En busca del artista [Mision-D]
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Iwagakure no Sato, distrito superior
13 Ichigatsu, 1:36 AM

Un cielo despejado, sin una nube que pudiese camuflar la inmensidad de tal oscuridad, ni siquiera las estrellas se atrevían a brillar sobre la Aldea de la Roca aquella noche, tan solo una solitaria luna en cuarto creciente se presentaba manchando con su luz y su pureza la negrura de aquella cúpula celeste. No había ruido por las calles, ni tan siquiera el arrullar del viento perturbaba la calma y la paz entre sus avenidas, ya pocas luces estaban encendidas en sus casas, por no decir ninguna, todos dormían plácidos, confiados y seguros, no eran capaces de sospechar que algo o alguien pudiera acechar tras las esquinas. 

Un ruido, constante, se escuchaba, deteniéndose de cuando en cuando, el traqueteo de dos metales chocando uno con otro, típico de los botes de pintura en spray, típico te un delincuente haciendo fechorías. Eso fue cuanto se oiría durante unos minutos, no demasiados la verdad, tras aquello... Volvió el atronador silencio. 

Iwagakure no Sato, comisaría de policía
13 Ichigatsu, 9:00 AM

-Señor han encontrado otra pintada, en la joyería Hyogokku.- Un joven agente entraba por la puerta del despacho del comisario con aquellas palabras en su boca, directo y sin miramientos, la edad no le impedía ser impulsivo, virtud que su superior no compartía. Allí sentado un hombre entrado en edades, con un gesto serio y algo enfadado lo miró incrédulo. -¿Otras mas?.- Se acomodó sobre el respaldo de su asiento, que parecía haber llevado tanto en servicio como quien se sentaba, y respiró profundamente con los ojos cerrados unos segundos; el agente se quedó allí, mirándolo al otro lado del escritorio, esperando una respuesta, impacientándose por la falta de decisión hasta que, por fin, se decidió hablar. -No podemos hacernos cargo, que lo hagan... Los perros.- Diría aquel viejo mientras hacía un gesto despectivo con la mano, como si se quitasen un problema y se lo dieran a otro; pero no hizo falta mas para que el muchacho lo entendiese. Era hora de llamar a los ninja, por lo que cursaría la orden sin demora alguna, saliendo por la puerta como alma que llevaba el diablo y, con suerte pudiese venir uno ese mismo día. 


Iwagakure no Sato, comisaría de policía
13 Ichigatsu, 12:30 AM

Aquel mismo agente de lozano aspecto esperaba en la puerta, no debía tener mas de 25 años, con un pelo rubio tapado por un corro y unos ojos azules que parecían hecho del mismo cielo, Su ropa de agente era la típica, aunque no pudo evitar adornarlo con un pequeño pin de la orden del Imperio de la Tierra, claramente heredado por su aspecto. Tamborileaba con el pie al ritmo de los segundos, de brazos cruzados y un gesto de desagrado, parece que quien tuviese que ir iba con el tiempo algo justo. 
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Última modificación: 17-01-2023, 12:31 AM por Akaza.
13 Ichigatsu, 1:36 AM


Un día mas en mi rutinaria y monótona existencia. ¿Cuántas veces tendría que repetir aquella serie de tareas para obtener una oportunidad de cambiar mi vida y darle la vuelta? Estaba en la cama, mirando por la pequeña ventana circular de mi “habitación” si así se le podía llamar pues tan solo eran un altillo con una base de madera sobre la cocina de nuestra modesta casa. Mis padres dormían junto a la cocina en una cama grande con menos mantas que la mía, aquel habitáculo era surrealistamente pequeño para tres personas. Había madrugado, ayudado a mi padre en el trabajo de la obra, después había hecho repartos de comida que había preparado mi madre a gente necesitada y muy agradecida, tras comer en familia continué la tarde ayudando a mi padre y el poco tiempo que me sobraba lo tuve que invertir en arreglar el pésimo estado de las paredes de casa.

No podía quitar la vista a la luna, sola, sin acompañantes, pero mas brillante que cualquier persona en aquel pozo sin fondo que se hacia llamar Iwagakure, mañana era mi día libre, podía invertirlo en pensar como salir de allí y… las pestañas me pasaban mas que un muro de hormigón, mi cuerpo descansaba plácido dejándose llevar por los sueños.
 
Iwagakure no Sato, comisaría de policía
13 Ichigatsu, 12:30 AM


Aproveché para dormir lo que no había dormido en los últimos días, me desperté a las 11, algo inusual dado que siempre ayudaba a mi padre por las mañanas y el trabajo de este implicaba si o si despertarse entre las 7 y las 8 de la mañana. En vez de disfrutar del día, ir a beber, descansar o jugar con la gente de mi edad tenía claro cual era mi objetivo, conseguir dinero y oportunidades pues estas otorgaban con suerte, poder. Estaba muy lejos de poder cambiar el mundo, pero tenía claras las metas que tendría que alcanzar para tener una oportunidad. Ayudé a mi madre a recoger la casa y hacer la comida y a eso de las 12 y algo partí hacia comisaría con mi capa puesta y una mochila con un bocadillo, agua, unas cuerdas y una navaja de pésima calidad que solía coger de la cocina, mi padre siempre decía que una persona apañada siempre llevaba una a todas partes. Buscaba preguntar por posibles trabajos o encargos que me ofreciesen oportunidades, contactos, conocimientos…

Frente a la puerta me encontré a un joven de mi edad, rubio con el pelo semi-tapado y los ojos azules. Vestía uniformado con un pin que dejaba clara su pertenencia a la orden del imperio de la Tierra, parecía inquieto y yo iba directo hacia el.

¡Buenos días!
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Sin esperarlo demasiado, aquel hombre nervioso por perder el tiempo parado, se vio sorprendido por una voz que provenía de uno de sus costados, este giró la cabeza, pensando que era él a quien esperaba solo por ver la su ropa. Lo miró de arriba a abajo de forma despectiva antes de decir nada. -Ah... Tu debes ser el shinobi que mandan de central... Esperaba mas.- Este chico, airoso y altanero se dio la vuelta y comenzó a caminar, haciendo un gesto con su mano para que el ninja lo siguiese.-Vamos, tengo mas cosas que hacer.- No era sorpresa su actitud, muchos seguidores del imperio estaban descontentos con el uso de shinobi, para ellos no eran mas que los remanentes de lo que debía desaparecer, un eco de una época pasada. 

