[Rango D]La Fuga del Fauno.
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Última modificación: 11-12-2023, 11:42 PM por Kazu Sarutobi.
14.00PM
La tarde caía sobre el accidentado tren del circo, el cielo oscureciéndose por nubes negras que presagiaban una tormenta inminente. A pesar de que eran apenas las 14:00 horas, la densa capa de nubes creaba un ambiente inusualmente sombrío. Los heridos, en su mayoría artistas urbanos y trabajadores del circo, eran llevados a pueblos cercanos con instalaciones médicas para recibir atención.

A unos 50 metros del tren volcado, Kazuki Sarutobi, un chunin de aspecto calmado, observaba la escena con detenimiento, y paciencia. Cerca del borde del extenso bosque, Kazuki notó cuando tres genin de diferentes aldeas llegaron a la escena. La lejanía de los pueblos y la proximidad del bosque complicaban la situación, pero la tarea era clara: encontrar y recuperar al oso desaparecido, Freddy.

¡Bienvenidos a esta misión, jóvenes.!– exclamó Kazuki, atrayendo la atención de los genin reunidos. –Hace aproximadamente dos horas, el oso Freddy se perdió en ese bosque– señaló con simpleza hacia la vastedad verde que se extendía ante ellos. –Ustedes, genin de diferentes aldeas, serán fundamentales para encontrarlo y traerlo de vuelta. Si ataca, intenten neutralizarlo sin causarle daño. ¡O nos matan!– advirtió con severidad, dejando claro el riesgo que implicaba enfrentarse a un oso. Ahora, el lider decide presentarse ya de forma formal ante ellos. –Me llamo Kazuki Sarutobi. Su voluntad de ayudar y completar esta misión será de gran ayuda. Trabajaremos juntos para localizar y recuperar al oso desaparecido. Recuerden, nuestra prioridad es la seguridad, incluido el oso. Si sé complica demasiado, nos vamos a reagrupar, y tomar otras medidas.– enfatizó mientras entregaba una radio al genin que estaba al frente del grupo (El primero que postee).

Si lo encuentran y lo atrapan, hablen por la radio y trataré de llegar lo más rápido posible. Ahora, ¡vamos! Cada minuto cuenta.– instó Kazuki, indicando que la búsqueda del oso perdido comenzaba en ese momento. El bosque era eterno a la corta vista de ellos, podían intentar muchas formas, sin embargo, debían adentrarse si deseaban finalizar correctamente la misión. 

Datos
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La tarde caía sobre el accidentado tren del circo, el cielo oscureciéndose por nubes negras que presagiaban una tormenta inminente. A pesar de que eran apenas las 14:00 horas, la densa capa de nubes creaba un ambiente inusualmente sombrío. Sora, un genin de Kirigakure, llegó al lugar. El viento soplaba, llevando consigo un aire fresco y húmedo típico de su aldea natal, pero la tensión en el ambiente no pasó desapercibida. La escena del tren volcado y los heridos evacuados generaban una aura de urgencia. La proximidad del bosque añadía un toque de misterio y peligro al entorno.

El chunin Kazuki Sarutobi, de aspecto calmado, lideraba la misión. Sora observó con atención al líder mientras señalaba hacia el extenso bosque. La simpleza con la que Kazuki describió la situación contrastaba con la gravedad de la tarea: encontrar y recuperar al oso desaparecido, Freddy. Las advertencias sobre el peligro que implicaba enfrentarse a un oso resonaron en la mente de Sora, quien absorbió cada palabra con seriedad.

Al presentarse con sus compañeros genin y con Kazuki, Sora mantuvo su expresión serena y respetuosa. — Soy Sora, de Kirigakure. Estoy listo para trabajar juntos y encontrar a Freddy — anunció, transmitiendo confianza y disposición para la misión. Quedando atento a la reacción de sus compañeros de diferentes aldeas, y la diversidad del equipo no pasó desapercibida para Sora, quien veía en ella una fuerza única.

La entrega de una radio al genin al frente del grupo marcó el inicio oficial de la misión. Kazuki, con un tono serio, instó a la comunicación constante y a la necesidad de actuar con rapidez. Sora asumió el dispositivo con determinación, reconociendo su importancia en la coordinación del equipo.

