Buscando al sapo [Priv Jikaro]
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La búsqueda del portador del pacto no fue sencilla. Tenia pocas pistas y una descripción muy vaga y un amplio terreno como era el país del fuego que recorrer. No solo pasaron los días, sino que incluso algunas semanas recorriendo la boscosa región. Pero era evidente, buscaba a un rezagado, un prófugo, un renegado, no fue una tarea sencilla. Si le llegan a decir que alguien así estaba en el viento sabría de una que debía buscarlo por el coliseo, allí se reúne mucha chusma ya sea para luchar o para apostar.

Pero su camino estaba siendo por el fuego. Pregunto, por mucho tiempo pregunto, busco y paro a gente que no era la correcta. Ya empezaba a perder la esperanza de que en verdad el sapo le dio un acertijo imposible porque no la considero apta de ser del clan Gama. Más como aprendió de alguien que admiraba, no podía rendirse.

Y finalmente diviso a una persona que se le hacia conocida. No solo por encajar en la descripción, de eso se daría cuenta un poco más tarde. Sino porque era un combatiente que vio en el coliseo enfrentando a su hermana "Su nombre era... Ji... Jirocho... Jintaro... Jimparo... Jiraro... no espera ¡Jikaro!" Al pasar su nombre en la mente revivió la batalla, no es que fuera de las mejores, pero el chico le puso espíritu. Pero ahora el joven daba el perfil, aunque no contaba con que fuera la persona correcta, una más de tantas.

Pero no perdía mucho por intentarlo, otra negativa de tantas. Se aproximaría al joven que estaba aparentemente entrenando en una pradera emergiendo la joven Rudra de entre los arboles - Disculpa... Tu eras Jikaro si no recuerdo mal - Le diría sin muchos rodeos alzando la vista conforme se acercaba a él ya que era notablemente más alto que ella - Igual te resulta un poco extraño, pero estoy buscando a alguien, cierto sujeto me dijo que podrías ser tu - Se dio cuenta que estaba dando muchos rodeos - ¿Eres el maestro del pacto Gama? - Le preguntaría de forma tajante manteniendo un semblante serio y formal.
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El día está demasiado lindo hoy, lástima que no puedo hacerlo mejor comiendo ramen en mi puesto favorito. Suerte que ese chico guardo un par de pescados. Quizás los coma cuando termine de entrenar. - Reflexionaba mientras me encontraba en una pradera en el país del fuego, normalmente no debería estar acá. Si lo miraban con su bandana trazada en el frente, tendría problemas. - ¿Cómo estará Gamaruto?, Hace mucho que no hablo con él. - Es verdad, no hablaba con él desde el momento que le avisé sobre que ya no formaba parte de Konoha, gracias a Dios me aceptaron. No son como las familias tóxicas que si eres de otra religión, orientación sexual o diferente pensamiento te linchan. Ellos son mi nueva familia.

Entrené hasta el cansancio. Mi rostro estaba empapado, el sudor recorría mi cuerpo por completo. Tal parece, que será un entreno como los de siempre. Aburrido. Hasta que algo por la lejanía se hizo presente, ¿Una chica?, No parecía ser de Konoha. Aunque por sus vestimentas parecía ser del país del viento. Me detuve mientras ella se seguía acercando. No sé lo que quiere, por ende tomé uno de mis Kunais y lo empuñe, esperaba que no me atacara. - El mismo, ¿Quién eres tú?, ¿Qué buscas y quién te mandó? - Le comenté un poco desconfiado. Se parecía mucho a una persona con quién luche en el coliseo. - ¿El maestro del pacto Gama?, ¿Quién te dijo eso? - Le estaba divareando mucho, ¿Soy el maestro?, Si, lo soy. Pero no me gusta ir diciendo eso a todo el mundo
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La realidad era misteriosa, incierta y enigmática. El chico parecía hacerse el despistado en un origen en lo referente al pacto de invocación, algo normal al fin y al cabo porque probablemente no era el maestro de los sapos. Rudra se imaginaba la figura de un hombre sabio, ilustre, respetable con un gran poder para que los sapos hubieran depositado su confianza en él. Así que era imposible que ese joven lo fuera, pero igual tenia alguna pista.

- Lo cierto es que un sapo guía me oriento hacia estas tierras para buscar al portador del pacto gama con el fin de ponerme a pruebe, se llamaba Gokama - Le comentaría de forma sincera, puesto que tampoco estaba haciendo nada malo o raro - El sapo me dio una descripción algo vaga en la que tu podrías encajar, pero te reconocí y sabia tu nombre por el coliseo - Abría esa espina del pasado, pero tenia que ser fuerte - Tu luchaste contra mi hermana, se llamaba Shiva, tenia una cara parecida a la mía pero con cabellos dorados como el oro - No sabia si se acordaría de Shiva, pero era la única cosa que los conectaba para que el supiera algo.

