La actuación de Kin había sido efectiva, con solo llegar al exterior en ese callejón con rapidez ya había causado incertidumbre en los corazones de esos civiles, pero, el hecho de realizar ninjutsu… si… eso hizo que se murieran de miedo. Una pobre alma al ver como una cabeza de dragón se acercaba a él, no pudo hacer más que botar su bate y mearse de miedo mientras observaba como el fuego se aproximaba y sus lágrimas se desbordaban… las otras dos, simplemente intentaron escapar corriendo, pero el fuego les llego por la espalda y cayeron por igual.
No, no estaban muertos, pero si lo temieron, por suerte, este Uchiha no había intentado realizar un ataque de combustión más poderoso, tal vez no sabía que solo eran civiles con unos bates, sin embargo, la actuación que tuvo frente a ellos fue espectacular, un golpe certero de Katon, no tan inflamable, no tan poderoso, lo suficiente como para dejarlos inconscientes en el suelo sin poder hacer más... Si, tal vez fue algo anticlimático, pero no tenían oportunidad ante alguien entrenado.
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Por otra parte, una joven kunoichi caminaba por los pasillos con decisión y determinación, con su rostro lleno de venas alrededor de los ojos, observándolo todo, analizándolo todo y esperando el momento justo en que esas mujeres y aquel hombre estuviesen reunidos… y la verdad, no tardaron mucho, aquel jorobado y esas brujas se habían reunido para jactarse de sus obras e informarse sobre las acciones de Karai y Ohona… el caminar de esta última pronto provoco que las miradas de las damas de la noche se posaran en ella, pronto, varias empezaron a seguirla y ya no se asombraron cuando de su rostro, Ohona saco aquella mascara humana que había generado, la arranco con una mano, y solo se quedó con aquella apariencia ciclope que tanto la caracterizaba… Ya sabían quien era ella, al igual que aquel grupo que rondaba por la ciudad, ella era de las que más los caracterizaba… aquella a quien llamaban la Princesa Desmedida.
Un fuerte golpe destruyo la puerta de ingreso, los brazos cubiertos por Chakra azul en forma de lobo, el cuerpo totalmente electrificado y Ohona observando con su Byakugan… era una escena de miedo… las mujeres y aquel hombre se sorprendieron, se echaron para atrás y empezaron a gritar, aquel hombre busco pedir una explicación, pero un golpe fuerte en el piso y unas palabras hicieron que no volvieran a hablar. Ohona había dado un pisotón con furia y, manteniendo sus brazos a sus lados envueltos en chakra, esta dijo – Silencio – en un tono de voz fuerte y poco habitual en ella – no… no permitiré que lastimen a Nero y sus amigas… yo… yo soy Ohona Hyuga… y he venido a protegerlas – diría, esta vez un poco más apenada, pero con firmeza – debería matarlas, y a usted también… pero sé que eso entristecería a mi sensei… así que, váyanse, váyanse lejos, donde ya no pueda verlos. Pero eso deberá ser fuera de esta aldea, porque no planeo irme de acá – dijo cada vez más firme, mientras caminaba dentro de la habitación – yo, Ohona Hyuga, me proclamo la protectora de este barrio, ayudare a todas las mujeres y hombres que no pueden protegerse o son menospreciados por su oficio, yo no apartare la mirada – diría con firmeza.
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Claro, estos bandidos saldrían huyendo del lugar ante las declaraciones de Ohona y, el grupo de trabajadoras de la noche se alegrarían ante las declaraciones de Ohona. Todo estaba saliendo viento en popa, hasta que de repente, Ohona se puso roja como tomate… Gojo y Karai… Karai y Gojo… oh dios, ellos dos… Nero se acercó a Ohona y le pregunto algo que el resto no había siquiera pensado – ¿y quien se encargara de este prostíbulo ahora? – eh… no se… no… no lo pensé… - dijo apenada Ohona – ¡estamos a tu cuidado princesa! – grito una de las muchachas… y si, el resto empezó a hablar de la misma manera ante una Ohona que no sabía en que se había metido…
Mientras tanto, en aquella habitación de Gojo y Karai, pues… ya nadie siquiera se acordaba de que estaban ahí… las habitaciones aledañas se habían desocupado, y el fervor entre esa pareja ardiente podía continuar en la tranquilidad de la noche…
Kin, el Uchiha, pronto volvería para hablar con Ohona… esta solo al verlo se sonrojaría un poco… el había sido su primer beso… y no solo eso… le había tocado un poco… solo un poco… pero… sabía perfectamente lo que toco… y sabia como él se sintió… cuando volvieron a reunirse, ella se sentía apenada y el… bueno, él tiene sus propios sentimientos… lo único que podemos inferir es que ella dijo apenada, aun con su Byakugan activo y vigilando a esos malandros alejarse de la ciudad unas pequeñas y sutiles palabras – a Gojo y Karai… dejémoslos solos un rato… creo… que no están fingiendo…
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Y bueno… el resto de esta historia ha de contarse en otro lugar… puesto que ahora… ahora ya los actos no son apropiados para niños y este cuento, este cuento se ha acabado.
