¿El monstruo del lago Ness? [Rango C]
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Última modificación: 27-05-2024, 03:05 AM por Bosenmori Mei.
Una misión de cuatro personas, dos conocidos y uno que no. Aunque… de algo le suena. ¿Será un caso simular que con Asahi? Un tipo con el que compartió escuadrón durante mucho tiempo, pero que el paso del tiempo se encargó de quitarlo de su memoria. Ya tendrán tiempo para averiguar si han visto sus rostros antes, pero ahora vayamos a lo que nos compete. El Heizu fue asignado líder del equipo en una labor que los lleva a un pueblo del país del agua algo alejado de la capital Kirigakure. En aquel sitio, varios pescadores han desaparecido misteriosamente el último tiempo, sembrando el pánico en sus habitantes. Una vez se dieron cuenta que no podían dar con la respuesta, avisaron al imperio en busca de ayuda. Pues los altos mandos no encontraron una mejor idea que encomendarles el asunto a ninjas de rango bajo.

Pero no son unos cualquiera, sino que se les puede considerar dentro del grupo con más potencial dentro de la aldea. Incluso ha habido comentarios que los sitúa como los encargados de llevar a la villa al siguiente nivel de protagonismo. ¿Podrán hacerlo? No olvidemos la decepción que varios de sus ninjas dieron años atrás en un hecho histórico como lo fue Yugata no Toshi. Un insulto como ese no pude revivirse jamás.

¿Deberemos llamarte líder, Asahi? — Mei se caracteriza por ser bastante seria en lo que a su labor como ninja se refiere. En su educación se le enseñaron ciertas reglas que no siempre se cumplen, pero es mejor asegurarse desde el principio. Después de todo, una buena comunicación es clave para que los equipos funcionen. Además, la misión puede tomar varios días, así que llevarse bien es clave. Cualquier desacuerdo puede generar problemas que impidan en el correcto desarrollo de la misión.

El viaje toma alrededor de cuatro horas, llegando al mediodía a la pequeña villa, pues salieron temprano de su hogar. El lugar alberga alrededor de 500 personas. Comparado con las grandes aldeas, es una población muy reducida. Es el tipo de ciudades en donde todos se conocen desde pequeños, fueron a clases juntos y todo eso. Por eso es que este caso les aterra tanto, pues de la nada han dejado de ver a amigos, familiares, personas con las que se saludaban día a día. Y el hecho de no hallar ninguna respuesta asusta, pues aquel que te habla hoy puede ser la víctima de mañana.

Lo único que se ha llegado a tener como pista es que el lago en el cual se encargan de pescar, y del cual se centra la economía del lugar, tiene que ver con el caos. — ¿Investigamos el agua primero o hablamos con los aldeanos? — Si bien la pregunta va directamente a Asahi, también el resto puede responder. Al final, la decisión debe ser tomada por todos. Claro, puede ocurrir que el Heizu sea una especie de dictador y quiera decidir todo por su cuenta, pero difícil. Dicen que quien escribe sus páginas no posee ese estilo. Pero quién sabe, tarde o temprano todos cambian.

De pronto, un pequeño anciano se acerca a ellos. No le es difícil identificarlos como los ninjas que vienen en su ayuda debido a sus vestimentas, las cuales distan bastante de las comunes que hay en la aldea. No pasan desapercibidos ante los ojos de nadie.

El viejo aclara la garganta y hace una leve reverencia. — Por favor, cacen al gran asesino del lago. Ya perdí a dos de mis hijos, si también se lleva al tercero, yo… — No llora, pero su voz se quiebra. Una pequeña interacción para intentar motivar a los protagonistas a resolver el caso.

No se sabe si efectivamente hay una especie de monstruo oculto o son humanos los responsables de todo esto. Son nuestros queridos gennins los encargados de dar con la respuesta.

¿Cuál será el primer paso a dar?

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Instrucciones
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— ¿Qué? ¿Yo, yo seré el líder de esta misión? — La dentada dentadura del chico se mostró de canto a canto; era imposible ocultarla con la expresión de su rostro. La sorpresa cayó como un balde de agua fría, tanto a nivel personal como laboral. Ciertamente, Asahi ya habría fungido como el líder de alguna que otra operación a lo largo de su corta carrera como shinobi, aunque claro, no era para nada de su agrado hacerlo.

— ¿No podemos asignar a alguien más, más? — Preguntó a su superior, quien negó rotundamente y explicó las razones ficticias por las cuales Asahi era el shinobi ideal para llevar a cabo la operación. No rechistó ni replicó más allá de la negación del superior; solo perdería tiempo y saliva haciéndolo. Sin más que dialogar, tomó con fuerza la carpeta que incluía la información y se dirigió a estudiar el caso para realizar la misión en los próximos días. Era una simple solicitud, podríamos decir que era casi un tema social con una recompensa añadida.

El momento llegó y el grupo se reunió. Asahi observó con cautela a los dos miembros que eran totalmente desconocidos para él, aunque pudo sacar el rostro de uno de ellos, puntualmente de Yusuke. ¿Eran de la misma división? Quizá era solo su memoria y un poco de imaginación dándole una mala pasada al Heizu. Como fuese, debía dar unas palabras al grupo y, claro, responder a Mei, que no tardó en hacerse presente.

— No, no, eso suena demasiado exagerado. Pueden seguir llamándome Asahi. — Aclaró. Era extraño el punto que comentó la kunoichi, aunque no le quitaba la razón. El viaje se dio con total tranquilidad. Al menos por parte de Asahi, como era de costumbre, se mantuvo al margen de toda la situación, siempre observador y analítico, mantendría su voz resguardada; quizá respondiendo solo si fuese necesario o alguno de los otros miembros decidía platicar trivialmente. Fuera de ello, callaría.

El trayecto llegó a su final, pies sobre tierra y desembarcaron. Asahi tenía un poco de información del caso estudiado y, claro, un pequeño mapa bosquejado con puntos importantes e información resumida. — No creo que los aldeanos puedan aportar demasiado. Después de todo, la información que poseen está expuesta en el caso de la misión. Solo estaríamos perdiendo el tiempo, tiempo. — Aclaró su garganta y señaló hacia el agua. — Creo que lo mejor sería crear un cerco de seguridad. Será difícil dar con el origen de los ataques sin arriesgar a alguien. Considero que debemos buscar reducir el peligro que representa el misterio entre manos, manos. — Añadió.

En este punto, Asahi consideraba que hablar con los aldeanos solo sería repetitivo y quizá el equipo debía enfocarse en trabajo de campo de verdad. — ¿Qué opinan ustedes? — Buscó apoyo en sus colegas; después de todo, era un equipo. — Dejo mi idea sobre la mesa, mesa. Si consideran que debemos tener un enfoque diferente, estoy abierto a debatirlo, debatirlo. — Su maldita muletilla parecía estar peor que nunca... ¿Eran los nervios?
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Solo conocía a uno de los miembros de la misión en la que se había visto involucrada. Si bien no era algo que le importase, era algo a lo que tener en cuenta a la hora de tratar con cada uno de ellos. Bien era conocedora de las implicaciones que tenía el salir a una misión, especialmente cuando no era algo a lo que estuviera acostumbrada a hacer de normal, siendo más entregada a su vida de manera más aislada del resto de personas. Quizá, y basado en un vago pensamiento, de ese modo dejaba de sufrir por perder a otras personas por el camino. Si se fijaba en el resto de personas, podía ver en ellos el potencial peligro que podía suponer para la propia vida y sus sentimientos. No era la misma desde que perdió a su familia, pero algo le decía que si sus padres estuvieran con ella: no permitirían el verla tan apagada rodeada de personas.

No cuestionaría el hecho de quien era el líder o no, ni siquiera era algo que al final del día le importase. Lo que realmente quería tener en cuenta es que fueran personas capaces, y ahora mismo cualquiera podía serlo más que ella en muchos aspectos. No era pesimismo, era realismo, pues por las razones ya explicadas anteriormente: había cosas que debía llevar más a la práctica tras tenerlo abandonado por otras labores a las que le había dado más peso hasta entonces. Sin embargo, el hecho de no ver algún ápice de molestia, y que parecían conocerse de antes, con respecto al liderazgo de aquel hombre, le hizo no tener que pensar demasiado en ello y despreocuparse. Tan solo podía apoyarse en el criterio de ella, pues era su única conocida y, por la experiencia pasada, no consideraba que fuera de esas personas con ideas estúpidas. Hasta el momento, al menos, no lo creía así.

Sin haber mediado palabra aún, acabarían por llegar a la aldea y, con ello, la pregunta de Mei, junto a la respuesta del que prefería no ser llamado por su título en aquella misión. Después de la exposición de su idea, de las palabras del anciano, sería cuando finalmente Noa mediase palabra con el resto. — ¿Y si se da el caso de algún aldeano que no haya expuesto lo que vio? Que se calle algo por miedo. —Planteó su duda. — No es algo que crea, solo dejo caer esa cuestión por tenerla en cuenta si no encontramos nada. — Su voz era calmada, apagada en el aspecto de que parecía salir con delicadeza, como si se preocupara de atormentar con su volumen y romper algo con su voz. — Pero asegurar la zona parece lo más apropiado por el momento. — Finalizó al respecto.

