentara, a lo mejor con suerte podría saber que hacia esa persona en el bosque, ¿a lo mejor estaba huyendo o simplemente estaba de camino?, moviéndose hacia otras tierras, si su planteamiento no le fallaba, un sendero próximo servia de camino para los distintos pueblos o aldeas pequeños de la zona, no, ni siquiera eran eso, sino casas creadas por la gente del lugar en plena naturaleza o pequeños remansos de paz para descansar, las villas si serian algo mas establecimiento y urganizado, no esos sitios alejados de la mano de cualquier dios piadoso.

-No sé si es muy prudente andar solo por estos sitios, están un poco apartado de todo, comentó el chico tocando su mentón con su dedo índice, un claro gesto como si estuviera pensando, era más bien una reflexión en voz alta que algo previamente meditado, ese comentario sin duda no paso por ninguna clase de filtro, esperaba claro, no haber molestado a su raro “invitado”

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La respuesta del joven tomó por sorpresa al rubio, quien abrió los ojos un poco e incluso dio un paso atrás, no es que le causara temor la presencia del chico, sino que realmente no esperaba el grito de un loco mientras bajaba del árbol. Por supuesto, esto no pasó a mayores luego de que el joven se disculpase y admitiera que se trataba de una broma, incluso esta vez hablaba como una persona normal, pero no sería exagerado decir que la soledad le había pesado.

—Deikum —dijo, en respuesta a la pausa, luego de que el chico se presentara—, mi nombre Deikum y entiendo lo que dices perfectamente, la soledad nos afecta a todos, pero he de admitir que has elegido un lugar bastante hermoso y alejado. —Continuó, dándole entonces unos momentos el chico para “saludar” a la figura a su lado.

Esto no ocurrió, a su vez, el comentario del joven sobre el lugar en donde estaban y el estar solos allí o no demostró que, o no había visto a la figura junto al Chikamatsu o había elegido ignorarla. La segunda sería la peor de todas, porque demostraría de que de una u otra manera el chico había notado que la figura junto al rubio no era lo que parecía, cosa que demostraba un nivel medio de habilidad en todo el mundo shinobi.

No queriendo actuar de manera precipitada, Deikum le respondió:— Bueno, como verás, no estoy solo, aquí mi acompañante ha estado conmigo desde hace un tiempo —La figura se movió a su lado, dando unos pasos lentos y simplemente dejando ver su figura, ya que su rostro y casi el resto de su cuerpo estaba cubierto por una capa marrón de varias tallas superior a su cuerpo—, como verás, no es de muchas palabras, pero es alguien en quien confío. —Con esto, quizás encontraría la respuesta a si solo fue un error o se trataba de alguien habilidoso en el medio del bosque, habría respuestas para cada una por parte del marionetista, pero si de algo estaba seguro es que el resultado sería bueno para él.

—¿Qué hace un joven como tú tan alejado de todo? Por mi parte estaba usando este bosque para acortar camino, pero supongo que no fui el único con una idea similar. —Esto último solo sería para crear un poco más de conversación, la curiosidad a veces le ganaba las batallas a Deikum.
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-Gracias, la verdad es que me gusto la madera y el ambiente relajado, creo que es una buena materia prima para hacer marionetas, aunque bueno, también requiere uh, cierta practica y un taller en condiciones, explicó el chico para esbozar una larga sonrisa, quizás porque le parecía mas que fácil poder hablar con aquella persona, no es que fuera así de sociable con todo el mundo ni mucho menos quizás, estar tanto tiempo solo le había soltado la lengua, tener a alguien con quien conversar evitaría que se le fuera la olla y quizás, el camino hacia un nuevo lugar se le haría mucho más ameno,  -¿Me permites que recoja y caminamos un poco juntos?, aclaró señalando a sus enseres mientras seguía la charla con ese hombre, la verdad es que pensaba que tuvo suerte, encontrarse con alguien así de buenas a primeras podía verse como un “milagro”, más incluso que valorara el arte y la paz, mucha gente huiría de esa clase de lugares sin embargo, por azares del destino ambos se habían encontrado, ¿casualidad o destino?

