[Tributo] El camino de Shiva

El coliseo, un lugar donde los contendientes se enfrentan uno a uno para demostrar sus grandes dotes en batalla frente a un tumulto de personas, ese lugar donde los ninjas se ponen a prueba y muchos suelen pasar su vida entera entrenando en aquel lugar, ese preciado lugar donde la muerte es un destino que todos evaden y pelean sin riesgo ni contención por las estrictas normas del lugar… si… ese lugar tenia a una contendiente, una aspirante a campeona, considerada la mejor por muchos, envidiada por varios, pero por sobre todo, respetada por todo el mundo… si, hablamos de Shiva, la Leona dorada del coliseo del país del viento.

Su carrera en el coliseo fue seguida por mucha gente, varios la admiraban, era la meta de muchos y por lo mismo, era considerada invencible. Se vio en este campo como no le importaba perder una extremidad o enfrentarse de frente al yugo de la sangre, poderosos mentalistas intentaron doblegar su espíritu, diestros de la espada se vieron flagelados pro sus puños y aquella que le voló la pierna, solo pudo rezar por no recibir una golpiza más grande por tal vil atrevimiento… era una fiera en el campo de batalla y como una fiera, murió.

Los rumores eran varios, pero más cruda fue la realidad cuando la misma hermana, Rudra, fue quien confirmo su muerte… es aquí, en este coliseo de la lujuria y el placer del combate en donde más gente le recordaba… donde un simple acto de rebeldía provoco un movimiento único en la vida, un movimiento que presento el cambio para el recuerdo de Shiva, quienes la conocieron, sabían que estaba destinada a la gloria, quienes no, resuenan en su recuerdo, y es así como el primer ninja del estilo de Doton realizo su primer acto de homenaje a esta gran combatiente… una simple y rudimentaria estatua de roca fue erigida a un costado del camino de aquel gran coliseo… ahí, en el patio, a la intemperie.

Mucha gente se preguntó de que era aquella estatua, y muchos otros quienes supieron de qué se trataba le rindieron tributo antes de ingresar al coliseo… pero a la mañana siguiente, esta estatua había sido demolida.

Como la chispa de una llama, el mar de paja se prendió de fuego, y al igual que sus explosiones, al día siguiente dos estatuas aparecieron en su nombre. Cuando los responsables fueron aprendidos y las estatuas demolidas, otras tres ocuparon su lugar. Ya al cabo de una semana, el comité del coliseo decidió rendirse ante la situación, pues un camino de estatuas hechas con roca y hierro fueron forjadas una tras otra, la madera de algún mokuton también se levantó, todas a tamaño real, casi ninguna muy pulcra, todas eran rudimentarias, las murallas del paseo se pintaban con historias de sus combates, el camino se fue formando como una fila que abarcaba ya 50 metros de largo, todo para llegar a una última estatua, una erigida por maestros más pulcros en el ninjutsu, una estatua que parecía realmente ella… una estatua que la gente pinto de dorado y que adorno con un león a su lado, era ella… era Shiva, la Leona dorada.

Las flores y coronas rondaban sus pies, los combatientes pasaban ante ella y se encomendaban a su nombre ante la batalla, todos pensaban que quien tuviese la gracia de Shiva, podría ser victorioso en combate… pero, en esta historia, una simple y solitaria muchacha se encontraba ante ella… triste y solitaria, la joven combatiente no podía hacer más que presentar sus respetos de la manera más simple que pudo imaginar… ella no poseía dotes de arte como otros, pero aun así, solo imagino una única cosa que Shiva pudiese ver desde el otro mundo y que la lograra recordar… no sabía el impacto que ella había generado en Shiva, pero si el impacto que Shiva generó en ella… coloco un sello en su pie derecho, era un sello hecho con papel ordinario y que, aunque parecía un sello explosivo real, no era peligroso para nada… pero lo coloco en su pie junto a un texto en Kanji que decía – ni en la muerte hay quien te detenga.