Así era el mundo ahora, ignorante y sumiso, favorecido por propaganda y religión; relegados a ser gobernados por cinco hombres llamados dioses, hasta ese punto logró llegar el imperio. Mientras el joven oficial caminaba le comenzó a explicar la situación al shinobi, aunque se notaba que no estaba especialmente agradado de tener que dirigirse a él. -Llevamos semanas siendo atacados por un delincuente que se dedica a promover falsas ideas, mentiras que causan revuelo y confusión.- No parecía importarle la posible reacción de su acompañante, de hecho, parecía que iba haciendo patrulla mientras se explicaba, mirando a los lados, vigilando que todo estuviera bien bajo su punto de vista. Era curioso como el distrito superior lograba alejar totalmente la polución y suciedad del distrito inferior, las calles estaban limpias, y toda la gente que se venía llevaba ropas que, si bien no eran de los más adinerados, si mostraban una clase social aventajada, si acaso, los únicos que llevaban harapos serían sirvientes y, por encima de todo, no se veía a nadie haciendo alarde del arte ninja, pero si que había una cantidad de vigilancia policial bastante presente. -Debemos dar con ese personaje y arrestarlo, por ensuciar la propiedad pública y llamar a la revuelta.- Su rostro al pensar en el futuro castigo cambió con una sonrisa maliciosa, se notaba claramente su pensamiento. 

Su paso era bastante rápido, se notaba la energía del chico a cada paso, callejeando hasta llegar a un escaparate en la avenida del gremio de los herreros, podía verse en su enorme cristalera un símbolo bastante claro, siendo una jaula rota y de esta saliendo un pájaro en vuelo, todo ello con un color rojo como el rubí. El policía lo vio con asco, escupiendo al suelo mientras llamaba a la puerta de la tienda.-Este tipo de personas me repulsan.-
[Imagen: yexpdWD.png]

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Última modificación: 17-01-2023, 11:59 AM por Akaza.
¿Esperaba más? Apreté los puños con fuerza conteniendo las ganas da abalanzarme sobre aquel tipo y dejarme la vida en quitarle la suya, no me sorprendía esa actitud de superioridad por parte de alguien de su calaña, pero no por eso dejaría de odiarla. Mencionó estar esperando a alguien y a pesar de que no creía ser yo me dejé llevar por la inercia de aquel supuesto error. Comencé a seguirle mientras comenzaba a expresar un problema que estaban teniendo, al parecer un delincuente estaba “atacándoles” al expresar sus ideas rebeldes e incitar mentiras, revuelo y confusión. Según lo decía me imaginé que era yo quien cometía tales actos, podría ser perfectamente. Decidí intervenir para obtener más información pues l que estaba recibiendo era cuanto menos incompleta.

Entiendo. ¿Podría contarme como promueve dichas ideas? ¿Cuál es su medio? ¿Una descripción física?

Continué siguiendo al uniformado hasta llegar a la avenida del gremio de los herreros, al ver la bella cristalera de la jaula rota y el pájaro saliendo el rubio escupió al suelo con un gesto de asco. Nuevamente tuve que reprimir mis instintos de no lanzarme sobre él, lo hice mirando fijamente aquel dibujo, representaba fielmente una de mis principales metas, liberarme de aquella cárcel y de quienes la dirigen para después, con el tiempo, poder liberar al resto. Aquel mequetrefe debía de tener el cerebro bien lavado para a su corta edad creerse tanto y depreciar al resto de tal manera, no me extrañaba pues en Iwagakure las ideas se metían en la cabeza de los jóvenes a martillazos hasta que estos perdían el criterio propio.

Miré el terreno mientras el uniformado llamaba a la puerta, la gente que vivía allí era mucho más pudiente que la de donde yo vivía, lo supe por sus ropajes, sus pocas prisas y su manera de observar lo que les rodeaba. En mi zona no estaba de más mirar en cada esquina, vigilar las espaldas y en general estar atento al ambiente, en aquel lugar la gente paseaba despreocupada como si nada malo les fuese a ocurrir. Por otra parte, todo estaba mucho mas limpio al contrario de mi distrito, parecía que la imagen allí si era importante, probablemente porque esto incentivaba el comercio y el movimiento de dinero. Me gustaría ver como un grupo de personas de aquel lugar se las arreglaban para encontrar trabajo y sobrevivir como mis padres, estaba seguro de que no serían capaces.
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El joven ni siquiera volteó la cabeza cuando el shinobi habló, no, tan solo lo miró de reojo, estaba mas ocupado observando y reconociendo.-Pintadas rebeldes, sin duda ¿Es que no te han pasado el dosier de la misión? ¿O es que los ninja sois tan vagos que ni lo leéis en general?- Ciertamente no necesitaría mucho para descubrir que era, el joven podría verlo pintado en aquel escaparate, aquella jaula destruida por el pájaro que logró su libertad incitaba a la rebelión, mas ¿Quién pudo haberlo pintado? Eso es lo que él debería descubrir. 

La puerta del establecimiento se abrió dejando a la vista a un tendero con ropa sencilla, pero a la vez de cierta calidad, este miraría desconcertado a su visitante, el guardia parecía ya famoso en aquel lugar, aunque... Para ser justos todos los agentes eran similares en su actuar, no importaba su aspecto, su placa y arma eran lo que le daba el derecho a alarmar a los demás. El tipo, algo anciano, con dos largos y finos bigotes de color argento, al igual que una perilla del mismo estilo, su toga dorada tenía patrones de escamas, este dejaría paso al policía y agacharía la cabeza. -Dígame señor ¿Qué necesita de este humilde vendedor?- El rubio lo miraría con seriedad, pero respeto.-Señor Ryu, venimos por la pintada de su escaparate, cuéntenos, vio u oyó algo?.- Hablaría mientras entraba al establecimiento, donde podrían verse las paredes con estantes y soportes que sujetaban cazuelas de todo tipo, en el centro de la sala una isla de estanterías bajas donde podría verde cientos de objetos decorativos hechos con metal, formas que parecerían imposibles de hacerse por el hombre; también podía verse cuberterías y otros objetos metálicos para la cocina y el hogar, creados y moldeados con tal sofisticación que parecían tener incluso vida. -Claro, permítame que le explique.- Dijo una vez ambas personas habrían entrado al establecimiento para que los dos pudieran escucharlo a la vez. Su voz estaba envejecida como el buen vino y su tono era tranquilo y relajante. -En la madrugada escuché un extraño ruido proveniente de la ventana. Me extrañó bastante, para qué mentir, soy cotilla, así que me decidí a mirar que sucedí.- Este se acercó a los agentes y dijo algo en un susurro.-Resulta ser que, en ocasiones, la vecina de enfrente no cierra la ventana cuando se prepara el pelo para vestirse.- Caminó hacia el mostrador, tranquilo, cosa que hacía impacientar al oficial. -Muy bien, ¿Y qué pasó? El tiempo apremia, caballero.- Sin mas remedio, a petición del agente decidió ir directo al grano. -El caso es que vi una figura en la oscuridad, mas no pude distinguirlo, sus ropas, largas y oscuras, lo ocultaban en su plenitud. Me quedé mirando como hacía algo, pero antes de poder descifrarlo era tarde, el chirrido de mi ventana lo alertó, corriendo hacia el este y desapareciendo como si nunca hubiera estado allí.- Eso fue todo cuanto podía decir.

