[Flashback] Luces de neón ft.Anko
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Apariencia Ryu

El sol de verano brillaba intensamente sobre Ciudad Kouten, reflejando su luz en las fachadas de los edificios repletos de actividad y vida. La capital comercial del País del Rayo estaba en su apogeo, con nobles y mercaderes adinerados paseando por sus calles adoquinadas, acompañados del bullicio constante de los comerciantes anunciando sus productos y de los transeúntes disfrutando del ambiente.

Ryu, vestido con una sudadera verde que le permitía mezclarse fácilmente entre la multitud, caminaba por la Cámara del Comercio. Sus ojos amarillos destacaban entre la muchedumbre, al igual que las marcas en su rostro y sus dientes afilados, dándole un aspecto inconfundible a pesar de su atuendo casual. Su mirada curiosa se detenía en los puestos de comida, disfrutando del aroma de las delicias locales que se mezclaba en el aire.

Mientras paseaba, sacó una uva de uno de los puestos y, con una sonrisa, se la ofreció a Lady, su pequeña lagartija que siempre se escondía dentro de su ropa─. Aquí tienes, pequeña. Y ten cuidado con atragantarte ─ le dijo en un tono juguetón. La reptil, en respuesta, le mordisqueó ligeramente el dedo antes de agarrar la uva y esconderse nuevamente dentro de su capucha.

El castaño rió suavemente ante la travesura de Lady y continuó su paseo, cuando de repente, un letrero brillante llamó su atención: un casino. Sin pensarlo dos veces, decidió entrar, movido por la curiosidad y la promesa de entretenimiento.

El interior del casino era un contraste vibrante con el bullicio de las calles exteriores. Las luces de neón iluminaban el espacio, reflejándose en los espejos y las superficies doradas que decoraban el lugar. El sonido de las máquinas tragamonedas y el murmullo de la gente llenaban el aire, creando una atmósfera de expectación y emoción. Las mesas de juego estaban rodeadas de personas de todo tipo, desde comerciantes adinerados hasta aventureros que buscaban tentar a la suerte.

Se dirigió directamente hacia la barra, donde una serie de botellas de licores exóticos se alineaban detrás del barman─. Hey brother, ponme una bebida especial. Algo con un toque de picante ─ pidió, con una sonrisa traviesa. El barman asintió y comenzó a preparar la bebida, mezclando diversos ingredientes hasta crear un cóctel rojizo con un borde de sal y chile. Ryu tomó un sorbo, sintiendo el calor del alcohol y el picante que le quemaba agradablemente la garganta.
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Lady
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Ciudad Kouten, la muy conocida capital del País del Rayo, un lugar lleno de gente aveces amontonada en las calles, mercaderes gritando por todo el lugar buscando vender su preciada mercancía para obtener algunas monedas y tener un gasto para usarlo en comida o ropa. Entre la multitud, se encontraba la Miroku, caminando entre las personas, con su mirada atenta a todo el lugar que la rodeaba. 

La razón de su estadía en la capital del Rayo no era una simple casualidad, tenía una misión de baja importancia entre manos, aunque de baja importancia, misión es misión. Aquella consistía en investigar algo tan simple como unos robos a los mercaderes de la capital, después de todo, entre tanto bullicio, algún que otro malhechor podría aprovechar para tomar algo sin pagarlo.

Anko fue enviada por Kumogakure para investigar estos crímenes de poca monta, pero para esta chica que tiene un gusto enorme por los juegos de azar, aquel letrero brillante con una luz tan potente que lograba consumir la iluminación del sol, llamó mucho su atención. Sí, se trataba de un casino, Anko pensó por algunos segundos el ir a pasar un rato ahí, tenía la misión de investigación, no podía dejar de lado su trabajo para perder su dinero, o ganar más del que llevaba.

¿Oh, talvez sí? Sin dudarlo, la peli marrón hizo un gesto con sus manos, indicando que no estaría mal que entre al casino y se tome un rato libre, así que comenzó a mover sus pies en aquella dirección. Al ingresar al lugar, el sonido de las máquinas tragamonedas y los susurros de la gente fue como música para sus oídos. Su mirada recorrió el lugar con detenimiento, buscando algún juego en el cual pudiera comenzar a probar su suerte, aunque la mayoría estaban ya llenos de otros desgraciados tratando de hacerse millonarios dejando todo a la suerte.

