Las Viejas en Apuros - Mision Rango C
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Última modificación: 25-07-2023, 05:57 PM por Jikaro.
21 de Junio 15 D.K

A las 0700 HRS
Afuera de Konoha.



Un día tranquilo a las siete de la mañana, los encargados de las puertas estaban revisando informes y toda la documentación mientras tomaban una taza de café, acababa de empezar un nuevo día. Mientras uno de ellos leía los informes otro veía a la lejanía una caravana grandísima acercarse mientras gritos y saludos se hacían presentes en las afueras. — Que Verg- — Había llegado, hace 10 años había una caravana que venía y se instalaba en Konoha para vender cosas de todo tipo, desde carnes y verduras hasta animales. Todo estaba extraordinariamente barato, con 100 Ryos podrías comprar toda la alacena para un mes, los porteros les dejaron pasar haciendo toda la documentación. Los mismos se fueron e instalaron en la calle principal de Konoha, empezaron a comprar demasiadas cosas, gracias a Dios que había demasiado en el negocio. 4 viejitas estaban mirando este espectáculo desde su balcón mientras se tomaban el té de la tarde. La más mayor de las 4 habló. — Si hubiese Sido hace 10 años íbamos a comprar mucho, pero lamentablemente estamos muy viejas para eso. — Dijo mientras se sentaba y tomaba su té, todas se lamentaron hasta que una habló. — Chicas tranquilas… Conozco a alguien que podría poner en misión una petición, ¿Quisieran que mandemos una misión para que nos compren la alacena? — Tomó un sorbo de té, las tres sobrantes no podían ir por sí solas, las iban a aplastar. Optaron por la mejor decisión. Buscar ayuda shinobi.


23 De Junio 15 D.K
0600 HRS En las puertas de Konoha


Las cuatros viejitas que no se podían ni parar de lo vieja que estaban, lograron colar su petición y ya los ninjas habían sido mandados a buscar, se suponía que tendrían que llegar. Cuando todos llegaron, la mayor de todas se presentó. — Hola honorables Shinobis, ya saben porqué están aquí. Por favor… Ayúdenos con las compras. — Dijo mientras tomaba a la chica del hombro y con una sonrisa empezó: — Todos tendrán que tomar un papelito de mi sombrero, si les sale un nombre nosotras vamos a responder por él. — Dijo mientras tosía y miraba a la gran ruta que llevaba a todos los visitantes al comercio, estaba repleta. — Todas tenemos un presupuesto base de 10,000 Ryos, si sobra que espero que sí. Pueden tomar un poco para ustedes. — Dijo mientras las demás asentían, al parecer todas eran dirigidas por ella. — Se les dirá el nombre de quién le toque en el sombrero y la lista consigo. Cualquier duda podrán avisarnos. — Las demás al mismo tiempo asintieron al unísono y tenían dolores de espalda todas al parecer, ¿Podrán soportar este terrible trayecto de comida y muchas más cosas? Descúbrelo en el próximo capítulo.

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El tiempo para postear de 48 Horas horas ya ha expirado.



¡Bienvenidos a Las Viejas en Apuros!
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22 De Junio 15 D.K

Tras un día algo atareado, consistente en poco más que su vuelta a casa después de otra misión relativamente exitosa, Samuru finalmente había logrado alcanzar algo de paz y tranquilidad... Por aproximadamente cinco minutos.

Nada más llegar a su hogar, se había encontrado con un mensajero de la aldea que le había entregado un pergamino de misión. La misma estaba dirigida a Riku, pero como el joven en ese momento se encontraba fuera realizando algún tipo de misión o entrenamiento (Samuru no lo tenía del todo claro), el mensajero había optado por usar sus poderes burocráticos y asignársela sin reparos al mayor de los Skuld, usando su apellido como tecnicismo a la hora de dar por válido el destinatario.

Pero lo peor no era que ahora el titiritero no tendría tiempo para relajarse y, quizás, hacer algunas visitas a los lugares que había dejado desatendidos durante sus viajes, no... Lo peor tampoco era que aquella misión le asignaba la tarea más demente que podría haber sospechado que asignarían a un ninja serio de su aldea; pelear por las mejores ofertas de un mercadillo que duraría solo unos días... Lo verdaderamente peor, es que él ya tenía planeado ir a aquel mercadillo por su propio interés (Es complicado ser hermano/casi padre soltero), y ahora tendría que jugar a dos bandas en una misión de rango C.

23 De Junio 15 D.K
En las puertas de Konoha

El gran día había llegado y tras un breve pero recuperador sueño nocturno Samuru había tomado sus enseres, se había arreglado y había desayunado algo lo suficientemente contundente como para permitirle sobrevivir a la matanza a la que iba a exponerse de lleno.  Llevaba consigo todos sus pergaminos de marionetas, si bien las mismas se encontraban completamente vacías de artilugios, para evitar así la tentación de llevarse a nadie por delante (A excepción de un par de cables retráctiles... Y bombas de humo) y un . Saldría de su hogar y se dirigiría al punto de encuentro, en donde las solicitantes de aquella misión se presentarían y pasarían a explicarles el funcionamienrto de aquella misión.

Una vez explicado todo el procedimiento, el titiritero se acercaría al sombrero, extrayendo del mismo una papeleta y recitando el nombre escrito en alto, a la espera de que se le indicara la mujer para la que trabajaría y cuales eran sus intereses para con aquel enorme mercado... ¿Comida? ¿Ropa? ¿Electrodomésticos?... Realmente no estaba del todo seguro de si le gustaba menos la idea de tener que llevar una pila a cuestas o de tener que comprar "ropa" para aquella mujer.

- ¿Entonces cual es el plan?

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     23 de junio 15 D.K
A las afueras de Konoha
 
Era otro día común y corriente en la aldea de konoha, el sol comenzaba a aparecer por el cielo sin embargo, para esas alturas ya me encontraba entrenando en el campo de prácticas, había tomado un tiempo para descansar debido a mis dolores de cabeza por lo que ahora había llegado el momento de ponerme al corriente con mis entrenamientos y las shurikens eran una de las mejores formas de hacerlo, rápidamente comencé a lanzar las primeras, mientras buscaba perfeccionar mis lanzamientos, cada uno parecía ser mas certero que el anterior, mostrando un progreso constante, algo que sinceramente me alegraba bastante.
 
Sumergido y a mitad de mi largo entrenamiento, de la nada logre ver a lo lejos a un shinobi el cual venia corriendo en mi dirección a toda velocidad, este era inconfundible, pues era uno de los asistentes del hokage, verlo aquí me sorprendió, sin embargo, mas me sorprendí al ver que este se detuvo al lado mío, observándome con una cara que reflejaba urgencia y preocupación, de inmediato supe que algo pasaba a lo que le pregunte –“¿estas bien?”, deteniendo en seco todo mi entrenamiento, una vez intercambiamos palabras supe lo que estaba pasando, me habían estado buscando por toda la aldea, al parecer este tenia un pergamino para una misión, era increíble pues hace tiempo que no conseguía una misión, ante esto simplemente lo recibí, nos despedimos y aquel shinobi desapareció.
 
Intrigado y consciente de la seriedad de la situación, me senté en el mismo pasto en el que estaba parado para comenzar a abrir el pergamino, poco a poco despegue el sello del hokage y comencé a expandirlo, en ese momento sentía la tención ante la urgencia que represento el mensajero al entregármelo, sin embargo, al terminar de leerlo, fue inevitable para mi sorprenderme ante la naturaleza inusual de la misión, ¿ayudar a cuatro ancianas en una compra masiva? era algo inusual para una misión shinobi, pero luego de pensármelo un poco, me di cuenta de que si esto pasaba era por que seguramente debían tener sus razones, quizás para ellas era importante, por lo que no tendría problemas en aceptarlo, sin embargo, eh ahí el problema, pues al ver la hora de la reunión supe que estaba por comenzar.
 
