[Privado] Tarnished Mettle Ft. Karibachi
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"Que significado tiene la libertad... Cuando se es demanda por un dios. "

Música de Ambientación

El viento susurraba bajo la luz de la luna, los viajes y aventuras de los innumerables viajeros que habían rondado por los mismo caminos que había recorrido ya, las historias y recuerdos hacían recordar a uno lo que el viento se llevó, las oportunidades perdidas... Y las aprovechadas, había estado andando solo por mucho tiempo, día tras día, mes tras mes, año tras año viendo como el mundo se iba una vez más a la mierda. En retrospectiva... Era afortunado de haberme alejado en el momento justo para cuando todo este desastre hubiera sucedido, lo recordaba bien, como si fuera ayer, todo lo que había abandonado ese día ahora parecía haber valido la pena, ese fue el día en el que reclame una libertad propia y pude tener algo que llamara mío sin dudar por un segundo, claro está que no vendría con sorpresas en el camino unos cuantos viajes a mi viejo hogar me enseñaría sobre las consecuencias de nuestras acciones, no lo llamaría precisamente malo, pero curioso al final del día.

Era muy joven en ese entonces, asumí que ese trío de mocosos podrían arreglárselas del mismo modo que yo hice, después de todo, tenían los recursos, no necesitaban nada que yo pudiera darles, aunque claro, con los años se enterarían de mi historia, o al menos de lo que el público conocía en ese entonces, con algo de suerte o lo que los crédulos llamarían destino mi rastro dejo de ser fresco, me dieron por muerto o perdido en acción, con los años pude al fin cerrar los ojos sin la preocupación de despertar con una hoja en mi cuello, o directamente no despertar a la mañana siguiente, no mentiré, la paranoia me persiguió por años incluso después de que mi nombre fuera tachado del dichoso libro bingo, mantuve un perfil bajo, observando desde las sombras como una rata los sucesos que acontecían sin realmente poder hacer nada al respecto, pues estaba solo, y era obvio que no tendría ni la mínima oportunidad, tampoco quería arrastrarlos a todo esto... A mis... Hijos... Aún es extraño pensar en ello, me preocupaba el que pensarían de mi, si se creerían las historias que les habían contado, si estarían del lado de aquellos falsos dioses por convencía o por que realmente creían que era su salvador, ciertamente su madre lo creía, solo esperaba que hubieran heredado la incredulidad de su padre.

En qué estaba... Oh, sí. Las consecuencias de nuestras propias acciones, aún no había pagado por las mías, pero todo el mundo parecía haberlas olvidado de todas formas, podía ir y venir de distintas aldeas con un nombre falso y no levantaría sospecha alguna, no tenía que poner el mismo esfuerzo que antes, y cabe destacar que había perdido mi toque de todas formas. Verme en un espejo era distinto, no era el mismo físicamente ni mucho menos mentalmente. ¿Sería reconocible para aquellos que aún recordarán mi nombre? probablemente no, y de cierto modo eso era algo bueno, me preguntaba que habrían hecho con sus vidas, si es que aún estaban viajando por el mundo, si es que habrían descubierto algo más en la vida aparte de huir, por mi parte... Es difícil decirlo, luego de todo lo sucedido, no supe como seguir adelante, era libre, si, pero no era algo que te valiera de mucho cuando todo lo demás se había ido a la mierda, aún así, era libre, a diferencia de aquellos que vivían bajo la sombra de sus falsos dioses.

Los sonidos del bosque me sacaron de mi trance, sería buena distracción, pero valía la pena al menos mientras esperaba... Para mi suerte no era nadie que no esperaría, de hecho, era mi cena.

*T W A P*

Los sonidos cesaron casi al instante, seguido por un suave golpe contra el suelo por parte de mis presas, era bueno ver que mi puntería no había empeorado, todos estos años me habían ayudado no solo a mejorar mi técnica, si no a estudiar otro tipo de opciones que pudiera considerar de las notas del viejo, suspiré, tomando mis presa y encendiendo una pequeña fogata en ese campamento aislado, no había mucho riesgo, a los ojos de la gente de este pequeño pueblo solo era un cazador que vivía en una colina y bajaba a vender sus presas de vez en cuando, las ventajas de poder pasar desapercibido, muchos me verían como otro turista, sea lo que fuera, me había traído una calma que parecía haber perdido hace mucho. Me traía de vuelta a los primeros meses escapando con mis hermanos de Suna, cazando, escondiéndose y yendo a nuestras anchas sin preocuparnos mucho por el futuro... Hahhh... Como lo extrañaba.

Fuera como fuera, la cena debía estar lista, pues sentía que mi visita estaba cerca, no, lo sabía y tomando mi cuchillo empecé a desollar a los desafortunados animales y preparar los pocos ingredientes que tenía...

