Una nueva vida (Priv. Karibachi)
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Ya habían pasado unos días desde que Saito comenzó a acompañar a Akami en la iglesia, venia cada día mas o menos para hablar y ayudar a la sacerdotisa en sus labores, desde limpiar, hasta acomodar cosas y la jardinería, los típicos trabajos que Akami hacia día tras día, pero el día de hoy Akami se encontraba sola en el patio de la iglesia dibujando en unas hojas, eran bocetos de posibles creaciones para el futuro, pues... ella tenia la ambición de luchar por un mundo mejor, donde todos pudiesen sonreír sin estar atados a los lazos del miedo.

 Eran los ideales que su sensei le había enseñado por ende quería hacerse mas fuerte, pues... debido a ser débil su sensei perdió la vida, pero eso quizás sea tema para mas tarde, por ahora ella se concentraba en sus dibujos pues tenia el día libre- Mmm… se ve bien- dijo alzando la hoja del dibujo en dirección al sol para verlo mejor, este dibujo era una chica de unos 20 años, cabello largo y sus ropajes eran algo elegantes, también tenia una lanza en su mano, y el encabezado del dibujo decía Lancer.

 Una vez terminado aquel dibujo lo guardo en una carpeta junto a otros dibujos mas o menos del mismo tipo, aunque, válgame la redundancia, no eran mas que bocetos para posibles creaciones del futuro- Cada vez perfecciono mas mis dibujos- murmuro mientras miraba el resto de aquellos dibujos, o al menos algunos de ellos.

 Uno de ellos era un chico con ropajes algo tétricos y con una mascara de calavera, vestía una gabardina y tenia una espada y guantes de metal, el encabezado de aquel dibujo era Berserker.

 Otro de aquellos dibujos era un joven que vestía un uniforme y tenia una chaqueta táctica, tenia una espada en su mano y una funda en la otra, sus ojos demostraban confianza, el encabezado de aquel dibujo era Saber.

 Otro era una chica con ropajes elegantes y que aparentaban ser de fácil movilidad, cabellos hasta la cintura y un adorno en el mismo haciendo una coleta que sobresalía del resto, portaba un arco en sus manos, el encabezado de aquel dibujo era Archer.

 El otro personaje de genero femenino, portaba ropajes ajustados y poseía el cabello largo, su mirada parecía muerta y de poca importancia, el encabezado de aquel dibujo denotaba Assassin.

 Otro personaje del mismo genero, era una jinete con armadura, que montaba un dragón, se podía notar una cola de caballo que revoloteaba con el viento, en su mano izquierda una espada y en la derecha las riendas del dragón, el encabezado decía Rider.

 Y el ultimo dibujo que reviso era un joven que tenia un manto que cubría su cuerpo, mostraba unas botas y un libro en sus manos, también mostraba una bola de fuego en su mano, el encabezado de aquel dibujo era Caster.

 Esos fueron los dibujos que la sacerdotisa miraba, buscando la forma de mejorarlos mientras estaba en espera de algo interesante.

 -Nanda... nanda... que aburrimiento- dijo para si misma, pues... estaba vestida con sus ropas normales: su short corto de color negro, un haori blanco con negro de manga largas, al final de las mangas la tela estaba arremangada y la misma tiene adornos dorados en forma de círculos, debajo del haori tiene una camisa roja de lana del cual debajo del mismo lleva una camiseta azul celeste y unas zapatillas marrones con medias negras las cuales le llegan un poco mas de los tobillos y en su mano izquierda, estaban aquellos 5 anillos los cuales cada uno poseía una gema de un color diferente: Topacio, Zafiro, Rubí, Esmeralda y Zenit, los cuales representan las 5 naciones ninja: Kumo, Kiri, Konoha, Suna e Iwa. Aparte de eso, tenia una mascara de demonio la cual usa para asustar a las personas que se acercaban al bosque.

Dibujos



Iglesia Amaterasu


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Muchas lunas habían pasado desde que comencé mi viaje, semanas caminando y durmiendo bajo los árboles, resguardándose de la lluvia y el frío como podía, soportando el terreno inclemente y la constante humedad del país de las Olas, el cual incrementaba la sensación de frío, me sentía helado hasta los mismos huesos. "Claramente el otoño no es una buena fecha para visitar las este lugar" Pensé mientras aún caminaba por el bosque, cansado y quejumbroso, por suerte logré encontrar una iglesia, una algo escondida pues se encontraba en las entrañas del bosque. Al verla desde la lejanía mi cara pasó de pena y dolor a esperanza y alegría, una sonrisa amplia invadió mis labios y mis ojos volvieron a iluminarse, como aquel sediento que encuentra un oasis en el desierto. 

Tarde un poco en llegar, la verdad es que la mochila empezaba a pesar una barbaridad cuanto mas me acercaba a la ligera escalinata que aquel templo poseía, saber que podría descansar hacía que mi cuerpo empezase a rendirse, no a dar el último apretón , que irónico. Al final casi terminé llegando arrastras, pudiendo abrir sus portones con torpeza y lentitud, pudiendo dar solo unos últimos coletazos  por el pasillo central de la capilla hacia el ábside antes de desmayarme.-A... Ayuda...- Fue lo único que pude decir antes de caer rendido por completo, ni siquiera tuve fuerza suficiente para gritarlo, por suerte una iglesia siempre esta en silencio, así que por poco que fuese el ruido se oiría.

Eso era cuanto podía recordar, aunque antes de perder el conocimiento pude ponerme de lado y apreciar el lateral de aquella basílica, con un estilo arquitectónico muy raro de ver por este continente, con columnas y vidrieras que no se asemejaban a lo habitual, casi parecía una iglesia de otro tiempo. Lástima que mi vista se nublase en pocos segundos y que lo único que pudiera escuchar fuese mi respiración y el latir de mi corazón, bombeando con fuerza para mantenerse vivo. Pareciese que iba a morir, mas no, ya conocía esta sensación, tan solo parecía haber agotado hasta la última gota de mis fuerzas.

