The benning [Aoi]
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15 de Enero del 16 D.K
País del Fuego, Konohagakure, Afueras de la Aldea
— ¡HAAAAAH! ¡QUE BUEN RAMEN,  MALDICIÓN! — El escandaloso Denji, todas las mañanas solía comerse un buen tazón de ramen del mítico, antes sencillo puesto de comida, Ichiraku ramen. Hoy era su día libre, y como buen Imperial, siempre busca estar en forma, con lo que eso significa batirse en duelo amistoso contra Ninjas de su categoría — no es como si existiese uno — Sí, claramente no existe alguien con su poder y don único. Un don equiparable a los míticos Kekkei Genkai, desarrollado por un poder ciertamente maligno. Raiden no es más que una maldición, aquella peculiaridad lo mantiene mayormente aislado y hasta ahora no ha tenido la oportunidad de tener un equipo o tener amigas y amigos, nada de eso. Que no sea capaz de controlar la electrificación constante del chakra especial que nació en él, gracias al accidente. — ¡Muchas gracias, inútil! — Dejó el tazón a un lado, y una jovencita de ojos rojos lo tomó con timidez, aunque estaba disgustada por lo que dijo el buen Denji. Los moñosformaron un fino hilo de electricidad, en esa parte donde sus cabellos desaliñados están separados. 

Luego de varios minutos de conversa, con compañeros y compañeras de la hoja, entre risas y malas caras — Denji nunca cae bien — él se retiró para iniciar su entrenamiento matutino. Caminó por la Aldea, en lo que los rayos del cálido sol golpeaban su blanquecina y descuidada piel. Él no se molestaba en saludar, sólo caminaba de una forma genial hasta que finalmente salió a donde la mayoría de las personas tienden a entrenar. Cuándo entró al bosque, fue dirigiéndose entre saltos veloces por los árboles, hasta que finalmente llegó hacia aquel descampado: una zona libre y un campo abierto lleno de muñecos de paja dañados y golpeados, Denji se acercó a uno percatandose, de que recientemente fue utilizado para entrenar.




Entre la lejanía, su voz escandalosa se escuchaba como siempre " ¡Raikiri!" una y otra vez, hasta que gran parte de los muñecos fueron cortados limpiamente desde el torso. El muchacho pelician y ojos extrañamente brillantes, portaba un Bō oscuro en la espalda.
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Tras experimentar una notable frustración por tener que retornar a Konoha a rendir informes presenciales, los ánimos del joven Aoi estaban por el suelo. Es decir, no es que la aldea le desagradase, pues de modo alguno sentía algún odio o asco a la tierra que lo acogió, pero el explorar el mundo era tan divertido y, enfrentarse a rivales de todos los tipos era muchísimo más ameno que pasar sus días asesinando criminales en el País del Fuego, que lejos de ser un reto, era otorgarle una muerte piadosa a personas que lejos estaban de tener un nivel de vida siquiera digno. Es más, los grupos criminales estaban tan debilitados al lado de la fuerte Aldea de la Hoja comandada por Aiko Nezu, que la mayoría solían morir de hambre o intentando asaltar fortalezas en busca de medicamentos y provisiones.

Él, en cambio, disfrutaba de las buenas recompensas que había cobrado tras asesinar a una familia criminal del País de los Fideos, en un viaje que estuvo plagado de sujetos exóticos y extraños, de esos tipos repugnantes que se encuentran en las subastas y eventos del bajo mundo en los países más mafiosos del continente. Pero estar en la Hoja lo hacía aburrir y lo enfurecía un poco, pues la Hokage había retrasado su rendición de cuentas hasta el lunes siguiente. Por ello, acudió aquella mañana muy temprano a los campos de entrenamiento de las afueras, en busca de algún pobre diablo con el que descargar su frustración acumulada.

Nada. Tras pasar allí unos treinta minutos, golpeando un poco y rompiendo los muñecos y lianas, el de ojos ámbar se dispuso a emprender la retirada para ahogar sus bajos instintos en algún otro pasatiempo. Quizá gastar su dinero en la zona de comercios sería una buena forma de matar el rato, intentando obtener algún artículo de colección o negociar por algo extravagante. Pero ya alejado varios metros, correteando entre las ramas de los árboles, el primero de una serie de gritos se oyó a sus espaldas, donde antes había estado. Los pájaros comenzaron a volar, huyendo despavoridos, y el siguiente gritó se oyó. — ¿Raikiri? — Se preguntó mientras una media sonrisa se formaba en su rostro. "Un usuario Raiton... y de los buenos, o al menos lo suficiente como para estar entrenando una técnica tan mortal". Seguramente una de las técnicas insignia de aquel bastión ninja. Quien la dominase seguramente llamaría la atención de Aoi, pues podría ser un digno rival.