Tras eso el agente se daría la vuelta, llevándose una mano al mentón de forma pensativa. -Ninja, ¿Tú que opinas?.- Claro, él ya tenía un esquema de como actuar, pero tenía curiosidad por las capacidades de estos antes endiosados ninja.

Iwagakure, comisaría
Mientras tanto.
Un hombre uniformado con un chaleco shinobi, con el símbolo de la roca y el del imperio, algo tapado con una gabardina para evitar que lo observasen demasiado, se presentaba en la comisaría, mirando de un lado a otro sin saber muy bien qué hacer y desconcertado, entró a la oficina para preguntar por su labor. -Disculpe, caballero, vengo por un trabajo sobre unas pintadas.- Diría con un tono tranquilo, mostrando sumisión para evitar posibles represalías. El recepcionista, con asco y sorna se rió de él. -Pero qué dices imbecil ¿Estas intentando suplantar un ninja? El shinobi que tenía que acompañar al agente ya se fue con él. ARRESTADLO.- Dijo acusatorio mientras lo señalaba con el dedo. Acto seguido los agentes saltaron a inmovilizarlo, otros tanto le apuntaban con sus armas y aquel hombre, sin saber cómo ni por qué, se encontró de rodillas y con las manos a la espalda.  
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 Poco faltaba para que nos forzasen a no saber leer y a ser unos incultos. ¿Y después se ofendían porque no leíamos dosieres? Por cierto… ¿Qué dosier? Quizás me había pasado de listo y estaba suplantando a alguien de relativa importancia o con una tarea de peso, ya que me ofrecían trabajo al llegar no puse impedimento, pero estaba más que claro que estaba sustituyendo a alguien.

Ehm… Si, por supuesto.

Respondí impulsivamente metiéndome hasta el fondo del asunto. Por otra parte, la aclaración sobre el delito cometido estaba claro, pintadas rebeldes, si bien se podía intuir que aquella “fechoría” del escaparate era un problema a mi mas bien me parecía una obra de arte. Era mi obligación cumplir y seguir con aquella farsa así que no hice comentario alguno al respecto. Pronto el dueño de aquel establecimiento abrió la puerta recibiéndonos y presentándose de una manera excesivamente humilde desde mi punto de vista, entramos en la tienda mientras contaba su versión de los hechos. Parecía ser una tienda de accesorios y objetos decorativos de clase media, llegamos a la parte final de la historia junto al mostrador, el dueño no había aportado mucha información útil, al parecer el rufián aprovechó la oscuridad y sus ropas oscuras para permanecer anónimo.  Un pequeño apunte en los comentarios del dueño parecía que iba a ser la única pista con la que comenzar a trabajar, el desconocido pintor huyó hacia el Este. El uniformado ahora preguntaba por mi opinión, no tardé en responder.

No es mucho con lo que trabajar, entrevistar a los perjudicados por sus otras hazañas artísticas para obtener más pistas me parece la opción mas acertada. No obstante, imagino que usted busca soluciones más rápidas… - Añadí dejando una pausa en pro de una respuesta por parte del policía. – Creo que la otra opción sería pillarlo con las manos en la masa, seguro que repite actuación esta noche. Puedo informarme de los sitios mas propensos a recibir pintadas desde aquí hacia el este y patrullar el perímetro desde las sombras. Aunque si usted tiene otra idea… me gustaría escucharla. – En realidad no me fiaba mucho del criterio de aquel hombre de oficina, pero bien era cierto que podía tener alguna información fuera de mi alcance. – ¿Y qué opina del dibujo buen hombre? – Pregunté al tendero por curiosidad y con un ápice de picardía, delante de un policía estaba claro que sus palabras iban a expresar una negativa pero quería ver su reacción física, su rostro, la postura de su cuerpo y en general si mostraba alguna que otra emoción.
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El agente, escéptico, escucho las ideas del shinobi, el cual propuso dos, la primera implicaba un mayor trabajo policial, a fin de cuentas, el oficial tendría unas horas de servicio y no quería que este caso se extendiera hasta la noche, aquello resultaba una sorpresa para el muchacho, no esperaba una deducción y un despliegue de estrategias tan veloz como ese. -Vaya, puede que no sepas leer, pero al menos discurres, no eres un caso totalmente perdido.- Dijo a la par que se cruzaba de brazos. Acto seguido aquel chico de negros cabellos preguntó al tendero por su opinión sobre aquella pintada provocativa, este solo lo miró por un par de segundos con seriedad, pensando en la respuesta mas apropiada, sonrió de medio lado y respondió. -Opino que esa pintada ha estropeado mi cristal y que tendré que ensuciarme las manos para arreglarlo.- En ese mismo momento llegó una clienta, una señora bien vestida y maquillada, muy maquillada, quizás con toda esa pintura quería ocultar el tiempo pasado por su carne, su ropa era muy elegante, de colores rojos y bordados dorados, sujetando un abanico de papel amarillento, el encargado salió del mostrador e hizo una reverencia a los dos investigadores. -Discúlpenme, debo trabajar.-  El rubio comenzó a salir de la tienda con un paso firme y decidido, mientras el tendero iba a atender a aquella mujer de estridente voz, la cual podía escucharse con ruidos y pequeños gritos al verse maravillada con la decoración del lugar. 

Una vez fuera, el agente se puso frente al ninja, mirándolo con asco, pero también pudiendo verse un ínfimo respeto, algo que antes no podía verse, por lo visto aquella grata sorpresa por su acompañante le hizo cambiar algo de idea. -Creo que será mejor ir a preguntar a los afectados, tenemos reportes de que el tipo solo ataca una vez por semana.- Empezó a mirar los alrededores de la tienda, parecía interesado en ver si ese oscuro delincuente había dejado pista alguna, tal vez algo se les escapara a simple vista, quién sabe. -Busca alguna pista por aquí.- Dijo impositivo al ninja, puede que lo viese algo distinto, pero quedaba claro que aún repudiaba a ese hombre, mas no por ser de otro país, sino por sus conocimientos y su dominio adquirido por entrenamiento exhaustivo. 