- Llegas antes... - Diría aparentemente a la nada con una suave sonrisa. - ¿Asumiré que no has cenado aún?
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Pocas veces peregrinaba de noche, había aprendido en todos mis años de viajes que la oscuridad envalentona a las bestias y los alborotadores, no es que fuesen un problema, pues ya era un experto escapando de ese tipo de situaciones, pero aún así resultaba un engorro tener que librarse de ello. Hacía tiempo que no visitaba el país de las Aves, casi no recordaba su aroma o su clima, aunque por estas fechas era algo frío no impedía que fuera agradable, sus paisajes eran bellos y con la luz que la luna propiciaba, sin que ninguna de sus hijas le quitara protagonismo en la bóveda celeste, obtenía una belleza especial y mas bella que con la luz del astro rey. Era un lugar tranquilo y la vigilancia no era la más elevada, aún así cualquier precaución era poca y, para ver a quien quería, debía ocultarme bajo el manto nocturno. Estaba bastante lejos de casa, no me gustaba, la idea de que les pasase algo a Bakura y Chouko atenazaba mis corazón, por eso ya hacía años que mis viajes eran mas cercanos y cortos, además de algo mas espaciados; la vida de un padre no es tan desapegada.

Mi vida había cambiado durante aquellos años: Tras la caída de las aldeas ninja y el alzamiento de aquel hombre que se hizo llamar salvador, Bakura y yo debimos huir por un tiempo a las montañas del país de la Tierra, cultivando y labrando nuestro futuro, tal fue el vínculo que forjamos en aquel entonces que poco tiempo después una hija saldría fruto de nuestro amor, nuestra pequeña Chouko. Por aquello debía estar mas tiempo en casa, mis preferencias pasaron a un segundo plano, al igual que ciertos aspectos de mi vida pasada; ya no vivía como un shinobi, tan solo como el padre y protector de mi pequeña y mi mujer. 

Caminé por el nada intuitivo sendero, pudiendo seguirlo por recordar la ruta y no por verlo, adentrándose en las montañas que tan cargadas de ferro metal están. Toqué la fría roca, acariciándola por un momento para recordar mi hogar, mi auténtico hogar. -Volveré pronto con vosotras.- Dije con una sonrisa melancólica mientras miraba a la luna, rezándole para que haga propicio mi viaje. Tras subir un tiempo, con cierta dificultad debo decir, podía ver una tímida luz en lo alto, sabía lo que eso significaba. "Llevará aquí apostado días" Reflexioné mientras agarraba mi mochila con fuerzas para empezar a subir con algo mas de esmero.

Ah mi auténtico hogar... Iwagakure, desde aquel fatídico día nada fue igual, un pueblo enfrentado consigo mismo, peleas y revueltas por gente que solo quiere llevarse un trozo de pan a la boca... Sin duda en estos 15 años que aquel hombre, Yogensha, gobernó el mundo ha ido en una espiral de decadencia a la que pocos podrían sobrevivir. Aún recuerdo como imperiales buscron por el monte Heiwa a ninjas escondidos y anti imperialistas, asesinando a monjes e inocentes como si no les importase la vida humana, aunque... Dudo que realmente les importara algo que no fuera ellos mismos. Recuerdo como tuvimos que escondernos por el bien de nuestra pequeña, que aun era un bebé, teniendo que dejar a esas personas perecer para que nosotros pudieramos respirar un día mas... Tiempos oscuros... Tiempos muy oscuros. 

Tras la caminata ya estaba cerca, podía escuchar el crepitar del fuego a pocos metros de mi, también escuché un extraño ruido, aunque para mi no era nada desconocido, ya lo había oído en varias ocasiones, como bien pensaba él estaba aquí. "- Llegas antes... -" Dijo aquela familiar y masculina voz, claramente maltratada por el tiempo. Me acerqué al fuego, viendo a aquella persona sentada a su alrededor, saludé con la mano mientras me quitaba la mochila para dejarla en el suelo. -Tenía que ir a un templo aquí cerca. Decidí pasarme, ya que imaginé que tu ya estarías aquí.- Me senté frente a él, separándonos aquella hoguera que había preparado con esmero y le sonreí con felicidad e ilusión mientras lo miraba. -¿Cena? Ya sabes que mi religión me impide rechazar un obsequio.- Dije mientras estiraba las manos para calentarme con aquella llama. -Parece que la vida no te ha tratado demasiado mal, viejo amigo.- En aquel momento tuve una revelación mostrándose en mi rostro y haciendo acopio de mi mochila para buscar algo y sacarlo. -Toma, te traje un recuerdo.-  Le ofrecí un gran tarro lleno de miel de la familia Kamizuru, siempre le llevaba tarros allá a donde quedásemos para vernos. 
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Última modificación: 05-12-2022, 05:58 PM por Ryth.
La respuesta del kamizuru era de esperarse, luego de tantos años y tantas veces que pudiera haberlo tomado por sorpresa ya parecía haberse acostumbrado al hecho de que era mucho más difícil de encontrar que el shinobi promedio. - Heh... podría irme mejor, no me quejo. ¿Y tu? ¿Como está la familia? Ya que pudiste venir asumiré el mejor de los casos. - Le dije con una sonrisa mientras ponía la carne a cocinarse y recibía el obsequio usual de su parte, no importaba en donde nos encontramos, siempre me traía un tarro grande lleno de miel, para muchos seria una simpleza de la vida, para mi era mucho más que una muestra de aprecio por su parte, era algo que solía acompañar con té, un hábito que había adoptado en honor a mi hermano higasa, después de todo, no había resultado ser tan malo como creí y quizás hasta le había pillado cierto gusto a la combinación.

