El diablo se esconde en los detalles [Entrenamiento/Priv. Muki]
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Última modificación: 07-07-2023, 07:36 PM por Skuld Samuru.
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La ciudad de Lumura; una de las pocas ciudades subterráneas conocidas y "de buen renombre" que quedan actualmente en el desierto del país del viento, y la más cercana al lugar en el que Samuru lleva los últimos días, entrenando sin descanso.

Ahora el marionetista se encuentra sentado en la única taberna de aquella pequeña población: Se trata de un recinto de escasa iluminación debido a su carácter subterráneo, paredes de piedra, techo de roca, suelo terraceo; la mayoría de sillas y las mesas son de madera, el resto, de piedra. La variedad no está permitida cuando tu hogar está excavado literalmente en una gran roca del desierto.

Dentro, el titiritero bebe  de una copa un líquido casi cristalino... Agua. El joven nunca ha sido propenso a beber en soledad, mucho menos teniendo en cuenta que su anterior oficio obligaba a su hígado a trabajar de manera intensiva más noches de las que le habría gustado; además, una taberna del desierto es de los pocos lugares en los que es posible beber agua pura sin que nadie te juzgue en lo más mínimo y echarle algún complemento es un lujo que Samuru no va a permitirse rodeado de extraños.

- Hay algo que se me escapa - Susurra para si mismo mientras juguetea con su copa, observando su tenue reflejo en el contenido de la misma - Tengo la capacidad y estoy seguro de que mi control es mayor de lo que aparenta. Hay algo que no veo.

Sigue murmurando por lo bajo un buen rato, varias personas entran y salen de la taberna sin que les preste atención alguna. El titiritero lleva varios días entrenando sus dotes de marionetista en el antiguo refugio de su infancia, donde quedaron abandonados los documentos de su madre; ha avanzado en la construcción de sus nuevas marionetas, aunque están lejos de ser terminadas, pero pese a contar con las pistas para aumentar su dominio y aún dominando estas habilidades, en última instancia es incapaz de aumentar su capacidad. Algo se le escapa, y ninguna de las opciones más intrincadas en las que ha sido capaz de pensar le han dado resultado alguno.

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Muki estaba de paso aun en las tierras de la arena, aun no se decidía a volver a sus tierras o a esa base del país de los pájaros de su organización, nada era lo que parecía, simplemente estaba de paso todavía… que aburrimiento más grande se podría generar en un lugar tan cálido y bello como es el desierto, pero las cosas como son.

Al ingresar a la taberna de Lumaria, Muki simplemente buscaba algo que beber, un licor fuerte que le ayude a ahogar las penas y el cansancio, se acercó a la barra con la mejor de las caras y le dijo al hombre tras la barra – hey chico, dame tu mejor licor – mientras posaba una bolsa de ryos sobre la mesa – señorita, no creo que sea capaz de soportarlo – diría el hombre, mientras limpiaba con un paño sucio un vaso de la cantina – no sabes de lo que soy capaz guapo – diría la muchacha, dándose vuelta y apoyando su cuerpo y codos sobre la barra en una clara pose de reproche.

Tras echar una ojeada en el lugar, una cara familiar le llamo la atención, era aquel joven con quien compartieron misión previamente – hey puttin – dijo levantando la mano alegremente y saltando del taburete – ¿Qué estas bebiendo guapo? ¿Algún brebaje de mala muerte o algo por el estilo? – diría la marionetista mientras se acercaba y tomaba una silla en la mesa de aquel joven melancólico de extraña, pero bella apariencia.
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Pese a continuar sumergido en sus pensamientos, Samuru logra reconocer la voz de la energética chica que acaba de entrar en la taberna. Se trata de la misma marionetista que coincidió con el durante la última misión, misión que le ha permitido volver a su hogar, a revisar los recuerdos dejados atrás por su madre y maestra.

No pasan demasiados segundos antes de que Muki reconozca también al titiritero, acercándose a su mesa, decidida a compartir su tiempo de bebida. Al principio le sorprende su elección, pero ante la pregunta de la misma por el contenido de su vaso, este sonríe ligeramente divertido, al tiempo que agita el contenido de su "copa" con un sutil movimiento de la misma.

- Bienvenida bailarina. Esto de aquí es el líquido más preciado que tienen en este lugar... Agua - Guardando un instante de silencio, se termina el contenido del mismo, pasando a rellenar nuevamente la copa directamente de una botella de barro que hay a su lado - Diría que no soy dado a beber en soledad, pero la principal razón de mi elección ha sido quedarme sin agua durante unas horas en medio del desierto; digamos que tenía la cabeza en otra parte.

No miente, la razón de haberse adentrado en aquel lugar, abandonando el antiguo refugio de su maestra, es el hecho de haberse quedado tan absorto en su intento de progreso como para descuidar la cantidad de agua restante.