Al adentrarse en el bosque, Sora evaluó el entorno. La penumbra del bosque, combinada con la inminente tormenta, creaba una atmósfera inquietante. La vegetación se cerraba en torno a ellos, creando un laberinto natural. El suelo cubierto de hojas crujía bajo sus pies, y la sensación de estar en terreno desconocido se acentuaba. Sora, acostumbrado al paisaje marítimo de Kirigakure, se sentía desafiado por la vastedad y la complejidad del bosque.

En el grupo, compartió breves intercambios con sus compañeros mientras avanzaban. La camaradería nacía en medio de la adversidad, y Sora notaba cómo la confianza mutua se construía paso a paso. Kazuki lideraba con experiencia, indicando la dirección y marcando el ritmo de la búsqueda.

En el silencio del bosque, Sora reflexionó sobre la misión. — (Enfrentarse a un oso no es algo que se presente todos los días. Pero estamos aquí para ayudar y proteger, incluso a Freddy. Espero que podamos encontrarlo sin mayores complicaciones y regresar a salvo.) — pensó mientras continuaba adentrándose en el oscuro bosque en busca del oso desaparecido. La incertidumbre flotaba en el aire, pero la determinación de Sora y el espíritu de equipo guiaban sus pasos en la misión encomendada por Kazuki Sarutobi.
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El clima prometía dificultar la realización de la misión, no obstante, estaba preparado para cualquier revés.

Llegó al punto de reunión establecido a la hora pactada, en la ubicación seleccionada, la cual se ubicaba a escasos metros del lugar del accidente. Habían designado como líder de la misión a un tal Kazuki Sarutobi, un nombre que le sonaba de haberlo escuchado en algún sitio, de los otros dos integrantes de la misión, los que procedían de otras villas, no sabía nada.

El Chuunin les dio la bienvenida y aprovechó para presentarse y rememorar unos cuantos aspectos a considerar a la hora de que los ninjas desempeñasen su labor, entregándoles unas radios que servirían para que los integrantes de aquel escuadrón se mantuviesen comunicados en todo momento.

Estaba dispuesto a tomar la iniciativa a la hora de continuar con las presentaciones como miembro del país anfitrión, cuando el sujeto que pertenecía a Kirigakure se le adelantó. No pudo evitar encontrar cierto parecido entre aquel chico y él. Ambos parecían ser de la misma generación, dos jóvenes polluelos recién salidos del cascarón, capaces de llevar las órdenes a cabo sin cuestionar a sus superiores. Los altos mandos de las tres villas habrían tenido en cuenta los tres perfiles para elegir a sus miembros de forma que existiese cierta sinergia que ayudase a que la misión fuese un éxito.

Mi nombre es Shin. Estoy a sus órdenes capitán.

Tomó su radio y se la colocó de forma que pudiese comunicarse con el resto del equipo sin que le entorpeciese.

La misión comenzó cuando el equipo se dispersó por el bosque. El ambiente estaba cargado y con mucha humedad, además las nubes entorpecían aún más la visibilidad en la penumbra que se formaba bajo la espesura de aquel extenso manto de vegetación, aunque el no tendría problemas para orientarse bajo ningún modo, no en las tierras en las que había nacido y crecido y, mucho menos, con el poder ocular que le había sido heredado.

A la hora de la verdad, fue él quien tomó la iniciativa, a la hora de apoyar a sus camaradas.

