[Misión Autonarrada]
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Era aún muy temprano por la mañana, el sol aún no había salido en su totalidad. El aire se notaba fresco y la mañana traía consigo el canto de los pájaros y el suave susurro del viento. Takeshi caminaba con paso firme hacia la entrada de la aldea, su mente enfocada en la misión que tenía por delante. Hoy, su tarea era vigilar la entrada de Iwagakure durante un turno completo, una responsabilidad que no tomaba a la ligera. Caminaba por la calle principal de Iwa hasta la puerta principal. Al llegar a la puerta principal, fue recibido por el guardia jefe, un hombre alto y de aspecto severo llamado Haruki. Vestía una armadura ligera y llevaba una espada al cinto, sus ojos mostraban la experiencia de muchos años de servicio.

-Buenos días, Takeshi.- saludó Haruki con una leve inclinación de cabeza. -Hoy estarás a cargo de la vigilancia durante mi turno. Necesitamos estar atentos a cualquier actividad sospechosa y garantizar la seguridad de todos los que entran y salen de la aldea. ¿Estás listo para esta responsabilidad, chico?-

Takeshi asintió. -Por supuesto, Haruki. Estoy listo para lo que sea necesario.-

Haruki prosiguió a explicar las tareas que debía realizar. -Debes revisar a todos los que entren y salgan, asegurarte de que tengan los permisos adecuados y estar atento a cualquier comportamiento inusual. También es importante mantener una comunicación constante con los otros guardias, por si pasase algo, tendremos una reacción más rápida.-

Con las instrucciones claras, Takeshi tomó su posición junto a la entrada. Los primeros minutos fueron tranquilos, con solo unos pocos aldeanos saliendo para sus tareas diarias y algunos comerciantes entrando con sus mercancías. Takeshi revisaba los permisos y hacía preguntas de rutina, siguiendo las indicaciones de Haruki. Sin embargo, a media mañana, la situación se volvió más tensa. Un grupo de viajeros, aparentemente comerciantes, se acercó a la entrada. Tenían el aspecto típico de mercaderes, con ropas gastadas y carretas llenas de mercancías. Takeshi les pidió que mostraran sus permisos, pero uno de ellos, un hombre corpulento, medio calvo y con varias cicatrices, destacando una cicatriz en la mejilla, empezó a actuar de manera sospechosa.

-¿Por qué tanta seguridad y tantas preguntitas?- preguntó el hombre con un tono desafiante. -Solo somos comerciantes tratando de vender nuestras mercancías para llevarnos algo que comer a la boca.-

Takeshi mantuvo la calma y la compostura. -Es por la seguridad. Por favor, muestreme sus permisos.-
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El hombre gruñó, pero finalmente tras buscar unos segundos sacó un papel arrugado de su bolso. Takeshi lo examinó detenidamente. Debía revisar todo del documento, fecha, nombre e incluso el sello. Para eso tenía una libro junto a él "Guía de Sellos y Permisos de Iwa". Tuvo que buscar que todo estuviese correcto pero notó que el sello no correspondía al de las autorizaciones oficiales de Iwagakure, parecía falso. Decidió llamar a Haruki para confirmar sus sospechas.

-Esperen aquí.-Dijo Takeshi mientras dejaba a otro guardia al cargo y se iba con los papeles junto a Haruki, que se encontraba unas decenas de metros más allá- Haruki, tenemos un problema. -Dijo mientras le entregaba el permiso y señalaba más concretamente al sello.

Haruki llegó rápidamente y revisó el permiso falso frente a los mercaderes. -Esto no es válido. Tendrán que acompañarnos para más preguntas.-

El hombre de la cicatriz intentó resistirse, pero los guardias estaban preparados. En cuestión de minutos, el grupo fue escoltado fuera de la entrada para ser interrogado. Haruki se volvió hacia Takeshi..

-Buen trabajo. Mantener la calma y actuar con prudencia es crucial en situaciones como esta. Has manejado bien la situación.-

Takeshi asintió. Con el problema resuelto, volvió a su puesto y continuó con la vigilancia.

El resto del turno transcurrió sin incidentes. Takeshi revisó a los aldeanos y visitantes con la misma diligencia, asegurándose de que todo estuviera en orden. A medida que el sol comenzaba a descender, señalando el final de su turno, se sintió satisfecho con su desempeño.

Haruki se acercó una vez más, esta vez con una expresión más relajada. -Tu turno ha terminado, Takeshi. Has hecho un excelente trabajo hoy. Gracias por tu dedicación.-

Takeshi hizo una reverencia. -Gracias, Haruki. Fue un placer ayudar.-

El sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, bañando la aldea en un cálido resplandor naranja. Con su turno de vigilancia completado, Takeshi se despidió de Haruki y se dirigió hacia el centro de Iwagakure. Sus pasos lo llevaron directamente a una pequeña taberna local, conocida por su delicioso okonomiyaki, una especialidad que Takeshi adoraba. Después de terminar su cena, se levantó y se dirigió a casa.
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Misión Finalizada

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