La naturaleza suele ser un templo especialmente construido para el encuentro y la meditación. Las noches en el País de las Aves se destacaban justamente por su tranquilidad y la aparente paz que acompañaba a las gloriosas criaturas que a todas horas del día surcaban los cielos de aquel territorio. Era ciertamente difícil encontrar alguna perturbación en un contexto como ese, en un pequeño bosque alejado de los pueblos pero cercano a yacimientos mineros; aunque esa noche parecía ser algo diferente a las anteriores, algo en medio de aquellas ramas parecía no calzar con la normalidad de las acciones, cuando se supone que todos debiesen estar durmiendo, una seguidilla de pasos bastante poco discretos comenzaban a recorrer con rapidez el inmaculado césped de aquel santuario .-¡Kobe! ¡Responde!.- Un hombre cercano a los cuarenta años corría frenético a través de troncos y animales, era tan poco prolijo su andar que incluso las mismas aves, acostumbradas a ser observadas por todo tipo de turistas, decidían rápidamente emprender el vuelo por la molestia que recibían; aun a pesar de sus gritos ahogados por la frenética carrera que debía soportar, parecía que nadie respondía a su voz y sólo la oscuridad se encargaba de poco a poco devorar tanto los sonidos como su campo de visión .-Detente... Taichi.- Una rápida mano venida desde la penumbra inesperadamente había cortado la carrera de aquel agitado hombre provocando una reacción algo violenta, como si de alguna forma estuviese predispuesto a responder ante cualquier tipo de imprevisto con una única idea en mente: sobrevivir. .-Tranquilo, soy yo, Hattori.- Un haz de luz de luna iluminó el rostro de aquel recién aparecido, era algo más joven que Taichi, pero sus facciones expresaban exactamente lo mismo que aquel que ya antes habíamos acompañado en su frenético andar, una mezcla entre cansancio, miedo y desconcierto .-Hattori, lo-lo siento, ¿has podido encontrar a Kobe?.- Estando juntos en medio del bosque parecían sentirse algo más seguros, claramente los humanos al estar agrupados parecieran tener la idea de poder sumar sus poderes o al menos no cargar con la responsabilidad total de los fracasos... Desde siempre hemos sido animales de manada .-¿Kobe? Creí que...- Los ojos de Hattori creyeron divisar a lo lejos, entre las hojas un rostro pálido e inhumano, una figura inexpresiva como hecha de porcelana, un espectro quizás, un fantasma proveniente de las pasadas guerras o... Quien sabe, cuando volvió a concentrarse en ese punto aquella figura había desaparecido ya .-Creí que se encontraba contigo... Ese niño...- El hombre cerró sus ojos dejando escapar un suspiro, pero aquel momento de tranquilidad no duró demasiado, Taichi parecía estar realmente alarmado .-Da igual, ¿Llevas contigo la mercancía? No podemos llegar al punto de encuentro sin eso.- Hattori se acercó a Taichi y como si del contrabando más importante se tratase, abrió un pequeño bolso frente a él, dentro, se podía apreciar una gran cantidad de mineral de hierro, probablemente recién extraído desde las compañías mineras cercanas. Era un botín bastante importante, pero también complejo de transportar producto de su peso .-Que bien, estamos a mitad de cami...- Los ojos de este hombre experimentado en el arte del robo y transporte también se toparon con el espectral paseo de una figura cubierta de ropajes negros, parecía ser un hombre pero no tenía rostro, al menos no uno del cual se pudiese apreciar una expresión .-Mierda...- Aquella visión había sido efímera, aquel ente extraño ya no se encontraba en los alrededores ¿Es que acaso estaban siendo víctimas de algún tipo de ilusión? El breve pero intenso tronar de algunas ramas a lo lejos le comunicaría al cuerpo de ambos ladrones que definitivamente no estaban solos .-Es "Él", realmente lo han contratado....- La expresión de Taichi inmediatamente fue de una profunda inseguridad, Hattori, en cambio, mostró cierta incredulidad .-Vamos, son sólo historias de guerra, ¿Realmente te crees que...?.- Un inesperado sonido interrumpió aquella improvisada conversación .-¡Ayuda!.- Se escuchó en medio de la noche, era la voz de Kobe, un amigo que probablemente necesitaba ayuda.