La hora de la reunión con las cuatro ancianas estaba cada vez más cerca, No podía permitirme llegar tarde, por lo que sin perder tiempo, salí corriendo a toda velocidad, utilizando las calles y saltando por sobre las casas de la aldea, buscando la forma más rápida de llegar a mi destino, mis pies golpeaban con fuerza los lugares en los que yo pisaba, mientras que yo rápidamente esquivaba obstáculos y a otros aldeanos que se cruzaban en mi camino, con fuerza sentía la brisa en mi rostro mientras aceleraba mi paso, intentando ahorrar cada segundo posible, a medida que avanzaba, el paisaje de Konoha se desvanecía en un borrón, y me concentré únicamente en llegar a tiempo, de milagro conocía los atajos y caminos menos transitados de la aldea, lo que me permitía tomar rutas más rápidas y evitar congestiones, finalmente llegué a las afueras del lugar de la reunión, respiraba agitadamente por el esfuerzo, pero me sentía aliviado de haber llegado justo a tiempo, igualmente me tomé un momento para recuperar el aliento antes de entrar, observando la hora en mi reloj de pulsera y confirmando que llegaba en el último minuto, no había tiempo que perder, respiré profundamente, tratando de calmarme, y entré al lugar.
 
Al cruzar la puerta, vi a las cuatro ancianas sentadas en una mesa, con una expresión de expectativa en sus rostros, habían preparado todo para la reunión y me miraron con una mezcla de gratitud y alivio al verme llegar dije -"Disculpen la tardanza", con una sonrisa, tratando de ocultar mi agotamiento, atento a lo que las ancianas tendrían para decir.


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Días antes del inicio de la misión.


Horaime salió temprano de la librería de su familia, recorrió las calles de la aldea con rumbo al centro donde al llegar se encontraría frente a un edificio imperial, en este lugar normalmente se entregaban las misiones Horaime fue citado al lugar un día antes por medio de una carta.

–Buenos días– saludo el genin pasando por las puertas del lugar dirigiéndose al mostrador principal, –Hola, mi nombre es Horaime entiendo que se me asignó una misión– dijo el genin dirigiéndose a un hombre que no le quitaba la mirada de encima desde que cruzó las puertas del lugar.

El hombre miró unos segundos a Horaime para luego responder, –Horaime… veamos…— murmuró mientras revolvía unos documentos.

–Que amable… ni siquiera respondió a mi saludo– pensó el genin volteando los ojos indignado.

–Aquí tienes niño– dijo el hombre sacando un sobre y entregándolo a Horaime, –YA te puedes retirar– concluyó levantando su mano derecha en dirección a la puerta y bajando la mirada a otros documentos.

–Y-yo… ¿Gracias? – respondió el genin tomando el sobre y dando una mirada de horror por el trato recibido.

–Que mal educado, veamos…– murmuró el chico ya fuera del edificio, el chico abrió el sobre y empezó a leer la documentación de la misión.

Por los documentos aparentemente la misión era más un esfuerzo del imperio por mejorar las relaciones de ambas aldeas, el genin debía viajar con otro grupo que iría a atender asuntos políticos a Konoha aparentemente como parte de este esfuerzo se le asignó a Horaime una misión sencilla para que pudiera recorrer la aldea y conocer a otro shinobis.

–Según esto me eligen a mi por que mi familia hace tratos comerciales, a veces me sorprende lo poco que indaga el imperio cuando se trata de estas cosas, después de todo  comerciamos con libros no con comida aunque supongo que algunos principios si que se podrían aplicar, pero es obvio que aprovecharon nuestra visita para quitarse de encima esta “misión” y cumplir su parte del trato sin tener que darme una misión real– pensó el genin mientras guardaba la documentación y se dirigió de vuelta a casa, el grupo con que debería partir saldrá mañana así que apenas tendría tiempo para preparar lo básico.

23 De Junio 15 D.K
En las puertas de Konoha

–El viaje en barco fue una pesadilla, apenas y llegamos a tiempo– dijo el genin estirándose un poco para aminorar la fatiga,  a duras penas había logrado llegar el día citado para la misión, el resto de la comitiva que viajó con él siguió rumbo al centro de la aldea donde ya tenían citas programadas.

Horaime llevaba puesta su vestimenta característica, un rakusu de color dorado con su patrón de cuadros en color verde, debajo un yukata de color azul con pantalones negros, como calzado unos tabi de color blanco y zori de plataforma color marrón con su hanao de color rojo, la banda de la aldea colgaba de su cintura cayendo de medio lado por su pierna izquierda, en su mano derecha llevaba un Bo que usaba como un bastón de apoyo y en su espalda una mochila con diferente implementos.

–Bueno supongo que no habrá otras cuatro ancianas esperando a alguien más– pensó el chico acercándose a un grupo de ancianas que estaba en el lugar.


–H-Hola… lamento la tardanza, mi nombre es Horaime– dijo el chico uniéndose rápidamente a la dinámica y tomando el papelito que le correspondía.

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.-Me podrías recordar Koji el ¿porqué estoy en este lugar?.- Aquella era una mirada serena y aburrida que desde lo alto de una edificación observaba el deambular de las muchas personas que componían Konohagakure, uno de los principales asentamientos urbanos no sólo del País del Fuego sino que del mundo ninja en general. Un lugar con historia pasada y, probablemente, mucha aun por escribirse .-La familia consideró pertinente estrechar lazos con las personas de por aquí.- Koji era el fiel encargado de solventar todas las necesidades que "ella" pudiese llegar a tener, era de familia humilde y siempre había servido a los líderes de Kumogakure, en ocasiones a ramas principales y otras temporadas junto a familias no tan relevantes .-Es cierto, es importante para el Imperio el poder ordenar al rebaño.- Su voz era delicada y fina, muy contrario a lo que se podía apreciar de su físico, que si bien era bastante curvilíneo y femenino, se alejaba de la idea propia de un cuerpo "fino" sino que era evidente lo trabajado que estaba .-Después de todo, ¿No son estos tipos las ovejas descarriadas?.- Koji, quien oficialmente podía ser entendido ya como un simple mayordomo, pareció aclararse la garganta ante tan incómodo comentario .-Señorita, creo que no deberíamos hacer esos comentarios tan deliberadamente en este lugar...- Poco a poco fue recuperando la compostura .-Si sus palabras llegan a oídos delicados, podríamos tener problemas innecesarios.- La mirada de la joven peliblanca se alejó entonces de la ventana y se centró en Koji, lo miró fijamente como intentando encontrar en él algún tipo de respuesta para luego finalmente volver a observar el movimiento de las calles .-¿Sería esa una falta a nuestra compostura?.- Pareció murmurar algo meditabunda .-¿Crees que no es propio de nuestro linaje?.- De pronto, algo tan simple como aquellas preguntas habían provocado en ella una suerte de tristeza, como si realmente estuviese fallando en algo .-Así es señorita, podría dejar mal parados a sus familiares, incluso a la buena posición de Kumogakure.- El mayordomo sonó bastante serio, parecía ser realmente preocupado por el tema .-Entiendo.- Chasqueó la lengua .-Tendré que ser más cuidadosa con mis palabras, lo siento Koji.- Palabras que sonaban sinceras y es que realmente lo eran, Rai-Mei sólo conocía una manera de relacionarse con el mundo: La forma protocolar.