-La verdad es que ni me di cuenta de su acompañante,  que sorpresa, comentó dedicándole una mirada de arriba abajo, casi como si buscara saber quién era y por qué no hablaba, “¿Sera mudo o tendrá algún problema?, a lo mejor simplemente no le guste”, pensó el chico esbozando una muesca clara de duda mientras su mente ideaba una explicación lógica a lo planteado, tardo poco en volver a subir por el árbol recogiendo los enseres que aún quedaban allí, a lo mejor podría caminar un trecho con aquel hombre, así ninguno de los dos estaría solo y podría conocerse un poco más, no era nada comprometido pero estar solo por un bosque podía generar problemas, ambos estarían cubiertos y la compañía sería mejor, al menos eso pensó el chico de cabellos canos.

-Siendo honesto suelo ir de un lado para otra, sin rumbo fijo, sin aldea, ya sabes, intento cumplimentar encargos para tener algo que llevarme a la boca, es mi “nueva vida”, aun ando intentando acostumbrarme, ¿y usted?, preguntó con descaro, no siendo demasiado incisivo en cada una de sus palabras, al menos el muchacho fue todo lo honesto que pudo, joder, casi parecía que jamás había roto un plato, posiblemente porque, por su físico y su forma de ser ayudaba a que los demás confiaran en él, nadie en su sano juicio tomaría a Kinzo como alguien peligroso o del que no fiarse, si era un puto crio con una apariencia endeble, nadie podía imaginar el ansia de poder y la enorme ambición que atesoraba, al menos en lo referente al aprendizaje de técnicas y al arte del marionetismo, era aterrador pues, en cierta medida no tenía moral, de ninguna clase, era un bien mayor y se escudaba en esto para hacer lo que consideraba oportuno, eso si podía llegar a ser malo en un futuro, claro si es que vivía lo suficiente como para tener un propio y no acabar en una zanja a nose cuentos metros bajo tierra.

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No había mucho que resaltar de las palabras del joven, parecía alguien que estaba simplemente viviendo día a día, tratando de sobrevivir como todos y que simplemente se había encontrado en este bosque para descansar. Pero hubo algo que si llamó la atención del rubio, el chico había demostrado, de manera ligera, un interés por sobre las marionetas, algo raro, puesto que no solía ser algo a lo que la mente de las personas se dirigieran de buenas a primeras a ver un árbol.

Quizás algunos hubiesen dicho que se veía excelente para construir la base de una casa, o quizás la columna de un gran navío, pero ir a marionetas solo podía significar dos cosas, una era que quizás el joven tenía gustos un tanto excéntricos y la verdad es que parecía bastante posible, viendo como el encuentro entre ellos dos fue causado por un árbol, en el medio de un bosque, apartado de toda civilización; la segunda opción, sonaba un poco más rebuscada, pero no era algo que se tuviese que descartar, ¿Será un miembro de mi clan? El pensamiento atravesó la mente de Deikum, ¿cuáles eran las probabilidades de encontrarse con un “familiar” en el vasto mundo?

Conocía de varios que viajaban, pero encontrarlos en sus viajes se clasificaban como ocasiones excepcionales, más aún cuando tenías a otros, quizás la gran mayoría, viviendo como refugiados en otras aldeas, adoptando identidades que no eran las de ellos. —Tienes unos gustos un tanto específicos, ¿de casualidad eres un Chikamatsu? —Su pregunta fue directa, no era de los que daban vuelta alrededor de un tema, era mucho más sencillo dejar salir las intenciones en estas situaciones donde solo buscaban conocerse.

Incluso la figura a su lado se movió un poco, pero aquel movimiento no era del todo natural, era casi como si un espasmo hubiese recorrido todo su cuerpo, una vez el rubio dejó salir su pregunta, sin embargo, la misma seguía sin contestar y sin levantar correctamente su mirada, permaneciendo un poco detrás de su acompañante en todo momento.

