Roomates [Priv Bisha]
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El viaje desde el País de los Fideos había sido largo, más aun con el nerviosismo y la ansiedad de regresar al lugar que había visto crecer a aquel joven frío y callado del Clan Uchiha. Tras presentar sus papeles, el pelinegro y la rubia ingresaron a la aldea, Rukasu miraba y apreciaba el alrededor mientras su mente volaba y rememoraba un centenar de momentos felices y otros no tanto que fueron marcando su vida hasta la llegada de aquel trágico día en el que las cosas jamas volvieron a ser como antes. 

Tras una breve recorrida por la aldea, el sol comenzaba a caer poco a poco y el horario de descansar se acercaba ya que días muy difíciles los esperaban y disfrutar de ese escaso tiempo libre para descansar después de tanto tiempo era necesario, Rukasu se acerco a su compañera para comentarle que iría a buscar alguna hotel para pasar la noche y pedir así algún tipo de recomendación.

- Debo buscar un lugar donde pasar la noche... ¿Tienes alguna posada para recomendarme?

Las palabras del Uchiha mantenían su frialdad característica pero demostraban en el fondo la confianza que le tenia a su nueva compañera de aventuras quien esperaba que para su fortuna le diese una respuesta afirmativa para poder por primera vez después de tantos años entre las sombras por descansar en paz, aunque sea por unas pocas horas, en aquella ciudad que alguna vez fue su hogar. Sin quitar la mirada de los ojos de la rubia, Rukasu simplemente se mantuvo en silencio esperando a por la respuesta de la misma pero sin dejar de recordar el centenar de momentos vividos en aquel lugar.
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Paso a paso, la incursión de los nuevos integrantes de Yūgure a konoha estaba por darse. Hasta donde la rubia sabía, las barreras de detección eran para analizar chakra que no fuera reconocido en el tiempo y no era su caso. Podría ser el de Rukasu, dado que hacía mucho no volvía a pasar por las puertas de la aldea, pero una vez se actualizara su registro en libros seguro iba a ser fácil identificar quien era, sin necesidad de entrar en investigaciones por parte del cuerpo de barreras de la aldea.

En poco tiempo, los papeles de ambos habrían sido enseñados en las puertas y claro, la bienvenida por los vigilantes de turno a Rukasu había sido un tanto misteriosa, por lo mismo. Sus registros de salida estaban de al menos quince años atrás, pero entrar con la rubia les daba a los chicos cierto parte de tranquilidad. Finalmente ella tenía una misión y la había logrado a término.

Al interior de la aldea, el Uchiha parecía un chico pequeño. Todo para el allí era nuevo. Claro, el comercio estaba mucho más avanzado, las calles no eran de tierra sino de cemento y ahora, las luces neón de todo tipo predominaban en los bares de mala muerte y en las tabernas corrientes. Aquellos colores quizá eran más atractivos a quienes buscaban pasar ratos de placer a costa de compañías que se lucraban con dinero o de quienes simplemente buscaban ahogarse en alcohol.

Bueno… La verdad no. Yo vivo aquí, así que si tengo casa— sonrió.

Sabía bien que aquellas palabras iban a hacer daño a Rukasu. De una forma u otra, konoha ya no era su hogar. Había pasado tanto tiempo fuera de la aldea que era imposible que el chico se sintiera al menos un poco a gusto. Por otro lado, hospedarse en cualquier lugar también daría cuenta que ni siquiera tenía un espacio en el barrio Uchiha. La rubia tragó saliva con algo de esfuerzo mientras le miraba de soslayo.

Mi casa es tu casa.— sentenció seria poniendo la vista al frente.

No sabía a qué exactamente se refería con eso, pero ella tenía una misión y la misma involucraba a Rukasu. Sabía bien que tenía, si o si, que acercarse a el lo que más pudiera y la mejor forma de todo aquello, así como había pasado con Gea, era abrirse al otro. Mostrar su casa, abrir su espacio y darle al Uchiha un techo, un hogar al cual volver cada que estuviera en la aldea.

Hacia allá vamos, verás que no es algo demasiado grande ni lujoso, pero estaré encantada de recibirte. — comentó dejándole una sonrisa. —Pero antes, vamos a comer. Muero de hambre ¿Tu no?— terminó mientras se acercaban a una calle llena de comercio en la que seguro, algún local de comida llamaría la atención del pelinegro. Fuera por que le conocía o por que de primeras el olor y la vista se lo harían llamativo.
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Tras oír las palabras de la rubia, Rukasu solamente atinó a agachar levemente la mirada y preguntarse como se encontrarían su madre y su hermano quien tras su marcha de Konoha ellos también se alejaron de la aldea, ubicándose en una hermosa cabaña en un pequeño pueblo en las afueras del País del fuego. Sin demostrar debilidad, el Jounin se sobrepuso rápidamente para de un momento a otro sorprenderse hasta incluso sonrojarse tras escuchar a Bisha.

-Di...Dijiste tu... ¿Tu casa?

