Falsedad [Priv.Kurami]
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Última modificación: 25-02-2024, 02:53 PM por Yamuro.
En el país de la roca, en sus adentros, en la aldea de iwagakure y más exactamente en una pequeña cabaña que había casi en los límite de esta, se podría ver a una mujer peli negra, con un cabello que llegaba hasta sus hombros, mirada serena con ojos plateados mirando perdidamente a las plantas que había en las afueras de su casa disfrutando de su pacífica vida en aquel lugar, una mujer ciertamente atractiva, que vestía una camisa blanca y unos pantalones café, esta era a simple vista lo que podríamos llamar una pillama.

Adicional a que el sol abrasaba e iluminaba su cuerpo bajo sus rayos dorados, unos detalles bastante alarmantes se podían ver en la mujer, unas notorias manchas moradas en ciertas partes de su cuerpo, ciertamente, demasiadas, si, vuestra lógica es correcta, eran magullones, heridas que a simple vista debían de dolerle todavía.

Su edad rondaba entre los 20-22 años, era muy joven para mostrar indicios de violencia doméstica tan temprano, pero en los adentros de un hogar no se sabe que puede pasar allí, aunque su expresión feliz y amable estaba dejando en duda este rumor, cuando ves a una víctima de este tipo feliz?. Después de hacer sus labores en el jardín, entraría a la cabaña.

Al momento de entrar, vería a un sujeto de su misma edad en la cocina, preparando el desayuno, su expresión no cambio en nada y se acercó para ponerse de su lado. -Te levantaste temprano?, yo podía hacer el desayuno no era necesario que tú te molestaras-. Dijo mientras intentaba tomar el cuchillo con que estaba cortando una zanahoria, el sujeto con su otra mano libre sostendría la de la chica que se aproximaba y la alejaría un poco. -No me importa, ya hiciste suficiente por mí, deja que te lo agredezca, siéntate afuera y si quieres te preparo una taza de café-. Estas palabras le dieron un gusto enorme a la pelingra, en verdad el había cambiado, antes se le conocía como un borracho que se la pasaba de bar en bar y que acostumbraba pegarle cada noche sin falta mientras estaba en este estado.

Pero ya no, un día sin explicación alguna, sin siquiera saber el porqué, dejo la bebida y sus vicios, centrándose en su hogar y en su matrimonio como los principales pilares de su vida, ella, a pesar de que no sabía el porqué de todo esto no le importaba, rezaba todas las noches porque un día se terminara su tortura y al parecer se le cumplió, ya no tenía miedo de que él llegara por la noche o por el día, simplemente ya tenía lo que quería y lo que por primera vez logro tener, un esposo ejemplar.

-No quieres que te ayude?, solo un poco?-. Pregunto insistiendo en ayudarlo. -Eres mi responsabilidad ahora, te hice muchas cosas malas de las que me arrepiento, tus dolores y marcas me recuerdan cada día mis antiguos males más profundos, tú solo descansa que yo me encargo de todo y si quieres puedes ir a un masajista que te lo puedo pagar o también puedes ir a las aguas termales, dicen que calman cualquier tipo de dolor-. Dijo mientras miraba uno de los magullones que tenía, ella simplemente asintió y después de recibir el dinero, salió de la casa un momento para poder irse a las aguas termales a tomarse un baño.

Después de una hora de estar haciendo el desayuno, el chico se lo dejaría preparado en la mesa con unos toques elegantes, lo cual era, muy impropio de el, su esposa todavía no llegaba así que podría sentarse un rato afuera, aprovechando que había desayunado ya.

En un momento a otro, después de relajarse en esa silla estuvo pensando un rato. "Es alguien amable, cariñosa y hermosa...como es posible que este sujeto la tratase de esta manera, que es esto? Que sentía a su lado?, afectividad?, si era eso, muy común en relaciones". Pensó para si mismo estás palabras, algo no estaba cuadrando en su personalidad de este sujeto y menos en su cambio tan repentino, era bebedor, maltratador y de paso un esposo abusivo, para que de la noche a la mañana todo eso desapareciera en el?, eso no podía ser.

