[EVENTO GLOBAL] R.E.S.E.T: El Refugio Escondido entre las Hojas
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R.E.S.E.T: El Refugio Escondido entre las Hojas

Región 4: Konoha
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Konohagakure no Sato, la Aldea Oculta del País del Fuego, se ha convertido en el último bastión de la humanidad, el punto de encuentro para todos los sobrevivientes que han huido del caos global. La aldea, una vez un lugar de vibrante actividad y orgullosa historia, ahora se encuentra bajo una presión sin precedentes. Las proyecciones científicas han señalado que las paredes que una vez ofrecieron seguridad y protección pronto serán el límite final. En el corazón de este punto crítico, donde se han concentrado miles de personas desesperadas, la realidad es un caldero de incomodidad y desesperación. Las calles y avenidas que antes estaban llenas de vida y dinamismo ahora están saturadas con una densa masa de seres humanos, todos amontonados en un espacio cada vez más reducido. La falta de recursos es palpable: los suministros esenciales como alimentos, agua y medicinas están severamente racionados, y las tiendas y mercados están vacíos, las estanterías desbordadas de productos agotados que no se repondrán.

La sobrepoblación ha llevado a una congestión abrumadora en todos los rincones de la aldea. La infraestructura de Konohagakure, diseñada para una población mucho menor, se ha visto colapsada bajo el peso de esta afluencia masiva. Las calles, que alguna vez sirvieron para el movimiento ágil y eficiente de los ninjas, ahora están abarrotadas de personas que apenas pueden moverse. Las áreas de refugio improvisadas, instaladas en el Distrito Central y la Villa Nueva, están atestadas, con familias hacinadas en espacios reducidos sin privacidad ni comodidad. Las áreas públicas se han convertido en campamentos improvisados, donde la gente duerme en el suelo, en colchones y mantas en desordenado caos. Los baños y duchas, ya escasos en la mejor de las circunstancias, se encuentran sobrecargados, y la falta de higiene es un problema creciente que afecta la salud de todos.

El miedo y la incertidumbre impregnan el aire de Konohagakure. Los sobrevivientes, que han llegado con esperanzas de encontrar un refugio seguro, se enfrentan a una realidad mucho más dura de lo que esperaban. Los rumores sobre la barrera antimateria que avanza hacia la aldea, junto con los temores sobre los cultos y las facciones extremistas que han surgido, han creado un ambiente de ansiedad y desconfianza. La falta de organización y coordinación entre los recién llegados y los residentes originales ha exacerbado la situación, llevando a conflictos internos y luchas por los recursos escasos. La desesperación ha llevado a algunos a cometer actos desesperados, lo que a su vez ha alimentado la tensión entre los diferentes grupos de personas que se han aglomerado en la aldea.

Los ninjas más fuertes de Konohagakure, que una vez fueron los guardianes de la aldea, partieron semanas atrás en un último intento de salvar el mundo del avance implacable de la barrera antimateria. Su ausencia se siente profundamente en la aldea; los residentes y sobrevivientes deben enfrentar la crisis sin el apoyo de sus protectores más hábiles. La falta de liderazgo militar y estratégico ha dejado un vacío de poder y dirección, haciendo que la situación sea aún más caótica. Sin la guía y la protección de los más experimentados, la población de Konoha se encuentra desorientada y vulnerable, tratando de mantenerse a flote en medio del creciente desorden.

En el Distrito Central, la brecha entre los antiguos residentes y los recién llegados se ha ampliado. La calidad de vida en el centro, que solía ser significativamente superior, se ha visto comprometida por la afluencia de sobrevivientes. Las áreas antes exclusivas y bien mantenidas ahora están abarrotadas y deterioradas, con las instalaciones de la aldea luchando por soportar el peso de la crisis. El contraste entre el Distrito Central y la Villa Nueva, que ya era notorio, se ha vuelto aún más agudo. Mientras los residentes originales intentan preservar lo que queda de su forma de vida, los nuevos llegados luchan con la realidad de la escasez y el desorden. La falta de recursos y la falta de espacio han exacerbado las tensiones entre estos dos grupos, creando una división más profunda y un ambiente de creciente resentimiento y frustración.

El miedo también se manifiesta en las personas que han perdido toda esperanza y que ahora se enfrentan a la desesperación pura. La tristeza y la desolación están grabadas en los rostros de los habitantes de Konoha, mientras ven cómo la barrera antimateria avanza y el tiempo se agota. Las noticias de la devastación que ocurre en otras partes del mundo llegan de manera intermitente y confusa, intensificando el sentimiento de impotencia entre los sobrevivientes. La incertidumbre sobre el futuro, junto con la incapacidad de cambiar su destino, ha llevado a un estado de parálisis emocional en muchos. Las noches son largas y oscuras, llenas de susurros y murmullos de miedo, mientras los habitantes de Konoha luchan por encontrar algo de consuelo en un mundo que se está desmoronando a su alrededor.

La esperanza, que una vez pudo haber sido el motor que impulsó a la gente a llegar a Konoha, se ha convertido en una llama tenue y parpadeante. A medida que el tiempo avanza y la barrera antimateria se acerca, la sensación de que el fin es inminente se vuelve más palpable. Los esfuerzos por mantener la esperanza se ven ensombrecidos por la realidad brutal de la situación. La comunidad, una vez vibrante y dinámica, se enfrenta a la última etapa de su existencia con una mezcla de resignación y desafío. Cada día que pasa se siente como un recordatorio de la inevitabilidad del fin, y la lucha por sobrevivir se convierte en una batalla tanto contra el entorno como contra el destino que parece inevitable.


Código:
1- Hola a todos. Los que quieran unirse, tienen hasta el domingo 11 para postear
2- Después del domingo, las rondas serán cada 72 horas.
3- De no hacerlo, y donde se encuentre el personaje en ese momento, puede que sea consumido por la onda antimateria de R.E.S.E.T. En caso de ser así, tienen 1 turno extra para huir o morir. 
4- Si no postean y no están en riesgo de ser consumidos directamente, usaremos un sistema de 3 strikes. Cada strike más grave que el otro con consecuencias relevantes a lo que esté pasando
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Hades estaba en konohagakure, algo en este lugar se le hacia conocido, aun que no sabia que, solo sabia que tenia que vivir-¿entonces?¿que haremos?-pregunto shadow, una de las consciencias de hades, no estaban seguros de que estaba pasando, tenían la sensación de que debían saberlo, pero no lograban recordarlo-no podemos morir, no aun, quiero saber quien es mi maestra-dijo hades mientras mantenía una distancia segura con la multitud alborotada, o lo intentaba, pero en estas condiciones era difícil-estoy pensando en escapar de aqui, donde sea que estemos, y buscarla, tal vez si la encontramos nos reconozca, y pueda hacernos recordar-dijo hades mientras buscaba una ruta de escape con la mirada-

Estaban una situación complicada, sin memorias y sin saber que pasaba, pero había un mal presentimiento, lo sabían en la forma en que sus marcas dolían, iban a morir, no sabían como, pero sabían que lo harian, algo hacia que las marcas negras reaccionaran sintiendo el peligro, y eso era doloroso, pero tenían que concentrarse en tratar de recordar, donde estaba su sensei, y quienes eran-no es muy viable salir de aqui, sin memorias como estamos podría salir incluso peor-dijo good, una 3 consciencia, que era la madurez de la cabeza-lo se, pero quiero saber quien es mi maestra, y tal vez logre recordar algo mas-dijo hades, mientras seguía buscando una ruta de escape con la mirada. El ambiente estaba tenso, y la gente estaba alterada, aun que hades estaba calmado, no recordaba como sentir miedo, y no le salía de forma natural. Solo quería recordar todo, y volver a ver a su sensei, fuese quien fuese, y al precio que fuera.
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Caminando entre las sombras que se extendían como tentáculos en la noche, un shinobi solitario se acercaba hacia... ¿la nada? Siempre había sido un lobo solitario, vagando sin rumbo por un mundo que lo rechazaba. La vida, cruel y despiadada, lo había golpeado una y otra vez. Sin embargo, contra todo pronóstico, encontró un refugio, un lugar donde sentirse parte de algo. Pero la felicidad fue efímera, y en un abrir y cerrar de ojos, lo perdió todo. La primera oleada de desintegración se llevó consigo a Touka y su familia, quienes, con su bondad y cariño, habían demostrado al Uchiha que incluso él, marcado por la soledad, tenía un lugar en el mundo.

Para empeorar las cosas, la inmortalidad que obtuvo ahora se había convertido en una jaula de la que no podía escapar. Cada amanecer lo enfrentaba a la cruda realidad de su interminable existencia. La muerte de Touka había dejado un vacío insondable en su alma. Noche tras noche, hundía a Sutōmucheisā en su pecho, un intento desesperado por sentir algo, cualquier cosa, para liberarse del ciclo de dolor. La sangre salpicaba, manchando sus alrededores, pero con el amanecer, las heridas sanaban, dejando solo las cicatrices de un corazón irremediablemente roto.

Parado en algún lugar de la aldea, Muken solo observa con atención sus alrededores sin decir ni una sola palabra, quieto como un caparazón vacío.

