[Misión Simple - C ] La raíz.
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Última modificación: 05-06-2024, 07:52 AM por Tatsumaki Shiza. Razón: Un código mal puesto no dejaba ver mi mensaje jeje
La hora había sido señalada, la Tatsumaki tuvo que presentarse a sus superiores y prestar su voluntad de hacer todo lo necesario, como seguir las órdenes de sus mayores. — Si, acudiré de inmediato. — Sus brazos estaba estirados a los lados de su cuerpo, tan estirados que parecía que quisiera hacerlos crecer. Hizo una reverencia incluso muy rígida, y en principio no fue muy formal porque no se agachó lo suficiente. Miró a su lado y encontró a uno de sus sensei gesticulando con el rostro lo que claramente pensaría más de uno: debía agacharse más. Lo acabó haciendo, quizá un poco a regañadientes. Si fuera por ella, había ocasiones que la rebeldía innata de su personalidad, que pocas veces relucía, no se quedaría en puros gestos como aquellos. Ahora era sencillo, era bastante joven y novata, pero con el paso de los años aquellas actitudes no serían tan pasables como pudieran serlo ahora. — Ahora en marcha, en media hora estarán esperándote.

Sus pasos se aligeraron a la par que se ajustaba el abanico a su espalda para que no fuera molesto. No era que precisamente le pesara, o ni siquiera era que fuera a limitarle el movimiento, cualquiera que conociera de su clan sabía algo tan básico como ello, pero no dejaba de ser algo que uno cargaba en la espalda y no quería le molestase en las paletas de sus huesos de la misma. ¿Estaba preparada para aquel día? Si bien era cierto que era una genin como el resto, su clase delataba lo nueva que era en aquel mundo, y su edad no es que le ayudase precisamente a decir que tenía experiencia. Tampoco es que la tuviera. Solo conocía a sus compañeros por su nombre, y hasta el momento poco más que unas descripciones vagas sobre su físico y desde dónde debían partir la patrulla.

Una vez llegó al punto de encuentro, esperó con sus dos manos sujetando la cinta de cuero que le cruzaba el cuerpo, de la que sujetaba su abanico. Ahí esperó hasta que llegasen el resto, siendo solo en aquel momento que hablase a ambos. — Buenos días a ambos, me alegra poder participar en esta patrulla con ustedes — Hizo una reverencia medio formal, lo suficiente para no sentir que tenía su sensei mirándole la nuca. Mostró además una sonrisa cordial, con cierto deje de ilusión por poder hacer algo así de interesante. — Quedo a vuestra disposición, creo que les han informado ya de la situación, si no... aquí tienen la misión — De su cinturón de cuerda roja sacaría un pergamino, en el cual vendría clara la misión central que decía, entre otras cosas, los siguientes puntos de modo muy claro:
  • Seguir la ruta de patrulla señalizada para esa mañana [indicada en un mapa dentro del pergamino]
  • Mantener la zona bajo control
  • Una vez llegada a la localización de la que se conoce habrá un encuentro de comercio negro, buscar a los sospechosos.
  • Atrapar a los señalados como investigados del robo de mercancías de Ciudad Io, con vida, y ponerlos a disposición para su arresto preventivo.

Si miraban a su entorno, estaban a penas en la entrada de la zona inferior. Quizá ellos estuvieran hechos ya a un entorno que se respiraba tenso de por sí, con un olor que denotaba el porqué era el más inferior de todos y alejado de la influencia de la Ley. Por el momento, la concurrencia de personas era escasa y muchas personas parecían simplemente seguir su vida, aceptando la posición de tal vez ser de las más bajas clases que había en aquella aldea. ¿Cómo podían sentirse ante la presencia de los genin? Sus miradas no pudieron evitar posarse sobre las tres figuras, aunque fuera simplemente de reojo con curiosidad. Debían ser avispados, de ellos dependía como quisieran llevar acabo su cometido. — Les sigo — Y la menor en rango cumpliría su parte.

¿Qué era lo que harían los más adelantados?