La Princesa Desmedida estaba ahí, parada, sin su máscara y sin palabras… muda ante el esplendor de una reina del taijutsu, ante una diosa del combate… deseando haber estado presente para ayudarla, deseando haber sido capaz de evitar que la muerte mostrara su cruda realidad… deseando… haber sido ella… - te extraño…

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Ficha de Sir Frederick Von Strangle Firrial III
Sartén-kun

Rudra estuvo presente durante todo el evento en homenaje a su hermana. Sin duda cuando decidio visitar el coliseo estos días para pulir su habilidad no espero encontrarse con esto tras llegar la noticia de la muerte de Shiva a la arena. Si es cierto que sabia que la reacción no seria ligera o discreta por parte de más de uno de los combatientes que Shiva dejo abatidos sobre la arena y usaban eso como motivación para seguir luchando. Pero no espero que en verdad fuera tan querida entre el publico, trabajadores y compañeros de lucha que habian asistido hoy en ese lugar para rendirle un pequeño momento de oraciones y recuerdo.

Conforme se acercaba admirando la estatua que le recordaba a la figura de su hermana en su plenitud, intentando llenar su mente de aquella imagen solemne, sin olvidar aquellas ultimas palabras que le proceso su amada hermana. Allí divisaría una joven que se le hacia familiar, aunque su rostro no le acababa de venir a la mente, era como que la conocía, pero a su vez habia algo en su rostro que no le sonaba. Por lo menos seria así hasta que vio como dejaba un papel en su pierna derecha, allí todo se enlazo y cuadro.

Rudra se acercaría a la pequeña Ohona notando como lloraba y se dejaba invadir por la melancolía  posando su mano sobre su cabeza revolviendo un poco sus cabellos como Shiva hizo en su momento una vez - Es una bonita referencia, aunque no muchos la entenderán - Le diría refiriéndose al papel que representaba el sello explosivo con el que Shiva perdió una pierna en el coliseo - Mi hermana estaba deseando volver a enfrentarse a ti cuando fueras aun más fuerte, confió mucho en tu progreso - Eso era cierto, Shiva y Rudra hablaban mucho tras las batallas. En concreto Ohona dejo una gran impresión en Shiva, lo recordaba bien.

El Coliseo, la increíble estructura llena de extremidades, sangre y caras desfiguradas. Lamentable es la verdad. Gente de todos los colores, formas de vida, religiones y sentimientos se lanzaban al Coliseo al escuchar las increíbles historias de superación y fuerza, pero… Como reaccionarías si te digo que un León que era Dorado, luchó en el coliseo. Si, si, si, me preguntarás. ¿Cómo mierda un León podrá luchar contra personas?, Pues sí aunque raro que lo parezca, un León indomable estuvo luchando. — Digna de admirar. La León dorado, Shiva Ashira. — La luchadora por excelencia del Coliseo, Sorprendentemente murió. Ya sabía la noticia de antemano. Su hermana era mi amiga y habíamos discutido. Ella quería venganza, la venganza nunca ha sido buena, Gamaruto se lo había dicho. Había estado ignorando muchas veces las nuevas estatuas del Coliseo, si me paraba iba a simplemente caer en la locura. No quería admitirlo, ella no está muerta, ella sigue ahí: Luchando en el coliseo como una Leona. Pero no pude evitar sentirme apenado. Me paré en el frente del coliseo, prendí un cigarro. Un vicio que hace demasiado no uso, no me acuerdo la última vez que fume. Estaba viendo la estatua al lado de una niña pequeña. Ella estaba llorando, yo le seguía. Yo también estaba llorando, era simplemente Inaudito la forma en la que ella murió. Di una bocanada de humo a un lado, y miré para los otros. Realmente, no quería que nadie me viera llorando. Escuché una voz familiar a mi derecha, era Rudra.