Sin embargo mi mente no descansó del todo, mi consciencia terminó en aquel inmenso espacio en blanco, un infinito de nada cuya iluminación era perfecta, sin emitir sombra por ningún lado. Miré a ambos lados algo desconcertado, normalmente cuando aparezco aquí una vida pasada aparece para hablar conmigo, pero esta vez me encontraba totalmente solo. -¿Hola?.- Dije curioso sin obtener respuesta alguna. Comencé a caminar, no sabría muy bien hacia donde, no tenía referencia cardinal alguna en ese espacio de mi alma, tan solo... caminé... . 
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Estando sumergida en sus pensamientos, fue capaz de escuchar aquel llamado de ayuda, era débil y aunque por un momento dudo de haberlo escuchado, pues... era muy leve aquel llamado y solo fue escuchado una vez- Mmm… que raro...- dijo antes de pensar en hacer de la vista gorda Neko salió corriendo en dirección a Akami, saltando sobre esta- ¿Eh?... ¿Neko?...- se preguntaría la sacerdotisa al ver a la gata saltar sobre ella.

 Era raro, pues Neko solo tomaba esa actitud cuando... era asustada...- Nanda... Nanda... eso quiere decir... ¿Qué hay algo en la iglesia?- se pregunto antes de levantarse de su asiento y adentrarse en la iglesia para investigar el origen de aquel llamado de iglesia- Me pregunto ¿de donde viene ese sonido?- dijo para si misma mientras abría la puerta trasera de aquella edificación, lo primero que se podía ver al abrir aquella puerta era una habitación de paredes blancas y varias pinturas colgadas, desde dibujos y pinturas de Amaterasu, hasta retratos y foto de los antiguos Obispos de la iglesia, también había una gran foto en un marco de pintura dorada, aquella foto era de Victtorio y Akami, aunque por la apariencia de la misma, fue hace unos años, cuando la sacerdotisa tenia 13 o 14 años. Ambos estaban sonriendo mostrando anillos en su mano izquierda, pero... Akami poseía un solo anillo, aquel rubí rojo.

 Parecía ser una pequeña biblioteca... bueno... esta iglesia tiene como 5 bibliotecas..., bueno pasando por aquella habitación Akami saldría por la puerta contraria a la que uso para entrar en ella y lo que vería es un pasillo el cual se dirigía a varias puertas, pero había una en el fondo del pasillo la cual se dirigía a la sala de estar, y seria la puerta que la sacerdotisa tomaría. Una vez en aquella sala, se podrían observar varios estantes de madera, los cuales tenían objetos como libros, gemas y antigüedades, también varios cuadros y fotos, desde paisajes hasta de la deidad de la iglesia, Akami se iría por la puerta principal de aquella sala para ir por otro pasillo, el cual se dirigía directamente a la sala principal de la capilla.

 Tan pronto como ingreso a la capilla pudo presenciar que tendido en el suelo, había una persona inconsciente, era una persona que posiblemente le doblase en edad, pero parecía cansado- ¿Quién será?- se pregunto con preocupación- No parece despertar pronto...- dijo mientras inspeccionaba a la persona- Mmm… debería llevarlo a un lugar mas cómodo- dijo mientras intentaba cargar aquel cuerpo sobre su espalda- Tsk… Saito-san... menudo día que escogiste para no venir- dijo mientras intentaba cargar aquel cuerpo, o en su defecto... arrastrarlo...- Que pesado...- dijo casi llegando a una de las habitaciones en la cual había un futón preparado para que alguien lo usase.

 Akami dando su mejor esfuerzo acostaría a aquella persona en el futón y le arroparía, además aquella pesada mochila seria colocada a un lado del futón, Akami no registraría ninguna de las pertenencias de aquella persona, simplemente saldría de la habitación un momento a para preparar un poco de te caliente y algo para comer, seguramente cuando el huésped despertase, tendría hambre o sed.

 Un vez que volviese a la habitación, iría con una bandeja la cual tenia una tetera humeante y un plato con sopa caliente, junto con una tasa y una cucharilla de acero- Espero que despierte pronto- dijo mientras ponía aquella bandeja en el kotatsu de la habitación para después sentar al lado del kotatsu a esperar a que aquella persona despertase, pues... el día de hoy no tenia nada mejor que hacer.

Habitación
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Durante horas caminé por aquel espacio en blanco, solo y sin estímulo, ya empezaba a resultar aburrido y tedioso. "¿Y si no soy capaz de salir de aquí?" Pensé mientras mostraba una cara de preocupación ¿Se vería en mi rostro real? A saber, la verdad es que no era algo que debiese preocuparme ahora mismo. Empezaba a preguntarme si realmente estaba inconsciente y no muerto enteramente, sí, cierto era que sentía que me desmayaba, pero a lo mejor era el último aliento de mi alma saliendo de mi cuerpo. -Pues vaya forma mas triste de morir.- Dije con un rostro y una postura decepcionada, parándome incluso y sentándome en el suelo frustrado, rezongué mientras miraba a la nada que había a mi alrededor y me quede unos segundo así. 

Al cabo de un rato comencé a escuchar el sordo sonido de un par de sandalias ninja caminar hacia mi, aquel ruido era algo ya tan escuchado en mi vida que podía identificarlo sin problemas. No sabía de donde venía, pero si podía percibir que quien estuviese caminando lo hacía hacia mi y su paso parecía tranquilo y relajado, con un andar hasta algo melódico; hasta que, al final, pude vislumbrar entre la blancura una silueta delgada y desgarbada, una silueta familiar que, a medida se acercaba era más fácil de identificar. Cuando llegó frente a mi pude verlo claramente, se trataba de... mi... Espera ¿Qué? Cómo era posible que estuviese delante de mi mismo, si yo era yo y estaba aquí... ¿No? Extraño, extraño cuanto menos. Sorprendido y confundido, sobre todo confundido, me levanté para acabar mirándonos fijamente, aquel dopenganguer no parecía sorprendido de verme, no podría decir lo mismo de mi ¿O al ser yo si podía decirlo en parte? Este tipo de dilemas me daba un gran dolor de cabeza. En cualquier caso, no hablamos él solo me miró y al cabo de un rato sonrió y se despidió de mi, desvaneciéndose hasta desaparecer por completo, en ese momento aquel blanco inmaculado comenzó a tornarse negro de forma paulatina... Hasta no verse... Nada.