—Pues suenas igual a mí, aunque esta es la única vida que conozco, he viajado por muchos lugares, he conocido muchas personas, pero siempre lo he hecho por capricho o por mi manera de vivir, ahora, sin embargo, tengo un propósito un poco más certero, por los que mis viajes han dejado de ser sin rumbo. —Compartía ciertos pensamientos con el joven de cabellos blanquecinos, algo en él le recordaba a sí mismo, cuando viajaba con sus padres de un lugar a otros sin saber exactamente qué hacer o cuál sería el próximo destino; esto fue cambiando con el paso del tiempo, y hoy en día, a pesar de estar solo, se sentía mucho más cómodo con su vida como nómada.
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-Si, pertenezco a este clan, aunque mi aprendizaje es demasiado prematuro, no he tenido un tutor o alguien que me haya podido enseñar cómo debería, aclaró el chico tocando su labio inferior con ciertas dudas, posiblemente porque no sería de recibo contar esta clase de cosas a la persona que tenía enfrente, no porque fuera algo malo sino porque bueno, podía ser visto como un claro gesto de debilidad de modo y manera que, decirlo lo comprometía, ser honesto no le parecía algo malo, sino más bien todo lo contrario, era más difícil mantener una mentira que ser directo siempre, aunque bueno, no todo el mundo estaba dispuesto a escuchar la verdad, porque, a veces estas verdades podían hacer más daño incluso que la peor de las mentiras, vivir en un mundo falso y lleno de estereotipos era el día a día, aunque bueno, para aquellas dos personas era todo lo contrario, ellas parecían ir totalmente contracorriente.

-Puede parecer que uh, estamos escapando de algo o de alguien, la gente que usa estas facultades es terriblemente diferente entre ella, es curioso, explicó intentando darle cierto peso a sus palabras, no era un muchacho que hablara por hablar, evaluaba todo su entorno con la ligereza pasmosa, desde el entorno, la conducta no verbal hasta la posición de los objetos, era un paranoico y su mente parecía no descansar, a veces  por esto sufría brotes de insomnio que lo asolaban en momentos puntuales, claro que esto no lo decía, era una especie de facultad que intentaba ocultar así como su capacidad de hablar solo, era raro y podía ser visto como un demente, bueno, mucho más demente de lo que solía ser.

-¿Cuál será su nuevo camino?, siendo honesto no conozco demasiado del mundo pero tengo uh, una ambición enorme por desarrollar mi arte, puntuó siendo lo más honesto posible, realmente tenía una mentalidad tremendamente ambiciosa en lo que se refería a su clan, quería aprender, desarrollarlo hasta el punto de dominarlo por completo, hacer creaciones únicas y demostrar al mundo la supremacía de los marionetistas, aunque esto pudiera doblegar o superar las líneas morales impuestas en el mundo, posiblemente lo veía así porque era un crio joven sin la suficiente visión madura de un adulto o sin la experiencia necesaria para ello, quizás, llegado el momento ni sería capaz de quitar una vida aunque ¿sería así o todo lo contrario?, era tremendamente difícil juzgar o conocer los motivos de una persona sin saber lo que ha vivido o las experiencias que tiene, esto también es una especie de arma de doble filo porque, no saber que lo mueve puede convertir a un pequeño aliado en un enemigo con el tiempo o aleves, el mundo era tan complicado que no podía saber que decisiones te condenaría o te liberarían, era parte de esa magia.

-Uh, ¿tiene algo de hambre?, aún tengo alguna que otra previsión, no demasiadas pero pueden servirle de camino a encontrar el siguiente poblado o posada donde abastecerse.

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Entonces si es de mi clan. Pensó el rubio ante la respuesta del joven. Él entendía muy bien lo que decía el chico, no tener a alguien que te enseñe resultaba difícil a la hora de evolucionar en el arte, él había sido lo suficientemente afortunado como para tener a ambos padres junto a él, que le fueron enseñando las cosas que necesitaba hacer, pero, por el contrario, todo apuntaba a que Kinzo no contó con esa misma suerte y la verdad, sumándole la situación actual como nómada, no era de extrañar que sonara dudoso de sí mismo.

