Monstruos en el bosque
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La noche había pasado rápida, apenas había podido dormir a pesar de haberse acostumbrado desde bien pequeña a cambiar de cama de un día para otro. Bishamon estaría en la cama de al lado, y su tranquilidad durmiendo eran bastante impresionante, aunque seguramente el primer movimiento extraño que hiciera la rubia se daría cuenta. Su chakra ya estaría en mi almacén, no sabía cómo explicarlo, pero no parecía haber maldad en la rubia, simplemente desconcierto por el mundo que nos rodeaba. Por mi parte no sabía cómo actuar ni que pensar, por lo que mantendría mi mente y mi cuerpo ocupados para no sobre pensar demasiado. Por el momento me ducharía, bajaría al bar y, de nuevo, me disculparía con la mujer que nos habría atendido el día pasado y pediría un pequeño desayuno tanto para la rubia como para mí, entre que la mujer lo preparase, subiría de nuevo a la habitación e intentaría despertar a la rubia sin que esta me pegase un puñetazo entre medias. – Bishamon, en diez minutos estará listo el desayuno, dúchate y nos vemos abajo – Le diría cerciorándome de que la médica estuviese despierta para escucharme.

Entre tanto, bajaría de nuevo y tendría una pequeña charla con la mujer. Cosas banales, sin mucho sentido y sin nada importante que mencionar. La mujer mencionaría varias veces le presencia de demasiada fuerza, tanto en la rubia como en mí, así como dejando caer sobre nuestra increíble actuación y la facilidad para el combate. Yo lo dejaría pasar, no lo contestaría y cambiaría de tema. No era algo de lo que se pudiera hablar en el aire, y desde luego no quería tener que mandar un alma al diablo por ser demasiado curiosa. En unos quince minutos el desayuno estaría listo, me sentaría en la mesa a esperar por la rubia que esperaba no tardase demasiado. Un desayuno completo para coger fuerzas: leche o café, tostadas, zumo de naranjas de desconocido origen y café. Tranquila, esperaría. Seguramente nos esperaba un día movidito. Además de que tras las conversaciones de la noche me quedaría ligeramente pensativa, ¿podría confiar en la rubia?
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La noche había pasado demasiado rápido. Normalmente recomiendan 7 u 8 horas para que el cuerpo pudiera reponerse y toda la parafernalia que dicen los médicos sobre el descanso humano. Sin embargo, para Bisha y Gea había sido complejo. Aquella velada se había tornado como similar al reencuentro de dos mejores amigas que no se veían hacía unos veinte años o más. Prácticamente, la rubia había contado su vida entera y la otra, por su lado, acabaría contado lo que le apeteciera. Bisha, por su lado, no sentía que tuviera que esconderse de Gea, como lo había llegado a sentir de otras personas y eso le agradaba. Había estado demasiado tiempo solo como para limitarse ahora que tenía chance. Eso, además de que su vida efectivamente dejaba mucho para contar.

Descansó tres o cuatro horas por completo, para resumir, antes de que la vos de una fémina la llamara. —¿Uhmm?— jadeó ronca y con esfuerzo al tiempo que movió sus brazos para ocultar de sus ojos la luz del sol que entraba por la ventana. Haría pereza por unos minutos, poco a poco, sus sentidos iban volviendo, recobraría conciencia del espacio en el que estaba, recordaría la noche y el día anterior y se dispondría a sentarse en la cama. Su rutina matutina básica era mirar a la ventana, pensar la vida, estirarse y meterse a la ducha. Eso hizo. Lo malo de todo esto es que habría olvidado la toalla afuera, así que, justo después de bañarse, saldría sin ropa por toda la habitación buscando la toalla al tiempo que esquivaba las innumerables jarras de cerveza que había tomado.

¿Qué sandeces habré dicho?— se dijo así misma antes de secarse y vestirse.

Nada más al bajar, vería a Gea sentada en la mesa esperando la comida. Afortunadamente no llegaba tarde para ello. Traía su mochila nuevamente. Aquella tula verde con cosas médicas y cosas de mujeres. Sonrió a la mujer de la barra aún con cara de dormida y se acercó a la mesa de Gea.

¿Sabes que por recomendación médica debemos dormir al menos siete u ocho horas?— ladeó su cabeza en diagonal, alzó ambas cejas y arrugó su boca en señal de duda.

Justo después de eso y sin esperar respuesta de Gea, se sentaría y empezaría a buscar en la mochila de medicina algo con cierta intriga —Por aquí debe estar… ¡AH, la tengo!— comentó contenta al dejar ver una especie de papel con algo inscrito en él. Empezó a desdoblarlo y para cuando Gea se diera cuenta, el papel sería todo un aviso de precios. Ponía visible la siguiente información:

¡Gana a la rubia en vencidas!
  • El intento vale mínimo 10Ryos.
  • Si crees que durarás más de 5 segundo, paga mínimo 10 más.
  • Si crees que durarás más de 10 segundos, paga mínimo 20 más.
  • Si crees que durarás más de 20 segundos, paga mínimo 50 ryos.
  • Si quieres intentar de nuevo, pagarás mínimo 20 ryos más por tarifa.

¡Animarse a participar nunca fue tan fácil, además, si ganas, recibirás el doble de lo que apostaste!

Estaremos listas en poco tiempo. Espero poder darte alguna participación de esto— comentó con total seriedad, justo antes de que la mujer apareciera con el desayuno.
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Toji y su grupo caminaban por las calles de aquel pueblo como si de turistas se trataran, el joven Zennin venia con su grupo de terminar una mision en el Pais del fuego, nada muy complicado, solo exterminar a una banda criminal conformada por algunos shinobis renegados. Toji iba liderando la marcha mientras que detras suya se encontraban tres genin y un Jounin de Kumogakure. — Oiga sensei me muero de hambre ¿Cuando podremos desayunar algo? Llevamos horas viajando y no hemos comido nada desde ayer por la tarde... — Le cuestiono Koga, uno de los genin del grupo cuya edad rozaba los trece años. El sensei Wataru le sonrio y le dijo que se sentia igual, pero que debian encontrar una posada donde hospedarse y descansar primero antes de buscar algo para comer.

No te preocupes Koga, nuestros superiores se encargaran de eso. ¡Ademas mira donde estamos! ¡No todos los dias genin como nosotros tenemos la oportunidad de bajar de las islas! — Le comento Shige mientras señalaba las casas, las calles, el bosque alrededor y la gente. Ciertamente era un sitio agradable, humilde en comparacion a las grandes ciudades.

Es verdad, siempre he querido conocer el Pais del Fuego. ¿Señor Zennin, usted ya habia visitado este Pais? — Le pregunto Sora, la mas encantadora del grupo, algo ingenua segun la opinion de Toji pero era de esperarse en una niña de catorce años. — Si, algunas veces... — Le responde Toji sin voltearse a verla, parecia desinteresado o desconectado de la conversacion, como si estuviese aburrido. El grupo no tardo en encontrar una posada y alquilar una habitacion grande para todos, pero debido al apetito que llevaban no tardaron en partir en busca de una cafeteria que les pudiese llenar el estomago. El jounin del grupo pregunto a la posadera por algun sitio para comer y la mujer le indico de una cafeteria muy popular en una esquina frente a la plaza del pueblo, por lo que alli fue donde se dirigieron.

