Hay un lugar en el País de Fuego que permanece dormido, donde puedes despertarte con el suave canto de los pájaros, donde puedes sentarte en un banco solitario de fría piedra mientras contemplas ruinas de un tiempo pasado y desconocido. Un lugar donde rebosa la paz entre años de historia, un lugar en el que entre sus calles se han librado todo tipo de batallas, afrentas, romances y leyendas, un lugar que es recomendable para los viajeros tranquilos, los que buscan el característico olor de los campos, los que buscan caminar por estrechas calles empedradas y largos caminos de tierra, donde se puede disfrutar de los bosques de árboles centenarios y degustar todo tipo de sabores auténticos, un lugar casero y confortable, un lugar donde las casas se levantan sobre la piedra y se conserva impasible incluso sin jurisdicción. Ese lugar solía ser la Aldea Kisaragi hasta los últimos acontecimientos, que han enrarecido todo sin previo aviso.
En la plaza central de la aldea un grupo de señoras de avanzada edad preparan lo que parece un evento improvisado, el tiempo no acompaña y aunque la mañana amaneció soleada en la plaza hace un frío que pela. Las ancianas colocan bien alineados pequeños y toscos taburetes de madera como quien prepara una audiencia o una comparecencia. Lo más organizado que han hecho nunca una asociación de señoras que siempre se han antojado totalmente irrelevantes para el resto de la aldea.
En la plaza solo acompañan a las señoras algunos comerciantes, el panadero, el zapatero, y algún que otro comerciante ambulante o viajero mañanero. Todo discurre sin bullicio, el silencio reina de una forma casi vulgar, apenas los pájaros cantan cuando las nubes se levantan en una mañana tan fresca.
-¿De verdad repartió todos los carteles de la asociación por las calles de la aldea? Ni siquiera han aparecido algunos curiosos y falta menos de una hora para el momento planeado. No imaginaba que tuviéramos tan poco poder de convocatoria, organizando fiestas no nos fue tan mal, pero parece que la gente no conoce lo que es el compromiso con la aldea y sus tradiciones. ¿De verdad repartió los carteles por toda la aldea señora Jima?- Preguntó la señora Sui algo inquieta.
-Desde luego, yo misma y mi nieta la mayor repartimos todos, no se preocupe tanto, que la gente vendrá, no se impaciente usted tanto Sui. Cuando las demás traigan té caliente y galletas no quedará ni un taburete libre.- Respondió la señora Jima totalmente despreocupada.
Casi de una manera premonitoria las palabras de Jima se cumplieron, conforme las señoras llevaron a la plaza té caliente y montones de galletas los primeros curiosos empezaron a tomar asiento en los taburetes dispuestos en la plaza central de la aldea. Las señoras agasajaron con té caliente a todos mientras que Sui comenzaba a prepararse para tomar la palabra frente a toda la plaza.
-Bueno, creo que es el momento de iniciar este encuentro, pero primero que todo quiero dar las gracias a todas las personas que han dejado sus quehaceres esta mañana para venir a nuestro encuentro.- Dijo la señora Sui ataviada con un kimono bastante tradicional de color verde hoja, con una mirada bastante severa y un tono de voz que demandaba una atención casi obediente.
-Como saben, hace dos semanas sufrimos un desagradable robo en la ermita de la aldea, ese siempre ha sido un lugar tranquilo para reunirnos a adorar la figura de piedra del guardia Nipou, como saben, tal y como dicen las leyendas, el santo que protegió con su buen hacer nuestra aldea hace tantísimo tiempo. Desde entonces algunas mujeres nos hemos reunido para poner remedio, pero desgraciadamente no hemos podido contar con el apoyo de las autoridades, parece que hoy en día la gente ha perdido sus valores, y la juventud ya no respeta ni las imágenes religiosas. Todo un despropósito para nuestra aldea. Algunas de nosotras no nos rendimos y como cualquier buena samaritana reunimos nuestras humildes pertenencias para ofrecer una digna recompensa a cualquiera que estuviese dispuesto a recuperar la estatua de piedra de Nipou, pero apenas reunimos diez mantas de lana, sacos de harina, dos cestas de fruta, y unas pocas monedas como reclamo. Por eso hemos citado a toda la aldea hoy aquí, confiamos en que todos sois unos buenos samaritanos y que todo el mundo quiere lo mejor para la aldea.- Mientras Sui proyectaba su voz en un discurso otras señoras no perdían la oportunidad de pasar un cepillo entre los asistentes para recaudar fondos para la causa.
Minutos después y después de haber recaudado una generosa cantidad de dinero la señora Sui se mostraba más satisfecha.
-No he contado todo lo que he conseguido recaudar, perdón, quiero decir, lo que todos hemos conseguido recaudar, pero estoy segura que será más que suficiente. Desde aquí os anuncio que todo esto se repartirá entre quienes consigan traer a la ermita la estatua de Nipou. Un aplauso por favor.- Exclamó la señora, temblorosa y emocionada. Acto seguido los asistentes y la mayor parte de las personas que se encontraban en la plaza de la aldea rompieron a aplaudir al unísono. Mientras, los primeros interesados por la recompensa, chicos jóvenes y adolescentes comenzaban a abordar a las señoras para recabar información con tal de aumentar las posibilidades de hacerse ellos con la jugosa recompensa.
Off: Bienvenidos a la misión simple de rango C, la misión cuenta con un trasfondo claro, y con unos personajes definidos, pero lo cierto es que no trato de contar la historia de la aldea, ni de los personajes que voy a interpretar, solo pretendo que vuestros personajes sean los protagonistas. Por tanto, trataré de improvisar lo mejor que pueda para que os podáis sentir totalmente libres a la hora de interpretar a vuestros personajes, si tenéis alguna duda o sugerencia os agradecería que la transmitieran de forma privada a través de discord. Muchas gracias y espero que os guste la misión.
Off2: Si alguien tiene algún problema para postear por enfermedad o cualquier inconveniente que lo comunique, recordad que el plazo entre post y post son 48 horas, que creo que es un tiempo razonable.