Sus palabras siguientes fueron honestas, pero de igual manera parecían tener un mensaje indirecto dentro de ellas, Deikum sentía que la persona frente a él se estaba ofreciendo a acompañarlo, no solo en el camino de salida al bosque, sino quizás en sus viajes futuros, esto llenó de dudas la mente del marionetista, quien comenzó a pensar que su nueva ruta podría ser muy peligrosa para un joven como él, después de todo, estaba decidido a declararle la guerra a más de un bando y esto sin duda lo llevaría a situaciones donde no podría estar cuidando de alguien.

Un paso a la vez. Se dijo a sí mismo, sonriendo ante el ofrecimiento de alimento por parte de Kinzo. —Yo también cargo un poco de raciones, así que podríamos compartirlas, e igual —miró a la figura a su lado—, sería bueno conseguir algo fresco. —Finalizó, cerrando su ojo derecho a la vez que volteaba de nuevo a ver al joven de cabellos blancos.

Apenas su rostro terminó de dar la vuelta, la figura desapareció, moviéndose a una velocidad que superaba con creces la de un ninja común, incluso se podría decir que superaba las de uno avanzado. Solo hojas y gramas fueron perturbadas mientras la figura se movía de un lado a otro, no tardando más de un minuto en volver a aparecer, esta vez frente a los dos hombres. Su caída junto a ellos hizo que su gran capa se moviera por completo, incluso quitándose la capucha por la velocidad y el viento, en su mano izquierda cargaba dos conejos, muertos, pero no sangrientos, despachados con aparente uso de fuerza y no de armas filosas.

Quizás la mayor sorpresa no sería esa, sino los detalles que ahora la figura dejaban observar, sus manos, así como el resto de su cuerpo, estaba hecho de madera, en su mano derecha cargaba una espada de un material similar, este mismo pareciendo ser parte de su cuerpo. La figura en general se veía similar a una mujer, pero esta claramente estaba desprovista de vida, una marioneta para quien la pudiese reconocer. —Me presentaré de nuevo, mi nombre es Deikum Chikamatsu, un placer conocer a otro de mi clan. —Dijo, abriendo su ojo derecho, que había estado cerrado durante todo el momento que la marioneta se había movido.
Personaje
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-Sí que vas preparado, aclaró para luego ver el movimiento endiablado del títere, claramente ese hombre, estaba a un nivel muy lejano de lo que estaba el muchacho, quizás porque no había tenido el entrenamiento adecuado o alguien que tuviera el compromiso necesario para enseñarle la senda del marionetismo, solo tuvo que ver la reacción de Kinzo para entender que era totalmente honesta, los ojos abiertos como platos y la boca entreabierta como cuando un crio pequeño ve algo que realmente le sorprende, estaba sin duda estupefacto por lo que estaba contemplando, observando al itere como hacia aquellos desplazamientos, solo tuvo que fijarse un poco para entender que había momentos donde lo perdía, se movía excesivamente rápido para los ojos del chico, pensaba que bueno, estaría acostumbrado o tal vez pudiera seguir dedicándole la máximas de las atenciones, en ese momento entendió bueno, estaban en posiciones o niveles completamente diferentes.

-Es..in-increible señor Deikum, musitó casi como si fuera un susurro ofreciéndole su mano a la persona que acababa de presentarse, dando el también su nombre con su respectivo apellido, Kinzo Chikamatsu, puntuó para acercarse con cuidado a la marioneta, tenía tantas dudas que casi no podía evitar que escaparan de sus labios, era un atractivo tan enorme el que sentía por todo aquello que, como si un menor hubiera contemplado un truco de magia, no podía evitar preguntar por él, casi como si buscara resolverlo de alguna manera, -¿De qué material está hecha? ¿Cómo la confeccionó y que tiempo le llevo?, preguntó con total desparpajo claramente si te fijabas podía notarse cierto halo de emoción en su voz, posiblemente porque nunca había conocido a nadie de su mismo clan y no pensaba que fuera ocurrir tan pronto pero, míralo, estaba allí, posiblemente aquella especie de lección le ayudaría para el resto de su vida, no podía evitar pensar y analizar lo que sus ojos venia, intentando almacenar el máximo de información en su memoria de aquel encuentro tan mágico.

