[Común] Matando el tiempo (ft. Jikaro)

Última modificación: 19-06-2024, 02:11 AM por Akari.

5 de Enero, 16DK
Amanecer

¿Habrá algo de interesante que tengan las rocas? Tal vez entre sus grietas y poros un secreto muy especial se esconda, por supuesto Akari ya es lo bastante grande como para seguir creyendo esas cosas, pero no a sido capaz de echar fuera ese habito que ha estado creciendo desde la infancia. Admirar las rocas se ha convertido en su manera predilecta de pasar el tiempo, y en el País de la Tierra hay más que suficientes, ni siquiera uno tiene que buscarlas, eso ahorraría a Akari tener que levantarse de su asiento.

'Matar el tiempo, matar el tiempo, matar el tiempo...' Pero incluso eso probaría ser aburrido tras pasar las horas ¿Y si fuese posible matar el tiempo para poder saltarlo? Akari suspiro a la absurda idea que le cruzo, el aburrimiento ya estaba subiendosele a la cabeza.

Tomando su wakizashi enfundada, la balancearía sobre su dedo índice con moderado éxito mientras peleaba con la gravedad para mantenerlo completamente en una sola posición con su dedo.

Eventualmente perdería la batalla y su arma caería en el cuerpo sin vida a su lado. Por supuesto, la tomaría en un instante e intentaría otra vez, y de nuevo caería, en la frustración, clavaría la hoja desenfundada en el torso de este mismo cadáver descansando a la cima de la pila de cadáveres.

¿Irrespetuoso? Claro, pero más irrespetuosos fueron ellos por asaltar un poblado e incurrir su ira, no es como si los aldeanos no pudiesen recolectar el suficiente dinero para contratar a un ninja lo medianamente suficiente para lidiar con estos guijarros de bandidos.

Bueno, menos contratar, más colocar un póster para atraer a cualquier ninja interesado en dinero rápido que por coincidencia pura se encuentre pasando por tan remoto poblado, sin no fuese por su costumbre de divagar, Akari jamas hubiese sabido que siquiera existía tal. Bajo esa misma suerte ella esperaba por alguna otra desamparada alma ninja que afortunadamente deduciese la localización del campamento bandido y le ayudase a cargar con los tantos cuerpos que, con tan meticuloso cuidado, apilo en una torre durante su prolongada espera.

Última modificación: 19-06-2024, 04:05 AM por Jikaro.

Entre mi viaje en los diferentes países me toco ir al País de la Roca. Lugar totalmente bello si te gustaba estar arriba de una montaña gigante muy empinada, pero las vistas te gustarán, pues algunas montañas que no eran muchas en realidad, pues no tenía tantas cordilleras como se esperaría de esa nación. Como si la tienes, válgame la redundancia, el país de las montañas y de esos lados, de por ahí. Quizás por su nombre pensarías que estaba lleno de tierra… Pues sí, es bastante obvio si te lo pones a pensar, pero hay algunas historias o mitos que podrías descubrir estando ahí, compartiendo con todos sus ciudadanos que realmente te harían pensar. Una de las mejores historias que puedes encontrar de este país es uno sobre una araña gigante que se enamoraba de los niños y se los comía dentro de su cueva. Mito o no, a cualquiera le daría miedo, a Jikaro no. Pues él se encargaba de proteger a quienes no podían hacerlos por sí solas, pero bueno. Él debía trabajar un poco más, así que bueno, su objetivo era buscar informaciones, un secreto o algo que me podría interesar.

Todo el tiempo que había pasado vagando entre los pueblos de este país, me pude dar cuenta que me estaba aburriendo de una forma horrible. Estaba literalmente muriéndome de aburrimiento, no encontraba nada. Parecía un viejo, pues portaba mi típica túnica negra, junto a mis vendas blancas amarrándome las manos, cualquiera me miraría pensaría que soy un vagabundo. Camine hasta un pequeño poblado que parecía abandonado, no había absolutamente nadie que pudiese verme. Logré ver, enfocando mi vista en la pila de cuerpos que habían sido asesinados de una forma terrible. Lo miré y me acerqué más rápido. No logré ver a alguien que pudiese ser el responsable de los cuerpos asesinados. Logré ver a alguien poniendo un cartel raro en un poste ahí. Saque un tanto de mi bolsillo derecho, me iba a defender. No estábamos tan lejos, así que decidí hablar. — ¿Quién eres? — Grité mientras miraba fijamente a lo que parecía un hombre algo pequeño y con el pelo muy largo, realmente le envidiaba el pelo de una manera increíble.