La fauna y la flora de este lugar se presume que es muy diferente a la de vuestros lugares de origen, os recomiendo que tengáis cuidado si no queréis llevar una sorpresa desagradable —comentó a sus compañeros a través de la radio, presionando un botón lateral que estaba ubicado cerca del lóbulo de su oreja derecha —. En el lapso de tiempo que el objetivo lleva desaparecido es bastante probable que necesite buscar alimento y una fuente de agua, si nos guiamos por el principio de instinto de supervivencia del reino animal. Quizás deberíamos seguir cierta lógica a la hora de seguir sus pasos.
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La primera aventura de Ryota en el país del fuego, algo que el chico esperaba con ansias aunque su rostro no lo reflejara. La realidad es que el jovencito no sabía cómo reaccionar a todo lo que había visto (Y estaba viendo) en el viaje, ni siquiera cuando llegó al lugar acordado previamente. El balde de agua que lo trajo de vuelta a la realidad fue la visión del tren volcado, lo que le recordó que estaba aquí para trabajar en lugar de turistear. El cielo se oscurecía y los heridos comenzaban a dejar el lugar para atender sus heridas en pueblos cercanos, Ryota se sentía aliviado por el hecho de que, aparentemente, no había fallecidos tras el accidente, que probablemente debe haber sido horrible para las personas que lo vivieron en carne propia. Como era de esperarse, todo parecía indicar que habían animales que habían huido despavoridos al ver sus celdas abiertas, probablemente su misión sería encontrar y capturar a dichos animales o ayudar a los heridos.

No muy lejos del lugar, al borde de un bosque que parecía muy frondoso, había un shinobi que esperaba pacientemente por el apoyo. Ryota se acercó con tranquilidad al mismo, notando que otros dos shinobi también iban hacia él, ¿Compañeros de equipo quizá? Era lo más lógico y eficiente, mientras más fueran, más posibilidades tenían de completar la misión exitosamente. El shinobi que los esperaba se presentó como Kazuki Sarutobi, quien pronunció un breve monólogo antes de dar las instrucciones de la misión. Ryota escuchó atentamente sin pronunciar una sola palabra ni cambiar su expresión facial, no quería perderse ningun detalle para evitar que algo pudiese pasarsele por alto mientras estuvieran operando. Fue entonces que llegó el momento de presentarse:

-Mi nombre es Ryota Asano, me siento honrado de trabajar con ustedes- comentó el joven albino haciendo una reverencia a los tres en señal de respeto, aunque su rostro no cambiaba ni en lo más mínimo. El muchacho esperaba que eso no significara un problema comunicativo al momento de interactuar con sus compañeros, puesto que sus palabras podrían ser malinterpretadas si se expresaba de mala manera y/o sin tomar en cuenta su rostro inexpresivo. Algo de lo que no era consciente, sin embargo, es que ese rostro lo hacía ver más como un niño ingenuo y curioso que como un chico serio.

Una vez todos estuvieron listos la misión finalmente comenzó. Ryota siguió a su líder sin rechistar, no parecía sentirse incómodo con seguir a un ninja de una aldea ajena a la suya, si eso incrementaba el porcentaje de éxito de la misión le bastaba y le sobraba. Esperaba de corazón poder ser de ayuda para que todos pudieran volver sanos y salvos a casa. Escuchó con atención las palabras de sus compañeros sin emitir una opinión, parecían muy centrados en el objetivo. Uno de ellos parecía conocer muy bien el ambiente en que se iban a meter, probablemente era un ninja local, uno que podría darle información valiosa para mejorar su despliegue en el bosque.

-Entonces nos convendría buscar un rastro cerca de algún río o laguna- comentó ante las palabras del ninja local. Su tono de voz era bastante pacífico y calmo, pero podía notarse cierta seriedad en sus palabras. -¿Saben si hay algun río cerca de aquí?- preguntó a continuación para ver si podía orientarse mejor.
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Kazuki asiente y lidera el grupo hacia el oscuro bosque, siendo consciente de la inexperiencia en los rostros de los jóvenes ninjas. Con la escasa luz que penetra entre las densas nubes, Kazu decide dividir el equipo por que no va ser posible abarcar todo –Hay un rio...creo que laguna se dice correctamente, está al sur a 800 metros más o menos, yo me dispondré a irme directo a lo profundo del bosque, ustedes investiguen y avisen cualquier cosa.–. Él se adentrará directamente en el bosque mirando con una larga sonrisa a los jovenes genin, mientras les indica a los demás que vayan al sur, para buscar posibles pistas.

El líder quería observar cómo toman decisiones sus compañeros en esta situación sin un chunin a cargo. Mientras avanzan, notan pisadas en el suelo, rasguños en algunas ramas y la forma de la pata del oso, sugiriendo un posible camino. Sin embargo, algo llama la atención: se ven dos tipos de pisadas que se separan. Una va hacia el río y la otra se dirige hacia la salida del bosque, a unos 2 kilómetros de distancia a una posible ruta.