Preguntaría el Uchiha temeroso y dubitativo, era raro verlo en esa posición alejada por completo a la imagen que suele demostrar de una inexpresiva frialdad y carencia de emociones. Tras el ofrecimiento, su compañera comentó acerca de la idea de dirigirse a algun lugar en busca de comida y si algo había claro es que en aquel lugar se encontraba la tienda favorita de la infancia del joven Rukasu.

- La tienda Dango... sigue abierta? Solía ser mi favorita... Tal vez podríamos...

Diria Rukasu por lo bajo mientras dirigía su gélida mirada hacia los ojos de su compañera esperando la respuesta de la misma. Dentro de su cabeza un centenar de recuerdos seguían revoloteando dentro de la cabeza del joven quien para su fortuna contaba con una gran guía para aquella improvisada visita a Konoha.
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Parpadeó un par de veces sin poder entender el sobre salto del Uchiha. Para ella quizá era normal. Bisha había sido, hasta los doce, una chica pudorosa, pero luego de eso jamás le había tenido miedo a su cuerpo y a mostrarse tal cual era. Ahora tenía treinta, era una mujer echa y derecha capaz de sortear todo, incluso el hecho de llevar a hombres a su casa. Rukasu no era el primero y tampoco iba a ser el último.

Ehm… Si, a mi casa. ¿Te molesta o algo?— indagó ladeando la cabeza un tanto confusa. —Si no quieres podemos buscar hospedaje luego, no hay problema.

Notó de soslayo el sonrojo del chico e incluso su incomodidad a la propuesta. No tenía que acceder, incluso si le molestaba era fácil dar con un lugar, aunque era precisamente eso lo que no quería, que estuvieran alejados y casi que incomunicados. Si habían avisado sus intenciones, entonces lo mejor era sortear las adversidades juntos. Sin embargo, su enfoque desapareció cuando el tema de la comida volvió a tocarse.

Dango, dango…me suena el nombre...— dijo colocándose el índice derecho en la boca y pensando.

El nombre se le hacía familia, pero cierto era que Konoha dentro de su comercio había cambiado tanto a lo largo de los últimos quince años que era imposible recordar lugares con nombres tan sencillos. Incluso, ahora todo lucía con colores neón y un tanto más tecnológico.

Dan…¡AH YA SÉ DE QUE HABLAS!— casi que gritó emocionada al dar con el lugar. —Pero ya no se llama la tienda Dango, se llama Eternal love.— comentó riendo. —Luego de que el dueño inicial se retirara del negocio, su hija, Hanami, decidió apodarlo así. Pero vamos ahí, la comida está bastante bien— finiquitó la de cabello dorado.

Bisha no tenía problema, pero si Rukasu se había escandalizado con ir a la casa de la militar, entonces se moriría cuando viera la nueva fachada de la Tienda de Dango. Poco a poco se irían acercando. Se habían expandido, ya no era una caseta, sino un edificio con al menos siete u ocho pisos, rosado, adornado con corazones, con luces y con detalles bastante relevantes de la vida en pareja. La rubia, de inmediato, pondría sus ojos en el Uchiha sin que este se percatara.

Art concept.
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La invitación por parte de la rubia había sorprendido gratamente al Uchiha quien en su vano intento de disimular su vergüenza solo logró dejarse más expuesto. Lejos de brindarle una respuesta negativa, aunque manteniendo la frialdad de sus palabras, Rukasu miró a los ojos de la Jounin y procedió a confirmar y agradecer su invitación.
 
- Gracias por la invitación, podré volver a descansar un poco luego de tanto tiempo sin lograrlo... al menos por dos días. Espero que tu sillón sea cómodo...
 
Retomando la charla para el lado culinario, la bella rubia mencionó algo sobre ciertos cambios en lo que solía ser la tienda favorita de Rukasu, una tienda clásica de no muy alto perfil y donde solían servir deliciosos y sencillos platos. A pesar de lo mencionado, el pelinegro accedió a visitar la tienda y compartir un momento junto a su nueva compañera.
 
El trayecto hacia el lugar no fue muy largo, ambos caminaron tranquilamente disfrutando de quizás los últimos vestigios de una libertad que sería corta y que seguramente tardaría un buen tiempo en volverse a lograr. Al llegar al lugar, los ojos del Uchiha se abrieron de par en par como una lechuza, soltando una suave risa y saliendo de ese perfil de chico rudo y serio ante la nueva fachada del lugar.
 
- Veo que tiene algunos pequeños cambios... pero bueno veremos si la comida sigue siendo igual de buena.
 
Diría Rukasu entre risas, tratando de generar lo mismo en su compañera. En ese momento por primera vez, el Jounin miró con detenimiento a la rubia sin que percatara sorprendiéndose de sus dotes físicos, aunque sin emitir reacción alguna para que esta no se percatara. Posteriormente, procedería a dar el primer paso hacia el lugar para luego ingresar y solicitar una mesa a la recepcionista.
 
