El viento susurraba bajo la luz de la luna, los viajes y aventuras de los innumerables viajeros que habían rondado por los mismo caminos que había recorrido ya, las historias y recuerdos hacían recordar a uno lo que el viento se llevó, las oportunidades perdidas... Y las aprovechadas, había estado andando solo por mucho tiempo, día tras día, mes tras mes, año tras año viendo como el mundo se iba una vez más a la mierda. En retrospectiva... Era afortunado de haberme alejado en el momento justo para cuando todo este desastre hubiera sucedido, lo recordaba bien, como si fuera ayer, todo lo que había abandonado ese día ahora parecía haber valido la pena, ese fue el día en el que reclame una libertad propia y pude tener algo que llamara mío sin dudar por un segundo, claro está que no vendría con sorpresas en el camino unos cuantos viajes a mi viejo hogar me enseñaría sobre las consecuencias de nuestras acciones, no lo llamaría precisamente malo, pero curioso al final del día.
Era muy joven en ese entonces, asumí que ese trío de mocosos podrían arreglárselas del mismo modo que yo hice, después de todo, tenían los recursos, no necesitaban nada que yo pudiera darles, aunque claro, con los años se enterarían de mi historia, o al menos de lo que el público conocía en ese entonces, con algo de suerte o lo que los crédulos llamarían destino mi rastro dejo de ser fresco, me dieron por muerto o perdido en acción, con los años pude al fin cerrar los ojos sin la preocupación de despertar con una hoja en mi cuello, o directamente no despertar a la mañana siguiente, no mentiré, la paranoia me persiguió por años incluso después de que mi nombre fuera tachado del dichoso libro bingo, mantuve un perfil bajo, observando desde las sombras como una rata los sucesos que acontecían sin realmente poder hacer nada al respecto, pues estaba solo, y era obvio que no tendría ni la mínima oportunidad, tampoco quería arrastrarlos a todo esto... A mis... Hijos... Aún es extraño pensar en ello, me preocupaba el que pensarían de mi, si se creerían las historias que les habían contado, si estarían del lado de aquellos falsos dioses por convencía o por que realmente creían que era su salvador, ciertamente su madre lo creía, solo esperaba que hubieran heredado la incredulidad de su padre.
En qué estaba... Oh, sí. Las consecuencias de nuestras propias acciones, aún no había pagado por las mías, pero todo el mundo parecía haberlas olvidado de todas formas, podía ir y venir de distintas aldeas con un nombre falso y no levantaría sospecha alguna, no tenía que poner el mismo esfuerzo que antes, y cabe destacar que había perdido mi toque de todas formas. Verme en un espejo era distinto, no era el mismo físicamente ni mucho menos mentalmente. ¿Sería reconocible para aquellos que aún recordarán mi nombre? probablemente no, y de cierto modo eso era algo bueno, me preguntaba que habrían hecho con sus vidas, si es que aún estaban viajando por el mundo, si es que habrían descubierto algo más en la vida aparte de huir, por mi parte... Es difícil decirlo, luego de todo lo sucedido, no supe como seguir adelante, era libre, si, pero no era algo que te valiera de mucho cuando todo lo demás se había ido a la mierda, aún así, era libre, a diferencia de aquellos que vivían bajo la sombra de sus falsos dioses.
Los sonidos del bosque me sacaron de mi trance, sería buena distracción, pero valía la pena al menos mientras esperaba... Para mi suerte no era nadie que no esperaría, de hecho, era mi cena.
*T W A P*
Los sonidos cesaron casi al instante, seguido por un suave golpe contra el suelo por parte de mis presas, era bueno ver que mi puntería no había empeorado, todos estos años me habían ayudado no solo a mejorar mi técnica, si no a estudiar otro tipo de opciones que pudiera considerar de las notas del viejo, suspiré, tomando mis presa y encendiendo una pequeña fogata en ese campamento aislado, no había mucho riesgo, a los ojos de la gente de este pequeño pueblo solo era un cazador que vivía en una colina y bajaba a vender sus presas de vez en cuando, las ventajas de poder pasar desapercibido, muchos me verían como otro turista, sea lo que fuera, me había traído una calma que parecía haber perdido hace mucho. Me traía de vuelta a los primeros meses escapando con mis hermanos de Suna, cazando, escondiéndose y yendo a nuestras anchas sin preocuparnos mucho por el futuro... Hahhh... Como lo extrañaba.
Fuera como fuera, la cena debía estar lista, pues sentía que mi visita estaba cerca, no, lo sabía y tomando mi cuchillo empecé a desollar a los desafortunados animales y preparar los pocos ingredientes que tenía...
- Llegas antes... - Diría aparentemente a la nada con una suave sonrisa. - ¿Asumiré que no has cenado aún?