Esperé a que ella hablara, no quería interrumpir. Ella era su hermana, tenía todo el derecho de hablar. La miré de reojo y solté una bocanada de humo. — Shiva iba a esperar hasta su muerte, conociendo un poco de ella. Ella esperaría. — Mi rostro se inclinó hacia arriba, miré el cuerpo del León Dorado, las lágrimas caían en mis zapatos negros, andaba en traje. Hoy no se peleaba. — Shiva simplemente fue un antes y un después. Si llego a morir, quiero reencarnar en alguien como Shiva. — Me estaba guardando mis palabras, me sentía muy mal. Mire a Rudra a los ojos, estaba llorando. — Ella cuida al Coliseo desde el cielo. — Dije mientras sonreía, aunque mis lágrimas recorrieran todo mi rostro. Aún tenía que dar buenas vibras a todo el mundo. Le di otra bocanada al cigarro, no podía dejar de pensar en como shiva demostró estar a otro nivel. — León Dorado… — En mis palabras se sentía la amargura y el enojo.

Senshi se estaba aburriendo últimamente, no tenía muchos encargos que hacer y debía mantenerse activo hasta la próxima cacería así que se dispondría ir al lugar donde cuyas estructuras internas se liberaban grandes batallas, que derramaban sentimientos y emociones como la alegría, la emoción, la pasión del alma encendida, otras llenas de odio y rencor, dónde la sangre podría servirse de sopa si se dejara.

Dejando eso de lado estaba aproximándose hacia aquel lugar, hasta que en el proceso del camino logro ver a la distancia a una joven que le parecía conocida, y como no?, Era ohona, o como el asesino le dice "niña cíclope", tenía apodos para casi todo aquel que formará de la organización de Ichigan, pero no se le veía con su cara de nervios y de inocencia de siempre, sino con una cara que detonaba tristeza y melancolía. -No soy niñero, no estoy calificado para eso pero por hoy seré vigilante, quiero encontrarme algo que sea digno de mi interes-. Susurra para si mismo, claramente la niña no le vería debido a que estaba algo lejos en ese momento y gracias a que eran lugares oscuros por dónde estaba el asesino, sus ropajes negros y café le podían ocultar muy bien.

Llegaría al coliseo, pero con la notoria diferencia que nadie estaba combatiendo en estos momentos, al menos no se observan la emoción qu se debía previa a una contienda, sino el único olor que podía detectar en el aire era de impotencia y sensaciones negativas, Senshi notaría la gran estatua qu estaba situada en esa parte de donde había llegado pero antes de ir a curiosear porque ohona había ido a posicionarse al frente de la estructura iría primeramente a un puesto de bolas de arroz por allí cerca.

Después de unos minutos en la fila para posteriormente comprar su comida se dirigió hasta la estatua dónde estaban ubicados, ohona, un chico que al parecer había visto antes pero no recordaba de dónde y una mujer que jamás había visto en su vida en frente, al parecer derrochaban lágrimas que por obvias razones al no venir mucho al coliseo no entendería muy bien.

En caso próximo al Okuba se le vería viendo en distintos ángulos el monumento, mientras que le daba mordiscos a su comida de ves en cuando, hasta que se posiciona detrás de ohona y pregunta al aire. -Es una linda estatua, se puede porque lloras niña cíclope?-. Diría rascándose un poco la cabeza en un acto de rebobinar su cerebro y recordas que posibles sucesos pasaban que no se había dado cuenta todavía.

Un leve toque en su cabeza hizo que girara la vista y viese directamente al rostro de Rudra, la cara de pánico en ese momento era inmensa… no sabía cómo reaccionar, la muchacha estaba ahí viéndole sin su máscara… un simple sello de manos y rápidamente su máscara de ciclope se generaría ante la cara atónita y sorprendida de Ohona, nerviosa y sudando frio, sonrojada como nunca, ¡se supone que estaba sola en ese lugar y que nadie la vería así!

Shoushagan no Jutsu

Rango D

Aprendida en 2023-03-27 08:41:07

ID: NIN104

SELLOS: SI

NINJUTSU

La cara del usuario se ve cubierta por una máscara imperceptible de chakra que imita un rostro de su elección.