Luego continuaría - Solo te pare porque encajabas con la descripción que el sapo me brindo, pero siento haberte molestado - Le diría disculpándose al notar en sus ultimas palabras que no parecía saber nada acerca del pacto - Pero si sabes algo acerca de dicha o persona o de alguien que se parezca un poco a ti, agradecería la información para mi búsqueda, llevo algunas semanas recorriendo el país del fuego buscando - Simplemente esperaría a ver que le decía el joven.
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La chica hablaba bien, quizás ese era su trabajo y el porqué de su gran léxico. Aunque algo me pareció importante al escuchar su historia de cómo el maldito Gokama dió instrucciones de cómo buscarme. - ¿¡SHIVA!?, Ella de verdad me  pegó una paliza, por eso entreno. Si me la vuelvo a cruzar le voy a ganar. Aunque eso signifique quedar mocho, cojo. - Pensé mientras seguía escuchando su historia. Realmente me parecía increíble su forma de pelear, admiraba su forma. Algún día si llego a reencarnar. Sería ella, era hermosa, fuerte, ruda y no podía pedir más. - Maldito Gokama… - Murmuré cuando terminó de hablar, le miré. No le iba a hacer preguntas ni nada por el estilo, eso lo haría Gamaruto. Ya que su ley era esa, un Sapo tenía que hacer más preguntas que el maestro. - ¿Por qué te interesa el pacto Gama?, Si supieras. Los Gama no son tan fáciles de convencer, yo pasé con suerte la prueba cuando aún no tenía poder. Ahora quizá sí. - Comenté. Las pruebas que yo hacía no eran de lo mejor, pero como hermana de Shiva seguro es demasiado fuerte. - ¿Confías en mí? - Le pregunté mientras le observaba fijamente. Realmente. Era cuestión de que ella aceptará. Le haría lo mismo que a mí, más fuerte de lo que me lo hicieron. Seguro puede soportar.
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Última modificación: 02-07-2023, 01:47 PM por Rudra.
El joven Jikaro no tardo en mostrarse un poco molesto de saber que un sapo lo habia guiado hacia él. Tal vez no le gustaban sus responsabilidades como dueño del pacto. Eso podía ser problemático, pero esperaba que no impidiese que ella recibiera su prueba como correspondía.

Pero el joven aunque no estuviera conforme, era consciente de sus responsabilidades. Y partiría con la habitual curiosidad de porque buscaba entablar una relación con los sapos. Rudra tuvo que meditar por unos momentos su respuesta, pero encontró mejor opción ser sincera - Necesito volverme más fuerte. Soy muy débil, demasiado, en el coliseo lo he comprobado recientemente enfrentado algunos rivales de mi hermana, me falta un largo camino y busco vengar a mi hermana de su asesino, si aun no estoy a la altura de ella, mucho menos lo estaré de alguien que logro sobrepasarla a ella - No era el motivo más puro y noble del mundo la venganza, pero sin duda era lo que ahora le impulsaba.

- El hombre que la mato utilizaba el poder de los pactos de invocación, concretamente de murciélagos, por eso mismo comencé a buscar contactar con los animales ninja y casualmente cuando ejecute el Kuchiyose el guía que se presento frente a mi fue un sapo, desconozco si es por algun tipo de vinculo, destino o que criterio hay detrás de que coincidamos, pero así fueron las cosas - Rudra esperaría a ver la respuesta de Jikaro.

Hasta que luego le dio pie a preguntarle si confiaba en él para la prueba. Ante lo cual la chica no tenia ninguna duda - Por supuesto, afrontare cualquier prueba - Le respondería Rudra con firmeza aun con una expresión seria y algo melancólica.
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Mordiendo mi dedo índice y con una secuencia de sellos hice aparecer a Gamaruto, un sapo enorme y robusto que podía asustar a cualquiera. A mí ya no lo hacía, lo quiero tanto que ya no me asusta. De hecho me parece lindo, es un sapo bien amable y ya un poco viejo, quizás le de su hijo a Shiva. - Venga Jikaro, ¿Qué quieres ahora chiquillo? - Mide casi 8 metros el gigante, era increíblemente intimidante, hasta me veía delante de él como una mosca. - ¡GAMARUTOOO!, Te extrañé mucho. - No dude en abrazarlo. Me subí encima de él, literalmente lo trepé. - ¿Pacto de murciélagos?, Nunca he escuchado de ese pacto. Quizás soy muy malo como para escuchar de el- Gamaruto decidió hablar el. - Los murciélagos son una de las razas más malvadas de todo el mundo shinobi, odian por completo a los demás y su naturaleza es matar o morir. Normal que acaben con tu hermana. Mi más sentido pésame - Dijo. Un silencio incómodo se hizo en la pradera, al parecer esa era la naturaleza de esos sombríos murciélagos. Siempre eran así, matan a diestra y siniestra sin importarles si la vida de miles está en sus manos, su objetivo era matar. Sin importar nada.

-Me alegra que confíes en mí. Pero ahora es el turno de mi amable compañero. No es fácil de convencer, dígale sí o no mi Gamaruto. - Gamaruto simplemente suspiró, él no hacía preguntas. Jikaro no sabía esto en cuestión. Así que le tocó disimular. - Llévala al Monte. Te espero ahí. - Caí al suelo, Gamaruto se esfumó. Tal parece que no le gustó la broma que hice. A mí sí da igual lo que le guste o no a ese Sapo. - Confía en mí señorita. - Le dije para seguido de esto acercarme y justo ahí hacer unos sellos. De lo cual un sapo gigante apareció y nos trago a los dos.