Una vez alli el grupo desayuno bastante bien, medialunas, cafe, tostados de jamon y queso, pan con mermelada, frutas. Habia de todo un poco sobre la mesa. Toji disfrutaba mucho de esas cosas, antes de mudarse a Kumogakure no solia tener esas comodidas ni permitirselas como mercenario, por lo que le daba cierta sensacion de estabilidad. Los genin con el permiso de su sensei se fueron a explorar un poco alrededor, quedando Toji y el Jounin desayunando solos en la mesa.

Nuevamente Toji te agradezco que te hayas tomado tu tiempo para acompañarnos en esta mision. La verdad con esos niños a mi cargo se me hubiese complicado un poco completar el trabajo sin consecuencias para el equipo. — Wataru rompe el silencio en lo que Toji bebe su cafe tranquilo. — No te preocupes, aunque tal vez los altos mandos exageraron un poco al asignarme con ustedes. Entre tu y yo solos pudimos habernos ocupado facilmente de ese grupo.

Si lo se, pero queria que mis alumnos vieran de primera mano las habilidades y experiencia de un chunin. Aunque tu superas con creces las de uno promedio. — Le dice Wataru con una sonrisa complice. Toji le da un sorbo a su cafe y esboza una mueca de satisfaccion. — Solo en lo que Taijutsu respecta, por lo demas no soy diferente a cualquier chunin promedio.

Puede ser, pero en Kumogakure el taijutsu es algo que valoramos mucho. El clan Yotsuki es uno de los mas poderosos del pais y nos han demostrado a todos el potencial que tiene fortalecer las capacidades fisicas hasta el limite humano. — Wataru es la clase de persona que ve el vaso medio lleno, conoce de primera mano las capacidades de Toji porque lo ha visto luchar varias veces desde la epoca en la que cursaron la academia, por lo que le guarda un gran respeto y amistad. "El limite humano...." Se queda pensativo Toji en lo que toma el periodico local que la cafeteria le dejo al costado de la mesa junto al pedido. El tiempo pasaba mientras el Zennin se quedaba leyendo algunas noticias locales del Pais, desde ejecuciones publicas hasta temas de economia, politica y religion, aunque lo que mas le interesaba a Toji siempre era el clima y algun evento de entretenimiento. No tardo en encontrar un articulo que llamaria su atencion, era un pequeño recuadro en la esquina de una de las hojas del periodico con un anuncio sobre una competencia de pulsos alli en el pueblo en el que se encontraban, la direccion estaba colocada ahi mismo y al parecer no faltaba mucho para que aquella competencia comenzase. "Una competencia de pulsos contra una rubia... ¿Todos contra ella? Eso parece interesante, debe de tratarse de alguien muy fuerte." Piensa Toji, arrancando del periodico aquel recorte y guardandoselo en el bolsillo de su pantalon.

Finalmente los genin volvieron a la cafeteria y Wataru indico que habia que volver a la posada para descansar y preparar su equipo con provisiones y lo que haga falta, sin embargo Toji no estaba cansado y les dijo que el se iria a otra parte a pasear por alli para conocer mejor el sitio, que vayan sin él. El grupo no puso pegas, asique el joven pelinegro partio solo al punto donde se realizaria la competencia de pulsos, llevando el recorte que tomo en la mano derecha y pidiendo indicaciones a los lugareños para llegar alli.


Offrol: Por si acaso aclaro que la posada en la que se hospeda Toji no es la misma en la que estan jejeje



Especialización en Taijutsu

[maestria=hac]
[maestria=got]
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No podía evitar reír a la ironía de que la médica mencionase el tiempo recomendado de descanso. Una risa que sin duda estaba bañada en complicidad por las historias y secretos que se habrían comentado en aquella noche donde apenas habrían dormido cuatro horas. – Irónico por tu parte, rubia – Expresaría dándole una pequeña mordida a la primera tostada. – Tienes café o leche, no sé cómo te gusta, también hay tostadas y zumo de naranja – Explicaría dando pequeñas indicaciones y señalando lo que iba diciendo en la mesa. – Hay que reponer fuerzas para el día que se viene… espero no tener que ofrecer servicios de ningún tipo y que ganes, Bishamon – Mencionaría con una mirada más tensa y directa, aunque claramente estaba bromeando, pues tras aquella mirada seria vendría una pequeña carcajada. – Quizás deberías tomarte algún medicamente, ¿no tienes resaca? – Pregunté tras lo que la rubia me pasaría el panfleto que el periódico había preparado para aquel evento. Por mi parte me llevaría la mano que no tendría ocupada a la nuca. Yo no tenía mucha fuerza, pero sabía que en caso de tener que medirme con algún transeúnte podría batirle sin complicaciones. El problema era que llegara a oídos de quién no tenía que llegar.

Una vez que yo hubiera terminado con el desayuno y hubiera ayudado a la señora a recoger la mesa – pues claramente todavía me sentía un poco culpable por el destrozo del día de ayer – y hubiéramos terminado. Subiría a la habitación para vestirme con algo sencillo y cómodo. También dejaría tiempo a Bishamon para que se preparase y cuando estuviese lista, seguramente antes que ella, saldría hacia las afueras, viendo la que se había montado. Vestiría un conjunto negro, compuesto por una camiseta de mangas cortas abierta en el ombligo y un pantalón del mismo color. Por encima de esto llevaría una chaqueta roja con motivos y arreglos en dorado, cadenas en los puños y en el cuello a modo de adorno. En mi cuello tendría el último y casi único regalo de mi madre: una cadena de plata con la letra G en mayúscula.

Cuando saliera a la calle podría ver una fila bastante importante que seguramente llegaría hasta varias manzanas más allá de la calle. Una fila de puro hombres, grandes y fibrosos, algunos altos y otros más bajitos. Sin duda aquello era un ir y venir de músculos. Y por un momento tuve miedo a que la rubia no pudiera estar a la altura, momento en el cual recordé aquel diamante que tendría en su frente. Respiraría tranquila, confiaba en la rubia. En el centro de la calle con espectadores alrededor de una mesa con dos sillas en sus lados, estaría un hombre delgado, rubio y sin mucha masa muscular en su cuerpo. > ¿También participará? < Me preguntaría a mi misma cuando su rostro se vino a mi mente como una estrella fugaz. Era el fotógrafo del día anterior, en su cuello tendría una cuerda que terminaba en la prueba del delito de toda la publicidad que se había formado. – ¿Dónde está tu amiga, chica? ¿No me digas que se ha echado para atrás? – Preguntaría. Yo miraría hacia atrás, como esperando a que Bishamon apareciese para dar la cara ante la de gente que allí estaría buscándola a ella.
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Última modificación: 18-01-2023, 03:55 AM por Bishamon.
Encogió sus brazos para no mostrar preocupación aparente por lo que había dicho y además, había cerrado sus ojos y alzado la palma de sus manos a la altura de los hombros, sabía que Gea la entendía, la risa de complicidad que ambas soltaron después de eso solo dejaba claro que su relación cada vez lograba consolidarse.

Vale, es bastante comida…— mintió —Eres muy amable. Luego imagino que puedo pedir más— sonrió nerviosa tratando de no mostrar el hambre.

