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No va a Funcionar.
En este caso, estas calles estaban muy desoladas realmente. No estaban los típicos vendedores de frutas y verduras haciendo que las calles se vieran como un lugar muy aburrido, ¿Lo era?, sí. Este lugar estaba aburrido. Habría que hacerlo divertido, pero realmente la pregunta es cómo, pues no había algo que no involucrara hacer un espectáculo en el centro para que estos se diviertan. — [b]Toca hacer algo divertido. Vamos, Jikaro piensa, ¿qué puedes hacer para que el día no se torne aburrido? [/b]— Con todo mi pesar suspire. ¿No habría alguna forma de divertirme?, despues de tener todo mi cuerpo cansado, algo tendría que haber qué me pudiera divertir, ¿no?
Vi a un niño pequeño, era algo raro realmente. Tenía una aura de como querer escapar de algo. Es verdad que mi cuerpo estaba cansado, pero si yo pudiera salvarlo no iba a quedarme de brazos cruzados. Con rapidez, logre hacer malabares para subir arriba de un techo, realmente quería ver a dónde iba el niño. Iba saltando de techo en techo intentando no perderlo de vista. Se iba metiendo en callejones y esquivando a todas las personas. Parecía que hubiese robado algo, pero no. Simplemente, tenía que entregar algo, me di cuenta cuando llego a un lado de la aldea donde había gente que vendía cosas extrañas. Baje de los techos y me acerque a donde estaban todos los aldeanos, quería ver que vendían. Y si podía desmantelar esto.
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La situación estaba tranquila, las calles más o menos estaban sosegadas y a pesar de andar durante más de veinte minutos y cruzándome con gente y sitios, no encontraba a nadie con el que poder entablar algo más que una conversación. Todo eran ancianos, niños, y gente de bien que no parecía haber roto un plato en su vida. Fue ahí donde, por encima de uno de los tejados, pude ver a un hombre que vigilaba a alguien desde las alturas, seguía caminando y cuando me di cuenta de que lo que estaba siguiendo era a un simple niño, me asombré. Seguramente aquel niño hubiera robado algo, pero, ¿tanto era como para acecharlo? No era asunto mío, por lo que no me iba a meter, pero era algo peculiar.
Tras un par de minutos más caminando pude llegar a una plaza en la que se podía leer una pequeña aura de tensión, no sabía porque, pero algo me escamaba. Conclusión: Era el lugar perfecto donde la delincuencia podía llevarme hasta mi objetivo. Pero debía ser cauta, nunca se sabía donde las fraguas rebeldes podían esconderse y llamar a sus perros. No era que yo estuviera del todo con el Imperio, pero actualmente me pagaban bien… por lo que por el momento seguiría con ellos.
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Y caí.
Con estilo logré bajar con tranquilidad, pero ese no era el asunto. Realmente el simple hecho de buscar una forma de pasar como un comprador de cosas turbias me tenía un poco paranoico. Tengo que hacerme pasar por uno de ellos, así que con facilidad saqué una caja de cigarrillos, una de las más exóticas, pues su sabor es uno exquisito dependiendo del paladar de cada uno. Pocas de estas se habían visto por aquí, pues son fabricadas con especias nacidas en las dunas de Suna. Me puse uno en la boca y tomé camino hacia mi destino. Con tranquilidad entré, no pude poner un pie dentro y ya había dos damas de compañía intentando llamar mi atención. Con tranquilidad las rechacé mientras deslizaba mi mano derecha hasta mi boca, la cual tenía el cigarro. Gracias al cual di una bocanada de humo. Si había gente fanática de los cigarros, podían darse cuenta de que eran exóticos. Con rapidez visualicé una mesa de póker, parecía haber gente relacionada con esos negocios sentados ahí. Con una paz me acerque, el dealer me miró y me dedicó la palabra. — [b]Bienvenido, señor. ¿Desea jugar?, la apuesta inicial son 3,000 ryos. [/b]— Miro mi mano con el cigarro en ella, sonrío. Pareció haberlo conocido de algo. — [b]Poco es, entro. [/b]— Con tranquilidad me senté en la mesa, me otorgaron mis fichas y todo iba a comenzar tarde o temprano, pero un chico. Al otro extremo de la mesa me miró y sonriendo dijo. — [b]Hace tiempo no consigo dinero de un chico de ciudad. [/b]— Dijo mientras me miraba fijamente, no pude evitarlo, sonreí. Me subestimaron, no estaban preparados para perder.