Esta máscara no desaparecerá automáticamente si sufre daños, pero el deterioro será visible. Si se desea, la máscara puede ser retirada fácilmente con la mano, como si fuera una piel. (Solo aplicable al propio usuario en una cantidad máxima de 1)

Para los doujutsus y otros tipos de técnicas con capacidades sensoriales, la mascará se verá como una fina capa de chakra en el rostro del ejecutor, no obstante, no será posible ver a través de ello.

Coste: 15 de Chakra por creación de mascara.

Rápidamente la muchacha ciclope se asustaría de las palabras y empezaría a balbucear – usted… usted es ru… Rudra-sama… la conozco… es la hermana de Shiva-sama… perdón… no sabía que poner… es es… es un sello inofensivo – decía bastante abrumada a voz casi imperceptible y asustada mientras intentaba dar explicaciones de lo sucedido, sin embargo, Rudra dijo algo que detuvo y sorprendió mucho a Ohona en su delirio habitual… - Shiva… Shiva-sama pensaba eso de mi… - dijo totalmente sorprendida.

Luego de eso llegaría un chico que hablaría raro, no entendería mucho lo que decía, sin embargo, al poco llega Senshi llamándola niña ciclope, dios, como le gustaba cuando le decía así… la muchacha sonrió y se limpió las lágrimas para mirar mejor a su compañero – Senshi-dono… es solo que estábamos ante el monumento de Shiva-sama, una de las tantas estatuas que hicieron en su honor – dijo Ohona, viendo con más detalle aquella gran estatua, para luego voltear y señalar una estatua de madera del camino – aunque sinceramente me gusta más esa… se le ve “feliz” aunque no se vea tanto como ella en realidad – diría echando una leve risita.

Perfil de Chihona Hyuga
Ficha de Sir Frederick Von Strangle Firrial III
Sartén-kun

La jovencita frente a Rudra se sorprendió bastante, eso por un momento inquieto levemente a Rudra respecto a si habia molestado mucho a la chica aquel pequeño gesto que habia hecho sin ninguna mala intención. Al fin y al cabo hay mucha gente que tiene problemas con el contacto físico y ese tipo de acercamientos. 

Pero lo más notorio fue el hecho de que la joven realizo un jutsu para ocultar su autentico rostro y mostrar de nuevo aquel rostro peculiar y único de un solo ojo grande y hermoso - De espaldas ya me lo pareciste, pero ahora si reconozco esa bonita cara - Comentaría Rudra de forma relajara intentando calmar a la chica - Tranquila ya veo que es simplemente decorativo que no es un sello real y por favor solo Rudra, no uses el sama - No le gustaban este tipo de honoríficos ni mucho menos.

Algunos jóvenes más llegaron al lugar al ver que las chicas se agrupaban alrededor de la estatua. La conversación se desviaría hacia la sonriente estatua de Rudra - En realidad yo la recuerdo sonriendo muchas veces, pero casi siempre cuando luchaba, disfrutaba mucho de ellas, era cuando más viva se sentía - Aunque ella era tan consciente como muchos del publico que algunos de los momentos de mayor euforia de sus batallas más que una risa amable era una risa un tanto psicópata - De hecho recuerdo lo mucho que disfruto de pelear contigo, cuando le volaste por sorpresa la pierna se emociono mucho, aun sonreía tras la lucha mientras  la ayudaba a curar su pierna - Aunque tambien es cierto que la riño durante un buen rato.

Rudra no podría evitar contemplar la estatua de Shiva mientras una tímida lagrima se deslizaba por su mejilla desde su ojo derecho. No pudo evitar secársela con su índice rápidamente, pero no era una lagrima como tal de tristeza, era de alegría recordando su vida con Shiva - En cierto modo me alegro que hayan construido este lugar para Shiva, ella adoraba venir a luchar aquí - Dio una pequeña vuelta contemplando las múltiples estatuas que habia por el lugar - Igual seria bueno enterrarla aquí para que descansara siempre entre los grandes luchadores del mundo - Comentaría en un tono bajo, debería haber sido un pensamiento para si misma, pero aun así lo pronuncio.