- Curiosamente, eres una parte importante de mis recientes inquietudes; Tú, tus movimientos y tu clara habilidad con las manos - Menciona con tono peculiarmente sosegado, al tiempo que termina de rellenar su jarra - Hablo de tu habilidad como marionetista, claro. Me ha hecho darme cuenta de ciertas cosas, y pensar en algo demasiado tiempo nunca le ha hecho bien a nadie. Pero qué hay de ti, ¿qué te trae por aquí?
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¿Yo y mis movimientos? – diría la joven mientras contorneaba sus caderas – oh… a los de mis manos… bueno, Saito no se queja de como las uso – diría mientras hacía señas de tener un falo entre sus manos, riéndose estrepitosamente – mi puttin, eres un buen muchacho, al menos eso parece… si necesitas mejorar tus creaciones solo debes saber en qué inspirarte – diría, para luego levantar la mano y gritar al bar tender – hey guapo, dos tragos de lo más fuerte que me permitas tomar – gritaría sonriente y coqueta, sentándose al fin en la mesa con Samuru.

Bueno Puttin, tu bailarina favorita esta aburrida… pasa ser que no quiero ni volver a casa ni a cierto lugar que no puedo nombrar en público – diría, echándose sobre la mesa – Saito se fue de vuelta a su país y no me espera en casa – refiriéndose a su novio de Kiri, aunque él no sabe quién es Saito igual lo nombraba – y Kumoko mi arañita… bueno, ella es una espina entre las tetas… ahora mismo está en la posada donde me estoy hospedando durmiendo en la cama a sus anchas… no tengo intenciones de volver ahí… - diría cada vez más echada sobre su asiento y la mesa, esperando a que lleguen las copas – y que pasa… ¿en qué te puedo ayudar? No es que sea la mejor marionetista del mundo… pero se defenderme.
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Samuru sonreiría con claro agotamiento ante la proposición de unas bebidas fuertes, pero instantes después se terminaría lo poco que le quedaba de agua antes de confirmar con un sutil movimiento de la mano que estaba dispuesto a acompañar la "apuesta" de beberse lo más fuerte del local - Total que más da, lo peor que podrían sacarnos es veneno e incluso con esas habría bebido cosas peores - Murmura con una extraña mezcla de humor y sorna en su tono. Además, el joven había sido entrenado crónicamente por su antiguo oficio a aceptar cualquier ofrecimiento de bebida de parte de una mujer en una taberna; por suerte, una vez más, tenía demasiada experiencia con toxinas y venenos.

- Normalmente es difícil permanecer en este País incluso para quienes somos originarios del mismo - El titiritero había dado por hecho el origen de la muchacha principalmente por su arte con las marionetas  - Pero tranquila, somos demasiado exóticos... Al final volverán, siempre vuelven, para bien y para mal. - La joven parecía apreciar la compañía del tal Saito, pero Samuru dudaba de si lo mismo se aplicaba a aquella araña, parecía un asunto complicado.

El camarero llegaría con las solicitadas bebidas, algo escéptico al respecto de la petición por parte de quienes podían ser confundidos con excéntricos turistas o trabajadores del barrio rojo algo perdidos, y sin embargo, parecían bastante seguros de su petición.

- En cuanto a mi problema - Comentaría Samuru mientras tomaba la jarra y servía parte de su contenido en los dos vasos de barro con la que la habían acompañado - He estado demasiado tiempo apartado del arte Chikamatsu y me he oxidado horriblemente... Hasta hace unas semanas mi recuperación parecía ir bastante bien, pero ahora siento que me he estancado - Haría una breve pausa, aprovechada para ofrecerle un pequeño brindis a su compañera, antes de darle un trago al contenido de su recipiente; no era el mejor alcohol que había tomado, solo por el sabor parecía tener más intención de tumbar al comensal que de saciarlo, pero curiosamente tenía un toque atrayente - La habilidad sigue ahí, incluso noto que mi corriente interna de chakra está lista para volver a evolucionar pero... Algo me limita, y sinceramente, no sé de que podría tratarse. En otro tiempo le habría preguntado a mi maestra, pero hace ya demasiado que fue engullida por el desierto.
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Pues, como dice mi sensei – dijo Muki mientras tomaba su baso y examinaba el líquido – a veces el físico sí importa – diría, mientras bebía lentamente del líquido – pero… bueno, creo que se refiere a mi físico principalmente – diría riendo entre dientes mientras juntaba los codos para que su busto se viese más prominente. La joven se hecho para atrás en la silla para darle así, un buen sorbo de licor – chico, me gusta como hablas – diría, mientras jugaba con el borde de su copa y se balanceaba en su silla – es, algo mística y extraña, pero no se… relájate un poco conmigo puttin, dime las cosas de frente, si te falta algo o tu corriente de chakra esta mermada, solo dilo, podemos hacer algo con eso – sonreiría la morena, se volvio a incorporar en la mesa estrepitosamente y apoyo su codo en esta mientras ladeaba su cabeza de manera un poco alocada, para luego acercar su copa a la del joven Samuru.