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Tras haber seguido a aquel chico que a su vez estaba siguiendo a aquel niño, acabé entrando por un lugar donde lo primero que habría recibido sería un amable recibimiento por dos meretrices que no me harían ni caso al percatarse de mi género. Una pena pensar que todavía la sociedad en los más bajos fondos mantenida una actitud completamente heterosexual. Que pereza. El caso es que tras aquel pequeño viaje por la carpa acabaría por sentarme en la misma mesa que aquel joven acosador de menores. En aquella mesa estaríamos sentados seis personas, dos de las cuales seríamos dos mujeres y el resto todos hombres. Dos de ellos serían los míticos catalogados como piratas del mar con su gran barba y su calva ya de hacía años, mientras que los otro dos eran un hombre con gorra y gafas, seguramente para que no pudiéramos leer su mirada, y por último aquel tipo de cabellos blancos casi grises. Entre tanto las cartas serían repartidas y cada uno pondríamos su parte. Uno de los hombres haría intercambio de palabras con el recién incorporado mientras que mencionaba algo de una procedencia, me hubiera gustado saber de qué procedencia se refería, pero lo mejor era no llamar demasiado la atención.
También me habría dado cuenta de que aquella mujer no me quitaría ojo, quizás era por el hecho del género que compartíamos o que le habría llamado la atención no ser la única. Me habría dado cuenta de que quizás manejaba algún tipo de combate cuerpo a cuerpo dadas las trenzas boxeadoras que llevaría en el cabello y los guantes de cuero que tapaban todo menos los dedos que sobresalían por los agujeros preparados para ello.
Tras haber dado la primera salida de dinero y que comenzara la partida, me habría dado cuenta fácil de que mi mano no era ganadora, con apenas un siete y un dos estaría seguramente para el arrastre, pero intentaría seguir la mano hasta ver por lo menos la primera tirada de cartas y tras eso, ver que no tenía nada y que además empezaban a levantar la apuesta, decidí bajarme de esa ronda y rendirme. – No sigo – Expresé. Pero aún así me mantendría ojo avizor a los demás, sobre todo a la mujer y al hombre de cabellos cenizos, eran los que más me llamaban la atención. Contaba con algo a mi favor… mi maestría mi dejaría ver si mentían, pero necesitaba que me respondieran.
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Empezó el juego.
El Dealer entregó las cartas, por causas del destino entregándome el botón a mí, tuve que empezar con 1,000 ryos. Donde todos pagaron, al parecer no había mucha gente cuerda por aquí. Mire de nuevo mis cartas mirando a todos los de la mesa, me había tocado un 10 de picas y un As de corazón. El flop era una J de tréboles, Q de diamantes y 5 de corazones. Me convenía, podía ligar una escalera y ganarme el dinero de estos hombres y damas presentes, aunque ese no sea mi objetivo. — Muy conveniente. Este flop podría servirme. — Pensé mientras miraba al chico que me dijo que era un niño de ciudad. Era un tonto, le mire fijamente, mire mis cartas y devolví mi mirada hacia él, le dedique una sonrisa. Me parecía un poco estúpida su forma de ser, quizás sería más como un niño pequeño que quiere demostrarle a sus padres que puede ganarle a cualquiera… ¡Eso es!, él quiere impresionar a alguien. Pero… ¿Quién?, eso aún no lo descubría. Mientras me destruía la mente pensando en la próxima jugada, la chica que su nombre aún desconozco dijo que se rendía. Raro realmente, le miré. Ella parecía convencida de su jugada, me miró también. Parecía expectante, sonreí. ¿Me conocerá de algún lugar?, no lo sé, quizás simplemente soy demasiado lindo y no podía quitarme los ojos de encima. La entiendo si es eso. No cualquiera se resiste a mis encantos. — Te diría buena jugada, pero no lo sé. Tuviste que pagar para que el de lentes me diera más dinero. — ¿A qué se refería?, en plan. El chico de lentes prácticamente lo odiaba, nadie sabe por qué, de seguro, se refiere a que si ella apostaba el chico de lentes se veía obligado a apostar o subir. Sí, de seguro era eso. Sonreí y decidí esperar a ver que hacía el Dealer o aún mejor. El chico de los lentes.