Se acercó entonces un poco más hacia el agua, realmente tan solo dio dos pasos más que el resto para percatarse más de lo que pudiera haber en el interior, intentando alcanzar con su mirada lo que pudiera. No creía que fuera un yokai, pero tampoco lo descartaría tan a la ligera. ¿Quizá porque era a lo que estaba acostumbrada en su vida? Habría que ver qué clase de monstruo era, o si tal vez era nada más que una serie de desafortunados acontecimientos los que se habían dado en aquel lago. — ¿Están todos cómodos con la idea de nadar? — Se cruzó de brazos, aun tratando de analizar lo que veía, tratando de divisar alguna sombra quizá. — ¿Qué tanto debemos adentrarnos de primeras? Puede que sea arriesgado, pero si no logramos sacar lo que sea que pudiera haber en el agua... habrá que encontrar otros medios de hacerlo salir. — Finalmente, su mirada se dirigiría de perfil hacia el resto, esperando las opiniones respecto a ello para saber como proceder en comodidad de todos, o saber qué tanto respaldo iban a tener con qué acciones.
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Días antes de la misión.
Horas de la tarde.
En alguna costa del País del Agua.

Con un sonido sordo el impacto de las inmensas bolsas de basura era amortiguado por los finos granos de arena de aquella costa. En medio de las dos bolsas, también se desplomaba el joven pelinegro, dejando que la gravedad hiciera lo suyo para regalarle unos pocos pero efectivos instantes de descanso. Las fibras de sus músculos ardían tras un arduo trabajo como aquél, y sus pulmones se enfocaban en no perder la función que les caracterizaba, pidiendo aire desquiciadamente.

Lo que le tomó recuperar el aliento palideció al compararlo con la fracción de segundo que le tomaría perderlo de nuevo, esta vez invertido en un estruendoso grito que se perdía entre las olas y que -casi- nadie escucharía en kilómetros a la redonda.

— ¡MALDICIÓN! —

Gracias a la característica belleza de un paisaje sin muros y con un horizonte explayado hasta donde la vista alcanzase, no hubo eco que se llevase aquella queja muy lejos, quedándosela para él mismo y otro par de desdichados que patrullaban por ahí. Estos dos transeúntes, que resultaban ninjas de más alto rango que el de ojos ámbar, se acercarían riendo entre sí. Le conocían, y sabían de los rumores que le rodeaban, pero no habían tenido certeza hasta ahora. — ¿Va en serio? ¿Acabaste la misión tú solo? — dijo uno, estando más cerca del desplomado y sus dos bolsas. El otro se centraría en estas últimas y dejaría escapar un silbido de asombro. — S-Sí señor. Me tomó más de lo que me gustaría admitir, pero sí. — como pudo, entre jadeos, se dejó entender Yusuke.

Los dos ninjas le ayudaron a recomponerse y a cargar las bolsas de camino a donde se había dispuesto un lugar para deshacerse de ellas. Tuvieron la amabilidad, además, de firmar el folio que llevaba el genin, indicando que la misión se había completado con éxito y, además, regalándole palabras de aliento como referencia a su desempeño. Más arriba, en el objetivo de la misión, el folio rezaba algo sobre limpiar 10 kilómetros de costa. Y en los integrantes del equipo que se encargaría de ello solo había un nombre: Yusuke.

El genin se había labrado una suerte de reputación por casos como estos. Su trabajo duro era reconocido entre sus similares, pero era un sujeto extraño. Prefería, en pro a no molestar al resto, tomar las misiones por sí mismo, y dada su carencia de experiencia en combate o capacidades extraordinarias, se limitaba a las misiones de más bajo rango. Por ello su sorpresa cuando, al volver al edificio administrativo para reportar su avance, fue asignado no solo a una misión de un rango superior al acostumbrado, sino a una misión grupal. Se sorprendió, sí, pero su propia lealtad e idealización ante el imperio le impidió pedir explicaciones. Con un gesto aceptó, y partió a casa, a prepararse para su siguiente aporte.



Día de la misión.
Horas de la madrugada.
Kirigakure no Sato.

La madrugada que llevaría al chico al punto de encuentro para partir había llegado rápido, entre una labor y otra. No sentía ni un ápice de nervios por su tarea, pero sí porque sería su primera misión grupal en muchísimo tiempo. Su atención no fue suficiente para suscitar interés en quienes serían sus compañeros, pues eventualmente lo descubriría. Sin perder mucho tiempo se alistaría para partir, con su bandana adornándole el brazo derecho y sus portakunais y utensilios en su lugar. A la espalda llevaba consigo un bolso de tamaño considerable, aunado a la ya imponente envergadura de él, con provisiones para el viaje y la misión. Se despidió de casa, y tomó camino.

— Buenos días. — dijo al llegar, con el respeto bañando sus palabras. — Soy Yusuke. Espero podamos llevarnos bien. — sus palabras sonaban extrañas al sentir que conocía al menos a un par de los presentes, pero no ahondaría mucho. Ya habría tiempo para ello. — Si necesitan ayuda con algo no duden en pedírmelo, no soy el más hábil pero estoy dispuesto a hacer lo necesario. — sonrió con su intervención, para hacer una pequeña reverencia tras esta.

Por lo demás se dedicó a viajar en silencio. Ahora es cuando su mente empezaba a darle vueltas al caso que les había reunido, y le resultaba cuanto menos extraño. De vez en cuando sacaría la hoja con la información de la misión para releerla en caso de haberse saltado un detalle antes, pero siempre terminaba siendo lo mismo. Se dedicaría a conversar de vez en cuando con el capitán del barco que les llevaba, soltando carcajadas sonoras ante las historias del marinero.

En cuanto desembarcaron fue el último en tocar tierra. La mirada estaba puesta en el pueblito, buscando pistas notorias. Cuando aquel viejo se acercaba a suplicarles por un buen trabajo, no pudo evitar empatizar. — No se preocupe, nos encargaremos de que no vuelva a suceder, y le daremos sentido a todo. — trató de dibujarse una sonrisa para intentar contagiarla pero era imposible dado el contexto.

— Deberíamos separarnos un rato. — aconsejó una vez estuviesen los cuatro solos de nuevo. Su idea no era en pro a la misión en sí, sino que prefería y acostumbrar a trabajar por su cuenta, pero eso no era algo que podía decir abiertamente. — Aprovechemos el sol para buscar toda la información posible en los alrededores, y alguno debería preguntar por los desaparecidos. Quizás podamos armar un perfil común. — aquello era, básicamente, trabajo detectivesco 101, pero sonaba como algo lógico. — Otro puede investigar el lago, pero no creo que sea buena idea sin saber a qué nos enfrentamos. No soy el mejor nadador. — esto último en referencia a lo dicho por la Onmyoji, con una ligera risa para amortiguar.

Si el grupo decidiese separarse como lo había aconsejado Yusuke, él tomaría la iniciativa de ir a explorar el perímetro. Confiaba en su capacidad física, por lo que rodearía el lago buscando pistas. Ya sea un posible depredador, una bestia, un Yokai, o un despiadado asesino, algún rastro tenía que dejar tras de sí.
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Cada uno de los gennins da su punto de vista, coincidiendo y no tanto. Para que todas las posibles aristas puedan investigarse, lo mejor es separarse, idea dada por Yusuke. Mei asiente ante sus palabras y se adelanta en dar indicaciones, no sin antes mirar de reojo a Asahi, esperando que no se moleste porque otro tome la decisión. Ya han trabajado juntos antes, y muy bien, por lo que no debería haber problemas entre ellos. — Separémonos entonces, pero no mucho tiempo. Asahi, cerca el perímetro para que nadie se acerque. Yusuke, recorre los alrededores. Noa, puedes ir a interrogar a las personas del pueblo, pero sé cautelosa, todos están afectados y nerviosos. — Lo curioso es que no se da ninguna instrucción a sí misma.

Da unos pasos más hacia el agua, mirando hacia el fondo del lago. No parece peligroso, o eso espera. Traga saliva un momento mientras se toma su largo cabello en una especie de moño. Aquello ya puede dar pistas de lo que hará. — Intentemos reunirnos en máximo media hora aquí mismo. — Tras realizar una secuencia de sellos manuales, una burbuja de aire se crea alrededor de su cabeza, la cual le ayudará a tener oxígeno debajo del agua.

Kisoku Kihou


Estén pendientes por si necesito ayuda. — Aquello va más que nada a los dos varones, pues ellos, por sus labores, deberían estar cerca del agua.

Ahora es cuando los caminos se dividen. Comenzando con el capitán del equipo, puede dedicarse a crear un cerco para que civiles eviten acercarse. El cómo conformarlo queda a su decisión personal. Lo que sí es importante de destacar es que su camino es el opuesto a Yusuke, por lo que no seguirán juntos durante un par de minutos.

Mientras aquel con una muletilla bastante característica se encuentra realizando su labor, escuchará movimiento en unos arbustos y árboles que hay en su espalda. Esto puede llamar su atención, sobre todo porque si investiga, dará con un cadáver. A su lado hay una caña de pescar, una caja que anteriormente tenía gusanos, pero los bichos ya se encuentran desparramados por la tierra. Es curioso que nadie se haya percatado de ese cuerpo, sobre todo porque es reciente según el olor y los signos que muestra. Además, sería el primer cuerpo encontrado, pues los demás sólo han desaparecido.

¿Qué hará el Heizu con el descubrimiento?