Justo aquel fue el momento en que desperté de la inconsciencia ¿Cuántas horas habrían pasado? Solo Buda sabría, aunque más importante era el donde me encontraba. Por lo pronto no desperté de una manera apacible y tranquila, no, sino que, por las últimas imágenes que había visto en mi mente, desperté agitado intentando dar torpes y débiles golpes al aire. -La madre que lo...- Antes de terminar el improperio logré incorporarme, quedando sentado sobre lo que parecía un futón, uno de bastante buena calidad si me preguntaban. No conocía el sitio, parecía una habitación bastante sencilla, aunque elegante, además mis enseres estaban a mi lado, habían cargado conmigo y, por lo que me dolían los tobillos habían tenido que llevarme arrastras, además era capaz de intuir el olorcillo de comida y té negro cerca. Seguí el aroma con la nariz hasta que me llevó al otro lado opuesto al que se encontraba mi petate, justo en frente de una niña que me miraba fijamente. "...¿Quién es esta?" Pensé mientras me quedaba totalmente inmóvil mirándola, con una cara inexpresiva y confusa, la verdad es que me encontraba totalmente desubicado.-...¿Hola?.- Dije mientras levantaba una mano saludando algo cortado y contrariado. -Ehmm... Disculpa, pero... ¿Dónde estoy exactamente?.- Comencé a mirar a los alrededores de nuevo mientras cogía el cuenco con sopa de forma disimulada, no es que me estuviese escondiendo, pero tampoco me habían dicho que esa comida fuese para mi, así que mejor ser precavido. 
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Última modificación: 05-12-2022, 11:47 PM por Akami Ameryuu.
Tras llegar a aquel hombre a una de las habitaciones y acostarlo en un futón, buscaría un tazón de sopa y una taza de te negro para cuando el mismo despertase, luego de eso se sentaría al lado del Kotatsu a esperar que el huésped se despertase- Mmm… me pregunto de donde vendrá...- dijo mientras trazaba con su dedo líneas en la madera del kotatsu mientras tarareaba una melodía, era mas para distraerse y pasar el rato mientras pensaba una que otra cosa.

 Habían pasado al rededor de 30 minutos, cuando de repente aquel desconocido se despertó de la nada y empezó a lanzar golpes al vacío, parecía estar confundido y alterado- Si me acerco... capaz me de una ostia que me manda a Suna…- dijo Akami mientras aquel sujeto dejaba de lanzar golpes al aire, para la sacerdotisa la escena fue algo cómica, por ende, rio para sus adentros- Que gracioso...- pensó mientras aquel sujeto le saludaba en forma de pregunta, parecía estar desorientado... bueno, es entendible, desmallarte y despertar en una habitación que no conoces, pues... era una reacción esperable.

 - Hola...- dijo respondiendo a aquel saludo con una pequeña sonrisa- Estas en la iglesia Amaterasu… bueno, en una de las habitaciones de la misma- respondió a la pregunta del contrario con un tono de voz tranquilo y pacifico- Mmm… tranquilo... de todas formas la sopa era para usted- dijo mientras servía te en la taza y la llevaba con cuidado de no derramarla, para luego entregársela a el hombre frente a ella- Mi nombre es Akami Ameryuu, sacerdotisa de la iglesia- dijo mientras volvía a sentarse donde estaba antes- Y ¿usted es?- pregunto a el contrario mientras volvía a hacer lo de hace rato, trazar líneas con su dedo en la madera del Kotatsu, aunque parecía un juego de niños o una perdida de tiempo, para Akami era desestrésate y al seguir las líneas de la madera, le daba ideas para dibujar, bueno... Akami veía el arte en casi todo.

 - Por cierto... ¿Quién es usted señor?- pregunto con gentileza- mientras seguía trazando aquellas líneas en la madera del Kotatsu, hasta que de un momento a otro se aburrió y dejo de hacerlo- Se que no es de mi incumbencia... pero... ¿acaso lo persiguen las autoridades o alguien por el estilo?- pregunto mientras caminaba por la habitación y abría ligeramente la ventana y miraba afuera de ella- No me imparta si es así... puede esconderse aquí... no lo delatare- dijo mientras observaba las hojas de los arboles caer y danzar al compas del viento, para Akami, en cada aspecto de la vida, había arte, era algo que empezó a ver desde que Saito comenzó a visitarle.

 -Mmm… si quiere comer algo mas, puedo prepara arroz o pasta, o carne- dijo mientras disfrutaba de aquella otoñal brisa del paisa del agua, era un claro indicio de que el invierno se acercaba, pues aquella brisa, era algo fría- Y si quiere beber otra cosa, podría preparar un jugo o servirle sake, después de todo... no lo bebo- dijo para después mirar fijamente a el extraño en en la habitación- No eres de esta aldea... o de este país… tus rasgos no coinciden con nadie de aquí- dijo mientras se peinaba el cabello con las manos, pues se había despeinado ligeramente- Bueno... este lugar es bastante solitario, es bueno que venga alguien de vez en cuando- dijo mirando al vacío, quizás hablaba consigo mismo o pensaba en voz alta, quien sabe...
 