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Un dia mas de trabajo en Iwagakure, un dia mas en el que Kaizen se levanto de su desarreglada cama en su sucio y desordenado hogar, ultimamente no le habia dedicado tiempo a poner orden y limpiar, apenas si tiraba la basura en la semana. Como todos los dias su vida consistia en trabajar para el imperio, seguir las ordenes que le encomendaran, emborracharse en un bar del nivel bajo y terminar con alguna mujerzuela por ahí. Una vida vacia y sin proposito ¿pues que se podia esperar de él? ¿Era la unica  vida que conocia y ahora pretendian que cambie sus habitos de un momento a otro? Pues no seria tan sencillo, no habia pasado mucho tiempo desde que tuvo que sumarse a las filas del imperio. De hecho, aquellos que sabian de su situacion lo miraban con recelo, desconfianza y desprecio, pero no se atrevian a enfrentarlo pues aquellos que lo hacian terminaban en el hospital si tenian suerte y no en la morgue, Kaizen habia sido encarcelado pero no era debil en lo absoluto y el imperio era consciente de ello, por eso preferian tenerlo como una herramienta util a la cual pudieran sacarle provecho a cambio de darle ciertas libertades o consideraciones.

Apariencia de Kaizen


Kaizen partio al punto de encuentro, su dia consistiria en patrullar... otra vez. Aunque esta vez en el nivel mas bajo de la aldea, su viejo hogar, pero eso no era novedad, lo novedoso era que hoy trabajaria en equipo con dos genins mas. No le agradaba mucho la idea pero quizas al menos podria hacer mas llevadero el dia. Tras viajar volando un rato sobre la ciudad en el segundo nivel, finalmente llego a la zona en la que debia encontrarse con sus compañeras, la entrada al acceso del primer nivel. Llegaria ultimo de los tres, bajando desde el cielo como si de un angel se tratase. — Supongo que ustedes son las genin designadas conmigo. — Diria desde la altura para luego descender lentamente.


Cita:Buenos días a ambos, me alegra poder participar en esta patrulla con ustedes


La primera en hablar fue una joven muy hermosa, parecia entusiasmada por estar alli con el resto, quizas era una novata. "Que interesante" Penso Kaizen frotandose la barbilla mientras la estudiaba de arriba a abajo. La muchacha saco un pergamino con las instrucciones de la mision y Kaizen procedio a leerlo un momento sin mostrar nada de interes para luego esbozar una sonrisa picara. El pelirrosa desvio su mirada hacia la muchacha nuevamente y se acerco a ella, se acerco mucho, comenzando a verla desde distintos angulos mientras sostenia su mano aun en su barbilla. — Interesante, al parecer es verdad eso que dicen de que las kunoichi imperiales son mujeres hermosas. ¿Como te llamas? Podriamos ir a beber algo luego de patrullar, que te parece. — Diria sin ningun tipo de filtro.

Luego de su ligoteo casual, cuando el grupo estuviese listo entonces partirian hacia el nivel 1 de Iwagakure, Kaizen se pondria a la cabeza del trio, pues conocia el lugar como la palma de su mano por lo que se movia por alli con toda confianza. — ¿Es la primera vez que vienen aqui? No se preocupen esta zona suele ser la peor a simple vista, cuando lleguemos a la zona centrica veran que el nivel 1 es mas divertido de lo que creian, hay muchos sitios para divertirse y nunca faltan los conflictos en la calle, asesinatos, peleas, ya saben...  — Les comentaria a ambas mientras caminasen para entretenerse mientras observaba de reojo a aquellos que se encontrase por el camino, como si les hiciera un tour del sitio.
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Después de algunos días de inactividad por parte de la Origami, la chica recibió el llamado del Imperio para ser oírte de una misión de patrullaje junto a otros dos Genins, aparentemente una novata y un Genin más avanzado y experimentado. La vida monótona de Kurami estaba por volver, pero por ahora no podía hacer más que esperar y cumplir al pie de la letra con las órdenes de sus superiores.