-Uh, ¿puedo tocarla?, preguntó sacando con cierta sutileza de su bolsillo un pequeño cuaderno que tenía, era diminuto pero solía apuntar las cosas que le parecían valiosas, de ahí que intenta hacer lo mismo con aquel descubrimiento, acercando su propio rostro a la marioneta, pegando su nariz como si buscara olfatearla cual animal el muñeco realizado por la persona que tenía enfrente, “¿Cómo hará para evitar el ruido de las bisagras?, debe ser muy diestro si es capaz de diseñar algo tan magnifico y usarlo de una manera tan precisa”, pensó para su adentros esperando revisar cada ápice de la marioneta, cada recoveco que pudiera dotarle de más y más información referente al títere, esperaba encontrar a lo mejor alguna firma como marionetista, algún símbolo único que denotara que, esta creación era únicamente de su propiedad y que estaba firmada por el, si, era alguien sumamente cotilla y con una ambición desmedida por las cosas del clan Chikamatsu.

-Di-disculpe no pretendía sonar…descortes..

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Luego de que la marioneta aterrizara junto a ellos, el rubio sacó una kunai de su bolsillo, dispuesto a desollar a los conejos en la mano de su creación, tomándolos y empezando a hacer trabajo rápido de ellos, cuatro cortes y un poco de fuerza y en pocos minutos tenían frente a ellos dos conejos listos para cocinarse. Mientras hacía esto, escuchaba las palabras del peliblanco, quien sonaba sorprendido por la habilidad y el aspecto de la marioneta, esto causó una sonrisa en el rostro de Deikum, quien estaba verdaderamente feliz de ver a alguien no solo de su clan, sino lo suficientemente entusiasmado como para hacer preguntas sobre el arte de otra persona.

—Pues necesitaba un material lo suficientemente ligero, pero que fuese capaz de aguantar impactos, por lo que la decisión fue bastante sencilla, no hay nada mejor para eso que la secuoya, por lo que la tomé y luego de un par de capaz de pintura más tarde, logré hacerla a ella, eso sí, también tuve que hacer otros sacrificios para hacerla tan rápida como la viste. —Consideraba que aquello era una larga explicación, pero lo dijo mientras sacaba las tripas de los conejos, creaba una pequeña fogata con su segundo elemento y colocaba a los mamíferos junto al fuego, con varias ramas sosteniendo sus extremidades para una cocción más pareja—. Puedes ojearla sin problemas, no es que haya muchos secretos escondidos, quizás algunas cosas no las entenderás, pero es porque tiene mecanismos que yo mismo le cree. —Continuó, limpiándose las manos y desechando la piel y las tripas de los animales, metiéndolos todos en una bolsa echa con la piel y lanzándola con mucha fuerza dentro del bosque.

Si el peliblanco observaba la marioneta, podía notar que esta carecía de tantos compartimientos, al menos en comparación de incluso la marioneta más básica del clan, la Karasu, además, la espada estaba completamente fusionada con su mano derecha, siendo una pieza completa y no dos. Si la ojeaba más a fondo, podía ver una pequeña firma al final del “abdomen” de la marioneta, eran solo dos letras, una “D” y una “C”, no era nada del otro mundo, pero el rubio no era lo suficientemente imaginativo como para crear algo más.