Era curioso, pues la gente del imperio odiaban a los shinobi, como si fueran monstruos ajenos a los seres humanos, como si fueran seres a parte, sin embargo, estos eran personas como ellos, y los conocimientos por los que tanto les temían podían también aprenderlos ellos, sin duda el imperio había convertido el ninjutsu en algo peor que un sacrilegio, como el conocimiento era algo prohibido y peligroso, como la ignorancia era lo correcto ahora. Por un momento el chico se detuvo a mirar de nuevo la pintada con un rostro de asco. -Qué imbécil haría algo así. Desde luego es odiar tu tierra y tu gente, menudo engañado el pobre desalmado.- Irónica frase, mas salían de sus labios con total sinceridad.
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Última modificación: 19-01-2023, 02:45 PM por Akaza.
Un pequeño atisbo de respeto nació en el arrugado rostro del joven muchacho, no obstante el odio hacia los de mi raza predominaba en demasía en su mirada, probablemente le habían metido en la cabeza que los ninjas eran seres malditos con dones otorgados por el demonio, menos mal que yo era un ninja de poca monta tratando de ganarse la vida… Pronto contestó el tendero aunque si se tomó su tiempo, astutamente se limitó a criticar que la pintada le daría mas trabajo sin juzgar el contenido de esta, buena respuesta. Una mujer entró en el lugar vestida con ropas pudientes, el tendero se dispuso a trabajar y el clímax de aquella conversación finalizó para dejarme solo con el uniformado, para mi sorpresa sugirió preguntar al resto de afectados añadiendo que aquel tipo solo atacaba una vez por semana. Aquello complicaba las cosas pues existía la posibilidad de que la caza se alargase y, con ello, mi suplantación se fuese al garete, tenía que encontrar la forma de cerrar el caso con prontitud.

No parecíamos tener un proceder muy claro o efectivo así que decidí darle vueltas a la estrategia a seguir mientras buscábamos pistas por la zona. Traté de dar una vuelta a la tienda en busca de pistas de cualquier tipo, pisadas que en ciertas zonas mas húmedas o terrosas hayan quedado marcadas, objetos, marcas en las paredes, si había basuras no tendría miedo alguno en mancharme las manos en busca de alguna pista. En resumen, iba a dar una vuelta entera a la tienda tratando de ser lo mas quisquillo posible, si no encontraba nada continuaría dando vueltas a los edificios cercanos siguiendo los mismos objetivos y procedimientos. Mientras tanto la mente me daba vueltas, siendo honesto lo que hacía aquel tipo no me desagradaba, extendía un mensaje de que la libertad era posible y estaba al alcance de la mano, si me veía en la tesitura de tener que tomar la decisión de delatarlo era posible que no lo hiciera, aunque eso repercutiese a mis ganancias, para mi eran mas importantes mis valores y los sueños que persigo. En cualquier caso, me interesaba encontrar a aquel tipo, ya fuese para detenerlo o para conocer su causa y si hay algo detrás de aquello, tenía que encontrar algo. Si no encontraba pistas por la zona y tras investigar al resto de afectados tampoco podía hacer alguna deducción quizás tendría que ir al este en busca de zonas o locales rebeldes, tratar de camuflarme en los mismos y buscar al original pintor.

Permiso para mover a mi pj
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Prestando atención el shinobi podría ver rastros de su presa, mirando al suelo, cerca de una de las esquinas delanteras de la tienta, pudo encontrar un par de pisadas en tinta negra, del mismo color que la pintada del escaparate, aquel vándalo no era tan indetectable como se pensaba. Si bien la gente de a pie, que no tenía la costumbre de fijarse en los detalles, habrían pasado por alto ese pequeño rastro, el ninja, con su elevada, aunque no demasiado, agudeza, si pudo discernirlas, incluso seguirlas durante unos cuantos metros, sin embargo estas se verían interrumpidas un par de callejones mas adelante, eso si, lograría hallar allí una mochila de tela llena de aerosoles negros. No habría mas pistas que seguir allí, no obstante ya había quedado patente que era posible dar con ese hombre si se ponía la atención necesaria, curiosamente el rastro iba en dirección al centro de la ciudad, la zona mas vigilada de la aldea. 

Durante otras tres visitas a diferentes locales, de los cuales importaba poco su contenido, el oficial y el ninja interrogaban a las víctimas, resultando en algo tan inútil como el primero, ellos no tenían mas información que una sombra y un continuo sonido de aerosol. No obstante Akaza habría investigado a fondo los alrededores de todas las tiendas viendo rastros similares a los que encontró en la tienda de aquel amable herrero, todos parecían llevar a un callejón y desaparecer, dejando consigo una mochila llena de botes de pintura, las huellas desaparecían abruptamente, como si fuera un fantasma, como si se transportase a otro mundo ¿Cómo podía ser esto? Eso era lo que nuestro aventurero tenía que averiguar y no parecía un reto sencillo. La dirección de todos los rastros iban dirección centro, pero no se acercaban demasiado, era extraño, sin duda. 

En la última tienda nuestro héroe se quedó fuera investigando mientras el agente entrevistaba al primer afectado de todos, el más cercano al centro. Al salir resopló y se llevó una mano a la gorra mientras leía lo que había apuntado en la libreta. -Adivina, esta señora solo vio un fantasma negro que desaparecía.- Habló irónico al ninja, era cierto que se notaba desdén y un aire de superioridad, pero también podía reconocerse en su hablar que le era útil, ya había encontrado las huellas y trazado un plan de acción, aunque aborreciese que era un ninja tampoco es que el moreno hubiera hecho nada en particular contra él y estaba siendo profesional. -Bueno ¿Ahora qué, ninja?- Soltó con desdén, pero también curiosidad.

mapa y los ataques


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Última modificación: 19-01-2023, 09:23 PM por Akaza.
No tardé mucho en percatarme de la existencia de un rastro de pisadas de un color negro similar a uno de los usados en las pintadas. ¿Cuán despistado era aquel “delincuente? Las seguí un par de callejones más hacia el centro de la ciudad, estas se acababan en uno junto a una mochila de tela con aerosoles negros, comprobé si alguno de ellos aun estaba cargado, inspeccioné la marca o símbolos en los aerosoles y después guardé uno de ellos (si hay alguno lleno pues el lleno) en mi mochila. Comenzamos a visitar los lugares en los que el pintor había hecho muestra de su arte, las entrevistas con los tenderos no servían de gran cosa pero el rastro de pisadas negro si que se repetía, en la tercera visita cogí la mochila de las aerosoles y me la puse con un solo asa al hombro derecho para quedármela, pronto me encontré con el uniformado quien para sorpresa de nadie me informó de que no había obtenido ninguna información.