El sapo nos escupió ya en el monte, un lugar hermoso y lleno de vegetación. - ¿Qué tal el viaje?, ¿Lindo, no? - Le pregunté. Quizás el shock de simplemente ser tragado por un sapo y salir de su vientre hasta un lugar lleno de sapos que hablan, no era normal. - ¡EL SEÑOR JIKARO VIENE! - Gritó un sapito muy pequeño, era muy bueno. Todo un buen niño. - Uy no, ya vendrá esa señora molesta. - Una multitud de sapos corrió hacia mi, pero todos se hicieron a un lado cuando llegó una señora. Parecía ser más vieja que el mismo viejo sapo. - Jikaroo, queridooo. ¿Cómo que traes a invitados y no me avisas?, y yo con estos ropajes. Bienvenidas amorrr - Dios mío como odiaba esa voz, parecía que le metieron un radio malo y le metieran una voz de una drag Queen demasiado exagerado. - Hey… Hola. Ehh, iré con Gamaruto. Dile al sabio que iré en unos momentos. - Le dije, mirando a Rudra. Le hice una seña para que me siga.


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La Drag Queen


Imagen Referencial del monte
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El joven Jikaro traería frente a Rudra un sapo gigante. Dando por confirmado que se trataba de la maestro del pacto de sapos "Desde luego el mundo es un pañuelo muy misterioso" Es lo que pensaría al momento viendo al imponente sapo gigante, el cual hablaba de una forma bastante respetuosa y seria, sus palabras sonaban a los típicos discursos de un padre, en especial cuando se refería a Jikaro, como si el gran sapo hubiera adoptado al pequeño - Muchas gracias - Diría Rudra reverenciando un poco al gran sapo ante el pésame que este le ofreció por la memoria de su hermana. Ella ya sabia que los murciélagos no eran trigo limpio si estaban apoyando a ese engañoso sujeto.

Tras un breve periodo de silencio la conversación fue retomada aunque de forma breve. Parece ser que el gran Gamaruto estaba dispuesto a probar a Rudra, pero para ello debían viajar hasta un monte - ¿Al monte? - La chica no tenia ni idea de donde se encontraba ese monte, pero no importaba ya que por algo estaba Jikaro allí, el cual se ofreció amablemente a guiarla si confiaba en ella - Ya te dije que si, vayamos donde haya que ir - Diría sin ser consciente de a lo que acababa de acceder.

Para cuando quiso darse cuenta un sapo inmenso estaba engullendo a los dos y tragandoselos hasta su estomago, para luego escupirlos de nuevo en un hermoso paraje. Pero lo cierto es que Rudra estaba un poco impactada y shoqueada con las babas del sapo por su cuerpo - Si... si esta es la unica forma de venir no creo que nunca pueda acostumbrarme... - Rudra tardaria unos momentos en recuperarse del shock de ser tragada de repente.

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Pero cuando finalmente se recupero mentalmente, comenzó a darse cuenta del acogedor lugar en el que se encontraban. Había sapos por doquier, si. Y todos ellos parecían ser muy cercanos y familiares a Jikaro cuando lo veían "Supongo que si es su maestro" Aunque algunos sapos eran muy extravagantes. Finalmente Jikaro comenzó ha movilizarse haciéndole la seña a Rudra para que lo siguiera, a lo que la chica accedió sin pensárselo dos veces.
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Como extrañaba este lugar. ¿Será que la esposa de Gamaruto aún sigue con su "restaurante"? - Meditaba mientras daba saltos entre árboles y plantas. Nos íbamos por la ruta más sencilla. Pues la otra; Que era más sencilla, era muy larga y aburrida. Era mejor estar en constante peligro pero con la mente activa, pues aquí te puedes esperar cualquier cosa. Desde Sapos de 30-50 Metros, hasta un pequeño sapo de apenas unos 30 centímetros. En resúmen: Nos podíamos encontrar con cualquier cosa. La casa de Gamaruto era hermosa, todo era de madera, y cerca estaba el restaurante de su esposa. Aún seguía corriendo pero al llegar frené en seco. Recordé que la señora aún no sabía. O al menos eso pensé, pues cuando toque la puerta. Una voz que ya conocía se hizo presente. - ¡HOLA JIKARO! ¡SOY GARM POR SI NO TE ACUERDAS!, ¿QUIÉN ES ELLA JIKARO?, SEGURO NO CONOCE AL INCREÍBLE GARM. ¡HOLA SOY GARM! ¿QUIÉN ERES TÚ?, ¡YO SOY GARM!, CREO QUE QUEDO CLARO PERO POR SI ACASO… ¡SOY GARM! - Era demasiado energético y muy Joven. Se trataba del hijo menor de Gamaruto quien nos abrió la puerta y nos recibió. - ¡Hola Garm!, ¿Ella?, Es- No pude terminar mi frase, pues de costumbre ya la hija mayor y primogénita de Gamaruto se hizo presente. Dando un golpe en el cuello a su hermano. Haciendo que todo el lugar tiemble. - ¡Hey!, ¿Cómo te va Jikaro?, Pasa. Perdona a Garm. Por cierto, ¿Quién es ella? - Dijo. Era mucho más calmada que su hermano y se desenvuelve bien. - Ella es Rudra. Alguien que quiere firmar. - Les dije mientras que su hija mayor que ahora llamaremos Lila. Se mantenía tranquila, no era normal. Nos dejó pasar y Rudra podía ver cuadros de Gamaruto y yo con toda su familia, momentos épicos y demás. - Oh, llegó Jikaro. ¡GAMARUTOOO! - Gritó la esposa. La cual se puso manos a la obra y ya tenía la mesa armada. Gamaruto salió de su cuarto, estaba arreglando algo. - Ey, Hola. ¿Qué tal?, Siéntense a comer. Después de eso ya hablaremos. - Dijo mientras se sentaba a comer, su esposa y los niños llevaron a la mesa una mosca gigante. Era de mi tamaño. Pero ella no nos haría comer mosca, así que trajo un filete de res y lo puso en la mesa. Era para que todos podamos comer.

