Este día era lo más esperando, pues él Sarutobi deseaba, y tenía una edad que podía otorgar su sabiduría, y técnicas a los shinobis que vea con mayor potencial. También, debía hacer algunas cosas que tendrían un peso a futuro. Debía forjar una nueva nación con su pensamiento, algo que sentía que iba perdiendo peso, y eso no deseaba a su difunto maestro. Era hora de tomar riendas a este proceso del presente, así sea posible un mejor futuro. Él era el alumno que debía comandar a los siguientes, y seguramente, dando ejemplos de su maestro, osea Kazuki. Él chico con solo pensarlo sé estremecía pensando en lo que podía hacer, y ejercer en esta nueva tutoría.
El Sarutobi, sin dudarlo con su nuevo traje que sentía que podía estar a la moda o bueno, odia usar ese chaleco que todos usan. Su saco gris escondía un pergamino chico en donde está su corazón, podía mostrarlo si ocurren varias cosas. Su trasero, por otra parte está apretado por estar sentado en un banco que al frente una mesa de madera que unía las dos partes. Apoya sus manos sobre esa mesa, y las junta entrelazando los dedos, esperaba pacientemente a su primer, y potencialmente alumno o eso deseaba. –Algo...tan delicado, puede ser que sea un tiro por la culata si él está disconforme, y con una ideología aparte a la mía.– En su mente lo pensaba, era un proyecto a futuro, necesitaba hacer muchas cosas en estos cortos días, y puede ser malgastar su tiempo acá no era lo mejor, pero, y si...
Continua divagando sin dar una respuesta hecha hasta tenerlo a él acá. Solamente si sale todo bien, es mantener en secreto sus verdaderos planes, puede ser que esos esquemas mentales, no lo tenga en sus filas por su bien...Aunque si todo sale mal, estará en filas equivocadas.