Kurosame pasaría el cumpleaños de Karai compartiendo junto a ella bajo la noche estrellada y el suave murmullo del viento en el País de los Campos de Arroz. Ambos se habrían escapado en una aventura de la cual nadie debía enterarse, en lo absoluto. Sin embargo, aquello que habría sido un accidente fortuito se convertiría en una nueva realidad que si bien lo atormentaba, no podía realmente escaparse de lo que sentía por ella, ni de lo que su carne le pedía y clamaba.
Arrecostados en el pasto fresco a un lado del arrozal, ambos contemplando las estrellas, el instinto le urgía actuar aunque su consciencia culposa le pedía que se detuviera.
Karai.
El silencio se rompe solo por el susurro de las hojas y el latido acelerado de sus corazones. El momento se carga de electricidad cuando Kurosame mira profundamente a los ojos de Karai. En esos ojos, encuentra la chispa de la juventud e ingenuidad que el tiburón habría perdido en el camino. Incapaz de resistirse por más tiempo, se acerca lentamente al rostro de Karai. Finalmente, la resistencia de Kurosame cede ante la intensidad del momento. Sus labios encuentran los de Karai en un beso apasionado que parece trascender las barreras impuestas por la moral y las circunstancias. El suave murmullo de la noche se mezcla con el suspiro compartido de los dos amantes prohibidos.
Sin embargo, en el silencio que sigue la pasión de aquellos labios, la realidad se asoma como una sombra en el horizonte. Kurosame y Karai pueden sentir el peso de las decisiones tomadas, un recordatorio de que este amor prohibido está destinado a enfrentar desafíos que quizás no puedan superar.
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Namida, despierta. ¿Por qué me golpeas? Deberías dejar de leer historias de Wattpad antes de dormir.
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