¿Quién es el topito?
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Última modificación: 14-05-2024, 05:17 PM por Samuru.
07:30 a.m.


Nieve, mucha nieve hay en el camino, incluso en los árboles que rodean todo el entorno. La temperatura se encuentra cerca de los cero grados Celsius, por lo que no estar abrigado puede ser una desventaja a la larga, una que afecte los cuerpos de los humildes protagonistas de esta historia. Los cuatro llevan tiempo viajando juntos desde su encuentro en el País de las Aguas Termales, ya han tenido la oportunidad de conocer al menos sus nombres y memorizar sus rostros. Ellos son responsables acerca de información más personal que puedan compartir. Si bien son un equipo, siguen perteneciendo a diferentes naciones. Los secretos siempre están presentes, más aún en esta historia.

La carreta con los víveres debe ser transportada por dos personas debido a su peso. En su interior, todo el contenido se encuentra resguardado en caso de impactos o temblores en el movimiento. Eso sí, sigue siendo una carga transportada, por lo que puede ser destruida con algún ataque, dando la misión como fallida apenas empezar.

El camino que actualmente atraviesan está inclinado, van hacia abajo. Pronto recobrarán el sendero recto y llegar a la Aldea de la Nieve. Lamentablemente para ellos, no todo es sencillo. Son ninjas, deben estar listos ante todo.


Si han estado atentos al camino, descubrirán que desde hace una hora no han visto señal de fauna en los alrededores, detalle que debe llamar la atención, puesto que antes de ello, sí se encontraron con diferentes animales, algunos salvajes y otros no tanto. Algo ocurre.

De pronto, se oye un silbido, una señal. Desde el suelo, a 10 metros de distancia en los flancos izquierdo y derecho de la carreta, emergen dos individuos. Estos poseen un traje oscuro y máscaras con la forma de una sonrisa. Es como si de inmediato quisieran burlarse del famoso equipo bondad.


Los sellos de manos están hechos. Primero, tres pilares se forman alrededor del cargamento, en ambos flancos y en la retaguardia. Si no los detienen pronto, todos quedarán atrapados entre ellos, pues buscarán encerrarlos. A la vez, una ballena con cuerno es creada y ataca desde la izquierda. Como puede ser inferido, la destrucción del cargamento es el objetivo.

Independiente de cómo reaccione el equipo protagonista, los dos atacantes se esfumarán del escenario. Esta es solo la bienvenida al País Helado.

Hyōton, Hyorou no Jutsu

Hyōton, Itsukaku Hakuegei


Luego de que revisen los posibles daños y evalúen la situación, dentro de media hora de camino llegarán a la aldea. Ahí los espera una mujer joven, cabello azul, cuya mirada desprende cierto desprecio hacia los nuevos visitantes. Dicen que no confía ni en su sombra, menos en las supuestas almas caritativas que deben llegar ese día a su hogar.

¡Alto ahí, gamberros! Identifíquense de inmediato o sufrirán las penas del infierno... Aunque calor en este país no hay. — La ballena de antes ocasionó un temblor en la zona, siendo avisado por los guardabosques. Por lo tanto, nuestra nueva amiga se encuentra con menos pulgas que de costumbre.

Dependiendo de cómo interactúen con ella, pueden recibir el cielo o el infierno, tal como ella dijo.
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Estadísticas de Naoya Shoku

El equipo de inteligencia de la Hangyaku no Kitsune, la facción rebelde más extensa y poderosa del mundo conocido, había logrado infiltrar a uno de sus peones en una operación imperial. Naoya era el joven expuesto: un Misago que llevaba haciendo encargos menores para la Rebelión y ganándose un renombre entre los reclutas más novatos. Fue enviado al País de las Aguas Termales, donde se encontró con Miku. Naoya se mostraba como de costumbre, excepto por su faceta más política e idealista, la cuál le costó horrores reprimir.

Cada interacción con sus compañeros imperiales le provocaba un poco de asco, aunque sabía que había un objetivo mayor, y cumplirlo era más importante que sus sentimientos. — Soy Naoya Shoku, de Iwagakure. No tengo mucho que compartir con ustedes, más que el hecho de que prefiero la noche antes que el día, por lo que no se alarmen si me ven un poco apagado... En la Tierra no estamos acostumbrados a la luz. — dijo haciendo una mueca y revoleando los ojos ante los rayos de tenue luz solar que llegaban a ellos. Estaba abrigado, lo suficiente como para soportar las bajas temperaturas del Mar del Norte y de los países que visitarían, en especial el terreno más gélido del continente conocido: Shimogakure. Interactuaría lo suficiente con sus compañeros, y se mostraría mucho más atento durante las horas en que la luna los acompañaba. Era alguien un poco abierto a conversar, pero sobre todo de temas banales: no compartiría más información de sus habilidades, pues la simple mención de su clan ya era suficiente exposición para él.


Conforme el sol apareció, la actitud de Naoya empezó a ser más serena. Estar toda la noche en vela y activo pasaba factura sin duda. Lógicamente él no era parte del dúo que tiraba de la carreta. Dejaría que otros de sus compañeros se encargasen de ello, pues la fuerza no era una de sus cualidades más notables. Conforme iban avanzando, el pelinegro tomaba nota de la fauna: pese a ser un terreno helado, había algunos animales que soportaban las bajas temperaturas y hacían sus vidas allí, contribuyendo a un ecosistema de lo más vivo y novedoso.

Sin embargo, todo comenzó a calmarse. Inclusive las aves dejaron de cantar. ¿Cazadores? No era un lugar donde se les hubiese informado de la presencia de los mismos, por lo que era un poco extraño. Había huellas difusas, quizá tenían varias horas, y parecían salirse del camino en algunos sitios. "Algo está raro aquí", pensó el joven, pero guardó silencio. Naoya estaba tranquilo, como había estado desde que apareció el astro mayor, por lo que era normal que no se percatase de nada extraño. Sin embargo, sus compañeros seguro lo harían. Así, los sentidos del Shoku se activaron, pero él guardó cautela.

Ante el silbido, supo que algo pasaría. Se puso de pie, mostrando preocupación. Realmente no tenía más información sobre la misión, por lo que dudaba de si quienes se acercaban eran aliados o enemigos, y él debía cumplir siendo un shinobi afín al Imperio, por lo que tomó un kunai y lo sostuvo en la zurda, asomándose por la baranda de la carreta. Unos pilares de hielo se elevaron, y de inmediato se quedó inmovilizado, como si el chakra de alguien más lo mantuviese allí congelado. — Tsk... ¡la mercancía! — alcanzó a gritar. Se giró hacia la izquierda y vio a una balle de hielo avanzar hacia su posición. Sin poder mover las piernas, estiró el brazo derecho en dirección a ese flanco y un muro de viento se levantó, lo suficientemente potente como para frenar el avance destructor que amenazaba con dañar el cargamento y hacerlos regresar a casa. Si eso pasaba, su misión de infiltración en Shimogakure fracasaría, y no tendría chance de ayudar desde dentro. Es más, específicamente se le había dicho que no era su jurisdicción dejar a los habitantes sin comida.

Fūhakujun

Tras unos segundos, serían liberados de su inmovilización, y los atacantes se esfumarían. — ¿Están todos bien? — dijo alarmado. Se aseguró de que todo estuviese en orden, y suspiró, bajando un momento del carro. Observó los alrededores. No era un sensor, así que no pudo saber con exactitud si el peligro se había ido, pero sus sentidos le decían que era imposible localizar con la vista a los enemigos. — Hay que estar más atentos. Apurémonos, debemos estar cerca de la villa.

Tras acercarse a la villa, fueron recibidos por una mujer bastante cautelosa. Naoya sabía que había recelo entre los locales, por lo que debía ser diplomático. Se apresuró a ponerse al frente de la situación, primereando a cualquiera del grupo. ¿Le saldría bien? ¿Sería odiado por la joven? Quién sabe. — Buenos días, estimada. — como todo un caballero, realizó una reverencia tras bajar del carro. Luego, elevó un poco sus manos y mostró un gesto amable. — Mi nombre es Naoya Shoku, shinobi de Iwagakure no Sato. Somos la comitiva enviada a escoltar este cargamento de víveres que mi compañero trae desde Konoha. — dijo volteándose hacia Chosami y luego volviendo a la joven. — Sabemos de la situación de inseguridad que sufren los transportistas y mercaderes. De hecho, fuimos victimas de un ataque allá atrás. — negó un par de veces apenado.

RESUMEN

OFF
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Última modificación: 17-05-2024, 03:20 AM por Chõsami Akimichi.
Al parecer el clan Akimichi había estado buscando aliados de otro países, esto posiblemente para el beneficio de Konohagakure en vista al futuro, esto era algo que Chõsami no sabía al no ser una figura importante (o al menos un miembro activo) de su clan. Pero la cosa era que si era de los pocos miembros en su clan que gozaba de un equilibrio entre juventud y madurez, quizás por ello fue seleccionado para afrontar una misión shinobi a pesar de que él muchacho llevaba bastante tiempo desligado a lo que significa ser un shinobi pues se había centrado a ser un gran cocinero.

Su padre le explicó los detalles y aceptó con gusto, todo sea por el bien de Konoha, el bien de la gente inocente y claro, todo sea por darle algo de fama a su casi olvidado clan y digo casi por qué suele se recordado como un tipo de burla para muchos.

Cómo sea, debía llevar suministros al País Helado, un país bastante lejano y frío que había estado pasando por un mal rato, la verdad era algo bueno para Chõsami que la misión se tratara de comida, eso significaba que podía convencer a los locales de prepararle algunas de sus delicias culinarias. Partió desde Konoha con la caravana y una mochila muy característica de él, una mochila llena de especias, condimentos y utensilios para cocinar. Pero no partió solo, un hombre llamado Iroh lo acompañaría para esta misión ya que habían rebeldes capaces de sabotearlo en el trayecto.

Bueno, soy Chõsami Akimichi, cuento con usted para dividir el trabajo-se presentó y le indicó la idea principal a Iroh, Chõsami llevaría la caravana durante el día y Iroh por la noche, así podían descansar de forma equitativa.

Dormir todo el viaje no era obligatorio, así que ya sea de día y noche podrían entablar alguna conversación casual. Cuando llegaron al País de las aguas termales se encontraron con nuevos miembros para su equipo que en algún momento decidieron llamar "equipo bondad" 

Oh, según la foto que me dieron ustedes son los que nos acompañaran. Soy Chõsami Akimichi y represento al equipo, no soy un líder pero trataré de que podamos llegar a salvo-confesó mientras se presentaba y escuchaba la presentación de uno de los nuevos acompañantes, un chico llamado Naoya de Iwagakure-No hay problema, Iroh necesitará unos buenos ojos por las noches-pues Chõsami no era muy bueno viendo de noche aunque aveces ayudaba a Iroh con técnicas raiton para iluminar el camino quizás Naoya fuese de mas ayuda.

Durante el viaje Chõsami les preparaba algunas delicias a sus camaradas, como rico Chop suey con arroz, sopa de verduras o tofu frito. Era una bendición su mochila de viaje pues tenía varios termos térmicos dónde acabó guardando té, café y chocolate caliente para poder caminar los fríos senderos del País Helado con el cuerpo lleno de vida.

Debo admitir señor Iroh, su gusto por el té de jazmín es muy bueno. Naoya ¿Quieres un poco de chocolate tal vez?-Chõsami era quien llevaba la carreta, era cómoda ya que los tirantes lo ayudaba a tirarla en base a su cuerpo y no solo sus manos, dandole la habilidad para tener una taza de té encima mientras caminaba con sus botas para nieve.

Naoya andaba callado, lo normal en él durante este cómodo viaje pero no solo él, la verdad es que ya llevaban algo de tiempo sin oír el cantar de un ave, pero bueno, quizás ya se habían ido por migración, que hubieran árboles ya era un milagro a ojos críticos. Un rato silbido empezó a sonar y aparecieron extraños enmascarados, Chõsami no se la pensó dos veces, esa era la señal ¡Era momento de escapar! 

