[Privado] Scuffed Up Age ft. Kano
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Archive: KGnS-003
País de la Hierba || Kusagakure No Sato
4 de Ichigatsu del 15 DY - 142DVF || 2107 Hrs.

La dichosa entrega de cargamentos saldría mejor de lo que esperaba, aunque siendo honesto no esperaba mucho de todas formas, algo de información extra sobre los movimientos en el mundo y sobre actividades del bando rebelde revelarían que no es que les estuviera yendo muy bien que digamos en su guerra. Fuera como fuera había conseguido mi paga y podía darme un excusa para para gastar un poco de la misma en un pequeño gusto extra que solía darme luego de estos trabajos.

Ese lugar sería Kusagakure, una aldea menor que había visitado en contadas ocasiones por sus conocidos avances en medicina y ciencia moderna, no por que fuera a emplear sus métodos, pues no tenía la maestría de un médico para esos procedimientos, pero siempre era bueno archivar los conocimientos para el futuro ¿No? Después de todo... No sabía cuando la historia se repetiría en si misma de nuevo, debía estar preparado para cuando pase y aunque esa ya no era la vida que había querido seguir aquí estaba, haciendo trabajos sucios para el mejor postor. Por mucho que lo había intentado hace tantos años, siempre volvía a ser la persona que era antes, éramos destructores al final del día, y por mucho que quisiera cambiar eso aún no era el tiempo, ni el momento, quizás en un futuro podría tener un descanso de todo este caos, o quizás ya había dejado pasar la oportunidad...

Después de perderlo todo tampoco es que tuviera muchas, después de ser perseguido, cazado y traicionado tantas veces. ¿Qué me quedaba más que seguir la vida que tenía? Solo podía seguir adelante y rezar por que mis hijos no siguieran el mismo camino que yo había escogido. - Toda decisión que has tomado te ha llevado a este momento en específico... - Las palabras resonarían en mi mente, un yo del pasado reprendiendo al enmascarado por sus acciones, ignorando el hecho de que hablaba de si mismo. - ¿Cuál es tu verdad ahora? - Ya no sabía cuantas veces me había hecho aquella misma pregunta, no dejaba de ser algo divertido, la verdad digo, era algo realmen- 

El sonido pesado de la base de un contenedor pequeño interrumpiría mis pensamientos. - Su Sencha. - La voz del mesero me hablaría de forma amigable. - Con una pizca de limón. - Señaló con una sonrisa. - Su comida llegará en breves. - Terminaría antes de retirarse. - Gracias...
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Como nuevo recluta del ejército imperial del País del Agua, sus superiores no le habían dado un respiro después del buen trabajo que había hecho en Iwagakure para destruir una mercancía escoltada por decenas de rebeldes y eliminarlos. Antes de volver a Kirigakure para dar su informe de la misión, debería viajar al País de la Hierba para entregar una carta en las oficinas de Kusagakure. Le habían prohibido expresamente abrirla, y él obedeció como el perro que era. Había conseguido lo que quería, entrar a las filas del imperialismo, así que no quería cagarla.

Después de haber vivido aquella sangrienta batalla, el Kurama no estaba en su mejor estado. Cuando llegó a la aldea oculta de la hierba, no había dormido por 2 días ya que sabía que iba a tener pesadillas de lo sucedido y no se veía preparado para enfrentarlo. El campo de batalla había resultado ser más oscuro de lo que se había imaginado, al fin y al cabo tan solo era un adolescente de 14 años. Sus recuerdos de aquella noche estaban bastante difuminados, pero podía recordar a la perfección el sonido de huesos rotos, la carne chamuscada, el olor a sangre... y cuando esas imágenes venían a su cabeza, no podía evitar que sus manos sudasen, se comprimiera su pecho y le invadiera un enorme sentimiento de culpabilidad.

Logró entregar la carta certificada a tiempo, pero debería pasar la noche allí antes de viajar hasta la Costa Norte para tomar la ruta que le llevaría de vuelta a su hogar. No tenía muchas ganas de cenar fuera, ya que estaba más ansioso de lo normal y temía sentirse peor estando rodeado de gente, pero el rugir de sus tripas le obligó a tomar un desvío antes de ir a la habitación de su hotel. Se dejó guiar por el olfato, vagando por las calles hasta que notó el delicioso olor de la carne asada. No se lo pensó dos veces: cuando estuvo delante de la puerta entró mientras la boca se le hacía agua.

Kano no esperaba encontrarse a nadie conocido, menos tan lejos de casa, pero mientras buscaba una mesa libre sus orbes color ámbar identificaron una cabellera azul claro que destacaba entre el resto de gente. Le costó unos segundos atar cabos, pero al final recordó que era "Owl", un hombre que había conocido en el País del Té meses atrás. Le costaba creer que aquella casualidad hubiera pasado, pero en el fondo cuando le conoció supo que tarde o temprano volvería a encontrárselo y se alegraba por eso. La última vez que charlaron se sintió muy cómodo aunque ambos tuvieran puntos de vista totalmente distintos, pero esta vez no tenía muy claro si los ánimos le dejarían tener otra conversación parecida.