"No puedo creer que sentí pena cuando lo vi en la base de ese risco desangrándose, esos bandidos que lo lanzaron eran solo eso, bandidos, aunque ahora me alegra saber que de allí no salió vivo, aunque si fue útil tocarlo antes de que este muriera, me dió buenas indicaciones de cómo convivir con alguien, además de un cuerpo extra". Pensó, eso lo explicaba todo, su cambio repentino, la desaparición de sus vicios, errores e imperfecciones, detrás de todo solamente existía la respuesta de que lo que convivía con aquella mujer ya no era su marido, era algo más suplantando su identidad. "Aunque saben que ha sido lo bueno de todo esto en cierta medida, que esa chica ya no ha de sufrir más, los maltratos de un hombre que tenía su cabeza más en sus errores que en la preciosa vida que le tocó". Pensó por última vez para reclinarse un poco en la silla y ver que podía suceder, una cosa tranquila o al menos una de interés.
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Dentro de una pequeña mansión en el centro de Iwagakure, se encontraba nuestra querida chica pelinegra bipolar y algo sádica. Como de costumbre, ella sólo miraba la puerta de vidrio de su balcón con una mirada perdida mientras se encontraba de pie frente a ella, su mano se acercaba lentamente hasta el vidrio y al tocarlo dejó marcada la huella dactilar de sus dedos. En la mente de la chica se repetían múltiples veces las palabras del viejo Gensou, un anciano muy amable que conoció en una misión, palabras que la hacían pensar si de verdad estaba llevando su vida por un buen camino.

Pero sus pensamientos serían interrumpidos cuando la enorme puerta de roble que separaba su recámara del pasillo sería golpeada ligeramente. Kurami suspiró mientras se dirigía a la puerta y giraba la manilla para ver de quien se trataba. Un hombre de cabellos blancos bastante alto equipado con varias armas en su cintura y piernas, y claro, su torso estaba cubierto por el Chaleco de Batalla Jounin de Iwagakure.

- Kurami, acompáñame, no preguntes, te diré todo en el camino… -

Kurami solo lo miró y procedió a cerrar la puerta lentamente, aunque eso no había sido una negativa, simplemente tenía que estar a solas para poder cambiarse y salir con aquel hombre de nombre Kazuko, el consejero de su tío y ahora padre. Kurami se colocaría su ropa para misiones, suéter rojo, pantalones negros y sus botines beige y una vez la chica estaba lista, salió de la mansión en donde Kazuko ya la esperaba y una vez reunidos, ambos procedieron a correr con velocidad hacía su destino.

La cosa era sencilla, uno de los herreros que vivían a las afueras de la Villa había reportado la aparición de un cadáver la base de un risco. Según la información recopilada por Kazuko, el hombre no tenía mucho tiempo fallecido, pero si llevaba algunas horas ahí y como Shinobi, tenía que llegar al fondo de aquella muerte. Cuando los Origami llegaron al lugar, el cuerpo aún seguía ahí, a su lado, una gran mancha de sangre “adornaba” el lugar rocoso y uno que otro insecto luchaba por llegar al cadáver y comer un poco.

- Según la información que pude obtener, el hombre estaba casado y vivía junto a su mujer en una casa cerca de aquí. Era muy bebedor y agresivo según dicen -

- ¿Agresivo?, ¿Bebedor? Talvez golpeaba a su mujer… -

- Lo más probable… -

- Entonces déjalo ahí, que importa si los insectos se lo comen, antes le hicieron un favor a la esposa si es que esto se trata de un asesinato -

- No seas tan dura, Kurami… ten algo de humanidad. Iré a ver el cuerpo más de cerca -

Kazuko avanzaría y como bien dijo, se acercó al cuerpo para verlo más de cera, inspeccionando con su mirada de la forma más atenta posible mientras anotaba algo en una pequeña libreta que sacó de su chaleco. Kurami por su parte, solo miraba como Kazuko inspeccionaba el cadáver y se las daba de detective. Realmente, a la Kunoichi de la Roca no le interesaba en lo más mínimo resolver ese caso, para ella, mejor que el tipo estuviera muerto en caso de que efectivamente, maltratara a su mujer.