- Gracias, ha pasado ya un tiempo. - Le daría la vuelta a la carne. - ¿Sabes? Debemos dejar de encontrarnos así haha... Tu señora se puede poner celosa. ¿No crees? - Le dije con un claro tono de burla al mismo tiempo que alzaba la ceja levemente, luego de una pequeña pausa para asegurarme de que la carne estuviera en su punto decidí indagar un poco más en la situación del país de la tierra, quizás mezclando en la misma un asunto un tanto más personal. - ¿Que tan mal están las cosas en Iwa? Ese líder rebelde suyo parece haberse hecho un nombre propio. ¿No? - Le dije mientras servía la comida junto a unas patatas cocidas que había hecho con antelación, lo ventaja de vivir haberse asentado en un país agrícola, siempre habían cultivos de donde sacar. - No se si es mucho preguntar... O si es que lo sabes siquiera, pero.... ¿Como están? el muchacho y su hermana, se que no son santos pero... No quiero que se involucren en conflictos más grandes de los que pueden manejar. - Aquella última frase solo era un reflejo y un salto hacia el pasado por mi parte.

Nuevamente volvía al mismo tema, las consecuencias de nuestras propias acciones...
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Como los dos viejos amigos que éramos me contaba un poco como se encontraba, aunque no parecía estar tan mal como el decía, supongo. Sonreí mientras me quitaba el sombrero y lo dejaba a un lado. - Bueno, Bakura aun se esta acostumbrado a los sonidos de las montañas ¿Te lo puedes creer? 15 años viviendo allí y aun se molesta si los grillos cantan alto.- Reí acordándome de la escenas durante la noche con aquella mujer saliendo enfurecida a gritar a los grillos fuera de casa, extraña mujer si. -Chouko crece rápido y aprende aún más rápido. Esta preciosa.- Sonreí tontamente mientras miraba al infinito, recordando los dulces momentos que me dan aquellas dos mujeres, mas dulces incluso que la miel de mis abejas.

Después de eso Ryth le dio la vuelta a lo que parecía... ¿Un conejo?, no sabía identificarlo sin la piel, y bromeó sobre nuestra extraña relación, también preguntó por como se encontraba la aldea Ocultas entre las Rocas. No era nada cómodo hablar de ello, el aciago mundo que teníamos ahora no un tema divertido del que hablar, no obstante era importante conocerlo. -Ais... Bueno, las cosas están medio estabilizadas por represión, pero al menos ya no están haciendo matanzas indiscriminadas... Supongo que es un paso.- Me froté las manos para calentarme mientras miraba a las llamas con un rostro serio, esto no me dejaba sonreír. - De todas maneras el informante que tenía en la aldea lleva semanas sin dar señales de vida... Al final tendré que ir allí.- Negaba lentamente con la cabeza, aquella idea no me gustaba en lo más mínimo, mi instinto primario no era el de los héroes, el mío era huir. -Cuéntame, que has visto por el mundo últimamente.- Lo miré con interés y esperanzas de que él si tuviera buenas noticias de verdad. 

Sin embargo, la pregunta que a él mas le interesaba y la que más interés tenía yo de responderle. Preguntaba por sus hijos, pobres diablos, su padre huyó por sus crímenes y su madre dejó este mundo cuando luchó por defenderlos, era normal que se preocupase por ellos, era su padre a fin de cuentas. -Como te prometí Bakura y yo los mantenemos a salvo en nuestro hogar. Además les contamos las grandes historias de sus progenitores, la verdad es que están ansiosos por conocerte.- Sus pequeños eran fáciles de cuidar, cuando tuvimos que rescatarlos ya tenían cinco años, la verdad es que nos ayudaron mucho a criar a Chouko, eso era innegable. -Quizás puedas pasarte por casa para conoceros.- Sabía lo que respondería, su vida era demasiado peligrosa, pero yo mantenía la esperanza de que algún día cambiase de idea. 
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Empezó con un comentario peculiar y un tanto gracioso sobre su señora, por lo que me había dicho no era una persona que se llevara del todo bien con la naturaleza, quizás era por las comodidades del mundo moderno, o quizás por que nunca había tenido la chance de relacionarse del todo con ello. - Haha... Lo imagino. - Seguido por otro comentario sobre su pequeña, a diferencia mía, él era un buen padre, ya era pedir demasiado que viniera tan lejos y quizás la próxima vez podría ser un encuentro en un punto más... Cercano.

