Samuru Gaiden: Confrontación
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Ya un buen tiempo pasó desde que se separó de Aeval y Kujou. El conocerlas a ella fue el segundo paso de su entrenamiento. Tabit le enseñó las bases para usar el ninjutsu y la forma de potenciarlo de cara el futuro. Con el dúo femenil fue un paso más allá. Conociendo shinobi, tácticas, formas más complejas de usar el chakra. Fue literalmente ir al siguiente nivel. Con lo que obtuvo de todos ellos, su viaje durante el siguiente año ha sido muy productivo. Olvidó lo que es esconderse, tener miedo, sentir que su vida no depende de él, sino de la suerte, el destino, de otros seres humanos. Ahora es un ser diferente, una personalidad y confianza que denotan fuerza en su andar, en sus palabras. No es agresivo, no necesita serlo, simplemente la calma y serenidad demuestran en su ser el tipo de persona que es ahora. Samuru es un ninja, aunque no lo sea, y uno con mucho potencial. No es el futuro, al menos no solo eso, ya es el presente.

Por esto mismo es que tomó la decisión de volver a “casa”. Sí, Hoshigakure fue su destino. El peculiar aire que ahí predomina y aleja a tantos viajeros no funcionaba en él. Nació ahí, está acostumbrado, independiente de los años que estuvo fuera. Sus padres le dijeron en el pasado que jamás volviera, puesto que ahí sería más fácil encontrarlo y podía haber trampas. Por eso, hasta ahora, nunca barajó esa posibilidad. Pero las personas crecen y las decisiones cambian. 

Vaya, esto sigue tal cual lo recuerdo. Me pregunto si podré recordar tranquilo los viejos tiempos o me encontrará con una u otra sorpresa.

Aunque ese fuera su pensamiento, podría decirse que en el fondo hasta quería que hubiera problemas. Necesitaba probarse a sí mismo, debía demostrar que no era el mismo niño indefenso de antaño. Además, cada día sus deseos de venganza han ido creciendo. Podríamos decir que esa ha sido su meta, lo que le da motivación en el día a día. En una relativa corta cantidad de tiempo ha cambiado mucho, pero según él, para bien.

Aquel sombrero característico suyo lo protegía de los rayos del sol, sol que sería el único público para lo que sucedería a continuación.

Sabes que no debiste volver, niño. Además, has estado mucho tiempo solo. Ya hemos confirmado que nadie podrá ayudarte ni cubrirte. Tampoco escapar entre la multitud. Estás solo.

Sí, porque era campo abierto. Estaba rodeado de tres tipos que aparecieron desde la alta flora que reinaba en el bosque. Probablemente usaron jutsus de camuflaje, pero por distintos motivos tales como el sonido u otros, ya se había percatado de que no estaba solo.

Me están subestimando para haber mandado solo peones. Aunque, probablemente, más adelante hayan más. Comencemos.

Sí, la guerra entre Samuru y aquellos que tanto lo han atormado estaba a punto de comenzar.
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La pelea comenzó. A lanzó rápidamente una bola de fuego, la cual fue bloqueada por un muro de tierra creado por Samuru. B intentó atacarlo por la espalda usando unos kunais, siendo una ofensiva cuerpo a cuerpo. El Kujaku creó una esfera de aire que, tras apuntarla contra el piso, lo hizo salir disparado hacia arriba, desde donde arrojó dos kunais con sellos explosivos, cuya explosión afectaría al rival. Sin embargo, el quedar en pleno aire, estaba a merced de la siguiente ofensiva enemiga, ya que no tenía en donde afirmarse para poder maniobrar y esquivar. Esta vez fue un dragón de agua el que lo atacó, pero Samuru hizo gala de que no sería fácil de derrotar, independiente de la ventaja numérica. — Este poder es el motivo del porque nos buscaban, ¿no? — Aquel chakra violeta se vio en su cuerpo y creó en sus espaldas dos alas que le permitieron alzar vuelo y esquivar la ofensiva.

