Después de varios días tras el comienzo de aquel pequeño grupo que se había formado de la nada con un objetivo común, yo estaría sentado en uno de los bancos de piedra dentro del propio templo. Delante tendría una mesa de madera ya vieja, algo comida por la edad pero todavía funcional. Estaría escribiendo tranquilamente con un plumón en la mano y una hoja delante, así que tendría varios libros abiertos delante de mí a los que les iría echando un ojo de vez en cuando para buscar la información que necesitaba. Hacía ya días que no seguía con mis experimentos, era algo complicado teniendo en cuenta que no estaba dentro de mis lugares de confort. Sabía que aquello se podía convertir en algo así como una nueva vida donde claramente tendría que buscar un objetivo común que no inmiscuyera dentro de mis planes de futuro individuales.
Mi mano volaría escribiendo en aquella hoja de papel, varias había ya tirado en la papelera de plástico que tendría al lado de la mesa de madera. Con varias me refería a decenas, pues ya no cabían más en aquel cubículo y se irían cayendo por el suelo tras el siguiente error que cometería. Los tres libros que tendría delante trataban la medicina oscura como un tedioso mundo donde realmente nada estaba escrito, porque aunque todo tenía sus reglas y escrituras, así como sus métodos, todavía ninguno de ellos estaban escrito al cien por cien, y por eso mismo el ensayo error era tan importante. Bajo mis propios conocimientos sabía que había cosas que eran imposibles, sabía de cosas que la biología simplemente no permitía, aunque un cuarto libro trataba de la historia y de un Dios que había visitado la tierra hacía ya algunos años, pero no daba nombres ni nada más información, de hecho, en el libro había varios indicios de haber arrancado hojas y demás información que nunca, nunca, volvería de nuevo a ver la luz. Odiaba el hecho de haber nacido en una familia donde, a pesar de no tener un lugar fijo de residencia, la historia no hubiera pasado a mí como lo hacían en otras familias. Yo había nacido en la ignorancia, y ahora me tocaba documentarme en la historia, pero... ¿cómo hacerlo si toda información estaba desaparecida?
Mi mano volaría escribiendo en aquella hoja de papel, varias había ya tirado en la papelera de plástico que tendría al lado de la mesa de madera. Con varias me refería a decenas, pues ya no cabían más en aquel cubículo y se irían cayendo por el suelo tras el siguiente error que cometería. Los tres libros que tendría delante trataban la medicina oscura como un tedioso mundo donde realmente nada estaba escrito, porque aunque todo tenía sus reglas y escrituras, así como sus métodos, todavía ninguno de ellos estaban escrito al cien por cien, y por eso mismo el ensayo error era tan importante. Bajo mis propios conocimientos sabía que había cosas que eran imposibles, sabía de cosas que la biología simplemente no permitía, aunque un cuarto libro trataba de la historia y de un Dios que había visitado la tierra hacía ya algunos años, pero no daba nombres ni nada más información, de hecho, en el libro había varios indicios de haber arrancado hojas y demás información que nunca, nunca, volvería de nuevo a ver la luz. Odiaba el hecho de haber nacido en una familia donde, a pesar de no tener un lugar fijo de residencia, la historia no hubiera pasado a mí como lo hacían en otras familias. Yo había nacido en la ignorancia, y ahora me tocaba documentarme en la historia, pero... ¿cómo hacerlo si toda información estaba desaparecida?