Lo siguiente sería interesante, le daría un mordisco a una patata.- Hmm... Comprendo, supongo que lo tratarás como una misión de reconocimiento. Sabes que puedo hacer ese trabajo sucio si lo necesitas. - Le diría guiñando el ojo y con una sonrisa, era sin duda extraño y habían una serie de cosas que podrían haber sucedido... Lo siguiente que me preguntó fue como es que iba el resto del mundo, solté un suave suspiro. - ¿Honestamente? Es una mierda, me han dejado de perseguir, pero tengo la sensación de que algo anda mal. - Otro mordizco, esta vez a la carne. - Después de la quema de documentos no he podido encontrar absolutamente nada de lo que buscaba. Las historias, archivos, información, todo se ha perdido, solo he logrado rescatar retazos sin ninguna pista en particular. ¿Pero sabes? Tengo la sensación de que toda esa información no se ha pedido realmente... - Nuevamente volví a mis viejas conspiraciones, algo que creía saber y estaba tan seguro al respecto que podría tomarlo como hecho, algo que de saberse sería el primero en saltar con un cartel de "te lo dije" entre las manos, no sería la primera vez que algo así pasaba, y no sería la última...

Sin embargo las cosas no solo se trataban de ver quien tenía razón y quien no, lo que más me importaba era saber sobre mis pequeños... Por lo que me había dicho suponía que habían aprendido a crecer con la idea de su padre no los había abandonada por elección propia. cosa que era verdad, ni siquiera sabía de su existencia antes de lo sucedido, y se me había ocultado de la misma por un buen par de años, suspiré. - Gracias... Tampoco es que haya tenido grandes hazañas Haha... - Bromeé al respecto con la esperanza de calmar un poco el ambiente al menos para mi. - Sabes que no puedo correr ese riesgo. - Una ridícula y obvia excusa para ocultar mi cobardía. - Las cosas ya están bastante mal como para traer más problemas a los pocos que aún me importan... - Cada vez que nos encontrábamos decía lo mismo, pero quizás era mi propia naturaleza obstinada que olvidada pensar en que cada día que esa idea pase por mi cabeza era un día más en los que podría haberlos finalmente conocido, era triste, doloroso, pero era una verdad que tenía que afrontar en algún momento, antes de que sea muy tarde... Suspiré suavemente ante la realización de que estaba siguiendo los mismos pasos que mi viejo.

- Pero lo estuve pensando desde la última vez que lo hablamos Y... Tienes razón. Debo ser mejor...
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Comíamos aquella humilde cena mientras charlábamos sobre nuestros destinos y lo que habíamos visto en ellos, contrastando información sobre el estado del mundo y hablando sobre el mal que atañía al pasado; lo miré con cierta seriedad, Ryth no solía estar obsesionado por nada. -¿Hablas sobre aquel Dios Jashin?...- Me metí un trozo de carne en la boca y mastiqué para poder seguir hablando tras tragar. -Muchos dioses pisan la tierra últimamente... La verdad es que ahora me parecen mas preocupantes los que gobiernan.- Si bien entendía el temor de que un inmortal genocida, también era cierto que de aquel tal Jashin hacía lustros que no se hablaba, mas Yogensha y su influencia era mas que notoria. Miré al fuego crepitante, pensando en todo lo que había pasado desde aquella aciaga noche. 

Pude hacer mas, debí haber hecho mas, ni siquiera estaba en el campo de batalla cuando ese hombre destruyó todo por lo que habíamos trabajado. El mundo sucumbió al caos, hijos separados de sus padres... No creo que nadie mereciera todo aquello, tanto sufrimiento y agonía, tanta sangre derramada, respiré hondo y separé la vista de la flama. -Lo siento, supongo que me centro mas en el mal inmediato.- La verdad es que era un terrible tema de conversación para tener con una vieja amistad, así que decidí pasar a otra cosa. -Los templos han sido destruidos, pero aún tienen pergaminos. Puede que encuentres algo en las Nubes, tengo entendido de que allí están las ruinas mas enteras.- Volví a mirarlo sonriendo, alejando los malos pensamientos de mi mente mientras comía nuevamente un trozo de comida, esta vez de patatas, deliciosas, aunque muy calientes eso si. Desvié la mirada hacia el exterior de la cueva en aquella montaña, mirando hacia el valle, la luz de la luna bañaba el bosquejo de un color blanquecino y azulado, sonreí levemente. -Al menos siguen quedando parajes hermosos en los que poder ocultarnos...- Triste consuelo para son viejos shinobi, dos animales de una especie extinta. 

Sabía que a Ryth le molestaba la situación tanto como a mi, al menos yo tuve la grandiosa suerte de poder huir con mi familia y mantenerla a salvo, aunque para ello tuviese que tragarme mi orgullo y no declarar mi animadversión por todo lo que estaba pasando. Aún así Yogensha no había ganado y nunca ganaría, no mientras hubiera una sola persona que no creyese en su forma de pensar y su gobierno, mientras hubiera una persona que se revelase contra su postura; Ryth y yo éramos de los pocos, pero estaba seguro, no, era mas que consciente, de que había mas gente que pensaba como nosotros, tan solo estaban paralizados por el sentimiento de impotencia, obligados a ocultarse, obligados a huir. 
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Última modificación: 07-12-2022, 09:00 AM por Ryth.
Iwagakure No Sato // Residencia Konjiki
Hace 20 años // 0247 Hrs.