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Un brindis, estaba proponiéndolo sutilmente, era algo que mucha gente en varios lugares hacía para poder comprometer alguna que otra cosilla, usado para firmar un contrato o cerrar un negocio, sin embargo, un contrato con el diablo también suele hacerse de esta misma manera, este era para algo por el estilo, Muki la Viuda Negra se estaba proponiendo ante Samuru, el Gigolo por excelencia – mi niño, si quieres te puedo enseñar un par de trucos, pero si lo hago deberás obedecerme al pie de la letra en tu entrenamiento – diría la morena, aburrida de las rutinas diarias con Kumoko y deseosa de generar un vínculo con alguien de su antigua aldea – es más, te podría mostrar uno de los prototipos en los que estoy trabajando


La marioneta en la que Muki trabajaba... claro... aquel intento de gusano que llamaba "el cinturón de Orion"... aun quedaba tiempo de trabajo, pero si parecía llegar a buen rumbo, estaba algo complicada con el mecanismo para poder controlarla, sin embargo, de ser realidad, Muki aumentaría su ofensiva y defensiva de manera estrepitosa...
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Cuando la muchacha le insiste en "decir las cosas de frente" Samuru se encoge de hombros, dubitativo, pero sonriente pese a ello  - Si supiera que es lo que me frena no estaría frenándome, no es falta de interés, si no de conocimiento - Hablar de aquello le permitía liberar parte del malestar alrededor de la falta de progreso. Irónicamente el que se tratara prácticamente de una perfecta desconocida con "hobbys" similares no hacía más que facilitar la conversación.

Sin embargo el primer comentario de la bailarina permanecía anclado al subconsciente de Samuru "El físico importa" - Volviendo a lo que has dicho al principio... Puede que no haya intensificado mi entrenamiento físico desde hace meses. No es que lo haya descuidado, el cuerpo es algo demasiado importante para gran parte de mi medio de vida, pero he estado más centrado en diseñar y moldear mi chakra que en añadir nuevas rutinas de entrenamiento. ¿Podría ser algo tan simple? En cualquier caso, me apunto a lo que propongas - Añade mientras choca sutilmente su copa con la de Muki, aceptando el trato pese a las repercusiones. Incluso si llegara a estar equivocado, no sería su primer pacto con el diablo, ni posiblemente el peor demonio - Mientras no pierda un miembro importante todo estará bien, la dureza me es indiferente... incluso diría que se trata de un plus. En cuanto a los prototipos, ahora mismo no sé si sería un buen momento; tengo mis propias ideas en marcha y la inspiración externa podría suponerme más una traba que una nueva visión; pero de nuevo, se me da bien adaptarme y siempre se puede aprender más.

No le preocupaba el desarrollo del modelo "Shin". Estaba convencido de que mientras tuviera tiempo suficiente acabaría completando al mismo; el problema residía en su "caja de música", el endemoniado artilugio con bases en técnicas que no terminaba de comprender y que le estaban imposibilitando dar el último paso. Pero ahora no era el momento de pensar en ello.

- Marca el compás, yo te sigo. Y procuremos deleitarnos con los matices de la danza macabra, o todo carecerá de sentido - Sentenciaría justo antes de acabarse su copa de un solo trago.
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¿Perder un miembro? – pregunto la marionetista para luego empezar a reír – aun no soy como el maestro Sasori – dijo, mientras golpeaba la mesa y reía con él, luego, realizo un único sello de manos y de su hombro salió un tercer brazo – conmigo la idea no es perder miembros – diría, mientras gestaba con su nuevo brazo mientras bebía de su copa tras sus palabras – soy más de ganar partes.


El trato estaba listo, solo faltaba una única confirmación – entonces, ¿aceptas ser mi alumno? Prometo tratarte bien – diría, coqueta mientras jugaba con la yema de sus dedos con aquel baso y su brazo extra se reincorporaba nuevamente en su cuerpo – como dije, lo que creo que te falta es netamente olvidarte un poco de las marionetas y preocuparte un poco más de las artes del ninjutsu básico, no olvidemos que el arte del marionetista se basa en el mismo ninjutsu, nuestras marionetas se mueven al son de un taijutsu algo más torpe, canalizamos nuestro chakra a sus armas y moldeamos nuestra chakra al son de sus movimientos – diría, terminándose su copa tras ver como su compañero la bebía – yo marcare tu compas si así lo deseas, pero el ritmo a lo mejor sea más fuerte de lo que puedas manejar – sonreiría la muchacha finalmente, para bajar su copa y extender su mano - ¿es un trato?
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La fascinación se dibuja en el rostro de Samuru cuando un tercer brazo surge del cuerpo de Muki. El titiritero ha leído y oído hablar de técnicas y clanes capaces de recrear extremidades extra, pero nunca se había encontrado con alguien que fuera capaz de llevar a cabo tal logro "Quizás de haber tenido una habilidad así no tendría que haberme preocupado tanto por la caja de música" sin embargo desconocía las facultades de aquella técnica, su dificultad de mantenimiento junto a otras habilidades o la viabilidad de su uso para manejar a las marionetas.

- Reconozco que una tercera o cuarta mano podrían haberme sido útiles en más de una ocasión; pero sí, centrémonos en lo básico... - Pasaría a guardar silencio unos segundos, escuchándola hablar y opinar al respecto de lo que ella creía que podía faltarle en su entrenamiento. Eran todo suposiciones y elecciones aparentemente obvias, pero la realidad era que Samuru no había tenido en cuenta su entrenamiento en Taijutsu desde hace más tiempo del que a el le gustaría reconocer. Al final del análisis de Muki, Samuru no pudo hacer más que suspirar con cierta resignación y tomar su mano - Es un trato; aunque no sé que podrías sacar tu a cambio, pero... Acepto.