- Por cierto... tuve que cargarte hasta aquí- dijo mientras bostezaba ligeramente- Pesas mucho... tuve que arrastrarte... Gomen- dijo disculpándose pues... seguro dejo con dolor o alguna leve herida al contrario por arrastrarlo. La voz de Akami se notaba cansada, pues... había cargado a una persona mucho mas pesada que ella además, comenzaba a oscurecer, por ende Akami volvió a cerrar aquella ventana, pues el frio otoñal nocturno, era bastante fuerte y para Akami, quien no estaba abrigada, era aun peor- ¿Qué tal la comida?- pregunto a el huésped mientras se sentaba en una de las esquinas de la habitación- No se si este seria su almuerzo o su cena jeje- dijo en son de broma.
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Aquella mujer parecía tímida y retraída, podía notarlo por su nerviosismo al hacer bailar su dedo por las betas de la madera del brasero o cuando se atusaba el pelo ¿Qué le daría tanta vergüenza? ¿Es que volví a olvidarme los pantalones? No, no era aquello, seguramente fuese una persona que no acostumbraba a hablar con gente. Aquella suposición tenía sentido, a fin de cuentas estábamos en una iglesia y ella decía pertenecer al cuerpo sacerdotal de este. -¿La diosa Amaterasu? No quiero ofenderle, ¿pero en este lugar no esta siempre nublado? Quizás debiste escoger rezar a Shinatsuhiko.-  Sonreí gracioso, claramente era una broma para romper el hielo mientras ella me servía té y me decía que podía tomar sopa, muy rica por cierto, hacía ya mucho tiempo que no tomaba una sopa de cebolla y arroz tan deliciosa como esta, incluso parecía tener mas hortalizas. 

Me acerqué con el tazón en las manos mientras comía al kotatsu en el que ella estaba calentando sus piernas, sentándome en la 
postura del loto frente a Aquella mujer, Akami decía llamarse. -La verdad es que a lo largo de los años me han puesto muchos nombres, al menos, uno por cada tierra que he visitado, pero mi primer nombre fue Karbachi.- Alcé la mano para saludarla mientras dejaba de comer un momento y sonreía risueño y simpático, procuraba ser amable y amistoso, no haciendo gestos bruscos ni rápidos, mas bien mostrando la tranquilidad de un monje budista. Akami me ofreció beber cualquier otra cosa, al igual que también me dijo que podía pedir de comer lo que quisiese, yo tan solo negué con la cabeza de forma calmada mientras mantenía una sonrisa estoica. -No se preocupe querida Akami, con esta sopa y este té ya logra revitalizar mi alma y rejuvenecer estos viejos huesos.- Dije para declinar su oferta. -En cuanto a su pregunta... Seguramente habrá gente buscándome y personas me estarán esperando, mas no soy perseguido por la autoridades, tan solo soy un peregrino que se dedica a contar historias para entretener a las personas.- Volví a meterme una cucharada en la boca, terminando el tazón de sopa y dejándolo en la mesa con un leve golpe.-Estaba delicioso.- Tras aquello hice una reverencia con el cuello en muestra de agradecimiento.

Me apoyé sobre mis brazos mientras seguía sentado frente a aquella mujer a la par que ella se disculpaba por tener que llevarme a rastras, ciertamente tenía que ser muy pesado para una persona tan pequeña, le sacaba al menos una cabeza, la verdad es que me sorprendía que una persona con su masa muscular hubiera logrado llevarme a ninguna parte. "Aun siendo débil, su fuerza no se corresponde con su aspecto"  Pensé para mis adentros mientras ella se explicaba. Decidí quitarle importanci aal asunto, a fin de cuentas Dios sabe donde estaría de no ser por ella. -Tranquila, estoy bien, de hecho debo darte las gracias, creo que habría muerto de agotamiento o hambre si no hubieses aparecido.-

Ella no comió nada, ¿no me habría envenenado? Menuda forma de morir tan tonta, por una triste sopa, No, seguramente se centraba en mi bienestar, como hacían las personas del clero, incluso yo, que tan solo era un feligrés lo hacía, centrarte en el necesitado era la base de la mayoría de religiones. Miré a mis alrededores, viendo que, aunque la habitación era elegante tenía una decoración sencilla, aunque no espartana, no parecía deshacerse de comodidades, curioso, ciertamente curioso. -Dime querida Akami, ¿en que se basa tu orden? ¿A qué os dedicáis?. No procuraba ser cotilla, tan solo quería darle algo de charla, era lo mínimo que podía hacer. 
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Última modificación: 06-12-2022, 02:18 AM por Akami Ameryuu.
El huésped frente a ella se había despertado, del golpe y sin imprevistos, cosa que puso un poco nerviosa a la sacerdotisa- Sip... es un lugar que siempre esta nublado... pero... Amaterasu representa el sol, el sol representa la luz y la luz... representa esperanza- dijo ella mientras miraba a el peregrino- Shinatsuhiko... el dios de los vientos... seria una elección lógica... pero... tengo mis motivos jeje- mencionaba vacilante. 

 Aquel peregrino se había acercado a el Kotatsu donde se encontraba Akami, sentándose en la postura del loto- Karibachi... Karibachi... Kari... Kari-san... suena bien- decía estas palabra como si las memorizase para no olvidarlas- ¿Es un viajero?- se pregunto a si misma mientras escuchaba las palabras de Karibachi- Comprendo... aunque... No se ve tan viejo Kari-san...- dijo con sinceridad cierto, se veía mayor que Akami por mucho, pero viejo, no tanto- Un peregrino... alguien que viaja en busca de sabiduría y conocimiento... increíble- dijo la chica con una sonrisa- Me gustaría escuchar sus historias Kari-san... suenan interesantes...- dijo con una sonrisa infantil.

 -Me alegra...- dijo sonreía, era como estar frente a una niña pequeña- Honestamente... me preocupaba que no le gustara jeje- dijo para después responder a quela reverencia con un reverencia también, era ligera y delicada, es como si dijera: No hay de que- luego de eso Akami se disculparía por llevar arrastras a Kari a lo que este solo respondió dando las gracias- No hay de que... lo haría de nuevo si se me diera la oportunidad... salvar y ayudar a alguien más- dijo con una sonrisa la cual ocultaba un rostro de tristeza.