Me están subestimando demasiado. En vez de darlo todo para matarme antes, me han dado tiempo de crecer y prepararme. No descansaré hasta vengarme del último de ustedes.

Sus palabras causaron efecto en ellos, pues dudaron al momento de realizar su nueva oleada de ataques. De todos modos, no se echarían para atrás. Miedo nunca han tenido, incluso en las peores situaciones. Bueno, pues Samuru es todo lo contrario. Durante mucho tiempo vivió con miedo, y ha tenido que aprender a enfrentarlo, superarlo. Toda esa práctica que necesito se convirtió en fuerza, en coraje. En este sentido, el saber lo que es el miedo, lo que es ser débil, ha sido ventajoso para él. La debilidad se convirtió en poder, poder del que ellos carecen.

La pelea continuó durante minutos en donde Samuru hizo gala de distintas técnicas de su clan que ni siquiera Aeval y Kujou vieron en el pasado, puesto que fueron desarrolladas en entrenamientos a escondidas, en solitario. Sacrificó durante meses horas de sueño y de descanso para ir más allá respecto a su fuerza. No podía conformarse con un avance normal, debía recuperar los años perdidos en que no entrenó, en que se dedicó a ser un muchacho normal. No tuvo piedad. Dos de ellos murieron con cortes en la garganta hechos por kunais. El tercero recibió heridas en las piernas y en los brazos, ya no dependiendo de él su supervivencia. Samuru lo colocó sentado apoyado en el tronco de un árbol caído. Le abrió uno de los brazos para apoyarlo en la madera y cargó su pie en él, amenazando con destrozarlo y usándolo como método de tortura.

Respóndeme y sé claro. ¿Por qué nos matan? ¿Por qué no desisten y nos dejan en paz?.

Habla en plural refiriéndose dolorosamente a su familia, aunque sabe que debería hacerlo en singular, debido a que el resto de los suyos murieron hace mucho. El torturado gritaba de dolor, pero al escuchar su pregunta, tan solo comenzó a reír como enfermo, literalmente burlándose de Samuru. 

Solo son nuestra diversión porque son débiles. ¿Qué más? ¡Solo son para pasar el rato!

Apenas terminó de hablar, un kunai se enterró en su garganta, matándolo en casi nada. El de pelos azules no entendía muy bien. Asumió que simplemente no hablaría y seguiría burlándose hasta morir. Luego se tomó unos cuantos minutos para deshacerse de los cuerpos, ocultándolos en donde nadie podría dar con ellos nunca. No quería problemas con la gente de la aldea que pueda andar de paso por ahí. Solo fue hasta ahí para atraer a sus enemigos. Los civiles estaban fuera del asunto. No quería involucrarlos, o al menos esperaba no hacerlo.
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Avanzó hasta donde estaba la sociedad. No había mucha gente, y la que estaba, tan feliz no era. Probablemente alguno lo reconozca, también probablemente ninguno. En todo caso, Samuru no quiso buscar a nadie en particular, sino que un sitio en concreto. Tras minutos de caminata sin despegar los ojos de su camino, pero en general estando atento a todo a su alrededor en caso de peligro, llegó al sitio especial. Uno que jamás se ha ido de su memoria, uno en el que tiene tan buenos recuerdos, en donde el único malo, el que desea borrar y que ojalá nunca hubiera sucedido, es aquel en el que se marchó de forma obligada. 

Lamentablemente, todo había cambiado.

Esperó encontrar su casa, aquella en donde nació y se crio. Aquella en donde compartió tantas risas con sus padres, pero en su lugar, lo único que apareció entre sus ojos es una gran pila de escombros. De suerte algunos muros seguían en pie, aunque por su color, se notaba que fueron quemados. Todo fue destruido con crueldad. Sí, porque obviamente fue intencional. No se trató de un accidente ni nada parecido. Esos malnacidos que tanto daño le han hecho también aplastaron su hogar. No querían que Samuru tuviera un lugar al que regresar. Su deseo fue lograr que aquel humilde muchacho se sintiera destrozado al querer volver e intentar retomar su vida. Sin embargo, fallaron. En ningún momento Samuru ha querido volver a retomar su vida de antes. Sabe que eso es imposible. Sus padres no volverán, nunca. Por lo mismo es que decidió seguir adelante, convertirse en otra persona.

