¿El monstruo del lago Ness? [Rango C]
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Última modificación: 13-06-2024, 08:25 PM por Bosenmori Mei.
Primero vamos con los niños. Noa es quien primero muestra interés en protegerlos, teniendo éxito, aunque no en su totalidad. Un poco de daño residual acuático cae sobre los pequeños, pero nada grave. Provoca que caigan al piso, pero rápidamente adultos que vienen a ayudar los toman y se los llevan a la vez que le hacen señales a la kunoichi de que todo está bien y vaya a ayudar a sus compañeros.

Ya en el monstruo, Yusuke se complementa con el viejo, aprovechando la oportunidad que él crea. Es importante destacar que la caña dorada tiene una especie de cooldown de unos cuantos segundos, o sea que no puede atacar una y otra vez como si de un bombardeo se tratase. La bestia marina se eleva, aunque la mitad de lo esperado por el genin. Su tamaño y peso son excesivos para el control de chakra que maneja actualmente, pero eso logra desestabilizarlo e impedir que siga atacando a diestra y siniestra con sus bolas de agua.

Sus piernas. Si logramos derribarlo le será casi imposible levantarse, sobre todo cerca de la orilla donde no está muy hondo y no podrá simplemente caer a las profundidades donde no lo podremos atrapar.

El viejo se encarga de responder y darle información vital a Yusuke. Desconoce si los otros dos alcanzan a escucharlo desde sus posiciones, dependerá de qué tan atentos estén. Si no, el muchacho que parece inspirado en un dragón puede alzar la voz y transmitirles la información. Aunque segundos de descanso no hay, pues el monstruo parece querer aplastar con todo el fuuton de Yusuke, pero el jutsu de Asahi aparece para emparejar las cosas.

En los ojos del enemigo se ve cierto miedo, pues por primera vez en su vida experimenta la sensación de no ser el cazador sino la presa. Sin embargo, esto en vez de provocarle un instinto de huida, lo potencia más todavía. Lanza un rugido que provoca dolor en los oídos de todos los presentes, incluso en la gente del pueblo, uno que está a punto de presenciar un suceso histórico en el mundo de la pesca: el legendario monstruo del Lago Ness está a punto de caer.

¡Eso! ¡Ya es nuestro! ¡Serás mío, pez tonto! — El anciano, quien probablemente no pase este año de vida al estar dando sus últimos respiros, es quien se muestra más emocionado. Está a nada de cumplir el sueño de su vida y sus antecesores. No puede bajar el ritmo ahora.

Nuevamente la caña de pescar sale disparada, pero esta vez a la zona baja del cuerpo, queriendo de a poco destruir ese equilibrio que le caracteriza pero le complican los movimientos del dúo varonil del equipo. Eso sí, esto no es suficiente para derribarlo. La idea sería apuntar abajo para luego noquear desde arriba, pero esta es una respuesta que deben encontrar los mismos genins. El viejo lo sabe, pero usar una caña tan mítica le consume mucha energía, por lo que su capacidad de habla se ve perjudicada.

A lo lejos, desde atrás, se escuchan muchísimos gritos de aliento. El pueblo observa la escena y grita como un coro: ¡Ninjas! ¡Ninjas! ¡Ninjas! Un aliento que puede inspirar a nuestros protagonistas, sobre todo cuando el jutsu de Yusuke deja de tener efecto, desapareciendo y sucumbiendo hacia su víctima. Esto también ayuda a que la bestia pueda confrontar a la serpiente acuática.

Está distraída, es la oportunidad.

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Última modificación: 14-06-2024, 08:33 PM por Asahi Heizu.
— ¿Será que podremos quedarnos con esa maldita caña...? — pensó en voz alta mientras mantenía ambas manos juntas, ejecutando un último sello que permitía continuar ejerciendo presión sobre el animal al enviar más chakra a la creación de Suiton.

La idea era un poco tonta, pero no estaría mal tener un artefacto como ese. Después de todo, si el anciano podía darle tan buen uso, quizá un shinobi más preparado podría sacar lo mejor de esa caña. Aunque, claro, probablemente esa idea fuese denegada por los dioses y Asahi se viera obligado a gastar un poco de ryous y monedas importantes en el proceso, una basura.