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El caos en Konohagakure se siente como una sinfonía de desolación, resonando en cada rincón de la aldea. Las calles, antes rebosantes de vida y actividad, ahora se han transformado en un laberinto de cuerpos amontonados, una maraña de desesperación y desolación. Las personas se acurrucan en colchones raídos y mantas sucias sobre los fríos suelos de las avenidas, su sueño roto en una lucha constante por el espacio y la supervivencia. Viejos residentes y recién llegados se entrelazan en una danza tensa de convivencia, mientras el conflicto entre los habitantes originales y los refugiados se intensifica. Aunque algunos han abierto generosamente sus puertas, otros los enfrentan con frialdad y hostilidad, acentuando una división que se ha transformado de una confrontación rebelde-imperial en una grieta dolorosa entre los konohanianos y los recién llegados.

Las tiendas, que antes eran bulliciosas con el bullicio de comerciantes y compradores, ahora se encuentran desiertas, como conchas vacías de una vida que se ha desvanecido. Las estanterías, antes rebosantes, ahora se han vaciado de productos esenciales, y lo que queda es custodiado celosamente en almacenes bajo el control de las pocas autoridades aún presentes. La escasez de alimentos y suministros ha sumido a la aldea en una desesperación palpable, mientras la inseguridad en las calles alcanza niveles alarmantes. Los rumores de violaciones, robos y saqueos se han convertido en una sinfonía ominosa que acompaña la ausencia de las fuerzas armadas de Konoha, desaparecidas en la última confrontación con la barrera antimateria. La aldea, que una vez fue un bastión de seguridad, ahora se encuentra en el abismo de una creciente anarquía.

La barrera roja, un manto ominoso que avanza lentamente desde las fronteras de otros países, proyecta una sombra de miedo constante sobre la aldea. La presión de la llegada de más refugiados y la escasez de recursos están empujando a Konoha hacia el borde del colapso. La barrera aún no es visible, pero su presencia se estrecha cada vez más, acortando el tiempo de seguridad de los habitantes y aumentando la desesperanza que se respira en el aire. La aldea está atrapada en un ciclo interminable de desesperación y miedo, con cada día que pasa acercándola a un futuro incierto y sombrío.

En medio de este torbellino, el antiguo conflicto entre imperiales y rebeldes ha quedado relegado al olvido. La figura de la Hokage rebelde y las luchas internas han sido arrasadas por la ola de tragedia y caos que ha devastado la aldea. Las esperanzas de una victoria o una solución rápida se han desvanecido como humo en el aire, y la cruel realidad de la crisis actual ha tomado el centro del escenario. Konoha, que alguna vez fue un símbolo de fortaleza y unidad, ahora se encuentra al borde de la desesperación, luchando por sobrevivir en un mundo que se desmorona a su alrededor.

Chito, un Akimichi huérfano, caminaba por las abarrotadas calles de Konoha cuando vio a Muken avanzar con paso firme entre la multitud. Un destello de reconocimiento cruzó su rostro y, sin pensarlo, se acercó rápidamente, aferrándose a la manga de Muken. "¡Muken! ¿Eres tú?" preguntó con voz temblorosa, su mirada cargada de emoción y nostalgia. Chito, con una sonrisa nerviosa, continuó: "Probablemente no te acuerdes de mí, pero yo sí de ti. Mi nombre es Chito. Estábamos juntos en el orfanato.  Dijo sonriendo. Al inicio no estaba muy seguro de que era quién creía, pero entre más lo miraba más sentía que si. Quiero agradecerte, aunque no lo supieras... Hace años, cuando estaba en una misión de infiltrado en la Fortaleza Shoseki, estaba al borde de la muerte y a punto de ser descubierto. Pero tú, sin saberlo, me salvaste la vida. Te vi avanzar hacia el enfrentamiento con una determinación feroz contra esos siete tipos encapuchados, y fue lo que me permitió escapar con vida. Nunca tuve la oportunidad de agradecerte, pero aquí estoy, en medio de todo esto, y no podía dejar pasar la oportunidad de hacerlo."

En ese instante, una explosión retumbó al norte, sacudiendo el suelo bajo sus pies y lanzando una nube de humo denso al aire. La multitud, ya agitada por la crisis, se volvió en masa y comenzó a huir en dirección contraria, empujándose y gritando en desesperación. Entre el caos, una voz angustiada se elevó por encima del tumulto: "¡Por favor! ¡Ayuda! ¡El orfanato está en llamas!" El grito desgarrador resonó en las calles, un cruel recordatorio de la devastación que se cierne sobre la aldea. Chito, mirando a Muken con ojos llenos de horror y preocupación, supo que el desastre que había sido su pasado y su hogar se estaba consumiendo en un infierno de llamas, mientras la esperanza se desvanecía en el humo que se alzaba sobre Konoha.

Al noroeste de Konoha, cerca del lugar donde se encontraba Hades, una figura se precipitaba hacia la explosión, corriendo con una velocidad frenética. En su apresurada carrera, la muchacha chocó accidentalmente con Hades. Mientras ella continuaba su fuga hacia el epicentro del caos, Hades la podría distinguir sin problemas. La piel y el cabello de ella eran una imagen inquietantemente similar a los de su madre. No, era similar, era la viva imagen de su madre. En su espalda, el símbolo Uzumaki se hacía visible, añadiendo un toque perturbador a la escena mientras la figura se acercaba al lugar de la explosión.

El tiempo para postear de 72 horas ya ha expirado.

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Hades estaba tranquilo, pensando en formas de escapar de la aldea, y en el que iba a hacer después. Tenia la facilidad de que no se dejaba llevar por sentimientos, no recordaba la mayoría, y eso le permitía planear bien las cosas, hasta que una mujer choco con el. Cuando hades se volteo para disculparse, se paralizo, no sabia por que, pero algo en esta mujer le era... inquietantemente familiar. 

No sabia bien que era... tal vez... todo. El pelo rojo y la piel crema, los ojos cafe claro, y el emblema en su espalda, lo enviaban a un remolino de pensamientos. De algo conocía a esta mujer, no sabia por que, ella no era su sensei, no, su sensei era peliblanca, pero esta mujer... le daba la sensación de que la conocia, de algun lugar, en algún momento, no sabia donde, no sabia cuando, pero la conocía, debía conocerla, por que si no ¿por que le era tan familiar entonces?, no, era obvio que la conoció en algún momento, pero no sabia cuando, ni donde, aun que lo averiguaría, sin importar los medios que tenga que usar. 

-¿quien eres?-Pregunto hades, sin importarle nada, le estaba empezando a doler la cabeza, y las voces en su cabeza no ayudaban-ella es... es.... ¡¿por que es tan difícil recordar?!-Pregunto hades, en su cabeza, mientras le daba vueltas al asunto-¡no lo se!¡no logro recordar nada!-Dijo shadow, molesto por la impotencia-ella podria ser algun familiar-sugirió good. pese a su tono tranquilo, empezaba a perder la paciencia, algo que nunca había pasado-¡carajo!¡¿por que no podemos recordar nada?!¡de seguro por eso sensei nos abandono!-Dijo shadow, claramente molesto, mientras hades trataba de calmar el dolor, sus marcas se empezaban a expandir mas rapido, era notorio, por la velocidad a la que se expandían le quedaban menos de 9 meses de vida, y estaba solo, como siempre-¡Cállate!¡estamos en un mal momento para que empieces con tus cosas!¡sensei no nos abandono!-dijo hades, aferrándose a la esperanza de encontrarse con su maestra, pese a que solo recordaba su pelo blanco.-¡si lo hizo!¡es hora de que empieces a ver la verdad!¡estamos solos en esto!¡nadie nos apoyara!¡nunca lo han hecho!¡así que ríndete!¡ella no te quiere volver a ver!-Dijo shadow, tratando de herir lo mas posible a hades, jamás habían tenido una pelea seria, pero ahora, las emociones olvidadas parecían querer resurgir-¡Callate!¡me tienes harto!¡solo cállate!-Dijo hades sin querer escuchar a Shadow, se seguía aferrando a la idea de volver a ver a su sensei, y poder despedirse de ella. era la única razón que le quedaba para luchar, y luego recordó a la mujer que tenia enfrente
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Perdido en un laberinto de recuerdos, Muken apenas percibió el mundo exterior. La brisa acariciaba su rostro, pero no sentía el fresco aliento del viento. Estaba sumergido en un mar de pensamientos, olas de nostalgia y arrepentimiento que lo arrastraban sin cesar. Fue entonces cuando sintió un tirón en su manga. Un contacto inesperado que lo sacudió de su ensimismamiento. Abrió los ojos de golpe, encontrándose con la mirada insistente de un joven desconocido. -"¿Qué?"- murmuró, tratando de librarse del agarre. La sorpresa lo había tomado desprevenido. ¿Quién era este chico y qué quería de él? La desconfianza se arraigó en su interior, como una semilla de duda que comenzaba a brotar.