Si optan por ir al río, descubren una hermosa laguna que resalta el espacio que dejaba entrar esa luz grisácea de las nubes, siendo la laguna una radio de 22 metros, en el otro lado, había unos  movimientos en la vegetación que eran llamativos, y rápidos, hay alguien que los vió y decidió escapar...¿será así?. Las pisadas en la zona tienen la forma correcta para agregar datos a esta zona.  Por otro lado, si deciden seguir el  otro camino, notan una tranquilidad acechante y ven pisadas iguales pero de más tamaño. Mientras avanzan, divisan a un oso sentado sobre una piedra plana. Aunque parece cansado, su postura es firme y no muestra signos de ser un oso pardo común por la postura que tiene...Aunque que se sabe, es hora de atraparlo con cuidado y no hacerle daño.


Datos
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Sora evaluó la situación mientras avanzaban hacia el oscuro bosque. El liderazgo de Kazuki era evidente, pero también se percató de la inexperiencia en los rostros de los jóvenes ninjas que conformaban el equipo. La idea de dividir el grupo para abordar ambas pistas le pareció una estrategia prudente.

Escuchen, creo que sería eficiente dividirnos. Uno de nosotros podría seguir las huellas hacia la laguna, mientras otro se encarga del camino que lleva a la salida del bosque. Cada pista parece indicar una dirección diferente, y podríamos cubrir más terreno así. Además, si encontramos algo significativo, podemos comunicarnos por radio para coordinar mejor nuestras acciones. — propuso, buscando la aprobación de sus compañeros.

Miró a Shin y Ryota, esperando sus reacciones ante la sugerencia. La decisión de Kazuki de adentrarse directamente en el bosque dejaba a los genin con cierta responsabilidad en la toma de decisiones. Sora se sentía motivado por la oportunidad de demostrar su valía y habilidades estratégicas.

Shin, ¿te animas a seguir las huellas hacia la laguna? Ryota, tú podrías explorar la pista que lleva a la salida del bosque. Yo me encargaré de buscar más evidencias en el camino que Kazuki tomará. Así, mantendremos la comunicación constante por radio y podremos ajustar nuestro enfoque según lo que descubramos. —añadió, proyectando un plan claro para el escuadrón.

Sora sabía que cada elección podría conducir a resultados diferentes, y la efectividad del trabajo en equipo sería crucial para el éxito de la misión. Con su cuerpo listo para la acción y la determinación brillando en sus ojos, esperó la respuesta de sus compañeros antes de emprender su parte de la búsqueda en el oscuro bosque.
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Su idea no fue desestimada. Aquel grupo de ninjas no sabía con quien trataban, pero aquellos que habían tenido la ocasión de conocerle sabían que era un estratega nato, alguien que gracias a su inteligencia y su capacidad analítica podían sacar provecho de la mayor parte de las situaciones, incluso de aquellas que se presentaban complicadas.

El líder del escuadrón fue el primero en tomar una decisión, en base a la información conocida, internándose en la parte más profunda el bosque para explorar. El albino asumió el rol de liderazgo en ausencia del capitán, como si alguien le hubiese designado para ello. Estaba claro que quería demostrar su valía y completar aquella misión con éxito, pero se estaba extralimitando en sus funciones. Por otra parte, una cosa estaba clara, no era el momento ni el lugar para tener un duelo de egos con él ni con nadie, así que decidió seguir su plan, no podía permitirse el lujo de que el cuarteto perdiese la cohesión por su culpa.

De acuerdo —respondió con firmeza —. Os mantendré informados si descubro algo importante.

Antes de que nadie pudiese añadir algo más se separó del grupo, dispuesto a tomar rumbo hacia el lugar que le había sido sugerido. El rastro que conducía hacia el río todavía estaba fresco, cualquier persona con un mínimo de conocimientos podría seguirlo sin tener mayor problema. Por la naturaleza de la misión no era necesario reunir un escuadrón y, mucho menos, solicitar la colaboración de otras villas, existían intereses ocultos que desconocía.