La pelinegra arribó rápidamente a la zona de la reunión de sus compañeros, la entrada del Nivel Inferior de Iwagakure, la zona más pobre y delictiva de toda la villa, un lugar al que Kurami no le gustaba visitar, pues no era de su clase, o eso pensaba ella. En el lugar solo había una hermosa chica, a la vista albina, con un enorme abanico en la espalda. La Origami miró de forma curiosa a Shiza, la Genin novata según lo que se le había informado. Aunque no pasó mucho para que, desde los cielos, una voz llegara a los oídos de la Kunoichi de la Roca, quien se giró para mirar hacia arriba y ver al último del trío, Kaizen.

Con todos reunidos, la Kunoichi de los Tatsumaki comenzó con su pequeña presentación, además de dejarse a la disposición de los Genin más experimentados para esta misión. Kurami también leería el Pergamino de Shiza, luego de Kaizen, si bien conocía ya los detalles de la misión, un ligero recordatorio no le venía nada mal a su aveces mala memoria. Mientras sus ojos recorrían de forma veloz las letras de aquel papiro, Kaizen hacía gala de sus habilidades de coqueteo, intentando ligar un poco con la Kunoichi novata, cosa a la que la Origami sólo reaccionó con una leve sonrisa burlona, una sonrisa que talvez nadie vería.

Después de tanta cháchara, el equipo estaba listo para partir y comenzar con la misión de una vez por todas, siendo Kaizen quien se puso al frente del equipo y comenzó a describir el día a día del Nivel Inferior de Iwagakure. - Por esas razones es que no me gusta este lugar… ¿El poder económico del Imperio es tan bajo que no tiene para arreglar esta zona? -. Pensaba la pelinegra mientras se mantenía caminando detrás del Ryotenbin y a un lado de la Tatsumaki, atenta al camino que estaban recorriendo.
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Había llegado cada uno de ellos, siendo el primero, y único, en hablar el Ryotenbin. — Si, así es. — Confirmó con cordialidad, enfocada completamente en la misión que tenía por delante. No era entusiasmo por hacer algo por el Imperio, que viendo el entorno casi que prefería maldecir a los cuatro vientos, pero se le vía con ilusión respecto a los dos compañeros que tenía frente a sí.

Una vez entregada la misión al hombre, que luego pasaría a la mujer, esperó que finalmente partieran a la patrulla que tenían designada. Solo hubo un impedimento a ello, que había sido la extremada cercanía que había provocado el pelirrosa. Si Shiza se sonrojó levemente fue por el hecho de la sorpresa y la invasión del espacio personal, pero acabó por posar las manos en los hombros del contrario para mantener esa distancia y no se acercase más, tratando de mantener la sonrisa cordial de antes con cierta confusión. — Prefiero no ser referida como konouichi imperial, suena.... — "Asqueroso". — ... muy formal. — Reiría con cierto nerviosismo, dando un paso atrás. — Soy Shiza, encantada. Pero la bebida habrá que verse como salga todo hoy, si no me toca hora extras.... — Respondería a su pregunta, pero dirigió la mirada a ambos, aun tratando de sonreír.

Suerte era que por fin comenzaban a caminar, incluso aquella mujer les siguió a pesar de no haber mediado palabra. Shiza no entraría en indagar demasiado en ello. — Nunca estuve tan adentro de la zona, no me dejaron acercarme realmente... — Comenzó mientras miraba los alrededores. — ¿Tan descontrolada están las cosas aquí? — Bajó el tono de voz mientras se trataba de colocar tras los dos más experimentados, cerca de entre medias de ellos, buscando refugio en sus cuerpos.

Las palabras de Kaizen tomaron a poco más peso, revelando ante ellas que no había exagerado. 

Ni siquiera se habían adentrado demasiado, pero las zonas más oscuras del lugar dejaron caer sonidos de que, la parte de aquella aldea más alejada de la ley, comenzaba a despertarse. Al principio eran pasos, fácilmente distinguibles de aquellos que tenían prisa de ir de un lado a otro. Algunos intercambiaban cosas por el camino, ocultando el contenido; otros parecían simplemente hablar en voz baja... ¿algo estarían tramando? Por el ambiente, los rumores y lo que acababa de decir Kaizen: aquel lugar no inspiraba nada bueno. Sin embargo, todavía no había nada realmente violento ante ellos, ni pruebas de estar sucediendo algo ilegal a simple vista.