Una vez dentro y quizás algo deslumbrado por las tenues luces y calidez del lugar, observó como el lugar estaba repleto de parejas, aunque también grupos de amigos compartiendo una buena cena y algunos tragos tras alguna misión o trabajo en caso de no ser shinobis, Rukasu tomaría la iniciativa solicitando una botella de vino y unos onigiris como entrada.
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La respuesta de Rukasu alentó a la rubia. Ciertamente su espacio, como lo había mencionado innumerables veces, no era grande, pero era acogedor. Lo que no había pensado era que, en efecto, solo había una cama y ellos eran dos. La primera opción era el sofá, pero ella había tenido tan buenos descansos allí, que realmente no le incomodaba tomar, por dos noches, ese espacio para descansar. Por otra parte, Rukasu si llevaba un tiempo sin poder hacerlo cómodamente, así que, cedería su cama al Uchiha sin pensarlo siquiera dos veces.

Lo es, verás que estarás muy cómodo en casa— le sonrió.

La reacción al llegar al lugar hizo sonreír a la rubia también, mientras negaba sin poder hablar de lo “mal” que había estado la elección del chico. Efectivamente, eternal love era un lugar para parejas y ellos, sin quererlo del todo, eran una pareja nueva. Afirmó a las palabras del jounin.

Es muy buena, realmente…— comentó.

Bisha conocía bastante bien el lugar. Lo curioso, es que jamás venía con hombres, solía venir con chicas a pasar el rato, a reírse un rato y a conversar. Normalmente con compañeras del trabajo, que tensas, por las largas jornadas en el hospital central de la aldea, salían de vez en cuando a relajarse entre chicas.

Suelo venir acá con compañeras de trabajo, luego de extensas jornadas de trabajo… Normalmente hay grupos de chicas porque el lugar es bastante cómodo y rosado— dijo entre risas. —Ya verás, espero no te disguste el cambio de Dango’s.— terminó antes de mover sus pies al ingreso del local. Ahí, un joven de muy buena apariencia les atendería.

Buenas tardes señores ¿espacio para dos?— indagó a lo que respondería la rubia con una pequeña afirmación no sin antes responder al saludo muy cordialmente.

No vestían precisamente de gala, como para estar en ese lugar. Se había convertido en algo de celebraciones, de parejas de tiempo, de fechas especiales y hasta de eventos como matrimonios o peticiones de mano. El chico con un ademán les daría ingreso. Sonreiría y daría sus indicaciones.

Al fondo a la derecha, podrán ver un ascensor, les he ubicado en el último piso. Allí, mi compañero Shoku, les atenderá con gusto. Él les indicará la mesa, y se encargara de sus pedidos.— culminó dándoles paso.

La rubia empezaría a caminar seguida por Rukasu y dos pasos después, caminaría a su lado. Por una especie de pasillo adornado con colores neón, con corazones y peluches por todo el corredor. Entraron al ascensor, subieron al último piso donde la vista era increíble. Podría verse la montaña Hokage perfectamente, en ella, el rostro de Eifen grabado, al igual que el de los otros. Shoku les había indicado la mesa y tomado inicialmente, el pedido hecho por Rukasu.

¿Vino para empezar?— sonrió poniendo sus orbes sobre el otro, dejando sus codos en la mesa para apoyarse en ellos y su izquierda como soporte de su cabeza —¿Es esto una cita?— terminó antes de guiñarle el ojo y esperar que trajeran el vino.

Muchas mesas ocupadas con grupos, específicamente de chicas que miraban a la pareja que recién había ingresado, incluso, más interesadas en el chico, claro. Otras parejas parecían estar más concentradas en lo suyo.
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Última modificación: 21-02-2023, 02:42 PM por Rukasu Uchiha.
El lugar era realmente bello, algo ostentoso, pero bello. El servicio parecía ser genial, Shoku no tardó en traer la botella de vino solicitada por el Uchiha, una botella de uno de los mejores vinos Proveniente del País de las montañas. Al llegar, procedió a destapar con sutileza la botella y colocando una pequeña medida en forma de desgustación en la copa de la rubia para posteriormente llenar las de ambos comensales, claramente las pagas eran buenas en el bajo mundo.

Tras retirarse, Rukasu rió algo nervioso ante la pregunta de la Senju, quizás algo intimidado por su actitud y seguridad así como tambien sus dotes físicos y procedió a contestar.
 
- De donde vengo este tipo de encuentros no son muy normales... pero creo que podríamos darle ese título, al menos por esta noche... ¿No crees? Quizás sea la última que podremos disfrutar en mucho tiempo... Así que no debemos guardarnos nada.

Las palabras de Rukasu eran profundas pero lo hacían salir de su personaje serio y frio tratando de empatizara con su compañera de armas. Desde su posición el pelinegro podría apreciar cómo las miradas de los hombres allí, esto no le molestaría ni llamaría la atención pero era un detalle que no se podía pasar por alto. 

- La comida la eliges tu eh!