¡Sujetense y la mercancía también!-advirtió antes de comenzar con su escape. 
Gourai Rensa

Cómo si se tratara de una locomotora, su cuerpo se puso rojo y salió corriendo a máxima velocidad, habían pilares rodeándolos pero hacia el frente aún tenían salida fácil. Chõsami podía ser un gordito ¡Pero como corría! Además con su gran fuerza no le importaba mucho ese peso extra que la caravana, los suministros y sus compañeros le regalaban.

Naoya a pesar de no estar en su terreno (la noche) no se quedaría de brazos cruzados y defendería la caravana con un jutsu Fuuton que apenas y notó Chõsami que estaba concentrado en escapar. Los enmascarados solo querían molestarlos ya que tan rápido aparecieron tan rápido se fueron.

Chõsami se detuvo cuando la falta de oxígeno ya era demasiado para sus pulmones y todo su ser. Respiraba agitado mientras busca recuperar el aliento, parecía que todos estaban bien y nadie los seguían, por lo tanto fue victoria.

*Respiración agitada* Dejame... déjame recuperarme *suspiró pesado* ya casi estoy-de a poco, Chõsami continuó el camino sabiendo que todos y todo estaba bien.

Llegaron a la aldea después de media hora más dónde Chõsami hablaba de lo asustado que estuvo y lo divertido  que estuvo la emoción del momento y lo agradecido que estaba por haber esquivado todo. Una mujer los esperaba en la entrada de la aldea, parecía joven y amigable... A simple vista al menos... Ella parecía ser la guardia vigía de la entrada por lo que era momento de presentar papeles y demás cosas en regla. Pero Naoya parecía por fin ser más social y hablar con ella ¿Quizás solo era social con las mujeres? O ¿Con ese tipo de mujeres en específico?

No creo que en este lugar no haya calor. El calor es algo que te pueden dar fácilmente, ya ses con un abrazo o...-Chõsami sacó uno de los termos con chocolate y lo ofreció-Una bebida caliente. Pruebe un poco de este rico chocolate, entre la mercancía viene cierta cantidad de chocolate en polvo, si le gusta, la gente de su aldea puede disfrutarlo también-ofreció cuando Naoya lo presentó (más o menos).


Naoya mencionó lo del ataques tal vez eso no debió ser algo necesario pero era bueno informar-Yo soy Chõsami Akimichi, soy un amante a la comida y la cocina, soy proveniente de Konoha-se presentó un poco mas preciso y dejó que el resto hiciera lo mismo.
Estadísticas de Chõsami Akimichi

Chakra: 690/720

720 - 30
Resumen
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Última modificación: 20-05-2024, 07:25 PM por Iroh Azulón.
El frío aire del País Helado mordía con fuerza, pero Iroh, un veterano trotamundos, avanzaba sin titubear. Su rostro curtido por años de experiencia no mostraba signos de agresión, aunque sus ojos reflejaban una vigilancia constante. El equipo, compuesto por él, Chõsami, Naoya, había recorrido una distancia considerable desde su partida del País de las Aguas Termales. La misión: escoltar un cargamento vital de víveres a la Aldea de la Nieve.

Durante el viaje, la camaradería entre los miembros del equipo había crecido. Iroh se encontraba cómodo en su rol, alternando las guaridas con Chõsami durante el día y asumiendo la guardia nocturna. Había compartido anécdotas de sus días de juventud y aprendido a disfrutar del delicioso té de jazmín que Chõsami preparaba con esmero.

— Soy Iroh, Viajero de ninguna y de todas partes — se había presentado Iroh en una de las primeras interaccionesteraccones . — Este té de jazmín me recuerda a tiempos más simples. Aunque las noches son frías, una buena taza de té siempre puede calentar el alma.

Mientras avanzaban por un sendero inclinado cubierto de nieve, Iroh notó algo inusual. Los animales que habían avistado antes habían desaparecido por completo. La ausencia de fauna, el silencio perturbador del bosque, y la inquietud en el aire hicieron que Iroh se pusiera en alerta máxima.

— Algo no está bien, — murmuró a Naoya, quien también estaba alerta.

De pronto, un silbido agudo cortó el aire helado, seguido por la aparición de dos figuras enmascaradas a escasos metros de distancia a cada lado de la carreta. Sus movimientos fueron rápidos y precisos, ejecutando sellos de manos casi al unísono que sus compañeros reaccionaban.

— ¡Cuidado! — gritó Iroh al ver que columnas de hielo comenzaban a elevarse del suelo, buscando atrapar la carreta y su valioso cargamento.

Actuando con la velocidad y precisión que solo un veterano podía tener, Iroh se desplazó rápidamente hacia una posición defensiva. Observó a Chõsami gritar una advertencia y comenzar a correr a toda velocidad, utilizando su técnica para tratar de sacar la carreta del peligro. Naoya, por su parte, ya había lanzado un muro de viento para frenar el avance de la ballena de hielo que se dirigía hacia ellos.

Iroh evaluó la situación en un instante. Si no actuaba rápidamente, el cargamento y el equipo estarían en grave peligro. Con una firmeza en su mirada, realizó una serie de movimientos rápidos. Golpeó el suelo con fuerza con su pierna derecha, canalizando su chakra hacia el suelo.

— ¡Doton: Boru! — exclamó, y una roca surgió del suelo a un metro detrás del propio viejo. Con un rápido golpe de puño, Iroh lanzó la roca directamente hacia el enemigo, buscando obligarlo a interrumpir su jutsu y esquivar el proyectil. Sin perder el ritmo, giró sobre sí mismo y exhaló una poderosa ráfaga de fuego desde su boca.

— ¡Katon: Ryūka no Jutsu! — rugió, mientras la llamarada se dirigía hacia la ballena de hielo que era detenida por Naoya. El impacto del fuego contra el hielo creó una explosión de vapor y fragmentos helados, dispersando la amenaza antes de que pudiera alcanzar la carreta.

Los atacantes, viendo que su sorpresa había sido neutralizada, se desvanecieron tan rápido como habían aparecido. Iroh se mantuvo alerta, sus ojos recorriendo el entorno en busca de cualquier señal de un segundo ataque.

— ¿Están todos bien? — preguntó, girando para asegurarse de que sus compañeros estuvieran ilesos.

Media hora más tarde, después de asegurarse de que no los seguían, el equipo llegó a la entrada de la Aldea de la Nieve. La aldea estaba rodeada de un ambiente gélido, con casas construidas para resistir el implacable frío. Una mujer de cabello azul, que parecía ser la guardia de la entrada, los observaba con una mezcla de recelo y curiosidad.

Naoya, siempre rápidoapara tomar la iniciativa, se adelantó para hablar.
 La joven guardia no parecía muy impresionada, pero antes de que pudiera responder, Chõsami intervino con su habitual buen humor. Iroh decidió que era el momento de añadir su voz a la conversación, mostrando una mezcla de firmeza y amabilidad que había aprendido a lo largo de los años.

— Mi nombre es Iroh — dijo, haciendo una leve inclinación de cabeza. — Estamos aquí para asegurarnos de que estos víveres lleguen a su destino y para ayudar en lo que sea necesario. Sabemos que la situación aquí es complicada, y queremos ser parte de la solución, no del problema. Esperamos poder contar con su cooperación.



Off
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¿C-cómo que un abrazo? ¡Aquí no damos abrazos a los desconocidos, tonto! — Sin embargo, su rostro se coloca rojo al ver que la opción viable que da el Akimichi es de café, uno que le gusta tanto a ella como al resto de su aldea.

Aclara la garganta y vuelve a hablar, intentando fingir como si nada hubiera pasado. — Sí, sí, tienes razón, espero nos compartas mucho de ese café a todos. — Luego, les presta atención a Naoya y Iroh.  — ¡¿Y ustedes qué miran?! — Obviamente sabe que la cagó, por lo que podría decirse que el equipo recién llegado se ha ganado su simpatía por culpa propia. Curioso.

Está bien, síganme. Pero les advierto, una cagada y se los daré de comer a los osos de las montañas.

Todos ingresan a la aldea. Como era de esperar, los techos de las viviendas están repletos de nieve. Transitan por un camino liberado de tierra. A su alrededor pueden ver a distintas personas en las calles, varios enterados de lo que ocurre. No son tímidos, pues dicen palabras y gestos de saludos a los ninjas que les traen las provisiones directamente desde el extranjero.


No crean tanto sus sonrisas. Ya se esparció el rumor de que hemos sufrido robos, hay muchos pasando hambre en la aldea. — Les menciona.

El camino los lleva a un terreno bastante amplio y separado de unos 30 metros del resto de edificios. Parece una cabaña inmensa, pues se trata del lugar en donde se realizan las reuniones importantes y donde los aldeanos van a retirar la comida que se repartirá.


Espero no estés molestando a nuestros ninjas salvadores, Tsugu.

Se oye una voz más pacífica que la de la chica de antes. De la cabaña sale una figura con una ropa más formal en donde predominan los colores verde y negro. Enseña una sonrisa tranquila, la cual transmite paz.


Ojalá no hayan tenido demasiados problemas con el ataque aquel. Cada vez son más frecuentes. Soy Shun, la encargada del departamento de ayuda a los necesitados. — Y realiza una leve reverencia.

El motivo por el cual sabe que ustedes han sido atacados es porque los vigilantes del exterior ya han dado el aviso. Por algún motivo, Shun siente mucha necesidad por saber todo lo que ocurre fuera de las puertas de la aldea.

Si no es molestia, les agradecería que me ayuden a ingresar los víveres de la carreta aquí dentro.

¿Segura que es buena idea? Ya todos saben que aquí se guardan. Podrían intentar venir a robar todo. — Interrumpe Tsugu.

Creo que tienes algo más importante que hacer, ¿o me equivoco? — El tono de voz amistoso de antes cambia, adoptando uno más severo. Lo curioso es que Tsugu, quien demostró tener una actitud bastante agresiva cuando la conocieron en la entrada de la aldea, ahora solo baja la cabeza. Es como si expresara temor solo con su rostro.

Si alguno quiere, puede venir conmigo. Les hemos preparado un lugar privado y cómodo donde puedan quedarse esta semana. Si no, pueden venir más tarde.

El tiempo para postear de 72 horas ya ha expirado.



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Última modificación: 23-05-2024, 01:58 AM por Chõsami Akimichi.
El ataque sorpresa por ninjas de hielo fue algo que nuestros protagonistas pudieron reaccionar de formas distintas. Chõsami huyó con la comida, Naoya protegió a Chõsami y Iroh usó su habilidad con el doton y Katon para atacar a los enemigos de forma estratégica y así dar una oportunidad de escape más limpia.

Luego, cuando por fin llegaron a las puertas de la aldea de la nieve se encontraron con una guardia algo malhumorada. Naoya buscó la persuasión usando encanto y Chõsami buscó ser amistoso ofreciendo algo de beber. Sorpresivamente sus palabras rompieron el hielo de la guardia que se puso algo roja-Bueno, tienes suerte que a los extranjeros si nos guste abrazar-sonrió y abrió sus brazos, ella no tenia que abrazarlo sino queria pero si no se oponía él le daría un calido y muy comodo abrazo, casi como abrazar un malvavisco ligeramente caliente (esto gracias a que estuvo corriendo)

Y aunque Chõsami ofreció chocolate en vez de café, también tenía de eso en su mochila así que no había problema-Claro, cuando gustes te hago un capuchino-con un pulgar levantado dejó la propuesta al aire. De pronto la presencia de Iroh y Naoya fue tomada en cuenta y eso puso a la chica a la defensiva otra vez.

¿Osos? Uh, hace mucho que no hablo con uno-aunque en su juventud Chõsami había firmado con aquellos animales admitía que llevaba un tiempo sin saber de su amigo, el trabajo lo tenía muy ocupado actualmente, cosas de crecer.