Las palabras de Rudra-senpai eran alentadoras, calentaban el alma de la joven Ohona y provocaban sus ansias del combate y su apodo que recibió gracias a una maestra única como Shiva-sama… sin embargo, unas palabras que dijo Rudra le hicieron resonar en la cabeza… “enterrarla aquí” … Eso significa… que hay un cuerpo… - Rudra-sama… usted… Shiva-sama… - diría asombrada mirándola directamente a la cara, luego desviaría su vista hacia Senshi-dono – a lo mejor… Elma-san… - luego se detendría, pensaría un poco y lo vería… ella no temía a hacerlo… ella no era una persona que midiese las consecuencias y las palabras que alguna vez dijo Elma-san en una de sus reuniones hicieron eco en ella…

Rudra-sama, quisiera presentarle a unas personas… son gente que podrían ayudarla… somos personas que podríamos hacer mucho por usted – diría mirando directo a Senshi con determinación, ignorando al resto de personas – pero debemos viajar ahora, lo más pronto posible… dejare todos mis combates de lado si acepta… Rudra-senpai… Rudra-sama… yo estoy dispuesta a hacer lo que sea por usted y Shiva-sama… así que… por favor, confié en mí y venga con nosotros al país de las aguas termales – diría nuevamente, con su rostro pegado en el rostro de Rudra-sama. Esta vez la determinación de Ohona era evidente, el respeto y amor que sentía por Shiva-sama en este momento era ferviente, no era un amor carnal, era un amor más… fraternal… pero mejor dicho… era un amor a esos puños explosivos tan poderosos. Las lagrimas empezaron a brotar de nuevo... estaba emocionada... estaba expectante ojala... quería creer que Elma-san, o como ella le conocía, Aiko-senpai, ella podría repararlo... ella podría traerla de vuelta...

Esperaba la confirmación de Rudra-senpai, en tal caso que aceptara, solicitaría a Senshi escoltar a Rudra hacia la base de Ichigan, lejos de todo el mundo, no sin antes solicitarle a Rudra que lleve el cuerpo de Shiva-sama en un lugar más privado, explicándole a medias lo que podrían hacer.

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Sartén-kun

Senshi había llegado al lugar, un poco extrañado de que ohona se dirigiera a una estatua de una mujer que el no conocía, tal ves ella si?, Sus dudas serían respondidas en cuanto el dejará el fetiche de comer en las tardes saciado.

Iría hacia la estatua para contemplarla unos segundos, para después preguntar a ohona y a su compañera de al lado de quién se trataba. -Nop, no la conozco, tal ves me falta venir un poco más para acá -. Mencionaria mientras seguía disfrutando de su comida, hasta que la compañera de ohona dirigió unas palabras hacia la estatua para posteriormente casi empezar a llorar. -Amiga o pariente?-. Preguntó, claramente como acababa de llegar o tendría idea de su relación, ya sea de amigas, primas, hermanas ect ect.

Dejaría de hablar un momento para seguir escuchando atentamente las palabras de las 2 jóvenes, hasta que unas palabras nulas para entender se escucharon y al voltear hacia su persona Senshi lo primero que pensó fue en una técnica que inclusive para el era irrespetuosa e imperdonable. -Se lo que quieres hacer...-. Diría para confirmar la sospecha de la niña cíclope pero su voz sonaba algo fastidiada.

Escucharía la propuesta de ohona hacia Rudra, quien era el nombre de la chica que se encontraba a su lado haciendole la proposición de ir con ellos a la base de Ichigan. -Ohona...- Su vos claramente sonaba grave en diferencia a otras veces. -Perturbar el sueño eterno de un muerto es caro, es interrumpir las barreras del mundo de los muertos con el mundo de los vivos, si Izuku o yo hubiéramos muerto en la última misión preferiría personalmente en dejarme en ese lugar-.