Una vez firmado el trato, Samuru apartó ligeramente la solapa de su túnica, sacando unos pocos Ryos y, tras hacer un gesto al tabernero, indicándole que iba a realizar un pago, dejándolos sobre la mesa para pagar la bebida que habían consumido - Permíteme invitarte, no como un gesto de caballerosidad si no como agradecimiento inicial por tu ayuda. Es lo mínimo que puedo ofrecer a cambio; por ahora.
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Uh que caballero – diría la muchacha mientras se paraba lentamente de la mesa – no es propio de mi decirlo, pero solo tengo un propósito… quiero restablecer nuestro pueblo, extraño su exquisito clima y estilo de vida, extraño vivir entre la arena en ese grato desierto y extraño a la familia… me siento aburrida y sola, sinceramente, no he visto miembros del Chikamatsu en meses – diría sonriente, para empezar a caminar hacia la entrada del recinto, no sin antes detenerse un segundo y decirle a su nuevo estudiante – empezaremos tu entrenamiento al tiro, solo para que sepas que yo no vengo con rodeos – diría sonriente, mientras se despedía con la mano de la taberna y salía a la calle.

Muki le indicaría el camino, había visto un par de lugares bastante desiertos, pero lo que más le interesaba era una antigua casa con una techumbre recta, estaba deshabitada, ya lo había confirmado antes Kumoko, era perfecto. El atardecer estaba por llegar y el momento sería perfecto para enseñar a Samuru un par de trucos que había aprendido de Iwagakure. Una vez ambos estaban en esa azotea y la joven se percató de que nadie le siguiese, esta se sentaría de piernas cruzadas frente a él y lo invitaría a tomar asiento, un acto bastante simple, pero que significaría el inicio de un sistema de pacto y aprendizaje muy importante para su nuevo discípulo – primero que nada… debo decirte que el arte que estoy por enseñarte no es propio de Sunagakure, es más, si el pueblo donde pertenezco averigua que te lo enseño, puede que reciba una reprimenda o un escarmiento… - diría la muchacha, bastante seria, apuntando con su dedo al rostro de Samuru – cuando tú y yo manejamos nuestros hilos de chakra, por alguna razón podemos verlos y sentir el flujo del chakra conectarse desde la punta de nuestros dedos hasta aquello que deseamos controlar – diría, con una explicación bastante simple mientras levantaba una piedra suelta que había en esa azotea y la movía en círculos frente a su rostro – sin embargo, yo como usuaria puedo sentir y ver mi propia chakra, pero tú, tu solo puedes hacerlo con tus propios hilos… para ti, lo que yo hago, aunque comprendas la mecánica de lo que hago, es como si hiciera levitar esta piedra frente a tus ojos – diría, para luego dejar caer la piedra y sostenerla con su mano – esto es algo que hacemos inconscientemente, es el arte de ocultar el chakra, de hacerlo invisible… y si te dijera que puedes hacerlo con cualquier manifestación sencilla de chakra?

Chakura Inpei no Jutsu


Una vez la muchacha inicio su jutsu, su aura fue igual que la de cualquier persona común y corriente, el muchacho lo podría notar inmediatamente – el truco está en bajar la densidad de tu chakra – diría finalmente, mientras respiraba hondo y exhalaba aire de sus pulmones.

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Una vez pagados los tragos en su justa cuantía, un precio realmente bajo dado el estado de la economía de aquel lugar, Samuru procedió a prestar atención una vez más a su compañera. Hablaba del País del Viento como un lugar idílico, quizás por gusto personal, quizás por melancolía; en cualquier caso, lo cierto era que, pese a estarse acostumbrando a ciertas cosas del País del Fuego, él también había sentido aquello en el pasado... Pero no era un pensamiento que pudiera permitirse, no mientras Riku siguiera siendo un ninja de bajo rango indefenso - ¿Soy el primer chikamatsu que has encontrado en meses...? - Samuru sonreiría ante aquel comentario - Para ser sincero, tú eres la primera que encuentro desde que abandoné el país... También lo echo de menos, al país del viento, pero por desgracia no soy dueño únicamente de mi propia vida.

Dejando a un lado su propia añoranza por el pasado, a la que ya se había visto demasiado expuesto en los últimos días, el shinobi se pondría en pie poco después de que la titiritera hiciera lo mismo, dirigiéndose al exterior de la taberna, siguiendo los pasos de la muchacha en dirección desconocida. Unos minutos más tarde, tras haberse asegurado de que nadie les seguía, habían terminado por llegar a la azotea de un edificio aparentemente abandonado, un tipo de entorno con el que Samuru se sentía extrañamente cómodo, basado en las incontables veces que había dormido en lugares similares en su juventud.

Empezaría a escuchar la explicación de Muki, conocedor de parte de la información que le entregaban, pero sin terminar de entender hacia donde se dirigía el ejemplo de su nueva maestra. Para cuando terminó de explicarse, Samuru finalmente pudo comprender el porqué de sus palabras "Si lo piensas fríamente, la idea de invisibilizar ciertas técnicas tiene sentido... Pero no me había parado a pensar la posibilidad de hacer esto con cualquier técnica no consistente en chakra puro" La idea en si misma le encantaba, comprendía que podía ser un arma idealmente complementaria para sus marionetas y entendía el porqué de la elección de Muki sobre aquella técnica.