Tu por mi no te preocupes, estoy bien… —dijo poniéndose un poco de lado para llamar a la noble mujer del hostal. —Dígame señorita Kaname, ¿necesita algo? — miró a Gea de soslayo y acto seguido se acercó al oído de la mujer. Salvo la azabache tuviera súper oído podría escucharlo, dado el ruido del resto de la gente que estaba en el bar. La mujer se alejó despacio, preocupada —¿En serio? — indagó con cierta preocupación y Bisha solo afirmó en medio de parpadeos. La mujer después de esto entendió, afirmó un tanto angustiada, pero finalmente había ido a realizar la tarea que Bisha le había encomendado.

Si no hubiera perdido alguna vez, créeme que no estaría viva— contestó mientras empezaba a comer con cierta tranquilidad. —así que…. No te preocupes, no dejaré que nadie te toque. Y sobre la resaca… Bueno, ser médico shinobi tiene sus beneficios. La resaca es algo así como indisposición del cuerpo frente a ciertos componentes químicos, los mismos, pueden ser eliminados con técnicas que sacan toxinas y venenos de nuestro cuerpo. — Le guiñó el ojo y de paso, le daba a entender que estaba en perfecto estado a pesar de las 10 jarras de cerveza que se había tomado.

Gea, justo cuando acabó el desayuno propio, Bisha parecía haber terminado también y entonces, la señora de la cocina había aparecido con lo que parecía ser una bandeja gigante con cinco desayunos más. Caminando despacio, habría tenido intención de caerse o de dejarlos en las mesas aledañas a la de las chicas, pero no. Bisha sonrió, sus dientes pelados por completo confirmaban lo que Gea había podido estar pensando, se comería cinco desayunos más.

¡Itadakimaaaaaasu!— gritó enérgica y empezó a comer como bestia, una feliz, justo cuando la mujer terminara de poner todos los platos sobre la pequeña mesa en la que estaban. —¿Siempre es así?— indagó a la mujer del bar quien aún asustada no podía creer lo que estaba viendo —Un día de estos va a caer enferma, bebiendo y comiendo de esa forma.— Bisha no conocía otra forma, tenía que ser así. A lo largo de los años se había tomado ese tipo de costumbres, si bebía, tenía que beber mucho y al día siguiente… Reponer sus reservas con la primera comida que tuviera enfrente.

Gea se había marchado, la rubia se tomaría, poco más de quince minutos para acabar toda su comida. Seguido a ello y sin esperar mucho más se pondría de pies y se estiraría —Muchas gracias, ahora si… Estoy lista para trabajar— traqueó sus dedos, espalda y cabeza, hizo un par de sentadillas y se acercó a la puerta. En cuanto abrió, su ceja se arqueó, otras veces habían sido más contrincantes. —Estará aburrido…— se dijo así misma antes de mover sus pies hasta Gea. Su rostro denotaba ahora tranquilidad y algo así como… concentración.

Bien, me alegra que hayan venido. Yo soy la rubia a la que deben vencer.— dijo con cierto tono inofensivo en la voz. Lo primero era hacerlos creer que podrían ganarle. —Como ya saben, todo truco merece dos cosas; lo primero, no ser descubierto; y lo segundo, —esbozó una sonrisa maquiavélica— ser remunerado, razón por la cual, mi compañera será quien tenga la tabla de los costos por participar y quien reciba el dinero en esta ¡pequeña bolsa!— extendió hasta Gea el cartelito y un costal. Ahí, podrían caber, al menos, el dinero de las personas que estaban allí al menos dos o tres veces.

Ahora, antes de empezar debo aclarar lo siguiente… Nadie puede ser mal perdedor, si pierdes, el dinero no será devuelto y claro, no lo haremos aquí.— Empezó a mirar a los lados para dar, a lo lejos, con una especie de campo verde en el que podrían verse rocas con formas de mesa. Era propicio, aunque aquel lugar fuera construido para picnics y encuentros familiares, las mesas que habían hecho con base de piedra eran perfectas para las vencidas.

Caminó hasta ellos y entonces, luego de tomar uno de los dos lados, el juego empezaría. Uno a uno, los hombres leían el cartel, pagaban y trataban de ganarle a la rubia en menos de cinco segundos. Algunos, por no decir que la mayoría, dejándose llevar por su orgullo y hombría, apostarían de entrada a que durarían en contienda por más de 20 segundos pero lo cierto era que nadie duraba más de tres. La voz empezó a correrse, los hombres hablaban entre ellos, buscaban el truco, analizaban la piedra, la forma del brazo, la cara de la chica. Algunos, llegaron a creer que estaban embrujados por sus palabras, las mismas que decía antes de empezar.

¡BUENA SUERTE!—.
[Imagen: Firma-Bishamon.jpg]
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Última modificación: 18-01-2023, 08:21 AM por Toji Zennin.
Toji caminaba por las calles del pueblo preguntando por la direccion a la que debia acudir para la competicion, tal vez parezca que el Zennin no tenia sentido de la orientacion para tener que pedir tantas indicaciones, pero es que las calles del pueblo tenian algunas bifurcaciones y rodeos que llegaban a confundir bastante, aun asi los lugareños le habian confirmado que la direccion se trataba de una posada asique ya sabia mas de lo que necesitaba para llegar hasta alli. Aun asi para su sorpresa una vez estuviese unas calles cerca del punto de encuentro, Toji ya comenzaria a notar grandes cantidades de personas reunidas y haciendo fila para algo, lo cual Toji no tardo en deducir que podria tratarse de gente que queria competir en aquella competencia de pulsos al igual que él, pues la larga fila de personas que ocupaban manzanas enteras se trataban de hombres rudos y musculosos, algunos de fisicos similares al suyo, esto le daba curiosidad al pelinegro quien le pregunto al hombre que tenia delante si esta era la fila para la competencia de pulsos.

¡Asi es! Aunque tendras que esperar un buen rato, hay mucha mas gente de la que me imagine. Pero miralo de esta forma, cuanto mas tardemos en enfrentarnos a ella mas cansada estara, asique tendremos una victoria facil jajajaja pobre rubia, quedara en la ruina si tiene que competir contra toda esta gente. — Le respondio animado aquel hombre fornido, quien rozaba el metro con ochenta centimetros pero pesaba alrededor de cien kilos. — Hmm bueno si, puede ser... — Le respondio Toji algo inconforme rascandose detras de la cabeza y haciendo una mueca, pues no le gustaba esperar, le aburria.

Para su sorpresa la fila avanzaba rapido, muy rapido... ¿Acaso todos los hombres le ganaban a esta rubia en cuestion de pocos segundos? Pues no, y Toji lo podria observar facilmente ya que algunos hombres que habian competido pasaban por alli murmurando, quejandose avergonzados e incluso sujetandose la muñeca como si les doliera. "Te digo que tiene que estar haciendo algun tipo de trampa, es imposible que esa mujer tenga tanta fuerza, ¿¿viste su fisico??"  "Esa rubia no puede ser humana, no he durado ni dos segundos contra ella y he competido en torneos de pulso profesionales..." Toji oia todo tipo de comentarios y se sentia mas ansioso, parecia que esa mujer no era comun, aun asi se imaginaba que el secreto estaria en algun truco como torcerles la muñeca o debilitar los musculos de la mano para debilitar el agarre, esa clase de trampillas sucias que suelen usar algunos tipicos estafadores callejeros.