¿Cómo haremos esto? ¿Seguiremos la ruta o... ? — Shiza se acercó un poco más a ellos, algo preocupada y perdida. — Creo que comienzan a hablar de nuestra llegada... — Rostros nuevos, algunos no tan nuevos, pero sobre todo: personas que no estaban ahí para formar parte de ellos. ¿O si? Todo dependía de como quisieran los genin afrontar aquel lugar y la misión. 

Frente a ellos quedaba el camino de la patrulla, que si continuaban estarían a cuarenta y cinco minutos de llegar por el momento. El tiempo avanzaba sin esperar a nadie. A los lados quedaban callejones paralelas a la calle más central, pero estaba mucho más concurrido por persona que parecían dedicarse a diversos trabajos ahí en mitad de la calle o marchando a sus obligaciones de otras índoles desconocidas.

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La caminata del equipo los llevó a adentrarse en la zona más profunda y olvidada de la Aldea Oculta entre más Rocas. Kurami podía sentir en su cuerpo como si fueran poderosas dagas las miradas de todos aquellos que miraban con asombro y otros con recelo la intrusión del trío de Genins, ni si quiera habían ingresado a las profundidades y ya tenían a ese tipo de personas mirándolos, parecía ser que Kaizen no mentía, todo era cierto y pata nada una exageración.

Todo empezó a tomar sentido cuando los ojos carmesíes de la Origami pudieron visualizar a múltiples personas corriendo de un lado a otro, intercambiando objetos, pero procurando ocultar aquello que estaban intercambiando, ¿contrabando o sustancias ilícitas?, Kurami no lo sabía y realmente poco le importaba, aunque si seguía preguntándose y burlándose internamente del “poderoso” imperio por dejar esa zona tan abandonada.

— No te preocupes Shiza, lo más probable es que estos tipos sean ladrones de pacotilla que con problemas saben sostener un arma. Si se lanzan hacia nosotros, solo debemos imponer nuestra fuerza —. No era la forma más “amable” para hacer que una persona no se preocupe por una situación en la que pudiera correr peligro, pero la Origami tampoco era muy buena expresándose de otra forma que no sea haciéndolo de manera brusca.

— Y sobre la patrulla, propongo seguir con nuestro camino en la ruta señalada en las instrucciones de esta misión, pero si ustedes quieren ir por otro lado, iré con ustedes… —. Dijo la pelinegra con un tono relativamente bajo, talvez los habitantes de la zona ya podrían sospechar de su objetivo ahí, después de todo, por sus miradas, no estaban acostumbrados a ver ninjas del Imperio en su zona de operaciones, pero aún así, Kurami prefería mantener las intenciones del equipo entre ellos y evitar que se filtre información.
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El acercamiento del pelirrosa a la Tatsumaki no habia sido particularmente bien recibido por esta ultima, quien lo aparto posando las manos sobre sus hombros, aun asi Kaizen no borro esa sonrisa sínica y arrogante de su rostro y simplemente lo acepto. Al mirar a la otra Kunoichi pudo reconocerla de inmediato, aquella pelinegra con quien compartio una mision hace no mucho tiempo, Kurami la morocha candente. Kaizen le hizo notar con su mirada que la habia reconocido pero no le dijo nada en particular, en su lugar lidero el camino hacia el tercer nivel de Iwagakure.


Cita:Nunca estuve tan adentro de la zona, no me dejaron acercarme realmente...


Tus padres deben haberte querido mucho, es normal que no te dejaran venir aqui. Una chica como tú, sola en un sitio como este, serias blanco facil para todo tipo de basuras... — Comentaria mientras caminaban.


Cita:¿Tan descontrolada están las cosas aquí?