- ¿Trabajando hasta tarde? - La voz del detective se asomaría por el costado de la habitación. - ¿Y tu no? - Le respondería con un tono burlón pero cansado al mismo tiempo, era tarde, incluso para mi, pero mi investigación continuaba sin pausa alguna. - Mi hermana quería saber si querías un té... O café. lo que sea que tomes. - Mi mirada seguía fija en mis documentos, mis fotografías y grabaciones, un poco de tinta derramada en el borde de la mesa. - Que considerada por su parte. - Diría somnoliento. - Solía decir lo mismo. "Que considerada, gracias, hermana. "

Su tono de voz había cambiado, parecía melancólico, algo extraño considerando siempre su postura seria y tranquila, como si fuera un gesto que extrañara, como si fuera algo que ya no le pasara con normalidad. - Excepto que nunca miré hacia arriba, ni una sola vez, mis ojos estaban fijos en mis manos manchadas de tinta. El desorden de mi escritorio, mi trabajo. Me preocupaba más por mis descubrimientos que por el té que se enfriaba en un costado de esa pieza de madera... O los sentimientos de la persona que los hizo. - Parte de mi no gustaba lo que estaba escuchando, en serio me estaba sermoneando el sujeto que no parecía poder abrir sus emociones a otros, pero otra parte de mi sabía que tenía razón. - Hmm... - Solté un suave gruñido asintiendo con la cabeza. - Hmph... No estás escuchando. - El contrario refunfuñaría claramente incómodo por mi reacción. - Te escucho claramente. - Respondería.

- Entonces escucha bien. - Alzaría la voz suavemente y agudizaría la mirada. - Tu trabajo sobrevivirá después de ti, la gente que te rodea quizás no. Un día te levantarás, asumiendo que siquiera hayas dormido... Y te darás cuenta que el mundo es un sitio muy diferente a como lo recordabas la última vez. Te arrepentirás abruptamente de la usencia de algo tan simple como una copa de té. - Silencio, no tenía palabras que expresar al respecto, algo que fácilmente podría ser visto como una rabieta y una forma de negar una clara derrota frente a los hechos. - Así que pregunto de nuevo... ¿Qué te gustaría tomar? - Su voz se calmaría, esta vez con más gentileza, como si supiera lo que pasaba por mi mente, era el mejor detective de Iwa después de todo, leer a las personas era uno de sus muchos trabajos. - Sencha. Con una pizca de Limón... - Diría derrotado luego de una larga pausa.

Su tono de voz casi parecía emanar un aura triunfante y burlona, me conocía lo suficiente. - Una pizca de limón. ¿Por que no me sorprende?

País de los Pájaros // ???
Hoy

Mi ceja se elevaría levemente, jamás había nombrado al autoproclamado dios de la muerte. Pero también era cierto que a lo largo de los años era el "dios" que más impacto había tenido en mi vida, al punto de indirectamente haber tomado la vida de uno de mis hermanos por lo que muchos llamarían una serie de eventos desafortunados. - ¿Jashin? No, él es noticia vieja, hablo de Yogensha y su séquito de locos, la información repartida es poca, y han sabido manipularla para engañar al pueblo y posicionarse como seres divinos. - A muchos les daba miedo decir el nombre del gran y todo poderoso "Kami-Sama", sea por respeto o por miedo, pero el Kamizuru y yo no nos íbamos con pelo en la lengua, no íbamos a ser intimidados por un individuo así, especialmente cuando parecía simplemente haberse esfumado de la paz de la tierra.

- No dudo de su fuerza, pero es claro para ambos que son falsos dioses. - No era difícil ver tras el delicado velo de mentiras y propaganda que promovían los imperios para reforzar dicha idea, cualquier duda sería erradicada de las mentes de sus seguidores, cualquier prueba que ponga en jaque su posición de deidad sería completamente borrado de la historia, y puesto como ejemplo para aquellos que osen seguir el mismo camino, era triste, y extremadamente ridículo al mismo tiempo. También ser extremadamente efectivo, tampoco es que pudiera culpar al ciudadano común, pero si culpaba a los pocos Shinobi que quedaban, pues no parecían querer abrir los ojos ante la cruda y dura verdad que era las consecuencias de sus propias acciones, suspiré - Como te decía, la información es poca, he intentado tratar de preservar los pocos conocimientos que puedo compartir en algún futuro, pero es difícil, nadie se levanta contra los falsos dioses, y las resistencias existentes cada vez flaquean más, se centran más en destruir sin tratar de preservar aquello por lo que luchan...

Realmente empezaba a mostrar esa pasión que parecía haber perdido hace tantos años. - Piénsalo, en algún punto lograrán vencer a sus tiranos. ¿Y luego que? No habrá nada que recuperar, no habrá nada que enseñar a las futuras generaciones, dependemos del conocimiento de nuestros predecesores para progresar a un mejor futuro, para bien o para mal, pues aprenderemos de ello de un modo u otro. - Gesticulaba con las manos, realmente esa parte de mi aún quería levantarse y pelear, pero mi cuerpo me fallaba, hacia ya muchos años que no había usado mucho de mi arsenal, de siquiera querer pelear, no podía hacerlo solo.