De entre todas las posibles cadenas de eventos que pudiesen transcurrir en lo que esperaba allí, sus dos mayores preocupaciones eran que ella fuese a morir a manos de otro shinobi o tuviese que matar a otro shinobi. Akari seriamente consideraba el primer suceso ocurriendo al no poder sentir la presencia del nuevo individuo hasta que este se anuncio a si mismo. Si ese sujeto no fuese un profesional del sigilo entonces ella no era una shinobi siquiera.

Si tan solo aceptaran partes de los cuerpos... Se quejo internamente. Nunca hubiese tenido que pasar estacionada innecesariamente allí, esperando por dudosa asistencia en cargar con los cuerpos que ni estaba segura fuesen a venir, si no fuese por la insistencia del jefe de la aldea que trajera los cadáveres enteros de los bandidos para hacerles quien sabe que. Entiende muy bien sus razones bajo el deseo de la venganza, pero de no ser por que le falta dinero entonces nunca hubiese tomado el encargo.

"Ronin contratada para eliminar este campamento de bandidos." Ella empuñaba la desenfundada wakizashi y se levanto de su asiento para encarar al sujeto desde donde ella estaba, revelando su rostro femenino aunque sucio por la tierra y rastros de sangre ajena que lo manchaban. "Espero por mis compañeros para poder recolectar estos cuerpos devuelta a la aldea, sigue por donde ibas por favor." Advirtió al desconocido, no muy directamente para no provocarlo e iniciar un combate que ella no ganaría si este sujeto resultase de esos de mecha corta, por eso el énfasis en compañeros que no existían, y si fuese que el extraño es la ayuda contratada entonces sabría ya que hacer.

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— ¿Ronin contratada? — Se quedó desconcertado. Para él, él o bueno según yo ella era un hombre hecho y derecho que simplemente tenía el pelo negro muy largo. A mí me sorprendió, no pude evitar sacar una carcajada mientras me frotaba los ojos con mi pulgar y mi índice. Me parecía realmente extraño, digo no parecía una mujer, pero no era tan importante. Pude visualizar como empuñaba su espada, era una buena espada, diría yo. No bastante grande como para asustarme, digo era una espada, podía cortarme por completo, pero realmente no. Así que un poco intrigado iba a hablar. Pero creí que era inapropiado hablar hasta que la señora deje de hablar, espere tranquilamente a que terminase de decirme que era una Rounin. Interesante, digo. No es como que nunca haya visto a un Rounin. Es que para mí era raro ver que se interesaran en cosas tan bajas como acabar con un campamento de bandidos, era caer muy bajo según lo que yo tenía aprendido. Pero bueno, me decidi a hablar. Me fui acercando lentamente a donde ella. — Uy tranquila, tampoco es que te vaya a matar o algo así. — Dije mientras reía un poco, ¿tan creepy me veía como para creer que la iba a matar?, si era así tenía que intentar estar más suelto para que no volvieran a confundirme como un asesino, que de hecho. Nunca he asesinado a alguien en mi vida, siempre he sido un pobre diablo que pierde absolutamente todo, no recuerdo la última vez que he ganado un combate. De tal manera, me apodaron el perdedor eterno. La miré y sonreí. — ¿Cuánto te dieron por estos?, poco no será. — Dije mientras me acercaba un poco a la pila y con mi pie derecho levante un poco a un cuerpo, quería ver si tenían algo que los caracterice. Quizás sean una banda que yo conozca, no lo creo pero bueno. Tenía que probar.

Contrario a las intenciones del extraño, Akari se pondría aun más nerviosa. No se siente amenazado y sabe que estoy siendo precavida con él. Mantuvo su cara de poker mientras enfundaba su wakizashi para entonces volver a tomar asiento pero esta vez en una roca con algo más de distancia del sujeto que se había acercado a la pila de muertos.

"Incluso preguntas por mi paga ¿Confías tanto en que no puedo matarte por saber demasiado?" Solo podía confiar en que la laxa actitud del otro no fuese una fachada y de verdad no tuviese interés en ella, pero trazando esa misma línea de pensamiento había olvidado un detalle importante ¿Que querría un ninja al azar con ella? Tal vez no era un cualquiera, es decir ¿Cuantas veces uno se cruza con un ninja de habilidades varias veces superiores a las tuyas en medio de la nada?

"No, si fuese contratado para asesinarme no sería tan obvio, o he sido tan grande un problema para las dichas grandes aldeas que han enviado a alguien que ni siquiera necesita de ser sigiloso para erradicarme." En todo caso ¿Que podía hacer ella? "Me ofrecieron diez mil ryos. No del todo la cifra original pero igual de penosa. Con suerte se iría al oír que nada de valor se encontraba allí, si no fuese un asesino contratado por supuesto, o siquiera le tomase la palabra y no preguntase por pruebas.