Finalmente luego de unos minutos Toji seria uno de los proximos en participar, asique se acerco a la morocha tal y como estaba indicado y miro el tablero donde figuraban precios de apuestas. "50 ryos por mas de 20 segundos..." Toji vio de reojo a la rubia, era increiblemente hermosa y tenia unas curvas salidas de las fantasias mas pervertidas de un hombre, pero ciertamente no se la veia muy musculosa o que tuviera algo especial como para poseer la fuerza que los demas decian que posee. Toji volvio a mirar a Gea y sonrio amigablemente, sacando del bolsillo de su pantalon un fajo de billetes. — Quisiera apostar 1000 Ryos por favor. — Al decir esto los hombres detras de él se quedaron atonitos, perplejos al escucharlo, definitivamente era muchisimo dinero para tirarlo en una mera apuesta callejera. Una vez depositado el dinero en la bolsa, Toji procedio a sentarse frente a la rubia, con una mueca de satisfaccion dibujada en su rostro, estaba tranquilo y la miraba fijamente a los ojos todo el tiempo. En cuanto lo indicaran Toji apoyaria su brazo izquierdo sobre la mesa en posicion para estrecharle la mano a la rubia. — Espero no me lastimes. — Le dijo Toji a la rubia amigablemente.

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El pequeño momento de confusión por parte del hombre delgado de aquel periódico que había hecho que toda aquella gente viniera, cesó. Una vez que la rubia estuviera allí y estuviera todo preparado, me daría la bolsa para el dinero y el pequeño cartel con las tarifas que la médica había pensado para aquel encuentro. Por mi parte me quedaría solo usar mi don para saber qué clase de chakra tenían por allí. A medida que avanzaba la fila y que los hombres iban pasando y pasando, yo me aburriría viendo como todos terminaban por morder el polvo frente a la increíble fuerza que tenía la médica. Sus dotes claramente estaban bastante fuera de lo común. Lo que realmente me impresionaba era el hecho de que su chakra estaba casi a la par que el mío, podíamos decir en cuanto a niveles de chakra estábamos de forma parecida, pero la diferencia era aquella fuerza sobrecogedora que la integrante del País del Fuego tenía.

La cola fue haciéndose más pequeña, el dinero iba entrando y los hombres iban yéndose con un amargo sabor de boca. Alguno claramente parecía pensar que allí había gato encerrado y que la médica en realidad usaba algún truco, pero no había truco, su fuerza era la única que medía aquellos encuentros. Por mucho que los músculos asomasen por la mayoría de hombres, todos acababan mordiendo el polvo. Así fue como, entre la multitud, un chakra entró en mi radar de forma casi pasiva, resultante y preocupante. Su chakra era bastante fuerte, algo así como la tercera parte del mío y de la médica. Cuando la fila fue llegando a su lugar, un momento me tomé para taparme la boca para que no se viera que movía los labios, no estaba haciendo nada raro, tan solo haciendo que a los oídos de Bishamon llegasen mis palabras. – Hombre con cicatriz en la boca, su chakra es preocupante – Expresaría para luego toser y carraspear la voz, como buscando que no se notase demasiado que había hablado, pues a decir verdad, solamente la médica me habría podido escuchar gracias a aquella habilidad que tenía mi clan.

Cuando el chico de la cicatriz en la boca llegara a la primera posición y fuera el siguiente en medirse con la médica, su alarde de egocentrismo fue tal que superó con mucho el precio impuesto por la rubia. Nada más y nada menos que mil Ryos fueron los apostados por el contrincante número ochenta y siete de la lista. No podía saber mucho más de él porque me negaba a que la gente me viera haciendo sellos – pues no quería que pensasen que estábamos usando algún truco – a pesar de que realmente fuera así, pues estaba seguro de que aquella fuerza de la rubia también residía en su chakra. – ¿Estás seguro, chico? – Preguntaría al azabache mientras que le ofrecía la bolsa para que metiese el dinero si tan valiente era. El de la cicatriz metería el dinero mientras que yo iba contándolo mentalmente. Parecía haber llegado un verdadero reto para la rubia, y cuando ambos estuvieran en frente uno del otro, yo daría un pequeño paso hacia atrás para estar ligeramente más alejada. Algo en el ambiente me decía que aquello no iba a ser como había sido hasta ahora. > Vamos Bisha… tú puedes < Pensaría mientras que veía peligrar tanto el dinero como el premio en sí.


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Ya rubia, estafaste a suficientes ¿puedes detener esto y decirnos cuál es tu truco?— había dicho un hombre de los que, compitiendo, perdió más de 200ryos. La rubia como respuesta solo había sonreído cerrando los ojos y bajando su derecha hasta el extremo izquierdo, dejando la mano de su oponente contra la roca. Varios también empezaban a molestarse, pero la final empezaba a acabarse. En otros lugares, había tenido mucho más público, incluso las mujeres es ocasiones, buscando demostrar supremacía, se medían a hacer vencidas con la rubia, pero ella, claramente, tenía una reputación que cuidar.

¡Siguiente!

Poco a poco, los hombres iban pasando. Gea, por su parte, seguía con su labor fundamental, esa de recolectar el dinero. Empezaron a hacer un gran botín, pero entonces las cosas se pusieron tensas. La pelinegra se acercó a la rubia por medio de una técnica, su voz llegó a la rubia clara, tal y como si la tuviera susurrándole. Bisha se detendría por un momento, miraría por encima del hombro a Gea y acto seguido, volvería su rostro al frente.

¿Siguiente?

Al escucharlo, la rubia solo levantó la ceja izquierda con fuerza. Puso su mano izquierda sobre la piedra y acto seguido, cortaría las acciones de Gea al recibir el dinero. —Nadie, que no esté seguro que va a ganar apostaría ese valor, así que. Como dueña de juego, no voy a dejarte apostar más de 100ryos, con eso debería ser suficiente, total, estás apostando el doble de lo que muchos aquí han apostado.—

Luego, como acto de reflejo, la rubia metería ambas manos en medio de sus piernas para estirarse y claro, en el proceso, sus senos se habían apretado contra sus brazos haciendo que los mismos saltaran un poco. Los hombres, de inmediato, habían hecho un jolgorio dejando claro lo mucho que les había gustado. La forma en la que esa chica se veía no era normal, además, vestía, como de costumbre, con un brasier negro, una chaqueta negra abierta, falsa negra y botas del mismo color.

Si estás listo y aceptas, podemos empezar— ahora mismo, cualquiera quería estar en frente de aquella diosa, no luchando contra ella, sino estando un poco más cerca de aquel par de melones. Se pondría en posición y si el chico lo hacía igual, la contienda empezaría. La rubia estaba lista, y sabiendo al otro super dotado y conocedor de la fuerza de chakra, imprimió desde el momento uno toda su fuerza. Debía ganar en menos de 5segundos, si demoraba más o si se confiaba, perdería.

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La rubia no parecio tomarse muy bien el hecho de que Toji quisiera apostar tanto dinero en esta competencia, mostrandose reacia a aceptar tal cantidad, sin embargo Toji manteniendose tranquilo con una sonrisa amena pero con un dejo provocador le dijo: — Segun el anuncio, este establece un pago minimo de ryos pero no pone ningun limite de cuanto alguien puede apostar. Claro, salvo que no te sientas tan segura de que vayas a ganar esta vez... — Se le quedaria viendo en silencio unos segundos a la rubia. Si esta no aceptaba o se quedaba en silencio en negativa entonces Toji chasquearia con su lengua manteniendo su expresion calmada y  tomaria 100 ryos del fajo para colocarlo en la bolsa y guardaria el resto. Luego la rubia comenzo a estirarse y hacer gestos que resaltaban sus ya prominentes pechos, Toji se quedo embobado viendolos sin embargo su expresion no parecia cambiar, Toji siempre fue muy consciente de que las mujeres son su debilidad, por lo que ha aprendido a detectar algunos trucos que las mujeres suelen usar para tomar ventaja de alguna situacion, claro que eso no significa que muchas veces no caiga en ellas. "chica lista, me pregunto si aceptaria tomar un trago conmigo luego de la competencia."

