Zona Comercial, Kirigakure no Sato
El joven moreno chascó la lengua cuando en la pantalla de la máquina arcade apareció aquel texto, y la golpeó con la palma de su mano con no mucha fuerza para desahogar un poco su frustración. Sin embargo, el encargado del local le vio y no tardó en silbarle para llamarle la atención─. Uh... Perdón ─se disculparía mientras su rostro se teñía de rojo por la vergüenza, y sin pensárselo dos veces huyó de aquella zona. Ya se había cansado de jugar a ese juego, así que buscaría otro para acabar con lo poco ahorrado que le quedaba.
El establecimiento era una fantasía para cualquier niño o adolescente que pasara por la zona, lleno de colores brillantes y un sin fin de diferentes tipos de máquinas recreativas. Hacía poco que Kano lo había descubierto, pero desde entonces solía ir después de sus entrenamientos si no acababa demasiado cansado. Sí, era un ninja, pero también era un niño y como tal necesitaba divertirse.
Al final, después de dar una vuelta por el lugar durante más de 5 minutos, se quedó parado delante de una de las máquinas. Aquel era uno de sus favoritos; un juego de acción donde tenías que abrirte paso a través de los enemigos usando diferentes tipos de armas. Principalmente se jugaba en pareja, pero él siempre había usado el modo individual─. Aquí está, aún me cuesta encontrarla ─sin pensarlo se acercaría a ella mientras abría su monedero para sacar una moneda.