Mencionaría el Uchiha mientras sonreía sin vergüenza alguna, era la primera vez que este lo hacía frente a la rubia, verlo sonreír y relajado no era algo que sucediera todos los días pero su compañera al menos de momento lo había logrado.
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Todo ahí parecía ser irreal. Sin quererlo, Bisha había acabado con quien era su compañero de equipo, disfrutando de lo que parecía ser una velada romántica de ensueño. Sin saberlo, aquel aire la había envuelto en una especie de sueño del que no se quería privar. La rubia había tenido salidas con chicos antes, claro, así como también había disfrutado de muy buenos banquetes con amigas, pero después de Surazal, cuando apenas tenía quince años, la rubia no había tenido una velada con nadie.

Lo curioso, era que en su época aquella tampoco había sido una salida romántica. El tinte y el juego que ella solía proponer ponía las cosas intensas, pero ciertamente disfrutaba de poner a los hombres en grandes aprietos. Lo solía hacer a menudo, jugar un poco y luego retirarse abandonando al otro casi que con incomodidades corpóreas a flor de piel. De eso, el Uchiha aún no conocía nada, pero era bueno que supiera quien era su compañera, así que, ¿por qué no jugar un poco?

Finalmente, quien les atendía se acercó con su botella de vino. La decoración de la mesa tenía en su centro una especie de lámpara que iluminaba perfectamente la cara de la rubia e intensificaba el color violáceo de sus ojos. Habría puesto el codo izquierdo sobre la mesa y apoyado su rostro en su palma abierta. Desde allí, sus ojos se enfocarían con cierta fuera sobre el chico, quien al sentirse intimidado se apresuró en servir el vino y se marchó sacándole antes a la rubia una sonrisa ladina de los labios.

¿De dónde vengo? Creí que eras de aquí— sonrió sin taparse la boca y dejar frente al otro una sonrisa genuina.

Si, tienes razón, soy solo estamos para disfrutar, pasarla bien y luego, ver que pasa...— continuó sonriente dejándose llevar por el clima.

Vale vale, me parece mejor... Llevabas un tiempito sin comer acá, no sea que pidas algo horrible— bromeó.

En ese lugar quizá algunos platos podían tener un tamaño normal, otros no tan grandes, pero efectivamente era la mejor elección para buscar una comida completa.

¿Qué tal se siente volver? ¿estás bien hasta ahora?— preguntó mientras el chico parecía acercarse con dos cartas que dejaría en la mesa. Bisha tomaría una mientras escuchaba al Uchiha poniendo sus orbes en el en cuanto empezara a hablar. Un mecho de cabello se resbalaría del resto y de forma intuitiva la rubia lo dejaría justo detrás de su oreja derecha. Mientras, el resto parecía estar al frente y sin incomodarle.
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La calidez del ambiente iba haciendo sentir cada vez mas agosto al joven Uchiha, Rukasu escuchaba con detenimiento las palabras de Bisha mientras la miraba fijamente a los ojos, aunque esta vez lejos de intentarla someter en un genjutsu como de solía hacer con su mirada. Tras la ultima pregunta por parte de la rubia, el Jounin más relajado gracias al vino alzo su mirada hacia arriba mientras pensaba un poco.

- Se siente raro no te lo voy a negar, pero gracias a tu compañía se hace mas llevadero. Por la mañana luego de desayunar iré a dar un breve paseo antes de comenzar con nuestras tareas. Puedes acompañarme si quieres.

El Uchiha tenia pensado levantarse temprano y sorprender a la Rubia con un desayuno utilizando su sigilo para moverse en una muestra de gratitud por darle asilo, aunque de momento esto lo mantendría en secreto. Pasando de pagina Rukasu, vio que la botella de vino ya estaba casi vacía y procedió a pedir una mas al mozo pero antes le lanzo un comentario al aire a su compañera.

- Espero que ya hayas elegido, sino terminaremos borrachos ja...

Dijo mientras alzaba la mano con sutileza para llamar a Shoku quien de momento los estaba atendiendo de maravillas, el sentido del humor de Rukasu era extraño porque le era muy complicado alejarse de aquel papel de chico frio y calculador pero este intento por romper con ese estereotipo hacia que sus acciones y palabras tuvieran una gracia particular.
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Las palabras de Rukasu eran precisamente lo que ella pensó que serían. Su tarea era simple, debía hacer que el chico se sintiera tan cómodo como fuera posible. Sabía de sobra que era volver después de un tiempo y querer sentir que las cosas eran iguales cuando efectivamente el tiempo lo había cambiado todo.

Me alegra que sea así, en parte es mi intención esa: Hacerte sentir como en casa.— comentó tranquila la de cabello dorado.

¿Mañana? Claro, estaré encantada de ir contigo… Esperaba entrenar un poco, podríamos despertar temprano a hacerlo, luego ir a dar el paseo del que hablas.— replicó.

Finalmente, la velada seguiría su curso habitual antes de que el Uchiha pidiera más bebida. La rubia, entregada al momento y a las risa solo continuó bebiendo al par que Rukasu se lo imponía. Ella era buena, realmente solía beber tanto que su umbral de embriaguez no era el mismo de muchos hombres, estaba por encima. Y eso, aunado a que todo el tiempo debía tener control de chakra en su frente, también servía para que sus células eliminaran el posible estado en el que pudiera estar.