Presa fácil para desquitarse no sería, o al menos no un pobre ratón que cazar, por lo que el joven dio media vuelta y volvió corriendo hasta la zona de entrenamiento. Se posicionó en un árbol con clara vista hacia el evento que sucedía, y visualizó a Denji arremetiendo contra los muñecos. Si bien no era el más avispado y no había estado en la aldea mucho tiempo, una figura tan particular, con técnicas de rayo y con un bastón a la espalda sólo podía ser alguien de su generación. Bueno, no era exactamente de su edad, sino un poco mayor, pero Aoi había escalado tan rápido entre las filas de Konoha, que se podía decir que ambos estaban en niveles similares. ¿O no? Jamás lo había enfrentado, pero sabía que su chakra era detestable para cualquiera: una molestia que solía complicar las cosas siempre. — El día está eléctrico, Denji-san. — Comentó desde su posición mientras abandonaba las cuclillas para ponerse de pie y sonreírle. Quizá el peliblanco no lo conocería, pero él sí había oído de él. Como Jounins de Konoha, ambos tenían cierto "renombre" entre los recién ascendidos, y eran superiores de todos los Chunin que existían, y sin duda no habían llegado ahí por casualidad. — ¿Vemos quién lanza el Raiton más potente?
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Los relámpagos, imbuidos con el chakra del chico de ojos cian, chispoterreaban y algunos ascendían hasta los cielos. El último muñeco de paja, fue atravesado exactamente donde debería estar el hígado. El corazón es una muerte instantánea, pero no es el único punto vital existente en el cuerpo humano. Los años pasan y al fin ha refinado todos y cada uno de sus movimientos, lo que le ha permitido escalar en la jerarquía de la Hoja. Si bien, no fue siempre el más atento de su clase, a la hora de actuar, por instinto, Denji pensaba frío y sin dudas, más aspectos letales lo fueron formando como un "despiadado" militar, que simplemente usa su posición para verse intocable ante pobres ideales rebeldes  " La conexión de rayos está... ¿!!!!?' Pensamiento cortado debido a la interrupción de Aoi. Denji, atento, se giró hacia donde provenía tal voz, de manera que el Jōnin jovencito del que había escuchado varias veces se encontraba en el descampado. ¿Era un día de suerte?.


— Claro, estás en lo correcto, Aoi-kun, mi presencia electrifica lo que sea. — La técnica, cortador de relámpagos, lentamente se desvaneció, permitiendo que la piel y ropajes dejaron de brillar. No había tenido la oportunidad de participar en alguna misión con el Jōnin, pero por como van las cosas en la Aldea, puede que pronto suceda. Es cierto que qmbos son absurdamente superiores a cualquier rango bajo. Ser Jōnin no solo necesita fuerza, también se necesita un agudo intelecto y capacidad para responder ante cualquier situación que ponga en riesgo, la misión o compañeros. Una dura elección, que sólo aquellos con cabeza fría, eligen irse ser Ninjas del pasado. Aoi, es la clase de persona que con sólo su mirada transmite poder e inteligencia. — ¿Estás seguro? — Trazó sellos y levantó el dedo índice acumulando chakra rayo, el cual tomó la forma de una esfera.  Claramente, Denji aceptó el reto y así lo demostró lanzando el rápido proyectil hacia el muchacho y tomó una postura de combate que recordaría mucho a al Taijutsu básico, pero eso no quiere decir que el uso de Denji sea básico. Él es conocido por luchar como un mantis: golpear rápido y cazar un punto débil. No se quedaría a esperar para ver que sucede, por lo que corre por el descampado, manteniendo cierta distancia. Él sonreía con emoción y desafío, no todos los días tenía la oportunidad de medirse contra un camarada de la misma Aldea.

Dai Raikyuu


Estadísticas de Denji


Chakra: 1018/1038
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Con una sonrisa muy amplia, asintió, algo emocionado por poder lanzar un Raiton contra algo vivo. — Je. — Aoi flexionó las rodillas y esquivó aquella bola de un metro de diámetro de un salto lateral, que además lo hizo descender del ramal de aquel árbol surgido de la madre tierra. Tocó el suelo con su zurda en el bolsillo, de la que salió un puñado de shurikens que fueron a parar directo a la posición hacia la que se movía Denji, intentando interceptarlo u obligarlo a cambiar su ruta. Exactamente iban dos a la altura de sus piernas, tres a la altura del torso y dos a la altura de su cuello/cabeza, haciendo un total de 7 estrellas ninja.

Aoi los lanzó y a la par comenzó a correr en la misma dirección, pero aprovechó el momento en que los shurikens pasarían por la altura de Denji para flexionar sus rodillas y, tras hacer un sello, impulsarse con un salto frontal hacia adelante. Chakra raiton se acumuló en su puño derecho, haciéndose visible al ojo humano. Iba directo a intentar golpear a Denji, pero en plena trayectoria, un par de metros antes, agachó el tren superior, provocando que su cuerpo se precipitara hacia abajo, e impactando con su puño en el suelo. El gran chakra eléctrico que había reunido fue tal, que resquebrajó el suelo en 5 metros a la redonda, intentando con ello impactar al de cabello blanco, y esperando haber hecho una finta eficaz para despistarlo. Desde abajo formó una sonrisa desafiante, y con su zurda sacó del bolsillo una bomba de humo que dejaría caer en su posición.

