[Común] Antes del nuevo comienzo [Priv.]

Era Antigua, construcción de la aldea escondida entre las hojas.
Tiempo antes de la fundación de las aldeas,
País del Fuego, Primavera, 10:30hrs.

La civilización gozaba de avances vertiginosos. Las casas y la propiedad privada habían hecho aparición tiempo atrás, por lo que en los caseríos organizados se respetaban las posesiones físicas y materiales que cada persona o familia tuviera, al tiempo que se había instaurado una especie de orden que trataba de tener en cuenta a las familias que conformaban ese pequeño grupo de individuos. Sin embargo, la evolución no era suficiente como para decir que había estructura de estado, mucho menos se tenía idea de feudos, de aldeas, de militares y de rangos.

Poco se sabía del funcionamiento del mundo en esa época. Hasta ahora, sólo se conocía que algunas personas habían sido bendecidas con una especie de poder, uno que les permitía mutar y controlar las fuerzas de la naturaleza y sus elementos, pero poco más que eso. Con la aparición del chakra, un nuevo capítulo había dado inicio, la supervivencia era vital dado que los pequeños asentamientos se habían visto en la necesidad de evolucionar para poder defenderse de quienes buscaban hacerse riquezas a costa del trabajo y la vida de otros.

Aquel caserío, sin embargo, contaba con varias personas que no solo habían tenido dominio del chakra y habían sido “bendecidas” con aquel poder, sino que empezaban a organizarse de forma que, las familias, llamadas clanes, empezaron a designar entre ellas a una persona que fuera capaz de organizar y liderar los procesos al interior de cada una y así mismo, capaz de velar por los intereses de los suyos. El consejo de clanes se había formado hacía ya un par de meses y hasta ahora, contaba con el apoyo de la mayoría de la sociedad que se había asentado en esa zona, dado que había provisto de personas versadas y entrenadas en el manejo del chakra para aportar seguridad a la zona.

Uno que otro incidente pasaba desapercibido o tenía lugar a altas horas de la noche. Se hacía imposible en ocasiones cubrir todos los flancos posibles y esto mismo había hecho que pequeños escuadrones se organizaran para labores de vigilancia en las principales zonas y claro, estos mismo en principio tuvieron que irse desglosando porque requerían menos personas que pudieran cubrir periodos de tiempo más largos. Así, grupos de tres y hasta cuatro versados del chakra fueron designados para la guardia diurna y nocturna del poblado.

Para ese día, Naoe había sido designado como apoyo a otros dos chicos. O al menos eso le habían dicho. No los conocía, de hecho, no los había visto jamás en reuniones y él precisamente era el abanderado del clan Senju, por lo que estaba un tanto intrigado por conocerlos. Él, a su corta edad, ya era conocido como uno de los versados más imponentes, pues se sabía que era capaz de dominar dos elementos de la naturaleza y, además, una especie de combinación de estos llamada Mokuton. Sin más, el joven Senju se encaminó aquella mañana haca el sitio de reuniones, dónde solían verse quienes terminaban la guardia anterior y justo ahí, pasaban su reporte al pelotón entrante.

La caseta no era demasiado grande, era cuando mucho un salón con medidas de 5x10metros, con ventanas altas que permitían que la luz entrara, pero no se lograba ver ni el exterior ni el interior de la calle. Entró a ella con cuidado, y tras esto cerró la puerta, se quedó un momento mirando por una de las ventanas, un rayo de luz entraba iluminando todo el sitio lo suficiente para verlo todo. Suspiró y esperó ahí a que los demás se hicieran presentes. Seguro no tardarían demasiado en llegar, la hora de la guardia empezaba justo a las 11:00hrs.

—Bien, empezaré por organizar mis cosas, deberían llegar pronto…—

Se dijo así mismo mientras ponía en su mochila comida, agua y víveres que pudieran ayudarle en la ronda, así como artefactos que le sirvieran para sanar heridas en caso de tenerlas él o alguno de sus compañeros.

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