Poco más y perdía la costumbre de visitar aquel anecdótico lugar, hacia meses que no visitaba aquella magnifica arena, desde su ultimo encuentro con Rogu había decidido tomar un descanso, no lo sabía bien pero por como iban las cosas sería raro volver a aquellas desoladas tierras, quizá sería su ultima vez allí. Al cabo de una larga y amena espera, había conseguido su ingreso en el salón principal donde se registraría para el encuentro. Firmar unos papeles, garantías, etc, etc, y estaba listo para la pelea. Según el viejo que se encontraba detrás de la ventanilla, su encuentro estaría previsto para las 17 hs. con el tiempo sobrante aprovecharía para dar unas vueltas por el lugar. Cuando solo faltaban veinte minutos se dirigió al vestuario para vestirse y aligerar la carga para el encuentro, luego al pasillo final a esperar el llamado del arbitro.
¡¡Démosle la bienvenida a los dos primeros participantes del día de Hoy!!
Aplausos del generoso publico entusiasta que apoyaba con creces a los primeros invitados del día.
¡En la esquina derecha...! ¡Desde el País del Fuego...! ¡¡SSSATORU HYUGAA!!
...
¡¡Y a nuestra izquierda...!!
...
¡¡Y a nuestra izquierda...!!
¡¡Ni más ni menos que... CHOOOZAAAMI!!
Desde lo alto, los altavoces junto al publico, daban inicio al caluroso encuentro.
A paso sereno entraba en el Coliseo con ánimos de lucha, observo unos momentos al publico y se acerco al centro de la arena para luego saludar a su oponente inclinando su torso en un gesto formal. Satoru vestía uno de sus típicos kimonos, este era de color rojo con llamas negras en su espalda, bajo el kimono un chaleco chunnin típico de su aldea, de igual modo la banda de konoha y un pantalón de seda oscura, a sus pies unas sencillas alpargatas gastadas.
Que sea un encuentro justo! Exclamo el peliblanco mientras tomaba postura defensiva.
A paso sereno entraba en el Coliseo con ánimos de lucha, observo unos momentos al publico y se acerco al centro de la arena para luego saludar a su oponente inclinando su torso en un gesto formal. Satoru vestía uno de sus típicos kimonos, este era de color rojo con llamas negras en su espalda, bajo el kimono un chaleco chunnin típico de su aldea, de igual modo la banda de konoha y un pantalón de seda oscura, a sus pies unas sencillas alpargatas gastadas.
Que sea un encuentro justo! Exclamo el peliblanco mientras tomaba postura defensiva.