De la explicación dada por el joven lo único que llego a la mente de Muken fue -"Fortaleza Shoseki..."- La palabra resonó en su mente como un eco lejano. Un escalofrío recorrió su espalda. Aquel nombre estaba ligado a un pasado oscuro y doloroso, un período de su vida que había intentado borrar de su memoria. Imágenes borrosas de rostros familiares y escenas violentas desfilaron ante sus ojos, provocando un dolor punzante en su cabeza. Muken se quedó paralizado. Aquellas palabras lo habían tomado por sorpresa. -"No te conozco, "-, respondió finalmente, con voz fría y distante. Pero en el fondo, una pequeña parte de él anhelaba recordar. Anhelaba saber quién era este joven que había llegado a su vida de la nada.

En plena conversación un gran estallido se hace presente, gritos, fuego y humo se hicieron presentes en el ambiente inmediatamente, otro desastre estaba ocurriendo, los ojos del joven shinobi posados en el Uchiha el cual no tenía ninguna reacción ante lo sucedido, lo decían todo. Una parte de Muken quería ayudar, pero la otra solo quería seguir ignorando.

Una batalla mental había comenzado -Al final todos moriremos, irse ahora o después no cambia nada. –, - ¿Que hizo el mundo por nosotros? NADA, porque debería de ayudar a desconocidos nosotros. –, - La vida es cruel, porque nosotros no deberíamos de serlo también. -, -Sabemos lo que significa ser huérfanos, 40 niños en una sola habitación, dispertarse de noche a los gritos por las ratas que te muerden los dedos de los pies y en cada invierno ver como algunos bebes no llegan a pasar la estación. El final del mundo tuvo que llegar antes, pero no por eso los huérfanos se tienen que ir sufriendo de este mundo. -, - Un hombre no puede borra de su mente la verdad, no puede regresar a la oscuridad y volverse ciego una vez que se le concede el don de ver. Así como no puede negar que nació. Touka nos enseño que el mundo no siempre es una mierda y que debemos luchar para seguir adelante. - - Ahora veo lo que ella vio, son muchas vidas las que sacamos, pero también las que defendimos. No fuimos totalmente negados de la felicidad. - - TODOS HEMOS TENIDO QUE SUFRIR LOS GOLPES DE LA VIDA, Y SI ESTAMOS DE RODILLAS, PERO AUN NO ESTAMOS DERROTADOS, NOS LEVANTAREMOS Y DEVOLVEREMOS EL GOLPE PUES, ¡ESTA EN NUESTRA SANGRE! LUCHAMOS, SUFRIMOS, SANGRAMOS Y MORIMOS, PERO NOSOTROS SOMOS UN PUEBLO VENCEDOR.

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Juntando sus dedos Kage Bunshin no Jutsu, del humo blanco tres clones se hacían presentes, para luego salir disparado uno para cada lado en dirección al orfanato –Espero que sepas alguna técnica Suiton o la tendremos difícil niño. – Sin dudarlo más Muken comenzó a moverse en dirección hacia el orfanato. Sus clones por otro lado se acercaron al orfanato desde arriba buscando contenedores de agua del edificio, al encontrar los indicados estos entraban en concentración canalizando algo de energía natural para aumentar su fuerza y de este modo levantar los tanques de agua más accesibles que hallan en la zona, de esta forma usarían el agua para apagar el fuego.  Una vez en el lugar el Uchiha sin miedo a nada entro al edificio buscando a cualquiera que se encontrara entre las llamas, los clones al llegar al lugar se pondrian manos a la obra para apagar el fuego, cualquier estorbo en el camino seria cortado y movido. Ningún niño moriría hoy.
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Última modificación: 13-08-2024, 03:29 AM por Kyoshiro.
No te conozco,” respondió finalmente Muken, con voz fría y distante. Las palabras, llenas de indiferencia, cortaron el aire entre ellos. Chito sintió un nudo en el estómago, la decepción pesando como una piedra en su pecho. No podía permitir que este momento se desvaneciera sin luchar por lo que era justo.
¡Oh, vamos! —imploró Chito—. ¿No te acuerdas de mí? Yo era el que solía pintar en las paredes del cuarto, ¿no recuerdas?

El silencio que siguió a sus palabras parecía llenar el espacio con un eco de nostalgia y dolor. Chito se esforzó por mantener la voz firme, mientras el recuerdo de su pasado en el orfanato se desbordaba en su mente. La desesperación por ser reconocido era palpable, su esperanza pendía de un hilo.- ¡Era yo! Yo pinté el mural de las papas y… —continuó, su voz quebrada por la emoción—. En fin…Yo si me recuerdo de ti. Y sí, tú me salvaste esa vez, no sabía si saldría con vida. Pero sin saberlo, me diste una oportunidad cuando más lo necesitaba.

En ese instante, un estallido resonó al norte, seguido por una nube de humo que ascendía en el aire. La multitud alrededor de ellos comenzó a dispersarse en pánico, huyendo en todas direcciones. Chito escuchó el desesperado grito:
¡Por favor! ¡Ayuda! ¡El orfanato está en llamas!

Chito vio cómo Muken, ante la emergencia, comenzó a actuar con una determinación que contrastaba con su frialdad anterior. Muken juntó sus dedos, invocando el Kage Bunshin no Jutsu. Del humo blanco surgieron tres clones, que se lanzaron en distintas direcciones hacia el orfanato.
Espero que sepas alguna técnica Suiton o la tendremos difícil, niño —dijo Muken, su voz grave y cargada de urgencia.
- ¿Niño? Pero si soy de tu misma edad…- Murmuró viéndolo alejarse.

Sin dudarlo, Muken se dirigió al orfanato, mientras sus clones buscaban contenedores de agua en el edificio. Sin embargo, la desesperación se haría evidente cuando se diera cuenta de que no había suficiente agua disponible. Konoha estaba al límite de sus recursos, y los tanques de agua eran escasos y difíciles de acceder
En ese momento y corriendo desde el noroeste, en medio de un mundo envuelto en llamas y desesperanza, una figura juvenil con cabello rojo que se alza como un incendio y piel crema que resplandece en el caos avanza con pasos urgentes. Sus ojos castaños claros, reflejos de una determinación desesperada, recorren los techos de Konoha hacia el orfanato devastado.

Antes de desaparecer saltando entre los techos de Konoha, lo último que Hades podría ver de la chica fue un destello en su cuello, una sombra que se deslizó bajo su cabello al moverse. No era una simple mancha, sino una silueta oscura y densa, una especie de ¿Marca? Parecía una telaraña que parecía extenderse por su piel. Esa telaraña... esas marcas…era exactamente como la que él conocía demasiado bien, una enfermedad que compartían, una marca que los unía de formas que él jamás habría imaginado.

Tras un par de saltos ágiles y precisos, la chica aterrizó frente a Muken. Era una joven de unos 13 o 14 años, una Jounin de la aldea con una expresión decidida que no coincidía con su edad. Sus ojos recorrieron rápidamente a los Mukens, evaluando la situación en un instante. En ese mismo momento, Chito aterrizó a su lado, respirando con dificultad. Aunque no dijo nada, la tensión en el aire era palpable.

Mierda, ¿tuvimos la misma idea pero parece que no hay agua? —comentó la chica, sin dejar de observar a su alrededor con una mezcla de frustración y urgencia—. No importa. Lo que podemos hacer es...Justo cuando la joven comenzaba a analizar los alrededores en busca de una solución, algo inesperado ocurrió. El techo en el que se encontraban empezó a brillar con un tono rojo intenso, desmoronándose en una nube de partículas, idénticas a las vistas en un misterioso evento de hace un mes. Sin previo aviso, la chica, Chito y los Mukens comenzaron a caer junto con los escombros del edificio que se desvanecían en el aire.

Mientras descendían, el fuego que devoraba el edificio, junto con todo el humo, comenzó a disiparse en una nube de partículas ¿Qué estaba pasando? La escena se desarrollaba como en cámara lenta, revelando la silueta de siete niños que caían junto a ellos, ya sin nada que los sujetara ¡El edificio había dejado de existir sin dejar un solo cable o ladrillo! Todos cayeron hacia el suelo, ahora expuestos al aire libre, mientras el edificio se desvanecía por completo. La Uzumaki logró tomar entre sus brazos a uno de los niños, lo mismo Chito que tomó a dos, quedando ahora 4 niños cayendo. Y así uno a uno se aproximaban al suelo, en rumbo a lo que parecía ser …¿Una esfera roja? Sí, roja, palpitante, del tamaño de una sandía, incrustada en la tierra. De ella emanaba una energía extraña, que parecía ser la causa de la desaparición del edificio.

Resumen


El tiempo para postear de 72 horas ya ha expirado.