.-Hablando de compostura y buenos modales, señorita.- Dando pocos pasos Koji decidió acercarse a Rai-Mei para entregarle un pergamino enrollado .-Creo que va siendo hora de que asista al encuentro que se le ha encomendado.- La chica comenzó a leer cuidadosamente el contenido del pergamino .-Según lo acordado, mientras usted esté en este lugar deberá participar activamente de los requerimientos que surjan, apoyar activamente a Konoha es un aporte muy grande a nuestra patria.- Rai-Mei cerró el pergamino y no emitió comentario alguno; Si es que le había interesado o no era un completo misterio, probablemente ella no diría absolutamente nada al respecto, puesto que frente a cualquier impresión que pudiese llegar a tener .-Es mi deber.- Ella ya tenía mentalizado el trasfondo de todo su accionar... Fue así como, vistiendo sus típicos ropajes negros, la chica se recogió el cabello en un coleta larga y terminó de vendar sus pies para poder salir de su habitación, aquel era el único elemento propio de ella, la única parte de sí que el mundo no le había obligado a modificar aun.

El camino no fue demasiado largo, ni tampoco muy complicado, el refinado y constante paso de Rai-Mei la habían conducido con mucho tiempo de sobra al lugar que el pergamino indicaba. Su mirada era firme y no se detenía en apreciar las bellezas o particularidades de la aldea; Mei no tenía el tiempo ni las indicaciones como para poder deleitarse con las bondades de Konohagakure. Al llegar la peliblanca podría ver cómo unas cuatro ancianas esperaban la llegada del resto, probablemente eran ellas las que habían encomendado tal peculiar misión .-Nadie se ha hecho presente aun.- La muchacha tomaría asiento alejada de la entrada y quizás algo oculta para ojos de los recién llegados .-Veo que en Konoha no conocen de buenos modales...- Se cruzaría de piernas a la espera de que finalmente todos estuviesen presentes, siendo un hombre de Kirigakure el último en entrar a la habitación .-¿Han comenzado relaciones con más aldeas? Eso nos quita exclusividad...- Suspiraría al tiempo en que una de las ancianas comenzaba a declarar las particularidades de la misión .-Así que efectivamente era eso, tendremos que encargarnos de las compras, creo recordar que Koji alguna vez intentó enseñarme cómo...- Una chica como ella nunca se había visto en la necesidad de comprar algo para sí misma, después de todo, siempre había habido alguien que hacía las compras por ella .-Tenga usted muy buen día señora.- Una reverencia perfecta, rígida y completamente ensayada se haría presente ante la portadora de la voz en el grupo .-Espero poder cumplir con sus expectativas.- Sin más que agregar, la joven metería su mano en el sombrero para poder obtener de ahí un papel.
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Todas las viejas presentes estaban cautivadas con la amabilidad y la belleza de los que habían encontrado para hacer sus compras, estaban riendo y sonriendo mientras se tapaban la boca con la mano derecha, eran mujeres finas de dinero que se notaba que podían comprar toda la Aldea si gustarán, quizás se exageraba pero esa era la Leyenda. Capaces de comprar toda una aldea si tan solo quisieran, pero sorprendentemente, de en uno a uno las caras de asombro se veían en sus rostros perplejos, las viejas aún no sabían el porqué de su asombro. Asustada la mayor de ellas preguntó. — Ustedes son los ninjas más capacitados que encontramos para este trabajo, si creen que no pueden simplemente desistan. Se les pagará a otras personas. — Dijo con su voz tan altanera mientras sonreía. — ¿Qué esperan?, Vayan. — Los Shinobi's tendrían que tomar camino, a lo lejos se podía ver las filas gigantes y cúmulos de gentes agrupadas en un solo punto, aún no abría.

Al llegar a la fila se les acercó un vagabundo, este no tenía ropa pues no tenía para siquiera comer. Miró a todos y con pena habló. — H-Hola… Por favor… Denme un poco de dinero para comer algo… — La verdad era feo y al parecer nunca había comido, era flaco sus manos y cuerpo estaban descuidados a más no poder, su ropa parecía ser un saco de basura cortado a la mitad, su rostro demostraba inocencia. Simplemente quería dinero o comida que era mejor para vivir, si es que le daban y si no le dan, se iría directo a una esquina y empezaría a llorar. Realmente no tenía dinero, era demasiado pobre, después al inicio de la fila se pudo escuchar como un chico salió y gritó. — ¡Corran la voz, hoy será el último día de la caravana y hemos traído muchísimas cosas! — Desde donde estaban los encargados de la misión no se escuchaba, así que todos corrieron la voz hasta llegar a su lado. Se escuchó como se abría la puerta y todas las personas empezaron a correr, si corrían y caminaban normal daba igual, al entrar vieron 10 Tiendas de campaña en el centro y como 15 a los lados, todos estaban como locos comprando. ¿Qué harían nuestros Shinobi's encargados de las compras de una anciana?, Todo está a su disposición.


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¡Bienvenidos a las viejas en apuros!

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Última modificación: 01-08-2023, 02:55 AM por Hao.
Tome el papelito del sombrero, desenrollándolo con rapidez, al observar el nombre que había salido, leí con claridad: "Maira", era la lista de compras que me había correspondido, Miré a la que parecía ser la anciana líder, quien asintió con una sonrisa, confirmando que esa era la lista que debía atender, por lo que sin perder tiempo, tomé el dinero que me habían entregado para la misión y me despedí rápidamente de las ancianas, les aseguré que haría todo lo posible para conseguir todo lo que necesitaban, con una última sonrisa de agradecimiento, me apresuré hacia las tiendas.
 
El mercado estaba repleto de una gran cantidad de personas, todas buscando las mejores ofertas y aprovechando la última oportunidad de comprar a la caravana, las tiendas estaban abarrotadas de mercancía, y el bullicio era realmente ensordecedor, pero yo estaba enfocado en la tarea que tenía entre manos, debía cumplir la lista de compras de Maira, por lo que decidido me abrí paso entre la multitud, sorteando cuerpos y carretas cargadas de productos, no quería llamar la atención por lo que realice todo esto sin usos de técnicas, sin embargo, la urgencia me impulsaba a moverme rápidamente, no había tiempo que perder si quería conseguir todo lo que necesitaba antes de que se agotara el stock.
 
En ese momento mi mente se mantuvo enfocada en la lista mientras buscaba cada artículo, comencé saltando de una tienda a otra, comparando los precios y seleccionando los productos con cuidado, la fila era grande, igualmente logré abrirme paso por las tiendas que necesitaba, mientras buscaba los productos de la lista de Maira, me topé con una tienda de mascotas que llamó mi atención, allí había varios perros adorables y juguetones esperando ser adoptados, a pesar de que la lista de compras no especificaba las características del perro que Maira deseaba, decidí que sería una sorpresa agradable llevarle algunos cachorros tiernos y bonitos.
 
Me acerqué al dueño de la tienda, quien parecía ser un hombre amable con una sonrisa en el rostro, y le pregunté sobre los perros que tenía disponibles, este me explicó que tenían una variedad de razas y edades para elegir, observé detenidamente a los pequeños cachorros jugando y corriendo en su espacio, cada uno con su propia personalidad única, estaba encantado con estos, sin embargo, el precio de cada perro era un poco más alto de lo que había planeado gastar según el presupuesto de la misión, quería asegurarme de conseguir tres perros que se ajustaran a la lista de compras, pero también necesitaba ahorrar lo suficiente para no exceder el presupuesto, por lo que intenté convencer al dueño para que me hiciera una rebaja por los tres perros que tenía en mente, le expliqué que estaba cumpliendo una misión muy especial para unas ancianas y que quería llevarles tres adorables compañeros que les brindaran alegría y cariño en sus vidas -"Entonces que dice, lo haría por las ancianitas?".
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Lista de la Compra


Samuru se mantuvo expectante durante unos minutos, esperando a que alguien se presentara ante el para reclamar el interés sobre la lista de la que tenía que ocuparse. Durante ese tiempo, observó como hacían acto de presencia los que parecía que serían sus acompañantes, entre ellos le llamó una joven de apariencia altiva que parecía ir acompañada de lo que parecía un mayordomo (Realmente estaba más sorprendido por la existencia del segundo que por la primera) y se sorprendió especialmente al ver a Horaime, el joven de Kirigakure con el que se había encontrado en el pasado... Era una coincidencia como mínimo peculiar, pero ahora tenía otras tareas en las que centrarse, así que sencillamente le dedicó un ligero gesto de cabeza a modo de saludo antes de seguir buscando a su anciana asignada.