— ¡Maldición, cae ya! — exclamó el Heizu mientras observaba cómo el resto colaboraba. Para él, tenía toda la presión. Su serpiente de Suiton apresaba con sus fauces a la bestia, que, cada vez más cerca de la orilla, parecía oponer más resistencia aún. Por el momento, el Heizu no pretendía cambiar su jugada. Mantendría la serpiente ejerciendo presión sobre el cuerpo del animal y cruzaría los dedos para que Noa, el viejo o Yusuke tuviesen una idea mucho mejor para darle fin al asunto, el fuerte rugido del animal causa que Asahi vea su concentración mermada y detenga la técnica de inmediato para buscar tapar su oidos. —Mierda...— Y así, con un pitido molesto debe pensar en como reaccionar ante el siguiente movimiento de la bestia. El anciano se ve notablemente cansado y el Genin empieza a preguntarse ¿Podremos lograrlo?

Los cánticos de aliento empiezan a llegar a oídos de Asahi, quien perciba como todos aquellos aldeanos ponen su esperanza sobre la espalda del equipo. No pueden fallarles, pensó. A pesar de la incomodidad que el rugido le causó, junta sus manos para una nueva cadena de sellos, su movimiento definitivo. — Vas a morir. — Dijo para sí mismo a medida que ejecutó una cadena de sellos sumamente larga para invocar a un dragón de agua que cruzaría los cielos y buscaría estampar sobre el lomo/Cabeza de la bestia acuática, otro choque de bestias de agua estaba por darse.

Suiryuudan no Jutsu


Asahi
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Sin pena ni gloria en sus actos, mantendría su posición en aquella altura del agua, donde no le cubría demasiado. Sin embargo, sentía que era un lugar extremadamente peligroso desde el que observar. Así se sintió ella, o quizá era el miedo que le estaba ganando ya que veía aquella criatura finalmente fuera el agua, que si no fuera por las acciones de sus compañeros tal vez se viera más acongojada de lo que ya lo estaba. Se quedó con algo especialmente bueno, algo que fue lo que le impulsó a seguir manteniendo su posición: los críos, y es que recibir la señal de que estaban a salvo le hizo sentir que tal vez no solo pasaban cosas malas en su presencia, como había ocurrido en su día con respecto a sus padres.

Escuchó principalmente por ser quien había gritado tras ella. — ¡De acuerdo! — Y a causa de ello estuvo atenta, claro que no eran los únicos y la caña de aquel señor sin duda era de oro, no solo de manera literal. — ¡No cederé! — Avisó, aunque eso realmente no era una decisión que dependiera de ella del todo. Por desgracia, entre la distancia y que aquel hombre no había gritado, las indicaciones del anciano no habían llegado hasta Noa, lo que dependía totalmente del peliazul. Ella, por su parte, buscó rodear con la mirada a la criatura, tratando de ver su cuerpo, por si hubiera una herida anterior abierta, pero era difícil de comprobar teniendo la serpiente del pelirosa cubriendo a aquel monstruo para retenerlo. 

Mas el resultado que acabó dando aquella combinación de ataques por parte de sus compañeros, provocó que la criatura generase aquella aberración de grito que dio lugar a que tuviera que taparse los oídos, perdiendo la conexión con el Kappa por la desconcentración y cansancio que estaba sufriendo. Quedó un poco aturdida, pero para cuando volvió en si pudo escuchar esta vez al anciano anunciar lo evidente, pero no por ello bajaría la guardia. Se percató, justo cuando quiso comprobar la situación, que el Heizu fue el primero en reaccionar de los presentes para arremeter con un dragón de agua. ¿Qué haría ahora Noa ante dicha situación? La criatura estaba con parte de su cuerpo en alto por el desequilibrio provocado por la caña y todos parecían más cansados: debía ayudar con el remate. — ¡Voy! — Indicó, comenzando a abandonar parte de su vida y su chakra para forjar sellos con sus manos.

Furyoku


Antes de intervenir trató de prever la dirección final de aquel dragón, que mostraba alzarse hacia arriba aun cuando realmente no sabía el resultado, quien sabía si al moverse obligado por el golpe de la caña daría allí. Comprobando aquello, miró hacia la cabeza de aquella criatura en el momento pico que se dio cuenta de que estaban ovándoles.  ¿Se sintió mejor? Si. ¿Le hizo concentrarse más? Debía hacerlo por ellos. ¿Acaso no estaba para ello el Imperio? Con determinación, nuevamente unos sellos fueron formados con sus manos para dirigir las manos hacia el frente, hacia el monstruo del lago, enviando un yokai hacia el interior de su cuerpo para que le generase mala suerte, y quizá de aquel modo restringir cualquier intento de irse y dañar en cuanto quisiera hacer cualquier acción, porque no quería dejarle escapatoria.
Akuun


Ficha Personaje y recursos
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Sus pulmones ya no tenían aire. Cada célula de su cuerpo le pedía huir de aquel campo de batalla tan pronto como fuese posible, y sus músculos seguían el juego. Se acercaba peligrosamente al límite de sus posibilidades y aquello le aterraba. Sabía, incluso antes del inicio de la misión, que todo podía pudrirse en cualquier momento y por tanto se maldecía por haber tomado la decisión de participar en una misión de tal magnitud.