Después de comer, Jikaro se sentaría en los muebles y llamaría a Rudra y a Gamaruto para hablar sobre la firma. - Vamos a lo que vinimos. - Comenté mientras estaba sentado con las piernas cruzadas. Le dejaba la primera palabra a Rudra.
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El camino por el bosque de los sapos era un poco abrupto y complicado, seguramente shinobis más aficionados seria una ruta algo compleja que les haría viajar despacio. Pero Rudra ya era una shinobi avanzada y podía adaptarse rápidamente a ese terreno, solo se distraía un poco observando los múltiples sapos que hacían vida cotidiana por la foresta del lugar, algunos grandes como un edificio. Lo cierto es que era un lugar bastante encantador, muy verde, húmedo y rico; un paraje muy diferente al de Iwagakure en el que estaba acostumbrada.

Cuando llegaron a la rustica y gran casa de Gamaruto, la cual era de gran tamaño para poder alojar a esos grandes sapos. Serian recibidos por los hijos del gran sapo. Los mismos eran algo ruidosos, extravagantes y bueno, eran hermanos. Rudra no pudo evitar evocar recuerdos de su infancia con Shiva haciéndose bromas o puyitas entre hermanas. Recuerdos que dolían un poco pero al mismo tiempo eran cálidos y le daban una buena sensación. Tras la presentación por parte de Jikaro de la chica, ella misma le seguiría - Rudra, un placer - Diría reverenciando un poco a los sapos anfitriones.

Por la morada de Gamaruto ya se notaba por algunas ilustraciones que Jikaro tenia una muy buena relación con ellos, más allá del cariño que quedo claro que procesaron todos por él nada más llegar. Los muebles eran claramente para una familia grandullona, pero tambien habia adaptaciones para gente más pequeña, evidentemente tambien habia sapos pequeños por el monte y no todo podía ser gigante.

En la mesa se mostraría una comida familiar, un ambiente agradable, sinceramente Rudra permaneció en la misma bastante callada. En primero lugar no sabia muy bien que decir, no habia compartido vivencias y tiempos como ellos habían hecho con Jikaro. Pero disfrutaba del ambiente.

Finalmente se reunieron para hablar seriamente del tema. El turno para hablar sobre el pacto para Rudra, todos estaba como expectantes por sus palabras, pero era algo necesario antes de ir a enfrentar la prueba - Como ya os dije, yo inicie el camino de buscar un pacto de invocación por venganza - Haría una leve pausa - Necesitaba más poder para poder vengar a mi hermana, la cual dio su ultimo aliento para salvar mi vida, mientras tenia que soportar como sus ojos se apagaban mientras la sostenía entre mis brazos - Tomo un poco de aire tras lo cual suspiro mentalizándose - Pero lo cierto es que este lugar me ha parecido muy hermoso, esta lleno de vida, familias y buen ambiente, no como yo siento el que debería ser mi hogar vacío, perdí a mis padres, nuestro padre adoptivo y líder del clan tambien se fue, ahora mi hermana que era lo único que me quedaba, veros a todos me hizo recordar a todos los que he perdido y como en verdad hecho de menos a mi familia, pero se que esta nunca volverá... Por eso mismo, he llegado a pensar mientras cenábamos, que si logro superar la prueba, más allá de la oportunidad de simplemente volverme más fuerte, igual habría encontrado una oportunidad de formar parte de una familia de nuevo, de tener un lugar al que llamar hogar - Se puso algo melancólica, pero era normal, ahora aguardaría por las reacciones de los demás, igual se paso viniéndose abajo.
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– Pobre cosita. La venganza nunca es buena. Porque al final, siempre te volverás igual con quién querías la venganza. – Pensé mientras escuchaba determinada mente a la chica. La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena. ¿Cómo lo sé?, Un shinobi que ya murió me lo dijo. Nunca he sido vengativo. Bueno sí, pero ya murió, y fue la única vez que intenté serlo. El chico murió de otras manos. Se cumplió lo que quise. No me hizo sentir mejor. La escuché describir el lugar, tenía toda la razón en eso. Era un lugar lleno de vegetación. En toda la regla de la palabra. Era hermoso y todos los sapos se querían entre sí, aunque había peleas. Era una familia muy grande, nunca podrías morir de alguna aflicción como el dolor físico, el frío de la noche y la hambruna. Todos podían brindarte un plato de comida. – Cuando yo llegué… – Mi voz se empezó a quebrantar. Mis ojos llorosos se hicieron presente y Gamaruto no podía evitarlo, unas lágrimas empezaron a caer de su rostro. — Cuando yo llegue. No tenía familia, como tú. Mis padres murieron el mismo día que yo lo hice y me dejaron en Konoha. Tuve una vida terrible. Nadie me quería, a quien le agarraba cariño morían. Mi maestro desapareció y no lo he visto desde hace 15 años. Óyeme bien, 15 años sin verlo. No tuve familia, caí preso. Gamaruto pensó que morí, pues no se podía comunicar conmigo. Y lo mejor fue cuando me encontré de nuevo con él. Tuve que decirle todo lo que pasé, cuando me volví renegado. Y después de todo. Me aceptó, ahora es mi familia. Soy como el hijo del medio. Y soy más felíz desde ese entonces. – No pude evitar llorar. Gamaruto me miró con orgullo, era un señor ya mayor el cuál me consideraba su Hijo. – Rudra. La venganza es mala, aunque si me pasa a mi no dudaría en hacerlo. Pero: ¿Realmente lo consideras necesario?, La venganza es mala. Tú corazón tendrá problemas. Tú tendrás problemas. Y entiendo que quieras volverte fuerte por la venganza. Pero como te dije, eso es un vicio en el que cualquier momento puedes morir. Llévate de mí, asesinaron al maestro del pacto hace muchos siglos atrás. Él era el mejor, obtuvimos venganza. Pero gracias a eso se destruyó una aldea por completo. La venganza fue buena, pero el sacrificio fueron demasiadas vidas. ¿Me entiendes? – Dijo Gamaruto mientras le miraba fijamente. Él tenía la mente clara de lo que le iban a hacer a Rudra si intentaba buscar venganza. Y más si era con los murciélagos. – Ahora te haré una pregunta. ¿Eres resistente? – Preguntó con una sonrisa pícara en su rostro. ¿Qué podía pensar Rudra que harían?, Tenía que descubrirlo.
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Ella sabia que la venganza no era buena, pero ese sentimiento que guardaba dentro de ella no era tan fácil de apagar - Soy consciente de que la cadena de la venganza no traerá nunca nada bueno, pero tambien soy realista que no se como actuare si algun día mi camino se vuelve a cruzar con el suyo o si al igual que se llevo la vida de mi hermana tratara de llevarse la mía - Las reflexiones del sapo y Jikaro eran ciertas, era peligroso seguir el camino de la venganza muchos se perdían en el mismo. Sabia que su hermana no apostaría por aquel camino, ella machacaba a todos por igual abriéndose paso en su propio camino - Pero incluso si no busco venganza debo fortalecerme, aunque no vaya tras él, nada le impide a él ir tras de mi como hizo con mi hermana, debo ser fuerte para poder defenderme - Reconocía su debilidad, ha estado unos días por el coliseo entrenando y su racha de derrotas era notoria, le quedaba un largo camino. 