Unos segundos más tarde consiguió dar con la mujer a la que correspondía la lista, tomando en mano el dinero que necesitaría para la misma y ultimando con ella algunos detalles de esta lista, centrándose especialmente en resolver la duda de si el "Mono" anotado en la misma se refería al propio animal o a la prenda de ropa, y en caso de la segunda, que tipo de corte de moda prefería la anciana.

Para cuando llegara al inicio de la fila de la zona de compras, un vagabundo se les acercaría solicitando algo de comer. Sin dudar ni un segundo ante el estado del hombre (dados sus antecedentes y los de Riku viviendo en la calle tratando de sobrevivir día a día) el titiritero sacaría de entre sus ropajes lo que parecía una galleta grande y muy apelmazada, entregándosela al vagabundo - Ten, ahora mismo no puedo darte nada más, es lo que llamamos una ración militar, no tiene el mejor sabor del mundo, pero te dará energía para aguantar uno o dos días. Te recomiendo esperar y atosigar a la gente cuando estén saliendo, muchos llevarán tanto peso encima que con tal de que les dejes tranquilos seguramente te darán como mínimo alguna fruta o bebida. Buena suerte. - Realmente no se trataba de no tener acceso al dinero de las ancianas, llevaba su propio dinero y podría haberle dado un poco al vagabundo, pero a causa de lo que había visto durante tantos años en la calle, prefería no entregarles dinero, solo productos consumibles.

En cuanto las puertas se abrieron, el titiritero usó toda la velocidad de la que disponía en ese momento para sortear a cualquier persona que fuera más lenta que él, dirigiéndose en primer lugar a por la comida de su lista, concretamente a por las carnes, sabiendo que las mejores piezas del día caerían en pocos minutos, razón que le obligaba a priorizarlas.

El puesto parecía una tienda de campaña normal, pero para lo "pobre" de su presentación, la verdad era que el género expuesto parecía de lo mejorcito, especialmente para el precio. Nada más llegar, Samuru saludó cordialmente y empezó a señalar distintos encargos entre las variedades de carnes y embutidos, calculando mentalmente el pesaje al precio expuesto de cada elemento y acabando por sumar lo que sería un total de 5.000 Ryos de compra; tras ello, empezaría a regatear con el tendero, indicándole que tenía una familia a la que alimentar, consistente en si mismo, un perro, un gato, un mono, un niño hyuuga y una anciana y que necesitaba que se le rebajara el precio al menos un poco... Aunque fugaces y agresivas, las negociaciones fueron bajando poco a poco el precio de los productos, hasta qué, cuando Samuru consiguió que los mismos se redujeran a 3.500 Ryos, frunció el ceño (Imitando al del tendero, que empezaba a ponerse algo nervioso ante el inmisericorde actuar de su comprador) y chasqueó la lengua.

- De acuerdo, tu ganas... - Dijo mientras sacaba un total de 3000 ryos de la cartera de la abuela y 500 de la suya propia (Sí, estaba aprovechado para comprar para su propia casa) - Pero a cambio añádele a la compra un par de sacos de arroz ¿De acuerdo? sé que para vosotros eso no es tanto y te ganarías la fidelidad de un buen cliente - Añadiría con su mejor sonrisa mientras dejaba el dinero sobre el mostrador, como si el trato ya estuviera sellado bajo sus condiciones. Al final, no sin emitir un par de insultos bastante creativos que serían precedidos de una risotada (Puesto que en el fondo a aquel hombre le encantaba un buen regateo hostil) , mientras dejaba un par de sacos en el mostrador junto a la carne, tomando el dinero y estrechando la mano de su comprador, antes de pasar al siguiente en la fila.

Echándose la mercancía a su saco, Samuru consultaría el siguiente punto en la lista, mientras mantenía el conteo mental de los Ryos que le restaban; por ahora iba bien.

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Horaime tomó el papelito que le correspondía mientras miraba a su alrededor tanto a las ancianas como a los otros que participaban de la misión, -Oh! es Samuru, supongo que luego podremos ponernos al día– pensó el genin dirigiendo una pequeña sonrisa a su conocido.

–Veamos… Luisa! – leyó el joven en voz alta esperando ver cual de las ancianas reaccionaba, rápidamente una de ellas respondió al llamado y Horaime se aproximó a ella, -H-hol como dije mi nombre es Horaime a su servicio– el genin se presentó y conversó brevemente con la anciana, aclarando que la mascota podría ser literalmente cualquier animal mientras fuera pequeño y que le gustaban los collares de colores llamativos, una vez entregado el dinero y con esta información aclarada el genin se estiró un poco para aliviar su cansancio y partió a cumplir con lo encomendado.

Horaime no conocía bien la aldea pero con solo seguir la gran fila pudo dar con el lugar donde se había asentado la caravana, –Konoha tiene su encanto, tal vez después de esto pueda dar alguna vueltas para conocerla mejor– pensó mientras se ponía en la fila para entrar a la zona de compras.

–Hola– contesto Horaime al saludo de un demacrado vagabundo que se acerco pidiendo algo de dinero o algo de comer, como era normal las zonas como los mercados siempre llamaban a este tipo de gente a mendigar a sabiendas de que seguramente las personas al salir llenas de comida le podrían regalar alguna cosa, aun así el genin miró a su alrededor receloso también era común en ese tipo de zonas que los carteristas utilizarán cualquier distracción para intentar robar a los incautos, –Tengo algo para ti– respondió el genin luego de corroborar que no se miraba nada sospechoso alrededor, el chico bajo su mochila y sacó una ración bien servida, como el viaje en barco estuvo tan movido el genin no comió mucho y le sobró esta caja tipo bento, esa podía ser una comida completa para cualquiera, –Si tienes familia puedes llevarla y compartirla con ellos, por cierto conoces algunas de las tiendas de la carvana, sabes cuales podrían tener buenos precios?– pregunto el genin con una sonrisa mientras entregaba la cajita de comida al vagabundo,  después la fila comenzó a avanzar y Horaime se apresuró a recomponerse y adentrarse en aquel gran mercado.

El genin tenía experiencia con mercaderes por que su familia salia regularmente de la aldea para obtener algunos ejemplares raros para la librería, claro esta vez estaba solo pero era una buena oportunidad para poner en práctica lo que había aprendido.

Horaime camino un poco y pudo encontrar la tienda donde vendían dos de las cosas de su lista, arroz y carne, así que rápidamente el genin paso entre la multitud que casi corría por el mercado y entró a la tienda, –Hola– saludo con rostro cansado y aún cargando la mochila que traía en el viaje desde Kiri, de atrás de la tienda salió el encargado que rápidamente preguntó al chico que buscaba, el genin le comento que buscaba buena carne a buen precio y que también necesitaba algo de arroz, el encargado le mostró la carne que tenían disponible pollo, res y algo de carne de cerdo, también señaló unos bultos de arroz que estaban detrás del genin.