Pues verás. He encontrado un rastro de pisadas cerca de todos los establecimientos que el pintor ha atacado. – Hice una breve pausa tras decir atacado, seguía haciéndoseme raro culparlo cuando prácticamente defendía sus actos. – Eran pisadas negras, probablemente a causa de que el tipo tenía spray en los zapatos. ¿Muy descuidado por su parte para lo escurridizo que es no? Pero esto no acaba aquí, las huellas acaban siempre en un callejón en el que hay una mochila de estas características. – La saque del hombro y la pose en el suelo haciendo un brusco movimiento para mirar a mi alrededor, tejados, callejones, transeúntes curiosos… Por algún motivo aquellas mochilas me parecían cebos o pistas falsas, quizás alguien implicado esté vigilando la investigación. – Todas tienen en su interior aerosoles de este tipo. – Dije agachándome para abrirla y sacar uno. -  Podríamos buscar la procedencia de las mochilas pues todas tienen la misma tela, también podríamos hacer lo mismo con los aerosoles. Estoy seguro de que los compra en grandes cantidades, solo fíjate cuantos hay en esta mochila…

Hice una pausa para darle tiempo al rubio a procesar toda aquella información y después continué con posibles teorías. – Hay varias cosas en este caso bastante raras. ¿Porque el tipo deja la mochila y los aerosoles? Es un despiste tan burdo que parece que quiere que los encontremos. Y por otra parte las pintadas parecen bordear el centro de la ciudad en círculo, casi podría asegurar que la siguiente será al este. ¿Estará tratando de expresar algo? ¿Tu que opinas? – Dije para evitar soltar un monólogo y que mi “superior” se sintiese implicado en las deducciones. – También da que pensar que el pintor “huya” hacia el centro y no hacia los suburbios… - Otra pausa dando pie a una intervención de el rubio, el conocía mejor la zona y por ende puede que mis pistas le lleven a alguna deducción fuera de mi alance, de no conseguir nada mi siguiente paso sería subirme a los tejados y tratar de encontrar algún tipo de rastro o pista desde ellos, usando como zona inicial los puntos donde había encontrado las mochilas. Si de este modo no conseguía nada pondría todos mis esfuerzos en rastrear el lugar de venta de los aerosoles.

Resumen
- Busco alguna pista en la procedencia de las bolsas y aerosoles.
- Me giro cuando le muestro la mochila al policía en busca de alguien en la zona.
- Busco desde los tejados
- Le comento lo que me parece raro al policía para ver si este, con su información del lugar encuentra algo sospechoso.
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El agente escuchó sobre las pistas que encontró el ninja, observando la mochila llena de sprays que cargaba su acompañante de negro cabello. -Uhm... Ya veo.- Dijo mientras agarraba la bolsa, dándose cuenta de algo bastante evidente a simple vista, pero no respondió al chico hasta que le preguntó por su opinión. Abrumado por lo lejos que quería llegar el ninja, el policía tuvo que pararle los pies. -Chico mira los botes, no hay nada que indique donde se compraron y las bolsas igual.- El joven miró al shinobi como si estuviera fuera de sus cabales, no sabía cuanto se pensaba que estaba dispuesto a gastar la jefatura de policía por unas simples pintadas, pero desde luego no iban a desplegar organismos de investigación mas allá que él y el ninja. 

El agente se fijó en las huellas, parecían apresuradas y descuidadas. -Mira el trazo de la huella, parece que huía por como pisa, sin pensarlo casi, no creo que planease dejar esas pisadas.- Puede que fuese joven, pero el oficial ya había resuelto algún que otro caso, no era un novato que poder tomarse a broma. Se quedó pensativo un rato, mirando las cosas y caminando hacia el último callejón, observándolo atentamente, sabía que debía buscar algo, pero no sabía donde fijarse. -Qué se nos escapa...- Preguntó al aire, pues su compañero improvisado estaba por los tejados colindantes, si no hubiera subido el tono no lo habría escuchado. 

Parecía que habían llegado a un punto muerto, sin embargo, si pudieron darse cuenta al revisar la mochila, no en su contenido, que poco podía sacarse de ahí, no, lo importante era lo que impregnaba la mochila, pues la tela desprendía un fuerte olor desagradable y, al tocarse dejaba un tacto húmedo, dejando ese olor en las mismas manos. -Uuf... La verdad es que la mochila apesta ¿De dónde habrá salido este tío? Parece que vive en un vertedero...- Poco mas se le ocurría al agente, procurando aportar toda la información que tenía con la esperanza de que el Ashira viese alguna relación que él no lograba. 

¿Qué misterio era el que ocultaba ese caso? ¿Nuestro héroe descubriría el secreto? Eso no se sabía, pero si podía verse que el sol, lenta pero inexorablemente, se movía por la bóveda celeste, las horas iban pasando y el día se acababa. Aquello ponía nervioso al agente, empezaba a darle igual la procedencia de su compañero con tal de resolver el caso antes de que acabara el día. 

cosejas
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Última modificación: 19-01-2023, 10:33 PM por Akaza.
 El tejado no dio pista alguna, por otro lado, la mochila tenía un diseño básico que bien podría ser casero o de absolutamente cualquier lugar, los botes de spray también, neutros, sin ninguna marca o registro que indicasen pertenencia por lo que acceder al proveedor no era una opción tal y como apunto el rubio. Cabe decir que durante la inspección de la mochila Akaza encontró un pequeño detalle, esta parecía estar impregnada con algún líquido maloliente, aparcó ese pequeño gran detalle para cuando acabase de descartar las otras líneas de investigación. Tras la mención del uniformado del olor de la mochila el camino volvía a tomar esa dirección, descendí de los tejados para juntarme a el e inspeccionar aquella humedad y aquel olor.

De un vertedero… ¡Eso es! – Dije con la bombilla encendida ante una idea doble. – Ahora caigo, este olor es muy común donde yo vivo y donde los otros ninjas también lo hacen. ¡Es usted un genio! – Solté alabándole para que se sienta orgulloso de su aportación pero que a la vez no tenga mucho apetito de visitar los niveles inferiores. – En los niveles inferiores hay zonas en las que tiran la basura, además hay un pequeño grupo de grafiteros que merodea por aquel lugar. Ya se imagina usted… La peor calaña. No tendrá usted que mancharse las manos con ellos señor, tengo contactos en la zona y puedo ocuparme solo, estaré aquí con el culpable antes del anochecer. – Esperaría para recibir órdenes, pero iba a hacer todo lo que estuviese en mi mano para darle esquinazo al rubio, no había ninguna banda de grafiteros en los niveles inferiores, tampoco los que vivíamos allí éramos seres despreciables, pero algo si era cierto, aquella zona de la ciudad tenía que tener alcantarillado y por ende cloacas. El olor y la viscosidad que envolvía la mochila cuadraba perfectamente con esa teoría y además aquello justificaba que el pintor paraba de dejar rastro.

Si podía permitírmelo partiría solo hacia los callejones, trataría de dar mas vueltas de las necesarias buscando dejar atrás al rubio por si este sospechaba algo. Una vez lo considerase oportuno acudiría a los callejones dónde encontré las mochilas y buscaría algún tipo de entrada a las cloacas, existía la posibilidad de que estas estuviesen tapadas con cartones, madera u otras cosas para hacer menos evidente la ruta de escape del pintor, investigaría a fondo. El objetivo de todo aquello no era otro que atrapar al culpable a solas sin la presencia de mi superior para así hacer yo mismo el juicio moral de si aquel tipo merece ser llevado ante la justicia o no, si todo salía bien ya me ocuparía después de arreglármelas con el uniformado.