No, no estaban muertos, pero si lo temieron, por suerte, este Uchiha no había intentado realizar un ataque de combustión más poderoso, tal vez no sabía que solo eran civiles con unos bates, sin embargo, la actuación que tuvo frente a ellos fue espectacular, un golpe certero de Katon, no tan inflamable, no tan poderoso, lo suficiente como para dejarlos inconscientes en el suelo sin poder hacer más... Si, tal vez fue algo anticlimático, pero no tenían oportunidad ante alguien entrenado.
Por otra parte, una joven kunoichi caminaba por los pasillos con decisión y determinación, con su rostro lleno de venas alrededor de los ojos, observándolo todo, analizándolo todo y esperando el momento justo en que esas mujeres y aquel hombre estuviesen reunidos… y la verdad, no tardaron mucho, aquel jorobado y esas brujas se habían reunido para jactarse de sus obras e informarse sobre las acciones de Karai y Ohona… el caminar de esta última pronto provoco que las miradas de las damas de la noche se posaran en ella, pronto, varias empezaron a seguirla y ya no se asombraron cuando de su rostro, Ohona saco aquella mascara humana que había generado, la arranco con una mano, y solo se quedó con aquella apariencia ciclope que tanto la caracterizaba… Ya sabían quien era ella, al igual que aquel grupo que rondaba por la ciudad, ella era de las que más los caracterizaba… aquella a quien llamaban la Princesa Desmedida.
Un fuerte golpe destruyo la puerta de ingreso, los brazos cubiertos por Chakra azul en forma de lobo, el cuerpo totalmente electrificado y Ohona observando con su Byakugan… era una escena de miedo… las mujeres y aquel hombre se sorprendieron, se echaron para atrás y empezaron a gritar, aquel hombre busco pedir una explicación, pero un golpe fuerte en el piso y unas palabras hicieron que no volvieran a hablar. Ohona había dado un pisotón con furia y, manteniendo sus brazos a sus lados envueltos en chakra, esta dijo – Silencio – en un tono de voz fuerte y poco habitual en ella – no… no permitiré que lastimen a Nero y sus amigas… yo… yo soy Ohona Hyuga… y he venido a protegerlas – diría, esta vez un poco más apenada, pero con firmeza – debería matarlas, y a usted también… pero sé que eso entristecería a mi sensei… así que, váyanse, váyanse lejos, donde ya no pueda verlos. Pero eso deberá ser fuera de esta aldea, porque no planeo irme de acá – dijo cada vez más firme, mientras caminaba dentro de la habitación – yo, Ohona Hyuga, me proclamo la protectora de este barrio, ayudare a todas las mujeres y hombres que no pueden protegerse o son menospreciados por su oficio, yo no apartare la mirada – diría con firmeza.
Claro, estos bandidos saldrían huyendo del lugar ante las declaraciones de Ohona y, el grupo de trabajadoras de la noche se alegrarían ante las declaraciones de Ohona. Todo estaba saliendo viento en popa, hasta que de repente, Ohona se puso roja como tomate… Gojo y Karai… Karai y Gojo… oh dios, ellos dos… Nero se acercó a Ohona y le pregunto algo que el resto no había siquiera pensado – ¿y quien se encargara de este prostíbulo ahora? – eh… no se… no… no lo pensé… - dijo apenada Ohona – ¡estamos a tu cuidado princesa! – grito una de las muchachas… y si, el resto empezó a hablar de la misma manera ante una Ohona que no sabía en que se había metido…
Mientras tanto, en aquella habitación de Gojo y Karai, pues… ya nadie siquiera se acordaba de que estaban ahí… las habitaciones aledañas se habían desocupado, y el fervor entre esa pareja ardiente podía continuar en la tranquilidad de la noche…
Kin, el Uchiha, pronto volvería para hablar con Ohona… esta solo al verlo se sonrojaría un poco… el había sido su primer beso… y no solo eso… le había tocado un poco… solo un poco… pero… sabía perfectamente lo que toco… y sabia como él se sintió… cuando volvieron a reunirse, ella se sentía apenada y el… bueno, él tiene sus propios sentimientos… lo único que podemos inferir es que ella dijo apenada, aun con su Byakugan activo y vigilando a esos malandros alejarse de la ciudad unas pequeñas y sutiles palabras – a Gojo y Karai… dejémoslos solos un rato… creo… que no están fingiendo…
Y bueno… el resto de esta historia ha de contarse en otro lugar… puesto que ahora… ahora ya los actos no son apropiados para niños y este cuento, este cuento se ha acabado.
- ¿Karai y Gojo tendrán un final feliz? Solo ellos lo saben (y Ohona, que no dejara de verlos esta noche... un poco por curiosidad, pero principalmente... porque Gojo es un imperial...)
- Kin pronto se enterará que aquella compañera ciclope de misión será también su compañera en la organización, algo que provocará más de una incomodidad…
- Ohona… bueno… ella se convertirá en la matrona de aquella casa de prostíbulo y, en conjunto con Toji, rondarán y protegerán el barrio rojo del mal que les corrompe.
[b]Fin.[/b]
![[Imagen: YWmyfld.png]](https://i.imgur.com/YWmyfld.png)