Kaizen la miro por encima del hombro sin detenerse, definitivamente debia ser una genin recien graduada, y por las preguntas que hacia y su aspecto tan delicado comenzaba a barajar que podria tratarse de una chica del primer nivel de la aldea. — Lo estan. — Dijo tajante el Ryotenbin. — Antes de que existiera el primer nivel de Iwagakure tal y como se le conoce ahora, el segundo nivel era toda Iwagakure, todo se concentraba alli. Desde esa epoca ya existia el tercer nivel, solo que no habia sido muy explorado por lo peligroso que era, hasta que comenzaron los cambios infraestructurales y el tercer nivel quedo tan aislado del resto de la aldea que a las familias criminales, bandidos, pobres que no tenian donde caerse muertos comenzaron a migrar alli. El laberinto no los detuvo pues no tenian nada que perder y con el tiempo lograron hacerse un camino seguro. Al pasar los años aquellos quienes se instalaban alli comenzaron a montar su propia ciudad, con sus propias reglas, aislados del mundo. No paso mucho tiempo hasta que el imperio acabo por enterarse y meter sus narices. No tengo idea que negocios habran hecho pero basicamente el imperio casi no interfiere aqui excepto en casos particulares. — Termino por explicar Kaizen.

En resumen, si terminas aqui aunque sea por accidente, lo mas probable es que te cruces con la peor clase de gente que puedas imaginar y serias borrada del mapa. Podrias terminar en quien sabe que, incluso siendo una shinobi corres peligro aqui. — Le dijo volviendole a mirar por encima del hombro nuevamente enseñando esa maldita sonrisa cinica.

Tras adentrarse un poco mas, las miradas ajenas comenzaban a centrarse en aquel trio protagonico. Kaizen los miraba de reojo pero como si fueran meros insectos, aun asi estaba alerta.


Cita:No te preocupes Shiza, lo más probable es que estos tipos sean ladrones de pacotilla que con problemas saben sostener un arma. Si se lanzan hacia nosotros, solo debemos imponer nuestra fuerza


Tal vez o tal vez no. — Replico Kaizen. — En este nivel se ocultan renegados, mercenarios, ex shinobis, no es comun verlos tan en la superficie de este nivel pero puede darse el caso.


Cita:Creo que comienzan a hablar de nuestra llegada...


Ojala, Kaizen no podia esperar para enfentarse a alguien, era lo mas divertido de su trabajo, tener la libertad de luchar y matar. — Que digan lo que quieran, si tienen algun problema podemos solucionarlo... — Se burlo. — El camino marcado es el que menos tomaria la verdad, y los otros dos pues... ¿Tu que dices novata? — Le pregunto a Shiza, indirectamente poniendola a prueba, queria saber que elegiria ¿Seguir las instrucciones obedientemente, seguir el camino aparentemente mas seguro de la zona o por el contrario tomar el camino mas oscuro y turbio? Kaizen la seguiria a ella, pues de los tres era la mas ingenua e indefensa probablemente, en cambio a Kurami ya la conocia y sabia que era alguien fuerte, tenia mas oportunidades de cuidarse por si sola si algo pasaba. A Kaizen le daba totalmente igual el camino, del que mas desconfiaba que pudieran encontrar algo era del marcado por el imperio ¿Porque? por una logica muy sencilla que uno solia aprender viviendo en el tercer nivel: "Si el imperio lo penso de esta forma, entonces ellos lo hicieron de otra". Una logica simple pero bastante precisa normalmente, si Kaizen pensaba en contrabando ilegal entonces la mejor opcion era el camino mas transitado a plena vista de todos, pero si la carga era muy vistoza, algo dificil de pasar desapercibida, entonces usaria la zona mas oscura, protegiendola con el propio entorno del lugar y quienes lo habitan.
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"Imponer nuestra fuerza".

Eso se quedaría volando por la cabeza de Shiza en aquel momento, simplemente asintiendo por pura inercia bastante perdida en aquella situación. Se dejaría guiar, ella seguiría los pasos de ellos y finalmente tendrían que enfrentarse a una decisión. Quería pensar que era tan fácil como usar la fuerza, pero le gustaría también pensar que no era necesario llegar a esos extremos. ¿Quizá era así como solucionaban las cosas los imperiales? Y aunque no fuera el caso en concreto, en esta situación, eso no era algo que no estuviera dando vueltas por su cabeza en aquel instante. El cómo funcionaba el imperio y como se relacionaban el resto con ellos: era lo que realmente estaba inquieto en sus pensamientos. ¿Pero el como se manejaban ellos dos? Todavía era un misterio que parecía ir solo a base de fuerza.