Ahora con su nueva guía entran a la aldea y son capaces de observar aquel paisaje blanco por la nieve. La gente ya se encontraba en las calles a pesar de la hora y no tardaron en saludar a los ninjas, obviamente Chõsami sonreía y saludaba a todo aquel que viera. Las palabras de Tsugu son algo filosas pero a los oidos de Chõsami solo llegó "tienen hambre"

Pues me aseguraré de hacer una gran sopa de cerdo! Ví algunos en el camino a acá, con dos basta y sobra. Señor Iroh, necesitaré su ayuda con su Katon-las ganas de cocinar siempre estaban presentes en el Akimichi y más si habia alguien hambriento ¡Mientras más mejor! Además, tenían todo lo necesario ¿Por qué no hacerlo?

Tsugu los llevó al almacén donde iban a guardar la comida, ahí se encontraron con otra chica que parecía ser la líder del lugar o al menos alguien importante pues sabía que habían sido atacados a pesar de que fue algo súper reciente y de hecho Chõsami abrió un poco sus ojos, para mirarla algo desconfiado.

La nueva chica pidió ayuda para mover la comida y Chõsami se iba a ofrecer pero Tsugu mencionó algo interesante. La otra chica no pareció para nada contenta por su opinión y antes de que Tsugu bajara la cabeza, Chõsami la sostuvo con un dedo y la levantó-Nuestras caras están aquí arriba. No a todos les gusta que le vean la panza-bromeó un poco para intentar que la chica no se diera a la intimidación de la otra chica, él conocía lo terrible que es sentirse inferior y no le gustaba ver a alguien mas así.

Soy el representante del clan Akimichi que envió estos suministros. Creo que debería ser yo el que ayude a su guardado y vigilancia-explicó mirando a sus compañeros, no quería decir que ellos no fueran aptos pero esperaba contar con ellos para la caceria de cerdos mientras él se ocupaba de esto otro.

Chakra: 715/720


690 + 25
Resumen
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Durante el viaje, el Shoku aceptó el chocolate caliente del Akimichi, y le ofreció una sonrisa lo más sincera que logró (con mucho esfuerzo). — Gracias, me viene de lujo a esta hora. Hay que mantenerse despierto. —. Más tarde, asintió ante el comentario de Iroh de que algo andaba mal, dándole a entender que estaba notándolo.


Naoya achinó los ojos ante el grito de la joven Tsugu, avergonzada ante él y el tío Iroh. Intercambió miradas con el cuarentón y miró hacia otro lado, intentando no irritar más a la peliazul. Mientras andaban, ya adentrándose en Shimogakure, habló por lo bajo para el hombre. — Qué carácter a estas horas de la mañana... — comentó solo audible para Iroh entrecerrando los ojos y desperezándose. La salida del sol lo volvía un poco más perezoso.

El Shoku respondió a alguno de los saludos de los aldeanos con su mano, por cortesía, pero se cortó bastante ante la advertencia de Tsugu de no creer en dichas sonrisas. Sí, seguro aquella gente estaba molesta. Muy bien no venía haciendo las cosas el Imperio para esa gente, que ya debían de estar cansadas de que quienes debían velar por su seguridad fallasen constantemente ante los agresores. Naoya no compartía la posición de dejar sin suministros a los civiles, pues le parecía una bajeza jugar con el hambre ajeno. Después de todo, él también lo había sufrido cuando era joven en los suburbios del nivel 3 de Iwa.

Tras llegar al almacén, una tal Shun se presentó como la encargada de la ayuda a los necesitados. El de Iwa realizó una reverencia y se presentó. — Naoya Shoku, shinobi de Iwagakure. Esperamos ser de ayuda para esta gente. — comentó. Se hizo el boludo ante la petición de ayuda con las cajas. Por suerte, luego Chosami se ofrecería, pero antes protagonizaría una escena cuanto menos avergonzante. Ya de por sí le estaba dando asco interactuar con los imperiales, pero el comentario y el gesto del índice en el rostro de la tal Tsugu le pareció demasiado. Sintió hasta ganas de vomitar por un momento, y su rostro no escondió el desagrado, realizando una mueca.

Referencia

— Voy a salir un momento, si me disculpan. Necesito un poco de aire. — dijo disculpándose elevando la mano. Tsugu lo siguió luego de comentar que iría a acompañarlos hasta el lugar cómodo y privado que habían preparado para los refuerzos ninja del Equipo Bondad. Tras salir de aquel edificio, el aire gélido devolvió un poco de calma a Naoya, que suspiró y sacó un cigarrillo de la caja que guardaba en el bolsillo de sus pantalones. Se hizo de su mechero y, poniéndolo en sus labios, encendió el stick haciendo casita con su otra mano. Agitó el mechero y lo guardó. Tsugu salió detrás suyo, así que se volteó un poco para girarse a ella. — Si no te molesta, te acompaño. De paso daré un vistazo a la aldea. — comentó mientras daba una calada a su cigarrillo. No se lo ofreció a la peliazul. No sabía si fumaba (y dudaba que así fuese), ni tenía la confianza o le parecía adecuado actuar de esa manera; más teniendo en cuenta la asquerosa escena que le tocó presenciar antes con el Akimichi. — El dueño de la mercancía no tendrá problemas entrando esas cajas.

No sabía que había decidido hacer Iroh, pero quizá cumpliría el capricho de Chosami y saldría a dar vueltas por los alrededores en busca de algún animal para preparar la comida, mientras vigilaba el panorama en busca de puntos débiles. De cualquier manera, Naoya Shoku anduvo un metro por detrás de su guía, a quien había visto un tanto sumisa frente a la presencia de Shun. Sintió la necesidad de disculparse con ella por la actitud de alguien más, aunque quizá a la joven le había agradado el gesto. — Tsugu, ¿no? Tomaré tu advertencia sobre la falsedad de la sonrisa de los locales. — dijo con el cigarro entre labios, para luego dar una pitada y dejarlo en sus dedos. — Si te sirve el consejo, tampoco confiaría en la sonrisa del Akimichi, no te dejes endulzar la oreja. Todos esperan algo a cambio de sus acciones. Lo de su familia con esos víveres dudo que sea pura beneficencia. — dijo mientras echaba un ojo a los amontonamientos de nieve, observando como algunos niños jugaban por allí, y los aldeanos hacían sus tareas cotidianas, iniciando el día.

— Si puedo preguntar... ¿Tienen shinobis aquí en Shimo? Espero no ser irrespetuoso con la pregunta. — dijo llevándose la zurda a la cabeza con una sonrisa que denotaba inocencia y curiosidad. — Es un poco de ignorancia de mi parte. En Iwa no sabemos mucho sobre su país, es todo. —. El dúo no detenía el paso, dirigiéndose hacia donde la chica había preparado un lugar para el trío extranjero, además de viendo un poco el panorama y las calles de la helada villa de Shimo.

RESUMEN

OFF
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Iroh observó cómo Chõsami y Naoya interactuaban con Tsugu y Shun. Mantuvo una expresión seria pero calmada, analizando la situación mientras sus compañeros de equipo tomaban decisiones sobre qué hacer a continuación.

Cuando Naoya mencionó que saldría a tomar aire, Iroh le lanzó una mirada rápida, asintiendo levemente para indicar que lo entendía. Chõsami, por su parte, parecía decidido a ayudar con la descarga y luego preparar una sopa para los aldeanos.

—Buena idea, Chõsami. La comida siempre levanta los ánimos —dijo Iroh, mostrando una pequeña sonrisa.

Mientras Naoya y Tsugu se dirigían a explorar la aldea y vigilar el entorno, Iroh se quedó junto a la carga de víveres. Sabía que alguien debía asegurarse de que todo estuviera bien organizado y que nada se perdiera o fuera robado. La seguridad de los suministros era primordial, especialmente dado el estado de necesidad en que se encontraba la aldea.

—Voy a ayudar con la descarga —anunció Iroh a Shun, ofreciéndole una inclinación respetuosa—. Es importante que estos víveres se almacenen de manera segura.

Con una eficiencia meticulosa, Iroh comenzó a descargar las provisiones de la carreta. Trabajó en silencio, concentrado en la tarea, asegurándose de que cada caja y saco fuera colocado en el lugar adecuado dentro del almacén. A pesar del frío, su determinación era evidente; sabía que cada acción que realizara en ese momento podría hacer una gran diferencia para los aldeanos.

—Aquí está todo —dijo finalmente, limpiándose el sudor de la frente—. Si necesitamos más ayuda con la distribución, solo díganlo.

Una vez que la descarga estuvo completa, Iroh decidió quedarse cerca del almacén. No quería alejarse de los víveres, consciente de la advertencia de Tsugu sobre los posibles robos. Se preparó para hacer guardia junto al akimichi que parecía tener la misma intención, dispuesto a pasar la noche vigilando.

Chõsami, después de haber terminado de organizar los suministros, comenzó a preparar la prometida sopa de cerdo. El aroma delicioso pronto llenó el aire, atrayendo a varios aldeanos curiosos que se acercaron para ver qué estaba cocinando el Akimichi.

—Huele increíble, Chõsami —comentó Iroh, acercándose para observar el proceso de cocina—. Esto seguramente levantará los ánimos.

Cuando la sopa estuvo lista, Iroh aceptó un cuenco caliente. Se sentó junto a Chõsami, disfrutando del calor y del sabor reconfortante de la comida. Mientras comían, mantuvieron una conversación ligera, hablando sobre la misión y las impresiones que tenían de la aldea hasta ahora.

—Ha sido un buen primer día —dijo Iroh, mirando a su compañero—. Mañana será crucial. Debemos asegurarnos de que estos víveres lleguen a quienes más los necesitan y de que la aldea esté segura.

Con la noche cayendo y el aire enfriándose aún más, Iroh se preparó para su guardia. Sabía que la seguridad de los víveres era crucial, y estaba decidido a cumplir con su deber, sin importar cuán cansado pudiera estar.
para para su turno de guardia, asegurando la seguridad de los víveres para el día siguiente.

resumen
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Los tres protagonistas optan por separarse. Mientras Naoya opta por marcharse con Tsugu, Chosami y Iroh se quedan a ayudar a Shun.

Centrándonos en el primero, sigue de cerca a la muchacha. Hasta hace poco, se mostró como alguien agresiva, pero con una personalidad que le obligaba a mostrarse activa. Pero luego del regaño de Shun, su actitud ha cambiado completamente. Guarda silencio e incluso su postura se nota más tímida, lo que llama la atención de cualquiera.

Las cosas nunca han ido bien por aquí. Si a veces forzamos una sonrisa es para darnos fuerzas de seguir adelante. Aunque no en todos es así… Nunca confiaré en él, ni en ti, ni en nadie. — Si bien puede seguir el tema, prefiere omitirlo. No quiere ni se atreve a entrar en detalles con un ninja extranjero, cree que eso puede meterlos en problemas.

Alrededor de 20 minutos de caminata les toma llegar a una especie de departamento de dos pisos, en donde en ambas plantas hay cuartos para invitados. Solo tienen una puerta, la cual lleva hacia el exterior.

Claro que los hay. — De hecho, ella misma lo es, aunque no lo dice. — No poseemos una fuerza importante, pero podemos defendernos. — Finalmente recupera ese tono agresivo y arrogante, al menos para decir lo último. Ella se caracteriza por ser una mujer que confía en su fuerza, al menos la mayoría de las veces.

Suben por una escalera y van hasta el final del pasillo. La última puerta es el lugar acomodado para que el equipo bondad se quede, aunque parece ser que esta noche solo será usada por el oriundo de Iwagakure. Tras abrir la puerta, se puede ver que es más espacioso de lo que se ve por fuera. Hay tres camas muy pegadas unas a las otras debido a la limitación de espacio, un baño y una pequeña zona de “recreación”. No es lo más lujosa, pero no deberían considerarse hacinados.