Después de darle varias vueltas, el moreno decidió acercarse a la mesa donde estaba su conocido. El contrario podría notar como en comparación a la última vez, su chakra se había fortalecido bastante para la edad que tenía y solo haber pasado algunos meses. Aunque por fuera, probablemente le vería peor. Apenas había crecido un par de centímetros y sus hombros estaban un poco más anchos; también, llevaba unas ojeras que prácticamente le llegaban hasta le mejilla y su mirada estaba apagada en comparación a la última vez─. Uh... Hola, ¿te acuerdas de mi? ─le saludaría en un tono bastante bajo, como cuando le conoció─. Me alegro de volver a verte, ¿qué haces por aquí? ─esbozó una débil sonrisa y miró de reojo el asiento libre en el otro lado de la mesa. Sin embargo no hizo el amago de sentarse, ya que no lo veía apropiado si él no se lo proponía.
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Había pasado un tiempo desde que me había dado el gusto de tomar Sencha, un brebaje de muchos al que le había tomado cierto cariño debido a eventos del pasado y experiencias aprendidas, lecciones enseñadas y promesas rotas. Suspiré suavemente mezclando el contenido con suavidad, ojos cerrados concentrándome en la esencia del te con el pequeño toque de limón que había ordenado, olía bien, no era como lo recordaba, pero quizás era mejor así...

Pero el día estaría aguardando una sorpresa más, una fuente de Chakra aparecería repentinamente, una fuente que conocía aunque claro estaba... Exponencialmente más grande que antes, inhalaría suavemente el aroma del te mientras se acercaba, moviendo la taza lentamente de un lado a otro para terminar con un suave sorbo del mismo que me llevaría tantos años atrás. - Uh... Hola, ¿te acuerdas de mi? - Sería lo primero que diría el chico, el tono inseguro y ligeramente tímido en su voz delataría que quizás no la había pasado muy bien esta temporada, sospecha que se haría cierta al abrir los ojos y notar las ojeras en su rostro, conocía esa cara. - Me alegro de volver a verte, ¿Qué haces por aquí? - Esa sonrisa débil, falsa, intentando ocultar alguna desdicha que hubiera pasado.

Aunque muy en el fondo sabía cual era la desgracia que había vivido. - Kano, que bueno verte en una pieza. - Le saludaría con una broma amistosa. - Siéntate, me encuentras de nuevo en otro viaje de turismo hehe... - Terminaría esperando que entendiera a que me refería dado como había terminado nuestro último encuentro. Un pequeño intercambio de ideologías y una supuesta tarea y responsabilidad que había tomado al charlar con alguien que hubiera creído que simplemente decía cosas por decir, sin duda había sido algo interesante, pero ahora era yo quien quería escucharle. Pues conocía lo que la guerra hacía a las personas, especialmente a las buenas.
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Nada más el peliazul le ofreció asiento, Kano retiró un poco la silla para poder sentarse y se acomodó, con los brazos sobre la mesa y los dedos entrelazados─. Ya veo... Yo vuelvo a estar en un "viaje de negocios", aunque mañana ya me iré para casa ─le comentaría con un tono extremadamente cansado y apático mientras frotaba sus ojos para intentar despejarse un poco; los párpados le pesaban como dos losas, pero se negaba a cerrarlos. No tardó mucho en acercarse una camarera en cuanto vio que el Kurama se sentaba; él la miró y se quedó unos segundos pensativo─. ¿Qué es lo que estás tomando, Owl? ─le preguntaría al más mayor sin mirarlo, y tras su respuesta asentiría levemente con la cabeza─. Pues de beber ponme lo mismo que a él, y de comer tráeme algo de fruta, no tengo mucha hambre ─mintió ligeramente al final, ya que en realidad estaba canino pero sabía que si comía demasiado acabaría vomitando por algún mal recuerdo. Sí que es verdad que el adolescente seguía mostrando ser alguien tímido, pero aquella vez el renegado podría notar que ya no tartamudeaba tanto al hablar y no bajaba continuamente la mirada.

Después de tomar nota la camarera se fue a atender a otra mesa, dejando solos una vez más a los dos shinobis. El moreno, quien parecía estar absorto en sus pensamientos, no dijo absolutamente nada. En aquel pequeño momento de silencio, podía escucharse el sonido de los cubiertos chocando sutilmente contra los platos y las conversaciones ahogadas de las demás personas. Tras 1 minuto de reloj, la misma que les había atendido se acercó con un vaso humeante lleno de Sencha y el plato de Ryth en la otra mano. Tan solo quedaba que llegara la fruta de Kano, pero él tampoco es que tuviera prisa.