No tardó demasiado en llegar al río, que para su sorpresa, conectaba con una laguna circular. Fue entonces cuando unos movimientos en la naturaleza llamaron su atención. Alguien o algo había reparado en su irrupción en aquel lugar y había decidido alejarse de allí. Sonrió. La cosa se estaba poniendo interesante, era el momento de sacar a relucir sus habilidades. Las venas alrededor de sus ojos se marcaron de sobremanera, con el aumento del flujo de la presión sanguínea y sus pupilas se agrietaron.

No puedes escapar de mi mirada.

Sin más dilación, se propuso a localizar a su presa para darle caza.
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Ryota solamente asintió al escuchar las palabras del ninja de apellido Sarutobi. Hablaba con seguridad, pero no usaba un tono autoritario al pronunciar sus palabras, algo que al chico de kumo le caía en gracia pues no se sentía forzado a actuar, se notaba que el ninja no venía a imponer su mandato sino que dispuesto a cooperar. Uno de sus compañeros genin, Sora para ser exactos, propuso rutas a seguir por cada individuo del grupo. Tenía razón en sus palabras, dividirse era el método más eficaz para cubrir un área mayor en este enorme bosque, donde no podían descartar tampoco el hecho de que podrían encontrarse con algún animal peligroso o una trampa. Cuando se le preguntó si podría revisar el rastro que llevaba hacia la salida del bosque, Ryota asintió en silencio y se puso en marcha de forma inmediata, cada segundo era vital si querían encontrar al oso, para evitar que el o ellos mismos sufrieran algún daño de cualquier tipo. La tranquilidad que se podía sentir en el bosque era algo extraña, algo no le terminaba de encajar al joven albino, incluso si intentaba olvidarlo para continuar con su avance sin distracciones. A medida que avanzaba, podía ver unas pisadas grandes que, al parecer, pertenecían al objetivo. No podía descartar la opción de que fuese alguien que intentaba despistarlo para tenderle una trampa, pero no lo comprobaría si no se apersonaba al lugar, al final sobre analizar demasiado la situación solamente contaminaría su mente y terminaría nublando su juicio. Mientras avanzaba por el bosque Ryota pensaba:

"-Encuentra al oso y capturalo. No lo mates, evita que alguien más lo mate. Si el oso muere, la misión será un fracaso. Concentrate, ignora tus dudas, no dejes entrar la incertidumbre, evita el ingreso del ego. Recuerda las características del objetivo y centrate en ello. Si, sus características... Características...-"

Avanzando un poquito más, con su cabeza llena de pensamientos, se encontró no muy a lo lejos con una criatura peluda bastante grande y gruesa en dimensiones: Se trataba de un oso que descansaba sentado sobre una piedra. No era muy usual la postura que había tomado, se veía bastante firme en su lugar, quizá estaba distraído. Sin duda era el momento perfecto para intentar capturar a la criatura, pero el chico decidió esconderse detrás de un árbol y sacó su radio disimuladamente.

-Chicos, creo que es un poco tarde para hacer esta pregunta, pero... ¿Cómo luce el oso que estamos buscando?- preguntó por el radio a sus compañeros, sin apartar la vista del oso. Si se movía, quería estar listo para actuar en consecuencia, ya fuera siguiéndolo o intentando capturarlo por su propia cuenta.
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Los tres ninjas se dividieron para llevar a cabo sus respectivas tareas en la oscura misión. Sora, asumiendo temporalmente el liderazgo, se embarcó en la búsqueda del Sarutobi y en mantener el contacto mediante la radio. Sin embargo, el inmenso paisaje dificultaba su orientación, amenazando con complicar la reunión con sus compañeros y, consecuentemente, el éxito de la misión.

En otro rincón del bosque, Shin detectó un movimiento extraño a la orilla de la laguna y decidió investigar. Al acercarse, se dio cuenta de que se trataba de un imponente oso marrón escapando del Hyuga. Debía planear algo ahora en adelante. El oso ya supo de su ubicación, y corre al lado contrario que Shin.  