Sin decir una palabra, Tsugu se retira y cierra la puerta, dejando a Naoya en el interior. Sin embargo, antes de que pudiera relajarse, observará como una espada está a escasos centímetros de su rostro, apuntando hacia él. Es sostenida por una mujer de cabellera rubia, quien con la mano libre, utiliza el índice sobre sus labios, pidiendo silencio. Naoya no debe saber mucho de ella, pero sí debe parecerle conocida al ser una kunoichi relativamente importante en las filas rebeldes.


Espero hayas disfrutado tu día de turismo, desde mañana necesito que trabajes o yo misma haré que te corten la cabeza por inútil. — Es curioso, sus palabras eran en extremo violentas, pero su tono de voz desprendía elegancia, como si quisiese expresar que tiene todo bajo control.

Finalmente baja la espada y la envaina. Probablemente entró por la ventana trasera sin que nadie la vea. Durante unos segundos, observa el cuarto, como si buscase o algo. O simplemente pierde el tiempo.

Aldeanos ya no confían en las personas que están a cargo. Necesitamos lograr que las provisiones que trajo el Akimichi desaparezcan. Quizás no todo, pero sí dejar a parte de la población sin los alimentos. Necesitamos que aquellos que comandan pierdan toda autoridad.

Primera información concreta que recibe Naoya. Si bien pudo intuir algo debido a lo dicho por Tsugu durante el día, lo nuevo que le dice la rebelde es confirmado, pues ella ya lleva tiempo infiltrada en la aldea. De entre sus ropas saca una bengala, la cual lanza para que el contrario la sostenga.

Debes usarla con inteligencia. Cuando la vea, apareceré para ayudarte. Si es solo porque te equivocaste y me necesitas para salvar tu vida, yo misma te acabaré. Necesito que alejes al Akimichi y al viejo de la cabaña, o busca una forma de hacer desaparecer provisiones. Tengo más compañeros por ahí. No estarás solo, pero no te confíes.

Acto seguido, utiliza el jutsu del cuerpo parpadeante para marcharse. Con este primer encuentro hecho, Naoya ya tiene más información y una instrucción clara. Sin embargo, la noche terminará sin nada más. La historia continúa al día siguiente. ¿Qué hará Naoya?

Regresando con la otra dupla, Shun y dos empleados más de nombre desconocido ayudan a entrar a los víveres para la cabaña. Todo se desarrolla con normalidad, pues la de cabellos verdes no recibe ninguna pregunta por parte de los ninjas. Eso sí, ella misma busca relacionarse con ellos cuando Chosami sirve la comida, también aprovechando para comprobar si los alimentos hechos por los Akimichi tienen el sabor que su reputación menciona.

¿No tuvieron muchos problemas con Tsugu? A veces es… problemática. Quiere lo mejor para la aldea, pero a veces ese deseo tan fuerte la hace no pensar y equivocarse. Tengan cuidado con lo que les dice.

Si algo les recuerda, es que es similar a lo que hizo Naoya. Él le dijo a Tsugu que no confíe en Chosami, ahora Shun les dice a Chosami y Iroh que no confíen en Tsugu. ¿Quién confiará en quién? Ya estos dos pueden comprender que la situación en la interna de la villa no anda muy bien. Y normal, pues ya les dijo Tsugu, con todos los robos, ya nadie sabe qué hacer. Es deber del equipo bondad encontrar una solución.

Si alguno desea dormir acá, dejaré unas mantas en la cabaña, aunque veo que quieren hacer guardia. Si me necesitan, no duden en alzar la voz y llamarme, vendré enseguida.

Se marcha de la reunión para cenar. Si nos centramos en su tono de voz, retomó aquel dulce y sereno del principio, nada que ver a cómo se relacionó el diálogo con Tsugu horas antes. Esto también lo hace para intentar ganarse la simpatía de los ninjas.

La guardia nocturna marcha relativamente sin problemas. Ambos pueden ver que se escuchan pisadas por los alrededores, pero nadie se acerca lo suficiente como para ser vistos. Esto les permite saber que hay individuos buscando acercarse a la cabaña, o tal vez sea una trampa. Quién sabe.

La noche da por finalizada, pero el día comienza antes para ellos. Desde muy temprano, Shun con sus ayudantes arma un toldo fuera de la cabaña y coloca distintas mesas.

Muy pronto comenzará a llegar la gente a hacer la fila para pedir sus alimentos. Chosami-san, necesito que haga grupos de alimentos variados para poder entregar. Como vio, tenemos más víveres dentro, así que debería alcanzar para todos los que vengan.

Obviamente, no irá ahí toda la aldea, sino únicamente los más necesitados, familias con muchos hijos, etc. Es importante recalcar que toda la actividad se desarrolla al frente de la vivienda, por lo que la zona trasera está totalmente descuidada. En cuestión de media hora, la gente ya comienza a llegar y hacer fila. Personas de todas las edades, incluidos niños. Sin embargo, aún no comienza la hora de la repartición. Esto hace que haya molestias entre algunos individuos, escuchándose reclamos de la fila, alegando tener hambre tanto ellos como sus familias. No quieren esperar, exigen una atención ahora.

Si empezamos antes, aquellos que aún no llegan creyendo que se respetará el horario, se molestarán. ¿Qué hacemos?

La decisión queda en manos de Chosami y Iroh. Lo que concluyan puede traer un resultado negativo, positivo, o ambos a la vez. No están en una situación difícil, pero la vida de los ninjas no es fácil, ellos lo saben.

Y siendo información importante para todos, el cuarto en donde se quedó Naoya y también pudieron quedarse Chosami y Iroh, explotó. Esto se da luego de que Naoya se haya marchado por la mañana, pero el rumor de que hubo un atentado contra los ninjas que vienen en ayuda de la villa rápidamente se expande, pudiendo llegar a oídos de todos los implicados de esta historia.

¿Qué reacciones habrá? No olvidemos que el último conocimiento que el equipo bondad tuvo de Naoya es que fue hasta ese lugar a pasar la noche. Además, por la aldea comienzan a movilizarse los imperiales de Konoha a investigar la explosión. El día dos se predice muy movido.

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Información
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Iroh continuó trabajando en silencio, asegurándose de que cada caja de víveres estuviera bien colocada en el almacén. Cuando Shun se acercó a probar la comida preparada por Chõsami, Iroh observó su reacción con atención, buscando cualquier indicio de desconfianza o duda. La situación en la aldea estaba claramente llena de tensiones, y la conversación con Shun solo confirmaba sus sospechas.

—Tsugu puede ser difícil, pero seguramente tiene sus motivos, aquí todos queremos lo mejor para la gente —respondió Iroh, manteniendo su tono calmado y diplomático—. Apreciamos tus advertencias.

Cuando Shun se retiró, dejando las mantas y ofreciendo su ayuda en cualquier momento, Iroh se preparó mentalmente para la guardia nocturna. La noche transcurrió con relativa tranquilidad, aunque ambos notaron las pisadas en los alrededores. Permanecieron en alerta, conscientes de que alguien estaba observándolos, quizás esperando el momento adecuado para atacar o robar.

Al amanecer, Iroh y Chõsami comenzaron a ayudar a Shun y sus ayudantes a preparar el toldo y las mesas para la distribución de alimentos. Iroh trabajó eficientemente, colocando cajas y organizando el área para asegurarse de que todo estuviera listo cuando llegara la gente.

—Chõsami, creo que debemos asegurarnos de que la distribución sea justa —dijo Iroh, observando cómo la fila de aldeanos comenzaba a formarse—. Hagamos los grupos de alimentos tal como nos indicó Shun. Así nos aseguramos de que todos reciban lo que necesitan.

La situación se volvió tensa rápidamente cuando algunos aldeanos comenzaron a reclamar por el hambre y la espera. Iroh podía sentir la desesperación en sus voces, y entendía que la paciencia no era algo fácil cuando había bocas hambrientas que alimentar.

—No podemos empezar antes de tiempo —dijo Iroh firmemente—. Si lo hacemos, los que llegan después se sentirán traicionados. Tenemos que mantener el orden y ser justos con todos.

Mientras discutían la mejor manera de manejar la situación, una noticia perturbadora llegó a sus oídos. El cuarto en el que Naoya se había quedado había explotado. Iroh sintió un nudo en el estómago al pensar en su compañero.

—¿Naoya estaba allí cuando ocurrió la explosión? —preguntó Iroh, su voz llena de preocupación—. Tenemos que asegurarnos de que esté bien.

Iroh se dirigió a Chõsami con determinación.

—Chõsami, sigue con la distribución de los alimentos. Yo me encargaré de averiguar qué pasó con Naoya. Si necesitas ayuda, llama a Shun o a alguno de sus ayudantes.

Con estas palabras, Iroh se alejó rápidamente del área de distribución, dirigiéndose hacia el lugar de la explosión. Sabía que debía mantenerse enfocado, pero la preocupación por la seguridad de Naoya era lo primordial en ese momento.

Al llegar al lugar de la explosión, vio a los imperiales de Konoha investigando la escena. Se acercó a uno de ellos con una expresión seria.

—Soy Iroh, del equipo de shinobis que vino a apoyar la aldea. Necesito saber si mi compañero Naoya Shoku está a salvo. ¿Qué pasó aquí? —preguntó, su voz firme pero llena de una preocupación que no podía ocultar.

Esperó la respuesta, preparado para cualquier noticia, mientras su mente ya comenzaba a planear los siguientes pasos para asegurar la seguridad de su equipo y cumplir con su misión en la aldea.

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**Resumen del Post:**

- **Organización y Guardias Nocturnas:** Iroh ayuda a descargar y organizar los víveres y realiza una guardia nocturna con Chõsami. Notan pisadas alrededor, pero no hay acercamientos directos.
- **Preparativos para la Distribución de Alimentos:** Iroh y Chõsami ayudan a Shun a preparar la distribución de alimentos. Iroh insiste en mantener el orden y la justicia en la distribución.
- **Noticia de la Explosión:** Se enteran de la explosión en el cuarto donde Naoya se quedó. Iroh, preocupado, decide investigar la explosión y asegurar la seguridad de Naoya, dejando a Chõsami encargado de la distribución.
- **Interacción con los Imperiales:** Iroh se dirige al lugar de la explosión y pide información sobre Naoya a los imperiales de Konoha.
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Naoya fue prestando atención a su conversación con Tsugu, y evitó hablar demasiado. Era claro que la peliazul tenía pocas pulgas, pese a haberse comido los mocos con la encargada de la ayuda. Antes de entrar al departamento de dos plantas, Naoya da la última pitada y lanza la colilla del cigarrillo a un costado, apagándose entre un montón de nieve. Tras subir las escaleras, ingresa finalmente en el cuarto. La malhumorada chica lo abandona una vez lo deja pasar, y Naoya queda solo, en lo que serán sus aposentos durante esa noche y posiblemente los siguientes días de misión.

Pero una sorpresa inesperada lo esperaba dentro. Abrió los ojos como platos al ver el filo de la espada frente a sus propios ojos. Colocó su diestra en el cinturón táctico por instinto, pero de inmediato observó el índice pidiendo silencio, y tras serenarse un poco, observó la apariencia de la rubia: sin dudas le sonaba conocida. Sí, debía ser su contacto. — Podrías haber sido más amable, ¿eh? Necesitas que trabaje pero casi me das un infarto. — chasqueó la lengua y dio un par de pasos, serenando los latidos de su corazón lentamente. Pronto la rubia envainó y empezó su speech hablando directamente de la situación de Shimo y su misión. "No se va con vueltas. Dios mío, qué intensos son todos", pensó. Y ahí apareció el primer dilema de la misión. Naoya había pasado necesidades durante su infancia y su adolescencia, y tuvo que recurrir a métodos un tanto cuestionables para procurarse su sustento y el de sus hermanos menores. Por ello valoraba un plato de comida, y jugar con el hambre de la gente por una maniobra militar o política no le parecía muy acertado. Pero vivir bajo las fauces del Imperio y que Shimogakure se levante para convertirse en una marioneta del Raijin, la deidad del Agua, la Hokage y cuanto autoritario exista, no era muy bueno. Definitivamente había que instaurar un cambio ahí, y la marea roja de la Rebelión debía defender los derechos de esa gente. Y a veces, conquistar derechos requiere de sacrificios. "Tiempos difíciles hacen hombres fuertes", solía decir uno de sus mentores dentro de la Hangyaku.