Sin embargo, estaba un poco más relajada, nada más dejándose llevar. —Luego de salir de acá volveremos a prescindir de tu presencia otro tiempo ¿o tienes pensado volver más seguido?— hablaba un poco más del tema sobre Yūgure y los posibles movimientos que se gestarían a partir de ello. Le intrigaba especialmente el tema después de la misión. Sabía bien que aquello podría significar su renuncia de la aldea, pero también podría ser su momento de acercarse un poco más a las fauces del imperio como agente oculto.
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La cena marchaba de maravilla, la conversación era muy fluida y el vino poco a poco comenzaba a hacer efecto en ambos comensales. El mozo llegó a la mesa trayendo consigo otra botella del mejor vino del lugar y los platos elegidos por los jóvenes quienes continuaron su charla con intensidad.

- Si me lo pides tú podría considerar la idea de quedarme un tiempo jaja, después de todo me gusta pasar el rato contigo, lo cual es bueno ya que al parecer tendremos que pasar bastante tiempo juntos.

Tras contestar Rukasu empezaría a cenar disfrutando de un delicioso plato se Ramen de cerdo mientras continuaba charlando con su compañera.

La cena había ido de maravilla, ya era algo tarde por la noche y el momento de ir a casa había llegado. El Uchiha estaba disfrutando mucho del momento acompañado de risas y recuerdos compartidos entre ambos. Tras finalizar el postre y haber tomado unas tres botellas de vino entre ambos, alzó su mano derecha solicitando la cuenta al mozo pagando en efectivo y dejando una buena propina.

- Vamos?

 Preguntaría Rukasu mientras se ponía de pie y extendía su mano hacia su compañera para ayudarla a ponerse de pie y emprender viaje rumbo a su morada. Si bien al pelinegro le había incomodado un poco la idea de compartir hogar con la rubia al principio, luego de compartir aquel hermoso rato había cambiado completamente de parecer sintiéndose en plena confianza.
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La noche siguió su ritmo. Tanto ella como el Uchiha estaban disfrutando el momento. Entre charla y charla las botellas de vino bajaban con rapidez, y así como el licor, pronto, los platos que habían pedido, también habían desaparecido. Claro, en su momento, la presentación de estos había sido muy buena, incluso, uno de los platos incluía una especie de atracción ígnea en la que incendiaban la comida y esto finiquitaba su elaboración y cocción. Había sido perfecto, incluso su sabor. Para Rukasu, seguro todo eso había sido sublime, dado que, por muchos años no había tenido la forma de disfrutar momentos así.

Incluso a mi— comentó en medio de una especie de suspiro, dado que, como era sabido, en la misión de la fortaleza podría estar en juego su postura frente a la aldea. Aún no se sabía, pero podría ser que en medio de aquella misión las cosas no resultaran bien para el grupo autodenominado Yūgure.

Rukasu, por otra parte, al terminar la cena había tenido la osadía de invitar. Ella, en su momento, había buscado la forma de pagarlo, pero recordó que se quedaría en su casa, así que, tomó aquello como una especie de canje entre lo que sería una noche en hotel a cambio de quedarse en su casa en compensación con la comida que acababan de pagar, aunque era fijo que la noche de hotel era mucho menos costosa.

No tenías que pagarlo todo tú, que también tengo dinero ¿eh?— bromeó mientras afirmaba las palabras del Uchiha.

Tomó con agrado su ayuda y se dispuso con el a salir del lugar. En medio de aquella travesía, charlas y risas iban y venían. Estaban aturdidos por efecto de la bebida. Incluso, habían sido de los últimos en salir del lugar y aunque no estaba mal, era cierto que pasaban por zonas demasiado residenciales en las que, a esa hora, la caída de una hoja podía escucharse. Como fuera, se hicieron paso por las calles de la aldea hasta llegar a una especie de portón.

Es aquí. — Dijo la rubia plantándose frente a Rukasu. —Ahmm… Quiero que guardes esto muy bien en tus recuerdos, después de esto, no sabemos cuando más vuelva a pasar que disfrutes de las comodidades de la aldea… incluso lo digo por mi— dijo mirando a la puerta. —Hagámoslo lo mejor que podamos, mañana seguro será un día mejor— terminó empezando a subir las escaleras.

Al entrar a la casa, aunque humilde, era bastante organizada, olía bien y parecía tener lo básico para vivir. De frente a la entrada, la pared a la derecha y al fondo, lo que parecía ser la cocineta separada de una especie de recibidor por una barra americana. A la izquierda, una especie de sala de recepción y sobre la pared de ese lado, la que estaba junto a la puerta, una ventana que daba a la calle. Después de la cocina, y en recto después de la sala, se podría ver una especie de corredor que llevaría a su recámara y baño.

No tardo, siéntete con la libertad de sentarte donde quieras. Puedes leer o chismosear mientras me cambio— le dedicó una sonrisa y se marchó por el pasaje que llevaba a su habitación.