Atsukau no Jutsu

OFF
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No esperaba menos del buen Aoi, la rapidez con la pudo evadir la esfera eléctrica, asombró a Denji. Pero, él es la persona más egocéntrica y engreída que te puedes encontrar. — Hmpf. Puedo hacerlo mejor. — Una sonrisa se dibujó en sus labios. En plena carrera, metió ambas manos en sus bolsillos, sosteniendo shuriken entre sus dedos. Sólo fue un lanzamiento rápido y preciso, cruzando los antebrazos frente a su pecho. La rapidez de estas, no era algo que podría subestimarse, y así sucedió, impactando contra los proyectiles de Aoi, escuchándose el sonido metálico al chocar.


Un verdadero Ninja, usa todas las herramientas de las que disponga.


Cuando Denji se percató de que Aoi se lanzó en carrera hacia él, rápidamente frenó, derrapando ligeramente y dejando una línea de humo, pues corría a su máxima velocidad. — ¡Aquí voy, perdedor! — No esperaba que saltase de esa forma, peor aún, realizó un sello antes. El sonido característico al finalizar el sello final de una técnica lo alertó. Tomando el bastón y realizando movimientos a una velocidad casi imperceptible, ante ojos comunes y corrientes. Avanzó corriendo como un lunático causando una destrucción en un amplia área, y en el proceso esperaba pegarle unos buenos bastonazos veloces a diferentes partes de su cuerpo. Desatando un choque potente entre fuerza bruta y chakra. El destello y explosión alertó a los Shinobi y viajeros cercanos, pero al tratarse del área de entrenamiento, no lo vieron como una amenaza. Tal vez, eran unos Genin o Chūnin midiendo sus fuerzas, pero no era así, el dúo más fuerte de la hoja está combatiendo uno contra uno.

Tankobu Saiten


El inicio de una rivalidad. Un choque entre los prodigios de la actual generación. ¿¿¡¡Quién ganará!!??.

Denji, realiza un veloz salto hacia el lateral derecho, y maniobró en el aire, girando el tronco y cuerpo en su propio eje de rotación para expulsar una fuerte ráfaga de viento a su alrededor, al mismo tiempo que metió la mano en sus pertenencias para tomar cuatro shuriken, lanzandolas en un arco hacia donde suponía que está Aoi. El Ninja no decide acercarse aún, pues no quería ser víctima de alguna trampa. Por lo que fue astuto y mantuvo su posición, con sus manos desnudas y una posición de combate. — Ya déjate de tonterías. ¿Eso es todo tu poder? ¿¡¡EH!!? ¿¡¡AOI!!? —. Vociferó en voz alta, esperando provocarlo.

Shinkūha

off rol
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La onda expansiva de su puñetazo eléctrico hubiese golpeado a Denji, de no ser por la precaución del peliblanco que comenzó a lanzar bastonazos, también en un intento de golpearlo a él cuando se le iba encima. Tanto por las ganas de Aoi de sorprender como por las ansias de Denji de cortar su ataque, fortuitamente sus fuerzas se anularon. Apenas un roce del bastón logró rasgar la chaqueta del peliazul, mientras este soltaba una sonrisa a la vez que se ocultaba en una bomba de humo.

Pero justamente aquella última acción fue la que lo condenó, pues recibiría una corriente de Fuuton de su oponente que no podría ver, y tan solo la sintió cuando llegaba a su posición, atravesando la voluta de humo. Su propio impedimento visual para ocultarse había sido su verdugo. — Tsk. — Aoi chasqueó la lengua. La técnica de viento también logró disipar la bomba de humo, así que notó claramente cómo Denji tomaba los shuriken y los lanzaba un arco hacia él. Metió la zurda al portakunais respectivo y tomó uno de estos puñales, aprovechando su destreza para desviar las armas arrojadizas con mucha clase, mientras se alejaba un par de metros de un salto hacia atrás, para ganar distancia también.

Exactamente buscaba alejarse unos 7 u 8 metros más de su rival, para quedar a unos 10 metros, exactamente. Mientras saltaba, lanzó el kunai con el que había desviado los shuriken directo al rostro de Denji. Contrario a lo que el peliblanco esperaba, no logró provocar ni enardecer el espíritu de Aoi, que simplemente carcajeó ante el comentario. Tras lanzar el kunai, se dedicó a formar una cadena de sellos en el aire y hasta que aterrizó, frenando con sus talones y derrapando. Finalizó los sellos y se tronó el cuello, esperando por el próximo movimiento de su rival. Lo había golpeado, sí, pero todavía estaba lejos de caer.

OFF
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