–Bueno aquí vamos– pensó el chico intentando mostrar una cara seria en todo momento, para esas dos cosas tenía 4000 de presupuesto, así que comenzó ofreciendo 2000 por todo lo necesario, cuando el mercader comenzará a subir el precio Horaime se mostraría algo desinteresado después de todo habían muchas tiendas de donde escoger, era seguro que si el mercader ofrecía pollo tendría algunas gallinas vivas atrás en la tienda, así que para cerrar el trato en un monto que le conviniera tal vez unos 3000 o 3500 el genin aceptaría si el mercader agregaba una gallina viva al trato.


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¿Es que acaso aquello era una especie de broma de mal gusto? ¿A quién se le habría ocurrido pensar que una mujer del linaje de Rai-Mei se tendría que rebajar a algo como aquello? Los ojos resplandecientes de la peliblanca estaban atónitos observando todas las cosas que contenía su lista de compras y, de hecho, más desconcertada aun con la poca cantidad de dinero que le habían entregado .-¿Es que acaso estas señoras son así de tacañas?.- No podía evitar que esos pensamientos cruzaran su cabeza, fuera de su aspecto firme y refinado, en el interior aquella no era más que una niña que probablemente nunca había hecho las compras por sí misma e incluso, muy probablemente ignoraba lo que realmente costaban las cosas en el día a día .-Descuide, Raina-san, se hará absolutamente todo lo posible para que usted pueda obtener sus objetos a la brevedad.- Contrario a sus pensamientos, cada una de sus palabras mostraba compromiso y dedicación, aquel era un discurso típico de quien se compromete profundamente con una causa a pesar de que la misma le es indiferente. Aquel es el discurso condescendiente, aquel que endulza los oídos y que en realidad se encuentra vacío de todo propósito, pero así le habían enseñado a comportarse, sus emociones e implicancias con las tareas eran poco relevantes, lo único que importaba finalmente era la posición de su nombre en el mundo y las relaciones que se pudiesen establecer a partir del prestigio y fama que pudiese lograr obtener. La alta sociedad demandaba un comportamiento ejemplar y no encontrarían en ella una excepción de la cual hacer burla una vez tuviese que volver a Kumogakure .-Con su permiso, es tiempo de acudir al mercado.- Se cruzó de brazos .-Parece ser que mis compañeros tienen "prisa".- Y es que, para ese momento, al parecer ella era la única que no había hecho abandono del salón para adentrarse en las repletas calles de Konoha.

Rai-Mei no era especialmente sociable con quienes no conocía gracias a sus familias o líneas de sangre, de cierta forma siempre se le había prohibido el relacionarse con todos aquellos que no tuviesen algún tipo de peso político o social en cualquiera de las aldeas que existiesen. Desde pequeña había estado recluida en su habitación recibiendo la más digna educación así como también en el dojo familiar donde se había entrenado arduamente para tener un cuerpo apto que pudiese soportar toda la tensión que implicaban las técnicas Yotsuki. En ese sentido, estando tan acostumbrada a estar con ella misma, Rai no veía en el exterior nada que le pudiese llamar especialmente la atención, refiriéndose a sus compañeros de misión, aunque sí que había algo que le provocaba molestia y que, por azares del destino, se había terminado por topar de frente en medio de la larga fila .-¿Konoha tiene a personas viviendo así en la calle? No creí que la aldea fuese tan indigna...- Suspiró cerrando sus ojos observando la situación .-Mendigos, sufrientes criaturas que viven a expensas de la caridad de otras personas.- Para ese momento, su semblante tranquilo se había tornado bastante serio .-Y ellos.- Se refirió a los otros miembros de la misión .-Simplemente caen en sus redes y acceden a una ayuda "desinteresada".- Se cruzó de brazos y caminó tranquilamente hacia el hombre que mal vestía el abrigo del abandono y la necesidad .-Levántate y camina.- Su voz fue firme y sonora, casi como un mandato, una clara imposición hacia un desconocido, una orden directa tal y como si ella fuese un superior dentro de una cadena de mando .-Veo que tienes brazos y piernas, veo que tienes ojos y manos, veo que puedes hablar y entender.- ¿Por qué estaba molesta tan de pronto? .-No veo en ti el impedimento para obrar de buena forma, para trabajar la tierra, para establecer una fuente de ingresos, para contribuir a tu aldea.- Su mirada siempre firme, se apartó por un momento de la figura de aquel vagabundo .-Personas como ustedes no hacen más que fomentar los vicios de una sociedad cada vez más alejada de los designios de "Dios".- Replicó a los compañeros de misión que habían ofrecido ayuda .-"Dios" nos ha entregado las herramientas... De entre todas las bestias nos encontró dignos y fue así como nos encargó el mundo... No para volverlo una burla al esfuerzo y dedicación.- Claramente no le parecía aquel gesto de bondad que se había manifestado frente a ella, simplemente no lo entendía, no calzaba con su idea de vida o, mejor dicho, no calzaba con la idea que el mundo le había impuesto.

Fuera de aquel momento, su caminar siempre distinguido la llevó hacia la tienda de mascotas, nuevamente su aparición era tardía o retrasada en comparación al resto. Para su llegada ya se encontraría otro de los hombres encargados de hacer las compras, en este caso particular, parecía ser que el sujeto que regateaba por el valor de unos cachorros... .-Escucha, vendedor.- Alzó la voz interrumpiendo la negociación .-No muestres interés en regatear cuando tienes frente a ti una oferta real.- Su voz parecía indicar que la peliblanca estaba acostumbrada a los negocios o bien podía disimular muy bien su experiencia en estos términos .-Quiero que me entregues a la criatura más exótica que tengas, puedo pagar su valor completo.- Fue entonces que se aclaró la garganta .-Rai-Mei Yotsuki de la segunda rama oriental del clan. Decimosegunda heredera al liderato y elegida por designio de Dios para guiar las riendas de la aldea perdida entre las nubes.- Una presentación protocolar .-Espero sepas satisfacer mi petición, una mano amiga será ampliamente compensada.- Probablemente aquella no era la mejor manera de iniciar una negociación, pero aquella mujer no sabía otras formas.
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Última modificación: 22-08-2023, 03:21 PM por Jikaro.
Skuld Samuru


Al llegar a la tienda pudo encontrar una tienda abarrotada de personas de todos los tamaños, colores y etnias quienes estaban intentando tomar el mejor lugar para poder comprar. Con dificultad se iba dando paso por el tumulto de gente, al lograr salir de ahí tuvo que respirar hondo. Casi lo ahogaban. Tomó todas sus cosas y fue a dónde estaba el vendedor, la fila estaba inmensa. Tuvo que esperar un rato infinito hasta llegar, empezó a regatear y el vendedor lo miró fijamente a los ojos. — Si te soy sincero, no puedo dejártelo por menos de 4,500, si me das algo cambio podría bajarlo un poco más. Tómalo o déjalo. — Comentó mientras tomaba la comida y la revisaba. Era cosa de Samuru aceptar la oferta del vendedor, o se iría sin nada.


Hao


Hao corrió hasta la tienda de animales, iba a comprar los 3 perritos que se le había pedido. El no sabía que se estaba encaminado a la peor tienda para regatear en la historia del lugar, entrando pudo notar que estaba un poco lleno. No como la tienda de los arroces y carnes la cual estaba llena hasta el tope, mientras que a Hao se le haría fácil para llegar y regatear pero lo que le sorprendió fue ver qué el dueño un señor barbudo y demacrado lo miró de arriba a abajo. — Te lo dejo en… 3,500, son perros de buena raza. Son Puros. Es de lo mejor en el mercado. — Comentó tomando los perros del pelaje en el cuello, los perros empezaron a chillar un poco. 