Samuru notaría un leve cambio en la presión que Muki ejercía con su chakra, pero poco más; no era del tipo sensorial, ni había entrenado demasiado sus habilidades al respecto "En el futuro quizás debería mejorar ese aspecto de mi repertorio" Asintió ante la explicación de su mentora y cruzó las manos, entornando los ojos para concentrarse...

Durante varios segundos se centró en modelar su chakra, una tarea a la que estaba altamente acostumbrado, procurando hacerse consciente de su flujo interno antes de intentar reducir la intensidad del mismo... No era sencillo; el marionetista estaba acostumbrado a modelar su chakra en busca de aumentar la corriente interna, estabilizarla o hacerla variar, pero nunca había tratado de disminuirla hasta ser casi imperceptible incluso para el mismo.

- La primera parte no es difícil, aunque si extraña - Comentó con un susurro, sin perder la compostura - Creo que lo tengo, más o menos - Pese a sus palabras, era completamente consciente de que en cuanto perdiera mínimamente la atención, el flujo artificial volvería a la normalidad, carente de control real.
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Bien… no te saldrá a la primera chico, debes practicar, esto te tomara un par de días quizás, pero parte primero bajando tu presencia – decía la joven, mientras mantenía su presencia baja ante todos – el chakra es un flujo constante, nosotros los shinobis lo pulimos para mejorar su calidad, pero poca gente la entrena para bajar su presencia – decía, guiñando un ojo – luego de eso, una vez domines esta primera parte, podrás hacer la siguiente.

La muchacha se pararía y estiraría su cuerpo completamente, luego de esto, caminaría hasta la cornisa – tengo algo de hambre, voy a buscar una botana, sigue practicando y espero no sentirte cuando vuelva – diría la kunoichi, caminando hasta el borde del edificio y dejándose caer.

Si, tal vez no era la mujer más preparada para enseñar, no tenía tanta paciencia ni nada por el estilo, pero este jutsu en específico requiere de concentración y paciencia, si ella estaba ahí para explicarle como hacer ciertas cosas no sería para nada una ayuda. Al bajar, esta camino un par de cuadras y compro un par de bollos de pan y unas aguas minerales, era un cocaví perfecto para una ocasión como esta, solo debía ayudar a este muchacho a mantenerse hidratado y a que no desfalleciera por culpa de algo tan trivial como gastar chakra sin reponerla.

OFF: perdón la tardanza XD
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Como era de esperar, la kunoichi no estaba sorprendida ante la simpleza de conseguir reducir el flujo de chakra de Samuru. Aquel era un buen primer paso, o al menos eso pensaba el marionetista, pero distaba de acercarse a la capacidad de ocultar o "invisibilizar" su chakra que le había sido explicado y mostrado. Mientras trataba de concentrarse en la tarea que se le había otorgado, Muki pasó a confirmar su línea previa de pensamientos, reafirmando la poca experiencia que los Shinobi suelen tener a la hora de reducir su chakra, mucho más centrados en pulir dicho control o aumentarlo que en el caso contrario; aquello al menos tranquilizaba ligeramente a Samuru, menos preocupado del lento proceso que estaba llevando a cabo. 

Unos segundos más tarde, Muki se pondría de nuevo en pie, estirándose e indicándole a su pupilo que volvería en un rato tras, básicamente, haber pasado su tiempo con otras tareas mejores; algo bastante comprensible al considerarse el hecho de que en aquel lugar podía hacer poco más que quedarse mirando a Samuru meditar en absoluto silencio, y ni si quiera el titiritero se consideraba tan interesante. 

- No tengas prisa - Respondió con cierto retintín ante sus últimas palabras, al ser el principal desconocedor de cuánto tiempo podría llevarle dominar aquella parte del entrenamiento. Poco después, se encontraba completamente solo.

Pasarían los segundos y poco a poco el shinobi volvería a lograr centrarse por completo en su flujo interno de chakra, hasta lograr sentir cada resquicio de la suave corriente que le recorría internamente. Volvería a repetir los primeros pasos del entrenamiento, logrando reducir su flujo interno de chakra hasta un nivel aceptable; aunque aún era fácil de detectar para cualquiera con las habilidades apropiadas, era un buen comienzo para el siguiente paso.

Sin perder un solo instante la concentración, comenzaría a intentar ralentizar cada vez más su flujo interior, al tiempo que intentaba volverlo tan fino como sus hilos de control Chikamatsu... Sabía que, bajo ninguna circunstancia, iba a ser capaz de reproducir la finura y consistencia de los hilos en su interior (En parte para bien, dado que implicaría prácticamente anular su flujo interno de chakra) pero realmente buscaba algo distinto. 