Eso, y que todo a su alrededor ya parecía una comedia. Un equipo de cuatro ninjas y un pescador sufriéndola hasta el agotamiento contra un pez sobredesarrollado. Su chakra, tan imponente, recursivo y prácticamente omnipotente; apenas le alcanzaba para alzar a medias a la bestia del lago. Era un golpe a la moral y el orgullo tras otro, y lo hizo saber al regalarle una mirada llena de indignación al pescador cuando mencionó lo de las piernas. No alcanzó a debatir siquiera aquella instrucción cuando tuvo que volver a su estratégia inicial; alzar la guardia y aprovechar cualquier apertura.

Y prefirió no decir nada. No iba arriesgarse a abrir la boca y cansarse más de lo que ya estaba. Sus compañeros parecían entender y captar la situación bien, quizás por experiencia o simple capacidad racional. — Deben tener la inteligencia bastante alta… — si pensó, inevitablemente, al notar cómo podían coordinarse todos pese a no tener un plan bien establecido.

La lógica decía que sus compañeros irían por la cabeza del bicho. El pescador, por su lado, sabía que debía atacar la parte baja y lo había comunicado a Yusuke. Probablemente el resto no habría escuchado, y aún cuando la caña de pescar fuese lo suficientemente potente para hacer mella en el temple del enemigo, quien la portaba parecía agotarse con cada movimiento. Entonces el peliazul consideró que sus esfuerzos, además de la defensa del pescador, debían centrarse en hacerle de soporte a su táctica. Por ello aprovechó una vez su fuuton se ejecutó para volver a armar una ofensiva breve, concentrando chakra en su diestra, y cuando la caña de pescar salía en busca del impacto, soltaría un puño al aire para ayudar.

Juuha Shou

El ataque de Yusuke iba destinado a la parte baja de la bestia, a sus patas, mientras sus compañeros hacían lo propio con la parte alta. Como si de una providencia digna de un lector omnisciente se tratase, todos se coordinaron a la perfección. Además, los vitoreos y las celebraciones de fondo terminaban por adornar lo que parecía ser la última y más definitiva de las ofensivas. Pero, ¿Será suficiente?

OFF
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Es la batalla final, la más importante de sus cortas carreras como shinobi. Una bestia mítica y un legendario pescador veterano son los personajes que acompañan a nuestros queridos protagonistas. El monstruo del lago consigue salvarse del jutsu de Asahi y causa terror en sus oponentes debido a su increíble rugido. Sin embargo, ellos mantienen su valentía y determinación para conseguir la victoria. Obtener la derrota no es una opción, todos están conscientes de ello.

El primer movimiento acertado es el de Noa, quien consigue que el enemigo durante un instante sea paralizado y no pueda hacer nada para defenderse. Luego, lo que ocurre es el ataque continuado entre Yusukito y el pescador, desestabilizando sus patadas. Y quien remata de forma espectacular es el de cabellos rosas, quien con un dragón de agua termina por derribar a la bestia. Esta comienza a caer, dándole la victoria al trío de genins. Pero hay algo más, la cara de nuestro veterano se infunde en miedo al ver que su tan ansiada presa caerá en las profundidades el lago desde donde será imposible sacarlo.

Chicos, gracias por esta oportunidad. — Diálogo que todos los presentes pueden huir.

Con una sonrisa en el rostro, como si de un pequeño niño se tratase, se engancha con la caña de pescar al pescado gigante, siendo atraído a la gran masa de agua y hundiéndose también hacia el fondo. Él sabe que poco tiempo le queda de vida, por lo que irse al otro mundo habiendo cumplido tanto su sueño como el de sus predecesores, es la mejor forma de cerrar el telón.

Lamentablemente, Asahi no podrá quedarse con la legendaria caña dorada como su mente le pide, pero no importa, pues seguramente aquel objeto jamás abandonará su memoria.

El Monstruo del Lago Ness es una bestia que, durante décadas, incluso siglos, ha sembrado pánico en las zonas que ataca. Quién sabe cuántas víctimas se ha llevado consigo, pero ya nomás, finalmente todo se termine. Solo en este pueblo lo sabrán, pero el equipo conformado por Asahi, Noa y Yusuke ha logrado algo histórico.

Pero ¿cómo es que una bestia acuática perderá la vida simplemente por hundirse? Es simple, el viejo no solo quiere irse con el monstruo de forma simbólica, sino que utiliza el ataque final de su legendaria arma para reventar el cuello de su enemigo y así irse ambos al reino de los muertos.