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Última modificación: 13-08-2024, 10:15 AM por Hades27hv79.
-¡Espera!-Grito hades siguiendo a la chica, y cuando llego al incendio vio como desaparecía el suelo, dejando a 7 niños, la chica, y otros dos chicos calendo-¿y bien? ¿ahora que?¿cual es el plan?-Pregunto shadow con voz molesta-no le pasara nada, no mientras no sepamos quien es-dijo hades con voz decidida, ignorando a los 4 niños que caían-si quieren acercarse a la chica deberían salvar a los todos-dijo good con voz tranquila, mientras se esforzaba en recordar algún ninjutsu de estilo suiton-oye, ¿por que no usamos las cadenas?-Pregunto shadow, puede que se acabaran de pelear, pero aun queria saber quien era esta chica-¿cuales cadenas?-Pregunto hades confundido-Las doradas, las que salen de nuestra espalda-Explico shadow tratando de hacer recordar a hades-¡ah! ya se cuales-Dijo hades mientras concentraba chackra en su espalda

Giniro Fūsa


Hades uso las cadenas para atrapar a todos, dejándolos suspendidos en el aire, antes de que Good tomara el control del cuerpo de hades para realizar una técnica 
Suidan no Jutsu
con la que apago el fuego restante, y hades alejo a todos de la esfera roja-¿quien eres?-pregunto hades serio, mientras acercaba a la chica usando sus cadenas-posees las mismas marcas que yo, ese emblema en tu espalda lo conozco, tu pelo me lastima la cabeza, y toda tu es molesta, asi que ¿quien eres?-pregunto hades molesto, intrigado y preocupado... espera...-¡¿preocupado?!-Pregunto hades sorprendido-Esto... es... estar... preocupado-pensó hades, desconcertado-esta chica... nos hace recordar emociones-dijo shadow, igual de sorprendido-¿quien es esta chica?-Preguntaron los 3 al mismo tiempo, sin darse cuenta que aun no habían soltado a nadie, y sus marcas negras empezaron a desacelerar su extensión-¿que esta pasando?, hace un rato empezaron a extenderse por nuestro cuerpo a una mayor velocidad y ahora están desacelerando-dijo shadow sintiendo como las marcas se expandían mas lento-no lo se, pero conviene, mas tiempo para encontrar a sensei-dijo hades convencido-no la encontraras, ya discutimos eso-dijo shadow fastidiado-callate, no es el momento para lidiar con esto, la buscare digas lo que digas, asi que callate-dijo hades molesto, estaba fastidiado de shadow, iba a encontrar a su sensei sin importar que pasara, no la dejaria de buscar



Chakra: 345/400
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El edificio se desintegraba a su alrededor, como un castillo de naipes derribado por un gigante invisible. La luz carmesí, la misma que había consumido a Touka, envolvía todo en una danza macabra. El miedo se adueñó de Muken, una ola fría que lo recorrió de pies a cabeza. Recordó la última mirada de Touka, llena de dolor y desesperación. Aferró a los escombros, la imagen de Touka aún viva en su mente. La luz carmesí bañaba todo en un tono siniestro, recordándole la crueldad del destino. Un nudo se formó en su garganta, y una lágrima solitaria resbaló por su mejilla. Se sentía vacío, como si una parte de él hubiera desaparecido junto con ella. La culpa lo consumía; ¿por qué no había podido protegerla?

Muken, con los ojos inyectados en sangre, activó su Sharingan. Los patrones rojos giraban frenéticamente, buscando respuestas en la vorágine de energía. Intentó penetrar en la esfera, pero una fuerza invisible lo repelió. Frustrado, el Uchiha se aferró a la esperanza de encontrar alguna pista que lo llevara a comprender este extraño fenómeno.

[Imagen: sharingan-eyes.gif]
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Última modificación: 14-08-2024, 03:24 AM por Kyoshiro.
El caos en Konoha se desplegó como un lienzo en llamas, donde el tiempo parecía fragmentarse en destellos de rojo y sombras danzantes. Las llamas se alzaban, furiosas como serpientes incandescentes, devorando el cielo y rasgando la serenidad del día con su furia. De pronto, para los Muken, Chito y la Uzumaki, el suelo que pisaban se deshizo en una marea de partículas rojas, desintegrándose en un destello carmesí que consumió el edificio y lo convirtió en polvo cósmico. Cayeron entonces, como estrellas fugaces que abandonan su lugar en el cielo, descendiendo en una danza lenta y trágica. Siete niños, huérfanos y habitantes de un edificio que ya no existía. Se vieron envueltos en el torbellino de la destrucción, caían también, como plumas arrastradas por el viento. Chito, con el corazón resonando en su pecho como un tambor ancestral, logró aferrar a dos pequeños, mientras la joven Uzumaki, con la agilidad de una pantera en la penumbra, salvaba a otro en su descenso. El fuego y el humo se desvanecieron en la nada, y al llegar al suelo, se encontrarían en su aterrizaje una esfera roja, palpitante como el corazón del mismo universo, una semilla de energía extraña que latía con un poder insondable, atrapando a todos en su misterioso abrazo…o al menos así hubiera sido si no por aquel con una mente dividida en tres y sus doradas cadenas.

Hades llegó al borde del abismo con una mezcla de asombro y ansiedad en sus ojos. Lo observó, observó aquel fenómeno que otras dos decenas de personas también presenciarían a distancia: El suelo y todo el edificio se había desaparecido bajo ellos. Por suerte, las cadenas doradas de Hades se desplegaron como tentáculos dorados, atrapando a todos en su abrazo protector. Mientras descendían, el agua del joven perturbado brotó como una cascada de salvación con su técnica suiton. Cada gota era un toque de calma en medio de la tormenta, amortiguando la caída con una suavidad que parecía un milagro en el caos y de paso (Y muchísimo más importante) los distanció de la esfera roja que, pulsando con una energía inquietante, disolvía las gotas de agua que entraban en contacto con ella, sus partículas rojas desvaneciéndose en el aire. Era claro que aquello, esa esfera de energía corrupta, no debía ser tocada.

El grupo descendió al suelo con el auxilio del combo de técnicas, cada figura suspendida en el aire como un reflejo de esperanza en medio de la devastación. La Uzumaki aterrizó con una determinación tranquila, su rostro marcado por la preocupación, pero también por una feroz resolución. Miró a Hades, aquellas cadenas ¿Un Uzumaki? No sabía que quedaran muchos después de lo ocurrido hace un mes. Asintió de agradecimiento aunque aquella expresión cambiaría en poco tiempo.
Hades, con sus cadenas extendidas como si fueran raíces de un árbol antiguo, comenzó a acercar a la Uzumaki. Su mirada estaba cargada de una mezcla de curiosidad y desdén, una tormenta de emociones en su rostro. La luz de la esfera roja se reflejaba en sus ojos, y el calor del desastre se sentía en cada palabra que pronunció.

Posees las mismas marcas que yo —dijo Hades, su voz llena de una mezcla de frustración y desconcierto—. Ese emblema en tu espalda lo reconozco, y tu pelo… tu pelo me lastima la cabeza. Todo en ti es molesto, así que, ¿Quién eres?

Mientras tanto, Chito, la Uzumaki y los niños, al darse cuenta de que estaban atrapados por las cadenas doradas, comenzaron a luchar contra el abrazo que los retenía en el aire. La desesperación se reflejaba en sus movimientos, intentando liberarse de las ataduras. La Uzumaki, que había pasado de la gratitud a la irritación, se volvió hacia Hades con una expresión firme.

Te agradezco la ayuda, pero te lo advierto —dijo con un tono mordaz—. Aunque seas Uzumaki como yo, si no liberas estas cadenas y bajas el tono, tendremos problemas.

Mientras la tensión crecía entre Hades y la Uzumaki, Chito dirigió su mirada hacia Muken, quien permanecía contemplando la esfera roja con una intensidad casi hipnótica. Chito, con el corazón palpitando en su pecho, observó la esfera con más detalle y se dio cuenta de algo inquietante: la esfera no estaba realmente "clavada" en el suelo. Flotaba en el aire, suspendida como una ilusión líquida, sin ningún contacto tangible con la superficie. Estaba “dentro” del suelo pero sin tocarlo.

El espectáculo era surrealista: los residuos del agua liberada por la técnica Suiton fluían hacia la esfera, guiados por la gravedad y la física de su entorno. Sin embargo, al tocar la esfera, el agua se disolvía instantáneamente en una nube de partículas rojas que se desvanecían en el aire, como si la esfera tuviera el poder de consumir cualquier cosa que se le acercara.

Tentación
[Imagen: document-2.jpg]

Chito, con una fuerza increíble se liberó de las cadenas y con una mezcla de alarma y determinación en su voz, se volvió hacia Muken y le gritó:
—¡Aléjate de la esfera roja!

En ese instante, Muken, agudizando su percepción con el Sharingan, podría notar algo perturbador. A través de sus ojos profundos y perceptivos, vería que la esfera emanaba un tipo de chakra inusual, una mezcla extraña y poderosa de energía pura y algo más oscuro. Este chakra era una amalgama de elementos desconocidos, que combinaba un poder inmenso con una peligrosidad que rayaba en lo indescriptible. La esfera, en su flotante existencia, representaba una amenaza tanto en su energía como en su misterio, y Muken comprendió que cualquier contacto con ella podría ser fatal.