Atento a cada una de las variaciones de su corriente interna durante el proceso de experimentación, Samuru tomó especial nota de los momentos en los que, más por casualidad que por perfecto control, secciones de su corriente interna desaparecieran casi por completo. Tras esto, se centraría en intentar reproducir a consciencia este mismo suceso, intentando averiguar qué era lo que lo estaba produciendo y lograr así reproducir la misma sensación y procedimiento Al final, tras un buen rato, alcanzaría a comprender la teoría detrás de aquel proceso, pasando a centrarse en el hecho de lograr reproducirla a lo largo de todo su cuerpo.
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Última modificación: 05-08-2023, 03:52 AM por Muki Chikamatsu.
Caminaría por las calles ocultando su presencia, la joven marionetista solía hacer esto, era algo usual en ella, luego de esto, la mujer subiría por la pared del edificio y llegaría al techo, observaría a su joven aprendiz desde su espalda y se aproximaría sin producir un simple ruido, no tenía un aura fuerte ni nada por el estilo y por más que se acercara, la joven no lograba detectar nada de parte de él… una sonrisa se dibujó en su cara. Se quedó observándolo durante unos minutos mientras este mismo sacaba conjeturas respecto a lo que debía hacer, cada vez que el movía su rostro, ella se movía para permanecer en su punto ciego, ella se estaba divirtiendo, pero al darse cuenta de que él lo había dominado, decidió detenerlo un poco – traje bollos y refrescos – dijo, mientras colocaba la bolsa por la derecha del rostro de Samuru y le hablaba por la izquierda, sentada de piernas cruzadas tras su alumno.

La joven parecía feliz – eres rápido para aprender, eso es bueno – diría mientras sacaba su bollo de pan y una bebida, dejando la bolsa entre los dos – esto realmente no es tan útil como parece, a simple vista. Pero es el inicio de algo más grande – diría, mordiendo su pan – el ar..rte dhe okulh.tar la… - diría con la boca llena, luego tragaría y empezaría de nuevo – perdón, el arte de ocultar el chakra es algo que la gente suele encontrar inútil en combate, sin embargo… - la joven muchacha haría una pausa para beber de su bebida, para luego sostenerla y apuntar al joven con la misma mano y sin dejar caer su botella – sin embargo tiene aplicaciones muy sorprendentes… por ejemplo… hemm veamos… ¿conoces el Doku Kiri? Es una tecnica venenosa bastante débil y fácil de predecir por su gran color y presencia en el campo… sin embargo, si hago esto… - diría, dejando su botella en el piso para luego hacer sellos de mano y girando su rostro a un lado, luego de esto, exhalaría aire de sus pulmones, pero nada se vería.

Doku Kiri

Chakura Inpei no Jutsu


Luego de eso, la joven extendería los dedos hacia la misma dirección donde había apuntado, los movería un poco y retraería la mano para olerlos fijamente, luego de eso, le extendería la mano a su aprendiz. Este, al ser Chikamatsu, de seguro lo entendería… había veneno ahí – esta es su principal función.

KUGUTSU NO JUSTU: Purototaipu


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Poco a poco el titiritero estaba alcanzando la intensidad necesaria para que su chakra no fuera detectado. Unos pocos minutos más tarde, lograría volver su corriente de chakra interna completamente invisible con ayuda de un control forzado por un sello; los siguientes minutos los invirtió en reproducir el mismo efecto sin ayuda de sello alguno. Para cuando su nueva mentora volvió, ya había logrado controlar con relativa comodidad la primera parte de la técnica.

- No me había percatado de que habías vuelto - Comentó ante la "repentina" aparición de Muki - Debería tener cuidado - Añadiría con cierta comicidad mientras tomaba un refresco de la bolsa, dedicándola un gesto de agradecimiento - Estar demasiado centrado en mi propia presencia como para no percatarme del acercamiento de una mujer es algo relativamente peligroso en todas mis líneas de oficio; suerte que tus intenciones no eran aviesas.

Dejando a un lado su comportamiento habitual, Samuru pasaría a beber con tranquilidad del refresco que le habían traído mientras escuchaba a su mentora introducirle al segundo uso de la técnica (O intentarlo entre bocado y bocado), usando para ello una de las primeras técnicas que el aprendiz había añadido a su repertorio en cuanto conoció su existencia, dado su alto potencial de combate para combinarla con su especialidad en marionetas. El Doku Kiri era una técnica útil, pero Muki tenía razón, resultaba demasiado predecible; por eso cuando la joven pareció sencillamente exhalar aire normal tras unos sellos, pese a la previa explicación sobre la total transparencia de la técnica, Samuru se vio obligado a comprobar la veracidad de aquel acto, más intrigado que escéptico.

KUGUTSU NO JUSTU: Purototaipu

Humedeciendo la punta de su dedo con su propia saliva, Samuru pasaría el mismo por el área señalada, pasando tras esto a olfatear mínimamente la zona "afectada", efectivamente podría notar la familiar sensación del Doku Kiri sin necesidad de olfatear demasiado o exponerse al veneno - Esto podría ser increíblemente útil... - Susurraría más para si mismo, pese a hacerlo en un tono audible; pensando mientras tanto en la cantidad de posibilidades que podría otorgarle aquella técnica.