Horaime

Horaime fue a una tienda y está no estaba tan llena como lo estaba la de Samuru. Aunque estaba mucho más llena que la de Hao pudo entrar sin problemas y sin complicaciones, al entrar tomó todo lo que necesitaba e hizo la fila para la caja. Dónde empezó a ofrecer desde 2,000 Ryos. El dueño un señor ya viejo por su rostro lo miró fijamente. — ¿2,000 Sólo?, Mira te lo puedo dejar por más de 3,000 y si es que logramos hacer algo. — Comentó mientras tomaba y organizaba un poco su lugar y lo que pedía Horaime. 

¡Bienvenidos a Las Viejas en Apuros!
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Última modificación: 22-08-2023, 09:15 PM por Skuld Samuru.
Samuru mostró cierta incredulidad ante el tajante precio impuesto por el comerciante, cruzando sus manos bajo las mangas de la túnica mientras lo observaba fijamente. El problema no era tanto el precio que le había sido ofrecido en lugar de los 3500 originalmente ofrecidos (Que ya estaban algo por encima de su presupuesto) si no la frialdad y desidia usada a la hora de intentar cerrar el trato. Aquello no era un intercambio comercial, no había brío, pasión o sangre, ese hombre no era un comerciante, era un mercenario; a ojos del marionetista, que había crecido en una tierra en donde el regateo era casi un proceso sagrado, la tajante frialdad del hombre resultaba tan insultante que, de hecho, era la única razón por la que aún no se había marchado.

- ¿Estás seguro? Hay muchas otras tiendas que ofrecerán mejores precios y estarán dispuestos a tratar a sus clientes con más cordialidad y, por que no, quizás una sonrisa. Pero lo más importante, es que al menos su carne no huele a... en fin...

Dejando a medias sus palabras, Samuru volvería a mostrar sus manos, ahora fuera de la túnica, haciendo un gesto casual de abanicado con el que pretendía hacer llegar, no sin cierta teatralidad, el olor de las piezas que quería comprar al comerciante. El olor que llegaría a las fosas nasales del hombre podía ser definido únicamente como absolutamente pestilente, la perfecta mezcla de carne rancia, parcialmente podrida y arroz enmohecido y pasado; al mismo tiempo múltiples cuchicheos llegarían de entre la multitud a los oídos del tendero, cada uno de ellos más claro y más alto y con un único tema común, el como parecía estar intentando vender a precio de oro una comida que, al parecer, podía llegarte estropeada.

Realista - maboroshi no buttai


- Por suerte quiero esta carne para usarla en carne picada, así que las especias podrían salvarla, y en cuanto al arroz... Podría hacer una pasta con el tras lavarlo muy bien, pero, ¿te había ofrecido 3.500 ryos? No sé... Yo diría que esto no vale más de 2.000 ryos; si, creo que ese es su precio ahora. O podemos preguntarle a alguien más que opina. - La mirada del titiritero, solo visible para el tendero, era diabólica. Le había intentado engañar con el precio y le había negado el placer del regateo, ahora las normas cambiaban. Pero inesperadamente, en una décima de segundo, su rostro se volvió completamente angelical, ahora visible para todo el que le mirara; junto a sus ropas, le hacía parecer un santo en la tierra y al volver a hablar lo haría con un tono más alto y alegre, audible para todo el que le rodeaba - Pero bueno, quizás haya sido un desliz... ¿Es un desliz? ¡Eso me haría feliz! ¡Podría incluso añadir 500 ryos más si me dijeras que era un desliz! Así podrías invertir dinero en arreglarlo. ¿Mejor así?

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Estadísticas de Skuld Samuru

Chakra: 655/675
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Agradecí al dueño de la tienda con una sonrisa sincera y asentí con aprecio por su disposición para negociar, no quería dar indicios de que había logrado una rebaja tan buena en el precio de los perritos, así que mantuve mi expresión tranquila y agradecida -"Gracias por ser tan considerado", le dije sintiéndome muy bien con lo que había conseguido. "Es importante para mí cumplir esta misión y su ayuda es muy valiosa", mientras hablaba, cuidé de mantener mi voz tranquila y mi mirada respetuosa, no quería dar la impresión de que estaba tratando de obtener un precio más bajo de lo que se merecían los perros, sino más bien de que estaba buscando encontrar un equilibrio entre mis responsabilidades y los recursos disponibles.
 
Me entregaron a los hermosos perritos, cada uno con su elegante correa, los cachorros estaban llenos de energía y emoción, listos para explorar la feria, de inmediato aseguré las correas con cuidado y les di un momento para familiarizarse conmigo antes de comenzar nuestro paseo, la feria estaba llena de vida y movimiento, la gente iba y venía, disfrutando de las atracciones, los puestos de comida y los espectáculos, los perritos parecían estar encantados con la gran cantidad de estímulos visuales y auditivos a su alrededor.
 
Por la feria mi enfoque cambió nuevamente, debía completar la lista de compras, sabía que aún quedaba por conseguir algunas cosas, pero estaba decidido a encontrar lo que faltaba, con paciencia, comencé a buscar por la feria un nuevo local que ofreciera lo que buscaba, mi objetivo era encontrar un lugar que tuviera todo para terminar lo antes posible con esto, sabía que el tiempo era valioso y quería asegurarme de no llegar de los últimos, después de un rato de búsqueda, finalmente encontré un local que parecía tener lo que necesitaba, de inmediato entré y me dirigí al mostrador, donde un vendedor amable me recibió con una sonrisa, por lo que entregue la lista de lo que me faltaba, preguntándole en cuanto me deja todas las cosas juntas.
||| Hablo || Pienso |||
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El genin lanzó los dados y empezó con una oferta poco realista –Si hubiera colado, hubiera empezado ganando–, pensó mirando la expresión casi de horror del vendedor al escucharlos decir dos mil ryos, –En Cualquier caso creo que estoy en buen lugar, el hombre tampoco se excedió y si consigo sacar algo de ventaja en este puesto podré relajarme un poco más en el resto.– pensó mientras cruzaba los brazos y miraba alrededor como inspeccionando el puesto y la mercancía, –Hacerlo esperar no tiene sentido, en este lugar lo que sobran son clientes… pero también sobran puestos, todo lo que tiene aquí  seguramente se estropeara antes de llegar a otra aldea así que querrá vender todo…, es momento de ser un poco agresivo–.

–Su carne se ve muy fresca apuesto que detrás de ese mostrador tiene algunos animales vivos– replicó el larguirucho genin con una media sonrisa a la contraoferta del tendero, –Esta Carne– murmuro el chico estirando la mano y tomando dos paquetes de carnes, –Y estos bultos de arroz…– continuo y procedió a  jalar dos bultos de los que tenía detrás, –La carne y el arroz por 3,100 ryos– dijo colocando los paquetes de carne que había tomado y poniéndolos sobre los bultos de arroz frente a él, luego estiró la mano en señal de cerrar el trato, –EPA!-- expreso retirando la mano que terminó junto a su cabeza, –3,200 si me consigues una gallina viva!– concluyó el chico levantando un poco las cejas mirando directamente al tendero a los ojos, al mismo tiempo estiró levemente la mano esperando cerrar el trato.



RESUMEN
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OFF


Hao

Consigues los perros al precio estipulado, lo que te deja con un margen bastante jugoso a la hora de negociar futuros precios. Tras el breve descanso (Bien recibido por los cachorros) y entrando en la nueva tienda, el tendero toma tu lista y le hecha un ojo de arriba a abajo, mirando a los perros que ya llevas contigo y de nuevo a la lista que le has entregado.

- Carne, arroces... ¿Cuánto de cada cosa querrías comprar? Además, el único papel que tenemos por aquí es el que uso para envolver algunas piezas de carne, así que dudo que sea lo que buscas. Tu dirás chico. - Diría mientras te devuelve la lista, esperando a que decidas por donde quieres empezar las "negociaciones".