Por último, Ryota, posicionado detrás de un árbol, utilizó la radio para comunicar sus dudas al grupo. No obstante, su atención se desvió abruptamente al oso frente a él, que se erguía en dos patas, revelando un hombre con rasgos mestizos. Este individuo, ataviado con un abrigo hecho del cuero del oso y sosteniendo un trozo de tela en su mano izquierda, parecía estar rastreando olores. Lo más inquietante fue cuando el hombre detectó un nuevo olor y comenzó a dirigirse hacia un terreno cercano, donde se encontraba el peliblanco, Ryota. Aunque no era consciente de la amenaza que se aproximaba sobre él, el misterioso individuo se acercaba con intenciones desconocidas, cualquier decisión o indecisión puede correrle la vida. No sé tendría información del líder de esta misión, y su ubicación exacta. El peligro abundaba, y debía el joven del rayo descifrar este suceso pudiendo contar su historia más adelante, y no que su destino se acabe pronto...

Ryoushi no Honnou






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Sora asintió ante las respuestas de Shin y Ryota, viendo que su propuesta de dividirse para abordar las pistas era aceptada. Cada uno tenía un rol claro, y la coordinación por radio sería crucial para mantenerse informados. Sora decidió centrarse en seguir el rastro de Kazuki y el oso por el camino designado. Avanzó con cautela por el oscuro bosque, alerta ante cualquier señal o sonido que pudiera indicar la presencia del Sarutobi o el imponente animal.

La densidad del bosque y la oscuridad complicaban la tarea de seguir el rastro. Utilizó su entrenamiento en rastreo para identificar las huellas frescas y mantenerse en la dirección correcta. La radio colgaba de su cinturón, listo para comunicarse con sus compañeros en cualquier momento. Sora sabía que la coordinación y la comunicación eran clave en misiones como esta, donde la información podía cambiar rápidamente.

Mientras avanzaba, Sora se percató de la silueta de un árbol caído en el camino. La posición del tronco y algunas ramas rotas indicaban un posible altercado. Se detuvo y examinó el área, su mente trabajando para interpretar las señales. Se agachó y estudió las huellas en la tierra, tratando de discernir qué había sucedido allí.

En ese momento, la voz de Ryota se escuchó en la radio, preguntando por la apariencia del oso que buscaban. Sora respondió con claridad y concisión:

El oso que buscamos es grande, marrón, y puede parecer agitado o incómodo. Evita enfrentarlo directamente y avísanos si hay algún cambio en su comportamiento. Mantén la distancia y sigue observándolo. —aclaro Sora a su compañero.

Con la información proporcionada, Sora continuó su seguimiento del rastro. La atmósfera del bosque se volvía más tensa a medida que avanzaba, consciente de que cada paso lo acercaba a una posible confrontación con el oso y, quizás, con Kazuki. Mantuvo la concentración y la determinación, preparado para enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir en la oscuridad del bosque.
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La persecución entre Shin y el oso no se dilató demasiado, el animal era rápido pero el entrenamiento, el terreno y sus habilidades le daban ventaja al captor. Siguió de cerca su rumbo, saltando de árbol en árbol, manteniendo a su presa en su aumentado campo de visión, hasta que llegaron al punto perfecto en el que podría tenderle una emboscada. Se interpuso en la trayectoria que llevaba el objetivo y se dispuso a arrinconarlo de forma que no tuviese una fácil escapatoria.

Contacto con el objetivo. Corresponde con el perfil, oso marrón de aproximadamente un metro y trescientos kilogramos. Aparentemente se encuentra en perfectas condiciones de salud, aunque está algo asustado —dijo tras presionar el botón ubicado en su oreja para activar la radio y comunicarse con el resto del escuadrón —. Capitán, ¿permiso para actuar?