¿Qué es lo que ves, muchacho?

Un anciano apareció desde su costado. Llevaba un bastón y por ciertos rasgos lo recordaba, pero no mucho más. Solo le sonaba haberlo visto.

Estos escombros desentonan mucho. ¿Por qué no los han quitado? Tienen pinta de llevar mucho tiempo aquí. ¿Qué fue lo que sucedió?

Fue algo horrible. Unos tipos atacaron a una familia muy querida por todos. Cuando estos huyeron, al tiempo regresaron riendo, diciendo que lograron su objetivo. Quemaron todo y nos golpearon a los aldeanos, obligándonos a prometer que dejaríamos todo como ellos lo dejaron. O si no... moriríamos en sus manos.

Comprendo. Supongo que la pasaron difícil aquella vez. A veces el mundo es demasiado cruel, ¿no cree?

Soy viejo y no me queda mucho tiempo, pero debo decir que nunca he podido vivir confiando en que todo está bien. Nadie se ha puesto por encima de todos para que no haya guerra. Dios nunca apareció.

La conversación acabó ahí y el hombre se retiró. Sus palabras se quedaron durante varios minutos en la mente de Samuru. Mientras las pensaba, miraba su derrumbado hogar. Una vez creyó que era suficiente, se retiró. Una parte de él, cuando decidió este viaje, tenía la esperanza de encontrarse con su casa. Limpiarla, ordenarla, quedarse ahí un tiempo y recordar viejos momentos. Pero otro, el más pesimista, pero también realista, tenía el presentimiento de que estaba siendo muy optimista. Que debe hacerse a la idea de que solo conseguirá lo que quiere mediante la fuerza, mediante imponerse sobre el resto. No fue bendecido con la suerte. No puede esperar a que las cosas pasen, él debe hacer que sucedan.
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Se quedó un rato más sentado en el piso de piernas cruzadas mientras miraba los escombros. Cuando se cansó, se levantó y se retiró a paso lento de la zona. Desde hacía rato que se sentía vigilado. Probablemente los compañeros de los tipos que derrotó antes sospecharon algo tras no reencontrarse con los suyos y siguieron hacia delante. Samuru debe ser fácilmente reconocible por ellos, puesto que nunca han tenido problemas para identificarlo y atacarlo como corresponde. Decidió marcharse de su casa solo para no involucrar a vecinos o transeúntes que pasen por ahí. En cualquier momento darán con él y tendrá que defenderse, así que, aunque aparentaba ir tranquilo y relajado con las manos en los bolsillos, la verdad es que ambos sostenían un kunai listo para usar.

Una vez ya estuvo algo alejado del pueblo y la zona de bosque volvió a hacerse presente, escuchó con mucha claridad el ruido de arbustos moviéndose desde la derecha.  Sin embargo, no hubo ningún ataque hacia él. Ante sus ojos aparecieron dos individuos armados con espadas atacando a un tipo robusto, cuya identidad era conocida y recordada por Samuru.

¿Qué haces aquí?

Vaya, hasta que por fin te encuentro, niño. Has crecido.

¿Encontrarme?

Literalmente Samuru no entendía nada de lo que pasaba. Aquel hombre fue uno de sus dos compañeros de prisión en aquella ocasión cuando fue atacado y rescatado posteriormente por Tabit. Lo curioso de esa velada es que ambos tipos que debían pasar la noche con él, al momento de despertar, no estaban. Luego cuando vio a todos amotinados en su contra, tampoco los reconoció entre la multitud, aunque no es que haya estado en condiciones para ver claramente a todos.