Si de fuerza se trataba, ella quería pensar que la tenía y que sería lo suficiente en aquel instante para enfrentarlo. Ganó cierta confianza, y tras disociar por unos segundos, volvería para seguir escuchando a sus compañeros, ya que el pelirrosa también se adentraría en explicaciones, que toda aquella historia acabó por sacar un rostro un tanto de preocupación en el de la rubia plateada. — ¿Tan peligroso es? Vaya, creí que era solo cuestión de ... no tanto alcance del control, solo eso... — Alzó la mirada que había agachado por lo pensativa que le volvió aquellas noticias, porque sabía que el imperio hizo daño: solo no imaginó que tanto o más de lo que pudiera haberle llegado a contar Naoya. — Supongo que si debieron quererme... — ¿Quizá no estuvo tan equivocado su padre con aquella orden? Podía darle eso, aunque no quitaba que le siguiera odiando. — En todo caso, confío en ustedes. 

Cuando finalmente, tras cada uno proponer su visión, preguntaron de vuelta a la novata: esta contestó algo que ninguno nombró. — Entonces vayamos por el callejón aquel. — Cabeceó hacia el izquierdo, el más oscuro de todos. — Si hay información de lo que buscamos... puede que lo sepan esos de ahí, parecen haber estado demasiado atentos de lo que pasaba... — Su tono de voz se rebajó a casi un susurro para ambos. — O quizá estén ocultando algo. — Siempre había más de una razón o camino hasta que fuera descubierto.

Retomado el paso, llegarían por el camino más oscuro de todos, pero aún lo suficiente iluminado para saber por dónde caminaban. Aquella calle parecía bien descuidada y algunos gritos se escuchaban entre las callejuelas que daban en sus paralelas. Había de todo, más cuando te adentrabas, y es que el panorama se puso peor. 

Uno de los que estaban ahí, demasiado atento, se atrevió a acercarse por el lado de la rounin. — Eh. ¿Qué es lo que os trae por este lugar? No queremos problemas. — Sonó con un tono serio, como si limitase la presencia de ellos allí, pero sin buscar sonar amenazante. ¿Tal vez alertando de algo? — Será mejor que no sigáis por aquí, no se os ha perdido nada. — Continuó, mientras de la puerta de atrás, de uno de los locales que había, aparecieron varios hombres corpulentos que parecían salir sacudiéndose las manos. ¿Y qué era lo que se escuchaba de fondo? Unos quejidos de dolor ahogados, tal vez alguien arrastrándose. 

La pregunta a estas alturas era: ¿cómo se encargarían de ello? ¿Irían a dar ayuda o interrogar a aquel hombre que escuchaban? Muchas posibilidad y nuevamente.. varios caminos.

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Cita:¿Tan peligroso es? Vaya, creí que era solo cuestión de ... no tanto alcance del control, solo eso...


No estas equivocada al pensar eso, solo que va un poco más allá. — Le comento Kaizen.


Cita:En todo caso, confío en ustedes.


Kaizen la miro de reojo, parecía sutilmente decepcionado y disgustado con la idea. Ella era una imperial y él tenía muy claro de donde venia, no confiaba en nadie allí, de hecho no confiaba en nadie en lo absoluto, creía que esa era la mejor forma de cuidarse a uno mismo. "Se nota que es una novata" Pensó.




Finalmente luego de dejarle la decisión final de qué camino tomarían a la rubia cenicienta, Kaizen sonrio satisfecho. El pelirrosa entonces emprendio hacia alli, se mantendria delante de ambas jovenes en todo momento y observaria el entorno tanto como la oscuridad se lo permitiese. Los gritos provenientes de callejones hacian eco en el lugar, siempre le traian recuerdos a Kaizen, recuerdos de su niñez cosas que nunca venian al caso cuando las recordaba, pero esos gritos nunca fallaban en traer esos recuerdos. En cuanto se adentraron mas en aquella zona no tardaron en ser intervenidos por un sujeto que se le acercó a Kurami.