Pasando a la mujer del grupo, si se dirige al pueblo, puede notar que hay mucho ruido en comparación a cuando pasó por ahí en su llegada. El motivo es porque un viejo de unos 70 años con una gran mochila en la espalda llama la atención de todos los presentes. Su mano diestra sostiene una caña de pescar de color dorada, muy rara de ver y parece ser una reliquia antigua. Lo que sucede es que ese anciano es uno de los mejores pescadores en la historia de este mundo, aunque claramente se encuentra retirado. ¿Pero cuál es el problema? Está convencido de que en el lago de este pequeño pueblo se encuentra uno de sus grandes enemigos, uno que no fue capaz de vencer en su juventud.

¡A un lado! Debo atrapar al monstruo del Lago Ness o jamás podré morirme en paz. ¡No me detengan! — Sus palabras, que más bien son gritos, alertan a todos. Debido a la seguidilla de desapariciones, temen que al veterano le pase lo mismo, por lo que buscan impedirle su ida, pero es muy llevado a su idea. Parece una misión titánica.

¿Qué hará la dama de los Yokais?

Por último y no menos importante, Yusuke, el tipo que tiene historias dentro de las historias con tal de obtener un mayor puntaje. Alguien laburador, cuanto menos. Su investigación por el perímetro del lago no le permite encontrarse con ningún humano, pero sí pistas que pueden darle un primer indicio sobre quién o qué es el responsable de todo esto.

Primero, en el suelo se encuentra huesos de lo que parecen ser pescados. Al ser una zona pesquera, quizás no es raro, pero lo siguiente sí le sorprenderá. Desde el agua comienza a emerger sangre, al mismo tiempo que peces vivos intentan nadar y escapar hacia tierra firme. Algo probablemente nunca antes visto, pero que tiene su propósito. Algo ocurre debajo del agua y debe ser descubierto.

Por último, un rugido se escucha desde el interior. Esto no es algo hecho por Mei, quien fue la autoelegida para sumergirse en el lago. ¿Qué hará el trabajador Yusuke?

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Indicaciones
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Asahi volteó de inmediato al escuchar la voz de Noa. — Buen, buen punto. — Se llevó su diestra hacia el mentón haciendo a un lado el cuello alto de su suéter, su voz apenas escapaba con un “Mmmm” muy pensativo. Pronto, devolvió la mirada a la joven Onmyoji y expuso su respuesta. — No, no creo que puedan temerle más a este monstruo que al Imperio. Negarse o ser descubiertos implicaría una falta al mismo, lo que los llevaría a una posición poco privilegiada. — Ejecutó una ligera pausa y observó los alrededores. — Mucho menos privilegiada — Añadió.

Por último, estaba Yusuke. No le conocía de nada; extrañamente, no lograba siquiera comparar su rostro con algún indicio dentro de sus rebuscados recuerdos. ¿Quién carajos era? De todas formas, no era algo importante. El chico entró con pie derecho y ofreció su ayuda de manera abierta, incluso exponiendo su “poca” habilidad, curioso.

Ya con las cartas sobre la mesa, solo quedaba tomar una decisión, probablemente en manos de Asahi. El chico de muletillas extrañas se tomó su tiempo. No quería apresurarse ni mucho menos, así que decidió estudiar un poco las posibilidades. Lo expuesto por Yusuke parecía lógico, pero probablemente perderían bastante tiempo en ello, mientras que ir y nadar directamente de cabeza tampoco sería lo ideal. No obstante, Mei salió a su rescate tomando la batuta y delegando las distintas asignaciones.

— De acuerdo, me parece bien, bien. — Sonrió ligeramente mientras daba media vuelta hacia la parte interior de la costa y observaba a los costados para trazar mentalmente el cerco que pretendía crear. No obstante, un extraño sonido proveniente de los árboles más cercanos a la parte interior de la costa llamó su atención. ¿Qué era?

Sus pies lo llevaron con pisadas suaves y cautelosas a toparse con lo que aparentemente era un cadáver en descomposición. El olor lo confirmaba; era significativamente insoportable. Su antebrazo fugazmente buscó su nariz para evitar el olor putrefacto que emanaba tanto del cuerpo como de los gusanos, que al parecer no fueron precisamente la carnada de esta escena. — Parece que ya lleva un tiempo aquí. ¿Cómo nadie se percató, percató? — El Heizu volteó a observar hacia las edificaciones. En aquel instante, pensó… ¿Y si son ellos los monstruos? ¿Quién dejaría un cadáver aquí tirado? Probablemente, el miedo de acercarse al agua los habría mantenido alejados de la escena, pero solo eran distintas hipótesis, nada sólido.

A pesar del descubrimiento, Asahi aún tenía una tarea que realizar. El Heizu retiró varios kunais con hilos de alambre, desenrollando varios metros para poder improvisar un cerco de tres niveles aproximadamente. Cada uno de ellos poseía al menos uno o dos cascabeles que avisarían si alguien tocaba los límites de cada uno de los cercos. Obviamente, el primer cerco rodeaba completamente el cadáver, mientras que el segundo y tercero se expandían con una diferencia de 10 metros cada uno, cerrando un total de 30 metros a la redonda. Consideró que era más que suficiente.

Habiendo realizado la tarea y asegurado el cadáver, Asahi decidió regresar hacia la costa para estar un tanto cerca de Mei, quien había ingresado al agua hace unos minutos. Observó los alrededores, vigilando con atención y asegurándose de que todo estuviera en orden. El sonido de los cascabeles resonaba levemente con el viento, un recordatorio constante del cerco que había improvisado. Asahi mantenía una actitud alerta, sus ojos escudriñando el entorno en busca de cualquier señal de peligro o actividad inusual. Aunque el descubrimiento del cadáver había añadido un nuevo nivel de urgencia a la misión, confiaba en que su equipo estaba preparado para cualquier eventualidad. Mientras esperaba, su mente seguía trabajando, analizando cada posible escenario y cómo podrían enfrentarlo.

Finalmente, sus ojos se posaron en  dirección a Mei, quien se suponía seguía explorando el agua en busca de pistas. Asahi esperó pacientemente, preparado para actuar en cualquier momento, mientras su mente seguía barajando hipótesis sobre el origen del cadáver y su conexión con la misión en curso. De todas formas, tendría que esperar al resto para reportar el cadaver y ponerlos al tanto de la situación.
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Ante la presentación del último integrante del grupo en hablar, la mayor de todos ellos se presentaría de igual modo con suma formalidad. — Noa — Y quien decía suma formalidad era por la ligera reverencia entregada, puesto que no consideraba que fuera necesario apellidos si nadie más se presentó por ellos. — Se agradece su predisposición. — Y no añadiría que ella tampoco era la más hábil porque no quería pecar de insegura, y no se sentía tampoco tan poco hábil para ello, pero debía reconocer que como aquella parte de su vida no estaba tan entregada como en otras. Claro que aquello ya quedaría en un segundo plano en el momento que siguieron avanzando y acabaron llegando cerca de la orilla del lago.

Por su parte, no tenía problema alguno en separarse, tampoco es que hubiera llegado su momento para hablar de ello y la decisión ya había sido tomada, con lo cual tampoco tenía problemas. Se sentía segura con las decisiones de ello, no tenía razones para lo contrario. Si bien es cierto que nadie tenía porqué guardar información, por lo que había señalado su compañero Asahi, bien podría darse que tuvieran el temor de no ser creídos, y no con ello necesariamente significase que el temor por el Imperio fuera mayor. ¿Realmente cuanto podrían temer a ser degradados en privilegios si ya pisabas bien abajo de la escala? Eso le tocaría a ella misma descubrir, pues su parte sería ir a hablar con el poblado mientras el resto de sus compañeros atendían su parte. 

« Treinta minutos suenan suficientes »

Se giró en dirección hacia el poblado, el cual ahora parecía que había cobrado vida, todo a causa de un señor que parecía tener bastante claro cual era su objetivo antes de retirarse de la vida terrenal. Ante los gritos que había empleado, no le quedó otra que acercarse al mismo con un paso ligero y ciertamente con un rostro que expresaba la sorpresa generada tanta determinación, que entre lo anciano y ello le había generado mucho respecto y admiración. — Señor, con el debido respeto, debe permanecer aquí en la aldea, no se acerque aún al agua... — Sus palabras salieron con paz, serenidad y un tono algo serio, pues el asunto así lo era. — ¡No permita que se acerque! ¡Le matará! — La mirada de la pelivioleta se desvió ligeramente hacia la mujer que había hablado, asintiendo mientras se interponía en el camino del anciano.

Sin embargo, para desgracia de ella, el hombre parecía insistir en su paso y querer acercarse a donde estaba Mei adentrándose en el agua, pero otros de la aldea trataban de detenerlo tomándolo del brazo. — Mire, sé que pueda ser su espina clavada, pero debe comprender que la cosa se tornó especialmente seria. — ¡Yo me ocuparé de ello! ¡Debí hacerlo y nada de esto hubiera pasado! — Volvió a vociferar, pero Noa insistió poniendo su cuerpo en medio con las manos alzadas hasta la altura de su cintura en señal de "pare". — Por favor, hazle caso, ya llegaron ellos, debes dejar que ellos encarguen. — Un joven se acercó al anciano en busca de también persuadirle. — ¿Qué le parece si me cuenta todo lo que necesitemos saber de esa criatura con la que quiere dar? Quizá haya recordado algo nuevo, haga memoria... — Trató de hacer contacto visual con el señor, quien tras tantas palabras parecía... ¿haber cedido? Noa no lo tenía tan seguro. — Debe haber algun horario en el que coincida, tal vez... ¿Hay alguna relación especial entre los desaparecidos? Estoy segura de que tienen alguna idea más, y ninguna idea es estúpida... no se preocupen si no acaba resultando, pero cualquier cosa que sepan puede ayudar a hacer este lugar más seguro...