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La jugada siguió y yo mantuve la mirada puesta en todos los jugadores que todavía seguían apostando. Las siguientes manos serían dadas y las cartas seguían cayendo en la mesa hasta que la última del round fue levantada, ahora solo quedaba ver que tenía cada uno, que tan buena era la jugada y cual era el que había quedado como estúpido yendo a un round con un dos y un tres. No era algo raro, de hecho, pues muchos jugadores acababan perdiéndolo todo simplemente con un farol, un intentar medir su hombría con un ego y una clara mano que les haría perder todo su dinero… ¿Este sería ese mismo caso? De momento ningún habría ido con un All In, así que estaría tranquila en que todavía habría dinero para desplumar.
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— Oye, felizmente retírate. No tienes una mejor mano que yo. Estás perdiendo el tiempo. — Vocifere mientras miraba las fichas que tenía. Fui all in, lo volví a mirar. — Anda, vas a perder tu dinero por querer demostrar que eres mejor que yo. Piénsalo. — Estaba intentando convencerlo de que iba a perder todo su dinero si seguía apostando. Quizás me estaba creyendo o no, pero se lo estaba pensando mucho. El Dealer le miro, todos los ojos estaban en sus fichas y cartas, parecía haber subido la temperatura, pues él estaba demasiado sudado, estaba inseguro de hacerlo. Le miré fijamente, no lo pensó mucho y tiro sus cartas con la cara hacia abajo. Se había rendido, Jikaro al ver esto soltó una sonrisa pícara. Tomando todo el dinero y soltando sus cartas de la misma forma. Miró al chico y tomo aire. — Eres más tonto de lo que pensaba, no tenía nada. — Soltó entre una carcajada, dejando todas las fichas que conseguí esta vez organizadas. No quería que se viese mal, pues al parecer el de lentes se había enojado bueno, normal, le mentí en la cara. Se puso demasiado rojo, estaba demasiado enojado. Parecía ser que prácticamente lo odiaba de una forma horrible. El hombre saltó de su silla destruyendo las mismas en varios pedazos. — ¡Maldito! ¿¡Cómo te atreves a insultarme de esa manera, maldito estúpido!? — Gritó enojado, Jikaro en este caso saco otra sonrisa pícara, el dealer, sin embargo, le miro fijamente. Mientras que el mismo dealer deslizaba su mano derecha hacia abajo de la mesa, al parecer iba a sacar algo para atacarle, pero con rapidez algunos seguridad que se encontraban en el local lo neutralizaron y lo llevaron hacia afuera. Pero antes de salir, vocifero. — ¡Nos veremos maldito! — Me sorprendió, miré al dealer el cual me devolvió la mirada. Sonreí y miré a todos en la mesa. — Tienen que aprender a jugar póker o les pasará algo así. — Dije mientras reía un poco, fue un movimiento arriesgado realmente, pero ese era el chiste. Si no lo intentaba iba a perder y él cayó. Fue un movimiento demasiado arriesgado, pero bueno. El que es bueno, es bueno donde sea. Mire a la de coleta, de seguro me iba a decir que fui un tonto por falorear de esa manera tan rata, quizás sí. Es verdad, pero creo que lo hice de una manera inteligente, además. Funciono, no me podía quejar de mucho.
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La conversación fue llegando a lo más alto y los faroles que se estaba tirando el chico de la sonrisa eran bastante obvios, yo por mi parte no diría absolutamente nada pues ya estaba fuera del juego, pero era algo bastante lógico que por mucho que dijese se notaba que no tenía nada. De hecho, me hacía gracia que incluso yo con las cartas de pacotilla que tendría hubiera ganado esa mano si hubiera seguido. El juego terminó al mismo momento que aquel hombre lanzó en cólera y se levantó tirando todo a su paso, yo por mi parte me levantaría de la silla rápido y aprovechando el jolgorio haría un pequeño mutis por la sala y agarraría un kunai con la mano derecha para agarrar con la izquierda y rodear con mi brazo el cuello del que llevaba el juego allí. Mi kunai iría hacia su garganta y lo apoyaría con decisión. Los matones de seguridad tendrían al alborotador con los brazos hacia atrás y le soltarían rápido al ver la acción que había tomado contra el que llevaba allí el juego. El alborotador aprovecharía para irse corriendo mientras que el resto de la sala miraría hacia mí. – Así me gusta, todos quietitos si no queréis que me lo cargue – Expresaría apoyando de nuevo el filo del kunai contra la garganta del Dealer. – Tranquila por… – Intentaría expresar aquel hombre al que no le daría tiempo a seguir hablando. – ¡Estoy muy tranquila! Pero me cansé de jugar al póker, ¿dónde está el mercado negro del País del Rayo? – Preguntaría sencillamente mientras que el hombre que tendría agarrado no opondría resistencia. Los que si se movieron sería dos de los hombres que estarían en la mesa los cuales haría el mismo movimiento que el primero que se iría y abandonarían la sala. – ¿Alguno que quiera contestar? – Preguntaría a los dos matones que tendrían el cuerpo en posición para atacar en cualquier momento pero que seguramente no lo harían por su preocupación, ya que a juzgar por el parecido entre los dos matones y el Dealer juraría que serían familia. Entre tanto aún habría en la mesa dos personas, el chico de las sonrisas y la mujer de trenzas que estaría uno justo en frente del otro cada uno a un lado de la mesa en frente de mí, y más atrás los dos matones, todos expectantes de que era lo siguiente.