Resumen
  • Me doy cuenta de una posible teoría que solucionaría el caso.
  • Alabo al rubio y le hago poco apetecible visitar los vertederos del nivel inferior. 
  • Mi plan no es ni mucho menos perfecto pero busco que con mi entusiasmo, peloteo y compromiso pueda trabajar a solas.
  • Busco entradas a las cloacas en el nivel actual tras intentar dar esquinazo al rubio.
  • Si no es posible sientete libre de mover a mi personaje hasta la ubicación que consideras, si no le queda otra seguirá al rubio.
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Ah , al fin el chico tuvo una idea sobre el origen  de la mochila, aunque del todo inverosímil ¿Un vertedero? Difícil que llegase tan lejos, para ello una persona debía atravesar dos niveles sin ser vistos durante la noche, aquello era complicado con la vigilancia nocturna, que lo que más comprobaban eran las fronteras entre los tres distritos, el imperio había dejado claro que no quería mezclar estamentos. Era triste pero cierto, las familias pudientes eran las mas fieles al imperio, habiendo una relación mutualista entre ambos, los ricos ayudaban al imperio y este los protegía y mantenía bien cuidados, un trato perfecto, salvo para los que salían perdiendo, claro. Los estamentos mas pobres, sobre todo el nivel inferior, eran los que cargaban con las consecuencias de aquellos truculentos acuerdos, pues para que unos tuvieran otros debían dejar de poseer. 

El oficial lo miró de manera despectiva, empezando a preguntarse si las ideas anteriores que había tenido el ninja habían sido mera suerte. -¿Y como ha llegado hasta aquí la bolsa? Y mas importante ¿Cómo demonios desaparece aquí el rastro?- El muchacho miró escéptico a su compañero, caminando por aquel callejón sin salida, dando pasos en círculos para pensar, mirando al suelo, después a la mochila, de nuevo al suelo; así durante un rato hasta que algo que pisó le llamó la atención. Un ruido metálico, pesado y algo desencajado, sonó al dar una pisada, en ese momento miró, viendo una alcantarilla redonda. -Hmm...- Pensativo, con una idea ya en mente,, se agachó para inspeccionar la tapadera, apreciando que en sus bordes había un pequeño rastro, alguien había movido la tapadera y la había arrastrado por el suelo. 

Aquella idea se había convertido en hipótesis, merecía la pena comprobarla. -Chico, levanta la tapa de alcantarilla.- Dijo al ninja sin despegar la mirada de la cloaca mientras se alejaba unos pasos para dar paso al shinobi. Esto no solo lo hizo porque le diese asco lo que pudiera aguardar al otro lado, que también, sino por comprobar si era cierto que los ninja poseían una gran fuerza, levantando montañas con sus manos sin esfuerzo alguno. Al fin la investigación parecía avanzar, ¿En qué dirección? Solo el tiempo lo diría. 
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 La treta había sido demasiado ambiciosa, era consciente de que tenía sus puntos flacos, pero esperaba que mis piropos y las ganas de no tener que ensuciarse las manos me permitiesen engañar al rubio para así no tenerlo de guardaespaldas durante toda la misión, era mi única opción, o al menos por ahora, para encontrarme con el pintor a solas. No respondí a las dudas que planteó para así ganar tiempo e intentar encontrar las respuestas adecuadas, en ese lapso de tiempo el sino fue avaricioso e hizo que el rubio encontrase la verdadera puerta a la verdad, en este caso en forma de tapa de alcantarilla. Dedujo rápidamente la posibilidad de que fuese el método de huida del pintor, al parecer aquel tipo tenía la cabeza lavada a nivel político, pero aun conservaba neuronas para la investigación, no sería tan fácil engañarlo.

Oh, el alcantarillado. ¡Qué bueno! Ahora mismo.

Dije acercándome a su posición haciéndome el tonto, una vez allí levanté la tapa de la alcantarilla con una dificultad moderada, mi corpulencia y potencia física no era mi punto fuerte desde luego, me sería más fácil abrir un agujero en el suelo que levantar una tapa pesada. No obstante, lo logré y sin tener algún pudor en mancharme las manos miré en el interior, estaba preparado para descender pronto.

Esto explicaría como el pintor desaparece deteniendo su rastro en la superficie, a su vez es el refugio perfecto si ignoramos esta pestilencia. Las alcantarillas le podrían permitir aparecer casi en cualquier parte de la ciudad y luego esfumarse. Gran descubriendo señor. – Hice una pausa e hice un gesto con mi mano moviéndola rápidamente frente a mi nariz, exagerando todo lo posible el olor del alcantarillado, aunque siendo honesto, no hacia falta exagerar mucho, me vendrían bien unas pinzas para las narices. – Bueno, supongo que toca bajar. Puede esperar fuera señor, con que uno de los dos se impregne de este olor será suficiente. – Propuse apostando nuevamente por darle esquinazo y continuar solo la misión.

El pintor había sido despistado con sus huellas y dejando la mochila fuera en vez de introducirla con el en las alcantarillas para así evitar dejar rastros, era posible que dichas huellas continuasen allí abajo o al menos exista algún tipo de rastro que me permita seguirlo. Es decir, si no había sido cuidadoso en el exterior por que lo iba a ser en su escondite. Si el uniformado no ponía impedimento procedería a bajar, analizar la zona y comenzar a seguir cualquier rastro.


Resumen
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El chico al fin dio con la respuesta, con ayuda del agente de policía claro, pero lo importante no es de donde viniese la idea, sino como aplacar el problema que esta presentaba. Con cierta complicación el moreno destapó aquella alcantarilla, manchándose las manos con el polvo del exterior de la tapadera y algo de óxido, pero nada que un simple lavado de manos no pudiera arreglar, lo peor vendría después. Cuando el metal se desplazó dejó paso a un oscuro túnel del que emanaba un olor nauseabundo, dando un par de arcadas al agente en cuanto el aroma llegó a su nariz, por otro lado, su compañero también detectaría un fuerte y horrible hedor, sin embargo, él vivía en el distrito inferior que, si bien no olía tan fuertemente ni tan terriblemente mal, si que tenía una fragancia similar. 