Tomó la bengala en el aire, la observó unos segundos y la escondió entre su equipo. — Está bien, intentaré alejarlos, confía en mí. Sólo estén atentos. El blanco de oportunidad que les abriré será eso: una oportunidad. Si no lo aprovechan en el momento, dudo que esa oportunidad se presente dos veces. — finalizó. Suspiró y se sentó sobre la cama de la derecha, cercana a una ventana. Tras terminar de hablar, la rubia salió con el jutsu del cuerpo parpadeante, abandonando la habitación probablemente del mismo modo en que llegó.

Tras dar unas cuantas vueltas, hacerse con algo de comida en la planta baja, donde había una cocina con algunas provisiones, y merodear por el departamento, Naoya se encerró en su cuarto, que al parecer no compartiría con sus dos compañeros, y durmió en una cálida cama. Eso sí, le costó hacerlo por el hecho de que era una persona más bien nocturna, pero el frío lo obligó un poco. Avivó el fuego que alimentaba la estufa antes de cerrar los ojos, y finalmente descansó hasta muy temprano en la mañana.




Tras despertar, Naoya bajó las escaleras, preparó café de filtr, esperó que se haga y se sirvió una taza. Estaba solo en aquel amplio espacio, así que andaba como por su casa. Su siguiente movimiento sería ir a la cabaña donde estaban los suministros, para seguro encontrarse con Chosami e Iroh que, sospechaba, se habían quedado a pasar la noche allí montando guardia. No los había vuelto a ver, y suponía era porque no lo habían necesitado, sino seguro sabían donde estaba.

Tomado su café para abrir mejor los ojos, ya temprano salió del lugar. Sin embargo, apenas avanzó unos metros, sintió una gran explosión a sus espaldas: el cuarto donde se había alojado había volado en pedazos. "¡¿QUÉ?!". Volteó de inmediato y se paralizó durante unos instantes. Era bastante temprano, así que no habían muchas personas en las cercanías, pero las que estaban barriendo el frente de su casa para quitar la nieve por la mañana, observaron con susto el departamento donde Naoya antes había estado. De inmediato, el Shoku corrió dentro, y comprobó lo que había sentido desde fuera: su cuarto explotó. No era fortuito, seguramente fue un atentado. "¿Quisieron matarme? ¿Pero quién? No pueden ser ellos, si lo hicieron sólo siembran sospechas sobre mí: el cuarto explotó una vez que yo me fui", pensó en la Rebelión, teorizando un poco. "No, además ya anoche confirmaron que sólo yo estaba en ese lugar. ¿Por qué habrían venido a volarlo en pedazos ahora? No pueden haber sido ellos. Pero... ¿quién entonces? ¿El Imperio?". Los pensamientos y los posibles culpables revoloteaban en su mente. Incluso Tsugu, Shun o alguno de sus compañeros se cruzaron por su momento fugazmente, pero era muy improbable. Lo que sí, es que ahora debería hacer algo para justificarse. Sin duda había salido ileso y era el último que estuvo en ese cuarto, así que cualquiera podría dudar de su culpabilidad e implicancia.

Dentro del edificio, donde nadie podía verlo y antes de que lleguen más personas a ver qué había sucedido, Naoya realizó un sello cruz. Un clon de sombras se formó a su lado, y ese mismo clon realizó sellos para activar un Henge. Tomó la apariencia de un aldeano cualquiera. Con un abrigo azul, de cabello castaño, pantalones negros y una boina gris, el clon salió por la ventana del baño de la planta baja y se escabulló entre las casas de la zona, para luego salir al camino principal y encaminarse hacia la cabaña de las provisiones, disimulando e intentando no ser visto por nadie.

Kage Bunshin no Jutsu

Henge no Jutsu

Tras ese movimiento, Naoya salió del apartamento, con un gesto de clara preocupación y mirando hacia todos los lados, como si buscase algo. — ¡Maldición! Tsk... — se quejó, notablemente molesto. La voz se corrió rápidamente, y la explosión fue oída por muchos, así que los imperiales de Konoha aparecieron bastante pronto. Naoya, que estaba cercano al ingreso al apartamento, se apresuró a acercarse a uno. — Yo'. Soy Naoya, uno de los shinobis enviados a custodiar la mercancía. — se presentó de inmediato. Uno de los hombres se acercó a él, mientras otros ingresaban al inmueble a comprobar la situación. — ¿Tú estabas dentro? ¿Estás bien?

— Sí, no me pasó nada. Vi a alguien sospechoso, creo que podría tener algo que ver. Esto fue un atentado, jefe. — sentenció. El hombre se interesó en su relato, así que preguntó por más detalles. Pronto llegó otro shinobi imperial con una libretita, y comenzó a anotar tomándole declaración jurada a Naoya. — Yo estaba desayunando en mi habitación cuando vi a una figura extraña por la ventana. Logré ver en el tejado de la casa contigua a un sujeto con una máscara, igual que la que llevaban los tipos que nos atacaron ayer cuando llegábamos a la aldea. Bajé las escaleras, salí y fui a confrontarlo, pero había desaparecido. Volví dentro, pues con el golpe de frío y el café, pues... me dieron ganas de ir al baño. — dijo algo avergonzado. Sin embargo, sacudió su cabeza y volvió a ponerse serio y centrado. — Y cuando estaba en el trono, sentí la explosión. Quisieron acabar conmigo, pensaron que fui al cuarto, pero mi necesidad me salvó la vida, podría decir. Si hubiese subido... — negó un par de veces, pensando en las posibilidades.

Pronto Iroh, uno de sus compañeros, se acercaría al lugar de los hechos preocupado por el Iwanin. Ya había llegado bastante gente, se había prohibido el acceso al departamento y ya había personas investigando la escena. Era todo un espectáculo, incluso para los vecinos. Uno de los shinobis imperiales de Konoha que habían acudido a la zona, respondió la inquietud del ninja del equipo bondad. — Oh, debes referirte a él. Es toda una celebridad, mis compañeros están haciéndole unas preguntas. — dijo y luego señaló con su mano en dirección a un costado de la calle. Allí, Naoya estaba rodeado del shinobi que antes le tomó declaración y un par más de ellos, que le hacían algunas preguntas, verdaderamente interesados. El Shoku era toda una celebridad, en efecto. — Explotó la habitación donde tu compañero dormía. Por suerte él no estaba dentro, claro. Ya habrás oído que se dice que es un atentado... contra ustedes. — dijo y luego lo examinó de arriba a abajo.

Finalmente Naoya terminó de conversar con los imperiales, ocultando un malestar interno y unas ganas de vomitar tremendas por tener que falsear tanto ante esos hijos de puta represores de la sociedad. Si Iroh se acercaba a él, el pelinegro suspiraría y ladearía la cabeza. — Suerte que no vinieron a dormir al lugar que nos prepararon. No es muy seguro para nosotros aquí. Se ve que no nos quieren en esta aldea. — dijo mientras palmeaba la espalda del hombre, empezando a caminar lentamente junto a él, emprendiendo rumbo hacia la cabaña de los suministros donde debían haber dejado a Chosami. — Hay que estar muy atentos, Iroh-san. Por estas cosas odio dormir de noche. Vamos, volvamos con el Akimichi. ¿Ya empezaron a trabajar? — inquirió. Si no había más problema, volverían para tratar de ayudar con la repartición de alimentos, intentando obviar el hecho de que, a todas luces, había sufrido un intento de asesinato un poco raro.

OFF

RESUMEN
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Última modificación: 29-05-2024, 02:38 AM por Chõsami Akimichi.
Irooh y Chõsami se quedaron a descargar los suministros para Shun, el Akimichi agradeció la ayuda de su compañero y bueno, también la ayuda de aquellos dos personajes que bajo las órdenes de Shun les ayudaron a guardar todo.

Terminaron relativamente rápido y eso ayudó a Chõsami a tener suficiente tiempo para preparar su sopa, una enorme olla se llenó con agua (o hielo mejor dicho) y con la ayuda de Kaito puso tener un fuerte fuego capaz de hacerla hervir a pesar de las bajas temperaturas de la aldea. Chõsami preparó el cerdo demostrando su habilidad con el cuchillo al hacer cortes preciosos (aunque se viera medio salvaje a la hora de separar huesos) e ir agregándole al agua ingredientes sencillos para hacer un buen caldo, jengibre, aceite de oliva, ajo, sal, algo de cilantro y cebollín, cebolla morada y champiñones. Oh claro, un poco de azúcar y salsa de Soja para darle un buen toque.

El cerdo no sería el único acompañante pues Chõsami decidió hacer huevos hervidos, medio para cada comensal. Los fideos se harían al instante mientras el caldo seguía a fuego, se iba sirviendo el caldo con una pieza de cerdo (dos si eran pequeñas) en los cuencos de madera para luego ponerles los fideos y el medio huevo para decorar con una hojita de celeri.

Chõsami estaba satisfecho, con poco hizo bastante así que esperaba que todos disfrutaran de su ramen (si, iba a hacer sopa pero decidió hacer fideos y así llenar más el estómago de los hambrientos ciudadanos)-No solo huele bien mi amigo, su sabor también es exquisito. Anda, prueba-Mientras le servía a Iroh se acercó Shun a la cual también le sirvió un poco mientras la escuchaba hablar para responder igual que Iroh-Errar es de humano. No sería capaz de juzgar a nadie sabiendo mis errores-se limitó a solo decir eso, no conocía tanto a ninguna de las dos chicas pero no creía que fueran tan malas.

Shun les dió mantas y tanto Iroh como Chõsami tomaron guardia aunque el gordito haría algo para solventar su incapacidad de ver en la oscuridad. Unos sellos de manos y ahora su olfato era mucho mejor-Bueno amigo mío, espero tengas buenas historias-comentó animado mientras la noche empezaba. Durante la noche se escuchó pasos cerca y el olfato de Chõsami entró en acción identificando a aquellos caminantes ¿Serían hombres? ¿Mujeres? ¿Animales? Sea lo que sea guardaría su aroma para mañana.
Ryoushi no Honnou

El día al fin llegó después de pequeñas conversaciones nocturnas con su buen amigo de edad avanzada. Era momento de entregar los suministros y cada vez había más gente-No te preocupes Shun, conté las casas rumbo aquí e hice un pequeño calculo de ciudadanos según vinieron anoche por ramen, creo saber como repartir los suministros-Chõsami había logrado organizar todo junto a Iroh pero pronto empezaron a haber gente reclamando por comida, Shun y el mismísimo Iroh opinaban que no deberían de comenzar a hacer la repartición por qué faltaba gente pero Chõsami no le veía el problema.

Oh bueno, estoy acostumbrado a tratar con mucha gente al mismo tiempo por lo que no me importa si empezamos antes. Que lleguen después de la entrega no significa que no se le vaya a dar comida-sugirió para intentar ayudar a la gente y también hacer más rápido el flujo de gente, todos odian las filas largas.

De pronto hubo una enorme explosión, Chõsami se sorprendió y el buen Iroh se dió cuenta que era el sitio donde Naoya debería estar-A-ah bueno... yo me ocupo, intenta encontrarlo y denle atención médica-Chõsami ya no sabía que pensar ¿Enserio habían entrado rebeldes a la aldea y trataron de matar a 1 solo imperial? Ya habían ninjas de la hoja trabajando en la aldea ¿Por qué atacar ahora a un solo ninja?

Chõsami miró a Shun y le hizo una señal para esperar, muchos se fueron a mirar lo que había sucedido tras la explosión así que era buen momento para mantener la pausa. Al rato llegaron Naoya y Iroh por lo que Chõsami suspiró de alivio a ver qué su compañero seguía vivo y sin heridas.