Aquella pregunta era un tanto retórica, formulada más por protocolo que por esperar una respuesta. Estaba claro que necesitaba ganar tiempo hasta que llegase el resto de miembros del equipo, no podía dejarle escapar bajo ningún concepto.  Llevó su diestra hacia una bolsa que llevaba atada en su cintura, en la zona de la lumbar y sacó una bomba de humo de su interior. Jugueteó con ella durante un par de segundos entre sus dedos índice y pulgar y mostrando una sonrisa maliciosa la lanzó hacia los pies de la bestia para romper su rango de visión. Estaba claro que podía seguir rastreando su olor sin dificultad en cuanto se dispersase el humo, pero aquella era la ocasión perfecta para salir de su campo visual y neutralizar su asombroso olfato para preparar un cebo. Usando hilo ninja y un puñado de bayas que había recogido con antelación por si se encontraba con aquella criatura preparó una trampa bastante sencilla. Técnicamente, el animal se acercaría hacia la comida porque tendría hambre y el hilo se cerraría en una lazada sobre una de sus patas, restringiendo su movimiento.

Mi ubicación es fácil de localizar. Tenéis que continuar por el río hacia el sur y, a ochocientos metros aproximadamente, encontraréis una laguna. Cuando lleguéis os será fácil continuar el rastro del animal, ya que ha arrasado con todo a su paso durante nuestra persecución. Nos encontraréis “pasándolo genial” a un par de minutos —.
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Algo que Ryota se había cuestionado antes, pero que no le había dado muchas vueltas, era la probabilidad de encontrarse con alguien en este inmenso bosque. Si llegaba a encontrarse un enemigo en el bosque, ¿Que debía hacer? ¿Cómo lo enfrentaría? ¿Siquiera lo encararía? No podía lanzarse a lo loco de buenas a primeras, el no tenía ni idea de las habilidades que pudiese tener la otra persona, pero si era realmente necesario tendría que eliminarlo. El mejor de los casos era que aquel oso fuese precisamente el que estaban buscando y lograse capturarlo, el peor de los casos es que el animal fuese una trampa o peor: Un genjutsu, en cuyo caso no tendría ni la más mínima idea de cuanto tiempo llevaría encerrado. Todo se dispersó cuando vio a la figura ponerse de pie, revelando que en realidad era algo muy distinto a un oso, una persona. Un hombre de rasgos mestizos, para ser más específicos, y debía ser bastante corpulento como para ser confundido con un oso con tanta facilidad. - Olviden lo que pregunté. No es un oso, es un humano - comentó por la radio al resto de su equipo mientras todavía observaba al individuo hacer su movimiento. En su mano izquierda parecía llevar una especie de pañuelo, pero no pudo observarlo a detalle ya que el individuo en cuestión de la nada pareció captar algo a su alrededor, dirigiéndose justamente hacia el lugar en que nuestro amigo de cabello blanco se encontraba. La situación era difícil, puesto que no conocía las intenciones del tipo. Quizá era un personaje hostil como puede que no, pero bajo el pensamiento de Ryota era demasiado arriesgado jugársela sin una garantía real, tenía que pensar y actuar rápido. Pensó en hablar por el radio una vez más para explicar su situación de manera breve, pero... ¿Y si lo escuchaban? La posibilidad de que el hombre se acercase porque escuchó lo que había dicho antes era alta y si ese era el caso, hablar ahora por radio solamente confirmaría las sospechas del tipo y, por tanto, terminarían por sellar su destino.

Ryota entonces decidió tomar un curso de acción sencillo, quizá un poco arriesgado pero si salía bien podría escapar del lugar a una posición más segura. Eso no terminaría con todos sus problemas, pero al menos podría darle chance de explicarle a sus compañeros y al ninja a cargo su situación para decidir que curso de acción tomar. Primero que todo el joven sacó de su porta utensilios una bomba de humo, vigilando al hombre en su avanzar para esperar que se acercara lo suficiente como para que, al lanzarla, el humo cubriera su cuerpo al completo, dificultándole de esa manera el usar su vista y olfato para detectarlo. Luego, independientemente del hecho de que tuviera éxito o no en su cometido, formaría un sello para utilizar el Henge no Jutsu y transformarse en un insecto pequeño, un escarabajo para ser más precisos, aprovechando la confusión para alejarse del lugar y esconderse en la copa de un árbol. El éxito del plan dependía completamente de que el extraño cayera en la trampa de la bomba de humo, puesto que en caso de lograr evitar que la artimaña progresara, tendría la oportunidad de acercarse lo suficiente al albino como para contraatacar y, muy probablemente, evitar que el chico usara su jutsu a tiempo para escapar.

Henge no Jutsu
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