Tenía tan solo unos días, pero era imperativo hacer una parada antes, tenía concertada una cita en el País de la Lluvia con un chico de apuntado y rojizo cabello, de serrados dientes y duras facciones, un tipo que ya se había topado conmigo semanas antes; una persona capaz de ver mas allá de mis artimañas. Colt, el hombre que habla con los gatos, y yo tuvimos un encuentro en una cantina anónima que se alargó hasta un oscuro y sucio callejón, aquella vez que nos vimos tuvimos una despedida abrupta, pero si tuve tiempo para quedar con él aquí aquel día. No sabría si estaría allí, pero algo me decía que si lo vería, su curiosidad no le permitiría resistirse a acudir aquel día, recuerdo que la primera vez que nos vimos él no paraba de preguntar e indagar sobre la era shinobi y yo le ofrecí ser mas consciente de todo aquello y mas, pues también le ofrecí saber mas sobre el mundo actual y sobre lo que iba a suceder en el futuro.
Mi plan era llevarlo con Ryth, él tenía mas labia que yo, estaba mas que seguro que él sabría convencerlo para unirse a nosotros mejor que yo, desde luego mis fuertes iban por otros campos, mi conocimiento y entendimiento era más útil que mi poder de persuasión, de hecho, aún no sabía como demonios había logrado que Bakura se fijase en mi, supongo que el tiempo de supervivencia juntos hizo gran parte de que eso fuese posible.
Aquella vez fui mas centrado en el camino, pues sabía a donde debía dirigirme y era mas que posible que ya me estuviesen esperando, aunque eso no me impidió ir mirando por los escaparates y las pinturas y esculturas que había por lo edificios, la belleza de aquella ciudad era indescriptible, pero lo que más lograba captar mi atención eran aquellos túneles de cristal que conectaban las plantas medias y altas de las arquitecturas, dando la sensación que la gente caminaba en el aire; es tipo de fascinaciones no había en Iwagakure, por desgracia. La lluvia era suave, pero constante, siendo pequeñas gotas que casi ni se notaban las que caían del cielo, encapotado claro, Las farolas daban un alumbrado claro, la potencia de aquellas bombillas eran bastante alta, tenía sentido, pues los días de fuerte diluvio era muy difícil ver por donde ibas, mas de uno se habría estampado contra una farola, seguro.
Cuando llegué a mi destino temporal miré a los lados, buscando al hombre indicado, dándome cuenta de que había sido el primero en llegar a la reunión. -Vaya, esto no me lo esperaba.- Dije con un rostro algo confuso, sinceramente pensé que él estaría el primero, ansioso por saber lo que tenía que decirle. No todo salía como había planeado, pero no podía hacer mas que esperar, así que me senté en el suelo y medité tranquilo, dejándome embelesar por el sonido de la lluvia caer, sintiendo su tacto contra mi piel, intentando hacerme uno con el todo.
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