Al sentarse y colocar en posicion su mano para estrecharsela, la expresion en el rostro de Toji cambio a una totalmente seria al sentir el agarre de la rubia, Toji tenia una clara experiencia como shinobi y usuario maestro del taijutsu, y facilmente se dio cuenta de que la rubia era fuerte, muy fuerte. El Zennin cambio su respiracion, canalizando sus fuerzas por dos segundos y cuando la competencia comenzo, Toji utilizo toda la fuerza que tenia en ese momento para derribar a la rubia, sin embargo para su sorpresa esta no solo podia resistir la fuerza del pelinegro sino que poco a poco a Toji le estaba costando resistirse a la fuerza de ella y comenzaba a ceder lentamente. "Esta tipa.... no es una mujer comun." Viendola a los ojos le susurro — Parece que tu y yo no somos tan diferentes... sin embargo... ¿Hasta que punto tu fuerza es capaz de llegar? — 

El brazo de Toji estaba cediendo hasta un punto que parecia que iba a perder, el pelinegro apretaba los dientes con fuerza pero sonreia desafiante y de pronto su piel se puso rojiza, sus venas se marcaron por todo su cuerpo y sus musculos se tenzaron. Una enorme fuerza surgio del Zennin quien con una gran potencia dio vuelta el partido hasta llevar la mano de la rubia contra la mesa de piedra, la potencia de ambos era tal que la mesa de piedra termino por destruirse en pedazos al sentir la mano de la rubia golpear contra la piedra. Luego de que la competencia terminara la apariencia de Toji volveria a la normalidad, y con una sonrisa de oreja a oreja y bendiciendo su suerte se acercaria a la bolsa llena de dinero casi relamiendose los labios. — ¡Vaya que buena suerte la mia pense que iba a perder! — Exclamaria.



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Una lucha encarnizada estaría a punto de empezar. Podía notar el chakra recorriendo el fuerte cuerpo de ambos. Cuando la rubia empezó a estirarse y demás dejes un tanto provocativos, pude ver como los ojos del shinobi se le iban ligeramente. > Si caes en esos trucos… < Pensaría mientras que miraría hacia otro lado y ponía los ojos en blanco. Los hombres eran demasiado predecibles, a decir verdad, pues se notaba que la médica había hecho según que aspavientos para dejar más de una mandíbula desencajada. Sonreí negando con la cabeza y los ojos cerrados. Sus trucos eran cuanto menos, cuestionables, pero como se solía decir, en el amor y en la guerra todo valía. Y en un torneo de pulsos más todavía.

El asiento de ambos contendientes fue tomado. Aunque podía notar fuerza y juventud en el chico, conocía la fuerza de la médica y su chakra estaba rebosante, pletórica y dispuesta a dar una buena pelea. Segundos después, ambas manos fueron chocadas y empezó el duelo. Pude darme cuenta de que ambos tenían el chakra hirviendo, aunque el del chico estaría bastante más apagado que el de Bisha. La estrategia de la médica parecía ser ir con todo desde primeras, se notaba en su semblante y en sus músculos preparados. Por otra parte el chico se dejaría vencer, al menos por el momento, pues cuando vio que su dorso de la mano estaría casi rozando la piedra, el chakra saltó de golpe, su cuerpo cambió de color y un poder bastante notorio salió de su interior. Mis ojos se abrieron de golpe mientras que veía como el combate estaría cambiando de parecer. Por un momento se me pasaría por la cabeza darle fuerzas a Bishamon, y podría haberlo hecho, pero no sería justo ni para ella ni para el chico. La tensión en el ambiente era tal que la piedra no tardó en empezar a resquebrajarse, la fuerza de ambos estaría en su esplendor, aunque podía reconocer una parte de ambos todavía dormida. Sabía que estarían usando apenas un treinta o cuarenta por ciento de su fuerza, y aunque fuera así, el espectáculo que estaban dando era bastante notorio hasta el punto en que se podía notar una ligera brisa en el ambiente. Demasiado había durado todo eso, era hora de pararlo. – ¡BASTA! – Expresaría en gritos mientras que el chakra se hacía fuerte en mi garganta y desprendía en todas direcciones, empujando a todo aquel que estuviera a quince metros en mi radio de acción y obviamente dando de lleno a los contendientes.

Si la técnica daba sus frutos, la piedra seguramente seguiría resquebrajada, pero ambos militares, tanto la rubia como el musculitos terminarían en el suelo tirados fruto del poder de mi voz. Lo bueno era que no había dado un claro vencer, lo malo era que quizás me había delatado como portadora de un ninjutsu tan fuerte. – No creo que tarden mucho en venir las fuerzas del orden, así que mejor nos vamos cagando leches… seguidme – Expresaría bajo el oculto manto de la bolsa del dinero. Dichas palabras terminaron en los oídos tanto de la médica como del nuevo integrante de la historia. Acto seguido daría un salto grande que me haría terminar en el tejado del edificio más cercano y una vez que ambos militares captaran la idea, saldría corriendo por los tejados hasta llegar a un lugar más seguro.

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Sus orbes se posaron sobre el contrario con cierta perspicacia —Bueno, en los años que tengo que jugar a vencidas nadie hacía cometido la locura de apostar tanto dinero, así que si… Diré que soy una damisela en aprietos y que tengo miedo de perder mi pequeña fortuna— su sonrisa se mostró ladina y provocativa al tiempo que el tono en su voz era delicado y gentil. Acto seguido y a pesar del disgusto, el chico había aceptado colocando el dinero en la bolsa de Gea.

La batalla había empezado y el desgarre de energía desde el momento uno era absurdo. El pedazo de piedra había sentido la fuerza con la que ambos competían, empezando a resquebrajarse poco a poco, su entorno y los hombres corrientes que estaban allí sentían como el aire del piso se levantaba buscando meterse en sus ojos y haciendo que varios de ellos retrocedieran. Lo abismal no era siquiera eso, sino que aquel hombre estuviera haciéndole competencia a la rubia que hasta ahora nadie había podido ganar.

Tks…— chasqueó la lengua la rubia al tiempo que usaba toda su fuerza natural para ganar en el tiempo estimado.

Desafortunadamente no fue posible vencerlo en los primeros cinco segundos, aún tenía quince más. Poco a poco, el brazo de la rubia pareció inclinarse ganando terreno con respecto al brazo ajeno, pero entonces sucedió lo inesperado. La piel del chico había empezado a tornarse roja, lo que llamó de inmediato la atención de la rubia. A su parecer, aquello era excederse, pero tenía que dar la batalla al hasta el final. De repente, un grito se hizo presente. La rubia abrió sus ojos de golpe como platos y justo a mitad de contienda, o mejor, justo cuando su esperanza de ganar de había esfumado. Salió despedida quedando en el suelo y sin ganar claro de aquella batalla.

