Entre tantos cambios, destacaba la estratificación del territorio y en consecuencia de su gente. La ciudad estaba conformada por tres niveles, como si de una pirámide socio-económica se tratara.
Shiryu había logrado adaptarse a la vida allí sin problemas, en gran parte gracias a la ayuda de Kia. La joven ya sabía lo que era vivir ahí, e incluso le había contado en varias oportunidades durante su entrenamiento en las montañas acerca de su día a día en la cueva. Por supuesto, la vida del segundo nivel en adelante era mucho más fácil comparada a aquella en los barrios bajos, donde se sustentaba todo lo agradable que tenían para ofrecer los estratos superiores.
Tras ser ambos enviados a cumplir su función como soldados a dicha ciudad, no pasó demasiado hasta que comenzaron a llamarlos para resolver distintas problemáticas, La más grave y aquella sobre la que más hincapié hacían sus superiores, era sin duda cualquier signo de rebelión por parte de una o varias personas, ni hablar si estas demostraban algún tipo de habilidad ninja. Era en esos casos que había que actuar de inmediato y donde más ponían la lupa tanto sus supervisores como los mismos líderes de la ciudad sobre su trabajo.
Una mañana soleada, o que al menos parecía serlo desde la deficiente iluminación del segundo nivel, un nuevo encargo llegó. Esta vez no irían solos, pues habían asignado a un nuevo soldado para acompañarlos en su tarea.
-Esto puede significar dos cosas. O se trata de algo muy importante, o bien están empezando a desconfiar de nosotros.- Comentó al aire mientras leía el encargo con Kia a su lado. Hasta que se demostrara lo contrario, le gustaba pensar que sólo era una misión importante, pero no quería dejar de compartirlo con Kia ya que muy dentro suyo existía cierta preocupación.
Los jóvenes juntaron sus cosas y se dispusieron a bajar al tercer nivel, sin tener ni la más mínima idea de qué podrían encontrar allí. Justo en el pasaje hacia el piso inferior, esperaron por unos minutos a quien sería su nuevo compañero. La ansiedad era total, pues el tipo de persona que les pusieran definiría casi en un 100% el comportamiento y las acciones a tomar.