Horaime

El mercader estaba listo para aceptar la mano de Horaime y cerrar el trato, sin embargo el joven retiró la mano en el último momento, añadiendo una modificación inesperada al trato que estaba por cerrarse. No solo se trataba de la "falta de modales" si no que el precio solicitado por una gallina viva por parte del joven era casi insultante para el comerciante.

- ¿Sabes la de dinero que requiere hacer crecer a una buena gallina? Solo por el agua y el alimento ya es caro, por eso la carne es cara - El hombre se daría la vuelta y tomaría una jaula con una gallina dentro, sacaría a la misma del pescuezo y la pondría sobre la tabla, mientras con su otra mano tomaba un cuchillo de cocina digno del mismísimo Momochi Zabuza, volviendo a mirar al chico a los ojos - Solo el pollo serían unos ryos extra... Sin cabeza. Una gallina bien cuidada y capaz de poner huevos y hacer compañía es más cara, 1.500 ryos, pero viene con cabeza.

De alguna manera aquello se había convertido en una negociación con toma de rehenes.


Samuru

El comerciante arruga el rostro nada más captar el horrible aroma que viene de su carne e inmediatamente comprende que las tornas de la negociación acaban de girarse completamente. El es el primero consciente de que sus productos no son malos, pero no sabe hasta donde podría llevar aquella artimaña el claro Shinobi que tiene ante él, quien por alguna razón está dispuesto incluso a jugar con su mente con tal de obtener un buen precio... Aquello no puede acabar bien para su negocio si sigue siendo igual de cerrado.

Asiente ante las últimas palabras de muchacho y pesa los elementos solicitados, obteniendo en el pesaje de los mismos la exacta cantidad mencionada en última instancia por Samuru. Aquello hace alzar una ceja al titiritero, consciente de que no ha cambiado nada en el pesaje de aquellos elementos como para que el precio halla variado tanto después de su chantaje, pero una vez comprende lo que ocurre, simplemente se relaja, más tranquilo al saber que está "robando a un ladrón".

- Muchas gracias. Ha sido un placer. - Diría manteniendo su mejor sonrisa el ninja tras pagar su producto y marcharse por la puerta.

Nada más salir, consultaría lo que le quedaba por obtener, sonriendo ante la coincidencia de que a parte de la carne, todo lo demás se trataban de mascotas... Sin embargo, sería difícil encontrar una tienda que vendiera perros, gatos de raza premium y, por alguna razón, monos domesticables. Resignado ante la dificultad de la tarea, sencillamente se centraría en intentar buscar una tienda que le pudiera otorgar todo lo necesario, prefería negociar por los tres animales a la vez que por separado.

El tiempo para postear de 48 horas ya ha expirado.

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Horaime respiro profundo mirando la reacción del comerciante, claramente a no ser que aquel comerciante fuera un ex anbu el genin no hubiera  tenido problema en desarmarlo y someterlo, pero realmente valía la pena armar aquel escándalo por una gallina… evidentemente si!.

–Si estuviéramos en kiri no lo pensaría tanto, pero este lugar está lleno de gente a la que seguramente tendría que explicar por que uno de estos “generosos” mercaderes término en el piso sangrando, por otro lado seguramente las autoridades de Konoha no serán tan comprensivas si les digo que todo fue por salvar una gallina de la muerte– pensó el genin intentando decidir si pelear o negociar, aunque la primera opción se sentía cada vez más distante.

El genin suspiro –No es necesario llegar a estos extremos buen hombre…– respondió totalmente calmado, pero con una mirada seria y fría mirando a los ojos al comerciante continuó hablando –Piense que si no vende esta gallina tendrá que cargar con el animal vivo de regreso a… a donde sea que ustedes vayan después de Konoha, al final si la mata seguramente no logre vender su carne hoy y la perderá, si la deja viva y la lleva con usted terminará gastando más dinero en mantenimiento del animal– replicó el chico extendido lentamente su mano al cuchillo del comerciante aplicando algo de fuerza para alejarlo del cuello de la nerviosa gallina.

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–Si cerramos el trato en 3,800 ambos ganamos usted se gana más espacio para llevar cosas más útiles a su nuevo destino y yo me llevo a esta traumatizada gallina, que seguramente después de esto no vuelva a poner un huevo en su vida. – comentó el chico ahora poniendo una fingida sonrisa intentando convencer al obstinado comerciante.

En cualquier caso, si el comerciante no sé convivencia con la mirada amenazante o con la nueva oferta, el genin podría subir a unos 4,200 para cerrar el trato.
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Pude ver como el tendero examinó cuidadosamente mi lista, me preocupaba un poco cuando note que este comenzó a tomar nota de los productos que necesitábamos, sabía que tenía cierto margen para poder negociar con él, pues después de haber conseguido un buen trato en la compra de los perros, estaba algo tranquilo, pues quizás podría conseguir un nuevo trato con este para todas las cosas restantes.

Una vez escuche sus palabras, le dije observándolo directamente a los ojos -" mire le explicare, necesito una cantidad suficiente como para poder abastecer a unas abuelitas, ellas viven solas y tienen problemas para venir a comprar por ellas mismas, es difícil decir cuánto, pero me pasaron $3000 para carnes, arroces y otros $1000 para agua y papel, quizás por la compra de todo esto podría agregarme algo extra si no es mucha la molestia” respondí con amabilidad.
 
Espere mientras podía ver como aquel tendero se pensaba en lo que le había dicho, igualmente este me había mencionado el tema del papel, y aunque era diferente al tipo de papel que originalmente habíamos buscado, podría ser útil pues nunca habían especificado, sería un pequeño riesgo en el camino del éxito que estaba dispuesto a correr, por lo que ante esto, simplemente le dije - “También me sirve” en ese momento esperé a que el tendero hiciera los cálculos y me proporcionara un precio total, sabía que quería asegurarme de obtener un buen trato, pero también valoraba la colaboración y la disposición para encontrar soluciones en lugar de rechazar directamente la solicitud de papel, esperaba obtener un buen trato con este.
 
Mientras esperaba su respuesta, observé a los cachorros, que aún estaban descansando y recuperándose de nuestro paseo por la feria. Estaban llenos de energía y curiosidad, y sabía que habían traído alegría a las ancianas. Mi objetivo era completar esta misión de manera eficiente y efectiva, y estaba dispuesto a negociar con respeto y cortesía para lograrlo.
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Hao

El comerciante escucha lo que tienes que contarle, asintiendo con tranquilidad con gesto de poco interés por tu historia... A su favor hay que decir que posiblemente haya tendido a cientos de personas antes y está visiblemente agotado, de modo que es bastante loable que al menos intente prestarte atención. Acaba chasqueando la lengua, algo agotado por la situación, y toma su cuchillo y empieza a trabajar la carne, pesando cada fragmento que despieza, antes de echarla al saco que claramente está preparando para ti.