¡Auch…!— se dijo así misma antes de escuchar a Gea y dar un salto a lo alto de aquel edificio. La rubia no esperaría mucho más, se pondría de pies y acto seguido flexionaría las piernas para alzarse a la altura de la otra.

Creo que te llevas el dinero del ganador… ojalá no crea que vamos a timarlo— dijo con una sonrisa tranquila y mirando, desde su punto, al chico cuyo nombre aún desconocía. —Que gran fuerza maneja… ¿Pudiste leer eso?— se dijo casi que así misma, pero claramente sería audible para Gea. Esperaría también si el chico las seguía. Si era así, sus pies se moverían siguiendo los pasos de Gea.
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La competencia estaba alcanzando su climax, Toji y la rubia parecian dos fuerzas imparables de la naturaleza chocando la una con la otra, la mesa de piedra ya no podia soportar tanto despliegue de poder comenzando a resquebrajarse por completo, la multitud estaba muy impresionada e intimidada, los hombres que se habian postulado con arrogancia ahora eran conscientes de que no tenian ninguna posibilidad de ganar, sin embargo una voz que resono por todo el lugar lo detuvo todo.


Cita: ¡BASTA!


Aquella voz era la de la mujer que acompañaba a la rubia y se encargaba de recoger las apuestas, Toji reconocio su voz de inmediato pero asi como la rubia tambien salio despedido contra el suelo violentamente, dañando a Toji por la onda sonora. — ¡Mierda! — Exclamaria como reflejo inconsciente, apoyandose con sus antebrazos para despegar la espalda del suelo y mirar en direccion a donde se encontraria la pelinegra. "¿Que rayos le sucede? ¡Estaba a punto de ganar!" Toji se puso de pie y noto que la rubia ya no se encontraba a su lado, y al voltear la cabeza en direccion a la pelinegra vio como la rubia aterrizaba de un salto junto a ella, eso no tenia nada de malo excepto por el pequeño detalle de que la gritona llevaba consigo la bolsa con el dinero que Toji sabia que le correspondia, por lo que en cuanto las chicas iniciaron su huida del lugar Toji dio un salto hacia el mismo tejado y comenzo a seguirlas. — ¡Esperen! — Les grito al verlas alejarse, y prosiguio a apresurar el paso para no perderlas de vista.

Toji las seguiria hasta donde fuera que fuesen, y una vez frenaran su escape, el Zennin se pararia a unos dos metros de ambas, observandolas con cautela y desconfianza pues creia que intentaban estafarlo y quedarse con su dinero. — Tramposas, nose quienes sean o que pretendan pero ese dinero es mio, interrumpiste nuestro combate cuando ya estaba a punto de ganar. — Le diria a Gea extendiendo su mano como si esperase que le entregaran la bolsa. — Tu eres mas fuerte de lo que me esperaba, claramente ambas tienen habilidades shinobis o no me habrian derribado tan facilmente ni tampoco me hubieses forzado a usar gran parte de mi fuerza... — Se dirigiria primero a la pelinegra y luego a la rubia, aun manteniendo la mano extendida.



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El espectáculo había sido frenado, para desgracia de los pocos que tenían idea lo que allí estaba pasando, por la melodiosa voz, o más el potente grito, que saldría de mis cuerdas vocales. Quizás había sentido la necesidad de hacerlo para que la rubia no perdiese, pero en beneficio de la duda también había sido por ver a ciertas personas cuchichear, escuchar palabras cercanas acerca de la fuerza que procesaban aquellas bestias, incluso llegando a amenazar con llamar a la Guardia del Imperio para que nos investigase. Por mi parte no pretendía caer en las garras de aquellos que dominaban el País del Fuego y mucho menos estar bajo el influjo de su maniático poder, y aunque no sabía cómo les afectaría a los dos contendientes aquella llamada, prefería no quedarme allí para averiguarlo.

Para cuando saliera corriendo por los tejados y la médica me siguiese, pude dar un ligero vistazo hacia atrás entre salto y salto para ver que el chico nos seguiría. Seguramente estaría enfadado, molesto y confundido por cómo se había desenvuelto la situación. Corrieron por los tejados como cinco minutos para alejarse lo máximo que pudieran del poblado, así mismo, y una vez en el bosque, estarían con un ambiente más tranquilo, pero con muchas preguntas por hacer. La primera sería sin duda por parte de la rubia, que la habría expresado en medio del camino. – Sí, lo he visto y sentido – Diría calmado para dar paso a las acusaciones del seguramente ganador del pulso. Le escucharía, le entendería, pero la primera palabra estaría mal usada. No habían hecho trampas, lo ocurrido era que en medio del fragor de la competición no se habían dado cuenta de cosas obvias. Para antes de que aquel hombre pudiera seguir con su discurso y siguiera para elogiar a la médica, la bolsa del dinero saldría volando hacia el cuerpo del militar. – La próxima vez intenta no hacer tanto escándalo, ella puede pasar desapercibida pero su color de piel no – Expresaría con mirada tranquila y algo seria, no iba a explicar el motivo de haber salido despedidos casi de aquel lugar.

– Yo te pagaré el resto – Avisaría a la médica girando la cabeza una vez tirara la bolsa y sin ver si había llegado a su destino. – Algo que sí debo decir para ser sincera, es que yo fui la que avisó a la rubia de que estabas en la fila para participar, tu chakra es bastante alto para ser un tipo…  normal – No quería insultarle ni que se lo tomara así, pero le miraría de arriba hacia abajo y todavía no vería ninguna forma de diferenciarle de alguien que simplemente hacía mucho ejercicio. En cambio cuando el pulso hubiera determinado que Bisha era la ganadora, su piel se tornaría candente y fugaz. La fuerza correría por cada poro de su piel y sin duda, sería lo que me habría llamado lo atención.
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Última modificación: 05-02-2023, 06:58 PM por Bishamon. Razón: Agrego almacenamiento de CK
No era fácil saber a qué estaban jugando. Las personas que estaban presenciando todo aquello se habían quedado estupefactas ante tal poder. El tipo de piel roja, la rubia con fuerza descomunal y la nena con voz estrepitosa. Los tres habían dado un show que muy seguramente les haría publicidad. Pero más importante, el tipo de corpulento cuerpo se pondría de pies y saldría despedido hacia ellas. Bisha, naturalmente, movería sus pies por los tejados de la pequeña aldea moviéndose tan rápido como su cuerpo se lo permitiera, y claro, flexionando para evitar tomar mejor impulso y caída.

Llegarían finalmente a una especie de bosque luego de haberse alejado lo suficiente. Pasaron por varios tejados, por los lugares más representativos de la aldea. Aquello, si la rubia no estaba mal, era casi la frontera con otro país. No estaba mal, pero no era su intención alejarse tanto. En cualquier momento, si Gea hubiera seguido sus pasos, la rubia habría tenido que detenerse y revisar si finalmente estaba bien para ella seguir o detenerse.

Como fuera, aquel lugar no era del todo cerrado. El pasto era completamente verde, si, pero los árboles no estaban tan agrupados como para impedir por completo la luz del sol y los movimientos artísticos de un combate en caso de tener lugar. Bisha y el tipo de pelo negro no hicieron más que seguir a Gea hasta que se detuvo y luego, no habrían tenido más opción de escucharse. Claro, las palabras del chico no le habían hecho ni cinco de gracia.