La calma vuelve a la escena y todos los aldeanos corren para abrazar y levantar a sus salvadores. Obviamente sufren por la pérdida del veterano, pero dentro de sus corazones todos saben que eso era lo que él más quería. Cuando alguien que se ganó tu aprecio consigue la felicidad, no hay forma de llorar. Solo queda agradecer y sonreír.
[Imagen: ache.gif]
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— Va a ceder... — pronosticó el Heizu justo después de ver el movimiento en conjunto que el equipo había logrado combinar. Era, sin duda, el golpe final. — ¡Vamos! — exclamó el peli rosa mientras dejaba escapar un poco más de chakra hacia aquella bestia de agua que recorrió las alturas e impactó sobre la parte superior del enemigo.

— A ti, todos hemos aportado algo, algo. — contestó al anciano, quien acto seguido se enganchó a la caña y fue tragado por la bestia hacia las profundidades. — ¡No! ¿Qué hace? — Asahi intentó dar unos cuantos pasos, pero sintió el peso de sus acciones. Sus rodillas flaquearon ligeramente; estar sobre el agua había drenado un poco sus reservas y ni hablar de las dos ofensivas Suiton que aplicó, eran técnicas no tan pulidas. — Mierda... — musitó.

Con las pocas fuerzas que le restaban, se acercó a la orilla y cayó de rodillas, casi arrastrándose un par de metros más adentro antes de rendirse. La multitud que se acercó a él simplemente vitoreaba a su alrededor, sin intentar levantarlo. — Lo logramos — sonrió ligeramente mientras dejaba caer la mirada hacia un costado para verificar el estado de su equipo.

Lo que quedaba de esta historia era poco. Un par de líneas más y mandarían a cerrar la historia y recibir sus recompensas, si es que había.
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Cualquiera debía temer ante un rugido como aquel, su corazón tembló en un instante y sus ojos quedaron abiertos como platos. Sin embargo, tenían mucho por hacer aún y no podía detenerse, por el bien del pueblo y sus compañeros. Así era como en su mente se manifestaba, así era como su corazón acabó actuando. Parte de su vida abandonó de ella momentáneamente y el resultado acabó siendo propicio para sus compañeros, pues tras ella siguieron el resto haciendo que finalmente la criatura cayera ante un último golpe del pelirrosa. Solo en ese momento que lo ve caer se permite la ventaja de respirar nuevamente y deshacer toda la energía espiritual de su cuerpo, si es que quedaba algún residuo de la misma, ya teniendo su piel con su tono original. No miró en principio a sus compañeros, no mientras recuperaba parte de sí misma y su consciencia plena. 

Pasado unos segundos, y ante la voz del veterano, finalmente se fijaría en el resto y comprobaría el estado de los mismos, sonriendo para sus adentros puesto que su rostro tenía la dificultad de mostrar algo así. — No es nada, todo el mundo merece cumplir sus objetivos. — La respiración aun la tenía agitada, por la adrenalina y la tensión, pero encontró el hueco para responder al anciano, pero sus ojos se abren de par en par cuando se percata de las intenciones del veterano, ante lo cual no acciona por respeto. — Tiene que marchar con honor. — Alzó el brazo ante Asahi, aunque este se tuvo que detener antes por propias causas, y tras ello caminaría lentamente como una tortuga de vuelta a la orilla junto al resto.

Dando la espalda a un momento como aquel, recuerda que el ciclo de la vida continua y nadie puede escapar de él, menos cuando uno elige como y cuando ponerle fin. Si bien sabía que esto era inevitable, también sabía que su espíritu algún día le acompañaría y encontraría lo que simple deseó en vida, quien sabía si los yokais algún día harían recuerdo de su existencia y venerarían aunque fuera su acto de valentía. Mientras tanto, se vio obligada a volver en sí en el momento que parte de unos aldeanos le alzaron con el resto de compañeros.

¿Qué era eso que sentía? ¿Felicidad? Era algo más eufórico que eso. 

La grandeza se apoderó de su corazón, se sintió invencible de manera muy alejada de lo que realmente fue. Superior. — Solo queda celebrar por este día y la tranquilidad que llegará al pueblo. — Sonrió tan mínimamente, como fue capaz, y reverenció su rostro a cada uno de los agradecidos. Pronto debería retomar su camino hacia otra zona costera, pero por el momento se permitiría el lujo de disfrutar aquel instante y de ir a buscar a Mei para comprobar su estado, como ponerla al día de lo ocurrido si es que no estaba ya ahí presente.
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