Para su suerte, una mesa con el juego de la ruleta se encontraba aún con algún cupo para otro jugador. Anko rebuscó en los bolsillos de su gabardina y tomó algunas monedas antes de caminar hasta la mesa y formar parte del juego. El tiempo pasó, bastante, a decir verdad, el último juego de la ruleta finalizó, la Miroku miraba con total sorpresa como volvía a perder, ya no sabía cuántas veces había perdido, habían sido tantas que perdió la cuenta. El encargado del juego preguntó nuevamente quien estaba listo para otra ronda, pero Anko ya había tenido suficiente de aquello, así que decidió retirarse por el bien de su salud mental y el bien de su billetera.

Aun le quedaba algo de dinero en su bolsillo por lo que no sería mala idea tomar una copa antes de retirarse del lugar. La chica rápidamente se dirigió a la barra en donde ya había otras personas, destacando a un joven de cabello castaño y una figura imponente, cosa que no pasó desapercibida para la mirada de la Miroku. Pero lo que realmente llamó la atención de ella, fue la bebida que el Tokage sostenía en sus manos. Aquella mezcla se veía deliciosa y la boca se le empezaba a hacer agua mientras más pensaba en esa bebida.

— Buenas, soy Anko. Me preguntaba… ¿Qué estas bebiendo? Tengo ganas de probarlo —. Habló la Miroku hacia el joven de forma amable y con una sonrisa en su rostro, una sonrisa que, si bien trataba de denotar amabilidad y hacer juego con su tono, en ocasiones se veía tétrica. La Kunoichi de las Nubes tomaba asiento a un lado del Tokage mientras le cuestionaba sobre su bebida alcohólica. Era fácil saber la afiliación militar de Anko a la Nube, pues la placa metálica de la bandana de Kumo se encontraba pegada al borde de la manga de su gabardina.
Pasivas


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Ryu estaba cómodamente apoyado en la barra del casino, disfrutando de su bebida picante y charlando casualmente con el barman. El ambiente bullicioso y las luces intermitentes lo mantenían distraído, mientras Lady se acurrucaba en su capucha, asomando de vez en cuando la cabeza.

Al percatarse de una mujer que se acercaba, notó de inmediato el símbolo de Kumo en su gabardina. «Una kunoichi» pensó, sintiendo un leve cosquilleo de curiosidad. Decidió no revelar su propia identidad como shinobi. Después de todo, era su día libre y prefería mantener el misterio. Además, le parecía divertido ir de incógnito.

Cuando la mujer se presentó como Anko y preguntó sobre su bebida, el Tokage sonrió con una mezcla de amabilidad y picardía─. No tengo ni idea, pero está rico ─ respondió, dando un sorbo para enfatizar sus palabras. Luego, haciendo un gesto al barman, pidió otra bebida igual para ella.

Mientras el hombre preparaba la bebida, miró a Anko y añadió con un tono juguetón─: Me encantaría invitarte a esa copa, pero estoy tieso. Por eso estoy aquí, para probar un poco de suerte ─ Sus ojos amarillos brillaban con un toque de diversión, y una sonrisa ligeramente torcida se dibujó en su rostro, mostrando su dentadura serrada.

Con la nueva bebida lista, se la entregó a la kunoichi, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto de camaradería─. Espero que te guste tanto como a mí, me llamo Ryu por cierto ─ dijo, antes de levantar su propio vaso en un brindis informal─. Por los días libres y la buena compañía.
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Lady
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Una pequeña risa se escapó de las cuerdas vocales de la Kunoichi, aunque está no abrió la boca ni soltó la carcajada en el momento en el que el joven Tokage mencionaba que no sabía ni qué era lo que estaba tomando. Anko sonrió agradecida con el gesto de Ryu al pedir a aquel barman solicitar una bebida idéntica para ella.

Mientras esperaban, el peli castaño mencionó su escasez monetaria, esto gracias a que se ofreció a invitarle la copa a la Miroku, pero en esos momentos no podía. Anko negó levemente con la cabeza mientras sus ojos se enfocaban en el rostro del Tokage — No te preocupes, aún tengo algo de dinero para pagar mi bebida. Vengo de jugar un poco en estos malditos juegos, y… vaya que tuve mala suerte… ya perdí mucho… —. Dijo con algo de frustración al recordar su mala racha de juegos, por situaciones como esa era que odiaba los juegos de azar, en un momento podían hacerte ganar muchísimo dinero, pero un poco de mala suerte era suficiente para dejarte seco y frustrado.

