[Autonarrada] Ayuda en la granja.
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Era una mañana tranquila en Iwagakure, el sol apenas asomaba sobre las montañas, proyectando largas sombras sobre las casas de la aldea. Takeshi se encontraba en la plaza central, tomandose un sorbete de melón. Pensativo y reflexivo, antes de partir a una granja donde tenía una misión de ayuda debido a unos animales que habían escapado. Cuando acabó su ligero desayuno Takeshi se dirigió de inmediato a la granja, situada en las afueras de la aldea.Tras aproximadamente una hora de caminata, al llegar, fue recibido por el señor Hattori, un hombre mayor con el rostro marcado por las arrugas y el cabello muy canoso, pero con una mirada aún llena de energía.

-Buenos días, Takeshi. Gracias por venir tan temprano- dijo Hattori, con una voz que denotaba tanto gratitud como preocupación. -Varios de mis animales se escaparon anoche. Necesito tu ayuda para capturarlos y devolverlos al corral.-

Takeshi asintió. -No se preocupe, señor. Me encargaré de traer a sus animales de vuelta.-

Hattori le entregó una lista con los animales faltantes junto a unas breves anotaciones además de una pequeña cesta con distintas verduras y comida para los animales. -Te agradecería que empezaras por el bosque cercano. Mis cabras suelen dirigirse hacia allí cuando se escapan.-

Takeshi comenzó su búsqueda en el bosque, moviéndose con cuidado entre los árboles y los arbustos. Después de unos minutos, escuchó un balido suave. Siguiendo origen del sonido, encontró a una de las cabras atrapada entre unos arbustos espinosos. Con paciencia, cuidado y sin muchas complicaciones liberó al animal y lo llevó de vuelta al corral dándole algo de comida para que siguiese a Takeshi todo el camino de vuelta.

El siguiente animal en la lista era un cerdo que, según Hattori, tenía una tendencia a meterse en problemas. Takeshi recorrió los campos cercanos hasta que encontró al cerdo chapoteando felizmente en un charco de lodo. Con un suspiro, Takeshi se acercó al cerdo, que al principio se mostró reacio a dejar su nuevo "hogar". Sin embargo, con un poco de persuasión y algo de fuerza, logró llevar al cerdo de vuelta a la granja. Takeshi utilizó un poco de comida para atraer al cerdo y, una vez que el cerdo empezó a seguir la comida, lo guió cuidadosamente fuera del charco. Después de unos largos minutos de persuasión con la comida y paciencia, logró llevar al cerdo de vuelta a la granja.

El último animal, una vaca, resultó ser el más difícil de capturar. Según la lista de Hattori, la vaca solía dirigirse hacia una colina rocosa al este de la granja. Takeshi subió la colina y finalmente, encontró a la vaca pastando tranquilamente en una pequeña pradera. Sin embargo, cuando intentó acercarse, la vaca se asustó y comenzó a correr cuesta abajo.
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Takeshi persiguió a la vaca, tratando de no perderla de vista. Usó su agilidad y velocidad para adelantarse al animal y bloquear su camino. Después de varios intentos, la vaca mostró signos de enfado  y, de repente, se giró bruscamente hacia Takeshi intentando darle una cornada con sus astas. Takeshi no reaccionó tan rápido como le hubiera gustado, teniendo que concentrar y repartir chakra por todo su cuerpo para endurecer su piel. La vaca, ahora agitada, se movía de un lado a otro con agresividad. Takeshi sabía que debía tranquilizarla para poder capturarla.

-Pues no sé si ha servido de mucho...- Pensaba mientras notaba algunas gotas de sangre brotar de un pequeño corte de unos centímetros provocado por la vaca.-Mi piel no es tan dura como creo...-

Usando su agilidad, Takeshi siguió esquivando los embates de la vaca, algunos cornadas pasaron tan cerca que tenía varios pequeños cortes por toda la ropa. Aun así mantuvo la calma, dejó su mente en blanco, esquivó un par de envites más y se paró de repente clavando sus piernas en el suelo. -Saisho no...- Rápidamente agarró los cuernos de la vaca, parándola en seco-¡Boei!-

Al haber salido todo según lo planeado, rápidamente Takeshi hecho mano a su porta utensilios sacando los 4 hilos de metal que ahí se encontraban. Dio un salto hacia la espalda de su vaca y enrolló los hilos por el cuello de la vaca, montándola de una manera brusca.  La vaca intentó resistirse con todas sus fuerzas, dando fuertes embates y pateando el suelo con desesperación. Takeshi, manteniendo su compostura, ajustó los hilos para mantener un control firme sin provocar dolor innecesario. La vaca, exhausta de tanto moverse, comenzó a perder fuerza. Takeshi, con movimientos precisos y firmes, continuó asegurando los hilos, evitando que la vaca pudiera hacer algún movimiento brusco que pudiera poner en peligro el trabajo.

Finalmente, después de unos largos y cansados minutos de lucha, la vaca empezó a calmarse. Sus movimientos se hicieron cada vez más lentos, y su respiración se volvió más regular. Takeshi, aún montado sobre la vaca y manteniéndola bajo control, sintió que el esfuerzo comenzaba a dar frutos. Con habilidad y paciencia, deshizo los nudos de los hilos que había utilizado para sujeción y aseguró que la vaca estuviera completamente calmada.

Cuando se aseguró de que la vaca estaba tranquila y no intentaría resistirse más, Takeshi descendió cuidadosamente de su espalda y liberó los hilos con cuidado. La vaca, ahora calmada y agotada, se tiró al suelo sin más intentos de escapar. Takeshi descendió cuidadosamente de su espalda y liberó los hilos con cuidado. Takeshi se aseguró de que el animal estuviera en una posición segura y luego caminó hacia la granja, guiando a la vaca con cuidado. El recorrido de regreso fue tranquilo, sin más incidentes, y Takeshi mantuvo un ritmo constante para no estresar más a la vaca.

Al llegar de nuevo al corral, Takeshi entregó a la vaca al señor Hattori, quien lo recibió con una expresión de alivio y agradecimiento. -¡Excelente trabajo, Takeshi! No puedo agradecerte lo suficiente. No sé qué habría hecho sin tu habilidad y paciencia.-Se detuvo para observar todos los ropajes rasgados de Takeshi- Veo... que te costó convencerla chico ¿Estás bien?

Takeshi, cansado pero satisfecho, sonrió al hombre mayor. -Fue un desafío, pero me alegra haber podido ayudar.-

-Gracias, Takeshi. Has hecho un excelente trabajo. No sé qué habría hecho sin tu ayuda.-

Takeshi sonrió, sintiéndose orgulloso de haber cumplido. -Fue un placer ayudar, señor Hattori.-

Con la misión completada, Takeshi se despidió del señor Hattori y se dirigió de vuelta a la aldea. Mientras caminaba, reflexionó sobre la importancia de cada tarea, por pequeña que pareciera. Al llegar a Iwagakure, el sol ya estaba alto en el cielo, iluminando las calles y llenándolas de vida. Takeshi, satisfecho con su día, decidió que se merecía un buen descanso y unas nuevas ropas...

TÉCNICAS USADAS
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Misión Finalizada

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