- ¡Kurami! Yo me quedaré investigando más por acá, de mientras necesito que notifiquen a la esposa sobre el fallecimiento de su esposo -

Diría Kazuko mientras se acercaba de nuevo a Kurami aun haciendo notas en su libreta. Una vez Kazuko alzó la mirada, tomó la hoja de papel por un extremo y tiró de ella para separarla del resto de la libreta.

- Es la dirección de la casa del hombre, te espero aquí una vez entregues el aviso -

- Como quieras… -

Kurami tomó el papelito y lo guardó en su bolsillo, se acomodó la bandana de Iwagakure en la cabeza y comenzó su camino hacia la casa de la chica que no estaba muy lejos de esa zona por lo que no tardó mucho en llegar. Una casa bastante humilde y apartada para el gusto de Kurami, todo estaba en orden y silencio, no parecía haber nadie en las cercanías ni en la casa, o eso pensaba la chica. La Origami se acercó con paso sutil hasta la puerta, cerró su puño y lo acercó a la madera para golpear y generar ruido.

- ¡Señora! ¡Kunoichi de Iwagakure! ¿¡Se encuentra en casa!? ¡Tengo algo que informar! -

Con sus palabras, la Origami esperaría alguna respuesta desde dentro de la casa.
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El sujeto se encontraba tranquilamente sentado en su silla, reclinandose viendo por la ventana, era bastante opaca, estéticamente diseñada para ver lo de afuera pero que lo de afuera no se pudiera ver por dentro, así eran muchas casas de las aldeas por seguridad de sus habitantes.

Aprender de ese sujeto que desperdiciaba su propia vida fue algo productivo, de hecho ahora mismo tenía una casa y un acompañante que, aunque esté no sintiera nada por ella si era reconfortante estar con alguien. Después de escapar del laboratorio había estado solo, durante un tiempo y aunque inicialmente sus intenciones era conseguir un lugar donde quedarse poco a poco le fue agarrando algo de comprensión a esa mujer, que, había sufrido bastante ya.

Apenas volteo su mirada al escuchar que tocaban la puerta, observo a una mujer alta, pelinegra y con cara de pocos amigos instalarse en la entrada y llamar a la puerta, Yamuro lo que hizo fue expandir su chakra y averiguar de donde había venido, ya que la chica se reportaba como Shinobi. Seguir su rastro de chakra a 20 metros a la redonda era simple, además de describir el color de su chakra, si, era un color escarlata hermoso, brilloso y nada oscuro, como el más brillante rubí en la oscuridad.
Kanchi no Jutsu

Memorización de Chakra

Siguió el rastro de esas brillantes luces rubíes en 20 metros detrás de ella y en los mismos alrededores, cuando culminó ese elegante camino de luces, notó que hacían perfectamente una línea hacia una dirección en concreto, el risco donde había visto el cuerpo del sujeto ese que había tomado prestada su apariencia, que, de hecho, quedaba sumamente cerca de allí. -Y yo con el cuerpo de este tipo, okey, hagamos un pequeño experimento-. Así mismo sin cambiar su apariencia se levantó de su silla.

Rápidamente se acercó a la puerta y la abrió lentamente para presentarse ante la kunoichi, quien, apenas al verlo lo las probable es que quedara desconcertada. -Saludos madam, que se le ofrece?-

-Pase porfavor-
. Dijo mientras se apartaba y le invitaba a entrar cordialmente.
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La Origami miraba la puerta y los alrededores de la casa con su típica cara de pocos amigos, nadie respondía a su llamado y los minutos pasaban, minutos que para ella eran una tortuosa espera pues estaba acostumbrada a ser recibida rápidamente. La chica empezaba a desesperarse y estaba por darse la vuelta e irse del lugar pero el sonido de los pasos al otro lado de la puerta lo impidieron.