¡Eh eh!, cuidado con lo que dices fortachón, fuera de aquella aldea no estoy dispuesta a soportar los malos comentarios de nadie — bufó evidentemente molesta.

Por fortuna o desgracia, Gea parecía ser la menor y el polo a tierra de ambos. Ella los llevaría a otra conversación. Arrojó la bolsa de dinero al chico y Bisha, antes de sorprenderse, había escuchado de la pelinegra que obtendría igual su dinero. No le dio más opción a Bisha que quedarse quieta, cruzada de brazos y expectante a lo que faltaba por decir.

Mi nombre es Bishamon Senju, dudo que puedas olvidarlo. No siempre tienes la fortuna de dar con una rubia que pueda partirte la madre a golpes.— Sonrió. —Tu no pareces del todo normal, ese color rojizo en tu piel… ¿fue lo que te hizo ganar, no?— no tenían confianza para decirse esas cosas, pero la deuda estaba paga, estaban lejos del bullicio y algo le decía a la rubia que ahora estaban a salvo. Nada podría perturbarlos y claro, aún quedaba algo por aclarar. —El combate estaba decidido… al menos por esas habilidades, ganarías el combate pero…— miró a Gea.

¿Puedo saber exactamente por qué lo detuviste, qué fue lo que te alarmó y por qué nos trajiste aquí?— no había nada de malo en perder una vez cada cierto tiempo, pero… Las acciones de Gea decían que debían irse de ahí. No era un mero capricho haber acabado el combate. Al tiempo, la rubia almacenó chakra en su frente como solía hacerlo

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Cita:La próxima vez intenta no hacer tanto escándalo, ella puede pasar desapercibida pero su color de piel no



Toji atajo la bolsa, de hecho cayo perfectamente sobre su mano extendida, llevandosela al bolsillo de su pantalon y haciendo una mueca de satisfaccion al escuchar a la pelinegra. — Nose de que me hablas, solo hice mucha fuerza como cualquier otra persona. — Le diria con sarcasmo a proposito, como si se burlara de la situacion. La rubia se habia ofendido con las palabras de Toji, sin embargo este se limito a mirarle desafiante y aun mas desconfiado, se hacia la idea de que en realidad se trataban de unas estafadoras de manual, tal vez renegadas de alguna aldea shinobi menor o quizas eran unas ronin... 

Pues ya se me olvido. — Le respondio Toji rascandose el abdomen indiferente a las palabras de la rubia, aunque claro, esto era mas para molestarla adrede, como un niño pequeño. — ¿Partirme la madre? Esas palabras te quedan grandes considerando que perdiste el duelo. — Levantaria sus manos a la altura de sus hombros apuntando hacia el cielo. — Ese color rojizo ya se los dije... solo necesitaba volverme mas fuerte y eso hice. Aunque el hecho de que no lo entiendas me deja en claro que tu fuerza no proviene de la misma fuente que la mia. — 

Soy un tipo normal. — Le respondio a Gea, esta vez hablando en serio, pues Toji siempre se considero una persona normal, el no poseia un kekkei genkai ni nada parecido realmente, sus habilidades fueron enseñadas desde niño y con puro entrenamiento alcanzo el nivel en el que se encuentra ahora. — Ahora les toca responderme a mi ¿Porque salieron huyendo? ¿Son alguna clase de renegadas o estafadoras?




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Mierda. No sabía ni lo que había dicho. – Quería decir que tu color de piel rojizo no pasa desapercibido – Explicaría, aunque quizás ya era demasiado tarde y había metido la pata.

La rubia también estaría preguntando acerca del motivo por el que habíamos salido de allí tan rápido, del mismo modo que aquel tipo. No les entendía demasiado bien, pero quizás fue rápido el momento en el que caí, de nuevo, en porque no les importaba demasiado salir rápido de allí. ¿Eran Imperialistas? Sabía que Bisha tenía una estrecha relación con la aldea de dónde provenía, pero eso hacía que aquel chico también fuera un shinobi de una aldea. Estaría poniéndome nerviosa hasta el punto de que mis palabras empezaron a no salir correctamente. ¿Estaba en peligro? ¿La rubia me traicionaría convirtiéndose esto en un modo de cazarme? > ¿Yo misma me he metido en la boca del lobo? < Pensaría mirando hacia ambos sin saber cómo explicar aquello sin que pareciera que me estaba volviendo loca.

Respiraría para intentar tranquilizarme. – Hay un simple y llano motivo, ¿¡es que queríais que los aldeanos llamasen a las fuerzas para que nos arrestasen?! – Expresaría casi en grito mientras que daba un par de pasos hacia atrás. – De donde yo vengo, el chakra no es bien usado ni bien recibido su uso, tienes que esconderte y si te pillan usándolo estás en graves problemas – Otro paso hacia atrás, seguido de otro… – Y eso solamente puede significar que a vosotros dos os daba igual quién viniera porque estáis con ellos, ¿verdad? – Diría poniéndome en posición defensiva, no pretendía usar la fuerza, pero sin duda estaría preparada para defenderme si fuera necesario. – Y claro, me habéis visto usar el chakra… – Expresaría con rostro ligeramente tocado por la locura. ¿Me estaba volviendo loca? – Pues no me pillaréis, ¿me oís? ¡Nunca! – Una lágrima comenzaría a correr por mi rostro. La imagen de mi madre saldría en mi cabeza, asesinada por el Imperio, o al menos yo quería creer eso. Acto seguido y sin esperar a que los dos militares se me abalanzaran, metí mis manos en los ropajes y segundos más tarde dos shurikens volarían, cada uno a una pierna diestra de mis rivales mientras que daba un salto hacia atrás, alejándome varios metros más de ellos alejándome por unos doce totales. Sabía que sabían pelear y que seguramente se aliarían. Una tanda de sellos sería hecho, no iba a dejar que me cazasen.
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Sabía perfecto que el uso de las habilidades de aquel fortachón se habían excedido para la tarea. Ella, por su parte, se había ayudado un poco, pero era claro que había usado ninjutsu para sortear la fuerza de la rubia, quien solo parpadeó un par de veces dejando su rostro impávido y dejando claro que no le creía nada. A lo demás, simplemente se dedicaría a escucharlo. Sabía de provocaciones y de ese tipo de pugnas y salvo fuera necesario, no iba a caer en tal juego. Sin embargo, sus palabras daban por sentado que aquello eran habilidades obtenidas de su fuente de poder, ninjutsu, en este caso.

Las preguntas finales del chico coincidían con la cuestión que Bisha había expuesto a su compañera. Ciertamente no tenía respuesta para todo aquello y lo más normal era que quedara claro. Algo en Toji le daba buena espina, así que no veía razón para ocultarlo. Eso, muy a pesar de vivir en un mundo destartalado, lleno de incertidumbre, de mentiras, estafas y corrupción. Pese a eso, Bisha estaba dispuesta a poner su confianza en quien se había acercado a ellas nada más que con sed de dinero, mismo que ya había conseguido.

El turno de Gea había llegado. Bisha puso sus ojos de inmediato cuando su intervención dio inicio. Se exaltó de repente en medio de sus palabras logrando que la jounin de konoha se alarmara quizá un poco. Su mirada se tornó un tanto confusa, no entendía del todo a qué se refería —…¿Eh?— jadeó confusa. Tenía razón, las palabras de Gea era precisas y si, el escándalo quizá podría alarmar a los altos mandos de aquel pueblo. Ella, por fortuna o desgracia tenía inmunidad al ser jounin activo de konoha ¿pero ellos? Gea no parecía ser precisamente la aliada a una aldea y del pelinegro se desconocía totalmente toda su información, pero tampoco parecía ser un foráneo.