- Por un sueño así, no me importaría morir... - Terminaría con una sonrisa suave, recordando las palabras de un feliz Shinobi de la tierra que acaba de compartir unas copas con el cantinero del viento, una extraña y peculiar amistad.

Que había prevalecido incluso en lo tiempos más oscuros...
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Al parecer me precipité al tomar conclusiones, viendo que no se refería a Jashin esta vez, así que dejé que hablase largo y tendido, escuchando su discurso y su preocupación por falta de información. Ya era sabido que los imperiales destruyeron todo conocimiento que pudiese hacer flaquear las creencias puestas en ellos, pero una cosa estaba clara, no todo podía destruirse. -Seguramente la poca información y conocimiento pasado de valor que quede este con ellos.- Dejé el cuenco de madera con la comida en el suelo, acercándome al fuego para hablar con Ryth con mas seriedad y secretismo. -Seguramente guarden ese tipo de cosas en sus áreas personales o lo escondan en un lugar dentro de las aldeas. Es una buena forma de poder echar mano de información sin que este al alcance de los demás.- Esto claro si quedaba algo escrito de antes de la gran hecatombe, pero seguramente tuviesen información de interés para desbaratar sus planes. -Aunque no creo que sea de fácil acceso, para empezar habría que infiltrarse en una aldea vigilada hasta la saciedad.- Desde luego el hecho de solo pensarlo ya era una locura, aunque... La verdad es que ninguno de los presentes estábamos del todo bien de la cabeza. 

Otro de los puntos preocupantes era la poca ayuda que pudiera tenerse, como bien había indicado el peliazul, las fuerzas rebeldes y la gente que se resistía al control empezaba a escasear, bueno, realmente empezó a escasear hace diez años, no obstante mi compañero de armas lo veía todo demasiado oscuro, yo era capaz de encontrar algo de esperanza. Me llevé la mano al mentón, pensativo, y mascullé unas palabras. -Bueno... Es cierto que quedan menos shinobi dispuestos a luchar, pero aún conozco a alguno que no ha sido doblegado. Recuerda, lo importante no es la cantidad, sino la calidad de la esencia.- Aquella reflexión me hacía recordad nuestros momentos en batalla, luchando codo a codo para mantener nuestras vidas y las de nuestros seres queridos a salvo, todavía olía el suelo quemado y el olor a chamusquina tras los relámpagos.

Aún así aquello que me proponía era una locura y ahora no podía pensar en ese tipo de cosas, mis responsabilidades habían crecido enormemente en esos años, suspiré profundamente mientras me quitaba el sombrero y me llevaba ambas manos a la cabeza. -Aún con eso no tenemos información de nada y seríamos muy pocos, solo de pensarlo se sabe que es un plan suicida.- Entonces escuché algo que me hizo levantar la mirada, una frase dicha por mi hace ya mucho tiempo, una frase que con los años había olvidado su significado. Miré a los ojos a Ryth seriamente, aquello ya no era un juego ni un chiste, lo que pretendía hacer podía avocarnos con gran facilidad a la muerte. -Aais... La libertad siempre es un sueño por el que vale la pena morir... Mas no podríamos hacerlo siendo solo dos.- Estaba claro que me preocupaba, si iba a hacerse necesitaba garantías de que podría salir bien, al menos una posibilidad de no salir de todo aquello con los pies por delante
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El Kamizuru presenta puntos válidos, y ponía cosas en la mesa que ya había considerado, era bueno saber que estábamos en la misma página y en el mismo tren de pensamiento. Aunque para alguien como él se le era más complicado hacer una misión de infiltración ese era un riesgo que yo podía, y había tomado en el pasado. - El dilema no es como entrar, eso es fácil, pero eso no nos asegura salir con las manos en el botín. - Le dije extendiendo comiendo un trozo de conejo. - Y tienes razón, los riesgos son demasiado altos como para siquiera considerar algo así, pero con un par de manos extras... Algo podremos hacer, se pueden tomar riesgos calculados. - Agudicé la mirada, esta charla me traía de vuelta a tiempos más simples, antes de que todo se fuera a la mierda, no era misterio para nadie que un Shinobi famoso de Suna en ese entonces había logrado atentar contra la vida del Kazekage.

Pero habían más cosas entre medio que se había ocultado del público, yo y aquellos que huyeron del régimen de Suna queríamos hacer algo al respecto, abrir los ojos al pueblo para que dejen de ser un rebaño de ovejas, demostrar que sus líderes solo los usaban, lamentablemente es algo que no se pudo gracias al maldito Yogensha, tardamos demasiado, tomamos caminos distintos dejando atrás ese amargo pasado, frustrados por no haber podido hacer algo antes. Si ellos cargarían con ese me era desconocido, pero yo lo hacía cada maldito día de mi vida. - Sin ir tan lejos, tengo la zona repleta de alarmas, nada se mueve en este pequeño risco sin que yo lo sepa. - Continué extendiendo mi brazo en dirección a la nada, si la vista del Kamizuru era tan aguda como lo recordaba sería capaz de ver de que hablaba.