Gamaruto siguió con la conversación preguntando a Rudra sobre su resistencia, lo cual sorprendió a la joven - Mmm a ver, si es físicamente no creo mucho - Claramente ella no entreno su cuerpo de eso se ocupo Shiva cuando compartían un mismo ser - Pero si puedo utilizar técnicas diría que soy bastante resistente, mi defensa es fuerte - Diria con confianza sobre sus propias capacidades con sus tecnicas.
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– Como maestro del pacto la prueba te la tendré que hacer yo. Pero, yo te haré una. Mientras tanto, los sapos te harán una a ti también. La mía es la más difícil de todas, en cambio la de los sapos es difícil pero creo que vas a poder. – Lleve mi mano derecha hacia mi mentón, estaba reflexionando si realmente Rudra iba a poder. Yo pude en su momento pero mi cuerpo es mucho más resistente que el de ella. – Jikaro. ¿Estás seguro de qué ella pueda? – preguntó Gamaruto con su rostro claramente preocupado. No creía que alguien pudiese soportar esa prueba. Yo lo hice de milagro. – Es hermana de la Legendaria Shiva. De seguro que podrá. Yo tengo fé. – Comenté mientras me levantaba de mi silla y le hice una seña a Gamaruto y a Rudra para que me siguieran. – La prueba de los sapos consistirá en una prueba de resistencia. No podrás usar Ninjustu para esquivar o aguantar. Ya el viejo sapo te lo explicará mejor. De mientras ve preparando el abdomen. – Le guiñe el ojo mientras aumentaba la velocidad. Si ella podía seguir mi velocidad, podría ver a dónde nos íbamos a dirigir. Al gran y espectacular centro del Monte, dónde el gran sabio sapo estaba ahí. – El viejo te va a saludar y te asignará una prueba. Respetalo y tratalo con cuidado, cuando haga algo tu solo calla. No queremos que te destierre, si lo haces mal va a desterrarme a mí, y a Jikaro. Y serás vetada del pacto de los sapos. Y no creas que es mentira, casi me destierran cuando Jikaro vino a firmar. Digamos que no le cae bien a los humanos. Bueno, sí pero solo a quien él considera digno. Ten cuidado, por favor. – Gamaruto iba a la velocidad de Rudra. Sus palabras se podían escuchar como palabras de aliento. Además; ella tenía que estar segura de lo que podía causar que no hiciera la prueba bien.
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Rudra escucharía atentamente la explicación del sapo y del humano. Parece ser que al final serán dos pruebas, una por parte del chico llamado Jikaro y la otra por parte de algun sapo que no era el propio Gamaruto "Por como se refieren a él debe ser un anciano, igual el propio padre de Gamaruto..." Era la hipótesis que sacaban en claro de todo esto cuanto más pensaba en ello. pero no obtendría nada por pensar demasiado en ello. Tan solo debía seguir la corriente.

Aunque se llevo un pequeño chasco. No podía utilizar Ninjutsu, cuando sus bases y habilidades se centraban en una medida colosal en ello. Literalmente si se trataba de su arena no le importaba defenderse de lo que fuera, aun no habia nacido ataque que quebrara su domo más fuerte. Sus derrotas tendían a darse por otros factores al quiebre de sus defensas, pero es lo que habia - Bueno sin ninjutsu será duro, pero si es lo que hay que hacer, cuando queríais - Diría antes de comenzar a seguir a Jikaro.