 -Mmm… supongo que algo tarde- dijo viendo el atardecer por la ventana de la habitación- Por cierto...- dijo mientras se levantaba del Kotatsu y se dirigía a un pequeño armario en la habitación y lo abrió para sacar una toalla y un Samue de color azul marino y ponerlos en el futón- Ropa limpia y una toalla... si desea tomar un baño, al final de pasillo a mano derecha, hay dos puertas, la de la izquierda son las duchas y la de la derecha son las aguas termales de la iglesia- dijo la sacerdotisa con un tono de hospitalidad y amabilidad.

 -Bueno... actualmente no me dedico a nada... o al menos no a nada sacerdotal o referente a la Iglesia ya que la iglesia no esta activa por ahora, es mas, estamos solo nosotros dos en ella justo ahora- dijo mientras bostezaba ligeramente- Arrastrarte me dejo un poco cansada... sumado a el calor del Kotatsu...- dijo recostándose de nuevo en el Kotatsu cerrando los ojos poco a poco mientras era llevada al mundo de los sueños. Se había dormido sin darse cuenta, bueno, Kari tampoco es una plumita de algodón, y el Kotatsu tenia aquel efecto relajante debido a lo confortante de su temperatura, lo necesario para dormirse sin previo aviso.
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Última modificación: 06-12-2022, 09:08 PM por karibachi.
Parecía tener algunos problemas para expresarse y relacionarse. "Debe de llevar mucho tiempo sin hablar con alguién" Pensé mientras ella que me podía un pequeño apodo cariñoso con el que llamarme, terminó decidiéndose por "Kari-san" nadie me había llamado así y mira que me habían llamado de mil formas ya. -Así es, me dedico a viajar en busca de conocimiento y sabiduría.- Parecía fascinada, no era la primera vez que pasaba, recuerdo en mi juventud, cuando los templos estaban habitados, que los monjes de clausura envidiaban a los peregrinos por poder viajar y conocer mundo... Al menos ellos dormían en caliente y bajo techo. Sonreí a la chiquilla con amabilidad y ternura, que alababa y pedía historias. -Bueno, quizás mas tarde pueda contar algunas a la hora de la comida... O la cena, la verdad es que no se que hora es jejeje...- Me rasqué la nuca algo avergonzado por mi ignorancia, aunque tampoco demasiado, la verdad es que no sabía cuantas horas llevaba sin conocimiento. 

Aún así Akami era muy hospitalaria, no solo me había preparado algo de comer, sino que también preparó el baño y ropa limpia para que pudiese estar cómodo, desde luego había un alma pura en ella. Sonreí con gran alegría y gratitud, mostrando mi simpatía.-Te lo agradezco enormemente Akami, espero que la vida te recompense por tus buenos actos.- Hice una pequeña reverencia de gratitud con la cabeza. Seguí escuchándola mientras me contaba que ahora mismo la iglesia estaba cerrada, que llevaba así un tiempo y eso hacía que la muchacha estuviera con una mano sobre otra, no realizando sus obligaciones clericales. Aquello era extraño ¿Por qué la iglesia estaba cerrada? La deidad en cuestión era conocida y venerada, algo no cuadraba. Con un rostro confundido apoyé mis brazos en el tablón de madera del kotatsu. -Dime Akami ¿Por qué la iglesia esta cerrada?- Aquella pregunta me resultaba interesante, aunque podía llegar a imaginar la respuesta, mas bien esperaba no encontrarme con aquel motivo que imaginaba. 

Durante la gran época oscura los imperiales se dedicaron a tirar todos los templos que vieron, de hecho me resultaba extraño que esta pequeña iglesia estuviese en pie; no querían que otras deidades pudiesen rivalizar con su líder Yogensha, eso serían pruebas de la mortalidad del hombre. Aquel hombre no era estúpido, hizo todo lo posible por ser el único dios conocido, así no habría esperanza ni opción de revolución, aunque lo que pretendía era difícil, hacer desaparecer una religión solía provocar el resultado contrario. Curiosamente los fieles se volvían mas fieles ante la adversidad, aquella destrucción y agonía no hizo otra cosa sino reforzar su fe y su idea de esperanza. 

En cualquier caso mi pregunta no obtuvo respuesta, cuando me quise dar cuenta aquella mujer se había quedado dormida ¿Tan tarde sería? Quizás fuera por la pesada vida que tenía. "Debe estas agotada de cargar conmigo y preocuparse por mi, mejor le dejaré dormir" Sonreí comprensivo mientras me levantaba en silencio, procurando no despertar a la chiquilla, dirigiéndome al baño para darme una ducha, dejando la opción de las aguas termales para mas adelante, quizás. 
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Última modificación: 08-12-2022, 08:46 PM por Akami Ameryuu.
- Me gustaría mucho jeje...- dijo ante la propuesta de Karibachi sobre escuchar sus historias - Mmm… la cena... creo que la preparare mas tarde- dijo con una sonrisa- ¿Por que estoy nerviosa?... es la primera vez que me pasa...- pensaba en sus adentros- En cuanto a la hora... creo que serian las 6 de la tarde o las 7... bueno, no creo que sea tan tarde, esta oscureciendo apenas- dijo mirando el cielo nocturno a través de la ventana- Sobre el tiempo que estuvo inconsciente... creo fueron una o dos horas...- dijo la chica mientras bostezaba ligeramente.

 - No hay de que...- dijo ante los agradecimientos de Karibachi- Ojala los dioses te escuchen Kari-san... aunque... creo que ya lo han hecho- dijo con una pequeña sonrisa, recordando los cambios que dio su vida gracias a Saito y los demas- Sip... creo que ya lo hicieron...- dijo reafirmando sus palabras de antes- Es... e... poque... urio...- balbuceaba antes de quedarse dormida, no pudo explicarle a Karibachi la razón del porque la iglesia se encontraba cerrada- Gomen... Kari-san...- penso mientras terminaba de dormirse.