Cita:Eh. ¿Qué es lo que os trae por este lugar? No queremos problemas. [b]Será mejor que no sigáis por aquí, no se os ha perdido nada.[/b]


Kaizen observo que al mismo tiempo unos hombres salian del local detras de aquel sujeto, se veian sumamente sospechosos. — Kurami, ve a echar un vistazo. — Le susurro, para luego volver a prestarle atencion a aquel tipo que se les cruzo. — ¿O sino que? No sabia que aqui estaba el jefe del barrio. — Exclamo sarcasticamente el pelirrosa, para acto seguido posicionarse justo detras de aquel hombre a una velocidad tal que probablemente ni aquel sujeto ni Tatsumaki podrian notar cuando se movio de donde estaba. Tomandole de la nuca con delicadeza pero firme con su mano diestra, Kaizen le susurro: — ¿Porque tendrian problemas? Sabes, creo que sí se me perdio algo y tu pareces alguien capaz de ayudarme a encontrar eso. — Al decir esas palabras, el agarre en su nuca se hizo mas firme comenzando a apretar cada vez mas.
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— Eso también puede ser… De igual forma, no tengo miedo, me daré de golpes con quien me tenga que dar de golpes… — Diría la Rounin pelinegra a las palabras de Kaizen sobre la posible fuerza de los criminales que se escondían en lo más profundo y oscuro de Iwagakure.

Después de dejarle la última decisión a Shiza, la Tatsumaki decidiría continuar con su camino por aquel callejón oscuro y descuidado a un lado de ellos — Eres valiente… Me gusta — Pensó la Origami mientras la miraba de forma satisfecha, dejando que Kaizen tomara el liderazgo del camino. Los gritos que resonaban llegaron hasta los oídos de Kurami, quien en un principio no demostró ningún tipo de sentimiento por ello, o al menos eso trataba de aparentar, pues muy en el fondo, seguía burlándose del mal estado que el Imperio había traído a Iwagakure.

En el camino de la patrulla, no pasó mucho tiempo para que un hombre se acercará peligrosamente a uno de los costados de la Origami, quien rápidamente se puso alerta, pero tratando de no demostrarlo y en su lugar, mostrar una apariencia más confiada e incluso desinteresada por la “amenaza” de aquel sujeto. Aunque el chico peli rosa rápidamente tomaría el control de la situación a la par que le indicaba a Kurami echar un vistazo a una de las puertas traseras de un local en donde hombres corpulentos parecían haber dado una golpiza a alguien.

— Entonces todo tuyo, Kaizen — Dijo la chica antes de comenzar a avanzar a paso lento hacía la posición de aquellos hombres corpulentos, ignorando completamente las palabras del primer hombre. Su paso era lento pero decidido, con una mirada fría y amenazante se disponía a hablar una vez estuviera relativamente cerca para ser escuchada por los dos toros — ¡Caballeros! Alguno me podría decir de favor… ¿Qué sucedió aquí y porqué se oyen sonidos raros por allá? — Si, el tono de la Origami era totalmente burlón, casi queriendo provocar a los grandotes.
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Había tomado la delantera el varón del grupo, quien dentro de sus momentos de nostalgia y recuerdos podría ver que los gritos se hacían cada vez más presentes. También ocurría que para la propia Kurami, la situación se fuera desvelando más evidente, pero no tenía nada que temer, ¿verdad? Ahora más que nunca, ambos tendrían el destino final junto a ellos y ambos tomaron la decisión de detenerse por el camino para atender aquello que ocurría. ¿Sería por deber? ¿Tal vez curiosidad? Shiza, como aprendiz de todo aquello, se quedó simplemente expectante junto a Kaizen, ligeramente detrás de su espalda.