Al menos se había detenido en el lugar aquel hombre, y eso hizo que la mujer relajase los brazos mientras atendía las palabras de los demás que se habían acercado para evitar la tragedia de la muerte de un pescador tan venerado. Algunos comenzaron a invadir la conversación, comentando que tan solo sabían que una persona desaparecía y las señales eran más que evidentes que era a causa de lo que hubiera en el lago, y tal como había dicho Asahi no era nada que no supieran previamente. Demasiado barullo, demasiadas voces en la cabeza, que acabaron provocando que Noa alzase sus manos en alto para luego hacer el gesto de silencio. — Por favor, así no llegaremos a nada, dejen que hable el veterano... — Y miró entonces hacia el pescador, quien parecía haber permanecido callado hasta entonces.

Permitirían al final que éste hablase, prestando la Onmyoji toda la atención hacia él, y una vez entregado todo lo que supiera, si es que corroboraba, agradecería la participación de todos ellos con reverencias formales. — Por favor, permanezcan aquí, no se acerquen y traten de no armar mucho escándalo. Estén atentos los unos de los otros y, en caso de que crean pueda pasar algo extraño o alguien no aparezca... acudan rápidamente a nosotros. — Informaría de manera pausada. — No hagan nada que les ponga en peligro, permanezcan atentos. 

Tras aquellas palabras, y una vez viera que la situación se hubiera calmado, volvería al punto cercado por Asahi, donde Mei estuviera sumergida y aún sobrando, de su parte, algunos minutos seguramente, o tal vez llegó justo a tiempo. No era algo que se hubiera percatado exactamente, y no es como que la situación se lo hubiera permitido, pero volvió. — Hay un pescador veterano con una caña de oro que pretende venir a dar caza al monstruo... — Miró hacia atrás, tratando de ver si el señor había desistido o no. — Intenté disuadirle de acercarse, pero no sé cuanto tiempo tengamos hasta que lo vuelva a intentar o si le convencí de dejárnoslo a nosotros... — Y de haber conseguido alguna información en el intento de calmar a las masas de aldeanos, lo haría saber en cuanto estuvieran reunidos nuevamente.
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Última modificación: 30-05-2024, 03:54 AM por Yusuke.
Con la respectiva suerte había logrado sacudirse al resto del equipo en un intento eficiente por quedar a sus anchas. Y de nuevo, no es que no confiase en la capacidad o las habilidades del resto del equipo, sino que prefería llevar el cargo del trabajo sucio a sus espaldas sin perturbar las labores de los demás. Por otro lado, si cometía algún error tendría más tiempo para solucionarlo antes de que los otros lo notasen. Era un ganar-ganar, en definitiva.

Tras aceptar las órdenes de quien había tomado el liderazgo momentáneo de la operación asentiría a modo de denotar entendimiento. Él había sugerido separarse, y ahora partía con su mochila en busca de algo interesante que ver en los alrededores. Por supuesto, gravitaría en torno al infame pero pintoresco lago, con la atención puesta en cada detalle que resaltase.

— Parece un buen sitio para morir. —

La paz que transmitía aquel paisaje era contagiosa. Por un segundo desapareció de su mente la razón por la que estaba allí, incluyendo las desapariciones. El pueblo parecía consternado, y no era para menos. Vivir en aquel paraíso no debería traer consigo peligro alguno salvo por las pesadillas de los más creativos. Y su pesadilla comenzaría con un crujir bajo su pie derecho.

La mirada del fortachón bajaría hasta encontrar la fuente del sonido. Su pie había aplastado un montón de huesos de pescado cerca de la orilla. Ojeó los alrededores para encontrar algo fuera de lo que la lógica indicaba como “normal”, pero fue un intento fútil. Alzó el pie cuidadosamente y retrocedió un paso para no seguir estropeando una posible prueba, y su mirada calculó a cuantos metros estaba del pueblo y de su posición inicial. Sin darse cuenta había avanzado bastante, aún al paso de tortuga que llevaba.

Se acuclilló para enfocarse aún más en la escena, volviendo a los huesos, pero fue interrumpido por el caos que ocurría en el lago. — Toca disfrazarse de víctima. — murmuró. Soltó su mochila, dejándola caer al suelo, y se arremangó la ropa que cubría sus cuatro extremidades. Escudriñó rápidamente entre sus pertenencias, retirando un sello explosivo, unos 10 metros de hilo metálico, y un trozo sustancioso de carne seca de entre sus provisiones. Con una muy fugaz muestra de recursividad, armaría una caña de pescar improvisada y extremadamente simple. Se descalzó, acumuló chakra en la planta de sus pies, y se acercó a la orilla solo para ser recibido por aquel rugido gutural.

Suimen Hokou no Gyou

No se cuestionó. Parecía lógico imaginar que le tocaría la peor parte de la misión, pero no le molestaba. Para eso estaba ahí. Para suplir su falta de talento con músculo y agallas. Con algo de esfuerzo mantendría el equilibrio sobre la tumultuosa superficie del agua y dejaría caer aquella carnada improvisada. Mordería el hilo para mantenerlo en su lugar por un momento mientras usaba sus manos libres para formar un sello, tras el cual tomaría de nuevo la caña con la diestra y la siniestra se posaría sobre la superficie del agua, quedando acuclillado a la espera de cualquier cosa. En el otro extremo de los 10 metros -enrollados- del hilo, un kunai con sello explosivo amarrado.

Unabara Oboe
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Última modificación: 31-05-2024, 05:12 AM por Bosenmori Mei.
Todo parecía ir bien, cada integrante cumplía con sus labores. Asahi encontró un cadáver y creó el cerco perimetral, ya quedaba en él si investigar a qué familia pertenece el muerto para que así le den una digna sepultura, o si simplemente dejarlo ahí y que pase lo que Dios quiera.

Noa, en cambio, se mete en el lío con el viejo pescador. Aunque muchos intentan solo obligar al anciano a retirarse de su supuesta misión en vez de usar su veteranía a beneficio del asunto, la muchacha se mostró interesada en escucharlo y hacerlo sentir parte, al menos intelectualmente, del problema. Al ver que finalmente le ponían atención, aclaró la garganta y buscó una silla en la que sentarse. Al verlo tan relajado, el resto de personas alrededor hizo una especie de círculo para poder escucharle.

Este monstruo es clasificado como S+ en la lista de pescadores de Kirigakure. No solo es casi imposible atraparlo, sino que aparece una vez cada 20 años. Mi padre me dijo que si él no lo lograba, sería mi labor. Yo no he podido y, lamentablemente, nunca tuve hijos. Si no logro atraparlo, me iré al otro mundo habiéndole fallado a mi querido viejo.

Una historia conmovedora que hizo llorar a más de alguno. Bien, ya hay contexto e información. Ahora viene la información más concreta que puede ayudar un poco a los genins que han venido desde Kirigakure para el caso de los desaparecidos.

Más que pescado, lo llamaría monstruo marino. Mide alrededor de unos 15 metros y pesa quién sabe cuánto. Tiende a comer y escupir, así que me llama la atención que no hayamos dado con cadáveres. Lo peor para el pueblo es que si no logramos que se vaya, también se comerá toda la pesca y nos dejará sin alimentos. Cada vez que aparece, el pueblo atacado entra en crisis durante meses.

Todos comienzan a asustarse, sobre todo porque creían que debía haber un secuestrador o algo así. Jamás pensaron que se trataba de una bestia hambrienta que venía a quitarles todo.

Hay un dato importante, que por eso para los pescadores se nos ha hecho imposible atraparlo. Utiliza lo que los ninjas llaman ninjutsu.

Aquella es toda la información entregada que escucha Noa. Luego, los civiles se encargaron de convencerlo de no ir con su pesca a enfrentar al pez gigante, aprovechando ese momento la Omnyoji para marcharse y regresar al lugar de reunión, sitió que estará en caos a su llegada.

Respecto a Yusuke, consiguió lo esperado. Logra atraer y picar el anzuelo al monstruo marino, siendo el primero de los cuatro en verlo frente a frente. Claro, el kunai explosivo logra darle, pero poco y nada le hizo cuando emergió por completo y enseña su enorme tamaño. Mantuvo sus rugidos y miró amenazante al gennin. Inmediatamente escupió una gran bola de agua directamente hacia él. Sin embargo, aquello no fue lo único. Aquella explosión le hizo enfadar, regresando al agua, pero esta vez de manera agresiva. El agua del lago tiembla de forma increíble, ocasionando que Mei finalmente emergiera desde las profundidades. Cuando se dio cuenta, el monstruo ya iba hacia ella.

La muchacha intentó huir del agua, pero no pudo zafar del todo. Los filosos dientes de la bestia dieron tanto en su brazo como pierna derecha, ocasionando que vuelva a caer e incluso sumergirse. En cuestión de nada, el agua se adornó de rojo por la sangre que desprendía la Suzume.

Para entonces, los tres genins restantes ya se encontraban en la escena, por lo que tenían la dura labor de rescatar a su compañera del enemigo. Desafortunadamente, Mei no ha tenido tiempo para entregarles información a Yusuke y Asahi, por lo que todos deberán actuar con lo que crean conveniente.