Su olfato seguía atento, por si llegaba a oler a aquellos fisgones de anoche.
Estadísticas de Chõsami Akimichi

resumen
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Naoya se salvó de la muerte por poco, o al menos eso puede pensar cualquiera. La realidad es que todo estuvo planeado para suceder una vez él abandonó el cuarto en que pasó la noche. Eso sí, responsables y motivos se mantiene ocultos, es muy pronto para encontrar respuestas. Lo importante aquí es que el joven rebelde de Iwagakure no tardó en intentar aprovechar el caos a su favor, sobre todo cuando instantes de soledad, puesto que muy pronto llegaron ninjas tanto de Konoha como de la misma Kusa a socorrer. Algunos se dedicaron a interrogar a Naoya, mientras que otros utilizan ninjutsus de agua para apagar el fuego. También un pequeño grupo crea un perímetro de seguridad para mantener alejados a los civiles.

Luego, aparece Iroh para preguntar por él, recibiendo una respuesta de parte de un shinobi. Pasados los minutos, finalmente ambos compañeros logran reunirse, decidiendo regresar a la cabaña.

A la vez, Chosami logra ganar algo de tiempo. El humo que se elevó hasta el cielo desde el centro de la ciudad y la rápida circulación de la información hizo que aquellas personas en la fila se distrajeran y cesaran los reclamos. Aunque esto solo dura unos minutos. Luego, aquello se reanuda e incluso se muestran más molestos, avanzando más allá de la línea en el piso que delimita dónde comienza la línea.

“Ni comida ni seguridad tenemos”, “para cuando nos den comida, ya habremos muerto”, “ya estamos cansados de sufrir, todo es su culpa”, “les robaremos todo si no nos dan rápido”. Aquellos son algunos de los gritos que se oyen, pero ninguno se atreve a intentar golpear o algo. No han llegado a tal punto de enojo. Afortunadamente, ya en nada es la hora para comenzar a repartir. Sería una verdadera lástima que justo antes ocurra algo que vuelva a interrumpir todo y genere problemas en el humilde equipo que viene desde el exterior.

Ahora, cuando Naoya y Iroh están llegando (aún no se encuentran al lado de Chosami, en su post ya pueden colocar que sí), un grito se escucha desde la cabaña. Aquello alerta a cualquiera, sobre todo al Akimichi que es el que se encuentra más cerca. No hay que ser muy astuto para reconocer la voz de Shun, que en cierto momento se adentró al lugar mientras el resto se fijaba en la explosión. La mujer sale apenas arrastrando los pies. En cuanto a su vestimenta, todo lo que cubría el brazo derecho se encuentra destrozando, mostrando toda la piel ensangrentada, a la vez que el líquido carmesí gotea al piso.

Ayuda, Chosami-san… Me han atacado…

Acto seguido, la fémina se deja caer de rodillas. Se le ve notoriamente afectada, quizás el agresor se encuentra aún dentro. Según saben todos, solo debería estar ella, Chosami, y los dos ayudantes que han trabajado incansablemente para ayudar en todo. Ellos no se encuentran a la vista ahora mismo, de hecho, si investigan luego se encontrarán con sus cadáveres en el interior. Alguien los asesinó e intentó lo mismo con la mujer de cabellos verdes.

Se dan ciertos segundos para que nuestros protagonistas vayan a ver a la fémina, pero de inmediato aparece un nuevo personaje en escena, porque sí, en esta historia nunca deja de suceder algo. Entre la multitud, a paso tranquilo, aparece la figura de un muchacho no muy alto y que usa una máscara de color verde, la cual tiene la inspiración de un antiguo demonio. Al acercarse a la escena del crimen, se quita aquello que cubre su rostro, dejando ver algo singular en sus ojos, unas marcas que aquellos que posean tal conocimiento, pueden identificar como el Byakugan.

Ocurre algo extraño, no hay nadie más allá dentro, al menos no vivo. Tampoco noto a alguien escapando por atrás.

Una vez dicho eso, sus ojos vuelven a la normalidad.


Entendiendo que quizás duden de sus palabras, opta por presentarse. Se trata de uno de los imperiales enviados por el Fuego para ayudar en esta aldea. Lleva unos cuantos días aquí, vigilando y obteniendo cierta información, aunque rara vez la comparte con sus compañeros. Dicen que algo oculta.

Stanley Hyuga, jounin de Konoha.

Ahora se presenta una duda en los del equipo bondad (ya dando por hecho que Naoya y Iroh también están escuchando). Si hay dos muertos y una herida, pero viva, y no hay nadie más, todas las pistas apuntan a…

¡Debe haber un error! ¡Me han atacado! ¿No estás viendo? — Se defiende Shun. A la vez, gran parte de la multitud grita apoyarla a ella e improperios al supuesto ninja de Konoha. Aquella mujer se ha caracterizado por ser bondadosa con todos e intentar ayudarlos siempre. Jamás la verán como la mala de película. Pero dicen que nunca debes confiar en aquellos con rostro angelical.

Aquí puede pasar cualquier cosa, sorpresa tras sorpresa, revelación tras revelación. No se puede obviar que la herida de Shun es real, y si no se trata de alguna forma, puede empeorar. Además, nadie posee información concreta de si el supuesto Stanley miente o dice la verdad, si es un ninja de Konoha o no. Hay más dudas que certezas.

Y no nos olvidemos de algo muy importante. ¿Dónde está el clon de Naoya? Algo trama, y puede ser lo que desencadene algo grande.

El tiempo para postear de 72 horas ya ha expirado.



Instrucciones
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Última modificación: 06-06-2024, 06:20 PM por Chõsami Akimichi.
Durante aquella fría noche Chõsami intentó usar una técnica que aumentaba su olfato para asegurarse de que él perímetro estuviera solo, pues, sus ojos no tenían visión nocturna. La cosa es que durante la noche hubieron tanta gente rondando por aquel lugar que no podía decir si ya conocía ese olor antes o si podía identificarlo después, dando como conclusión una noche tranquila pero con intriga.

Al día siguiente Chõsami mantuvo su técnica de olfato ya que quería intentar identificar a aquellos que rondaban la noche, aún así no obtenía pista y su preocupación terminó siendo apoderada por la explosión que ocurrió donde Naoya se hospedaba. Su compañero Iroh fue hasta el lugar de los hechos y dejó a Chõsami solo esperando por buenas noticias, el lado bueno es que los aldeanos se tranquilizaron pero no por mucho tiempo, un bullicio comenzó nuevamente lleno de quejas pero antes de qie Chõsami pudiera pensar en una solución apareció Shun detrás de él, estaba herida y pedía ayuda.

Por Kami-sama...-el gordito estaba tan concentrado en la gente que había ignorado el olor a sangre que impregnaba el sitio, esto no solo por Shun sino tambien por los ninjas de la nieve que se encontraban muertos dentro del almacen. El Akimichi busco entre sus ropas el botiquín de primeros auxilios para al menos vendar la herida de Shun y detener su sangrado, en ese momento llegó Iroh y Naoya pero además también apareció un hombre con máscara que cuando Chõsami lo vio pudo saber que era un Hyuga por sus inconfundibles ojos blancos.

Sus palabras hacen que Chõsami olfatee y se de cuenta que tiene razón, solo puede oler dos cadáveres y sangre además de la comida, aunque quizás si se ponía a investigar más lograría algún olor nuevo. Pero claro, las palabras del Hyuga alarman a Shun la cual a estar viva significa que pudo ser la culpable y aquellas heridas simplemente fueron hechas tras luchar con aquellos subordinados. El pueblo obviamente se inclina a favor de Shun y con gritos piden que las palabras del Hyuga sean ignoradas para que su amable líder sea perdonada.

Chõsami sin saber que hacer decide aumentar su tamaño hasta 10 veces volviéndose un gigante titán para gritar con fuerza-¡CALLADOS TODOOOS! ¡CALLADOS, YA!-agitando una mano un poco de viento frio azota a la gente para que se les baje los humos-En estos momentos todavía no sabemos que hechos son reales. Si Shun es culpable o no igualmente debe ser llevada a un centro de salud con guardias que la vigilen en todo momento. Esto prevendrá que el sujeto que la atacó no termine el trabajo o en caso de que ella sea la culpable no escape-sentenció molesto por el escándalo de hace rato-Mientras mis compañeros hacen eso yo les daré la comida que necesita cada uno de ustedes-el gordito volvió a su tamaño y juntó sus manos para crear 3 clones. 
Cho Baika no Jutsu

Kage Bunshin no Jutsu

Uff...-suspiró, no era alguien que le guste levantar la voz pero andaba obstinado. Luego miró a Naoya y le saludó con la mano-Me alegra verte bien-luego miró al Hyuga, no tenía información de todo el equipo de Konoha enviado, es un genin al fin de cuentas, pero le parecía extraño su aparición tan oportuna-Tú, ayúdame a mirar a la gente, no vaya a ser que alguno esté usando un jutsu de cambio de vara o parecido-no tenía forma de saber si igualmente le diría la verdad pero al menos lo tendría vigilado y haciendo algo.
Ryoushi no Honnou

resumen
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Desde unos cuantos metros de la cabaña, Naoya pudo notar un poco de movimiento inusual, al igual que su compañero Iroh. — ¿Qué demonios...? — achinó los ojos y notó a la joven de pelo verde que vio el día anterior con una buena herida, y a un ninja del Imperio del Fuego llegando a inspeccionar. Apresuró el paso y se puso junto al buen Stanley, asintiendo hacia él cuando se presentó, y volviendo a ver al grupo.

El Akimichi, saliéndose un poco de su papel de bonachón, se puso en modo mandón, poniéndose un poco a la gente en contra (o eso es lo que Naoya creía que sus palabras tan autoritarias causarían), y dejando de lado aquella pantalla de buen chico que había mostrado en su llegada. ¿Dónde había quedado aquel dulce muchacho de Konoha? Naoya avanzó a ceño fruncido, chasqueando la lengua y plantándose frente al muchacho. — Akimichi, deja que nosotros nos encarguemos. — dijo severo. Le quitó la mirada de encima al cocinero. Por lo que sabía por su contacto que lo introdujo a aquel encargo, el muchacho del Clan Akimichi era el representante de su familia, que traía los víveres, y si bien demostraba tener conocimiento sobre el chakra y ser versado en su uso, no era un shinobi de Konoha, pues había renunciado a ello. En cambio, tanto Iroh como el supuesto "Naoya" imperial, eran dos shinobis que escoltaban a los suministros, por lo que al Shoku le daba por las pelotas que el gordo estuviese dando órdenes y queriendo controlar la situación a sus anchas.

— Tranquilos todos. Pido disculpa por los improperios que han escuchado. Nosotros no somos nadie, sólo estamos aquí para ayudar, pero jamás permitiremos que se violente el principio de inocencia. — dijo levantando la palma frente a la multitud. Se mostraba sereno y racional, todo lo contrario a su par que intentó "calmar" por la fuerza a todo un grupo de civiles. — Somos gente justa, de a pie, humilde como todos ustedes. Sabemos lo que es el hambre, y jamás seríamos capaces de acusar a alguien tan a la ligera. Quédese tranquila, señora Shun. Dejaremos que el equipo de investigación se encargue de esclarecer los hechos. — respondió, guiñándole un ojo a la peliverde, con una ligera sonrisa un tanto macabra, pero que nadie podía calificar de tal al no conocer demasiado al Shoku.

Referencia

— Me encargaré de llevarla a la enfermería, Shun-san. — comentó a la mujer para luego agacharse a ayudarla a reincorporarse. La alzó en brazos, totalmente ajeno a si le era conveniente o no, y preguntó la dirección del centro de salud más cercano. — Puedo con ella, Iroh-senpai. Si quieres puedes quedarte a ayudar a Chosami. —. Sin embargo, tras dar apenas unos pasos y avanzar unos metros, todavía en el lugar, mientras Chosami intentaba volver a su tarea de servir los alimentos, Naoya abrió los ojos como platos. — ¡Allá! ¡Es él! — dijo levantando su zurda y señalando con el índice a el porche de una casa, la más cercana a la cabaña. Allí, apoyado en un poste de madera, había un hombre. El hombre estaba vestido con un abrigo azul, de cabello castaño, pantalones negros y una boina gris. Miraba hacia abajo, y tenía la apariencia de un aldeano cualquiera, pero levantó la cabeza con sorpresa al ver el gesto de Naoya.