—Si ella te sorprende, espero que no te desmayes a verlo a éldijo, desabrochándose el enorme pergamino en su espalda, estirándolo frente a él y con un sello sencillo, un *Puff*, seguido de una enorme nube de humo blanco de doce metros de altura se creó en el bosque. Afortunadamente, el par se encontraba en una especie de claro, puesto que de lo contrario la enorme creación no hubiese podido entrar—. Esta es mi mejor creación hasta ahora, lo llamo Zaku, y es más como un traje pilotado que una marioneta, pero no hay que dudar de su nivel de destrucción. —Finalizó, tocando la pierna de la enorme figura, igualmente hecha de madera, pero con un acabado en rojo que la hacía resaltar aún más.
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Era mas que increíble hasta donde podía llegar su arte, desconocía claro si se trataba de algo de linaje o hasta qué punto las creaciones podían dar de sí, no era algo fácil sino requería muchas cosas, el diseño, los materiales usados y lo que cada creador era capaz de diseñar con los medios que tenía a su alcance, sin embargo, aquella persona de un modo mas que sorpresivo había podido adquirir una serie de marionetas muy alejadas a los estándares que el muchacho entendía como comunes, se había esforzado y su imagino dio como desarrollo aquellas cosas que parecía cuanto menos futuristas, “¿Cómo lo habrá hecho?”, ni siquiera se trataba de algo meramente ambicioso o más bien envidia, sino mas bien la intención de comprender de un mejor modo cual era el limite real de las creaciones que cada persona que podía tener, claro que el muchacho se mostro cuanto menos sorprendido, era algo que jamás de los jamases había pensado para sí mismo, aunque claro, dotarlo de esta percepción también lo hacía convertirse en alguien mucho mas ambicioso pues entendía que sus creaciones debían ir un poco más allá, ¿sería capaz de ello?, aun estaba por descubrir.

-¿Qué usa de combustible? ¿Qué armas tiene?, ¿no te cuesta moverte con el peso?, preguntó casi como si se le fuera la vida en ello, tenía decenas de preguntas y estas, solo era unas pocas de ellas, ese títere era muy distinto a los que había visto en su corta vida, era mas, era muy distinto a lo que el mismo consideraba como marioneta, sin embargo, era ambicioso y aunque el mismo no hubiera creado esta clase de armas comprendía muy mucho el valor de las creaciones que su compañero tenia, debía ser alguien muy diestro para hacer tales creaciones y ser capaz de usarlas con aquella solvencia.

-Nunca imagine que nuestro arte pudiera dar tanto de sí, es uh, tan complejo, comentó casi como si fuera una decepción, a lo mejor abarcar todo era complicado, querer hacer algo tan distinto podía tener problemas de comprensión, su arte era algo único y desarrollar esta faceta suya podía bueno, ser problemático, a lo mejor con aquella persona tenía algo de comprensión, posiblemente aquel hombre, por muy extraño que fuera seria un aliado importante, un confidente con quien plasmar lo que quería en sus propios títeres, un símbolo que servir y un referente en quien fiarse para sus fines, posiblemente tener a alguien así le ayudaría  a comprender lo importante que era hacer las cosas bien, era demasiado pronto para saber pero por cada paso que daba le dejaba entender que era así, tocaba ver cuál era la percepción que tenia Deikum y si estaría dispuesto a acoger a Kinzo como discípulo o compañero en pos de crear algo mas a futuro, a lo mejor esta clase de pensamientos le parecía triviales o comunes, algo que no tendría sentido o no valorados por el otro marionetista, el mundo era tan complicado que, las metas de Kinzo no tenían por qué ir unidas a las de Deikum o al revés.

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Ciertamente, la gran marioneta había causado sorpresa, Deikum podía notar el interés en el rostro de Kinzo, quien empezó a hacer preguntas, demostrando así su gran motivación por aprender, por analizar, por incluso crear su propia arte, esto le dio un poco de calidez al corazón del rubio, se sentía contento de haberse topado a alguien como él, a alguien que hasta ahora no había sido tocado por las crueldades del mundo y a quién aún podía ayudar.

—Emm… —Cayó de nuevo en su cuerpo, había estado absorto en sus pensamientos, pero aún quería contestarle al joven todas sus preguntas—. Me usa a mí de combustible, sigue siendo una marioneta, lo que hago es controlar cada pieza desde adentro en la cabina, tiene dos armas en particular, una más destructiva que la otra y bueno, no voy al máximo de mi velocidad, pero es lo suficientemente bueno como para poder cumplir con su cometido —dijo, con una voz calmada y casi con el tono de un profesor.