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Se quedó atendiendo las palabras de aquel anciano de manera muy entregada, mandando callar si era necesario nuevamente para que los demás también hicieran lo mismo. Dado el corro que hicieron alrededor, comprendió que debía tener el respeto ganado de más de uno y no era un loco con ideas inventadas. Tras escuchar aquella historia, todos esos detalles, comprendió que no estaban jugando con cualquier información que le hubieran podido dar de la misión. — Haremos todo lo que esté de nuestra mano para no permitir que esto continúe, y si es una cuestión de honor y legado lo tomaré como propio para que pueda descansar en paz. — De modo honorífico, se llevó la mano que posaría sobre el pecho, allá donde el corazón se hallase. Después de aquello debía seguir atendiendo la información que el mismo parecía estar dispuesto a seguir compartiendo, al menos parecía que incluso se conocía esos detalles tan... — ¿Dijo Ninjutsu? — Vale, la cosa se había puesto especialmente seria, comprendiendo porqué había sido calificado por los pescadores como S+.

Se quedó en silencio unos segundos más, asimilando la información. — Ha sido de mucha ayuda, ojiisan. Por favor, permanezca aquí... — Sonó a suplico, se refirió a él de forma muy formal y agradeció con la reverencia antes de proceder a su llegada. Lo que no esperó es que la escena que se plantaría al poco tiempo de llegar, y de la aparición de Yusuke igualmente, fuera a ser el de Mei siendo arrastrada hacia el interior, o lo que realmente se percató más: la aparición de la mancha de sangre en la misma superficie. — ¡Mei-san! — Gritó por puro instinto, miró entonces a sus compañeros mientras daba unos pasos hacia el agua. — Escúchenme bien. El veterano y honorable pescador del pueblo conoce de la criatura... prepárense para un ser de al menos quince metros, sea cierto o no... no lo descartaría. — Se aseguró de tener el cabello bien recogido, la ropa bien asegurada y ajustada. — Calificado como S+ por los pescadores, no lo han atrapado porque la criatura utiliza ninjutsus. — Su mirada se afilaría tanto que parecía cortante, por la seriedad con la que entonaba las palabras. — No se separen demasiado. — Trató de ser lo más descriptiva, transmitir la mayor información posible, en el poco tiempo que tenían.

Suimen Hokou no Gyou


Comenzó en aquel momento a dar pasos por la superficie, caminando de manera decidida mientras comenzaba a ver su entorno, en busca de la siluetas. — Espero que tengan algún modo de enfrentarse al agua, si no... confío encontrarán la forma. — Miró en aquel instante a Yusuke, quien se había pronunciado previamente sobre el agua. — Quizá prefieras mantenerte aún fuera del agua, hay que localizar a la criatura y a Mei-san, ¿descubrieron algo? — Inevitablemente tomó esa actitud, más proactiva, en el momento que vio el peligro eminente. Se comportó como la hermana mayor que siempre había sido en su familia, la iniciativa fue por puro instinto, como cuando debía hacer de madre. No es porque quisiera tomar el mando, ni mucho menos, simplemente quería velar por la seguridad de todos y era su modo de demostrarlo, o del modo en el que siempre le había tocado demostrarlo. Pero como fuese, no se detenía para no perder tiempo, hablando por el camino.

Sin pensarlo dos veces, sus manos realizaron el sello correspondiente al furyoku, una sensación que nunca dejaba de calar en su cuerpo por las consecuencias que el mismo conllevaba. Sus ojos, fijados en el agua que debajo de ella comenzaba a haber, acercándose a la zona de sangre, no dejaban de estar atentos de lo que pudiera haber. 

Furyoku


Estén atentos, voy a por Mei. — Fue entonces que sus manos procedieron a hacer el sello del yokai kappa, cuyo espíritu entraría en sí. Desde el exterior, casi era como si una brisa hubiera recorrido el cuerpo de Noa, quien en aquel momento comenzaría a mostrar unas manos palmeadas y un tono de piel verdoso. Justo después de aquello, tras despejarse por las corrientes la mancha de la superficie del agua, se agachó para tocar la misma y despejar la visión lo suficiente para divisar las sombras bajo sus pies. Tras varios segundos, dejó de pisar la superficie del agua y se sumergió en el mismo por completo, introduciéndose en el agua sin mayor problema.

Hyoi Gattai- Kappa


Una vez en el interior del agua, nadó como si fuera su medio natural, con mucha soltura y mayor velocidad de la que hubiera podido esperarse. Sin tener que preocuparse de la respiración bajo el agua, procedió a descender en busca de la figura de la mujer lo más rápido posible. Si es que lograba dar con ella, no dudaría en tomarla en los propios brazos y asegurarse de llevarla a un lugar más seguro, o al menos más próximo a la superficie, o si no en último caso más cerca del resto de sus compañeros. Dependía de como actuasen los demás, pero sus intenciones y actos fueron declarados: encargarse primero de la protección de Mei y esperar que el resto pudiera actuar en consecuencia con respecto a la criatura, o lo que considerase más prioritario.

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Última modificación: 01-06-2024, 09:29 PM por Asahi Heizu.
— Es insoportable el olor. — Repetitivo. Así sonó el Heizu en su segunda intervención en aquel pequeño diálogo consigo mismo. Su antebrazo aún se aferraba a su rostro a la altura de su nariz, intentando evitar el pútrido hedor que emanaba el cadáver... ¿Tocarlo? Jamás, eso no entraba en sus planes a corto ni a largo plazo. Por lo pronto, dejaría el cadáver en aquella posición, a su suerte, tal cual había estado ya hace varios días. ¿Qué podría cambiar?

El tiempo transcurrió. No hubo mayores incidencias para las funciones del Heizu y decidió ir acercándose a la orilla poco a poco a medida que los minutos escaseaban. ¿Qué tan bien le estaría yendo al resto de miembros? Su preocupación empezaba a escurrirse por debajo de su expresión.

En efecto, le preocupaba la más conocida de los tres miembros restantes. Mei fue bastante temeraria en ingresar a las profundidades del lago como si nada. De hecho, por eso decidió acercarse a la orilla antes que ir a corroborar el estado de los otros dos integrantes. — Sí que tienes agallas, Mei, Mei. — Halagó en voz baja mientras observaba la calmada marea...

Antes de que pudiese cumplirse el tiempo, Noa se acercó con una expresión para nada prometedora. ¿Qué ocurría? Asahi desenlazó sus brazos y comenzó a seguirle de cerca en cuanto exclamó el nombre de la joven Mei. — ¿Qué? — Preguntó atónito. ¿Una bestia capaz de realizar Ninjutsu? Si mal no recordaba, pudo leer algo al respecto en las guías de entrenamiento del imperio.

Criaturas de antaño que hacían uso del chakra, no obstante, y según lo compartido por Noa, esta criatura en particular parecía tener la habilidad de utilizarlo y, aún peor, estaba siendo clasificada como una criatura S+. Equiparando así a figuras emblemáticas de la nación del agua, como aquella joven que habría aprendido todas las técnicas permitidas por su rango S+, realmente de admirar...

El grito de Noa no fue más que un llamado de atención, lo peor estaba por ocurrir. El monstruo hizo acto de presencia, arremetiendo primero contra la exploradora de la profundidad. — Ten cuidado, no sabemos qué tipo de Ninjutsu puede realizar, realizar. — Advirtió el Heizu a la Onmyoji. ¿Entrar al agua era lo más sensato? En aquel instante en que pudo notar que Noa pretendía ingresar al mar, titubeó. Sus pasos trastabillaron ligeramente antes de lanzarse a brindar soporte a la joven Mei. Extrañamente, Yusuke ya se mantenía sobre la marea a unos cuantos metros del par anteriormente mencionado. ¿Qué tramaba?

Con el entorno ahora tintado de un rojo sangre, era difícil poder observar lo que sucedía. Incluso para alguien con un talento innato como lo era el Doujutsu de la familia Heizugan, le era difícil ser de ayuda en aquel instante. — Tendré que tomar mis precauciones... — Pensó en voz alta el Genin.

Ambas manos recorrieron hacia la parte posterior de su espalda para retirar un par de kunais y sellos explosivos que lanzaría en distintas direcciones a una altura muy cercana al nivel del agua. ¿Cuál era la idea? Sencillo, llamar la atención de la bestia dentro de lo posible. Aunque quizá, el sonido no traspase íntegramente, una explosión de un radio considerable quizá podría crear una brecha para las kunoichis.

Por el momento, Asahi únicamente se mojaba un poco los pies. Parecía temer un poco el tener que caminar sobre el agua con aquella bestia, siendo capaz de sumergirse y emerger en cuestión de pocos segundos, aunque estaba bastante cerca de la orilla.

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Ninjutsu - Estilo Cauteloso
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¿En qué estaba pensando? Poco o nada. Aquella desventura iba a ser, a lo sumo, una anécdota de la cual reírse luego, cuando aquello que pescase de las tumultuosas aguas fuese un simple pez haciendo de las suyas. No necesariamente su suerte sería tan asquerosa para ponerlo en primera fila con el causante de las desapariciones, si es que podía dársele ese título a aquello que surcaba las aguas del lago. No sería tan desafortunado.

¿O sí?

Con su técnica de detección activa notó como lo que sea que estaba creando caos bajo la superficie, se acercaba a velocidad vertiginosa en busca de su cebo. Sintió entonces una mezcla de alivio -por tener una idea que funcionase- y terror -porque el que su idea funcionase lo dejaba en una posición de mierda- que no pudo evitar combatir de la manera más lógica; huir. Apoyó firmemente los pies en el agua, valiéndose de aquella técnica que hasta el más novato de los ninjas debía conocer, y se impulsó hacia atrás. El hilo metálico recorrió sus manos que, de no estar protegidas por esa suerte de guantes, habría cortado carne y probablemente hueso limpiamente.