— ¡ÉL ES EL HOMBRE QUE VI FUERA DEL APARTAMENTO! ¡FUE QUIEN PUSO LA BOMBA EN NUESTRA HABITACIÓN E INTENTÓ MATARME! — gritó. Todavía cargaba a Shun, y la venda le sangraba, estando manchada, pues había sido puesta muy rudimentariamente, y en realidad Chosami no le había aplicado ninguna medicina ni verdaderamente había sanado su herida, que era moderada. — Tsk. ¡IROH-SAN! ¡AKIMICHI-SAN! ¡¡NO DEJEN QUE ESCAPE!! ¡Me encargaré de Shun y de esta gente!

— Stanley, ¿no? ¿Quieres cubrirme hasta la enfermería? — preguntó volviendo a intentar llevar a Shun a tratarse médicamente, pero aún preocupado por la situación de sus compañeros.

El apuntado por Naoya empezó a correr. Su sospechoso les sacó varios metros de ventaja a los shinobis tan pronto estos intentasen empezar a seguirlo, pero podrían tener visual de él y seguirlo si así lo decidían. Era ágil, bastante, incluso mostrándose más que un humano normal, cercano a las capacidades de un shinobi. El sospechoso corrió entre unas casas y luego saltó a un tejado. Desde allí, se dirigiría al este de la aldea, intentando llegar a la muralla y cruzarla, para luego correr fuera de ahí. Cada tanto, miraba hacia atrás, intentando ver si alguien lo seguía.


Varios minutos atrás...

El clon de sombras de Naoya activó una técnica nueva, para evitar ser descubierto por medios diferentes a un rastreo de su color de chakra. Pese a tener un disfraz, sus otros atributos fisiológicos se conservaban, así que este nuevo jutsu era clave. Tras los sellos, que realizó en oculto tras una pared de una calle secundaria, dejó de dejar rastros físicos: olor, rastros, etc.

Kakure no Jutsu

Se dirigió a la cabaña donde se repartían los alimentos, y se posicionó en una casa cercana, la más cercana a la cabaña. Se apoyó en una columna de madera y bajó la cabeza, cubriéndose un poco el rostro con la boina gris desarreglada que llevaba. Allí espero unos cuantos minutos hasta que Naoya lo señalase.

OFF

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Iroh llegó justo a tiempo para presenciar el caos en la cabaña. La herida de Shun, el grito de Naoya señalando al supuesto terrorista, y la multitud enardecida lo mantuvieron alerta. Respiró hondo, intentando procesar la situación rápidamente.

Vio a Chosami lidiar con la herida de Shun, imponiendo su presencia para calmar a la multitud y luego creando clones para distribuir los alimentos a lo que el anciano solamente hizo lo propio para intentar apartar a la gente y evitar un conflicto. Naoya, por su parte, había tomado un enfoque más sereno, tratando de calmar a la gente con palabras amables mientras se ofrecía a llevar a Shun a la enfermería.

— Naoya, llévala a la enfermería —dijo, asintiendo hacia su compañero—. Acompáñalo y asegúrate de que no haya más problemas en el camino.

Naoya había señalado a un sospechoso, y el hombre comenzó a correr. Sin perder tiempo, Iroh se lanzó en su persecución, no sin antes crear con un rapido sello de manos una copia de si misma que se quedó en el lugar meditando, luego el original usando su agilidad, saltó entre los tejados, manteniendo la vista fija en el fugitivo que se dirigía hacia el este de la villa.

El hombre era rápido, mostrando habilidades que indicaban un entrenamiento ninja. Iroh se movía con determinación, decidido a no dejar escapar al sospechoso. La persecución los llevó a través de varias casas, hasta que finalmente parecía estar a alcance.

Iroh aceleró, utilizando una técnica de aumento de velocidad para cerrar la distancia entre ellos hasta quedar a un par de metros.

— ¡Detente ahora! —gritó Iroh, lanzando una andanada de fuego hacia las piernas del fugitivo, esperando incapacitarlo sin causarle una herida mortal.


La situación estaba lejos de resolverse, pero cada miembro del equipo se enfocaba en sus tareas, buscando mantener el control en medio del caos.

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Última modificación: 07-06-2024, 12:18 AM por Samuru.
Bien… Se forma una situación algo tensa. Para empezar, el Akimichi abandona esa cara tan amistosa que, hasta el momento, ha logrado simpatizar a la mayoría, para mostrar agresividad al mismo tiempo que se hacía gigante. La multitud que hasta hace segundos soltaba gritos de reclamo, se calla de golpe. Temen a que algo pueda pasar. Si hasta ahora veían en él la figura de alguien en quien confiar, ahora observan a un ser peligroso, alguien que no titubea en utilizar distintos rostros para conseguir lo que quiere. Sin embargo, Chosami logra lo que quiere, pues todos se callan y se tranquiliza la situación. Consigue su cometido, aunque quizás no de la forma que espera.

El siguiente en intentar controlar a las masas de alguna forma es Naoya. Si bien él pensó que el público le tomaría resentimiento a Chosami, no fue tan así. El miedo es un sentimiento que sirve mucho para lograr un objetivo, así que, a pesar de las palabras del rebelde, no alzaron demasiado la voz. Eso sí, es innegable que comienzan a confiar más en él que en el Akimichi. Lo más importante que se saca de todo esto es que los ninjas concuerdan en que Shun no puede ser juzgada así como así, colocando como prioridad su salud. Ella lo agradece.

Muchas gracias a ambos. Les pido que confíen en mí, pero estoy perdiendo mucha sangre… — Su tono de voz desciende en comparación a antes. Entre tanta palabrería, su salud se ha ido deteriorando un poco.

Mientras tanto, Stanley escucha la instrucción de Chosami. Asiente con su cabeza y observa a la multitud con esos ojos tan valiosos para Konoha. — Noto algunos movimientos raros, pero no olvidemos que hay muchos ninjas en la aldea, ya sea de aquí o de Konoha. No estoy al tanto del número, lo siento. — La respuesta es estrictamente para el Akimichi, pero el resto de los presentes también puede oírlo.

Byakugan


El Hyuga posee más rango que los muchachos que hay ahí, pero es alguien humilde, de bajo perfil. Sabe que los protagonistas en la protección y repartición de víveres son ellos, por lo que no busca ir en contra de sus ideas. Eso sí, a cada uno de ellos los tiene bien vigilados. Sin embargo, hay un pequeño consejo que da.

Creo que debemos hacernos cargos de los cadáveres dentro de la cabaña. El olor perjudicará los alimentos y mantendrá nerviosas a las personas.

Antes de que alguno responda, hacen acto de presencia dos ninjas de Konoha, una mujer y un hombre. Se colocan ambos a un costado del grupo.

Permitan que nosotros nos encarguemos. Por favor, sigan repartiendo comida, la hora de inicio pasó hace bastante. — Dijo la fémina. Es que el tiempo vuela cuando te diviertes. Ah, y hablando de diversión, la voz de la mujer puede ser fácilmente reconocida por Naoya. Exactamente, tal como piensan, se trata de la mujer rubia que vio durante la noche en su cuarto. Al tener solo un disfraz y no un jutsu de transformación, Stanley no ve nada raro en ella. Que no la reconozca tampoco es extraño, pues él no conoce a todos. De hecho, por eso mismo es que está trabajando de manera independiente en esta villa. No posee un escuadrón ni nada. Bueno, si hablamos de equipo, quién sabe dónde estarán todos sus viejos compañeros. Dicen que todo tiempo pasado siempre fue mejor.

Chosami puede decidir si ir con ellos, negarles la entrada o hacer lo que crea conveniente. Podemos decir que es el encargado de la cabaña ahora que Shun se marcha. De hecho, ella se lo hace saber a través de unas señas de manos y una sonrisa. Confía en él, eso le transmite.

La paz que tardó en recuperarse, es rota por el gran Naoya. Sus gritos acusando a un humilde sujeto que se encuentra por ahí rompe la armonía. Iroh no tarda en querer seguirlo, pero Stanley le da un aviso. — Chakra rodea su cuerpo. Tenga cuidado, señor Iroh. — Y así es como el señor de más edad va a por el inculpado que aprovecha para escapar. A la vez, ninjas que estaban por la zona comienzan a seguir también a los dos, para así apoyar a un personaje tan insignia como lo es el dragón del oeste.

Durante varios minutos recorren la aldea en la persecución, pero el clon transformado de Naoya ve casi imposible escapar de la villa sin ser alcanzado por Iroh, por lo que parece que deberá hacerle frente de algún modo. Eso sí, se alejaron bastante de la cabaña.

A la vez, Naoya lleva a Shun, guiados por Stanley, a una zona en donde ninjas de Konoha que conviven con los de Shimo tienen una especie de campamento. Ahí una ninja médico observa la herida de la muchacha de cabellos verdes y entiende de inmediato para qué van hasta ahí. Si Naoya entrega el cuerpo sin problemas, la mujer será curada con ninjutsu médico.

La situación es la siguiente. Chosami se encuentra con dos ninjas de Konoha en la cabaña, donde ellos quieren entrar para recoger los cadáveres. El clon de Naoya ve imposibilitada la huida y debe hacerle frente al gran Iroh. Otros ninjas están prontos a llegar, pero no interferirán dentro de los próximos segundos. Por último, Naoya con Stanley llevan a Shun al campamento donde la busca atender una ninja médico.

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Chõsami estaba muy tenso y al final explotó, demostró lo que un Akimichi puede llegar a presentar: una amenaza en potencia. Y gracias a eso logró callar al público para poder dar soluciones y darle a Shun el beneficio de la duda, pero claro, al usar un método tan severo como es el miedo, Naoya decidió calmar un poco las aguas al dar su propio discurso, él era un ninja y seguro sabía más como actuar en estas situaciones.

Shun agradece la misericordia de ambos, pero si estado es cada vez más grave y parece que las vendas que Chõsami le puso no han sido suficiente. Naoya tomó la iniciativa y la cargó para llevarla a la enfermería, por otro lado el Hyuga declara que hay movimientos raros entre el público pero podrían ser ninjas de esta aldea o Konoha, algo que él no sabe en realidad al no conocer los números.

Chõsami se rasca la cabeza sin saber que hacer, no esperaba que esto escalara de esta forma. El Hyuga aconseja deshacerse de los cuerpos y al igual que él aparece una chica de forma repentina y conveniente para llevarse los cadáveres. Chõsami frunció su boca, ok, una vez es coincidencia pero dos veces es demasiada casualidad. El gordito ya no sabía si confiar en él Hyuga y la chica pero era muy cierto que los cadáveres no se debían quedar tanto tiempo juntos a la comida, miró a Shun a ver si tenía alguna sugerencia pero parecía estarle dejando la responsabilidad a él... 

De pronto, Naoya indica que a visto a aquel que lo atacó y le ordena a Iroh y Chõsami seguirlo pues tiene a Shun en las manos, Iroh no tarda en saltar a por aquel ¿Hombre? Que salió a la fuga pero Chõsami no logra moverse, pues, aunque quería ir a por aquel desgraciado sabía que tenía cosas más importantes que atender: la comida.

Yo... yo no sirvo para persecuciones...-admitió otra de sus razones por no salir a por el sujeto, le daba vergüenza pero es la realidad, él es alguien gordete y a diferencia de otros ninjas no cuenta con la agilidad y velocidad para perseguir a alguien.