(Porfín…)

Kurami estaba lista para entregar el aviso a la mujer de que su esposo estaba muerto y su cuerpo había sido encontrado a varios metros de ahí, la manija de la puerta se movió y finalmente se abrió. Los ojos de Kurami se abrieron como platos y la sorpresa en su rostro era clara, un hombre completamente idéntico al muerto del risco estaba de pie frente a ella.

(No… es posible… este tipo está muerto…)

Y para colmo, el hombre saludaba e invitaba a Kurami a pasar con total normalidad, como si no supiera que la chica había estado frente a un tipo igualito a el pero con su alma ya en el otro mundo. Kurami no dijo nada ni apartó la mirada de Yamuro mientras ingresaba a la casa, tenía que resolver ese caso. Si, antes no estaba interesada pero con la extraña aparición, si o si tenía que resolver el misterio.
Dentro de la humilde casa, la chica apartó la mirada del hombre y comenzó a buscar a la esposa sin éxito. La casa era bastante humilde, se notaba que la pareja eran de escasos recursos, la madera vieja y las ventanas opacas no hacían más que confirmar las sospechas de la Origami.

(La mujer no está aquí…)

Kurami se giró para ver a Yamuro, su mirada se clavó en el por varios segundos, segundos que usaba para pensar y tratar de darle una explicación a lo que tenía en frente.

(¿Jutsu de Transformación?... ¿Un cambia formas?, o… simplemente el es el hombre real…)

- Eh… ¿su esposa está en casa? Te… Tengo algo que informarle… ¿Cuál es el nombre al que usted responde?... -

Si, Kurami estaba algo nerviosa, la vibra que desprendía que tipo no era normal y mucho menos la situación en la que ambos se encontraban. Talvez aquel hombre se trataba de un Shinobi enemigo y ahora estaba viviendo en Iwagakure tomando la apariencia de un hombre muerto, hombre que posiblemente el asesinó. La chica se estaba adelantando a los hechos pero no podía pensar en otra cosa o posibilidad que no fuera esa.

Ella no era alguien totalmente fuerte y experimentada como si lo era Kazuko, pero no podía simplemente irse y dar por terminado el caso y en caso de que su suposición fuera correcta y aquel hombre era un Ninja invasor, iba a tener que pelear con todo su ser aunque eso le podría costar la vida.
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Apenas vio entrar a la chica se alejo un poco y fue a preparar café, amigable era con los humanos y más cuando estos no sabían quién era, traía un aire de anonimato y misterio a su alrededor que le encantaba, por eso casi siempre acostumbraba a ocultar su apariencia de la gente, es mejor si nadie se fija en el.

Pero por ahora quería ver reacciones de revelación en esa chica, al notar que el sujeto que estaba en frente de ella lo había visto muerto no muy lejos de allí, pues la cara que puso lo decía todo. -Sucede algo señorita?-. Pregunto intentando ver qué respondía, de todas maneras mentirle no iba a ser tan fácil a este sujeto puesto cuando las personas mentian acerca de ciertas cosas.

Cuando la mujer decidió preguntarle su nombre el sujeto no dudo ni un instante en responderlo con total acierto, podía saber el nombre del sujeto por mera lógica debido a 3 cosas: El nombre por que lo llama su esposa, el apellido de su esposa y porque están casados, de allí cualquiera es capaz de sacar el nombre completo de una persona, no era necesario ser mister detective para hacer eso. -Tarokichi Suredda señorita, mucho gusto-. Dijo acercándose y extendiendo su mano.

Independientemente si se la apretaba o no, regresaría para ver qué la taza de café ya se había preparado y se la entregaba, pero después vio que junto a esa oración le habían preguntando también sobre su acompañante. -Ah, disculpe, soy algo despistado, mi esposa está en las aguas termales, cerca de aquí, si quiere podemos ir con ella para que aclare sus dudas-. Dijo sonriendo amigablemente.