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— Paren. — Su voz estruendosa hizo que todo el burdel sintiera una presión gigante, la mayoría hicieron lo más sensato salir corriendo del lugar como los viejos que parecían piratas. No quedaron nadie más, solo la de la coleta, la de trenzas, el dealer, los dos matones y como no. Jikaro, el mejor de este pobre burdel. Mire mis manos. Intente ver donde estaba la voz, porque no fueron ningunos de lo que estaban en el burdel. Miré un poco desconcertado. Pero se vio como un viejo, de algunos 70 años, subía las escaleras con una mirada vacía. Al parecer era el de la voz, pero eso no importaba, había un maldito sótano abajo de este burdel. Lo miré, no pude evitar sonreír maldita sea. O sea, todos tuvieron miedo de un viejo enano, es raro. — ¿Por qué sonríes joven de negro? — Lo miré, sonreí y simplemente mire a todos los matones y el desastre que había. — ¿Por qué no hacerlo? — Pregunte mientras sonreía, no podía evitarlo. Es que es algo que me sale natural. Todos se quedaron expectantes a ver que quería este viejo. — Bueno, oí que querían mercado negro. Están en el lugar correcto. Pero primero, por favor. Suelten a mis trabajadores. Se irán. — Lo miré fijamente, la de las trenzas hizo lo mismo. Pero sorprendentemente le hizo caso, pero lo noqueo primero. Yo miré al mío y bueno, no podía hacer más. Le di un golpe en la nariz dejándolo noqueado. La de coleta debería hacer lo mismo, poco va a hacer si no hace caso. El viejo nos miró. Y dio una sonrisa pícara. — Vengan, síganme al sótano, por favor. — Jikaro no lo haría primero, esperará que sus compañeras decidan si ir o no, si muere aquí quiere tener una buena excusa.
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De buenas a primeras, y con todo el mundo controlado por aquel grupo que se había creado de la nada, una voz estruendosa avisó a todo el mundo de su llegaba y pidió formalmente que soltásemos a los rehenes. El chico del farol sonreiría, no sé qué le haría tanta gracia, pero admitía que su valentía o quizás arrogancia era de admirar. Cuando el hombre entraría en escena y pediría que soltásemos a todo el mundo, ambos desconocidos noquearían a los matones mientras que yo soltaría sin ningún problema al líder del Póker y metería de nuevo el kunai en su sitio escondiendo mis manos dentro de la túnica y haciendo un simple sello, rodearía todo el espacio en mi radar de chakra simplemente para hacer un barrido sensorial y cerciorarme de que todo estaba bien. Ambos desconocidos tenían un chakra ligeramente por debajo del mío, aunque claramente su estilo de lucha no era el chakra, si no que eran los golpes. Por el contrario, el anciano tenía un nivel de chakra muy inferior al de todos, pero había algo en él que me inquietaba. Me quedaría así mismo, expectante y barriendo con mi radar todo el rato mientras que sería la primera en seguir a aquel anciano. ¿A dónde nos llevaría todo esto?
Tras concentrarse y mantener un sello, el shinobi es capaz de detectar el chakra acumulado en un radio en metros igual a a la mitad de su Presencia (redondeando hacia abajo). Así, el ninja puede distinguir a los individuos dentro de su rango de acción según su cantidad de chakra y el color, así como la dirección en la que se mueven.
Rango A: No necesita mantener un sello, pero sí concentrarse durante el proceso pudiendo sólo realizar el esfuerzo de caminar. El rango pasa a ser el atributo Presencia.
Rango A+: Puede utilizarse sin necesidad concentración absoluta (se pueden hacer otros usos de chakra), pero el rango es un cuarto de la Presencia.
Se puede detectar un rastro de chakra y seguirlo, dentro de una línea temporal.
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