Allí, se cambió, organizó sus cosas y se dispuso a salir nuevamente. Tenía puesta un pantalón de tela suave, como de pijama, de color rosa, un top blanco dejando su cintura y abdomen descubiertos y sin nada en los pies. Su cabello iría recogido con un lazo rojo dejando en su cara un mechón de este.

Bien, la habitación está al fondo, dejé todo listo para que te acomodes allí. Puedes ducharte si quieres, yo voy a leer un rato y luego de eso buscaré descansar— ¿Leer? ¿Acaso estaba loca? No, pero era una vieja costumbre, así que, no había mucho por hacer.
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Finalmente habían llegado al hogar de bisha y la primera impresión fue excelente, el apartamento olía de maravillas y se notaba el toque femenino ya que reinaba el orden y la decoración era sumamente bonita. Intentando ocultar el nerviosismo, Rukasu esperó a que la rubia se cambiara tranquila mientras el apreciaba la vista desde el pequeño balcón desde donde se podía apreciar una bella vista de toda la ciudad la cual quizás, sin saberlo, podría ser la ultima vez que podría apreciar su belleza nocturna con una libertad semejante. 

La rubia no tardo en volver con su pijama colocado y esto si que sorprendió al Uchiha, estaba realmente hermosa... pero aun así intento mantener la cordura y ocultar sus emociones manteniendo una seria expresión. Bisha le ofreció darse una ducha lo cual el pelinegro accedió con amabilidad, realmente anhelaba una buena ducha caliente y luego recostarse. El efecto del vino aun lograba hacerse sentir, mientras caminaba rumbo al baño Rukasu le comentó a la rubia lo siguiente.

- Si quieres podemos beber algo mas antes de dormir... ¿Qué opinas?

Sin esperar respuesta ingreso al baño y procedió a desvestirse y abrir la ducha, la sensación del agua caliente recorriendo su cuerpo era tan placentera en conjunto con la tranquilidad de no tener que estar alerta ni escondiéndose del enemigo, lo cual venia haciendo desde hace ya mucho tiempo. La ducha fue breve y fue así como el Uchiha salió del baño con un pantalón largo suelto de pijama y su torso al descubierto, no era normal ver a Rukasu sin remera pero la temperatura dentro del departamento era agradable y ameritaba a dormir de esa forma. El torso del Uchiha mantenía algo de bronceado luego de su ultima estadía en el país del viento donde el sol es muy fuerte, se podían apreciar sus abdominales y pectorales muy definidos aunque lejos de querer lucirlos procedió a preguntar.

- Te molesta si duermo así? Puedo colocarme una camiseta si prefieres.

Diría mientras tomaba una camiseta blanca sumamente grande con el logo del Clan Uchiha en la espalda la cual solía utilizar para dormir. Tras esto, mientras esperaba la respuesta se acercaría a su compañera y tomaría su mano para agradecerle por compartir su hogar y permitirle dormir tranquilo luego de tanto tiempo.

- Agradezco mucho el que compartas tu hogar conmigo, llevo mucho tiempo sin descansar apropiadamente. En serio... gracias...

Tras esto, Rukasu solamente se limitaría a esperar el accionar de su compañera para acomplarse a sus planes o simplemente marcharse a dormir en paz.
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El Uchiha al parecer, aceptaría con agrado la invitación de la rubia. Ella sabía bien que lo ofrecido al pelinegro era lo apenas normal y que, además, lo agradecería con todas sus fuerzas. No esperó que el chico le hiciera la propuesta de beber algo más. ¿No estaba satisfecho aún? La Senju parpadeó un par de veces y le dedicó una sonrisa.

Que suerte tienes, creo que me queda aun una botella de sake de mi última salida— comentó mientras caminaba a la cocina y Rukasu se daba la respectiva ducha.

De la nevera sacó la botella de sake, se dispuso a abrirla y acto seguido, buscó entre sus cosas cos copas, una naranja y una azul. Hizo una mueca de disgusto. Rukasu no era el primer chico que pasaba por allí y seguro no iba a ser el último, pero aquel, dueño de la copa azul, si que había modificado las formas de la rubia.

Bien, acá estará perfecto.— comentó para ella misma acercándose al sofá que daba con la ventana. Justo en ese momento, el Uchiha saldría del baño y vería sobre una pequeña mesa la botella y dos copas —Ven.— Comentó tranquila mientras servía los dos primeros tragos.

No, realmente no tengo problema. Tampoco es como si fuéramos a dormir juntos— dijo tranquila antes de pasarle el trago de sake a Rukasu. —No agradezcas, de verdad que no hace falta… no aún. Luego, cuando sea menester, deberás darme más que las gracias— bromeó hablando de las exuberantes sumas de dinero que solía pedir a sus clientes después de realizar cualquier tipo de operación.