Suspiré suavemente, quizás esta era mi chance de hacer las cosas bien por una vez. - Sabes que no organizaría algo así sin asegurar la seguridad de los implicados, en especial cuando son familia.
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Ryth andaba convencido de lo hablado, cansado diría yo, cansado de tener que huir, de tener que luchar día tras día; de tener que agachar la cabeza... .Sí prometía seguridades, pero... ¿Realmente le importaba? Parecía buscar destruir el sistema actual, pero no salir vivo de todo ello, y le entendía, puede que yo no hubiera pasado por lo mismo que tuvo que vivir, no podía negarse por nadie que el gran ataque del imperio a la aldea de la Roca me había perjudicado de sobremanera, todo el mundo se vio así. -Aais... Esto es una locura.- Negaba con la cabeza lentamente mientras miraba el fuego, después mantuve el silencio, pensando en todo lo que el peliazul había puesto sobre la mesa. -Si vamos a hacer esto, como has dicho, necesitamos ayuda.- Dije mientras desviaba la mirada hacia los ojos de mi acompañante. -Conozco a alguien... No es muy fuerte, pero con un buen plan el poder no es el mejor arma.- Comí un trozo del conejo, ya apenas quedaba comida en mi plato, hablar de aquello no hacía mas que provocarme hambre, tal vez intentara ocultar mi miedo bajo un montón de comida. 

Me levanté de la roca en la que, relajadamente, pensé que cenaría y di la espalda a Ryth mirando el paisaje con los brazos en jarra, sin embargo, mi rostro ya no mostraba seriedad simplemente, me hallaba meditabundo, planeando. -Ryth, si necesitamos toda la ayuda posible, iré a por esa persona, mas tardaré algo mas de dos semanas en regresar.- Me giré sobre mi mismo, mirando de medio lado al ya no tan joven compañero, era increíble como el tiempo nos había castigado sin compasión alguna, bueno, como a todos. -Para aligerar debo pedirte que tu vayas a mi hogar en el monte Heiwa. Te pido que tu recojas a Bakura y la reclutes para este plan.- Sí, en parte era porque yo pudiese ir directo a la Aldea de la Niebla, pero no era el único motivo, no mentiré no quería ser yo quien tuviera que reclutar a Bakura, esa mujer lograba darme pavor, pero, en realidad, era un sutil movimiento de ficha, obligando a Ryth a conocer a sus hijos, si iba a jugarse la vida me parecía injusto que no pudieran verse ni una vez. Los pequeños, bueno, no tan pequeños ya, habían perdido a su madre, no pensaba permitir que perdiesen a su padre sin haberse visto una sola vez en la vida. 

Suspiré y miré de nuevo al horizonte, si, con aquel discurso emotivo y populista logró convencerme, al menos en los primeros pasos, reclutar una cantidad de gente que pudiera merecer la pena, al menos eso no aseguraba una muerte dolorosa y agónica. -Propongo que nos veamos aquí en unas...- Me detuve unos segundos para, mas o menos, calcular el tiempo que yo podría tardar en ir y volver. -...Unas dos semanas, si, es un tiempo aceptable. Cuando nos reunamos creo que ya habremos pensado cual será nuestro próximo paso. Además, de nada sirve pensar en el futuro si  no tenemos aliados en el presente.-  Volví a voltearme, esta vez por completo, y volví a sentarme en aquella silla improvisada de fría piedra. -Si aceptas eso creo emprenderé ya la marcha para poder volver cuanto antes.-
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Última modificación: 08-02-2023, 02:59 PM por Ryth.
Sonaba a locura, en eso no podía tener más razón, pero como siempre había dicho, era importante escoger tus batallas, y ese sería mi primer plan de acción a largo plazo, lo había hecho toda mi vida, no sería distinto. - También creo conocer a alguien... - Le respondí comiendo otra patata, ¿Era conveniente? Si, pero no perdería la chance de sumar uno más a una buena causa, lo siguiente que dijo que tomó por sorpresa, de todas las personas que pudo mencionar fue el nombre de su pareja el que salió de entre sus labios, era extraño, no dudaba de las capacidades de la mujer, el Kamizuru me había contado suficiente sobre ella como para tener una clara de sus capacidades, pero algo pintaba mal. No, esa no era la palabra, extraño... - ¿Bakura? - Diría alzando las cejas con un tono sorprendido en mi voz.  - Que tramas...

El Kamizuru podría ver los engranajes en mi cabeza trabajando a toda capacidad, tenía un buen motivo para mandarme a mi, pues él estaría ocupado en busca del individuo que había mencionado, pero incluso de ese modo, era algo que podría hacer de camino. No podía ser por miedo, o al menos no del todo debido a que tarde o temprano se enteraría. ¿Qué podría haber en Heiwa como para que tuviera que ser yo el que vaya? Quizás le estaba buscando la quinta pata al gato, o quizás no...