Luego te contaré todo. Ayúdame con estos antes de que lleguen sus refuerzos. Supongo que ya no eres tan débil como en ese entonces.

Y no era necesario que lo dijera. Samuru ni esperó a ser una ayuda, sino que él solo se encargó de derrotar a los oponentes usando sus ninjutsus de viento. Por algún motivo, se veía salvaje, agresivo. Esa tranquilidad y alegría que lo caracterizaba desapareció. Estaba ansioso por descubrir lo que el tipo grande tenía que contarle. Si se dio el trabajo de viajar hasta tan lejos con tal de dar con su paradero, es porque tenía algo importantísimo que decirle.

Una vez ya estuvieron sin oponentes, se fueron bien lejos asegurándose de no dejar rastro para que los siguieran. Aquí es donde Samuru aplicó los distintos conocimientos que Aeval le transmitió, además de que su momentáneo compañero aparentemente también conocía ese tipo de maniobras. ¿Acaso todo el mundo que se encuentra posee habilidades ninja? Menos mal él empezó a aprender, porque si no, se quedaría demasiado atrás.

Bien, estás tardando mucho en decirme qué pasa. Jamás pensé que te volvería a ver y menos en este lugar. ¿Dónde estabas esa noche?

Tranquilo, estoy de tu lado. Tuve mis problemas con esa gente y estoy involucrado. Solo no puedo encargarme de esa organización, por eso he buscado ayuda. Probé suerte a venir y te he esperado durante algunas semanas. La suerte finalmente me sonrió.

Esos tipos son tan molestos. Nunca lo dejan a uno en paz. Y aunque por más de sus esbirros que haga caer, pareciera que su número es infinito.

Esa noche, cuando dormías, tu amigo vino a vernos. Nos pidió a mí y al payaso que nos dejaría huir de prisión si no molestábamos. Obedecimos, aunque me quedé escondido viendo todo. Me pareció muy raro ver luego que él mismo te ayudó. No entiendo.

Espera, espera, ¿de qué estás hablando? ¿De qué amigo hablas?

El tipo rubio, ¿quién más?

No, no, estás inventando cosas. Debes estar confundiéndote de persona.

No, no, te juro que no.

¡Mientes, te digo!

Lanzó un golpe directo al rostro de quien le estaba revelando semejante información. Este bloqueó el puño con su antebrazo, el cual se recubrió de metal para soportar el impacto. Creyó que debería pelear, pero al ver caer las lágrimas por las mejillas de Samuru, entendió que no sería necesario.

No puedo creerlo... ¿Por qué...? Tabit, ¿de verdad me has traicionado todo este tiempo...?
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Durante unos días se quedó con el grandulón de nombre Hongli. Intentaron inventar y recopilar más información sobre la banda que tanto daño les ha hecho. Según lo último que pudo investigar el nuevo compañero de Samuru antes de encontrarse con él es que han instaurado una pequeña base en ese país, por lo que podrían encontrarlos sin son astutos en la recolección de información. Obviamente no es una tarea sencilla, ellos siempre han sido los que deciden cuándo dar con el paradero de sus víctimas. Del lado opuesto nunca se ha podido, por lo que dar con su paradero y emboscarlos está fuera de sus posibilidades. Pero el solo hecho de saber más o menos por dónde se movilizan los podría ayudar a saber cómo defenderse.

Es casi imposible saber algo. Todas las pistas que encontramos terminan siendo falsas. ¿Qué haremos?

Creo que la respuesta está frente a nuestros ojos. Supongo que lo recuerdas.

¿De qué hablas?

Y, efectivamente, ante sus ojos sobre unas rocas se encontraba otra figura conocida de antaño. Parece que llegó la temporada de reencuentros. Aquel tipo adicto a jugar con cartas que compartió celda con ellos apareció ahí. Samuru conoce el dicho de no juzgar un libro por su portada, pero ese tipo simplemente le daba mala espina.