Toma asiento— lo invitó a que se hiciera al frente de ella. El mueble tenía espacio para tres, así que, ella estaría en un borde y el seguramente en el otro—¿De qué estábamos hablando antes?— preguntó para retomar el hilo de la conversación.
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La situación comenzaba a tornarse cada vez mas comoda para ambos, aquella reconfortante ducha habia rejuvenecido por completo al Uchiha, quien tras escuchar las "ordenes" de su compañera procedió a sentarse junto a ella. Sinceramente hacia un largo tiempo sin que el Jounin bajara su guardia por completo y pasar a divertirse un rato viviendo una vida normal. El sillon estaba realmente comodo, Rukasu tomo la copa entregada por la rubia y procedio a levantarla mientras la miraba fijamente a los ojos para luego preguntar.

- ¿Por qué brindamos?

Preguntaría Rukasu con cierta suspicacia, realmente se sentía comodo y pretendia transmitirle aquella sensacion a su compañera para lograr que esta tambien se relaje completamente y disfrutar al menos una ultima noche antes de partir por tiempo indefinido rumbo hacia a la mision solicitada. 

- Hacia un buen rato no me relajaba de esta manera, lo necesitaba. ¿De que hablabamos?  Ah si me remarcabas que no dormiremos juntos jajaja, es broma! Es broma!

Decia Rukasu entre risas mientras con sus palmas hacia una seña hacia abajo en forma burlona buscando romper el hielo en aquella situación. Dentro del Uchiha se sentia realmente feliz de haber encontrado una compañera como Bisha, alguien en quien poder confiar nada más ni nada menos que su vida...
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El Uchiha se acercó despacio haciendo que la rubia sonriera tranquila. Era verdad que el espacio y la tranquilidad que se podía sentir era sencillamente abrumadora. Habían tenido una velada espectacular y las risas incluso ahora mismo no paraban y eso hacía que se pudiera respirar en exceso la tranquilidad que quizá hacía mucho ambos no sentían.

Ahora que lo dices, podemos brindar por los nuevos comienzos, por que tu regreso, por lo que vendrá… No sé, ahora mismo siento que hay mucho que celebrar.

Dijo alzando la copa buscando que el cristal de la suya chocara sutilmente con el cristal de la copa de Rukasu para después beber del contenido de la misma poco a poco. Si bien era cierto que la resistencia de la jounin con el alcohol era envidiable, también era cierto que habían bebido tanto que se había empezado a formar un sonrojo evidente en sus mejillas y sus sentidos habían empezado a tambalear.

Ara ara… No te pongas escamoso con eso, si lo que quieres es compartir cama conmigo dímelo— respondió con el mismo tono característico suyo.

Volvió a beber del vino y se dejó caer hacia atrás en el sillón en el que estaba antes de poner su copa de vino en la mesa a su izquierda. Posteriormente subiría sus piernas y las abrazaría. Su rostro giraría a la ventana y desde allí, se enfocaría en lo que parecía ser una profunda reflexión.

Esperemos todo este capítulo acabe pronto.— Suspiró —Amo Konoha y no veo la hora de verla libre del yugo que supone esta dictadura implantada a la fuerza por Boshoku y Kami-sama.—

En su mente, miles de cosas tenían lugar, pero la más importante, la llevaba a pensarse tomando el liderazgo de su clan. Aunque nadie lo sabía, la rubia se había estado esforzando por lograr, aquello que su propio linaje en algún momento le había negado.
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La noche poco a poco comenzaba a llegar a su final, tras compartir una hermosa cena junto a su compañera seguido por unos buenos tragos acompañados por una charla en su departamento. Tras escuchar los motivos del brindis de la rubia, el Uchiha procedió a chocar su copa con la suya y beber su contenido de un solo trago apoyando la misma con fuerza sobre la mesa al finalizar. 

Acto seguido, tras escuchar las palabras de Bisha respecto a la cama, no pudo evitar recordar como aquella fría noche en el bosque del fuego donde habían iniciado un camino que los volvería inseparables y seria el puntapié de una historia que apenas comenzaba, Rukasu respondería con cierta timidez acompañada de una risa algo nerviosa algo realmente extraño en su personalidad lo que dejaba en evidencia los efectos del alcohol en el.

- Pues no estaría nada mal algo de calor humano eh, así que si lo quieres tomar como una propuesta adelante.

Diría Rukasu con cierta gracia aunque hablando en serio hacia Bisha. Acto seguido serviría una ultima copa en el vaso de su compañera y en el suyo finalizando así la botella para proceder a terminar la noche mientras esperaba la respuesta de la rubia quien aparentemente se encontraba en la misma sintonía que el Uchiha.
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La respuesta de Rukasu había tomado por sorpresa a la rubia. No por que no se considerara lo suficientemente atractiva para llamar la atención del Uchiha, sino por que le parecía en parte tranquila la forma en la que aquella propuesta había sido lanzada. Sencillamente la intención de aquello no lograba verse más allá de compartir literalmente la cama pero la rubia solo sonrió y negó antes de ver como servía el licor restante en la botella.

No tengo una cama muy grande, la verdad, prefiero que duermas cómodo. Esta puede ser la última noche que disfrutes de privilegios que yo nunca he dejado de tener.— comentó antes de beber un poco del último vaso de sake.