—¿Ryu? Bonito nombre, chico… —. Respondió Anko antes de tomar la copa con la ayuda de sus dedos pulgar, índice y medio y levantarla para brindar junto al recién conocido. Luego de eso, la Kunoichi de la Nube llevó el borde de la copa hasta su nariz, disfrutando del aroma de un buen alcohol antes de colocar ese mismo borde entre sus labios y beber de su contenido. El picor de la bebida rápidamente quemó su garganta, una sensación completamente nuevamente para ella, pues hasta ese momento, el alcohol que había probado era el típico de siempre, con una sensación gaseosa y nadamas.

— Ahh… Esto sabe de locos… Parece que no tienes mal gusto para el alcohol, Ryu… —. Claramente aquella bebida le había gustado, solo era cuestión de acostumbrar su garganta a aquella sensación ardiente y así poder disfrutar plenamente de la bebida aún de nombre desconocido. — Y dime Ryu… ¿tienes algún juego de azar que te guste? En lo personal, juego al que sea, y si podría, haría trampa… —. Lo último lo dijo en un tono juguetón, talvez Ryu entendería que simplemente quería hacer trampa por medios casuales como un simple truco a los dados, pero ella se refería a poder activar su Doujutsu y con él, saber el futuro y así apostarle al número ganador.
Pasivas


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Ryu observó cómo Anko disfrutaba de la bebida que había pedido para ella. La manera en que sonrió y habló con él le resultaba agradable, especialmente considerando lo poco acostumbrado que estaba a este tipo de interacción social en un ambiente tan lujoso como un casino. Su vida anterior, llena de penurias y carencias, no le había preparado para estos momentos.

¡Salud, Anko! —dijo, levantando su copa y chocándola suavemente con la de ella. Luego, dio un sorbo y sintió nuevamente el ardor del alcohol con el toque picante, algo que le hacía sonreír cada vez.

La pregunta de la mujer sobre los juegos de azar le hizo reflexionar. La verdad era que no tenía ni idea de cómo funcionaban realmente estos juegos. Su experiencia en la vida le había enseñado a ser cauto y observador, pero no necesariamente astuto en juegos de suerte y azar.

La verdad es que es mi primera vez en un lugar como este —confeso, algo apenado y con una risa nerviosa—. Nunca había tenido la oportunidad de venir a un casino antes. Todo esto es nuevo para mí —Se encogió de hombros y miró alrededor del lugar, observando las luces parpadeantes y el sonido constante de las máquinas y las mesas de juego.

Miró a la kunoichi, buscando algún consejo o guía─. Tú pareces saber de esto. ¿Alguna sugerencia sobre dónde podría tener más suerte para ganar algo de dinero? —preguntó, esperando que su sinceridad no lo hiciera parecer demasiado ignorante.
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Lady
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— ¿Es tu primera vez en un casino? Wow… Eso no lo esperaba, llegué a pensar que tenías experiencia en estos lugares —. Anko estaba levemente asombrada por la revelación del Tokage, por su porte, ella juraría que el joven ya había visitado un casino antes o por lo menos había estado presente en lugares similares, aunque talvez sus visitas hayan estado reducidas a simples bares. — Experta no creo… O no sé… Tengo más partidas malas que buenas en estos lugares, pero tengo una adicción a los juegos de azar, supongo… —. Al igual que el cigarro, la Miroku odiaba tener que sentirse tan atraída por los juegos de azar., pero simplemente no podía evitarlo.

— No sé si mi opinión sea muy válida, considerando lo mala que soy para esto, pero mi recomendación son las máquinas traga monedas —. Dijo la peli marrón antes de darle un nuevo trago a su bebida, sin duda estaba bastante sabrosa. — Como todo aquí, están trucadas para que gastes una gran cantidad de dinero antes de ganar, pero las probabilidades son más altas que en un juego encargado por una persona, talvez quieras probar suerte ahora —. Una recomendación de mala influencia, pero estaban dentro del ambiente de un casino, además, por lo dicho por Ryu, necesitaba algo de dinero en extremis y que mejor forma de darlo todo a la suerte ¿verdad?