- Verás chico. Generalmente en este mercado nunca deberías intentar negociar al peso, si no al precio. A mí me da igual, pero si le hubieras enseñado esa lista a casi cualquier otro comerciante de carne, estaría intentando venderte carne y arroces por 1000 ryos a precio de 3000. Que este mercado sea barato no significa que no intentemos sacar dinero, de hecho, suele ser todo lo contrario. En mi caso puedes estar tranquilo, no voy a intentar aprovecharme de ti... Pero no porque sea el comerciante más noble del lugar... Es que no me gusta comer de donde ya ha cagado otro hombre - Terminaría de preparar la carne, echando un par de sacos de arroz a la mesa y buscando a su espalda hasta arrastrar una gran tinaja de agua - Espero que tengas alguna forma de llevar todo esto, uno de esos pergaminos ninja o algo así, porque si no te va a costar horrores cargar con todo. Ah, y si te preguntas por qué he dicho antes lo de cagar... Son los perros chico, están enfermos y los han drogado para que no se note, se de lo que hablo, trato con muchos animales. No viven mucho cuando pasan por mis manos, pero de hecho eso me hace más experto en este punto en concreto. En fin, serán 3.500 por el arroz, la carne y el agua; el consejo es gratis y de verdad que dudo que tu contratista quiera papel de envolver carne, claro que tampoco creo que te haya dado 6.000 ryos solo para perros para que le lleves unos chuchos así que... Yo seguiría buscando; y quizás también buscaría un veterinario, o no sé, un buen palo para dar al que te vendió a los perros en ese estado.

Dicho aquello, extendería la mano a la espera de su pago. Lo demás parecía no preocuparle demasiado.


Horaime

El mercader ni si quiera se inmutó cuando Horaime trató de apartar el cuchillo del cuello de la gallina, filo que, por otra parte, no se movió un solo milímetro. Aquel hombre probablemente no sería el guerrero más hábil del mundo, pero si algo habían logrado décadas cortando carne a deshueso era que su brazo no tenía que envidiar al del samuray más entrenado; al menos cuando se trataba de empuñar su preciado cuchillo de despiece.

- Chico, te lo voy a explicar un poco mejor que creo que los ejemplos visuales no son lo tuyo y veo que al menos lo estás intentando... Si te vendo esta gallina por tan poco dinero más me valdría matarla, porque así al menos estaría perdiendo dinero, pero no me estarían robando. Ese era el mensaje -Retirando el cuchillo con gran habilidad, devolvería a la gallina de golpe a la jaula, cerrándola tras ella mientras empezaba de nuevo a preparar los pedidos del resto de clientes de la tienda, pesando cada fragmento de carne antes de empapelarlo e intercambiarlo por una nueva suma de dinero. Tras un par de nuevas entregas, volvió a mirar a Horaime - Si quieres un animalillo barato de compañía, por aquí cerca hay un hombre que te los venderá tirados de precio. Si, se morirán en una semana, pero son baratos. Si lo prefieres, me pagas lo que me debías por la carne y el arroz y todos amigos. O bien me dices un precio que no sea un insulto al trato que le doy a mi carne; no puedes ofrecerme casi la mitad del precio inicial que te he dado por la gallina y esperar que no me sienta insultado.

Mientras decía aquello, el carnicero había despachado con rapidez un par más de piezas, habiendo cerrado otros dos tratos en lo que hablaba con el muchacho. Lo que quedaba claro era que, al parecer, 800 ryos no era una cantidad que estuviera dispuesto a aceptar por su gallina ponedora.

Samuru

Mientras tanto, Samuru había dejado atrás múltiples tiendas de animales en busca de aquella que pudiera venderle los tres animales que necesitaba comprar: Un perro, un gato (Que por el dinero otorgado bien podría ser sucesor de los emperadores del desierto) y por alguna razón, un mono. Era el último el que le estaba generando complicaciones, puesto que la mayoría de caravanas en las que vendían animales no vendían monos, y en las que si lo hacían su fiabilidad era como poco... Dudosa.

Continuaría caminando hasta que, finalmente, dio con lo que parecía un negocio llevado por unos comerciantes de aspecto "pacifista", acompañados de una gran pipa en la que, por el aroma, el titiritero sabía que no estaban fumando tabaco. Lo que le llamó la atención fue que los animales estaban relativamente bien cuidados y que uno de los dueños tenía dos monos colgando de las ropas. Ese era el lugar adecuado, parecía un golpe de suerte.

- Buenos días - Saludaría el marionetista - He estado buscando en distintas caravanas hasta encontraros. Sinceramente, sois los únicos cuyos animales me dan confianza. El caso es que querría...

- Ssssshhhh... - El hombre de los monos sisearía, mandando callar a su cliente justo antes de dar una larga calada a su pipa y mirar de arriba a abajo al mismo - Hermano, no me interesa... Rezumas hostilidad, hueles a sangre, no das buen yuyu ¿Cómo voy a venderte a uno de mis compadres? ¡La madre naturaleza no me lo perdonaría!

O por otra parte, quizás el titiritero seguía teniendo bastante mala suerte.
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Era claro que el genin tenía frente a el a todo un comerciante hecho y derecho un hueso duro de roer, tal vez por las pocas habilidades de Horaime en regatear o simplemente por obstinación de aquel chacal el chico jugó todas sus cartas y perdió, no le quedaría más que aceptar el precio solicitado por el mercader después de todo el tiempo seguía su curso mientras ambos discutían por una gallina y el genin aún tenía que conseguir más cosas.

Horaime levantó la ceja  y suspiró claramente fastidiado por no poder conseguir el precio que quería, pero bueno el precio dado por el mercader seguía siendo favorable –Aceptó buen hombre… 4,500 serán– dijo decidido con su mejor sonrisa fingida extendiendo la mano para cerrar el trato con aquel necio mercader, claramente la cara del mercader presentaba la victoria de ganar un regateo –Disfrutalo… mientras puedas– pensó el genin pagándole  al mercader y recogiendo la gallina, la carne y el arroz.

El chico abrió un poco su yukata y colocó la gallina en su pecho apretando de nuevo el yukata, seguro cualquiera que lo viera le sacaría una sonrisa ver la cabecita de la gallina sobresalir de la ropa del genin con sus ojos saltones, levantó la carne y el arroz cargandolo sobre su hombro derecho.

–Bueno collares y agua… el agua la puedo sacar del pozo de la aldea y así no gastar pero necesitare una odre o algo así para llenarla de agua, bueno unas dos quizás– pensaba el chico mientras apenas podía andar entre la gente, el genin camino un rato buscando un puesto que vendiera bisutería y por suerte a los pocos metros consiguió un lugar, la bisutería no parecía nada muy fino según el pero tenían los colores llamativos que la anciana le solicitó en los collares.

El genin se apresuró a entrar en el puesto saludando al entrar, –Hola buenas tardes– aun cargando con el arroz y la carne a cuestas y la gallina cacareando en su pecho el chico intentó con su mano libre hacer una selección de collares que según él cumplirian con las expectativas de la anciana.


Resumen
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El comerciante escuchó atentamente mi solicitud, aunque a pesar de mi sinceridad se mostró con poco interés en la historia detrás de la compra, si tuviera que adivinar diría que su experiencia en tratar con clientes parecía haberlo dejado un poco agotado, es mas su cara de agotamiento lo decía todo, pero al menos estaba dispuesto a colaborar.
 
Observé mientras el comerciante comenzaba a trabajar en la carne, se notaba que tenía talento, luego pesando cada fragmento con precisión antes de empaquetarla. Mientras lo hacía, comenzó a compartir su visión sobre las negociaciones en este mercado particular, sus palabras me daban una nueva perspectiva de las cosas, algo que sin dudas me demostraba que, a pesar de las apariencias, estaba dispuesto a ayudar de una manera en que ambos saliéramos beneficiados.
 
Sin embargo, lo que este me contó sobre los perros me dejo con una sensación de preocupación, hasta algo triste, mas aun, no estaba de acuerdo con sus palabras, aquellos juguetones perritos a mis ojos no parecían estar en mal estado en lo absoluto, aquello me llevo a cuestionarme mucho con respecto a la ética de quien los vendió de esa manera. Sabía que tenía que hacer algo al respecto. Sin embargo, al salir de la tienda con todas las cosas, simplemente decidí volver al lugar de reunión con las viejitas, dispuesto e entregarles todo el dinero y las cosas, sin mencionar lo dicho por el carnicero.
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