Por fortuna o desgracia la bestia parecía insaciable, y el hilo se perdió entre sus entrañas al tiempo que salía del agua. Eso significaba, claro, que el kunai con sello explosivo haría su función. O eso creía él cuando, en medio del salto hacia atrás, ejecutaría el sello para accionar la explosión. — ¡JA! — sería su reacción que, aunada a una sonrisa desafiante, poco duró. La bestia parecía haber ignorado por completo su ofensiva y ahora se disponía a contraatacar con una bola de agua.

Como pudo ante el peligro una tanda de sellos tuvo lugar, buscando hacer gala aquello en lo que menos solía depender en momentos así; ninjutsu. Una cortina de aire se arremolinaba a su alrededor para cubrirle del peligro inminente, y la ofensiva se había vuelto una aterradora anécdota.

Para cuando volvió en sí tras el impacto, había perdido de vista al pez. Volvió su cuerpo en todas las direcciones que pudo y ubicó, a lo lejos, al resto del equipo. El lago ahora estaba sumido en olas y mareas, por lo que llegar a acercarse a Asahi y Noa se le complicó a pesar de su técnica. Sin embargo, alcanzaría a ver como Mei era arrastrada a las profundidades y Noa tomaba una forma distinta para ir en su búsqueda.

Ahora nada podía hacer más que esperar. Ir bajo el agua era un suicidio para él, por lo que quedaría a las órdenes de su superior directo; el Heizu. — ¡Debemos estar atentos! Una vez que salgan a la superficie hay que sacar a Mei del agua y atrapar a ese desgraciado. — dijo aquella obviedad, mientras observaba como el otro armaba un par de kunais explosivos. Cualquiera que fuese su estrategia, Yusuke apoyaría. — En cualquier momento saldrán, hay que confiar. — al terminar, se cubrió el rostro con un antebrazo para protegerse de las explosiones.

— Yo confío. — se repetía con una mirada amarga, mientras sacaba un kunai de uno de sus bolsillos. Clavaría el lado filoso en su mano izquierda, haciendo botar sangre por montones, y la sumergiría en el lago. De alguna manera había que llamar la atención del enemigo, y con suerte los instintos de este irían por la fuente de sangre más fresca. Estaría a 10 metros de la orilla del lago, donde Asahi estaba.

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Última modificación: 04-06-2024, 04:44 PM por Bosenmori Mei.
Mei poco a poco comienza a perder el conocimiento, aunque se esfuerza en mantenerse despierta. Se nota mareada, pues apenas es capaz de ver bajo el agua. Para entonces, su jutsu para respirar se ha acabado producto del daño ocasionado por la bestia. Mientras Noa se hunde, puede ver a su alrededor como al enorme bestia acuática nada alrededor de las dos mujeres, siempre teniéndolas en la mira, como si se tratase de un depredador acechando a sus presas. Probablemente inspire temor en la Onmyoji, pero esta parece bastante decidida a salvar el día y no dejar morir a su compañera en las profundidades del lago.

Cuando el monstruo se decide a ir a por sus presas, algo ocurre sobre su cabeza. Doble el cuello y sus ojos apuntan hacia arriba donde el agua se mueve con violencia y se ocasiona un ruido que le molesta. El plan de Asahi funciona y las explosiones captan la atención del enemigo. Cuando este se dispone a emerger, en otra dirección huele la sangre de Yusuke, teniendo una leve confusión sobre a dónde ir. Esto le da segundos valiosos a Noa, quien logra finalmente dar con el cuerpo de la Suzume y buscar ascender de nuevo para permitirle respirar. Es capaz de ver como la fémina de menos edad expulsa burbujas desde la boca producto de la nula capacidad de obtener aire. Quién sabe cuánto tiempo pueda aguantar.

Retomando con el resto, el monstruo del lago finalmente decide optar por el término medio, elevándose por sobre el nivel del agua a la mitad de camino entre las explosiones de Asahi y la sangre de Yusuke. Ambos muchachos se encuentran muy cerca del enorme monstruo, a menos de 10 metros cada uno. Su boca comienza a crear nuevamente la esfera de agua que utilizó con anterioridad, pareciendo que es su técnica predilecta o, tal vez, la única que posee.

Cuando se ve que el peligro ahora acecha al dúo varonil, se escucha una fuerte voz desde la orilla. — ¡Aquí estoy, maldito monstruo! ¡No creas que no acabaré contigo! — El viejo pescador ya está al tanto de la situación y, a pesar de sus palabras, sabe que hay damiselas en peligro ahogándose. Primero ayuda a los muchachos, enseñando que la caña dorada que lleva en sus manos no es solo una skin que compró con moneditas en algún juego, sino que realmente es un artículo valioso que ha pasado de generación en generación entre los mejores pescadores del País del Agua.

¡Aquí va! — Lanza su peculiar arma, la cual se extiende mucho más que una caña normal. El arpón logra incrustarse en la piel de la bestia, pero no solo eso, sino que genera una explosión directamente que le ocasiona daño. El monstruo emite un rugido capaz de incomodar fuertemente en los oídos de todos, pues es un lamento por un daño de tal magnitud que no sufre desde hace mucho. Tengamos en cuenta que fue capaz de ignorar casi por completo el sello explosivo de Yusuke, por lo que la explosión creada por el viejo no es una cualquiera.

¡Vamos, muchachos, hagan que se vaya! — Les solicita a Yusuke y Asahi que usen alguna técnica para apoyarlo y que la bestia opte por retirarse. Por mucho que él quiera capturar al pescado gigante, la prioridad es la vida de los jóvenes, así es el pensamiento de un viejo de buen corazón.

Mientras Noa, con el cuerpo de Mei sujetado, busca salir del agua, ve cómo el arpón llega hasta ella y se engancha con maestría en la ropa de Acheron, jalándola hacia fuera. Si la Onmyoji no se suelta, también podrá escapar con facilidad.

En la orilla ya aparece un grupo de aldeanos que viene al rescate, tomando a Acheron y subiéndola a una camilla, queriendo transportarla rápido para aplicarle tratamiento médico. La kunoichi derrotada se cubre los ojos con el antebrazo derecho, sintiéndose avergonzada al perder de esa forma, sabiendo que ya no podrá continuar con la misión. — Odio sentirme tan inútil… — Palabras que emite con un tono bajo, pero que Noa puede escuchar.

Pasa media hora y, ahora, todos se encuentran de nuevo en el pueblo. Mei no corre peligro, pero le indican que debe descansar, retirándose de la contienda. Puede recibir visitas en caso de querer una interacción con ella.

 El misterio ya ha sido resuelto, ahora deben vencer a la bestia o lograr que se vaya del lago. Hay dos opciones y muchos procedimientos, siendo los ninjas los encargados de decidir qué hacer.

El viejo pescador toma la batuta y les habla a Noa, Asahi y Yusuke. — Odio decirlo, pero yo no puedo solo contra esa cosa. Los pescadores no podemos defendernos de ninjutsu. — Y por eso es que el pez es catalogado como S+ para ellos, pero para ninjas es de un rango más bajo, lo suficiente como para ser controlado por el tridente de genins estrellas si es que hacen las cosas bien.

Colaboraré con ustedes, así que úsenme como les plazca en su estrategia. — No le importaría morir, pero imagina dejar morir a un viejito.

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Había cosas peores en la vida de la que estar asustada de morir, aunque sin duda alguna había generado el temor suficiente en ella como para no querer perder de vista a la criatura que rondaba. Había podido ver de cerca el tamaño de la bestia frente a ella, tratando de no hacer movimientos muy bruscos para no llamar la atención de la misma. Así fue hasta que la criatura desvió su atención a la parte superior, siendo fácil de escuchar lo que estaba pasando arriba de sí mismos porque el agua transmitía el ruido de las explosiones. Esperó a ver como reaccionaba la criatura, no pudiendo ser mejor momento para actuar que en aquel instante, volviendo a retomar sus intenciones. Fue así que su mirada volvió a dirigirse en busca de la Suzume para sacarla de ahí lo antes posible.

Su cuerpo nadó con especial velocidad, dado que el espíritu de kappa estaba con ella no tardó demasiado en hacerlo, atrapando el cuerpo de la contraria en cuanto la tuvo cerca para comenzar a nadar lo más que pudo hacia la superficie, especialmente cuando veía que la contraria se estaba quedando ya sin oxígeno por las burbujas que estaban saliendo de su boca. Aun así, no podía dar más de sí por mucho que quisiera, pero por suerte el arpón se tomaría de la ropa de aquella a la que estaba aferrada y así permaneció para consiguiera pescar a dos de las mujeres en el agua. No tuvo que toser violentamente porque no había tenido problemas en respirar bajo el agua, pero sí acabó tosiendo por lo bajo por el tirón que le hizo tragar agua sin darse cuenta. — Esa criatura... ¿Lo habéis visto? — Ella al menos por su parte no se había percatado que había hasta saltado y lanzado aquel ninjutsu, porque estaba más centrada en alcanzar la superficie.