Naoya aún tenía la responsabilidad de llevar a Shun a la enfermería y por ello le pidió al Hyuga que lo acompañara. Chõsami ahora estaba solo con sus clones y los dos ninjas que querían los cuerpos fallecidos-Quedense aqui. Uno de mis clones se encargará de los cadáveres y se los entregará, mientras dos de mis clones buscarán los suministros y yo los entregaré personalmente-acabó decidiendo que era una buena forma de darle a la gente lo que quería, investigar él mismo la causa de muerte de los cadaveres y mantener alejados a aquellos que no poseía confianza.

Entonces, el clon 1 entraría con clon 2 y 3 al almacén, mientras clon 2 y 3 tomaban la comida para llevársela al Chõsami original clon 1 miraba a los cuerpos, quizás no era quirófano o algo por el estilo pero esperaba encontrar alguna pista, era cocinero y sabía un poco sobre cortes, no todo cuchillo corta igual. Además, aún Chõsami se preguntaba como 4 personas lucharon a muerte sin hacer algún ruido que alertara al resto... Sería bueno examinar el lugar también.

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Mientras Stanley advertía a Chosami sobre algún dato y Iroh se iba a correr al sospechoso junto a otros ninjas imperiales, Naoya cargaba a Shun y comenzaba a avanzar rumbo a la tienda de campaña que fungía de enfermería. La excusa del Akimichi sobre las persecuciones no le convencía en absoluto: lo había visto cargar la carreta e incluso emprender una velocidad extrema para escapar de los ataques de los agresores con la ballena de hielo, el día anterior. ¿Por qué ahora no quería dejar la cabaña y seguir al sospechoso? ¿Le importaba tan poco que se atrape al responsable de que atenten contra la vida de su compañero? Pese a que era todo un teatro y una mentira, eso le dejaba más en claro el tipo de persona que era Chosami: un tipo egoísta al que solo le importaba su negocio de venta de víveres, que solo estaba allí por dinero y que poco le importaba la seguridad de las personas, que tuvieran un plato caliente a la noche o incluso la vida de alguien que estaba cuidándole el culo por pedido del Imperio (el mismo Naoya o Iroh). Sí, definitivamente no le caía bien. El Shoku se reconocía un traidor y le dolía su acto hipócrita de jugar con el hambre y la necesidad de la gente por un ideal político, pero cada vez se convencía más de que los habitantes de Shimo estarían mejor si la Rebelión tomaba las riendas. "Sí, tiene que ser así", pensaba para sus adentros. Quizá lo que odiaba de Chosami era aquello que veía de él mismo en el Akimichi, pero al fin y al cabo ambos eran hipócritas.

Oyó la voz de la rubia antes de marcharse, aunque no volteó a ver hacia allí. Ahora era problema de ellos cómo se las arreglaban con Chosami y el clon de Iroh ahí, él había intentado cumplir su parte llevándose lejos al original vejete y a algunos imperiales. Además, se había llevado consigo al Hyuuga, que parecía ser un fuerte activo para las fuerzas de Shimo. ¿Qué más podía hacer en su posición sin arriesgar su identidad? Hasta ahora todo marchaba en ruedas, y el caos dentro de la cabaña con Shun era sin dudas un evento con el que no contaba, pero que continuaba mermando la confianza de las personas en el Team Bondad y en los imperiales: no estaban a salvo.

Tras llegar al campamento, Naoya busca dejar a Shun a resguardo, poniéndola en una cama cómoda para que sea tratada su herida. — Tiene un vendaje provisorio, pero es muy rudimentario, uno de mis compañeros lo hizo. — comentó al ninja médico. Se quedaría en el lugar para observar como ella era curada. No quería quitarle el ojo de encima, pues era alguien sospechosa, y sin duda podría ser de utilidad para averiguar qué había pasado ahí dentro, y qué información tenía ella. Si en verdad tenía algo que ver con el robo de suministros, averiguaría qué era. Le convenía mantenerla a salvo de dudas hasta que no confirmase el posicionamiento de la extraña y sospechosa peliverde. — Tengo algunos recursos de primeros auxilios, por si están cortos con eso. Se los donaré, yo no creo necesitarlos, puedo manejarme por mi cuenta. — comentó rebuscando entre sus pertenencias. Sacó un kit de primeros auxilios y se lo entregó a los shinobis. Luego observó a Stanley y asintió, indicándole que podía retirarse si quería.

— Me quedaré hasta que Shun esté bien y estable. Quiero hablar con ella después de eso. — le dijo. Había tomado la posta antes al hacer jugar la presunción de inocencia sobre la mujer, y quería hacer el rol del "policía bueno" cuando pudiese tomar contacto con ella a solas. Esperaría a que fuera tratada e intentaría quedarse a solas, al menos para tener una charla en privado con ella.

Si esto se daba, esperaba que ella estuviese mejor del dolor y curada de su herida. Le sonrió cálidamente y se quedó sentado a su lado, montando guardia para "protegerla". — ¿Cómo te sientes, Shun? Ya somos dos a quienes intentan matar hoy. — dijo con una sonrisa, para quitarle algo de tensión a la situación. Si veía que ella respondía bien y se sentía mejor, hablaría de nuevo. — ¿Crees poder hablar de lo que pasó ahí dentro? Nos será de gran ayuda para saber a qué o quiénes nos enfrentamos con más claridad. Además, si alguien quiere acabar contigo, yo estaré aquí para cubrirte la espalda, tranquila.



Mientras tanto, su clon corría tan rápido como podía. Su velocidad era pareja con la de Iroh, que lo perseguía, y por detrás a más distancia, otros shinobis. ¿Qué haría ahora el sospechoso? Pronto el dragón del oeste recortaría distancia con un Shunshin, y gritó, haciendo que el clon voltease, aunque dando un salto hacia atrás horizontal, que lo alejaría unos 6 metros más, quedando a 8 de su oponente. En el aire, sin embargo, notó que el hombre preparaba una técnica para atacarlo, por lo que no se quedó de brazos cruzados. Concentró chakra en su puño, y al ver venir la medialuna de Katon, se agachó para tenerla a tiro y la chocó con su puño recargado, generando a la par una onda expansiva, pero que se anuló por el choque. Ambos ataques tenían el mismo poder, al parecer, así que el fuego desapareció, y el sospechoso no recibió ningún daño.

Oukashou

Tras aquél movimiento, el clon concentró chakra en sus piernas y emuló el movimiento anterior de Iroh, alejándose 40 metros en la dirección contraria, hacia el oeste a donde estaba escapando. Seguido de esto, concentrando fuerza en sus piernas, se alejó 15 metros en la misma dirección con un salto horizontal, por lo que se había alejado un total de 55 metros del punto inicial. Seguiría corriendo a máxima velocidad, como venía haciendo.

Shunshin no Jutsu

Dasshutsu suru

Metió la mano al bolsillo mientras corría y dejó caer una bomba de humo en su posición. A partir de allí, tanto Iroh como cualquiera que venía siguiéndolo, perderían de vista la figura del sospechoso, pues la voluta de humo les impedía ver. ¿Qué planeaba aquél sospechoso? ¿Despistarlos? ¿Huir por otra dirección?
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Ost


Los dos ninjas que se quedan junto a Chosami se muestran extrañados cuando el Akimichi les niega la participación. Básicamente, quiere ser el que se encargue de todo junto a sus clones. Los ninjas de Konoha se miran entre sí, siendo este una especie de lenguaje. Ambos saben lo que deben hacer. Por ahora, simplemente asienten y dejan al shinobi regordete hacer como le plazca.

Una vez ellos ingresan a la cabaña, el varón de la dupla extraña se queda en la puerta, mientras que la mujer a paso lento y silencio avanza hacia el clon de Iroh que se quedó meditando.

Muchacho, sin duda trajiste muchos víveres a esta aldea, de seguro todo el pueblo te estará muy agradecido.

Busca distraerlo mientras maniobran con el cadáver y otros sacan comida. Sin embargo, una sonrisa se posa en el rostro del hombre mientras realiza un sello manual. Sus diez dedos apuntan hacia el frente y disparan en un cono de 90 grados una gran cantidad de cortes. Al estar todos los Akimichi en el interior de la cabaña, todos pueden terminar lastimados por esta ofensiva si es que no actúan a tiempo. La distancia de él con sus objetivos es de 8 metros.

Su compañera, mientras tanto, toma al humilde clon del viejo y le patea en la nuca, exterminándolo. Todo esto sucede a la vez que el público que espera ansiosos por su comida, observan la escena. No entienden por qué una ninja pateó a otro de esa forma, pero un grito de dolor alerta a todos.

Sí, finalmente la acción ha comenzado.

Un ninja que vigilaba aún la zona, de aquellos que anteriormente mencionó Stanley, es apuñalado y cae al piso. Alguien lo atacó a traición, alguien que supuestamente debió ser confiable. El temor invade al resto y comienzan a huir gritando despavoridos. Chosami puede oírlos desde el interior de la cabaña.

En cuanto a la persecución de Iroh al presunto culpable de la explosión del cuarto de Naoya, el objetivo logra defenderse, pero sigue utilizando su velocidad para escapar de la aldea. Su objetivo se completa y logra irse, por lo que no se sabe que solo era un clon. Ahora, Iroh no puede quedarse tranquilo, pues algo sucede a su alrededor. Nuevamente gritos de oyen. Sí, tal como antes. En todos los sectores de la villa la violencia ha tomado protagonismo.

Ninjas de Konoha, aquellos imperiales que se supone están aquí para apoyar, atacan a ninjas de Shimo, es un acto de traición que puede ser repudiable. Ellos rápidamente intentan defenderse, pero son inferiores tanto en número como en habilidad. Uno de ellos, de Shimo también, identificado por la bandana, se acerca a Iroh y se coloca delante de él.

No sé qué sucede, se supone que son nuestros amigos… ¿Qué? ¡También atacan a otros de Konoha! ¡No lo entiendo!

Cualquiera pensaría que los del Fuego quieren acabar con los del Frío, pero también se les ve peleando entre ellos. Es imposible entender algo y lo único en que se puede confiar es que la prioridad es proteger la vida propia y la de los civiles. Aquel ninjas, vuelve a hablar.

Regrese a la cabaña, tengo un muy mal presentimiento.

Además, Iroh, a estas alturas, ya debe saber que su clon fue destruido, más pistas para saber que algo ocurre. Obviamente, si lo estima conveniente, puede tomar otra decisión.

¿Aún desconfías de mí, Naoya? No sé qué he hecho para merecer esto. Solo dudas de mí por él… — Y apunta a Stanley con el brazo bueno. El otro está siendo atendido por la ninja médico y curado rápidamente, también aportando mucho los utensilios médicos que el rebelde de Iwa ha aportado para la emergencia.

La gente corriendo y gritando producto de lo ocurrido en la cabaña, llega hasta la zona actual, lo cual alerta a Stanley. Cuando quiere salir para investigar, la voz de Shun le interrumpe, y no solo eso, sino también su movimiento.

No te muevas, Hyuga. Desde este momento, yo tomo las decisiones.

La escena es impactante. Shun sostiene un kunai que está enterrado en el cuello de la médica que la trató hacia apenas unos instantes. Los otros dos de Konoha también han apuñalado a los de Shimo. No olvidemos que la médica asesinada también es del Fuego, por lo que nuevamente hay una confusión. Esto no es Konoha contra Shimo, es algo mucho más profundo que eso.

Naoya, vuelve a la cabaña. Ella estará ahí para indicarte qué hacer. Yo me aseguraré de que él no te siga.

Y él debe saber perfectamente a quién se refiere.

El escenario principal es la cabaña, por lo que los caminos conducen ahí, pero la aldea en general está en caos. Peleas por aquí y por allá, un incendio que poco a poco comienza a desaparecer, pero que seguramente también hay pelea ahí. Ciudadanos indefenso que no saben qué hacer buscan refugio en sus hogares. Shimogakure está bajo ataque, eso es seguro, y si bien hay caminos disponibles para nuestros protagonistas, ellos siempre tienen la última palabra.

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NPC vs Chosami


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