- ¿Qué debo hacer? ¿Es suficiente con intentar realizar una técnica mientras mantengo la transparencia de mi chakra o hay algo más que deba saber? - En todo momento, el marionetista no descuidó un solo instante la invisibilidad de su corriente interna.
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La verdad chico el principio es aún más simple… es algo sorprendente que en una tarde consigas hacer lo que te pedí, pero ahora viene la parte entretenida – diría la joven, mostrando con sus manos un flujo de chakra inofensivo, eran hilos de chakra que pasaban entre sus manos, esto era literalmente muy fácil de hacer para ambos marionetistas – cuando nosotros extendemos el chakra, esta viaja naturalmente, y al hacer nuestros hilos extensos estos se vuelven invisibles ante los ojos humanos – diría, encogiendo los hilos frente a el – sin embargo, lo que queremos es bajar el grosor del chakra, la diferencia de este jutsu es que su intención es volverlo invisible, pero que mantenga su consistencia y fuerza, sin embargo… hacerlo es un poco difícil – diría la muchacha, mientras sus hilos se volvían gruesos nuevamente – y lamentablemente, no es algo que podamos concretar mientras el chakra esta fuera de nuestros cuerpos.

La muchacha movería sus manos agitándolas y volviendo a ponerlas frente a ella nuevamente – es algo que debes hacer desde que sale el chakra de tu cuerpo… la calidad de chakra disminuye, pero a cambio obtiene la cualidad de invisibilidad… el problema es que, al ser poca la chakra invertida, el poder del jutsu disminuya – diría, mientras que con sus hilos invisibles intentaría tomar una simple piedra, pero no podría más que hacerla tiritar un poco – la solución a esto es simple – volvería a decir mientras agitaba su mano como si de un calambre fuese, luego la posaría sobre la piedra – la respuesta es invertir más chakra para que el jutsu mantenga sus propiedades iniciales – diría, mientras hacía levitar aquella piedra.

off


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Samuru sonreiría como agradecimiento al cumplido sobre su rapidez para dominar la primera parte de la técnica, realmente no lo veía como algo tan impresionante, pero si Muki lo señalaba debía ser por algo - Siempre es más fácil cuando alguien te guía en el camino correcto a seguir - Posteriormente guardaría silencio mientras escuchaba la explicación de su mentora, prestando atención al ejemplo utilizado durante aquel ejercicio.

Al shinobi la idea de reducir la fuerza de su control le seguía pareciendo peculiar y sin embargo empezaba a desarrollar una teoría paralela del porqué de su actual bloqueo en el crecimiento de su potencial; estaba centrándose únicamente en el desarrollo de su chakra interno y había descuidado detalles que, vistos desde fuera analíticamente, podían resultar bastante obvios... En su caso, el descuido de su forma física y el interpretar el aumento de su corriente interna como mejora de control; aquel ejercicio podía ser perfecto para condicionar la segunda parte de sus fallos de entrenamiento.

Una vez que Muki terminó de mostrar el correcto funcionamiento de la técnica, Samuru comenzó a dar vueltas a todos los aspectos que la maestra marionetista le había explicado. Existían varios problemas al respecto; en aquel momento él era del todo incapaz de controlar al unísono más de dos marionetas, lo que implicaba de que bajar la calidad de los hilos, no podría hacer nada con una sola mano "Por suerte el destino me otorgó dos brazos... Aunque sigo barajando la opción de buscar como obtener mínimo un tercer brazo como el que ella mostró hace horas...".

Sin pensar mucho más en aquello, Samuru lanzó los hilos de su mano derecha a la roca, moviéndola inicialmente sin dificultades; empezaría a reducir el grosor de los hilos, hasta notar como a la hora de atraerla, varios de los mismos amenazaban por romper su conexión, a la par que eran incapaces de desplazar el objeto... Tras ello y no sin cierta vergüenza interna, haría uso de su segunda mano para lanzar una nueva tanda de hilos, esta vez con un grosor inicial equivalente al del primer miembro. Volvería a ganar el control de la roca, entendiendo la teoría detrás de aquel ejemplo... Pero.

- No tengo del todo claro si lo estoy haciendo correctamente o no... Nuestros hilos siempre han sido indetectables para cualquiera sin la habilidad de ver las corrientes de chakra; sé dónde están por instinto, por qué yo los manejo - Diría mientras atraía hacia sí la piedra de un tirón - Entiendo el concepto, pero quizás... - Mientras continuaba jugueteando con la piedra, en parte para tratar de estabilizar su control teórico, el genin empezaría a darle vueltas al concepto detrás de la técnica, buscando mentalmente entre su repertorio actual la que podría ser la mejor técnica para probar si realmente era capaz de acercarse a la verdadera naturaleza de aquella técnica, la opción más evidente parecía el propio Doku Kiri; sin embargo, esperaba a la confirmación de Muki antes de realizar cualquier acción.
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No creo que lo estés haciendo mal… y como dices, es fácil de pensar que lo estás haciendo con el jutsu de nuestros hilos – diría la joven, terminando de comer y beber su colación – puedes intentarlo con otro jutsu… sin embargo, antes de hacerlo déjame ver si puedo explicarlo de una mejor manera…