 Akami soñaba con una vida diferente a la que tuvo, una vida, donde si había conocido a sus padres, una vida donde nunca incendio aquel orfanato, una vida donde no fue apuñalada por la espalda por las sacerdotisas del templo de la lluvia, una vida... sin cicatrices ni heridas... en aquel sueño parecía estar feliz... parecía... ser una Akami diferente... sin marcas en su piel, pero... incluso en esa hermosa visión de una vida diferente... algo malo debía ocurrir... y es que, mientras Akami paseaba en su sueño tomaba de las manos de sus padres, aquel paisaje, se volvió algo post apocalíptico, el terror en su rostro, la mirada de desesperación de las personas que quería mientras ardían, despertaron a Akami del tiro.

 Con los ojos semicerrados busco a Karibachi torpemente en el habitación- Kali...-tan?- balbuceo en busca de una respuesta, al no escuchar ninguna abrió los ojos por completo y vio que las toalla y la vestimenta no estaban- ¿se fue a duchar?- se pregunto mientras miraba los utensilios que anteriormente Karibachi había utilizado- Voy a lavar esto- dijo tomando las cosas de la mesa y salir de la habitación para dirigirse a la cocina. Una vez en la cocina, empezó a lavar los platos- QUE FRIA- dijo al sentir la temperatura del agua en sus manos- Creo que debería empezar a preparar algo de cenar- dijo mientras miraba un momento las ollas y utensilios de cocina- Mmm… supongo que mas tarde tomare un baño- dijo mientras sacaba algunos vegetales y hortalizas de la lacena- ¿debería preparar?- se pregunto mientras cortaba las zanahorias, las cebollas y las papas.

 Lo mas posible, era que prepare ramen o un Gazpacho- dijo con una sonrisa- Me gustaría escuchar las historias de Kari-san... cuando termine de bañarse, le pediré que me acompañé- dijo con una ligera sonrisa.
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El baño no era especialmente grande ni lujoso, en realidad era algo espartano y pobre, digno de una iglesia, pero era lo suficiente como para poder ducharme y salir limpio y fresco. Miré a la alcachofa de la ducha mientras el agua caliente caía sobre mi rostro, serio, inexpresivo incluso. -Ais... Estoy demasiado lejos de casa... ¿Cómo estará Bakura?- Hacía ya semanas que no veía a mi pareja y mi hija, ellas se habían quedado en casa mientras yo viajaba para reunir información sobre el estado del mundo, necesitaba confirmar en que había quedado todo y como poder empezar de nuevo. 

Tras un rato y una buena lavada cerré el grifo, escuchando ya solo pequeñas y escasas gotas cayendo de mi cuerpo contra el suelo mientras recordaba lo pasado hasta hoy, el nuevo imperio le había quitado a mi familia demasiado y no solo me refería los Kamizuru, os cuales lucharon valientes contra Yogensha y su ejército hasta que lograron invadir cada calle de Iwagakure. Ah... Aún recordaba ese día, las órdenes directas del líder del clan y como luchamos todos en vano, procuramos taponar todas las entradas, luchando contra soldados imperialistas por doquier, el problema no fue ese, sino la bestia de la discordia que plantaron durante mucho tiempo en las mismas entrañas de la aldea. Los aldeanos, engañados y traicioneros, nos atacaron a los shinobi por la espalda, luchando contra quienes les protegíamos para permitir un acceso al enemigo, invadiéndonos, como un virus entrando en el torrente sanguíneo. Me senté en una banqueta que había en el baño, cogiendo una toalla para ir secándome poco a poco. -No creo que encuentre un lugar mas tranquilo en esta zona, quizás deba ir a otra región.- Pensaba en voz alta, no es que estuviese pesimistas, sino que llevaba viajando mucho tiempo por aquel lugar del mundo para saber que en Kiri las fuerzas imperialistas eran muy grandes, al menos en Iwagakure era mas fácil esconderse. Me vestí rápido con aquella ropa de monje que Akami me había prestado, era mi talla y, la verdad, es que no se diferenciaba demasiado de mi ropa, blanca, ancha y cómoda. 

Salí del baño habiéndome deshecho de mis malos pensamientos por el sumidero, como la roña que quedaba en el agua. -Ahh... Que gusto ducharse en un baño de verdad y no aprovechando una cascada, ya empecé a pensar que el agua no podía estar calien...- Me detuve a mirar la habitación donde había dejado a Akami dormida, ella ya no estaba y tampoco mi ropa. Mi cara empezaba a ser un poema al pensar que podía haberme robado mis cosas y se hubiera largado, no es que me importase demasiado perder mis cosas, mas mi manto y mi sombrero eran sagrados, eso si que no podía perderlo antes que la propia vida. 

Realicé un sello con ambas manos, llenando la habitación en la que estaba de abejas que revolotearían a por todas partes de forma aparentemente caótica, las miré con seriedad. -Encontrad mis enseres, mas no dañéis a quien las posea, tan solo cortadle el paso.- En cuanto di la orden las abejas se desplegaron en todas direcciones, saliendo del cuarto e investigando por las demas salas de la iglesia. 
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Última modificación: 11-12-2022, 04:25 AM por Akami Ameryuu.
- Mmm… me pregunto... de donde vendrá Kari-san- se preguntaba la sacerdotisa mientras comenzaba a preparar aquel gazpacho, pues era una cena nutritiva, deliciosa y ligera- Nanda nanda… me pregunto donde estará Neko...- murmuro mientras ponía al fuego aquel gazpacho para que se cocinase- Bien... mientras tanto...- dijo mirando el atavió de Karibachi- Creo lavare la ropa de Kari-san... esta sucia y sudada... seguro viaja mucho- dedujo mientras tomaba aquellas indumentarias sucias y meterlas en una canasta de plástico para después comenzar a caminar en dirección a la salida de la cocina. Mientras caminaba podía escuchar zumbidos y aletos de insectos- ¿Una colmena?- se pregunto mientras bajaba al sótano de la iglesia- Bien... este lugar... es muy oscuro- dijo mientras creaba una pequeña flama en su mano- Así esta mejor- dijo para después prender algunas antorchas, quizás de toda la iglesia, el Sótano era el lugar mas viejo y antiguo, pues no tenia luz, y era muy oscuro y sus decoraciones eran viejas y desgastadas.

