Los acontecimientos a lo largo y ancho del mundo corrían como la pólvora, de aquí a allá, de norte a sur, y la sociedad se sobrecogía ante las muestras de poder de determinados shinobis que actuaban bajo sus propios intereses, impulsivos, violentos, inhumanos y algunos incluso con grande muestras de idiotez, a pesar de todo. Sin embargo, había aún quienes aguardaban para preservar la estabilidad del mundo, o al menos lo intentaban, y todos ellos que desplegaban su responsabilidad bajo el nombre del imperio, ¿Labraban sus cometidos con justicia? Era algo que quedaría a juicio de todos, no obstante, blandirían con su determinación la espada de los mandamases y altos cargos, como un brazo ejecutor que imparte el deseo de aquellos que rigen y se reparten el mundo.
El protagonista del acontecimiento era el mismísimo Satoru Hyuga de la hoja, un afamado chunnin del seno de los portadores del doujutsu Byakugan, el clan Hyuga. El cual llevaría un importante mensaje sobre los hechos de Hoshigakure, a ni más ni menos que la Godai Sencho del país, Mizuri Akimichi, que lo recibiría tras ser informada sobre la intención del shinobi.
La jefa de operaciones caminaba decidida con su ayudante por el largo pasillo mientras cruzaba puerta a puerta las instalaciones más profundas del edificio de inteligencia de la aldea, en él, escudriñaba la mayor parte del tiempo informes de todo tipo, internos de la aldea y externos, una labor poco recompensada teniendo en cuenta los locos vaivenes que sufría el mundo hoy en día.
- Se se seeñora, el informante se llama Satoru, es un ejemplar chunin de la villa, bastante comprometido con el imperio, aquí le paso su expediente así como el de sus años de academia, los de protocolo me indicaron que no había problema en escucharle para tomarle en cuenta -
La akimichi, ojeaba analíticamente los papeles que le pasaba su ayudante, datos, fechas, etc... con algo de desconfianza, sus ojos se movían de extremo a extremo por si detectaban algo anómalo que pudiera haber sido pasado por alto por parte de sus inferiores, pero no, el informante estaba limpio.
- Bien, siendo Gadian no creo que haya problema alguno con él... veré que tiene que ofrecernos -
Y sentenció mientras recortaba los últimos pasos hasta una puerta en la que esperaba un guardia, el cual, reverenció la llegada de la Godai y sin perder ni un segundo le accionó el pomo para hacerla pasar sin que esta perdiese tiempo en abrir la puerta. Se internó con su asistente en el despacho, mientras se quitaba con gusto el chaleco para dejarlo reposar sobre el respaldo de la silla que tomaría en el escritorio, justo en frente, otra silla sería acercada por el asistente para que el invitado pudiera tomar sitio, ojeó algunos de los pergaminos que estaban sueltos sobre la mesa para apartarlos antes de la llegada del Hyuga, la cual, sería inminente.
El protagonista del acontecimiento era el mismísimo Satoru Hyuga de la hoja, un afamado chunnin del seno de los portadores del doujutsu Byakugan, el clan Hyuga. El cual llevaría un importante mensaje sobre los hechos de Hoshigakure, a ni más ni menos que la Godai Sencho del país, Mizuri Akimichi, que lo recibiría tras ser informada sobre la intención del shinobi.
~ 3 de Enero, año 16 D.K. ~
Konohagakure - edificio de inteligencia.
La jefa de operaciones caminaba decidida con su ayudante por el largo pasillo mientras cruzaba puerta a puerta las instalaciones más profundas del edificio de inteligencia de la aldea, en él, escudriñaba la mayor parte del tiempo informes de todo tipo, internos de la aldea y externos, una labor poco recompensada teniendo en cuenta los locos vaivenes que sufría el mundo hoy en día.
- Se se seeñora, el informante se llama Satoru, es un ejemplar chunin de la villa, bastante comprometido con el imperio, aquí le paso su expediente así como el de sus años de academia, los de protocolo me indicaron que no había problema en escucharle para tomarle en cuenta -
La akimichi, ojeaba analíticamente los papeles que le pasaba su ayudante, datos, fechas, etc... con algo de desconfianza, sus ojos se movían de extremo a extremo por si detectaban algo anómalo que pudiera haber sido pasado por alto por parte de sus inferiores, pero no, el informante estaba limpio.
- Bien, siendo Gadian no creo que haya problema alguno con él... veré que tiene que ofrecernos -
Y sentenció mientras recortaba los últimos pasos hasta una puerta en la que esperaba un guardia, el cual, reverenció la llegada de la Godai y sin perder ni un segundo le accionó el pomo para hacerla pasar sin que esta perdiese tiempo en abrir la puerta. Se internó con su asistente en el despacho, mientras se quitaba con gusto el chaleco para dejarlo reposar sobre el respaldo de la silla que tomaría en el escritorio, justo en frente, otra silla sería acercada por el asistente para que el invitado pudiera tomar sitio, ojeó algunos de los pergaminos que estaban sueltos sobre la mesa para apartarlos antes de la llegada del Hyuga, la cual, sería inminente.