De pronto y sin explicación, Chito, cautivado por la esfera roja que pulsaba con una luz hipnótica, sintió una atracción abrumadora que lo instaba a tocarla, como si prometiera una liberación o un nuevo comienzo. A pesar del caos y el peligro que lo rodeaban, su pecho se llenó de una necesidad desesperada, empujándolo a dar pasos hacia la esfera. - Muken yo...no quiero...no...no lo quiero... pero necesito tocar esa esfera... Pero moriré...no quiero...pero necesito...-Dijo casi en susurro sin apartar su mirada, llena de pánico. Mientras tanto, un niño pequeño, uno de los huérfanos rescatados, observaba la escena con asombro y al posar su mirada sobre la esfera roja, y sintiendo la misma combinación de terror y tentación irresistible, intentó acercarse también a la esfera, llorando por lo que sentía pero aún así, tentado a morir. Sin embargo, las cadenas doradas de Hades le impidieron acercarse. El niño, aterrado de lo que estaba sintiendo, golpeaba las cadenas con sus pequeñas manos, tratando de liberarse. Chito se acercaba despacio, y con cada paso su corazón se aceleraba. Y no era que la esfera lo estaba haciendo moverse. No, él tenía full control de su cuerpo. Era su decisión propia. No lo quería, lo odiaba, odiaba que sentía ese miedo y aún así había decidido a acercarse y tocar la esfera. La esfera, en respuesta, giraba más rápido y su energía se intensificaba, llenando el aire con un zumbido creciente y una luz roja abrumadora. El niño forcejeaba por liberarse, ocupaba entregarse a la esfera a pesar de su horror al saber que moriría, ocupaba encontrar su final ¿Qué estaba pasando? La esfera los seducía. 

Resumen


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Última modificación: 14-08-2024, 08:29 PM por Hades27hv79.
-¿Uzu...maki?-pregunto hades, paralizandose en el lugar. Ese apellido... le penetraba la cabeza, no sabia que estaba pasando, pero de alguna forma era... familiar, igual que la chica, igual que el lugar. Es como si ya hubiese estado aqui-con otra persona-dijo shadow, terminando la linea depensamiento de hades-¿cual... es mi nombre?-Pregunto hades, confundido-¿de donde vengo?¿quien es mi familia? yo... yo no logro recordarlo... siento... me explota la cabeza-Dijo hades, sin darse cuenta que no solo sus consciencias lo podian escuchar, sin tambien aquella chica de origen desconocido... o tal vez no tan desconocido

-Yo... yo soy...-medito hades, paralizado, los recuerdos estaban en su mente, estaban tapados bajo la sangre, la sangre... ¿de quien era esa sangre?. Sin darse cuenta, su indecision provoco que el flujo de chackra que mantenia sus cadenas se cortara, y sus cadenas se desaparecieron en un destello dorado, aquellas cadenas que lo protegian... ¿como las obtuvo?¿por que nadie mas parecia poder usarlas?. Las respuestas se iban de sus brazos, su realidad se desmoronaba, la sangre corria, manchando todo a su paso de un tono carmesi, y la chica... esa chica con el pelo rojo brillante, ese pelo se mesclaba tan bien con la sangre... y era tan... conocido, que no sabia quien era, aun que todo su ser le gritaba que si, que lo sabia, que la respuesta estaba ahy, pero el no la encontraba. Era como si el mundo en sus ultimos momentos decidiera burlarse de el, usando la amnesia que habia sido provocada por... ¿de donde vino aquella amnesia?, cada vez mas preguntas se arremolinaban en su interior, desconectandolo del mundo real, y envolviendolo en un oceano de desconcierto, un oceano por el cual ya habia nadado antes, en sueños, cada vez que veia un cuerpo de agua, era la misma sensacion, el mismo color, la misma voz, llamandolo a sus profundidades, una luz blanca que nunca logro alcanzar, pero que lo llamaba, y lo atraia hacia el interior, mientras el nadaba, y el oceano se tornaba rojo, como la sangre que tapaba sus recuerdos, y mientras el mundo se desvanecia su ultima voluntad habia sido burlarse de el pequeño shinobi con traumas y amnesia. En ultima instancia una cabellera blanca resalto en sus recuerdos, trayendo a su memoria a la unica persona que podria saber algo: Su sensei. Era la unica opcion, asi que debia salir de este lugar y buscarla, sin importarle que, debia encontrarla

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Desde la espalda del Uchiha se pudo escuchar un fuerte grito - ¡Aléjate de la esfera roja! -. El shinobi no tenía pensado acercarse más a la esfera pues su sharingan le indicaba que eso sería realmente estúpido de su parte. A través de sus ojos profundos y perceptivos, vería que la esfera emanaba un tipo de chakra inusual, una mezcla extraña y poderosa de energía pura y algo más oscuro. Este chakra era una amalgama de elementos desconocidos, que combinaba un poder inmenso con una peligrosidad que rayaba en lo indescriptible. La esfera, en su flotante existencia, representaba una amenaza tanto en su energía como en su misterio.

Muken escuchaba las palabras de Chito quien se acercaba a la esfera por voluntad propia, pero eso era un error. El Uchiha sabía que algo estaba mal en esa esfera y para evitar más problemas decidió hacer algo, algo estúpido. Dos de sus clones sujetaron a Chito, alejándolo del lugar mientras que el original se encontraba cerca por si algo pasaba. El tercer clon por su parte empezó a reunir chakra en su mano izquierda. –¡Es hora de irse! - grita el Muken original mientras que el chakra del clon se tornaba en una esfera cada vez más grande. –Vamos a ver que esfera es mejor. - una vez este despejada lo suficiente la zona el clon chocaría su Chō Ōdama Rasengan contra la esfera roja. –Si tiene que volar, que vuelo todo a la mierda ahora. - comento el clon mientras se lanzaba al ataque.

Chō Ōdama Rasengan


[Imagen: 6ab05d6893cd6debf56cb111d6a55795856b18af_hq.gif]
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Última modificación: 15-08-2024, 03:14 AM por Kyoshiro.
La Uzumaki observaba a Hades con una mezcla de confusión y preocupación creciente. Sus ojos seguían al hombre atrapado en un torbellino de desesperación, un viajero perdido en un laberinto de sombras. El chico se había quedado paralizado, como si un relámpago de memoria le hubiera incendiado el alma. La Uzumaki veía cómo su rostro se torcía en un combate interno, un campo de batalla donde los recuerdos se enfrentaban a la niebla de la amnesia. Su desorientación se manifestaba en gestos torpes y preguntas quebradas, como si intentara recordar un sueño que se desmorona al despertar. Sintió confusión, pero extrañamente, sintió lástima ¿Quién era este tipo?

Las cadenas doradas que antes lo mantenían en equilibrio ahora se disolvían, como hilos de oro que se evaporan en el aire. Ella lo miraba -Oye viejo ¿Estás bien? – Preguntó. Quiso ponerle una mano en el hombro, pero dudó. Lo veía, en sus ojos, vería la desesperación. Veía en su mirada un río turbulento, arrastrando consigo cualquier vestigio de certeza. En medio de esta tormenta de confusión, la Uzumaki se sentía como un observador atrapado en un sueño inquietante. La sensación de desconcierto se mezclaba con la preocupación, creando un paisaje emocional tan incierto como la esfera roja que pulsaba con un poder ominoso en el centro de todo.
Su atención, tan profundamente cautivada por la agitación de Hades, se vio bruscamente desviada por un grito a sus espaldas que atravesó la tormenta de caos. El sonido era un lamento desesperado, un llamado que rompió la cortina de confusión que envolvía la escena. “¡No!” El grito de Chito a sus espaldas, cargado de una urgencia palpable, era un rayo de claridad en medio de la penumbra.

Ella se volvió abruptamente. Sus ojos encontraron a Muken, a varios de ellos, sujetando a Chito con una fuerza implacable, alejándolo de la esfera mientras el original, con una mirada de firme resolución, comenzaba a reunir chakra. ¡Por favor, no lo hagas! – Gritaba Chito con desesperación.

El Uchiha estaba decidido a erradicar la amenaza, y sus palabras resonaban con una determinación helada: “¡Es hora de irse!” La Uzumaki observó cómo el clon de Muken reunía chakra en su mano, formando una esfera de energía creciente que prometía una explosión devastadora. El brillo de la esfera de chakra se alzaba en el aire, una promesa de destrucción y una muestra de la desesperación del Uchiha por resolver la crisis. -Mierda- Dijo ella.

¡Atrás! – ordenó con desesperación a Hades y a los niños. Todos los infantes obedecieron, salvo uno, que avanzaba tembloroso hacia la esfera. Ella, con un grito ahogado, lo agarró del cuello de su ropa y lo lanzó por los aires en dirección contraria. En sus manos, un sello se convirtió en el conjuro necesario para erigir, ante sus ojos atónitos, una muralla de tierra que se alzaba como un titán: 20 centímetros de grosor, 5 metros de altura y 2 de largo.

Doro Gaeshi


Detrás de aquella improvisada estructura protectora, la preocupación de la Uzumaki se intensificó mientras veía el clon lanzarse hacia la esfera con el Chō Ōdama Rasengan, un torbellino de energía que buscaba borrar la amenaza. La escena se desmoronaba en una serie de movimientos frenéticos, y en medio de todo, la figura de Chito, aún luchando contra las cadenas invisibles de su propia mente y aquellos que lo sujetaban, era una imagen desgarradora.