Su mirada de repente se situó fijamente el peliblanco, admirando su admiración, comenzó a pensar en todas las cosas que podría enseñarle, pero no estaba del todo seguro de si su idea sería lo que el joven estaba buscando, quizás solo necesitaba a alguien con quien hablar, quizás toda esa situación era un simple suceso que ambos llevarían en sus recuerdos. Pero arriesgarse no cuesta nada. Pensó, abriendo la boca entonces para hablar: —Si gustas, podría enseñarte una que otra cosa, no estaba buscando un estudiante particularmente, pero creo que la situación se ha presentado sola. Solo debo advertirte, que el camino conmigo, si deseas tomarlo, será un tanto difícil… —Luego de esas palabras, comenzó a contarle un poco de su sueño y meta, de Zeon y de lo que pretendía lograr con su organización.
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El chico se sorprendió de lo que aquella persona le decía, estaba más que claro que era un experto en el arte del marionetismo y Kinzo lo sabía, estaba más que ilusionado con esa tremenda oportunidad que se había presentado ante él, aunque bueno, quizás estuviera d3emasiado verde para todo lo que significaba tener un maestro, no quería decepcionarlo pero quería por encima de todo aprender, ser mejor y hacer creaciones realmente impresionantes, no tenía un vínculo real con aquella persona pero si tenía todo lo que el joven necesitaba, bordear la moralidad o las leyes le daba bastante igual, ninguna había tenido una moral que le impidiese hacer determinadas cosas, quería llegar a lo más profundo de su arte y potenciarlo hasta un límite jamás visto, por eso se sentía con la potestad suficiente como para hacer lo que quería, cuando quisiera y como quisiera.

-Si le soy sincero estaría encantado en ser su estudiante pero desconozco si tengo las capacidades necesarias para serlo, aclaró con cierta duda, esperaba no decepcionarle, no quería hacerle sentir que perdía el tiempo, no era así, nunca había tenido ningún maestro y tenía esa especie de miedo, aunque quería mostrar su valía, tenía decenas de preguntas, no solo referente a las marionetas sino también a que papel desempeñaría el cómo su maestro, que tendría que hacer, cuáles serían los entrenamientos y que mejoraría, a lo mejor podría hacer mejores marionetas si era guiado por aquella persona que acababa de conocer, ¿estaria el maestro Deikum tan motivado como estaba el joven chico de cabellos canos?, era complicado saberlo pero si creía que esto abriría mucho más sus horizontes, no veía el momento de empezar cuanto antes con todo aquello, aunque tampoco tenía claro si tendría que superar o no, alguna clase de reto, a lo mejor aquel marionetista si tenía más alumnos y tubería que enfrentarse con alguien para ganarse ese “privilegio”

-Dígame maestro, ¿tiene usted más alumnos o alumnas?, preguntó con ciertas dudas, a lo mejor sería uno más de sus aprendices, o tal vez fuera el único, la cosa se podría poner difícil pero lo que más deseaba del mundo era aprender y dar todo de el mismo, a lo mejor, esta especie de mecha o lo que buscaba demostrar seria lo que le motivara en convertirse en alguien de renombre, no solo era ser el mejor marionetista del mundo sino llevar semejante arte hasta la cúspide, eso no sería para nada algo fácil, pero, si se codeaba con gente fuerte y talentosa aprendería más rápido y el camino sería bueno, mas entretenido, era un modo de pensar un tanto infantil pero asi era el joven Kinzo, todavía un lienzo blanco en que dibujar y verter tus propias experiencias, era como si una nueva oportunidad se hubiera creado ante el, sin comerlo ni beberlo, ahora sentía miedo, pero también una necesidad enorme de demostrar de que estaba hecho y por quería aprender tanto, “La senda del maestro y el alumno”, todo estaba por comenzar.


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El joven había aceptado la propuesta, incluso después de las advertencias hechas por el marionetista, había aceptado, esto causó una ligera sorpresa, pero no podía mentir y decir que no lo veía parcialmente venir, después de todo, la conversación de ambos había ido de tal manera que terminaron desarrollando un respeto el uno por el otro.