Justo fue cuando se toparon con el hombre que Kaizen daría unas indicaciones, quedando la rubia de lado y, por ello, quedándose junto a él creyendo que era aquello por la omisión. — No se trata de Jefes del Barrio, pero esto no os conviene... — Entonces se ladeó hacia un lado para ver a Shiza detrás de Kaizen, negando lentamente. — Se ve a las leguas que está verde. — Cabeceó hacia la rubia plateada, solo que para aquel momento... acabó con el cuello completamente inmóvil y un inútil intento de mover su cuerpo, pero estaba tomado de modo que su cuerpo se pinzó y perdió fuerzas. — Porque estas calles no son para gente como vosotros. — La rabia se dejó entre ver entre los labios de aquel hombre, escupiendo las palabras con rabia contenida. — ¿Qué mierdas estáis buscando? — Se quejó, pero sobre todo: se sintió humillado por sus suposiciones. — No puedes hacerme hablar más de la cuenta, ¿verdad? Sabes lo que le pasan a los topos. — Sonreiría socarrón, como si creyese que Kaizen tuviera un código de moral que le pudiera proteger.

Mientras aquello ocurría, y Shiza se quedó de piedra ante la impresionante velocidad, por otro lado Kurumi había optado por seguir la orden que había dado Kaizen, dirigiéndose a aquellos grandullones que nada y bueno podían estar haciendo en un lugar como aquel, ¿cierto? Ni corta ni perezosa, se acercó y pudo escuchar una tos de atraganto de fondo por la callejuela pequeña junto al edificio del que salían esos dos grandullones. — ¿A ti que te importa? — Respondió aquel que estaría a su izquierda, quien puso los brazos en jarra mirando con cierto desprecio hacia la kunoichi. — Solo es un perro que se encuentra mal. — Respondió el otro como si estuviera tratando de calmar el ambiente, colocando una mano sobre el pecho de su igual. — Esto no es asunto tuyo... — Añadió, alzando una de sus cejas como queriendo imponerse.

Aquellos hombres perfectamente podían llegar a sacarles dos cabezas y sus cuerpos eran como dos de ella. Grandes moles, fuertes, pero todo el mundo tenía sus debilidades si se creían que quizá por ello tendrían ventaja. Pero mientras aquella situación se daba así, los sonidos de fondo que eran más elevados por la cercanía, acabarían por tener un rostro porque luna persona aparecería en el umbral de aquella oscura calle que se apoyaba en una pared y se llevaba la mano a la boca cada que tosía, lleno de sangre por completo. Solo que los grandullones estaban de espalda y demasiado atentos a Kurami como para darse cuenta que el perro se les había escapado.

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La pregunta de la pelinegra fue respondida por uno de los hombres corpulentos, pero no la de forma en que ella esperaba, aunque, a decir verdad, tampoco esperaba que quisieran cooperar mucho con ella. Kurami frunció levemente el ceño cuando recibió la respuesta de aquel grandullón, no le gustaba y tampoco estaba acostumbrada a ser “ignorada” de esa forma.

Los ojos carmesíes de la chica rápidamente se fijaron en el segundo hombre, quien trataba de calmar a su amigo y relajar el ambiente, no de muy buena forma que digamos. Antes de que Kurami pudiera responder a las palabras de los corpulentos, una persona apareció de entre la penumbra generada por las cuevas de Iwagakure, visiblemente dañado. — Que buena golpiza te dieron… —. Pensó la chica mientras daba un ligero suspiro y se preparaba pata hablar.

— Pues creo que no ayudaste mucho a ese perro a sentirse bien… —. Nuevamente haciendo uso de un tono burlón mientras señalaba levemente hacía la dirección en donde se encontraba ubicada aquella persona. — Por lo visto, no se encontraban haciendo gestos de caridad con los animales de la calle… Vamos, les conviene decirme que estaban haciendo exactamente —. La mano derecha de la Kunoichi de la Roca se alzó con lentitud para evitar cualquier indicio de confrontación, colocándola finalmente en la bandana de Iwagakure que sostenía su cabello. Esto haciéndolo para reafirmar su autoridad como militar de Iwagakure.

— Sólo deben responderme que estaban haciendo y listo, soy una mujer curiosa… Si lo hacen, talvez los deje ir sin más, yo me ocupo de aquel tipo… —. Culminaría la pelinegra con un gesto de su mano, puño cerrado y el pulgar levantado, tratando de indicar a aquellos que todo estaría bien si cooperan con ella. La Origami no sabía exactamente si la información que pudiera sacarles a esos tipos iba a ser de ayuda para la labor de la misión, pero si se encontraban cerca del punto de vigilancia, algo tendrían que saber.
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