-Y usted querida como se llama?-. Pregunto una vez más para seguir con el dilema.
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El ambiente para Kurami empezaba a ponerse tenso, aquel hombre actuaba con total naturalidad y amabilidad que hacía que el pensar de la chica creara más y más teorías sobre lo que estaba viendo.

- No… sucede nada… -

Obvio estaba mintiendo, por supuesto que sucedía, tenía en frente a un tipo que supuestamente estaba muerto y pudriéndose a varios metros de ahí. A pesar de todo, el hombre era amable y respondió con un total acierto a la interrogante de Kurami. Efectivamente, el tipo se llamaba Tarokichi Suredda, información que ella obtuvo de la mano de Kazuko cuando el Origami le dio los detalles de la misión durante su camino desde el barrio de los Origami hasta el risco.

Dudosa, la Origami estiró su mano para estrechar la de Yamuro, aunque se aseguró de reducir el toque a unos pocos segundos, de por sí la confianza de Kurami no era alta en las personas, mucho menos lo sería si sus sospechas de invasión estaban presentes sobre la persona que tenía en frente. Kurami recibió la taza de café que muy amablemente le ofreció Yamuro, aunque no bebió nada, talvez la bebida estaba envenenada y el hombre quería deshacerse de ella al saber que era una Kunoichi de la Roca.

- Soy Kurami… y no… de momento no iremos a ver a su esposa, primero me resolverá una duda… -

No podía esperar más, con cada minuto, sus ganas de descifrar el misterio se incrementaban. Sin soltar la taza de café, Kurami suspiró y miró al hombre fijamente a los ojos. La mirada de Kurami era penetrante y algo vacía, como carente de vida.

- A mí no me engañas… acabo de ver a alguien completamente idéntico a ti, muerto, a unos metros de aquí… ¿Quién eres en realidad? - Dijo en tono retador

Talvez estaba siendo demasiado impulsiva, su instinto le decía que aquel tipo no era normal y podría ser que fuera poseedor de una gran fuerza, un poder mayor al que Kurami podía manejar, pero tampoco podía dejar de lado el misterio. Sus instintos estaban al tope, su mano libre estaba cerca de su muslo a unos centímetros de su bolsillo ninja, totalmente lista en caso de que Yamuro resultara ser un invasor y quisiera atacarla al soltar su sospecha sobre su verdadera identidad.
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La shinobi de la roca de notaba confundida y algo nerviosa ante la aparición del sujeto que breves momentos antes había visto con San Pedro ahora vivo y coleando en su casa tranquilamente sin saber nada al respecto, o al menos eso se llegó a pensar pero no por mucho rato.

Mentía la chica, debía ser por el shock que estaba teniendo, pero para dejarle en blanco la mente no fue suficiente, debido a que su saludo fue correspondido aunque sea al menos unos momentos, toque que al sujeto le bastaba para el saludo.

Después de entregarle la taza de café, de la misma olla que había servido el de kurami el mismo se sirvió su propio café, matando toda sospecha de que estuviera algo allí que no debería estar, no tenía intenciones asesinas con el.

Apenas cuando vio a la Kunoichi, cuando daba un sorbo de café esta misma le había confrontado, revelando que había visto a un tipo muerto unos metros de allí con su misma apariencia, además de cuestionar su identidad, que bueno que los dotes de este tipo para la actuación e imitación son bastante buenos, para dar aire autenticidad se hizo el mismo un nudo en la garganta con la carne de su tráquea para ahogarse, haciendo pasar esto por una reacción sorpresiva, claramente esto al ser dentro del cuerpo del sujeto kurami no podía ver nada desde el exterior; gracias a esta acción Yamuro escupiria su café de manera inmediata y toceria un poco. -QUE?-. Gritó con una cara que decía toda la confusión de una persona en esa situación.

-Que que?, p-pero, es enserio? Que demonios...perame déjame ver si entendí... Dices que me acabas de ver muerto por ahí cerca?, pero eso es una locura-. Dijo mirando a todos lados, posteriormente a revisarse todos los lados del cuerpo e incluso levantando su camisa un poco para verse. -Pero yo estoy vivo que dice!?...-. No era verdadera pero si era bastante convincente el actuar de esa manera.