No tardó en girarse hacia el agua, mientras trataban a la Suzume y escuchaba a aquel anciano hablar. — No te preocupes Mei-san, tomaste la decisión más arriesgada, pero gracias a ello también dimos con la criatura. — ¿Aquello consolaba? Lo intentó. — No tiene que encargarse solo, la parte de los ninjutsu podemos encargarnos nosotros. — Se giró a sus compañeros que estaban en perfecto estado, luego se miró a sí misma como su piel seguía en ese tono verdoso más pálido que el de un kappa, como si hubiera sido una fusión. — Aún puedo meterme en el agua, pero esa criatura es demasiado grande, seguramente me alcance rápido. — Pensó en voz alta mientras miraba hacia el agua.

Estaba intentando dar con una estrategia útil para todos. — Quizá lo suyo fuera conseguir atraparla y sacarla fuera del agua el suficiente tiempo como para acabar con ella antes de que pudiera estar de vuelta en su refugio. — Miraría al anciano y señalaría su caña. — Es el mejor arma que tenemos, si la sacamos afuera, sería cuestión de hacer apoyo y proteger... No quisiera tener que implicar a más civiles para este asunto, pero... ¿Alguno de vosotros puede inmovilizar esa cosa o tendremos que hacer algo distinto? — Puesto que claro, esa era su idea nada más, no un plan cerrado. — ¿Qué se os ocurre a vosotros? Es lo mejor que pude pensar, la verdad que no suelo tratar con criaturas, menos de este tamaño...


Se mantiene, 15 Chakra turno.
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— ¿El pescador? — Preguntó en voz alta Asahi, volteando casi de inmediato al escuchar el grito de guerra del pescador. ¿Tendría algo que aportar? Efectivamente, al parecer aquel artilugio, específicamente colocado allí por el aparente controlador de este tema, no era solamente un simple adorno. Probablemente, era un objeto potente que habría adquirido con alguno de esos PM que tanto se rumoran hoy en día.

La primera tirada del anzuelo se extendió enormemente, dejando sorprendido al Heizu. El anzuelo se enganchó sobre el cuerpo del animal y estalló, generando una explosión y posteriormente un alarido bastante incómodo que llegó a oídos de todos. La bestia había expresado su dolor y probablemente su enojo. Asahi, nuestro querido y repetitivo individuo, no hizo más que cubrirse los oídos con un poco de retardo. El dolor no era mucho, pero sí que había sido una experiencia incómoda.

— Maldición, parece tener efecto, pero a este paso quedaremos sordos,sordos. — Comentó para sí mismo. Debido a la distancia y las claras circunstancias, no pretendía alzar la voz, después de todo, difícilmente iban a escucharlo.

Todo sucedió en pocos segundos. La ayuda del pescador destrabó el campo de juego y los pases empezaron a fluir. Asahi ya tenía una vista clara de su próximo movimiento, una especie de “olfato” que le ayudaba a percibir cuál sería la mejor opción.

Las manos del Heizu se unieron y ejecutaron una rápida cadena de sellos. Posteriormente, unió ambas manos y erigió a dos metros de su posición un potente tornado, aunque condensado, que lanzó con un simple ademán. Este avanzó cual lanza, apenas mezclándose con el resto del agua para impactar en un costado de la bestia marina. Esperaba que aquello fuese más que suficiente para ahuyentarla o, en el mejor de los casos, cubrir la retirada.

Yarinami


Las cartas estaban echadas. Las fichas en sus posiciones y los Shinobis simplemente debían decidir cómo jugarían. Noa expuso varios puntos interesantes, y aunque Yusuke no había dado palabra aún, por lo visto era un chico de ideas interesantes y bastante extrañas, seguramente tendría algo bajo la manga. Sin embargo, Asahi sintió un poco de culpa por los resultados que obtuvo Mei durante su investigación.

— Yo, Yo iré. Creo, Creo que, si nos sumergimos nuevamente, estaríamos cometiendo el mismo error. — Suspiró. Su mirada estaba un poco perdida, pero pronto corrigió y mostró algo de determinación. — Me encargaré de confundirlo, atraerlo e inmovilizarlo. Después de eso, deberán hacer lo posible para acabarlo. — Comentó.

En la mente de Asahi ya había algunas técnicas pensadas. Planear era uno de sus mejores atributos. Ya sabía el rango y el costo de la técnica que usaría, y seguramente con algunos bonos de daño podría hacerle frente a ese malhechor marino.

— Si no hay nada más que agregar, creo que podríamos poner el plan en marcha, marcha. — Sugirió. Se le notaba ligeramente incómodo, casi que molesto. Y no era para menos, pues, extrañamente, era la segunda operación en donde Mei resultaba gravemente herida con él a la cabeza. ¿Era una señal acaso? ¿O simplemente era muy mala para ser una Kunoichi?

Asahi
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Cuando el campo de batalla escalaba en discordia y caos, el de ojos ambar empezaba a marearse por la misma necesidad de querer enterarse de todo. Su mirada escudriñaba cada fragmento de lo que podía alcanzar a observar mientras una mezcla de sudor y la misma agua del lago le recorría la espalda. Su siniestra sumergida esperando lo peor también empezaba a escocer, y aunque su umbral de dolor aún no era superado, se cuestionaba a sí mismo si utilizar la técnica destinada a agregarle un par de números más de permisividad a ello.

Aquel enfoque se rompió, sin embargo, al escuchar al pescador acercarse. No sabía quién era el pobre diablo, y el informe no indicaba que hubiesen otros ninjas o militares en el pueblo, por lo que el descarte hizo lo suyo para darle pistas; era un civil. El corazón le dio un vuelco al pensar que su misión, su preciada misión, se iba a ver manchada de carmesí por una baja civil que él podía evitar, y casi por instinto giró el torso hacia el viejo pescador alzando un grito lleno de demanda. — ¡ALEJESE! ¡TENEMOS TODO BAJO CONTR-! — no pudo terminar cuando su atención se la llevó aquella caña dorada y su particularmente llamativo anzuelo, que ahora volaba por encima de los oriundos de Kiri para impactar al monstruo con una explosión.

Ahí el inexperto shinobi entendió algo; el mundo es una mierda. Su mente buscaba darle sentido lógico a cada paso que daba antes de tomarlo, y siempre estaba intentando mantener control sobre el resultado. Pero un viejo con una caña explosiva había aparecido, una de sus compañeras era una especie de híbrido entre alga marina y humana, y su otro compañero titubeaba al hablar pero no al momento de actuar, acompañando al pescador en su ofensiva para por fin ahuyentar al monstruo.

— No lo pienses. — retumbó en su mente. — No lo pienses, imbécil. — siguió. Al tercero de los insultos, se hizo con la realidad. Notó con el rabillo del ojo como las dos chicas por fin salían a la superficie y se acercaban a la orilla, por lo que esprintó a toda velocidad para servir, al menos, de escudo humano en caso de que la bestia decidiese volver a atacarles. Una vez ambas estuvieron a salvo, se permitió relajarse y bajar los hombros, saliendo también del agua. El monstruo se había ido, pero su orgullo estaba mellado; era el más inútil del equipo.

Al reunirse con el resto el brazo aún le goteaba sangre. Cuando tuvo un instante volvió a hacerse con su mochila, de donde sacó un pequeño trozo de tela para enmendar su propia herida. No era nada fuera de control, pero siseó notoriamente cuando aquel lazo de tela apretaba para mantener la sangre en su lugar.

— No estoy del todo contento con dejar que ninguno de los civiles se acerque a eso. — dijo, con la seriedad que ameritaba la situación. — Pero seríamos unos idiotas si no aprovechamos su ayuda y conocimientos. — esta vez miraría directamente al anciano.  — Si está decidido a ir al frente, yo me encargaré de defenderle. — no contaba con la habilidad suficiente para ser de ayuda en la ofensiva, pero sí podía permitirse mantener a los demás a salvo, aún a costas de su propia vida. De cualquier forma sabía de sobra que su posición en el campo dependería de los demás, de aquellas “estrellas” que brillaban más que él. — Sé que Asahi-san podrá con la bestia, y Noa-san puede convertirse en alga marina de nuevo para apoyarlo. — terminaría.

Quedaría entonces a consideración del resto, pero parecía que todos tenían un plan acorde. Le preocupaba un poco el estado de Mei, pero no quería molestarla tampoco metiendo las narices en donde no era bien recibido. Ya se sabría la magnitud de su daño una vez estuviesen de camino a casa con una misión cumplida.


OFF
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¡Está decidido entonces! — Dice de forma enérgica el viejo. Le agrada la idea de saber que los ninjas han aceptado incluirlo en su equipo. Normalmente, se trabaja en grupos de cuatro, pero con la baja de Mei, han encontrado el reemplazo perfecto. En su rostro se ve una felicidad e ilusión como si de un niño a punto de recibir su regalo de navidad se tratase. — Entonces tú deberás restringir su movimiento, chico que habla raro. — Le habla a Asahi, quien es el que, por mucho, el que peor le está cayendo por esa forma tan apagada de ser. Esto es curioso, pues los pescadores tienden a ser personas tranquilas, pacientes, pero este veterano de mil batallas es todo lo contrario. Siempre se destacó por esa personalidad explosiva incluso durante horas de espera para pescar.

Lamentablemente, la alegría por ponerse de acuerdo dura muy poco. Al mismo tiempo, cerca de la orilla del lago, dos niños atraviesan inocentemente el cerco que construyó Asahi tiempo atrás. Les costó superarlo, pero dicen que no hay nada que el trabajo en equipo no pueda superar. Pero ¿por qué tanto ahínco para eso? Simple, uno de ellos vio algo extraño tirado y quiso investigar. Lo que se encuentran los aterra. Ahí se ubica el cadáver que encontró Asahi, pero no llevó de regreso al pueblo. Aquí es donde ocurren dos cosas.