 - Que miedo...- murmuro mientras bajaba por las escaleras y caminaba por un pasillo oscuro, ligeramente iluminado por las antorchar, era como una vela de cumpleaños en un cuarto oscuro- ¿Por que este lugar es tan oscuro?- se pregunto mientras seguía caminando por aquel pasillo con la sesta de ropa en sus manos, y así estuvo por unos minutos hasta llegar a una puerta- Al fin...- murmuro mientras empujaba aquella puerta corrediza- Bien... mientras mas rápido termine, mas rápido me iré- dijo mientras llenaba una ponchera con agua y echaba las vestimentas del peregrino en ella- Fría...- murmuro al meter sus manos en el agua- Nanda, ¿por que es tan fría el agua de este lugar?- murmuro quejándose, luego de eso, le echo detergente y jabón a las ropas mientras las estrujaba con delicadeza para lavarlas- Mmm… creo que así esta bien- dijo para después enjuagar aquellas ropas.

 - Bien... ahora a secarlas- dijo después de exprimir aquellas prendas- Mmm… no hace sol así que...- dijo poniendo sus manos sobre los ropajes- Concéntrate...- murmuro mientras emitía chakra katon de sus manos, mientras vapor comenzaba a salir de los ropajes- Si es mucho... se quemara... si es poco... quedara húmeda... si es perfecta... estará seca- murmuraba mientras tenia los ojos cerrados- Yatta- dijo mientras abría los ojos- lo hice... Lo Hice... LO HICE... !!LO HICE¡¡- dijo saltando de alegría debido a que la ropa estaba intacta, estaba seca y limpia y olía bien- Cada vez... cada vez controlo mejor mi chakra…- dijo recordando cuando ni siquiera sabia lo que era el chakra- Supongo que ya no habrá peligro de que queme otro lugar... o que lo reduzca a cenizas- dijo con un tono de pesadez, para después echarse de aquella agua fría en la cara.

 -Kyaaa... esta friaaaaa- dijo quejándose- Pero... ya espabile... volveré con Kari-san e iré a ver la comida- se dijo mientras se encaminaba de nuevo a la cocina, apagando el gazpacho y esperando a que se enfriara un poco para servir la comida- Bien... no se quemo- dijo con alivio- Supongo que ahora le llevare esto a Kari-san- dijo mientras salía de la cocina y al poco tiempo, escucho un zumbido a sus espaldas- ¿Una abeja?- de dijo volteando el rostro- A... ama... Amaterasu ten piedad- se dijo mientras veía aterrada aquel cumulo de abejas- Ara ara… yo me voy- dijo mientras emprendida carrera en dirección a la habitación de Karibachi- KARI-SAN NOS ATACAN ABEJAS- dijo entrando por la puerta de la habitación y cerrándola con fuerza- ¿De donde salieron?- dijo aterrada- Fui a preparar la cena y lavar su ropa, cuando volví, esas abejas empezaron a perseguirme- dijo haciendo bolita en el piso, Akami tenia miedo de los insectos fuera de la habitación, no por ser insectos si no por estar tantos juntos- No hay ningún panal en la iglesia... ¿de donde salieron?- decía con la sesta de ropa a un lado de ella, claro, nunca soltó aquella sesta. Bueno seria el colmo, lavar, exprimir, secar y calarse el agua fría para poder alistar aquella ropa y después soltarla porque una abejas del choto aparecieron de la nada o al menos así era como lo veía nuestra sacerdotisa del sol Akami, quien yace asustada frente a el peregrino Karibachi.
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Los enjambres no tardaron demasiado en encontrar al ladrón, o bueno, ladrona mas bien. pues quien tenía mis cosas era la misma Akami, que había entrado despavorida, aterrada de mis pequeñas amigas. Le miré algo confundido, con una ceja levantada. -¿Tu tienes mis cosas?- Pregunté extrañado, acercándome a ella. -Oh claro, perdona.- Volví a caer en que las abejas estaban aún revoloteando y golpeando la puerta, realicé un sello especial con ambas manos, un sello que solo utilizaba el clan Kamizuru, que hizo que las abejas desapareciesen y dejasen de oírse esos golpecitos en la puerta.
Me agaché a su lado, intentando tranquilizarla poniéndole la mano en su hombre, ahora que no llevaba el manto podía ver los tatuajes de mis brazos y los mandalas de los enveses de mis manos.-No te preocupes por las abejas, ya no están, mas dime ¿Dónde dejaste mi manto y mi sombrero? Son objetos muy preciados para mi.- Procuré sonar tranquilizador, lo último que quería era que se alarmase mas, ya había conseguido dejarle en posición fetal en una esquina iba a darle un infarto a este paso. Me levanté un momento para abrir la puerta, mostrándole que aquellos insectos ya habían desaparecido. -¿Lo ves? Ya no están.- Sonreí apacible y simpático para mostrarle que no había peligro alguno. 

Me senté frente a ella en la postura del loto, apoyando el peso de mi tronco sobre mis rodillas.-Discúlpame, quizás traer a mis abejas fuera excesivo, mas pensaba que me habían robado.- Miré hacia el suelo, mi rostro se mustió, mostrando cierta tristeza. -No es que posea muchas posesiones, mas ese manto y ese sombrero... Son lo único material que tiene un valor para mi.- Di un pequeño suspiro melancólico, aquellas prendas pertenecieron a mis padres, mas no podía tener un recuerdo de ellos, pues tuvieron que morir para que yo pudiese nacer seguro bajo la aldea, aquel manto y aquel sombrero me acercaba a ellos; cuando los llevaba sentía que sin conocerlos me arropaban y protegían. Sí tan solo era un trozo de tela y otro de mimbre, sin embargo el valor de un objeto es el que le damos, por eso para mi el dinero no era mas que metal innecesario, peso en el bolsillo que me ataba a un sistema que atormentaba el alma. 
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Aquellas abejas le habían dado un gran susto a nuestra pequeña Akami la cuál ahora mismo estaba en posición fetal arrinconada en una esquina de la habitación- Si... yo las fui a lavar...- dijo mientras le entregaba la sesta con la ropa a Karibachi- Yo... después de que desperté no lo vi en ningún lado, entonces fui a preparar la cena y baje al sótano a lavar la ropa, pero cuando volví... cuanfo volví aquellas abejas me empezaron a perseguir- explicó ella con un tono de voz algo alterado- ¿Por que?- murmuró algo confundida ante las disculpas del peregrino.