El escándalo no duraría mucho hasta que escucharon a a alguien cruzar la puerta, era Makoto, la esposa del difunto quien regresaba a su casa con una yukata ya complementemente relajada, los moretones se veían bastante aliviados aunque por todo el ruido se había preocupado de pronto. -T-Tarochiki que sucede?, quien es esta mujer?-. Pregunto algo nerviosa porque se podía tratar de algo grave.

-Ya en verdad diga, a que vino a nuestra casa...y espero sea lógica su respuesta-. Dijo acercándose y poniéndose de frente a Kurami, con tono molesto desde el exterior, en el interior se estaba divirtiendo mucho y más al saber que una shinobi como kurami empezaba a tener lo que podríamos decir "dudas existenciales".
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La mirada retadora y fría de Kurami fue desapareciendo poco a poco con la reacción de Yamuro, el hombre parecía no saber de qué le hablaban, obvio se estaba haciendo el loco, pero eso la chica no lo sabía. El hombre sin poder creer lo que la Origami le decía, comenzó a tocar su cuerpo por todos lados, hasta levantó parte de su camisa solo para darse cuenta que estaba totalmente vivo y en perfecta salud.

La mente de Kurami estaba llena de pensamientos sobre qué estaba pasando, la tan buena actuación de Yamuro hizo dudar a Kurami de su propia palabra, si, había visto a Tarokichi muerto a metros de ahí pero ahora tenía en frente a Tarokichi totalmente sorprendido por lo que le estaban diciendo, hasta pensarían que la Kunoichi estaba loca, si lo estaba, pero no tanto como para inventar algo como eso.

La confusión de Kurami era tanta que no se dio cuenta que la mujer a la que había venido a buscar en primer lugar ya había llegado a la casa preguntándole a Yamuro-Tarokichi que era todo el lío que se estaba formando y obviamente como cualquier novia, o esposa en este caso celosa, le preguntó sobre la identidad de Kurami. La chica no pudo formular una palabra pronto puesto que el cambia formas ya estaba frente a ella, aparentemente molesto, exigiendo una explicación a la visita de la Kunoichi.

(¿Qué… ¿Que está pasando?)

- Yo… inicialmente vine a esta casa con el único propósito de informarle a usted - Señaló a la esposa de Tarokichi por un lado de Yamuro - Que su esposo había sido encontrado muerto esta mañana en un risco a veinte metros de aquí… pero… ahora… no sé qué pensar… -

Kurami se rascó la cabeza con su mano libre para después beber el café en la taza rápidamente, obvio sintió los efectos del calor en su boca, labios, garganta y estómago, pero eso lo hizo en un arrebato de nerviosismo.

- Es más… podemos ir al risco para que vean que no miento, un amigo está ahí… ambos tuvimos la misión de investigar… -
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Tarokichi estaba confuso, decían que lo habían visto muerto cerca de allí, aunque fuese en actuación esta misma era muy convincente, le estaba haciendo dudar a la chica, incluso estaba por unos momentos engañando se a sí mismo, que cosas no?.

-Me van a responder?, quién eres tú y que haces en mi casa?-. Dijo mientras se empezaba a molestar aquella mujer, había salido de un baño relajante y no estaba creyendo que su esposo estaba en su casa con otra mujer haciendo no se qué cosas. -Makoto acaso me haz visto muerto alguna vez?-. Pregunto teóricamente por si su mujer sabía algo de eso pero no recibió una respuesta puesto que ella se había quedado en shock por unos momentos. -Porque te quisiera ver muerto?, nunca te he visto así y nunca espero verte así-.