-Ademas...sabes cómo podría reaccionar?, No me dejas vivir, tampoco me dejas morir, estaría molesto-. Diría manteniendo su mirada clavada fijamente a la cara de la chica, todo dependería de lo que rudra hiciera. -Igualmente, con esa solución puedas ver a tu hermana de nuevo y tal ves dedicarle esas palabras que nos dijiste hace un rato-. 

La chica de un solo ojo parecía estar bastante conmovida por lo que estaba ocurriendo. De hecho por unos momentos se abstrajo en su propio mundo reflexionando sobre una idea, perdiéndose en sus pensamientos cuando el otro chico ahí presente le hablo un poco solicitando contexto de la situación - Pariente, era mi hermana Shiva, murió hace no mucho para salvarme... - Estaba apenada claramente, si ella hubiera sido más fuerte, si hubiera podido ser útil de verdad para Shiva, todo podría haber sido muy diferente. 

Entonces seria cuando la pequeña Ohona le hizo una propuesta algo misteriosa para que la acompañara a conocer a ciertas personas que podían ayudarla. Pero habia como algo extraño en sus palabras y que daba un tono de inquietud. Y las mismas se confirmarían cuando su compañero hablaría al respecto y solo con sus palabras ya entendió un poco de que iba el tema. Resucitar a los muertos.

- Mira Ohona-chan, agradezco tu aprecio y cariño hacia Shiva, pero es mejor dejarla como esta, ella murió luchando en batalla, un duelo justo uno contra uno del que no se arrepintió, su único remordimiento final estaba siendo arrastrarme a mí con ella, porque nuestras vidas estaban ligadas y precisamente en sus últimos momentos logro salvarme de ese destino y nos despedimos - Rudra recordaba la calidez de aquel momento, como abrazo a Shiva hasta que se apago definitivamente su llama entre sus brazos, un mundo de sensaciones, emociones y sentimientos mezclados de forma caótica - Ella vive en mi, yo vivo por ella, toda su vida se la paso luchando por las dos y siendo quien daba la cara y tiraba de todo sola y ahora al fin puede descansar - Por unos momentos una lagrima se deslizaría por el rabillo del ojo de Rudra cayendo por su mejilla, pero ella misma la interceptaría con su índice apartándola para secarla. 

- Pero bueno, decías de presentarme a unas personas, quienes son ellos? - Aunque su finalidad era resucitar a un muerto, hay que reconocer que eso no es una tarea que cualquiera pueda hacer como si nada, igual era personas interesantes de conocer.

Como si su corazón se rompiera en mil pedazos, la joven Ohona se contuvo en silencio ante las palabras de Rudra-sama… si… tenía razón… solo ella se le ocurría una aberración como esa… la tan vanagloriada Shiva-sama vivió y lucho de manera honorable, hasta su muerte… hasta Senshi-dono le reprochaba su pensar… sin embargo, aun quería presentarle a sus amigos a Rudra-sama… si… ella debía ser tan poderosa como su hermana, aunque fuese la mitad de lo que fue Shiva-sama, seguiría siendo sorprendente… sin embargo… su verdadero motivo era protegerla… proteger el legado de aquella persona a quien más admiro y quien deseo vencer alguna vez en su vida…

Ante la pregunta de Rudra-sama, Ohona solo pudo reprimirse y bajar la mirada apacible mientras jugaba con sus pies pateando una piedra del suelo – ahmm… si… son personas poderosas con las que trabajamos… me gustaría llevarla a que la conozca… sin embargo, deberíamos escoltarla hasta ese lugar… se supone que es secreto, aunque… - decía, mientras recordaba la escenita que había realizado su maestro en aquel bar, la base era conocida por todo aquel que simpatizaba con Ichigan, es probable que sea tan imperceptible por el mismo hecho de ocultarse ante la vista de todos y actuar tan abiertamente – Rudra-sama… tenemos que viajar a tierras lejanas con Senshi-dono estos días, sin embargo, en un par de semana, si le parece bien, nos podremos encontrar en el país de las aguas termales… solo necesita entrar al pueblo y yo la encontrare.

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