Para variar seguir a Jikaro no era muy problemático, incluso tenia que aminorar ella un poco su máxima velocidad, aunque notaba que el sapo gigante tambien debía hacerlo - Mmm no le caen bien la mayoría de humanos, habra que andarse con cuidado entonces - Pensaría, pero en realidad no sabia como seria hasta que llegara allí y conociera al venerable sapo por su propia cuenta. De hecho hasta le picaba un poco la curiosidad por saber como seria.
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Hemos llegado. – Gamaruto dijo mientras caía en el centro del Monte. Ya Jikaro estaba dentro. Para ser más específicos en dónde yacía el gran sapo. – ¿Seguro qué podrá? – Una voz cansada de todo habló con Jikaro, se sentía cansado de vivir. Más no moría. Al parecer era inmortal. – Confía en mí. Yo en lo personal le tengo fé. Su hermana es fuerte. Supongo que ella también. – Hablé con el gran viejo sapo. Rudra no podría si quiera escucharnos. Nosotros estábamos dentro. – La última vez que confíe en ti termine pagando tu deuda. Pero voy a hacerte caso. Voy llamando a los tres. – Salí feliz. Había aceptado a hacerle la prueba que me hicieron a mí a Rudra. – ¿Los llamarán? – Me preguntó Gamaruto. Mi rostro emanaba felicidad así que él ya pudo darse una idea. Iban a venir los tres grandes sapos. Los tres más fuertes de todo el monte. – Necesito que te prepares. –  Le dije a Rudra, pues ya habían venido todos los sapos del monte a ver a la nueva firmante del pacto, los tres aún no habían venido.

Los sonidos de los sapos hablando y mirando a Rudra fueron apagados de una forma bestial pues el Gran sabio bajó de su trono. – Bienvenidos todos a la primera prueba para firmar con los  sapos. Ya todos saben de qué consiste pero nuestra firmante no. Así que me toca explicar. – Se aclaró la garganta y con orgullo empezó a hablar. – La prueba consistirá de resistencia. Cómo muchos saben nuestro maestro del pacto ya había tomado está prueba y la pasó. ¿Alguien cree que ella la pase? – Muchos abucheos de los sapos hacia Rudra se hicieron presentes. Nadie creía en ella, o ¿Si?, Tenía que ganarse la confianza de ellos. – La prueba consiste en dejarse golpear por los tres grandes, si escupes sangre perdiste. O te sacan sangre, no se puede usar ningún tipo de Ninjustu es a puro cuerpo que tendrás que soportar esto. Sin más rodeos. Que vengan los tres. – Tres sapos del tamaño de un edificio se hicieron presentes. El gran sapo tocó la campana. Dando inicio a la prueba, Rudra no se podía mover y los golpes venían de cada uno. El primero, el más débil de los tres le dió un golpe en el estómago a Rudra. Mandando a la misma a volar (Puedes elegir entre escupir Saliva o simplemente quedarte entumecida), el segundo vino y se preparó. Le agarró del brazo derecho y la mandó a volar al centro. Cayendo justo al centro. (Puedes tomar que escupes sangres o sangras de la nariz), y cuando el sapo mayor le dió el golpe final en el estómago. La muchacha al final empezó a sangrar. Los sapos la ayudaron y con habilidades médicas la sanaron demasiado rápido si me lo dices a mi. – La pasó. – Fue lo único que dije. Los sapos empezaron a aplaudir y los tres grandes cargaron a Shiva y la pusieron al frente del gran sapo. – Felicidades. Pasaste la primera prueba. – Gamaruto la miro con orgullo.
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Rudra llegaría al santuario del sapo más anciano del monte. Más allí aguardaría con Gamaruto en el exterior del lugar a que hiciera acto de presencia el venerable anciano que debía poner a prueba en primer lugar a Rudra. Poco a poco los sapos del monte se irían reuniendo en el lugar listos para presenciar el espectáculo - ¿Debe ser una costumbre, por curiosidad cuanta gente no ha superado esta prueba? - Le preguntaría al sapo gigante antes de que empezara.

Finalmente Jikaro descendería con el sabio de los sapos. Entonces los abucheos del publico pararon. Aunque Rudra no los noto, en su retorno al coliseo cuando se vio su rendimiento y se supo que era la hermana de Shiva, hizo perder dinero a mucha gente que pensó que era tan fuerte como su hermana y bueno... No fue muy aclamada que digamos, todo lo contrario. Así que los sapos del monte no eran nada que no pudiera soportar.

Finalmente la prueba de resistencia seria anunciada. Los más grandes y fuertes sapos se hicieron presentes - Uff, si que son ciertamente grandes... - Diría Rudra antes de que Jikaro la avisara de que se preparara. Entonces Rudra chasqueo los dedos haciendo que su capa y capucha se deshicieran en arena metálica que se acomodaría bien en el suelo a un lado. Esto era porque prometió no usar ninjutsu y si portaba consigo su arena, igual de acto reflejo ante el peligro se cubría. Tambien se quitaría el corsé que llevaba que era un chaleco ninja que buscaba amortiguar algunos golpes y daños. Lo cual tambien venia contra las reglas aunque no se lo dijeron - Bien, estoy lista - Estaría determinada, manteniendo una postura defensiva como su hermana le enseño cuando entrenaban artes marciales que ayudaría a amortiguar un impacto.