Dijo mientras se acercaba, todo esto mientras kurami tenía un dilema en su interior, pero decidió prestar atención en kurami, al ver que era señalada con la noticia de que su esposo había muerto y su cuerpo había sido encontrado en un risco. -Que...que, que que que?-. Menciono ya en crisis, pensaba que se estaba por volver loca en cualquier momento, ya no estaba creyendo en lo que escuchaba, aunque para la mujer ciertas pistas encajaban ya, aunque no era momento de decirlas tan temprano. Cuando fue mencionada la propuesta sobre ver el cuerpo, Yamuro solamente asintió para terminar con esto de una sola vez, aunque nada más tenía que pedir algo. -No es necesario que vayas, yo terminaré con estas patrañas de una sola vez, tu descansa y relájate aquí, el desayuno lo tienes en la mesa-. Dijo mientras le indicaba a Kurami que fueran de una sola vez, empezando a seguirla cuando arrancaran.

A regañadientes Makoto había aceptado, estaba con su dilema mental y tenía que formularse preguntas a sí misma, quien o que era con lo que estaba viviendo ella hace unos días?, porque, viendo el cambio repentino en su esposo que alguien lo estuviera suplantando era una posibilidad muy real.
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Luego de la pequeña escena armada dentro de la pequeña cabaña en donde, obviamente, la mujer tampoco podía creer que su esposo estuviera muerto cuando justo en ese momento lo tenía en frente, Tarokichi y Kurami abandonaron el lugar, dejando a Makoto sola tomando el desayuno.

El camino de la cabaña al risco fue un poco tenso para la Origami quien caminaba a un lado de Yamuro disfrazado. Ella no era de romper el hielo cuando el ambiente se pone tenso, usualmente, ignora por completo a las personas con quienes llega a caminar, pero esta vez, sentía una necesidad de romper con aquel ambiente.

- Espero no seas una clase de invasor y realmente seas el Tarokichi real, aunque… si lo fueras… supongo ya me habrías matado… -

La chica podía sentirlo de alguna forma, su instinto le decía que aquel Tarokichi no era una persona normal, se trataba de alguien más importante que un simple aldeano borracho y agresivo. No tardaron mucho en llegar al risco, lugar en donde Kazuko aún se encontraba sentado sobre una piedra a unos escasos metros del cuerpo del Tarokichi real. El sonido de las pisadas sobre el camino de tierra sacó a Kazuko de sus pensamientos, el Origami Jounin se levantó y se giró y como era de esperarse, su asombro fue tal que no pudo pronunciar palabra alguna en ese momento.

Alguien completamente idéntico al cadáver que tenía a un lado se encontraba de pie, totalmente vivo a un lado de Kurami. Kazuko se talló los ojos un poco intentando aclarar su vista y esperando que aquello solo fuera una mala pasada de su visión deteriorada, pero no, Tarokichi estaba frente a él.

- El… Él es Kazuko, el amigo que te dije que se encontraba junto a “tu” cadáver - Dijo Kurami señalando a Kazuko y luego al cadáver.

- Esto… es imposible… tu estas muerto… ¿Qué diablos pasa aquí?... - Dijo el Origami totalmente confundido, tal cual como Kurami en el momento que vio por primera vez a Yamuro en la cabaña.
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La mujer se quedó resignada en su asiento preocupada de todo lo que estaba pasando, no entendía nada, porque se había encontrado el cuerpo de su esposo muerto cerca de allí?, pero estaba allí...estaba vivo, no debía preocuparse...no?.

Y si solamente tal ves el no era real?, se estaba volviendo loca?, o algo estaba en su casa, junto a ella, viviendo, comiendo y durmiendo junto a ella sin darse cuenta, esos pensamientos le revolvían la mente mientras ambos sujetos salían del perímetro de la casa. 

-Es un chiste de mal gusto que me hayas sacado de mi morada para esto señorita, pediré su revision psicologica si llego y no hay nada-. Dijo pero como sabía el mismo se había sacado esas palabras de la boca al llegar y ver al cadáver, para más autenticidad se le pusieron los ojos como platos como si una persona estuviese a punto de gritar ante la situación. -Como es posible...-. Dijo con una expresión horrorizada en su rostro.

-Obviamente me estás viendo aquí, ahora se podría explicar porque está "mi" cadáver aquí?-. Dijo en tono de molestia, aunque se esperaba unas reacciones comunes durante el siguiente lapso de tiempo.
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