El momento del impacto llegó con una explosión de energía indescriptible. Cuando el Chō Ōdama Rasengan chocó contra la esfera roja, el aire se cargó de una vibración palpable, como si el mismo espacio se retorciera en agonía. Ráfagas de poder surgieron en ambos sentidos, del Rasengan y de la esfera, chocando en una danza frenética de fuerzas opuestas. El chirrido agudo de la esfera roja se intensificó, resonando como un grito primitivo atrapado en la tormenta de energía.
De repente, el Rasengan comenzó a brillar con una intensidad roja, su luz envolviendo la esfera en un resplandor cegador. La esfera roja parecía inmune al choque. De pronto, parte del Rasengan se tornó rojo y se deshizo en una nube de partículas rojas. Ahora el rasengan, inestable por haber desaparecido su mitad, explotaría, provocando una onda expansiva, un vendaval, una ráfaga de energía. El clon de Muken, que había lanzado el ataque, también comenzó a desintegrarse en fracción de un segundo, como si su existencia misma se estuviera disolviendo en la explosión, pero no a causa de esta. 

Al deshacerse el clon, algo comenzó a agitarse en Muken. La conexión entre él y su clon, así como el vínculo temporal del clon con la esfera, provocaron una oleada de energía que atravesó su ser. De repente, un destello rojo atravesó sus ojos, y el tiempo pareció detenerse. En ese instante, Muken se vería a sí mismo a los doce años, en el momento en que se graduaba del orfanato y se preparaba para ingresar a la academia ninja. Las imágenes eran nítidas: él destacando en el combate cuerpo a cuerpo, la mirada orgullosa de sus profesores mientras manejaba la espada con maestría.

Pero el recuerdo cambió, transformándose en una visión desgarradora de años después. Muken vio su rostro en el instante en que se enteró de la enfermedad que había acabado con la vida de su amada En medio de la tormenta emocional, una voz susurró en lo profundo de su mente, como un eco de un mundo distante:

-Hay más tiempos.

Otro destello rojo estalló ante los ojos de Muken, revelando una visión nueva y perturbadora. Un recuerdo. Grandes estatuas de Jashin, con sus formas monstruosas y devoradoras, flanqueaban un altar oscuro, observando en silencio a aquellos que se postraban en adoración. La iglesia de Jashin, erigida en la cima de una montaña, era un santuario de retiro y reflexión para quienes abrazaban la oscuridad. Milier, con una carga preciosa en la forma de Muken, llegó a la entrada principal de la iglesia. La pesada puerta de piedra, adornada con intrincados símbolos del culto, se abrió lentamente ante él. Un devoto del culto se adelantó, sus ojos brillando con una mezcla de respeto y expectación: “Has traído algo de gran valor, Milier.

Pero el recuerdo se tornó difuso, transformándose de repente en algo diferente. La iglesia ya no era la de Jashin; había cambiado a la iglesia de los Onikuma. Ya no se encontraba en la cima de una montaña, ahora se ubicaba en el país de los demonios. Pero aparte de esto, el recuerdo continuó normal con lo que sí había pasado:  Muken se veía sometido a un régimen brutal, diseñado para quebrantar su resistencia. La visión era un cruel contraste con la reverencia de antes, mostrándole un ambiente de tortura y desesperanza. En medio de esta transición violenta, una voz susurró con una resonancia inquietante: “

- Hay más realidades.

Un nuevo destello rojo atravesó la mente de Muken, proyectando un recuerdo...no...una visión de un futuro, uno distinto, uno de su vida junto a su amada, ya en la vejez. Ambos, arrugados por el tiempo, estaban rodeados de sus tres hijos y un perro leal. La escena era un cuadro de tranquilidad y felicidad doméstica, un sueño dorado de la vida que podría haber sido. Sin embargo, antes de que pudiera sumergirse en esta visión de paz y plenitud, la onda de chakra generada por el Rasengan al desvanecerse lo alcanzó y lo arrebató de esta visión. 

Para Muken, esos momentos fueron una serie de recuerdos interminables, pero en el mundo real, apenas había pasado menos de un segundo. En la instantánea calma que siguió al impacto, una voz tenue resonó en su mente, acariciando sus pensamientos con una revelación inquietante:


- Hay más "tú". La frase se desvaneció en la mente de Muken, dejando un eco perturbador y un abismo de posibilidades no exploradas.

La muralla de piedra levantada por la Uzumaki resistió el violento impacto de la explosión, aguantando la furia del Chō Ōdama Rasengan con una tenacidad que parecía desafiar la fuerza misma del ataque. Sin embargo, el sacrificio de la pared no fue en vano; la muralla se desintegró lentamente después del choque, transformándose en escombros dispersos que caían al suelo. A medida que el humo se disipaba en el aire, la esfera roja, aún intacta y sin un rasguño, permanecía en el centro de la escena. Su brillo ominoso seguía pulsando con la misma intensidad, como si no hubiera sido perturbada en lo más mínimo por la devastadora colisión. La situación seguía siendo desesperada, y el desafío de enfrentar la amenaza persistía, sin señales de ceder ¿Qué diablos estaba pasando?

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Última modificación: 15-08-2024, 03:47 AM por Hades27hv79.
Hades despertó de su laguna mental, y noto lo que estaba sucediendo-no podemos morir, no aun-dijo hades en su mente, y ahora respaldado por sus conciencias, tomo a la chica con sus cadenas doradas y se marcho, llevándose a la chica con el, no podía perderla, no sin saber quien era, y que tenia que ver con el

-Tu nombre-Pidió hades con seriedad, sin voltear a ver a aquella chica con pelo de sangre. Sabia que estaba molesta, pero no le importaba, no era como si tuviese forma de liberarse de sus cadenas, sus brazos estaban inmovilizados, y pese a la pequeña altura de hades, podía decir que la chica era menor que el, y no tenia gran fuerza, pero para evitar ser engañado, uso su ojo de kagura

Kagura Shingan


Hades siguió corriendo, antes de que una voz en su cabeza sonara, al mismo tiempo que un chackra familiar aparecía en su radio-oka-san--dijo la voz desconocida, y hades se dirigió instintivamente al lugar, y conforme se acercaba noto que se trataba de un hospital-¿que es ese lugar?-Pregunto, mientras corría-¿y quien es oka-san?-termino hades, antes de entrar al hospital, aun arrastrando a la chica
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El momento del impacto llegó con una explosión de energía indescriptible. Cuando el Chō Ōdama Rasengan chocó contra la esfera roja, el aire se cargó de una vibración palpable, como si el mismo espacio se retorciera en agonía. Ráfagas de poder surgieron en ambos sentidos, del Rasengan y de la esfera, chocando en una danza frenética de fuerzas opuestas. El chirrido agudo de la esfera roja se intensificó, resonando como un grito primitivo atrapado en la tormenta de energía.

De repente, el Rasengan comenzó a brillar con una intensidad roja, su luz envolviendo la esfera en un resplandor cegador. La esfera roja parecía inmune al choque. De pronto, parte del Rasengan se tornó rojo y se deshizo en una nube de partículas rojas. Ahora el rasengan, inestable por haber desaparecido su mitad, explotaría, provocando una onda expansiva, un vendaval, una ráfaga de energía. El clon de Muken, que había lanzado el ataque, también comenzó a desintegrarse en fracción de un segundo, como si su existencia misma se estuviera disolviendo en la explosión, pero no a causa de esta.

Fuertes visiones cruzaron por la mente del Uchiha –Un genjutsu, no. No fue eso. Esas visiones eran tan nítidas, tengo que… tengo que…- en ese segundo los dos clones de Muken tiraron a Chito hacia un costado y salieron a toda velocidad en dirección de la esfera roja. Los dos clones gritaban la misma frase - ¡Touka, eso quiero! -.

La carga de perder a los dos clones impacto nuevamente sobre la psiquis del Uchiha el cual callo arrodillado al suelo mientras que su nariz empezaba a sangrar, los nervios de Muken no lo dejaban tranquilo y empezó a maldecir a los gritos mientras chakra empezaba a rodearlo –maldita esfera roja, que mierda eres. – tomo a Sutōmucheisā de su cintura y la blandió con rapidez liberando una andanada de su chakra combinada con chakra natural, la cual tomo forma de filo y se dirigió hacia la esfera -Senpō Issen- observo con atención la esfera, tal vez el chakra natural si tendría peso sobre la esfera.


Issen

Senpō
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Última modificación: 17-08-2024, 06:04 PM por Kyoshiro.
La muralla de piedra, desgastada por la batalla, se alzaba como un último guardián en un mundo que había perdido su equilibrio. Resistió, sí, pero la explosión fue un rugido que sacudió el corazón de la tierra misma. El Rasengan y el orbe chocaron como titanes, liberando una tormenta de energía que barrió todo a su paso. Los niños, ahora como hojas caídas en otoño, yacían dispersos, sus cuerpos frágiles dibujando sombras en el polvo, quietos como si el tiempo se hubiese detenido en su curso. Chito, el roble que se negó a ser derribado, se levantaba con esfuerzo, sus pasos pesados como los de un gigante herido, pero firme en su propósito, aún sostenido por la tierra que se negaba a abandonarlo.

