Agonía (Ft Sokaar)
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Última modificación: 16-01-2023, 06:14 AM por Rhooh.
Bosque de la muerte, Zona central
15:04 PM
6 de Enero 15 D.Y

El ser humano no está preparado para vivir pensando que el día de mañana podría ser el último. Sin embargo, es un caso que no aplica para los Shinobi y Kunoichi, bien sean del bando Imperial o Rebelde. Años y años de guerra, traían sufrimiento y muerte, sumiendo al mundo a una oscuridad absoluta. Aquel que se hacía llamar Kami-Sama, lo cambió todo con su llegada. Rhooh se incluye en el bando que le aterraba la presencia de ese ser, creía que algún día iba a volver. El albino, es un claro ejemplo de que si no puedes con el enemigo, sólo unetele y cumple con sus ideales.


Bajo su pie derecho yacía la cabeza de un joven rebelde y en su mano izquierda sujetaba su brazo, aquel que le había amputado de un preciso tajo. El maldito pese a que perdió el brazo, fue capaz de trotar casi cien metros. Rhooh ni siquiera se esforzó en acercarse a él directamente¿Qué hizo? Sólo caminó, caminó escuchándolo agonizar en lo que silbaba, esperó y esperó hasta que la pérdida de sangre lo hizo palidecer y detenerse, el muchacho soportó solo dos minutos en batalla. ¿Cuáles fueron sus últimas palabras? No dijo ninguna, se negó a responder y delatar a sus compañeros que están escondidos en alguna localización del Bosque de la muerte ¿Qué oportuno nombre, cierto?.

— Y pensar que no tenía que tardar mucho. Supongo que me tomará varios minutos encontrarlos. Pfff.—Dejó salir un bufido y soltó el brazo, pateando la cabeza, aquella salió proyectada velozmente en línea recta, atravesando unos matorrales. — (¿¡¡Dai!!? ) —  Endo cubrió la boca con sus manos, viendo la cabeza rodar de su compañero que mostraba una expresión adolorida "Sufrió, sufrió bastante." Es lo que llegó a pensar, había estado siguiendo a Rhooh  ya que perseguía a su amigo, solo que mantenía distancia. ¿Pero por qué no intervino? La respuesta es sencilla, era miedo. Recordó la mayoría de encuentros que tuvo con Dai cuando iban a la academia, nunca la pudo ganar y en las misiones, Dai se llevaba la gloria y la fama, siendo adorado por algunas Kunoichi. Ahora vio como lo mataron de una forma tan estúpida y tranquila. ¿Qué debía hacer? ¿Reportarlo con los otros? — (Mierda, mierda, mierda, mierda) — ¿Se irá? Solo unos miseros quince metros lo separan del cruel asesino, pero no quiere hacer un movimiento en falso o podría delatar su ubicación.


— Supongo que no tengo opción. Voy a tener en consideración llevar algunos a prisión... Tks. — Elevaría las manos entrelazando los dedos en una rápida secuencia de sellos manuales. Endo esperaba, viendo los sellos y tomó un Kunai "Debo irme y avisar a los otros, pero estoy muy cerca. Deberé crear una distracción y..." El Rhooh que estaba viendo desapareció, esparciendo cuervos que ascendieron a los cielos graznando al unísono. —Vaya, vaya. Tenemos una ratita aquí. — Endo escuchó la voz del albino, cuando giró para verlo, observó que sus ojos no eran humanos. — Taka no Me. — Citó sonriente. Que situación tan jodida en la que se encontraba Endo, se quedó sin palabras. ¿Entonces lo que asesinó a su amigo, era un simple clon?. 
[Imagen: sephiroth.gif]
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Archivo: 0001
Hora: 15:05
Fecha: 6/Ichigatsu/15 D.Y.
Lugar: Bosque de la muerte
 
El clima boscoso era lo peor, su humedad, la fauna, y sobre todo aquel fango de la tierra, simplemente se hacía insoportable; más aún, cuando se está acostumbrado a un clima extremó, sometido a grandes temperaturas en el desierto infernal, dónde más de un pobre diablo perdió el sendero hacia la capital Yakuza. Las tormentas de arena, el cambio de las dunas, y aquellas ilusiones debido a las altas temperaturas siempre eran un riesgo cuando eras extranjero en el país. Sokaar era considerado el desierto mismo por algunos de sus conocidos, impredecible, calmado, analítico, siempre observando hasta el más mínimo detalle; por esto, había sido electo para esta tarea.
 
Su camino como criminal no fue fácil, y en esencia, perdió más que simples amistades por la toma de decisiones erradas. Esto le brindó un nuevo parámetro dónde el subestimar estaba completamente prohibido en su mente, y por aquello tenía suma cautela en sus pasos. Cierto era que el mundo cambió drásticamente; y con ello, varios ninjas tuvieron que abrirse un camino por su cuenta; sin embargo, otros tantos tenían la oportunidad que habían esperado toda su vida, tal era el caso de Sokaar quién espero pacientemente para tomar todo el poder posible, su ambición era delatada por aquella mirada fría y llena de rabia.
 