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El escuchar como ella se trataba con él le daba un poco de risa, digo. No es como que pueda hacer algo para cambiarlo, quizá ella se refería a las personas desconocidas de una manera defensiva lista para acabarlo. Él la miró fijamente, tenía un rostro sonriente realmente. ¿Saber demasiado?, no parecía como que si fuese un shinobi que supiera mucho. De hecho, se considera un shinobi que no sabe nada, pero bueno, con suerte, podría mantener una conversación antes de que ella decida acabarlo. Decidió hablar siempre antes de que terminen, tenía que hablarle bien pues bueno, tengo que mantener una imagen aunque me traten de asesino. — Si me hubieses querido matar, lo hubieras hecho, pero bueno. No lo has hecho. Además. Déjame ser un poco social. Por favor. — 

Suspiré mientras me alejaba un poco de los cadáveres, me acerque un poco a ella y la miré. Ella podría creer que soy un estúpido. Claro está, pero tiene sentido. Al escuchar la cifra, volví mi mirada a la pila de cuerpos. Dirigí mi mirada otra vez a donde ella. — Poco para lo más de 10 cuerpos. — Preguntó mientras sacaba un cigarro de mi bolsillo, el de mi túnica, para ser más específico. De la caja tomé uno y me lo llevé a la boca. Utilizando una técnica vieja que aprendí encendí mi dedo índice para poder prender el mismo cigarro. Le di una calada y la miré. — Entonces tienes compañeros. — Sonreí, mientras volví a mirar a los cuerpos en la pila, tenía algo interesante la chica. Ojalá quisiera hablar más. — ¿Dónde están? — Preguntó, mientras terminaba su cigarro rápido y lo tiraba a la pila. No se podía prender, así que daba igual. Poco podía pasar, lo máximo que pasaría sería que ella lo terminara matando. Que claro, hubiese podido hacerlo, pues tenía su guardia baja. Pero bueno, no lo había intentado, así que me podía estar tranquilo.

Akari se declinaría en responder pero su wakizashi había sido enfundada por lo que daría entender ella ya no estaba tanto en guardia, pero sería un error pensar eso. El extraño había encontrado la hazaña de Akari lo suficientemente fascinante para quedarse un rato a interrogarla, o eso leía de su lenguaje corporal, pero no tenía la menor apariencia de alguna autoridad shinobi, todo de él gritaba ser que era un ninja sin aldea afiliada como ella, pero aun más zafado de la cabeza.

"No es normal para un extraño tener tu reacción frente a alguien que ha asesinado a cerca de una docena de personas." Tampoco es que encuentre gente normal en su línea de oficio o incluso el día a día que le ha llevado a tener. "Por como actúas deduzco que eres otro shinobi al igual que yo, ni siquiera un extraño con matanzas, deberías saber que una vida social es lo menos que podemos tener con un trabajo así.

"Así que dime ¿Que quieres de mi en verdad?"

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La chica me ha dado la razón. Al final del día no me iba a matar, ¿qué le habría hecho cambiar de opinión?, su wakizashi enfundada me dio a entender que quería entablar una conversación, o más bien un acto de sumisión. ¿Habrá sentido el poder de Jikaro?, mucho no era, pues siempre ha perdido todos los combates que ha estado. Mi mirada se concentró justo en el arma, después de moverme un poco, decidí sentarme a su lado acercándome a ella, no tan cerca, no quería que sintiera que soy un acosador o aún peor un cazarrecompensas. Como no quería estar tan cerca de, me aleje a ella dejando unos cuantos metros de distancia clara. — Si estás acostumbrado a ver tantas muertes, no veo la necesidad de tener una reacción tan exagerada. — Dije mientras sonreía un poco, no era que me gustara la muerte. No, para nada. Simplemente, recordé un poco el horrible proceso que sufrí para mantenerme en forma, aun mis piernas destruidas, lo sufrí, actúe y sobreviví dando como resultado la persona que soy ahora.

— Lamentablemente, soy un shinobi, si estás en lo correcto. Ahora supongo que me vas a preguntar a donde pertenezco. Pero esperaría que tú lo hagas primero. — Dije mientras volvía a mirarla con una sonrisa, ¿estoy siendo despreocupado?, sí. Pero no tenía el porqué preocuparme. Realmente me daba un poco igual, pudo matarme. No lo hizo, quizás le parecí interesante. — Estaba pasando por aquí y te vi, supuse que había pasado algo. — Fue lo único que dije, pues al final del día era lo único que tenía que decir, la miré. Una sonrisa cálida fue dirigida a ella. No parecía el típico shinobi asesino, no lo era de por sí.