¿Qué quieres?

Vamos, vamos, no seas tan agresivo, amiguito. Pensé que estarían felices de reencontrarse con su viejo amigo. ¿No es hermoso que, después de tanto, volvamos a estar juntos?

¿No podías hablarnos de una manera más sospechosa?

No confíes en él, Samuru. Aquella noche también se comportó de una forma muy rara. Sin duda es alguien que esconde demasiado. Mejor vámonos de aquí..

Creo que no hay forma de que él nos deje ir.

Oh, estás en lo correcto, mi querido amigo. 

De pronto, el piso debajo de Hongli se deshizo y el grandulón cayó, siendo encerrado en una trampa del cual le tomará tiempo salir, sobre todo porque por encima de él, la tierra volvió a cubrir. Samuru de inmediato entendió las intenciones agresivas por parte del tipo de cabello rojo y se lanzó a atacarlo usando un kunai en la mano derecha. Intentó darle una estocada directamente en el rostro. El haber regresado a su lugar de origen lo tenía inestable mentalmente, por lo que estaba siendo más agresivo de lo usual. Normalmente, su primer ataque no tendría la intención de asesinar. Sin embargo, fue fácilmente esquivado y, sin poder verlo, recibió un fuerte puñetazo en la mejilla derecha que lo mandó a volar varios metros hasta estrellarse contra un árbol y caer al piso.

Le dolió, sin duda ese tipo tenía fuerza bruta. Pero no terminó ahí. De la nada, Samuru sintió como si algo lo jalara desde la mejilla y se acercó de nueva cuenta hasta el puño del payaso y fue golpeado nuevamente. Lo que sucedió a continuación fue repetir el mismo movimiento una y otra vez. Samuru se movía de un lado para otro en contra de su voluntad, en donde el punto común era el puñetazo de su enemigo. ¿Qué diablos estaba pasando?

¿Cómo lo haces...?

Es magia, mi querido amiguito. Subestimaste mis habilidades y creíste que tú solo con lo que has mejorado podrás defenderte de todos los peligros que te acechan. ¿Acaso en algún momento pensaste en ayudar a tu compañero? Pues no.

¿Acaso tú no eres uno de ellos?

No soy el tipo de persona que trabaja con otros, a no ser que pueda beneficiarme. Así que no te contaré eso directamente. Sí puedo decirte que mi aparición aquí es mero entretenimiento. No tengo nada en contra tuya.

Para Samuru es como si se estuviera burlando de él. Su chakra especial comenzó a rodear su cuerpo. Una secuencia de sellos manuales creó un lobo con el chakra Kujaku, el cual atacó al enemigo de su dueño a alta velocidad. Lamentablemente, no era capaz de tocarlo. El oponente de nuestro protagonista estaba a un nivel más alto del esperado, pero Samuru sentía demasiado dolor en ese momento como para huir a gran velocidad sin ser alcanzado. ¿Sobrevivirá?

Listo. Ya estoy aquí.

Hongli emergió desde la tierra y se paró delante de su compañero. ¿La batalla continuará o se detendrá ahí? ¿Qué es lo que busca aquel peculiar mago?
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Ya te estabas tardando. Este tipo está a un nivel muy superior. Además, no soy capaz de comprender su técnica.

Intentaré agarrarlo y restringir sus movimientos. Cuando lo alcance, lo matas, y eso me incluye si debes hacerlo.

Las instrucciones estaban dadas. Hongli endureció su cuerpo con metal y se lanzó a atacar al de cabello rojo. Los puñetazos que le arrojaba llevaban una potencia increíble, aunque la velocidad de su enemigo era superior. No podía darle ningún golpe, pero eso ayudaba a que mantenga en su cabeza que es del tipo veloz y no del fuerte, por lo que si lograba asestar aunque sea uno, podría ocasionarle mucho daño y capaz hasta aturdirlo. Lamentablemente, llegó el momento en donde todas sus ilusiones se vinieron abajo. En vez de seguir esquivando, el payaso comenzó a contraatacar puño contra puño. Incluso con la técnica del elemento metal era capaz de combatir en fuerza bruta. ¿Quién diablos era?