Aquel ninja se propuso bajar solo para que el oficial no tuviera que mancharse las manos, literalmente, y este lo miró desconfiado, desde luego no era su intención dejar solo a un ninja corretear a sus anchas, pues si algo salía mal sería su completa responsabilidad, no obstante... Su olfato no coincidía con su cerebro. Se destapó la nariz por un instante, volviendo a respirar ese contaminado aire, con suerte ya se habría acostumbrado un poco, mas no, no pudo evitar tener arcadas de nuevo y eso que no inhalo aquel gas mas de un segundo, alejándose rápidamente un par de pasos. -Aaagh... Es asqueroso, que maldito asco...- Miró de nuevo a su acompañante, seguía sin fiarse de él pero... ¿Qué otro remedio le quedaba? No tenía una máscara de gas a mano, era imposible que aquel agente pudiera entrar allí sin estar vomitando cada dos minutos, no tuvo de otras mas que resoplar resignado y cruzarse de brazos.

Lo pensó y lo pensó por un minuto largo y lento, se encontraba en un auténtico dilema por lo visto, pero... Aquel shinobi lo había ayudado durante toda aquella misión, no había motivo para desconfiar mas allá de sus creencias sin comprobar. -Ais... Esta bien, tienes dos horas, si en dos horas no has vuelto daré la alarma de tu traición.- Fue tajante el hombre, sin duda alguna, pero el ninja había logrado cuanto quería, librarse de la autoridad para poder encontrarse con aquel delincuente de poca monta a solas ¿Para qué? Solo el lo sabría. 

Una vez abajo no vería nada espectacular, tan solo pasillos con dos pequeñas aceras a los laterales y ríos de aguas fecales en el centro, pequeños faroles eléctricos que se encendían con dificultad al pasar a su lado y, por sobre todo, aquel fuerte aroma a putrefacción, el cual se intensificaba bastante mas al entrar por aquellos túneles. Ya cuando nuestro héroe logró aclimatarse a ese asqueroso ambiente, no solo su nariz, sino también sus ojos a la tenue luz que se podía apreciar en el lugar, comenzó a distinguir ciertas pequeñas cosas, como el hecho de encontrar mas huellas justo en la entrada de la cloaca o que en las paredes habían marcas pintadas cada pocos metros, se notaba que el paraje era lioso y laberíntico, sea como fuere, aquel artista hizo marcas para saber por donde saldría en cada tapadera, una persona astuta, sin duda. 

El ninja siguió el camino hasta las alcantarillas que llevasen al centro de la ciudad, bueno, mas bien al subcentro, pues estaría justo debajo de dicha plaza. donde habría un enorme pozo donde confluirían todos aquellos pasillos, formando un río que desembocaría en unas aguas subterráneas que se limpiaban con su propio filtrado natural. No es que allí viese demasiadas pistas, pero un relucir metálico del latón de un bote de pintura logró darle un nuevo camino que seguir, llevándolo hasta la sala indicada, un pequeño recinto donde se guardaban los utensilios de mantenimiento y algunas máquinas que controlaban el manejo de los residuos, allí podría ver paredes pintadas por doquier y botes de pintura por la mesa central y las esquinas, mas no se sabía nada del pintor, por ahora. 

cosas
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Esperé paciente mientras el uniformado se debatía en acompañarme o no, pude deducir que no se fiaba del todo de mi pues por lo que sabía de el bajar a allí tendría que ser una opción nada apetecible. Confirmé más aún mis sospechas cuando vi como le entraban arcadas una y otra vez, si a pesar de todo aquello tenía que pensárselo era porque no me quería dejar solo, eso seguro. Finalmente, mi espera y mi insistencia dio sus frutos, me dejaría trabajar solo, aunque su última frase me descolocó.

¿Traición? ¿Y si me pasa algo ahí abajo y no puedo volver a tiempo? Espero no t… Da igual.

Dejé de argumentar, iba a explicarle que si le acusaba de traición le acusaría a sus superiores de dejarle solo en una misión por no mancharse las manos, no obstante, en ese tipo de ocasiones era mejor no discutir y sobre todo no desvelar las pocas cartas que tenía en contra de su abuso de autoridad. Descendí como habíamos quedado, era insufrible, durante los primeros minutos cerré un ojo y inspeccioné la zona inicial solo con uno abierto para que cuando abriese el otro este asimilase la oscuridad de una manera más rápida, una técnica que había aprendido en las cavernas de Iwagakure. Aquel lugar era todo lo que esperaba, una mierda, laberinticos ríos de aguas residuales con aceras a ambos lados y una escasa iluminación. Al poco abrí el ojo que había mantenido cerrado y comencé a sacar conclusiones sobre como continuar, había huellas y marcas en las paredes a modo de guía, mi primer instinto fue seguirlas. Al principio la tarea fue monótona pero intuitiva, no obstante, llegado cierto punto comencé a perder la orientación ante la escasez de pistas, un pequeño destello de un reflejo metálico sirvió de brújula para llegar a una sala de máquinas en la zona céntrica de aquel lugar. Había paneles simples y objetos de mantenimiento, traté de inspeccionar aquello haciendo el mínimo ruido posible y listo para entrar en acción, pronto encontré objetos de pintura en el centro y las esquinas. Tras sopesarlo unos instantes me acerqué a una de las paredes quitándome mi capa, me pegué a ella y realicé un jutsu de camuflaje gracias a la capa, aun tenía tiempo para no recibir acusación alguna por parte del rubio, permanecería en silencio durante unos minutos para tratar de dar con el pintor o al menos, escuchar algún ruido por la zona.

Resumen y técnicas

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Aquel shinobi era inteligente, supo que buscar a aquel sujeto podía resultar engorros e inútil, así que optó por hacer que el objetivo se acercase a él, haciendo uso de sus capacidades en el arte del ninjutsu y su capa, el joven se camufló con la pared, a la espera de que el conejo volviese a su madriguera. Era una apuesta arriesgada, pues el Ashira tenía un tiempo límite allí abajo o las consecuencias eran catastróficas, pero la posible recompensa era demasiado grande. 

Por suerte para él la fortuna le sonreía, no tuvo que esperar mas de unos veinte minutos hasta que alguien hizo acto de presencia en aquella sala. Un hombre vestido de operario de alcantarillas entró al recinto sin extrañarse por el estado de las paredes ni los botes de pintura, sentándose agotado en una silla vieja y maltratada que había allí, resoplando como un globo que se deshinchaba. -Uff... Estoy molido...- Pasó un rato mirando la mesa y los botes de pintura, poniendo una mirada cada vez mas decidida. No se lo pensó demasiado, rápidamente se cambió de ropa, quitándose su mono de trabajo y poniéndose ropas anchas y negras, agarró unos botes y, ya enlistado, sacó una fotografía de su bolsillo, mirándola con cariño y pena ¿Quién sería la persona de la fotografía? Solo él lo sabría. -No me rendiré.- Dijo a aquella pequeña estampa, volviendo a guardarla para salir de nuevo para salir con pies de plomo y voluntad férrea para preparar su próximo golpe. 