La marionetista en ese momento se pararía y extendería sus dedos para luego moverlos como piano y atraer hacia ella un montón de piedras, estas levitarían frente a ella y se pondrían en fila – mira… imaginemos que esto es el flujo de chakra de un hilo – diría, uniendo cada piedra al lado de la otra – si queremos ocultar su chakra, lo usual seria enflaquecer el hilo, pero, si en vez de eso se reduce la calidad del chakra invertido… - el hilo de piedras se separó un poco y la marionetista dejo de controlar las piedras que estaban intercaladas, dejando exactamente la mitad de estas en el lugar – la conexión sigue siendo la misma… aun es visible, pero es más débil… lo que yo hago es algo parecido… las separo un poco más las conexiones de chakra – diría, dejando caer nuevamente una piedra intercalada de la otra y quedando cada vez menos piedras – pero esto ya no sería capaz de sostener un jutsu habitual… así que la solución es agregar más líneas de piedras separadas de la misma manera – levantaría todas las piedras nuevamente, pero las pondría separadas en hileras diferentes, formando un sistema que, inconsciente de esta materia, era la representación química de los gases – y bueno… así es como lo interpreto – diría, dejando caer todas las piedras y dejándose caer a si misma al suelo mientras cruzaba sus piernas y apoyaba sus manos en el suelo para estirar su espalda – inténtalo, no sé si quieras seguir con esto de los hilos o se te ocurre un mejor jutsu… yo lo uso con los venenos

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Asintiendo con tranquilidad, Samuru finalizó su control de hilos, pasando entonces a respirar profundamente mientras barajaba las posibilidades a la hora de probar aquella técnica. Depués de un par de segundos, una sonrisa misteriosa atravesó su rostro mientras alzaba su brazo derecho, dejando la palma de la mano mirando hacia el cielo, como si sujetara o pensara sujetar alguna especie de esfera.

- Hay una técnica... En Konoa muchos ninjas colocan la barrera intermedia de control de chakra en su uso, pero yo no veía la forma de realizarla hasta hoy. Siempre estallaba, y ahora entiendo que es, irónicamente, por que ponía demasiado chakra en ella. Me parece que es el momento perfecto para probar suerte.

Dicho aquello, Samuru empezaría a concentrar su chakra en la palma de la mano, empezando a hacerlo girar con lentitud en lo que parecía un pequeño remolino "Demasiada intensidad, aún es visible". Cerrando los ojos un instante, respiró profundamente, reduciendo visiblemente la intensidad de la técnica hasta hacer que el remolino desapareciera; entonces, volviendo a abrir los ojos, comenzó a moldear el chakra de aquella técnica con ayuda de su otra mano, completamente concentrado.

Chakura Inpei no Jutsu


Con solo unos segundos, Samuru podía sentir como la esfera que, hasta el día anterior, no lograba formar bajo ninguna circunstancia, ahora estaba formándose sin problemas. Su estancamiento en las semanas anteriores no estaba causado por carencia de control o fuerza, si no por ausencia total de "sutileza", lo que de hecho le producía cierta vergüenza interna, dada su profesión. Tras solo diez segundos, la técnica estaba formada, pero sobre la mano del titiritero no se veía nada.

- Veamos que tal ha funcionado - Diría mientras se ponía en pie, aún sujetando aquella esfera invisible y mirando a su alrededor en busca de un objetivo. Con solo un vistazo, acabaría decidiéndose por un palé con viejos maderos abandonados - No te acerques mucho, no sé como podría resultar esto si me estoy equivocando.

Así, una vez en frente del palé, lanzó un golpe más similar a una bofetada que a cualquier otra cosa (Dado que la palma de su mano seguía abierta), que se vería detenida unos diez centímetros antes de impactar, agrietando ligeramente el primer madero con la marca de impacto de una esfera... Y haciendo reventar las últimas maderas de la fila, como si hubieran sido impactadas por dinamita.

Rasengan


El titiritero cerraría su mano mientras sonreía complacido; aquello no solo marcaba un aprendizaje exitoso de la técnica a tratar, si no que le había dado la clave para continuar su progreso personal, ahora con una ruta fijada en el horizonte.

- Perfecto, es justo lo que necesitaba, gracias... ¿maestra? - Se le hacía algo raro referirse a la chica con aquel título en alto, pero era lo mínimo que la debía después de lo que le había ayudado a progresar.
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Ese jutsu… parece muy potente chico – diría algo sorprendida la muchacha al verlo ejecutar contra aquel pallet y destrozarlo como dinamita. La verdad, Muki se había quedado expectante y un poco intrigada para ver qué es lo que había realizado entre sus manos el joven Samuru, sin embargo, al ver la magnitud de la destrucción, se sorprendió un poco y puso un semblante algo más serio que el que acostumbra hacer – cuando haces este jutsu de invisibilidad… inviertes mucha más chakra del usual, ten cuidado, puedes quedar seco si abusas de el – diría la joven, algo molesta por la elección del muchacho, examinándolo para ver si este caía desfallecido por el gasto de chakra en exceso o sus conjeturas eran solo tempranas… bueno, no importaba por ahora.

El joven agradecería a Muki, de una manera algo cordial – pues de nada, alumno mío - diría la joven para pararse y acercarse a este, caminando y contorneando su cintura paso a paso hasta llegar a él y extenderle la mano con una sonrisa de oreja a oreja – espero que nos llevemos bien en esta relación poco usual – diría feliz – un día de estos te pediré algún favor, espero estés ahí para ayudarme – diría finalmente, tapándose los labios con las yemas de los dedos de la mano contraria – no creas que te enviare a la muerte o algo así… solo, quiero ver a donde podemos llegar. Recuerda que siempre me puedes hallar en el país de los pájaros o en Iwagakure – diría sonriente.
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