Gea empezó a alejarse, cada movimiento era detallado por la rubia, quien paso a paso colocaba una expresión cada vez más agria. —¿Gea?...— dijo aún tratando de entender que le pasa. No sabía del todo que franqueaba, pero cada vez había más indicios de que la pelinegra entraría en una especie de crisis. ¿Acaso habían tocado sus miedos? Los pies de la rubia parecieron flexionarse un poco de forma imperceptible para los otros dos dado que el enfoque actual eran las acciones y las palabras de la mujer. Los ojos de la rubia se abrieron como platos ¿pillarla?

Se había salido de control, lo supo cuando lazó armas a las piernas de ambos. Bisha habría girado sobre su propio eje nada más dejando que el arma pasara derecho y volcaría, de soslayo su vista a Toji. No entendía aún que pasaba con Gea, pero era fijo que aquella acción no estaría bien vista por parte del chico. En el peor de los casos, tendrían que enfrentarse a él. Estaba claro que la rubia estaba del lado de Gea y en ese momento, lo único que haría sería protegerla.

Acto seguido, y sin saber que pasaría, la rubia entrelazó sus manos realizando una secuencia de sellos, estaba preparada para lo peor. —¡Gea, despierta, esto es un error!—le gritó tratando de hacerla caer en razón. De nuevo, la rubia pareció flexionar sus piernas un poco más dejándola esta vez lista para impulsarse y ponerse en medio del recorrido que Toji pudiera recorrer hacia Gea. Al tiempo, quizá algo más se acercaba a la pelinegra.

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La pelinegra tenia un buen punto en su queja, pues ciertamente el uso deliberado de chakra sobretodo el uso destructivo no estaba bien visto en zonas urbanas, y aunque Toji como actual miembro de las fuerzas de Kumogakure tenia permitido usarlas pues hacerlo para competir en un evento de pulsos clandestinos era algo cuestionable y de hecho agradecia que su equipo no estuviese por alli cerca y que se enterasen, aun asi le parecio un poco exagerado la reaccion de la mujer.

De hecho mas que exagerado, pues la joven comenzo a ponerse paranoica y nerviosa, como si fuese alguna clase de criminal expuesta por la policia, Toji la veia confundido y compadeciendola, pues le parecia que estaba actuando como una niña tonta considerando que si quisiera haberla arrestado o ejecutado lo hubiera hecho hace rato.


Cita:Y eso solamente puede significar que a vosotros dos os daba igual quién viniera porque estáis con ellos


Oye crei que ella era tu compañera y ahora estas desconfiando de ella tambien, creo que estas muy nerviosa... — Le dijo mientras se rascaba detras de la cabeza, pero la muchacha no parecia entrar en razon, incluso lanzandole una shuriken a la pierna. Toji la esquivo facilmente girandose hacia un lado y dejando que la shuriken siguiese de largo, aunque esto ya le estaba empezando a molestar al Zennin ya que no queria que la cosa escalara mucho mas o bueno... tal vez si queria pero le daba pereza que pudieran meterse en algun problema con el imperio, aunque ciertamente estaban en una zona bastante aislada. — ¡Sera mejor que te tranquilices! — Exclamo Toji mientras adoptaba la postura Byakko. 



Acto seguido Toji se lanzo hacia Gea con la intencion de noquearla sin embargo Bisha quien estaba a una distancia media entre ambos se interpuso en medio forzando a Toji, quien iba a toda velocidad, a propinarle una patada en la barbilla para mandarla a volar diez metros en el aire, una movida brusca pero necesaria puesto que Bisha estaba entre medio del ataque inminente de Gea y Toji y las consecuencias para ella podian ser peores. — ¡No te interpongas rubia! — Le grito Toji ahora siguiendo con su arremetida contra la morocha quien parecia tener una secuencia de sellos preparada...


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No sabía hasta qué punto había quizás perdido el norte como aquellos dos que tenía delante estaban diciendo, lo que si sabía es que, por un momento, en mi mente vinieron aquellas palabras de mi querida madre. – Debes protegerte siempre, Gea, los errantes como nosotros y poseedores de un chakra desligado a las grandes naciones nos hace un tesoro – Era lo único que escuchaba, era lo único que mi mente retumbaba, y quizás había perdido el norte, pero no iba a dejar que me cazasen. Mis ojos se mantendrían abiertos buscando a mis imaginarios contrincantes mientras que el chakra empezaba a juntarse en mis pulmones.

No pretendía dejarme atrapar de esa forma, ni de ninguna otra, así que cuando vi la reacción del shinobi del Rayo, lancé aquello que tenía guardado (libero hide) buscando expulsarle bien lejos, tanto a él como a la médica, para buscar una vía de escape o quizás ganar algo de tiempo mientras que encontraba la forma de librarme de aquella situación. – ¡No voy a dejar que me cojáis! Ya lo intentaron una vez y no lo consiguieron – Seguía envuelta en aquella ilusión sin chakra que yo misma me había provocado.

Así mismo, intentando reaccionar de nuevo para protegerme o atacar dependiendo de cómo surgiese la situación haría de nuevo una tanda de sellos buscando extender las manos tras ello y pillar a mis rivales con una técnica diferente.

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Gea seguía desbordada y ciertamente Toji tenía razón. Eran amigas y todo aquello causaba cierta descoordinación entre lo que eran y lo que estaban demostraban ser. ¿Acaso la noche anterior había sido una mentira? La rubia sin poder contenerlo chasqueó su lengua, su lengua se puso agria. Seguía desconcertada y nada de lo que estaba pasando cuadraba, no tenía sentido.

La postura del chico solo denotaban las ansias de querer parar a la chica que para colmo de males les acababa de atacar. Ambos empezarían a moverse: Gea, buscando alejar al chico y a la rubia; y Toji, abalanzándose sobre la pelinegra, pero entonces pasó. Gea, antes de darse cuenta, tendría la tapa de un jabalí cayendo desde unos ocho metros sobre su cabeza con una velocidad abismal que buscaba capturarla en el mismo momento en el que había alzado sus manos para aventarles aquel ataque. El mismo habría dado con la pared de la estructura con cara extraña. Si lograba capturarla, entonces podría buscar que la chica se quedara sin energías cuanto antes.

Por otro lado, Toji y su “no te interpongas rubia” quizá había sido demasiado tarde. Ambas velocidades eran absurdas, la de la rubia y la suya, pero seguro Toji movería sus pies más despacio al ver como aquella tapa de jabalí caía sobre el campo mientras que Bisha, conocedora de la situación, movería su cuerpo de forma precisa para interceptar a Toji y ver que este lanzaba una patada cuando ella había llegado, desde el lado para propinarle un puñetazo en la cara que lo mandaría a volar lejos.

Si las cosas se daban bien, la rubia habría capturado a Gea y dejado a Toji estampado contra uno de los árboles de aquel bosque.

Rayos… ¿Qué ha sido todo eso?— dijo antes de hacer otra tanda de sellos y acercarse a la estructura de piedra sobre Gea y posteriormente posar la mano sobre esta. Había demasiados troncos partidos por ahí.


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