— Si necesitas monedas, yo tengo algunas, perdí bastantes hace rato, pero supongo compartirás algo de tus ganancias conmigo… —. El codo de la joven impactó con leves y sutiles golpes en la costilla de Ryu.
Pasivas


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Ryu soltó una ligera carcajada al notar la sorpresa en el rostro de la mujer─. Sí, es mi primera vez en un lugar como este ─ confesó, aún con una sonrisa─. Siempre he estado más en bares de mala muerte, donde apenas hay algo más que alcohol barato y peleas ocasionales. Nunca he tenido la oportunidad de visitar un casino hasta hoy.

Hizo una pausa, permitiéndose observar el bullicio y las luces vibrantes que llenaban el lugar. Los sonidos de risas, el tintineo de las monedas y el constante zumbido de las máquinas creaban una atmósfera electrizante. Sintió un leve hormigueo de emoción mezclado con nerviosismo mientras giraba su atención de nuevo hacia Anko.

Bueno, entonces probaré suerte con las máquinas tragaperras. Gracias por el consejo ─ dijo, levantando su vaso con un gesto de agradecimiento. Dio un trago largo, disfrutando del ardor del alcohol mientras bajaba por su garganta, sintiendo cómo el calor se extendía por su pecho. Esbozó una sonrisa decidida antes de dirigirse hacia las brillantes máquinas.

Se detuvo frente a una de ellas, que resplandecía con luces de colores y emitía sonidos metálicos. Los símbolos giratorios lo fascinaban. Con un suspiro, sacó una de sus pocas monedas y la deslizó en la ranura. Respiró hondo y tiró de la palanca, observando con expectación cómo los símbolos giraban y giraban hasta detenerse. Nada. No ganó nada.

Se volvió hacia la mujer, encogiéndose de hombros─. Parece que la suerte no está de mi lado hoy. ¿Me prestas una moneda? Tal vez la tuya tenga más suerte.

Cuando la mujer le entregó la moneda, volvió a intentarlo. Otra vez, los símbolos giraron y giraron, pero el resultado fue el mismo. Nada. La frustración comenzó a acumularse en su pecho, y golpeó la máquina con el puño, haciendo que vibrara levemente.

¡Vamos! Esto es ridículo ─ exclamó con exasperación mientras se giraba hacia la kunoichi con una expresión resignada─. Hoy no es mi día. ¿Por qué no lo intentas tú? Tal vez tengas más suerte que yo ─ le ofreció su última moneda, esperando que la fortuna de ella fuera mejor que la suya.
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Lady
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Una sutil sonrisa se dibujó en el rostro de la Miroku cuando el joven Tokage aceptó probar suerte en las máquinas tragamonedas del casino. Segundos después de que Ryu terminara con su bebida, Anko replicó aquel movimiento, dando un largo trago para terminar con aquel delicioso alcohol. Un leve jadeo se escapó de sus labios mientras rebuscaba en los bolsillos de su gabardina y colocaba algunas monedas en la barra, al lado de su copa, la paga para el barman.

La peli marrón siguió por detrás al castaño hasta que se detuvieron en una de las máquinas, los sonidos metálicos que esta producía y el susurro de la gente en los demás juegos generaban un ambiente parecido al de una fiesta tranquila. Los ojos oscuros de la joven miraron como Ryu empezaba con primera partida, teniendo mala suerte. Como ya lo había dicho antes, la Miroku accedió a entregarle una de sus monedas para que el chico siguiera jugando, aunque nuevamente no tuvo suerte.

La frustración era notable en sus palabras, Anko río levemente ante el des fortunio del Tokage. Ella asintió con su cabeza levemente mientras se sentaba a un lado de Ryu, en otra máquina. — Bien… Espero mi mala racha se rompa aquí… —. Dijo la chica mientras insertaba la moneda en la ranura. Los símbolos empezaron a moverse y finalmente dieron con su resultado. Las monedas cayeron desde la apertura de salida de la máquina, Anko tomó las monedas y sonrió. — Bueno, parece que tuve más suerte que tú, Ryu… ¿Quieres jugar de nuevo? —.

La Miroku estaba preparada, si el chico dragón necesitaba monedas, la reciente ruptura de la mala racha de Anko podía ayudarle, pues ella estaba dispuesta a darle moneditas para seguir jugando. Finalmente se sentía contenta, si bien no ganó mucho, al menos recuperó su inversión en el juego.
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