Primero, los niños, obviamente, gritan atemorizados. Pero todo se desarrolla muy rápido desde que atraviesan el cerco. Recordemos que hay cascabeles ahí, por lo que se genera mucho ruido en el lugar, escuchándose hasta en el pueblo donde se encuentran nuestros queridos protagonistas. Sumado a los gritos de los infantes, toda la multitud se alerta.

Pero los humanos no son los únicos seres vivos que poseen capacidad auditiva. La gran bestia del lago emerge con toda violencia, generando una pequeña ola en la costa. Un grito escapa de sus fauces, provocando que los niños comiencen a correr como locos. Para este momento, ya todos debieron haberse movilizado. El monstruo dispara una bola de agua contra ellos (70 de daño y 10x10 en dimensiones).

Esto no debiese ser muy complicado para el denominado por mí, equipo dinamita, pero hay un nuevo factor que cambia toda la ecuación. Al haber niños involucrados, los adultos del pueblo entraron en pánico. Por lo que ahora no solo deben encargarse de proteger infantes, sino también a una multitud.

Pero que no cunda el pánico, aún tienen de su lado a la carta trampa, a Exodia el prohibido que si fuera un ninja, probablemente tendría un rango desbloqueado con puntos especiales que se obtienen en misiones con peligro de muerte, o al menos eso se supone.

Chico cueco, intentaré llamar su atención, cúbreme como dijiste o al menos muere conmigo. — Le menciona a Yusuke.

Debido a su edad, la velocidad para correr que posee no es muy alta, así que tarda un poco en acercarse. Mejor lento pero seguro. Al estar al rango correcto, lanza su caña de pescar apuntando directamente a la cabeza de la bestia, creando nuevamente aquella explosión que, durante dos segundos, lo vuelve tonto.

¡Ahora niños, carreen!

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Todo parecía marchar relativamente bien para el disparejo grupo. Ahora tenían un integrante inesperado que, aún pese a la contraria de algunos, estaba apuntado a ser el jugador estrella en el último tramo del partido. Yusuke estaba dispuesto a hacer lo posible para evitar que la mancha de otra baja civil repercutiese en los informes propios y de sus compañeros, por lo que la intención sería mantenerse cerca del pescador.

Entre los sonidos de la zona los cascabeles pasarían al segundo plano, especialmente para el peliazul, quien no sabía que Asahi los había puesto a modo de alerta. Los gritos, sin embargo, si fueron una señal muy difícil de ignorar. Tanto para él, como para el resto. El caos se encendió en aquel pueblecito y funcionó de contraste perfecto para lo que el genin consideraba cómo debían ser las cosas. Todo se enrevesada cada vez más y él seguía sin poder hacer nada. Miró entonces a Noa, y luego a Asahi, esperando por alguna confirmación visual de que era hora de accionar.

Estando ya cerca de la costa, cuando los niños escapaban del monstruo, el deber y la lógica se enfrentaron en la cabeza del ojiambar. Había tomado el papel de protector y velador del pescador, pero unos niños estaban en un peligro inminente. ¿Alcanzarían a defenderlos sus compañeros? Esperaba que sí.

En cuanto la maniobra definitiva empezaba, Yusuke se mantendría con el pescador, con la guardia en alto. La caña de pescar haría lo suyo para dejar al enemigo aturdido mientras todo lo demás sucedía, y el genin no quiso perder oportunidad de ayudar.

— ¡Intentaré evitar que vuelva al agua! — estaba lejos, sí, y no era el mejor de los usuarios de ninjutsu de todo el país, pero no por ello escaseaban sus recursos. Con un sello de manos y la concentración de chakra pertinente activaría una técnica de viento para tratar de levantar a la bestia y ganar unos cuantos segundos para que sus compañeros pudiera hacerle más daño. Quizás, solo quizás, un esfuerzo del equipo dinamita bastaría para acabar con aquella infame leyenda.

Shōten Tatsumaki
-10 de ck

— ¿Algún punto débil, señor? — aprovecharía para preguntar al pescador. No esperaba recibir una respuesta de aquel emocionado viejo, pero cualquier información era útil. Por lo pronto esperaría atento a las acciones del resto, quedándose entre el pescador y la bestia en caso de algún contraataque.

OFF
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No iba a negarlo, ver a aquel señor con aquel rostro que reflejaba ilusión por algo así... le hacía sentir bien. Quizá no fuera tan malo trabajar como kunoichi, y tampoco resultó en sí desagradable el saber que tenía gente de su lado, cuando mayoritariamente estaba acostumbrada a trabajar completamente sola, ya que el asunto de los yokais no era algo que lo pudiera ver cualquiera. Sin embargo, ahí estaban, formando un plan donde todos estaban aportando sus partes y ella había tratado de dar tan solo una de ellas, pero parecía que era la que iban a realizar. — Entonces tenemos un plan, hay que lograr traer la paz. — Su tono era serio, concentrado. Los tonos verdosos de toda su piel aun no se habían marchado y el cómo sus manos habían cambiado para adaptarse al agua tampoco, seguía conectada al kappa.

Casi como si aquello fuera la llamada del deber, el sonido de los cascabeles sonaron de manera inesperada junto a aquellos gritos. Se le erizó los vellos tanto como si estuviera escuchando a sus hermanos gritar, porque aquellos fueron los gritos que su cabeza interpretó por el trauma. — ¡Mierda! — Fue Noa la primera en corresponder la mirada de Yusuke, buscando rápidamente después la de Asahi y el pescador para asentir a cada uno de ellos. — No perdamos tiempo. — La idea había sido asentada, solo quedaba ejecutarla y esperar a que todo saliera como era debido. Sus pasos, los encargados de llevarle, tuvieron la suerte de reaccionar lo más rápido posible.

Trató de correr tanto cuanto pudo, especialmente porque al llevar se pudo ver a la criatura lanzar una bola de agua considerable que iba dirigida a aquellos que buscaban proteger. Por su parte, Noa trató de seguir a Yusuke en sus acciones, en especial acabó por concentrar su chakra en busca de generar una cúpula en forma de burbuja de dos metros de ancho por dos y medio de alto que acabaría generándose para proteger de aquella bola de agua de la bestia a la que debían dar caza, protegiendo a todos en su interior y dando así la cobertura necesaria de los críos que seguían corriendo, claro que aquella cúpula no podía resistir a todo el impacto de la propia técnica contraria y por ende quizá no saliera tan perfecto como había resultado en su cabeza.

Sekken Dōmu

-40 de chakra

Pero ahí no se quedaría la cosa, pues debían aprovechar todo lo que pudieran el golpetazo de la caña de aquel anciano, quien daría la vez. Para aquel entonces ella habría logrado acercarse lo suficiente cuando fue a proteger y, con la burbuja estrellada, buscaría apoyar la llamada del anciano en aquel momento para ir con todo. — ¡Vamos! ¡Ahora que está aturdido! — Metió prisa, pero sus manos ya iban en busca de su siguiente acción, enfocando el chakra en sus manos y sintiendo que poco a poco las fuerzas le abandonaban, pero debían proteger a aquel pueblo. Esta vez no podía fallar, no como con sus padres, y aquello era lo único capaz de pensar. Fue que por ello buscó coordinarse con Yusuke y el viento que generó para ir a impactar con aquel pez enorme, o al menos intentar llegar a tiempo para aprovecharse. 

Se sentía queriendo llegar a todo, pero ella debía intentarlo.

Tenía que hacerlo.

¿O iba a mirar de nuevo?

Mizurappa

45 de vida | + 5 de daño suiton por Kappa

Se mantiene, 15 Chakra turno.
Hyoi Gattai- Kappa

Ficha Personaje y recursos
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— ¿Me dices a mí? — Preguntó Asahi cuando el tipo se refirió a él como aquel del habla rara. El Heizu quiso replicar con un poco más de agresividad, pero no tuvo oportunidad para ello. El sonido de los cascabeles fue llegando a sus oídos cada vez con un poco más de intensidad. ¿El Cerco?

Asahi ya había olvidado aquel cerco que anteriormente había construido, pero, quién lo diría, tuvo sus frutos. El grupo en cuestión abandonó la “sala de reuniones” y se acercaría hacia la zona de conflicto. Exodia, por su parte, hizo lo mismo de siempre. Lanzar su caña hacia la cabeza de la bestia y atontarla por unos cuantos segundos.

Las técnicas de Noa y Yusuke iban dirigidas hacia la bestia. Asahi, por su parte, se posicionó más adentro con unos cuantos saltos y, justo al aterrizar, acabaría una tanda de sellos que invocarían una bestia de agua que buscaría rivalizar al animal en cuestión.

— ¡Aquí va! — Exclamó mientras elevaba su chakra, haciéndolo arder y consumirse con la misma intensidad de un cosmos. La bestia de agua, una imponente creación de poder líquido y fuerza bruta, emergió con un rugido ensordecedor, arremetiendo contra la criatura enemiga. El impacto sería monumental, una explosión de agua y energía que reverberó a través del campo de batalla, la técnica en cuestión buscaba “apresar” al animal.

— ¡Lo mantendré lo más que pueda! — Gritó Asahi — No podemos permitirle regresar, debemos acabar con esto ahora. — Añadió. Si la bestia regresaba a las profundidades, probablemente no fuese vista por un tiempo y volvería a cometer estragos. Ahora, era el momento idílico para acabar con ella de una vez por todas.

Dakatsu no Jutsu


Asahi
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