Desde el paso de la guerra los humanos se habían vuelto mucho más susceptibles... El advenimiento de figuras casi divinas provocaba que la psiquis de todo el mundo estuviese predispuesta a la sorpresa sobrenatural, eran muchas las historias que siendo ciertas o no nutrían los miedos más profundos de la población y provocaban que, como niños, se comportasen de manera muy errática en momentos de extrema tensión. El poco entrenamiento de las nuevas figuras presentes en los "campos de batalla" provocaba que los trabajos del bajo mundo se hubiesen vuelto demasiado triviales... Aquellos ladrones de Hierro ni siquiera necesitaban ser cazados por alguien, ya dentro de un engaño articulado por sus propias inseguridades y arrastrados por los lazos afectivos formados entre ellos, estaban condenados. Eran sus propios cazadores .-Nula experiencia en campos de batalla reales...- Escondido entre las sombras, aquella figura enmascarada les seguía los pasos a sus presas sin que estos se diesen cuenta, cada movimiento estaba calculado con antelación, todo era un espectáculo bien orquestado para que no hubiese interferencia alguna, para que fuese un trabajo limpio, tal y como él acostumbraba a realizarlos .-Pasos rápidos a pesar del peso, pero descuidados... Ruidosos, frenéticos.- En lo alto de un árbol el Enmascarado observó como la carrera de ambos ladrones llegaba a su fin, frente a ellos un joven Kobe yacía muerto a los pies de un árbol, iluminado por la tenue luz de la luna, dejado allí a propósito para que el limpio corte en su cuello fuese completamente visible .-El chico está....- Hattori no podía creer lo que sus ojos estaban viendo .-Debemos irnos de este sitio, en cualquier momento podría...- Al voltear, Taichi se topó frente a frente con un rostro blanco y negro, con unos ojos vacíos, portadores de una oscuridad profunda y atrapante, aquella fue la última imagen que ese sujeto logró apreciar con completa claridad... Probablemente un hombre bien entrenado hubiese podido hacer algo, quizás un entrenamiento riguroso habría dado la posibilidad a aquel ser humano de poder luchar por su vida pero, estaba claro, el mundo de las herramientas se había terminado por completo, lo único que quedaba era un mundo de ilusiones y mentiras. Un corte limpio fue suficiente, el cuerpo de aquel ladrón finalmente cayó con todo su peso al césped, Hattori consternado e incrédulo de lo que estaba sucediendo, no pudo hacer más que dejar caer su cuerpo, quedando allí sentado frente a la muerte, consumido por el terror, rezando por un milagro que pudiese cambiarlo todo.
.-Probablemente su único pecado real fue intentar subsistir en un mundo así de insípido, ¿no es así?.- Aquella voz tan profunda parecía envolverlo todo, era calmada, es cierto, pero definitivamente ocultaba muchas cosas, Hattori no pudo responder absolutamente nada .-Un objetivo así de trivial... Al parecer los grandes enfrentamientos han terminado.- Suspiró .-El bajo mundo subsiste únicamente con estas cacerías absurdas.- Sin siquiera preocuparse por los movimientos de aquel indefenso ladrón, el Enmascarado comenzó a registrar las pertenencias de Taichi, encontrando una vieja bandana ninja entre sus ropas .-Una "herramienta", pero claramente sin el entrenamiento apropiado... Otro hijo de la guerra que encontró finalmente la paz.- Poco a poco se puso de pie y observó durante unos segundos a un Hattori que no paraba de temblar .-Deja tus pertenencias en la posada más cercana, luego de eso, tendrás derecho a vivir realmente.- Entre intensos temblores, el ladrón corrió lo más rápido y fuerte que pudo, aquel era un milagro, un regalo divino... Finalmente terminó por desaparecer en medio de las sombras, ahora sólo estaba el hombre de negro y dos cadáveres que esperaban ser alimento de animales salvajes .-Ya no quedan motivos reales de lucha ¿eh?...- La máscara poco a poco fue quitada de su rostro .-Concretada la paz, tanto la vida como la muerte de todos... incluso tu propia existencia.- Apretó la máscara con fuerza entre sus manos .-Carece completamente de sentido.- ¿Qué condiciones tenía preparadas este nuevo contexto que tocaba habitar? ¿Es que realmente era aquella la paz que tanto se había buscado? ¿Era ese el fiel resultado de una innumerables sacrificios? De momento era imposible responder aquello, era tiempo para el Enmascarado de abandonar aquel pequeño bosque en las afueras de la civilización.