Pero el primer golpe se hizo presente mandándola a volar como un trapo con una gran brutalidad "Resiste, se fuerte, no escupas" Presionaría con fuerza su mandíbula para no dejar salir la saliva, puesto que no sabia si esculpiría solo saliva o tambien sangre. Así que aguanto, total no era aun muy diferente a los entrenamientos en los que Shiva estaba molesta, de hecho esa era la experiencia más traumática de su vida hasta la muerte de Shiva.

Un segundo movimiento aparecería agarrando a Rudra con brutalidad para lanzarla contra el centro del lugar. Notaria la presión del agarre rompiendo que haría una resonancia por todo su cuerpo en cuanto impactaría con el centro, intentando aterrizar como pudo, no escupiendo sangre de lo fuerte que presionaba los labios, pero si que derramándose de su nariz habría un pequeño hilo de sangre que no pudo contener en el interior de su cuerpo.

Se alzo como pudo, con su cuerpo entumecido y maltrecho, solo para encajar el tercer golpe que la haría retroceder varios metros, pero con fuerza no despegaría los pies del suelo derrapando los mismos a lo largo de la roca de forma brusca. Quedándose en pie sin caerse y con su cuerpo empezando a desprender más hilos de sangre por todas partes - Vamos... El sigu... iente... - En pie estaría indicando que estaba lista para el siguiente impacto.

No obstante llegarían rápido los equipos médicos con Rudra incapaz de moverse, sangrando por todo su cuerpo, pero en pie. Al igual que Shiva si algo destacaba a Rudra era una voluntad inquebrantable. Mientras era llevada frente al sabio al mismo tiempo que curada y ante la sorpresa de algunos Jikaro y el sabio dijeron que paso la prueba - ¿La pase? - Diría incrédula, aunque no podía confiarse tan solo es la primera prueba y ya la dejo para el arrastre.
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Te dije que la iba a pasar. Yo no traigo a gente que no pueda. — El Sapo se rió mientras Rudra estaba sangrando, la subieron y preguntó incrédula sí la pasó. — ¿Qué le pondrás? — Preguntó el gran sapo, yo le mire. El rápidamente se echó a reír, sabía que no tenía ni idea de lo que iba a ponerle. — Felicidades Rudra. Lo lograste, eres digna. — No pude evitar la risa. Su rostro estaba incrédulo pues no pensó que podía superarla, aunque se decía que la prueba era no sangrar. Realmente tenía un significado mayor, era el de soportar dolores inmensos por simplemente lealtad a los Sapos. — Yo hice esa misma prueba a mí me fue mucho peor que a ti pero si supieras que la pasé. Pero no te confíes. Aún falta la mía. — Mire al gran sapo. — Puedes irte Jikaro. — Me dió el permiso. Salté a la mano del sapo que cargaba a Rudra, bajamos y abajo nos esperaba Gamaruto. — Mejor que yo lo hizo. — Le dije mientras ayudaba a bajar a la de cabellos rojos. — Hasta yo sin piernas ni brazos lo hago mejor que tú. — Gamaruto se burló totalmente de mí. No pude evitar reír, la broma estuvo buena y sí. A veces él tiene un sentido del humor muy bueno y no podíamos evitarlo. — Buena esa. Vamos para tu casa. — Le comenté, él simplemente asintió y nos empezamos a dirigir a su humilde morada.

Cuando llegamos, todos felicitaron a Rudra por pasar la primera prueba. Me fui con Gamaruto a su cuarto para discutir algo. — Gamaruto, no tengo ni idea que ponerle como segunda prueba. Se lució mejor que yo en su momento, ¿Crees qué sería bueno darle ya el pacto?, Se lo merece. — Hablé. Gamaruto simplemente me miró con cara de decepción. — Lo supuse. Está bien. Puedes darle el pacto ya. No la hagas sufrir. — Reí, salí junto a él, ya estábamos juntos y la señora de la casa parece que es un vicio en la cocina. Ya tenía más comida en la mesa. — Felicidades Rudra. Eres digna. 
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La primera prueba habia sido completada con éxito. Rudra estaba contenta y aquellos abucheos de desconfianza y rechazo hacia alguien ajeno al lugar comenzaron a teñirse de vítores y alabanzas. Las artes medicas de los sapos eran bastante buenas, por lo que la joven no tardaría en recuperar el tono físico; así como las costillas rotas y músculos desgarrados que le habían quedado tras los impactos.

Ella estaba feliz, por primera vez en mucho tiempo estaba pensando más en la euforia del momento que en sus habituales preocupaciones y fantasmas del pasado, era un momento de victoria personal que era suyo y de nadie más. Jikaro ascendería hacia ella para felicitarla y la apoyaría comentándole que aguanto mejor de lo que él lo hizo, al o que Rudra rio un poco - Bueno... Ten en cuenta que soy de las pocas personas con las que Shiva podía entrenar y cuando rompía mis barreras, que lo hacia fácilmente... Bueno yo era quien amortiguaba el impacto... - Unos recuerdos funestos ensombrecieron el rostro de la chica al pensar y recordar alguno de esos golpes cuando su hermana quería experimentar. Eran más aterradores que ningún sapo gigante. Es probable que su hermana pudiera lanzar a uno de estos por los aires a pura fuerza bruta...

