-¿Como algo tan sabroso y original es tan poco conocido? Una comida asi debería ser el plato principal de cualquier sede de comida rápida-Pensó el muchacho mientras dejaba que los picante e intensos sabores de la carne condimentada se agazapara en su boca mientras se fundían a la para de la mayonesa y el pan. -Supongo que de la misma forma en la que mama murió sin mostrarle al mundo la excelente prosa que poseía-Se respondió así mismo mientras que la mano libre daba vuelta a la hoja de un cuaderno, el mismo parecía tener cada una de sus páginas completas, apenas dejando espacio para las sangrías y signos de puntación, aunque la caligrafía en sí era prolija, se notaba que cada hoja estaba atiborrada de letras y paréntesis con anotaciones. La calidad de la narración en sí, donde la había y no era una explicación de un hecho o suceso como tal, no era realmente asi de bella como el muchacho pensaba, tan solo era la prosa de una escritora amateur promedio, la cual fue enaltecida por la subjetividad del hijo, quien hacia la de lector en este momento. El único lector a quien iba realmente destinado este libro, pues no estaba escrito para nadie mas. Eran vivencias de viejas épocas, con mayor gloria para un rubro, que hoy en día si no se te ve mal por ejercerlo, obtienes mucho dinero por ello. El libro en principio hablaba principalmente de las hazañas de su padre como Shinobi mas algunas secundarias vividas por su madre, eso en primera mitad, la segunda mitad del manuscrito era toda la información que la madre tenia sobre su sangre, su ascendencia y parientes, no es que la mujer supiera mucho sobre los Tenbin de Otogakure, pero mas allá de lo que Culturalmente e históricamente se conocía de ellos en lo a qué conocimiento general respecta, el verdadero secreto del libro estaba en que allí venían todas las técnicas que su madre conocía del clan, mismas que el ronnin de cabellos rojos aprendió al dedillo, tan solo faltándole unas pocas para dominarlas a todas completamente, por lo menos las que su madre conocía.
-Ay padre, se que eres un tipo fuerte que puede contra 20 hombres a la vez en una pelea, lo he visto ¿Pero de eso a decir que has levantado tu espada contra un rey? ¿Y que fuiste salvado gracias a que un loco enmascarado con ideas similar a las del imperio irrumpió en el acto atentando contra la vida de todos y la del mismo rey que tú también querías matar? Me parece un poco irreal y conveniente, incluso para alguien de tu calibre-Aunque amara esa parte del libro; toda la mística que poseía aquel arco de un torneo de ninjas mundiales, el grupo de terroristas, el rey de los esclavos dando órdenes de ejecutar a todo el mundo, a veces quedaba en eso, en tan solo un cuento, un mito del pasado, una historia mas como la de los mangas que le regalaba su padre hace tan solo unos años, cuando apenas había empezado con el oficio de mercenario. Otras veces era la verdad absoluta y el muchacho la defendería a capa y espada.
Por eso fue que el joven decidió abandonar el nido, un rato, para dar vueltas por el mundo(a veces se cruzaba a su padre en alguna parte del camino y recorrían un trecho juntos, pero nunca por demasiado tiempo) para asi confirmar que si las cosas que le contaba su padre y que escribió su madre eran verdad, que no fueran tan solo delirios contados por dos imaginaciones hiperactivas que no querían aceptar la realidad que acaecía sobre sus ojos. Por eso mismo ahora, Colt Tenbin necesitaba corroborar si todo eso era verdad o tan solo fantasía ¿Acaso Creía en algo que paso o era tan ingenuo como aquellos tontos que creían en Kami-sama? ¿Era un defensor de hechos verídicos? ¿O solo un fanático que se diferenciaba por escoger otro veneno para adormecer a su mente?
-Oye ¡Está muy bueno! Sírveme otro, por favor-Le exclamo en tono jovial al vendedor del lugar mientras intentaba pasar otra página de libro, aunque esta vez algo se lo impidió por unos segundos - Perdona amiguita, no hay néctar por aquí que puedas llevar, pero a 400 metros podrás conseguir - Una pequeña abeja se había posado sobre el cuaderno del joven, para suerte del insecto, aquel humano sabía entenderle e incluso era mas comprensivo y piadoso que el resto de su especie, hasta le había dado indicaciones sobre donde conseguir miel. Lo que no se dio cuenta el idiota de Colt, es que la abeja la iba a tener difícil para entrar a una florería con las persianas bajas y con malla mosquiteras en las pocas ventanas que poseía abiertas.