¿Qué sería lo que ese hombre de buen tamaño y delgado escondía? Sea como fuere no tenía ninguna característica física especial, de hecho puede que ese fuera su mejor cualidad, ser tan normal, tan común, es lo que le hacía pasar desapercibido ante el público.
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Esperé pacientemente más de lo que me hubiese gustado, pero menos de lo que me hubiese preocupado, el personaje que apareció vestía de operario, probablemente un encargado de la maquinaría del subsuelo, no obstante, al llegar miró con total naturalidad las pintadas y diversos materiales que había en aquel lugar, es decir, estaba acostumbrado a verlos y sabía de su existencia. Mis ya existentes sospechas se confirmaron cuando cambio sus ropajes por unos que cuadraban perfectamente con la descripción del pintor por parte de los tenderos previamente entrevistados, era él.

El tipo sacó un objeto pequeño y comenzó a mirarlo con detenimiento y emoción, no desperdicié un segundo y me quité la tapa siendo lo mas sigiloso posible para después acercarme de igual modo, necesitaba recortar distancias para que en el caso de un intento de huida pueda placarlo lo antes posible. Me acerqué por su espalda percatándome de que el objeto que atentamente miraba era una foto, traté de discernir cual era su contenido sin bajar la guardia mientras continuaba recortando distancia. Había sacado la modesta navaja que llevaba en la mochila, regalo de mi padre, si bien no era gran cosa podía servir como arma amenazante en pro de evitar un conflicto. Si lograba acercarme a dos metros de aquel tipo perdería todo el silencio en un rápido movimiento en el que me colocaría en su espalda, le daría un rodillazo en la parte trasera de su muslo y le colocaría la navaja en el cuello con la intención de amenazarlo, aquella arma de filo no podía causarle una herida mortal a nadie, pero eso él no tenía por qué saberlo.

¿Un día duro eh? Queda usted detenido por actos vandálicos en contra del orden público, creo que no será necesario enumerar el número de pruebas en su contra que tenemos. ¿Verdad?

Hice una breve pausa en mi diálogo sin bajar la guardia en ningún momento y manteniéndome lo más firme posible.

Tengo que decir que no me disgustan tus obras, por desgracia me han contratado para detenerte y eso voy a hacer.

Afirmé sin tenerlo del todo claro, tendría su oportunidad para expresar sus metas, intereses, sueños… Le estaba dejando una ventana para explicar el trasfondo de todo aquello, si su manera de expresarse y lo que decía me inspiraba podría llegar a plantearme dejarlo libre, aunque eso me crease un problema con el rubio que tenía como superior.
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Sibilino como una sombra el ninja caminó despacio mientras preparaba su arma, una cuchilla no mas peligroso que un cuchillo de untar, pero suficiente para engañar a aquel pobre diablo, miró por encima del hombro de su objetivo, no tuvo que esforzarse tanto con su gran altura, pudiendo apreciar vagamente la figura de una mujer joven y hermosa, de castaños cabellos y verdes ojos, de blanca y cuidada piel. Dio un golpe certero en la encima de la rodilla, haciendo caer a su agredido al suelo. 

Lo había logrado, tenía al grafitero en sus manos, asustado al principio, pero después solo resignado por el destino que le tocaba, no opuso resistencia, solo miró al suelo y calló mientras el ninja se jactaba con voz tranquila de su triunfo. Incluso felicitó al artista por sus obras, como si haberlo detenido no fuera suficiente, la burla tenía que quedar en el aire, esto solo provocó que el detenido chasquease la lengua de manera despectiva y, sin apartar la mirada del suelo masculló. -Maldita sea acabemos con esto, cerdo.- Aquel insulto no era soltado al azar, solía decírsele a los opresores y sus seguidores, una forma poco cariñosa de llamarlos incivilizados. Se dejaría levantar y llevar por las cloacas hacia donde el ninja lo quisiera llevar y no mediaría palabra salvo que escuchase algo que pudiera interesarle responder. Él sabía que era peligroso hablar, jamás lo libraría de su pena, tan solo podía empeorar la situación, no lo había vivido en sus propias carnes, pero ya lo había visto.

El pueblo estaba asustado, no por simples amenazas, sino por lo que habían visto que ocurría si alguien contravenía la palabra del imperio, torturas públicas, ejecuciones, gente que desaparecía y no se volvía a saber mas de ellos, aquellos fueron años muy oscuros y le había enseñado al rebaño a tener la boca cerrada. En los ojos del sujeto comenzaba a verse odio, así a medio camino incluso se le podía ver soltar una lágrima, pero no de tristeza, no, sino de frustración ¿De haber sido descubierto? Quizás, o tal vez de que lo hicieran antes de ver cumplido su objetivo. 
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No hubo resistencia, aquel tipo entendía su situación, solo la ira se dibujaba en su cara como sus obras lo hacían en las paredes, no peleo a pesar de haberle ofrecido una salida como la que el pájaro encontraba al salir de la jaula, un insulto y sumisión total. Decepcionado lo agarré y comencé a llevarlo por las cloacas camino a la salida, seguía sin existir resistencia alguna, mientras lo llevaba no pude sacarme de la cabeza la foto que antaño estaba sosteniendo, era una chica. ¿Sería su madre? ¿Su novia? ¿Su hermana? No había manera de saberlo, pero estaba claro que de algún modo era su inspiración para seguir adelante, no pude evitar sentir compasión por su caso y de algún modo también envidia. Yo luchaba por mi y por lo que yo creía que era justo, si así podía ayudar a los míos era algo genial, pero esté no era el combustible que mis ideales consumían para impulsarme hacia ellos. ¿Tener a alguien me haría mas fuerte? ¿Me ayudaría poder vencer los diferentes obstáculos de mi camino? Tenía el presentimiento de que estas preguntas me iban a atormentar durante los próximos días.

¿Qué coño haces? ¿Te quedas mudo y sumiso? ¿Es que quieres que te maten? ¿Qué piensas que va a pasar si te entrego después de todas las pintadas de las que te van a culpar? - Le pegué un empujón con la intención de tirarlo al suelo, estaba furioso porque el tipo había dejado de luchar. – Te daré una maldita oportunidad de salirte de esta, aunque, quiero entender porque luchas y que quieres alcanzar. – Me agaché para ponerme a su altura si este había caído y lo agarré por el pecho con una mirada furiosa.  - ¡Quiero liberar a este mundo de las injusticias tanto o más que tú! Si trabajas para alguien o tienes algún contacto rebelde házmelo saber y te dejaré libre. – Mi cara mostraba mucha decisión, estaba siendo sincero, si aquel tipo podía proporcionarme contactos en el mundo rebelde que me permitieran escalar lo dejaría libre. Si el tipo contestaba de manera sincera aportando a la causa le indicaría que debía de golpearme varias veces en el rostro, le insistiría con toda mi alma en que no se contenga para así ir con marcas y moratones, los necesitaba para contar una versión sólida de que se me había escapado, de lo contrario el rubio nunca me creería.

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