Luego de que la joven se volviera a ir, el ninja de la Niebla tomó su vaso de té con las dos manos para calentárselas─. ¿Sabes? Acabo de conseguir lo que llevaba años soñando ─hablaría finalmente y sopló a su bebida para que se enfriara un poco─. Seguro que mi tía y mi abuelo se van a alegrar mucho cuando se enteren, pero... ─tragó saliva y mostró una mueca afligida, mientras recordaba los rostros inhumanos de sus aliados por la adrenalina de la sangre y la batalla─. Cuanto más poder tengo, más me doy cuenta de que eso saca el lado más cruel de las personas ─mientras decía aquellas palabras, inevitablemente la imagen de su abuelo vino a su cabeza─. Yo no quiero convertirme en un monstruo.
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El chico tomaría mi propuesta y se sentaría en frente mío, su expresión cansada y su tono apático contaba la historia sin necesidad de palabras. - Claro, negocios. - Le respondería con un tono ligeramente burlón, sabía de que hablaba, ambos lo sabíamos, simplemente era una forma más bonita de decir lo que realmente hacíamos con nuestro tiempo, le di un sorbo a mi té. - Sencha, es un té verde. Las hojas no se trituran. - Señalé, no era un experto en el té, pero las veces que había escuchado sobre el tema habían sido suficientes para tener un entendimiento extremadamente básico del mismo. - Podría ayudarte a pillar algo de siesta Hehe... - Terminaría de forma sincera, cosa que incentivaría a Kano a pedir el mismo producto junto con unas... ¿Frutas? No era quien para juzgar lo que otros comían, pero me parecía bastante poco en comparación a lo que alguien de su edad debería estar consumiendo... - ¡Disculpa! Si... Tráele algo más de comer al muchacho aparte de la fruta por favor. - Solicitaría a la mesera. - Va por mi cuenta.

Luego de retirarse observaría a Kano, su mente trabajando incluso cuando la tormenta aparentemente había pasado, estaba desarrollando esa clase de hábitos bastante rápidos. Como había dicho antes... No era tonto, ni mucho menos lento, lo que diría pasado unos momentos me traería de vuelta a las mismas dudas que tendría yo hace más de una década, la diferencia es que no había tenido a nadie que me enseñara sobre ello. - No, no lo harás. - Empezaría tomando la copa con ambas manos, mi tono de voz sería un poco más serio ahora, sin bromas, ni burlas. - Somos quien escogemos ser, no quienes fueron nuestros predecesores. - Soplaría suavemente el vapor del te para darle otro sorbo, mi mirada se pondría sobre la suya. - Sean quienes hayan sido. Debemos ser mejores. ¿Si? - Terminaría con una sonrisa amigable. - Cuéntame. ¿Cómo fue? - Luego de una pequeña pausa mi curiosidad sacaría lo peor de mi.
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El gesto que tuvo Owl pidiéndole más comida tomó por sorpresa a Kano, tanto que incluso fue incapaz de replicar. Sus orbes amarillentos le miraron afectuosamente por un breve instante; estaba poco acostumbrado a que alguien le cuidara desinteresadamente, así que una pequeña acción como esa para él significaba mucho. Probablemente no sería capaz de comer demasiado, pero ya que el contrario había decidido invitarle no iba a hacerle el feo─. Uhh... N-No era necesario, pero gracias ─le agradecería con timidez, dibujando una leve sonrisa que esta vez sí era sincera.

Poco después de que su Sencha y el plato del peliazul llegaran, el Kurama se había atrevido a decir en voz alta una de las tantas cosas que le estaban perturbando─. No, no lo harás ─sería la primera respuesta que obtendría del renegado, palabras que consiguieron que el moreno frunciera un poco el ceño confundido mientras mantenía la vista clavada en su té─. Somos quien escogemos ser, no quienes fueron nuestros predecesores. Sean quienes hayan sido, debemos ser mejores ─sus ojos se entrecerraron, ya que Owl estaba tocando un tema bastante delicado─. Me encantaría creerte, pero los genes son los genes. Tú no lo puedes entender, pero la sangre de mi familia está maldita ─no entendía por qué se estaba sincerando tanto con aquel conocido, ¿quizá simplemente necesitaba desahogarse? Por alguna extraña razón, pese a que fueran de facciones totalmente diferentes estaba comenzando a confiar en él, ¿quizá por el hecho de que fue la primera persona con la que pudo hablar sin miedo ni tapujos?─ Es cuestión de tiempo que pierda la cabeza y acabe dejándome llevar por mis demonios, no puedo cambiarlo porque ese es nuestro destino.

Después de una breve pausa, el contrario le preguntaría qué es lo que le había pasado con evidente curiosidad. Kano tragó saliva, un poco incómodo, y le dio un sorbo al Sencha antes de hablar─. B-Bueno... como podrás comprender, no puedo dar muchos detalles al respecto ─comenzaría mientras rascaba su nuca y pensaba cómo explicar lo que había pasado sin dar demasiado información─. Pero el otro día vi morir a mucha gente. Yo no lo hice directamente, pero sí que contribuí bastante para que eso pasara ─le explicaría mientras se le formaba un nudo en la garganta─. Aunque quizá si hubiera sido solo eso, capaz no me habría afectado tanto. Pero por mi culpa, alguien perdió a quien más quería frente a sus ojos. Yo no tenía otra opción, pero...─ "me siento muy culpable", esas son las palabras que tanto le dolían que no podía decirlas en voz alta.
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