Samuru se cansó de esperar y, tras desenvainar un Wakizashi, a la cual le transmitió su chakra de electricidad. SI lograba incrustarla en el cuerpo de Jisoca, el nombre del enemigo, la pelea terminaría. Se avalanzó a gran velocidad casi como si fuera una arremetida propia de un jabalí. En sus ojos no estaba Hongli, sino que solo su presa.

¡No! ¡Detente! 

De pronto, Hongli sintió como si fuera jalado en dirección de Samuru, con mucha fuerza, y este, por la forma en que iba atacando, llevaba el arma de filo apuntando hacia el frente, por lo que esta se enterró en la espalda de su compañero, para luego transmitir la electricidad por todo su cuerpo, dejándolo inconsciente pasado unos segundos. ¿Por qué el de la técnica Kujaku no sacó su arma antes? Fácil, el arlequín ya se había colado detrás de él y le impactó un certero golpe en la nuca, dejándolo inconsciente. El combate terminó y, aunque fue un dos contra uno, tuvo un claro vencedor.

Horas pasarían, nadie sabe cuántas. La dupla no despertó hasta que ya fue de noche y pudieron ver que hasta entonces durmieron en el piso. Frente a ellos había una fogata que los protegía contra el frío. Al frente, al otro lado del fuego, sobre un tronco estaba sentado Jisoca, quien les dedicó una sonrisa mientras comía una manzana que encontró por allí. Tardaron en procesar la nula información que tenía, pero al final entendieron que si seguían con vida es porque la intención del payaso no era matarlos, al menos no por ahora. Después nunca se sabe.

¿Qué es lo que quieres de nosotros?

Quería ver qué tanto has avanzado. Te sigue gente muy peligrosa, algunos de ellos son tan fuertes como yo. ¿Qué harás si se cansan de jugar y van a por ti? ¿Crees que podrás defenderte?

Ya les tuve miedo durante mucho tiempo. No puedo seguir así. Pelearé por mi vida hasta que ya no pueda más. Solo eso puedo responderte.

Diría que el tipo rubio es más fuerte que yo, aunque si quisiera matarlo, la respuesta puede que cambie. Contra él no tendrás una oportunidad a no ser que entrenes muchos años más. Pero supongo que sabes que no tienes ese tiempo.

Mientras intercambiaban palabras, Hongli tan solo guardó silencio. Él es el tipo de persona que no siente muy valiosa su vida. Por lo que, en caso de morir, simplemente aceptará que su tiempo se acabó. No lo piensa demasiado.

Así que es verdad que él me traicionó. Jamás pensé que la primera persona que me apoyo me habría engañado de esa forma. Pero ¿por qué me enseñó ninjutsu? ¿Cuál es el sentido de eso?

Creo que te falta aprender que cuando no le encuentras el sentido a algo, no debes seguir ahondando en la lógica. Cuando lo posible no es una posibilidad, solo queda lo imposible. Con el tiempo aprenderás que este mundo es aún más cruel de lo que crees.

¿Qué harás tú ahora?

Sinceramente, no tengo la intención de acompañarte, aunque sí seguiré tus movimientos. Si veo que necesitas ayuda, me interpondré. Hongli no es lo suficientemente fuerte para enfrentarse a ellos. Su estilo es demasiado directo, típico de un luchador de coliseos.

