Los jóvenes encargados de resolver el misterio de los gatos se encontraban inmersos en la intriga de la situación, especialmente intrigados por la droga o alucinógeno que estos "inquisidores" estaban adquiriendo a partir de los ingredientes disponibles en la tienda. Melessar había adoptado un enfoque más respetuoso en su solicitud, buscando obtener información sobre la sustancia final que se obtenía de la mezcla de aquellos elementos. Por otro lado, la joven de cabello negro mostraba una imprudencia algo más marcada, aunque siempre manteniendo un cuidado meticuloso para no cruzar la línea hacia la falta de respeto. Sus preguntas, aunque directas, estaban imbuidas de una curiosidad genuina y una determinación por descubrir la verdad detrás de los misterios que envolvían aquel lugar.
-Ah, supongo que puedo revelarte el nombre de esa sustancia, si es la que creo que están elaborando, se debería llamar Viajol-, comentó, dirigiendo una mirada al joven de cabellos blancos antes de volver su atención hacia Kurami. -Sin embargo, se equivoca en su interpretación, joven dama. Ellos me solicitan ciertas plantas y algunas especias, como pude mostrarles. Desconozco el propósito de su petición, pero como mencioné, tengo conocimiento de que si se combinan con ciertos mecanismos, podrían producir la droga que le he mencionado a su compañero-, explicó con un tono tranquilo y afable, incluso mientras cortaba algunas ramitas y hojas para continuar armando el arreglo de lirios solicitado por el shinobi de Kirigakure.
-Podría venderles las mismas plantas que ellos compran, pero sin el conocimiento necesario, no podrían producir esa sustancia-, continuó. -Y permíteme reiterar que me está prohibido fabricarla, y mucho menos venderla. Por cierto, esos jóvenes no parecen ser vagabundos como se les describe; se nota que provienen de familias de clase elevada-, agregó, observando con calma a los presentes mientras continuaba con su labor, mostrando una compostura imperturbable incluso frente a los interrogatorios.
-Ah, la señorita Ayame, estamos muy agradecidos de que se encargue de cuidar al señor Tanaka. Si es para ella, le pondré una nota adicional en su arreglo, si me lo permite, algo cariñoso, claro-, expresó el florista con una sonrisa amable y un gesto de complicidad.
Ambos shinobis salieron del local, dejando atrás el aroma floral que aún impregnaba el ambiente. El arreglo floral estaría listo en unas pocas horas, quizás lo suficiente para finalizar sus investigaciones sobre los sucesos de los gatos desaparecidos. El trío ya contaba con bastante información para seguir adelante, pero necesitaban llegar a un acuerdo final, algo que discutirían al reunirse fuera del restaurante especializado en ramen. Era el mismo lugar donde Yuta había protagonizado una escena interesante junto con sus babosas. Más allá de ese incidente, la joven había tenido una idea ingeniosa: una de sus babosas seguiría a la pareja sospechosa. Pero no se limitaría a seguirlos; la pequeña criatura, debido a su diminuto tamaño, se infiltraría dentro de los ropajes del joven, lo que le permitiría escuchar sus conversaciones. Esta táctica resultó ser crucial para descubrir la trama detrás de los gatos desaparecidos.
Con suerte o no, el chico formaba parte del grupo que adquiría todo tipo de baratijas relacionadas con los gatos en la tienda de la señora Isabella, así como también eran clientes habituales del señor Haruki. Sin embargo, estas conexiones aún no eran conocidas por los shinobis; tendrían que esperar a que el chico revelara algo al respecto.
A su llegada, Yuta les informó a Melessar y Kurami sobre la situación actual. Había logrado posicionar a su babosa en el lugar adecuado, lista para espiar. Por el momento, la conversación entre el chico y la chica parecía bastante mundana, más un coqueteo pasajero que cualquier otra cosa. El joven mencionaba las típicas cosas que uno esperaría de alguien adinerado: el dinero de su familia, lo que podría hacer por ella y otros intentos de impresionarla. Sin embargo, lo único relevante para la misión fue cuando comentó que vivía en una casa a las afueras del pueblo, junto con varios amigos que se habían mudado recientemente para pasar las vacaciones alejados de sus familias.
Ahora, el grupo enfrentaba una decisión crucial. ¿Eran esas pistas suficientes para confrontar al joven, o preferirían esperar a ver si proporcionaba alguna pista más sólida con el tiempo? La deliberación sería crucial para determinar el próximo paso en su investigación.