Bueno al parecer Rudra tenia el aprobado del sabio de los sapos. Y entre algunas bromas y jolgorios el grupo comenzaría a regresar al hogar de Gamaruto. Allí todos la felicitarían - Gracias por el apoyo - Les diría mientras Jikaro y el sapo gigante comenzarían a hablar de algo en su cuarto. Para cuando al salir Jikaro la felicitaría afirmando que era digna - ¡Yey! - Gritaría Rudra mientras daba un brinco de alegría todo lo alto que podía junto a los hijos de Gamaruto. Tras unos momentos de evidente euforia venia la parte importante - ¿Y si soy digna ya esta o se debe hacer algo? - En verdad no sabia si habia algun proceso por ahí adicional.
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En realidad no. Decidí por mi propia cuenta de que eres digna del pacto ya que demostraste valentía y no requieres de otra prueba. Ya con soportar y aún pedir más, me di cuenta que darías todo por proteger y cuidar el pacto. Felicidades — Le sonreí mientras empecé a aplaudir, todos los presentes siguieron el coro. Aplaudimos hasta que en un momento paramos. — El pacto… Es verdad tienes que firmar. Perdóname. Aquí lo tienes. — Hice sellos de los mismos el papel donde todo firmante firma, estaba inscrito muchos nombres, la mayoría eran de hace mucho tiempo siendo el más reciente el de Jikaro. — Te doy algunos minutos para que lo admires. — Reí mientras me acercaba a Gamaruto. Él mismo me revolvió el pelo, sabía que no tenía una segunda prueba preparada. Todo era embuste, pues como conocía a su hermana y su hermana era una bestia física supuse que ella también lo era. — Para la próxima piensa bien lo que harás cuando traigas a un firmante, niño. — Me susurró mientras reía y me daba una pequeña colleja, no dura. Reí también. — Es cierto, para la próxima lo pensaré mejor. — Susurré, no quería que Rudra escuchará. Me acerque. — ¿Firmaste? — Comenté mientras me acerqué y miré el pergamino. — Perfecto. — Lo enrollé e hice sellos. Desapareciendo el mismo. — ¿Nos vamos? — Le pregunté. No sabía si quería ir a conocer a su nuevo pacto o descansar.
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Rudra estaba muy feliz por haber podido pasar la prueba de Jikaro y del sabio. Al parecer lo de múltiples pruebas cada vez más difíciles solo era una trampa para ver si tras esa paliza por parte de los sapos la chica renunciaba por temor o no se veía capaz. Eso era evidente, muchos son muy bravos y fieros  antes de experimentar esa prueba y estarían dispuestos a pasar mil pruebas, pero una vez experimentan el dolor ya no todos son tan rudos y se deben amedrentar - Gracias, prometo ser responsable y consciente de este honor - Le respondería mientras recibía el pergamino.

Mientras Jikaro y Gamaruto la dejaban sola reviso el pergamino. Los nombres más antiguos estaban ya escritos con un alfabeto que no era reconocible para ella. Por eso era curioso e interesante observar como fue evolucionando el tipo de escritura poco a poco con el paso de los firmantes. Finalmente reconoció algunas figuras históricas en el mismo "Jiraya", "Minato" y "Naruto" todos ellos habían sido grandes y famosos ninja. Aunque habia más nombres hasta alcanzar el más reciente perteneciente a Jikaro "Mmmm, debería firmar con el apellido o solo con el nombre... Lo cierto es que mi linaje muy Ashira no es, ni deberé ser bienvenida por el próximo líder como tal..." Dejo de dudar y se mordió el pulgar para hacerse sangre y entonces escribió "Rudra" en el pergamino, colocando como vio bajo los demás nombres las huellas de sus cinco dedos de la mano derecha tras mancharlas en la misma sangre - ¿Con esto ya esta, no chicos? - Preguntaría a los hijos y esposa de Gamaruto que andaban con ella en lo que el padre y Jikaro cuchicheaban en privado.

Cuando Jikaro volvió ya se notaba que hasta aquí habia llegado la visita por hoy - Si ya firme, cuando quieras podemos partir - Lo acompañaría a donde fuera, puesto que no sabia como se habia venido aquí - Por cierto, como se puede viajar y volver a este lugar? Y tenemos como alguna restricción de visita o podemos venir cuando queramos? - Le comentaría con cierta duda a Jikaro ya que en verdad si le gustaría visitar el lugar algunas veces.
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No, estoy bien. Podemos partir. — Dijo mientras abría la puerta de la casa y daba una vuelta para despedirse de la familia de Gamaruto. — ¡Adiós nos vemos pronto! — Me despedí moviendo mi mano de derecha a izquierda. Los mismos dijeron al mismo tiempo adiós. —  ¡ADIOS! — Despidiéndose de la misma forma que Jikaro. Salí y escuché como Rudra me hacía dos preguntas que realmente eran interesantes, no puedo mentir. — Hay muchas formas de venir e irte, la forma más rápida y la cual uso yo es el mismo justu de invocación al revés. Aunque puedes venir como venimos hoy, invocando a un sapo y que te trague. — Una carcajada pequeña salió de mi, me daba gracia la manera en que llegamos al monte y como Rudra se espanto. — No tenemos límites, o eso creo yo. Yo vengo cada dos días y como aquí. Tendríamos que preguntarle al viejo. — Me estaba dando un poco de hambre y había usado toda mi energía en hacer que Rudra firmará. — Eh, vámonos. — Hice los sellos y un sapo nos tragó y nos escupió en dónde había empezado todo, ya estaba un poco tarde, eran las 7:30 por ahí. — ¿Algún día te vas a acostumbrar a eso Rudra? — Me reí mientras le daba un pat, quizás nuestros caminos se acaban aquí. Nadie sabe.
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