Al nombrado no le gustó que fuera dada su identidad, aunque tampoco es que se esforzara en mantenerla en secreto. Jisoca usó el shunshin no jutsu para irse de ahí. El día terminó para ellos, pero no la historia. ¿Cuál será el siguiente movimiento de Samuru? ¿Cómo usará la información dada por el pelirrojo? Aún es débil. No quería admitirlo, pero sí. Hoy se dio cuenta.
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No podía simplemente seguir con su plan de buscar a esos tipos e intentar acabarlos a base de fuerza. Si llegado el momento tiene que enfrentar a Tabit, necesita elevar mucho su nivel de pelea. Para eso necesita entrar más intenso que hasta ahora y tomarse un tiempo alejado de todo, escondido, en donde nadie pueda dar con su paradero. Un año, un año es todo lo que necesitaba para eso. Y, además, tenía el plan perfecto. Solo una persona podía llevarlo al siguiente nivel. Debía pedirle a Aeval que lo ayude en la siguiente parte de su entrenamiento, pero que suban varios escalones. No puede seguir el ritmo actual o tardará demasiado. Tarde o temprano darán con su paradero y tendrá que estar listo.

Su plan fue el siguiente y se lo dijo a su compañero Hongli, quien ya le había confirmado que seguiría con él hasta perder la vida o hasta acabar con todos ellos. Pues según la información que recopiló, los líderes de esa banda tienen una recompensa que si cobra, podría permitirse el retirarse de ese mundo tan peligroso y buscar tener una vida tranquila en las montañas. Samuru y él se tomarían dos meses para trabajar y conseguir todo el dinero posible. Usaron jutsus de transformación e intentaron ir borrando siempre su rastro para no ser descubiertos. Todos los ryos que junten serían para dárselos a Aeval. Ella con Kujou se mantienen en su sitio y jamás se alejan para poder seguir ganando dinero y subsistir. Tienen planes de llegar más arriba en la escala social, pero esto es a largo plazo. Si Samuru le ofrece una buena cantidad de dinero, podría concentrarse los nueve meses en el entrenamiento.

Habiendo logrado el primer paso, Samuru y Hongli se dirigieron al reino de los acantilados. No fueron atacados en ninguna oportunidad, aunque varias veces se sintieron observados. El Kujaku ya lo tenía asimilado. Tabit y los suyos querían que Samuru se haga más fuerte, pero lo vigilaban. Es como si quisieran hacer que nuestro querido protagoniste gane ilusiones de poder triunfar a futuro, para que luego el golpe y la caída sea mucho más potente. Samuru sabe que en ningún caso puede confirmar que luego de su entrenamiento podrá enfrentarse a ellos y salir victorioso, pero no importa fallar, peor es no intentarlo.

Se reencontraron con el dúo femenino y se les explicó la situación. Aeval dudó, pero terminó por aceptar. Los llevó a un lugar muy secreto en donde aseguró que nadie se percataría de su presencia hasta que salgan de ahí. 

Nueve meses de arduo entrenamiento en donde Aeval se lo tomó extremadamente en serio y varias veces dejó a Samuru al borde de la muerte, pero este nunca se quejó. Ni siquiera se tomaba largas pausas para recuperarse. Si perdía la vida en ese tiempo, significará que no estaba listo para enfrentarse y derrotar el destino de muerte que lo acechaba desde hace mucho y que se llevó consigo a toda su familia. Cada día fue un infierno, pero era consciente de que deberia ir a aquel lugar lleno de fuego y perdición a pelear. Debía acostumbrarse.

Pasó el tiempo y lo que podríamos llamar una especie de entrenamiento en la mítica habitación del tiempo, terminó. Lo último que hizo fue una pelea en serio con Aeval, en la que perdió, pero que ambos acabaron muy heridos. La misma mujer, de nivel más alto que un jounin, se sintió orgullosa de lo que logró. Su pupilo, el segundo después de Kujou, obtuvo mejores resultados los que esperaba en un principio.

No nos olvidemos de Hongli. Aunque estuvo presente, hizo su propio entrenamiento de fuerza y resistencia, aguantando día tras día las potentes flechas de Kujou. Ella fue su compañera. También tuvo avances, y muchos. La dupla estaba lista para salir al mundo y obtener su victoria.

Ya no podemos, no puedo perder. No con ellos.

Este tema ha sido cerrado.

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