Desde las sombras, las personas empezaron a emerger, primero tímidas como ciervos ante la luz, luego, impulsadas por una curiosidad que florecía a pesar del miedo. ¿Qué había sido de aquel lugar que conocían? ¿Cómo es que el orfanato, antaño refugio, se había desvanecido en el viento? El orbe, suspendido en el aire como un enigma, atraía sus miradas, un sol oscuro en un cielo de escombros. El murmullo de la multitud crecía, una marea de voces que buscaban respuestas donde solo había silencio. La curiosidad, esa antigua fuerza que empuja a los hombres hacia lo desconocido, empezaba a vencer el temor, y poco a poco, los pies temblorosos de los curiosos avanzaban, acercándose al epicentro de la devastación, al borde de un nuevo despertar.

Bajo los restos de su propia defensa, la Uzumaki permanecía atrapada en un limbo entre la conciencia y la inconsciencia, como una llama débil que lucha por no extinguirse. Su mente navegaba en un mar de niebla, incapaz de discernir lo real de lo imaginado, cuando Hades emergió de su propia oscuridad, sacudido por una decisión repentina. Despertado y empujado por el clamor de sus múltiples conciencias, las cadenas doradas serpenteaban desde él, envolviendo a la Uzumaki con una firmeza inquebrantable. Sin mirar atrás, Hades la tomó y se marchó, sabiendo que no podía perderla, no sin desentrañar el misterio de quién era y qué la conectaba con él, un enigma que no podía ignorar.

Tu nombre —pidió Hades, con una seriedad que cortaba el aire como una daga, sin girarse para mirarla. La Uzumaki comenzó a recuperar la claridad, primero sintiendo una punzada de confusión, luego una chispa de comprensión que se encendió en su mirada. Observó las cadenas doradas que la aprisionaban, y la ira brotó como un torrente. En ese instante, Hades activó su ojo de Kagura, la habilidad sensorial suprema que le permitía ver los chakras a distancias inimaginables y discernir la verdad en los corazones de los demás. Pero antes de que pudiera ahondar en su búsqueda, la Uzumaki se incorporó con una fuerza y agilidad sobrehumanas, destrozando las cadenas con un leve movimiento de sus músculos, como si fuesen simples hilos. Su fuerza era mayor. Con un salto veloz, se colocó entre Hades y la dirección que este llevaba hacia el hospital, su mirada afilada como el filo de su tanto, que ahora blandía con fuerza en su mano izquierda.

¿Cuál es tu puto problema? —espetó, su voz cargada de amenaza, mientras el tanto brillaba con la promesa de violencia—. ¿Sabes qué? Me cansé de este jueguito —dijo, su paciencia agotada y su voluntad lista para desatarse.

Las calles de Konoha habían quedado abandonadas, momentáneamente despojadas de su bullicio habitual por las explosiones que sacudieron la aldea. Era perfecto para lo que estaba por ocurrir. Las calles adoquinadas, normalmente bordeadas de pintorescos edificios y animadas por lo general por el constante ir y venir de los aldeanos, ahora se extendían vacías bajo un cielo teñido de rojo, con el sol proyectando largas sombras desde las estructuras. En el centro de la plazoleta vecina, un carro lleno de mercancías yacía olvidado en medio del mercado, mientras que al noreste, a unos 50 o 100 metros de Hades, se alzaba el hospital, su presencia imponente y cercana, aunque ahora parcialmente bloqueada por la figura de la Uzumaki.

Tanto Hades como la Uzumaki se encontraban en una calle lateral, a la izquierda de la plazoleta. La luz del sol incidía sobre ellos, intensificando la tensión del momento, mientras sus sombras se estiraban en la dirección opuesta, creando un contraste marcado contra los adoquines. La Uzumaki, con la furia latente en su mirada, se interponía en el paso de Hades hacia el hospital, su tanto brillando con amenaza bajo la luz roja, lista para enfrentarlo sin vacilar.

La Uzumaki, con determinación en sus ojos, lanzó su tanto al aire, la hoja girando en un arco perfecto, casi completamente vertical, pero con una ligera inclinación hacia adelante. El arma se elevó, alcanzando su punto más alto justo cuando la Uzumaki terminó de realizar sus sellos, sus manos moviéndose con una velocidad y precisión casi inhumanas.

Giniro Fūsa


Un destello fugaz emanó de su espalda, seguido por el surgimiento de siete cadenas doradas que se proyectaron hacia Hades con una velocidad implacable. Las cadenas se dirigieron directamente a sus brazos y piernas, buscando inmovilizarlo antes de que el tanto comenzara a descender, su trayectoria mortal apuntando hacia el centro de Hades (-22pv corte). La batalla había comenzado, y la Uzumaki estaba decidida a no dar cuartel.

Área de Combate
[Imagen: a11.jpg]





El caos no se limitaba a la confrontación entre Hades y la Uzumaki. En otro rincón de la aldea, otra riña se desataba, alimentada por la desesperación y la furia. Mientras los dos clones restantes de Muken sucumbían a la locura, su creador desataba un nuevo asalto, incapaz de abandonar su obsesión con la enigmática esfera. Con un movimiento veloz, Muken desenfundó a Sutōmucheisā de su cintura, liberando una andanada de chakra combinado con chakra natural que tomó forma de un filo cortante, dirigiéndose implacable hacia la esfera. Sin embargo, como antes, el misterioso orbe permaneció inmutable, sin mostrar siquiera un rasguño.

El suelo bajo los pies de Muken comenzó a temblar, una señal inequívoca de una técnica doton en curso. Con sus ojos especiales, pudo prever la amenaza, pero su agotamiento lo traicionó. En un último esfuerzo de defensa, bastó un único sello y el contacto de sus manos con la tierra para que del suelo emergieran dos cabezas de lobo de roca, que se alzaron junto a cada pierna de Muken y buscaron morderle con brutal fuerza (-60pv), dejándolo firmemente sujeto.

Daichi Houkou


Deja... de... atacarla... por favor —suplicó Chito hacia Muken, su voz apenas un susurro en medio del caos. Su aspecto era espeluznante: sudaba a cántaros, su piel pálida y marcada por ojeras profundas, como si la misma vida estuviera siendo drenada de su cuerpo.

Área de Combate
[Imagen: 99.jpg]

Chito Akimichi
Ninja Uzumaki


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Última modificación: 17-08-2024, 09:42 PM por Hades27hv79.
Hades uso sus propias cadenas para detener las de la pelirroja, una de ellas bloqueo el tanto, y hades salto hacia atras para salir de su rango, y lanzo un kunai para distraerla, mientras en su mente un torbellino de pensamientos lo abrumaba-¿que es oka-san?-pregunto shadow, sin comprender el significado de aquella palabra, cada vez mas preguntas surgían, y tantos años guardando inconscientemente sus emociones, le pasaba factura-no creo que esta sea la forma-dijo good, preocupado por la batalla con la chica-no quiere venir por las buenas, será por las malas-dijo hades, sin detenerse a pensar en las consecuencias-deja que yo me encargue de esto, por favor. Ademas su cantidad de chackra es mucho mayor a la nuestra-dijo good, su tono tranquilo y educado como siempre-bien, habla con ella. Tu, ayudame a recordar ninjutsu, por precaucion-dijo hades a shadow, serio, estaba frustrado pero good tenia razon, el siempre tenia razon

-Buenas tardes señorita-dijo good, tomando el control total del cuerpo fisico. Su postura erguida y educada, y su voz serena y tranquila, good, la voz de la razon, un comportamiento educado y respetuoso lo caracterizaba-me disculpo por el desastre que hizo mi compañero, su actitud al tomarla asi no fue la correcta, asi que me disculpo profundamente-dijo good haciendo una reverencia-debo pedirle su nombre, lamento no poder concederle el mio, pero desafortunadamente no logro recordarlo-dijo good tratando de calmar las cosas, aun manteniendo las cadenas doradas por precaucion, era educado, mas no tonto

Giniro Fūsa


Vida: 217/217


Chakra: 290/400
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Última modificación: 20-08-2024, 10:46 PM por Muken.
Muken concentro chakra en su katana para luego cortar el jutsu del joven shinobi. –Que carajos haces, eso duele estúpido. – comento el Uchiha mientras observaba el cambio de Chito. Uso su sharingan para ver si tenía alguna respuesta sobre el cambio sufrido por Chito que hasta el momento parecía inofensivo.

Guardo su katana nuevamente y se coloco en posición de defensa e intento hablar con el joven que parecía estar algo alterado. –Tranquilo amigo, solo estaba tratando de ver si esa porquería se iría si lo golpeara, no estaba buscando hacer nada malo. ¿Qué es lo que te pasa?, contesta-

El Uchiha se encontraba a unos diez metros del muchacho y a unos quince metros de la esfera. Colocado en una posición de defensa colocando su mano en la empuñadura de Sutōmucheisā el joven esperaría a escuchar la respuesta de su compañero o atacaría si fuera necesario si algo pareciera sospechoso.