Oye Rukasu, mañana me vendría bien un entrenamiento, hace mucho no entreno con un Uchiha, si te parece podríamos ver que tal nos va.— dijo sin más antes de poner su mirada en la calle y guardar silencio por varios segundos. —Eifen de verdad amaba esta aldea… ¿Sabes? En todo el tiempo que he pasado aquí desde su ausencia… A veces logro sentir que su espíritu sigue vivo en la gente de la aldea… Bueno, no solo el suyo, hablo de la voluntad de fuego, todos los que vivimos aquí parece que estuvieramos esperando por el cambio verdadero.— miró a Rukasu.

Deberíamos buscar la forma de acercarnos también a la Hokage, quizá conocer sus intereses más allá de lo que tenemos ahora pueda servirnos para saber si en algún momento la voluntad de fuego podría hacerse uno con ella y ayudarnos.

Tal vez decía cosas sin sentido, pero para ella no era un secreto el rumor de que la actual líder de la aldea compartía ideología con los rebeldes y que la misma, trataba de acercarse a los imperios más grandes quizá con el fin de imponerse y derrocarlos.

¿Te habría gustado ser Hokage o crees que Yatako pueda llegar a serlo?— su idea además había mutado respecto a ese tema, pero sentía preciso conocer la intención de sus compañeros. Volvió a beber antes de escuchar al Uchiha.
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Hablo - Pienso - Narro
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Una extraña sensación invadió el cuerpo del Uchiha tras la respuesta negativa por parte de su compañera, sinceramente Rukasu se sentía muy a gusto con la compañía de la rubia pero intentando disimular aquellos sentimientos encontrados, con cierto nerviosismo totalmente atípico en experimentado Jounin intentó retomar el hilo de la conversación.

- Ee.. Entrenar dices? Sí claro...

Decía agachando la mirada con cierto nerviosismo pero reincorporándose para responder la segunda pregunta de su ahora compañera de cuarto. Esta pregunta descolocaba un poco a Rukasu haciendolo entrar a sus mas profundos recuerdos cuando Konoha y el mundo shinobi vivían en paz y armonía. Tras tomar un segundo meditando su respuesta tomo aire y respondió.

- Nunca me ha interesado ser alguien publico. Siempre me he manejado con un perfil bajo, preferiría ser el Hokage de las sombras y ayudar desde una posición desconocida a esta aldea que tanto me ha dado. Y puede que tengas razón, puede ser una de las ultimas veces que pueda disfrutar de esta paz que hace tanto no sentía y si me permites decirte... me alegra pasar este rato contigo.

Finalmente, dejando el nerviosismo de lado, Rukasu había lanzado por primera vez en años palabras desde su corazón. Quizás el alcohol estaba haciendo efecto y permitiendo salir de esa coraza que se formó por encima de el para protegerlo ante las constantes adversidades a las que se ha enfrentado a lo largo de estos años. Dicho esto Rukasu se puso de pie y se acercó para saludar a su compañera con un abrazo previo a dirigirse hacia el cuarto caminando por el pasillo divisorio en total armonía mientras en el exterior una fuerte lluvia repentina comenzaba a preparar un escenario perfecto para un buen descanso.

- Valoro mucho esto... Hasta mañana y ... Gracias... 

OST
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No sabía por qué, pero a ratos el ambiente entre ellos solía ponerse tenso. Algo no estaba viendo la rubia que lograba hacerla sentir incómoda y lo reafirmaba con las reacciones de Rukasu. Sin embargo, solo le había visto reaccionar de soslayo, desencajándose un poco y luego, volviendo a enfocarse en lo que parecía ser la conversación principal.

Si no quieres no hay problema ¿vale?— agregó dada la respuesta con aire de dudas del otro.

Le escuchó y justo después de ello, la rubia adoptó una mirada triste y así mismo, se fue convirtiendo en una rara un poco más contundente, fuerte y decidida. Las palabras de Rukasu tenían razón y al tiempo, la hacían desear aquello que quizá jamás podría tener. Suspiró y justo después, agarró la fuerza para “confesarse”.

Yo no creí que cosas como ser Hokage fueran posibles, pero hoy me siento diferente con respecto a lo que podría ser mi más grande sueño. Si pudiera, o fuera electa, yo tomaría el cargo— ¿Qué estaba diciendo? —Si, eso siento… Por esta villa, por lo que mis antepasados construyeron, porque sé que puedo protegerlos… Por todos, quisiera ser la próxima Hokage— cerró con fuerza y con su mirada clavada en el otro con un fuero impresionante.

Sería genial que fueras la sombra tras la sombra.— sonrió tranquila.

Tras esto, Rukasu se pondría de pies y pasaría a darle un abrazo. Bisha correspondería debidamente y le vería marcharse a la habitación.

También lo valoro mucho, Uchiha Rukasu. Descansa, mañana podemos seguir conversando.— empezó a acomodar las cosas y antes de darse cuenta, la rubia estaría acostada en el mueble y dormida después de la estupenda velada que el Uchiha y ella habían tenido.
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