En sus labios posaba un habano de buena calidad, el capote era casi un tono dorado junto a su capa, la anilla mostraba la marca del cigarro, y la perilla estaba en perfectas condiciones humedeciéndose con cada calada. Su mirada se mantenía fija en los sucesos, exhalando de vez en cuando el humo del habano, deleitándose con tal demostración de poder y frialdad. + Hace tiempo no veía a nadie con esa aura + Pensó para sus adentros.
 
Solo por si acaso había suprimido su chakra con anterioridad, por lo que estaba seguro que permanecía en el anonimato para el atacante. + ¿Cuál es su objetivo? + Pensaba temeroso de compartir metas, el trabajo de Sokaar era la recolección de riquezas, tales como: dinero, joyas, armas, esclavos. Por lo que sin importar las consecuencias o peleas no podría llegar a su tierra con las manos vacías, y aquella breve demostración de poder fue suficiente para evaluar las capacidades del albino junto a sus reservas de chakra. + No es alguien con el que se pueda jugar. + Aceptó en su mente.
 
Descubrió su escondite dando algunos pasos hacia el frente de batalla, soltando algunas bocanadas de humo junto a una risa un tanto sarcástica. — Ha ha ha.. — Cuando atrajo la atención del albino se detuvo en seco, todo había sido preparado en caso de ser atacado, pero esperaba evadir el conflicto directo con aquel hombre. — Parece que perdí la oportunidad de interrogarlos. — Su semblante era serio, no parecía vacilante, ni tampoco altanero, estaba tratando de igual al desconocido. En ese momento el Jiki libero su técnica sensor, dejando de suprimir su chakra y mostrando el nivel de sus reservas de chakra, solo como medida de precaución en caso de que el desconocido manejase el arte del rastreo.
 
Continuo dando caladas a su habano, el humo se elevaba para desaparecer en cielo, dejando un espacio suficientemente largo para un silencio profundo, con la mirada fija al hombre. No había miedo, ansiedad, o dobles propósitos, solo quería terminar la tarea designada en su tierra natal. — Por lo que vi, no parece que seas un rebelde del cual preocuparse ¿Correcto? — Dio un par de caladas adicionales a su habano para continuar. — ¿Qué buscas en un lugar como este?, Claramente estos idiotas no son siquiera un juego entretenido para ti…. Entonces…. Eso me deja con curiosidad. — Sokaar extendió sus brazos hacia abajo, mostrándole las palmas al desconocido ¿Qué es lo que pasaría?
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— Hablo — || Narro || + Pienso +
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Última modificación: 18-01-2023, 01:51 AM por Rhooh.
— Lo haré de la manera fácil, habla. ¿Dónde están los otros? — Los ojos del albino seguían transmitiendo aquel brillo amenazador. Rhooh no recibió respuesta alguna nuevamente, solo una mirada combinada con miedo y algo de desafío. Dai quería atacar, o crear una vía de escape, pero en cuanto pensaba esas miseras opciones. Una voz desconocida cambió el rumbo de la situación.  El albino no tuvo la necesidad de voltear a verlo, con aquella nítida vista, lo tenía bajo su rango de visión — ... — El olor a tabaco le recordó tales años en los que estaba atrapado en el vicio, le fue muy difícil dejarlo. Al final lo hizo por sus hijos y por su difunta esposa, debía respetar sus últimas palabras. Palabras que hasta el día de hoy recuerda con tristeza, la voz Sumako era tan dulce y angelical.



— No intentes escapar, insecto. — Mencionó Rhooh con un tono de voz amenaza, sus palabras dejaban en claro que no está jugando. — ¿Hmm? ¿Interrogarlos? ¿Usted quien es, señor...? — A juzgar por sus ropajes, Rhooh no pudo identificarlo como Shinobi — Estás en lo correcto, soy un Shinobi de la Hoja. — Evitó a toda costa mencionar su nombre, rompiendo el silencio mortal, la razón es sencilla: es un desconocido para él y no sabe cuáles son sus intenciones, aunque por lo mencionado anteriormente... Parece que también está cazando a tal grupito de rebeldes que se esconden como ratas en alcantarillas. — De nuevo ha dado en el blanco, aunque no tomo mi trabajo como un juego. — Sonríe y tose para aclarar un poco la garganta — He de expresar mi curiosidad... — Alzó la voz, los ojos turquesa siguen el movimiento de los brazos . — Usted... no parece ser de por aquí ¿O me equivoco? — Ante la pregunta, Dai mueve una mano. El movimiento en falso, bastó para que el albino arrojara un Kunai, que se clavó en aquella mano. Dai grita y sus ojos se tornan llorosos  — ¡AHHHH! — No era una herida profunda, pero aún así la sangre brotó tiñendo su blanca piel con un rojo oscuro.
 



— ... — De nuevo el silencio entre los presentes volvió a hacer acto de presencia, creando un ambiente hostil y frío. ¿Quién era ese fumador? ¿Qué está buscando exactamente?. No lo sabía y prefiere esperar a que sea capaz de contestar cuando quiera, de todas formas Rhooh no está perdiendo el tiempo, la situación cambió con la aparición del fumador pelinegro. Respecto a Dai... No le queda mucho tiempo realmente, Rhooh está permitiendo que disfrute esos últimos minutos de vida, antes de enviarlo a qué se reúna con su patético compañero. 
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