- Por supuesto... - Ese foco metafórico en mi cabeza se encendería como árbol de navidad, lo había pensado y planeado perfectamente, sencillo, pero extremadamente efectivo, honestamente ni siquiera podía sentirme de otra forma que no fuera atónito, no estaba acostumbrado a que me hagan jugadas de ese tipo, mi mirada se relajaría en ese momento, si el contrario se daría cuenta de lo que había pasado por mi mente me era desconocido. - Vale, solo debo recordarle que no es bueno matar al mensajero Haha... - Le respondí con una pequeña burla. - Que sea una semana y media, debo hacer un par de cosas en el pueblo de abajo, he escuchado rumores sobre movimientos extraños, ahora ves el por que tantas alarmas. - Le ofrecí algo de información de la situación en la zona a cambio, no sabía si era del todo cierta, pero era verdad que alguna alarma había sido activada por un ser humano hace no mucho, no era suficiente para probarlo, pero era suficiente para levantar sospechas. - Sin mencionar que la persona que conozco vive en este país, con eso seríamos unos cinco asumiendo que todos estén de acuerdo, suficientes para establecer un plan, roles y más importante tomar medidas de seguridad en caso las cosas salgan mal. - Por mucha excusa que pareciera a primera vista, no lo era, la persona con la que iba a tratar era un poco cabezota después de todo.

Fuera como fuera, esa vieja llama se había encendido, era momento de dejar los arrepentimientos de lado, todos teníamos de eso, pero debíamos volvernos mejores que nuestros errores del pasado, y abrazar un futuro libre de odio...
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Tanto Ryth como yo ya estábamos urdiendo  planes descabellados para derrocar a los gobiernos, quién diría que pasamos de fieles patriotas a rebeldes antisistema, esto solo demostraba como la vida de una persona cambia con las circunstancias y no al revés. Comencé a coger mis cosas, ya habíamos hablado de qué hacer y parecía que los dos lo teníamos bastante claro: Él iría al País de la Tierra para encontrarse con Bakura y sus hijos; por otro lado, yo me dirigiría hacia Kirigakure, donde iría al encuentro de una asustadiza sacerdotisa de la diosa Amaterasu, la cual ocultaba un interesante poder en su interior. 

-Bueno, mientras no me mate a mi... Ya sabes como se pone Bakura cuando le llevas la contraria. Es muy... Explosiva.- Diría ocn un rostro algo aterrado, recordando varios momentos en los que tuve que lidiar con el enfado de mi amada, todavía tenía heridas que tardarían en sanar por sus estallidos. -Solo espero que mi querida Chou Chou no sea igual cuando crezca, con suerte habrá heredado mi temperamento.- Reí un poco por el comentario, como esperaba que lo hiciese mi acompañante, aunque cierto era que no resultaba un gran momento para reír, era hora de estar centrados en lo que nos atañía. -Así pues nos veremos en una semana y media, amigo mío, solo espero que el destino tenga a bien que podamos llegar a tiempo todos.-  Me coloqué el sombrero en la cabeza y eché agua a la pequeña fogata que mi compañero encendió, era mejor no llamar la atención de posibles enemigos y mucho menos de desvelar nuestra posición. 

Comencé a marcharme con calma hacia mi destino, mas antes de largarme me detuve un momento y me giré hacia aquella vieja amistad. -Ten cuidado y valor, amigo mío, ten cuidado y valor.- Él lo entendería, aquella frase se la diría siempre al despedirnos. Tras eso proseguí el camino tranquilo y en silencio, en absoluto peregrinaje. 
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Última modificación: 08-02-2023, 03:16 PM por Ryth.
Nuestro plan parecía ir bien, o al menos los detalles más relevantes, y cada uno iría por su lado para reclutar al que haga falta, o al menos a aquellos que parecía los más convenientes para la tarea, un modos operandi a discutir sería algo de lo que hablar en un futuro. - Explosiva... Huhh... Conocí a alguien así hace años Haha... - Me preguntaba que sería de la vida de los muchachos de Iwa. ¿Serían otros más del montón de crédulos que adoraban a los falsos dioses? Quizás se habrían mantenido fieles a su palabra y estarían del lado de los rebeldes, quizás muertos, me era desconocido, no debería pensar mucho en ello, solo era atesorar un pasado que no volvería más.

Fuera como fuera, era hora de despedirnos, para vernos en un futuro más cercano, un sombrero se levantaría entre las sombras, y las brasas se extinguirían de repente para resurgir otro día, y las sombras reinarían nuevamente en estas tierras, ignorantes de lo que empezaba a resurgir de entre sus adentros. - Hmm. Te seguiré de lejos hasta que salgas del país, si esos rumores son ciertos. Al menos tendrás un plan de escape. - Le dije mientras se ponía de pie. - Y recuerda. Escribimos nuestro propio destino. - Murmuraría con una suave sonrisa al observar al Kamizuru emprender su viaje al bosque desconocido.

Esperé a que se fuera, no me fiaba del todo de los rumores que se esparcían entre los locales, pero unos cuantos rumores eran mejor que nada, significaba que algo estaba pasando allá fuera y que era de cierto modo más interesante que la mundana vida de un cazador que vendía sus presas en medio de la nada.

- La era de los dioses, termina pronto... Sin embargo. Su muerte inspirará confianza, la confianza. Inspirará valentía. - Me aseguraría de cargar conmigo lo necesario, entre esas cosas mi Katana si es que realmente podría haber algo allá afuera. - La valentía, inspirará sacrificio...

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