Luego contempló las acciones de Karibachi cosa que le impresionó- No abras esa pauerta- dijo ella casi gritando debido al miedo, pero para su sorpresa las abejas habían desaparecido- ¿Pero qué?- Se preguntó mientras se levantaba de aquel lugar y se asomaba por la puerta- Kari-san... ¿mencionaste que eran tus abejas?- preguntó ella recordando las palabras del peregrino- Kari-san... ¿puedo confiar en ti?- pregunto ella mientras le miraba a los ojos.

Si la respuesta era "si", ella miraría a los ojos a Karibachi para después sacar un pequeño estuche de entre sus ropas, aquel estuche media alrededor de 15 cm y no era muy grueso o ancho que digamos. De aquel estuche sacaria un pequeño y delgado pergamino y un pincel delgado, se sentaria en el suelo como si estuviese sentada en el Kotatsu, para despues desplegar aquel pergamino. Y empezaría a trazar lineas en aquel papem con el pincel lleno de tinta- Chouju Giga: Nezumi- dijo para que después los trazos tomaran las forma de un ratón dibujado en el papel para que después aquel dibujo surgiera en forma de ratones hechos de tinta, era una decena de ratones. -

 Soy una Emaki Ninpo... pero... desde pequeña me dijeron que era una bruja... una hechicera... y cosas por el estilo... después de todo, nací en un pueblo alejado de las guerras y los shibobis... por eso... me torturaron de pequeña en incontables ocasiones... me arrinconaron hasta tal punto que... desperté mi naturaleza del chakra... incendiando el orfabato en donde vivía por error... pero eso... solo empeoró las cosas... me enviaron a un templo donde las torturas eran peores... por eso escape de aquel lugar... y estuve huyendo hasta encontrar esta Iglesia... luego me uní como Aspirante a Sacerdotisa... poco despues me convertí en una... pero hace poco el Obispo de la Iglesia murió... por eso la Iglesia no tiene actividad hoy en dia...- dijo ella revelando su pasado- Son pocas las personas que saben de esto... Kari-san... me gustaría... saber mas sobre sus viajes- dijo ella mirando a otro lado, estaba vacilando con la mirada.

Si la respuesta era "no" simplemente se alejaría  un poco de el lugar.
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Aquella mujer, aterrada, me entregó la ropa,  al menos pude terminar de vestirme y con un fresco aroma a limón, delicioso sin duda, aunque no pareció durarle demasiado el miedo, cuando vio que por arte de magia los insectos desaparecieron comprendió la situación, pudo ver que aquel hombre que estaba a su lado era un shinobi y, con este conocimiento llegó una pregunta. Ella quería saber si yo era de confianza, una pregunta difícil de responder, pues lo que yo dijese tenía no tenía mucho valor, la confianza se forja con tiempo, no es que de dos minutos hablando ella tuviese razones para confiar en mi. Aún así comprendí que la mujer solo quería compartir un secreto que le reconcomía por dentro, así que, con un rostro comprensivo me senté frente a ella y puse mi mano derecha en el pecho y afirmé con la cabeza de forma contundente, dejando claro que no diría nada sobre aquel tema. 

Tras ese pequeño momento ella sacaría un sutil plumier, el cual guardaba un pergamino, un pincel y en un lateral un deposito de tinta, se sentaría frente a mi para desplegar el papel y con soltura y habilidad dibujó unos cuantos ratones, adorables y coquetos. Estos pequeños roedores cobrarían vida, saliendo del pergamino, de colores blancos y con trazos finos, preciosos y divertidos, juguetones y risueños, ante esta nueva información no pude hacer mas que sonreís mientras jugaba con los artificiales animales, cogiéndolos y acariciándolos, pareciendo un niño emocionado. -Pero que cosa mas increíble, Akami.- Desde luego no había visto a ninguna persona con esa habilidad. Por lo que ella explicaba parece que tenía conocimientos sobre el ninjutsu, unos conocimientos espectaculares y hermosos, pero fue castigada por ello, pues la ignorancia venció a la razón de las mentes que la rodeaban. No pude hacer otra cosa mas que apenarme mientras le miraba, con una situación algo graciosa, teniendo sobre mis brazos y cabeza varios de esos ratones. -Debe ser una vida muy solitaria, siento que tu vida haya sido tan complicada.- Bajé los brazos para que los roedores bajasen al suelo. -Mis técnicas no suelen causar mas que rechazo en la gente, no parecen gustarle las abejas. Sin embargo...- Realicé un sello con ambas manos para que a mi alrededor se invocase un enjambre de abejas ninhachi a mi alrededor, revoloteando tranquilas, posándose sobre mi y examinando con cautela a la mujer que habían asustado antes. -Tranquila, no te harán nada.- Una abeja exploradora y tímida se quedó estática a unos centímetros de la cara de la mujer, aleteando con fuerza unos segundos para luego dar un pequeño baile en su vuelo, volviendo hacia mi mientras extendía un dedo para que se posase en este.

Miré con compasión y cierto cariño a Akami, una mirada cálida y acogedora, después sonreí mirando a los ratoncillos que aun correteando aún a i alrededor.-Nunca temas quien eres.- Le guiñe un ojo como símbolo de amistad y le sonreí alegre. -Sobre mis viajes, mucho podría contar, sin embargo no hay tanto tiempo para escucharlo todo. Aunque... Quizás pueda contarte una de mis historias.- Carraspeé un poco para aclarar la voz. -Tiempo ha viajaba junto una kunoichi de cualidades especiales. Su nombre era Nana, el Demonio del Olvido.-
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Bueno, kari esta baneado y este tema abandonado, asi que pasa a estar,

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