Sin embargo, su aceptación vino con algunas palabras de desánimo, cosa que Deikum no podía pasar por alto. —No pienses así, en tal caso el miedo cae en mí, de no saber si seré un buen instructor o de sí no podré ayudarte como se debe en tu avance, tú por el otro lado solo debes concentrarte en aprender, en mejorar en las cosas en las que yo he fallado, en crear de alguna manera tu propio camino, tu propio estilo, todo con mi ayuda, solo tienes que confiar. —Le respondió con total honestidad mientras hacía un sello de mano y guardaba nuevamente a su gran marioneta dentro del enorme pergamino, mismo que se colocó en su espalda para cuando terminó.

—Sobre lo segundo, no, como dije, no pensaba siquiera en la posibilidad de tener un alumno, he viajado solo tanto tiempo… —Tragó fuerte, recordando a la rubia que lo acompañaba y su trágico final—. Pero aliados, si tengo, al menos uno, un compañero que comparte un mismo ideal y que me, o mejor dijo, nos ayudará con la formación de Zeon, de hecho, podríamos ir a verlo luego de salir este bosque, creo recordar que mencionó que tenía un aprendiz, quizás ustedes dos puedan llevarse bien y te servirá como entrenamiento, ¿qué dices? —Le preguntó, agachándose y volteando las “brochetas” de conejo que empezaban a oler delicioso luego de que le agregase un poco de sal y especias que guardaba en su mochila.

—Ven, comamos, descansemos y comencemos nuestro viaje para un futuro mejor, Kinzo.
La Torre
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El chico solo se dignó a asentir con cada una de las palabras de aquel hombre, parecía tener un poder de persuasión enorme, o a lo mejor no necesitaba demasiado para impresionar al chiquillo, posiblemente también e estaba dejando “querer” un poco, recibir palabras bonitas no hacían daño a nadie y ese camino, el mencionado por su nuevo mentor estaba ahora enfrente de ambos, comer y beber sin duda sería la mejor de las opciones para celebrar esa especie de trato o pacto formulado entre ambos, posiblemente esa especie de equipo creado sería muy interesante en el futuro y daría una perspectiva enorme al joven chico que aún estaba por desarrollarse,  -Tiene toda la razón del mundo, perdón si soné..demasiado ansioso, explicó el chico tocando sus cabellos plateados, esperando que el hombre entendiera lo que sentía el muchacho y por qué actuaba de ese modo, estaba nervioso y esperaba dar lo mejor de el mismo en semejante proceso, aunque tuviera que dejarse, el sudor, la sangre y el espíritu en el mismo proceso.

-Dígame por favor, ¿Cómo es su compañero?, uh, así que ambos tendrían también un aprendiz, que curioso, comentó el chico pasándole con la mano un trozo de pan, a la espera de saber dónde se colocarían para comer y si, aquel hombre de mayor edad estaba más que interesado en hablar, cuando Kinzo cogía confianza podía ser un poco repetido y eso, a algunas personas podían incomodarle, solo cuando se encontraba contento o ilusionado podía mostrarse de ese modo tan natural que parecía estar ahora, posiblemente fuera la euforia de haber encontrado una especie de camino conjunto y haberse encontrado tan pronto con alguien parecido al marionetista, solo hacía falta tiempo y esfuerzo para convertirse en un gran marionetista y eso bueno, era lo que pensaba que tenía.

-¿Cómo se conocieron?, su amigo y usted me refiero, aclaró esperando una respuesta por parte de su mentor, era complicado saber que senda le llevaría aquel encuentro y que hubiera pasado si este no se hubiera producido, pero ahora solo quedaba mirar hacia adelante y saber que podía hacer, su maestro, aquel hombre de moral dudosa podía ser un gran foco en el que fijarse el joven Kinzo, claro que comprendía que tenía su propia identidad y su manera de hacer las cosas y que no estaba ligado a su mentor, al menos en lo que al pensamiento libre se refería pero también comprendía que, tener un mejor punto de vista sobre las cosas  y su experiencia podía ser algo más que determinante, quedaba ver si el hombre respondería sus dudas o simplemente quedaba callado, era momento de comer y esperar el dudoso encuentro, tenía tantas ganas de este…

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