Resumen
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Aquel enfrentamiento parecía un poema épico en el que los versos se escribían con acero y energía. Las cadenas doradas que había lanzado hacia Hades se encontraron con un escudo de metal dorado, como estrellas fugaces chocando en el firmamento. El tanto, su arma afilada y veloz, fue detenido por un hábil movimiento de su oponente. Hades, como una sombra en movimiento, se deslizó hacia atrás, el kunai que lanzó cortando el aire como un susurro afilado, buscando distraerla en medio del caos. Ella solo se movió ligeramente a un lado para dejar que el arma pasara de largo.

Mientras la Uzumaki mantenía su postura de combate, pudo sentir la tormenta interna que azotaba a Hades, un torbellino de pensamientos y emociones como un mar embravecido bajo un cielo estrellado. Ella, aunque aún centrada en la batalla, percibió un atisbo de vulnerabilidad en Hades. De pronto, un inesperado cambio en la dinámica de conversación ocurrió, transformando el caos en una danza de cortesía inesperada.

Buenas tardes, señorita,” pronunció el chico, su voz suave como un susurro en la brisa, mientras se inclinaba en una reverencia respetuosa. La disculpa de Hades, envuelta en la sinceridad de Good, flotaba en el aire como un remanso de calma en medio del torbellino, pero las cadenas doradas seguían firmes, un recordatorio de que la batalla no había llegado a su fin.

-Me disculpo por el desastre que hizo mi compañero, su actitud al tomarla así no fue la correcta, así que me disculpo profundamente- Le decía él. ¿De qué hablaba? Ella no entendía, y sinceramente no le importaba.

- Debo pedirle su nombre, lamento no poder concederle el mío, pero desafortunadamente no logro recordarlo - La insistencia en conocer su nombre se tejía en el aire como un enigma sin resolver. ¿Qué sentido tenía esa petición? Primero se presentaba como un salvador de niños, luego se convertía en un secuestrador, y ahora, hablaba con una tranquilidad desconcertante. Ella, perdida en medio de este torbellino de confusión, captaba con claridad que algo estaba profundamente quebrado en la mente de aquel hombre. Su racionalidad parecía tan fragmentada como un espejo roto, y ella, atrapada en este extraño teatro, no podía sino sentir una creciente sensación de desasosiego ante la locura que la envolvía.

No entiendo la insistencia —respondió ella, su voz cortante como un cristal afilado—, pero si tanto necesitas saberlo, el nombre es Hestia. — Con esas palabras, su nombre se deslizaba en el aire como una brisa rebelde en un día de tormenta. - Y no me importa quién seas. 

Daibakufu no Jutsu


Mientras las palabras aún flotaban en la atmósfera, Hestia no permitió un segundo de paz. Realizó un único y preciso sello con sus manos, y de inmediato, un círculo de agua se materializó ante ella. El agua se desató con la furia de un torrente enloquecido, avanzando en una línea recta de 30 metros y 15 de ancho, arrasando todo a su paso como un diluvio vengativo. Las ondas del agua surcaban el suelo con la promesa de devastación, y las cadenas en su espalda empezaron a moverse con la determinación de serpientes enloquecidas. Hestia mantenía sus ojos clavados en Hades, como una sombra constante, lista para lanzar su ofensiva sin tregua si él intentaba escapar. El desasosiego del instante vibraba en el aire, una danza peligrosa entre la calma y la tormenta.

Mientras tanto, tan solo unas calles más al oeste…

Para Chito, el caos era un lienzo en constante transformación. La katana de Muken, cargada con un chakra implacable, cortó el jutsu del joven shinobi como un rayo en la tormenta. El Uchiha guardó su katana con un movimiento fluido, como un tigre que vuelve a su guarida tras la caza. Su postura era la de un maestro en guardia, la empuñadura de Sutōmucheisā reposando bajo su mano como una extensión de su voluntad. Desde una distancia prudente de unos diez metros, Muken adoptó una postura defensiva, su voz cargada de una calma tensa mientras le hablaba al joven alterado.

Tranquilo, amigo —dijo Muken, su tono suave como el viento en una tarde de verano, mientras su mirada permanecía alerta—. Solo estaba tratando de ver si esa porquería se iría si lo golpeara, no estaba buscando hacer nada malo. ¿Qué es lo que te pasa?, contesta-

La distancia entre ellos era una frontera de calma y tensión, con la esfera a unos quince metros, su presencia ominosa en el fondo.  Chito se encontraba atrapado en un torbellino de emociones, cada una más abrumadora que la anterior. Las palabras de Muken resonaban en su mente como un eco distante, pero eran imposibles de aceptar. No, no después de lo que había experimentado. La esfera era un abismo de terror y desesperación, y él estaba paralizado por un miedo visceral. La visión de la esfera, una sombra ominosa que se cernía sobre él, lo envolvía en una angustia casi tangible. Aunque su mente intentaba comprender, sus palabras se quedaban atrapadas en un nudo en su garganta. Deseaba con todas sus fuerzas evitar el contacto con la esfera, temía por su vida con una intensidad casi insoportable, pero una fuerza interior le instaba a enfrentarse a lo imposible e inevitable. Debía tocarla, debía proteger lo que estaba en juego, a pesar del terror que lo consumía. La paradoja de su existencia, entre el horror y la necesidad, lo mantenía en un estado de parálisis emocional, mientras su corazón se debatía entre la lucha y la desesperación.

En medio de su tormenta interna, Chito miró a Muken con un brillo de resolución en sus ojos. Solo pudo susurrar una palabra, cargada de una tristeza profunda y un arrepentimiento sincero: "Lo siento"

Cho Baika no Jutsu


Y en ese instante, sin la necesidad de sellos o fórmulas mágicas, su cuerpo comenzó a transformarse, como un río de lava desbordando sus márgenes. Su masa aumentó de manera asombrosa, hasta alcanzar un tamaño colosal, como una montaña que emerge de la tierra. Sus músculos se expandieron, el suelo tembló bajo su nuevo peso. 

Chō Mōdo


De su espalda brotaron alas de chakra, tan delicadas y etéreas como las de una mariposa, iluminadas con una resplandeciente energía que reflejaba la luz como joyas en el sol. El Akimichi, con una imponente presencia ahora sobrehumana, desplegó sus alas de chakra con un susurro de energía pura, preparándose para enfrentar el desafío que se avecinaba con una gracia inesperada y una determinación feroz.

Chito, Forma Coloso
[Imagen: Nivel2-Akimichi.png]

En su imponente forma colosal, Chito se alzó como un titán imperturbable, sus ojos fijos en Muken con una intensidad que reflejaba su desesperación. Con un rugido de fuerza contenida, extendió ambas manos hacia adelante, su enorme figura proyectando una sombra ominosa sobre el campo de batalla. Tras dos segundos de concentración implacable, un destello de energía pura comenzó a acumularse entre sus palmas. 

Chō Bakudan


El proyectil esférico de chakra, de 3 metros de diámetro , emergió con una fuerza arrebatadora, como un sol comprimido, dispuesto a arrasar con todo a su paso. La esfera de energía se disparó hacia Muken con una velocidad inhumana, alcanzando objetivos a 500 metros de distancia, un proyectil de muerte que prometía devastación. Mientras el proyectil avanzaba, las personas, atraídas por el tumulto, se acercaban cada vez más, sus pasos vacilantes y sus miradas llenas de incertidumbre, como espectros en el borde de una tormenta. La tensión en el aire era palpable, el destino de los combatientes pendiendo de un hilo, mientras la escena se desarrollaba en una danza caótica de esperanza y terror.


Área de Combate
Chito Akimichi
Ninja Uzumaki
Resumen y Posibles Daños


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Última modificación: 21-08-2024, 06:28 PM por Hades27hv79.
En cuanto good escucho el nombre de la chica, perdió el control del cuerpo, recibiendo el impacto-¿hestia?hestia-dijo en voz alta, claramente confundido, hades había tomado el control del cuerpo inconscientemente-¿quien es hestia?¿por que ese nombre es tan familiar?¿que pasa en este lugar?¡¿por que pasa esto?!¡¿por que no puedo recordar a mi propia familia?!¡¿que es el clan uzumaki?!¡¿que soy yo?!¡¿quienes son todos los que me rodean?!¡¿quien es sensei?!¡¿quien es "oka-san?!-se cuestiono hades, agarrándose la cabeza, sin prestar atencion a hestia, sin prestar atención a los ataques, sin prestar atención a nada en el mundo. Las lagrimas de rabia se escapaban de sus ojos, sus uñas rasguñaban su cabeza, dejando fluir la sangre, y las cadenas doradas, se enrollaron alrededor de hades, encerrandolo en una cúpula protectora, mientras el buscaba respuestas, desesperado, ignorando incluso a las voces en su cabeza. Sus marcas negras empezaron a brillar con un brillo morado neón, pero el no se daba cuenta del dolor, perdido en un mar de dudas, sin encontrar ninguna respuesta

Giniro Fūsa


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