-A veces yo me pregunto, para qué sirve la decencia, si estos departamentos están en decadencia...-
Había entrado a su hogar, el cual no era suyo del todo. Hacia tiempo compartía el alquiler con otra persona, pero por suerte quedó solo, a la deriva de sí mismo y en compañía de su delirio constante, convirtiéndose cada día más y más en un disparador profesional de amalgamas de palabras sin sentido. Los únicos problemas que la situación le había generado es el aumento de la responsabilidad en cuanto al pago del alquiler, pues el precio completo al mes no era poco, y con las misiones que empezó a realizar diariamente apenas le alcanzaba para permitirse algún que otro auto regalo al mes. Más allá de eso, el problema constante que nunca desapareció desde que inició era el arrendador, siempre preocupándose de los pagos en la fecha correcta, pero nunca de mejorar la infraestructura como tanto suele alardear cuando se cruza frente a frente con algún que otro inquilino.
Ingresó por la puerta, la cual era una que se empujaba, lo que generaba dominancia sobre el hogar. Pero después de todo él era el que lo alquilaba. "Cierto, el empujar la puerta es invasivo, pero es mi hogar, así que queda muy bien" Pensó. Algo ridículo pensó, pero al menos pensó. Luego de eso, colgó su sombrero en el perchero, se quitó el saco y también lo acomodó sobre el mismo mueble
-Bueno, siendo mi yo real iría a cambiarme de ropa e ir a apostar a la zona inferior, para luego disfrutar de buenos lujos en la zona superior, ¡Pero! No tengo nada encima... Detesto esto un poco de vez en cuando pero bueno, es lo que me queda. Creo. No, en realidad... Ojalá pudiese decir "creo" y sacarme el problema de la cabeza, pero en realidad sí que es lo único que tengo.-
A pesar de todo, el darse cuenta que en realidad sí podía utilizar chakra le generaba algo de gusto, como una especie de sensación extraña que nunca antes sintió. Era un hormigueo como ningún otro, y es que el sentir esa energía recorrer su cuerpo para luego ser disparada hacia afuera en mil y un formas distintas se siente.. Liberador.
Aun así, sabía muy bien que estaba a un nivel absolutamente bajo, y es que 26 años era un poco tarde para dedicarse a semejante forma de vida, pero de igual manera lo iba a intentar, por muchas razones más que por sólo la sensación que le generaba. Y por un lado tenía que empezar, así que entrenamientos de vez en cuando realizaba, pero también atendía a informaciones cruciales a las que nunca accedió bajo el cuidado de sus hermanos.
-Hermanos, ¿Por qué nunca me habrán contado nunca si quiera sobre nuestros orígenes? ¡Dios, esto es cansador pero tengo que leer!-
Había conseguido merodeando por la zona media, un pequeño rollo con información sobre el clan al que Kimblee pertenecía; Ichigi, que si bien era un clan que representaba la paz, el silencio, la espiritualidad y la paciencia, Kimblee parecía haber venido de un clan enemigo a este por su actitud tan caótica. Pero debía de aprender, y allí fue donde se informaba para aprender un poco de su historia, y más que nada sobre algunas técnicas a las que tenía acceso con su bajo nivel de aprendizaje.
-¿Lenguaje de señas? Bueno, al menos algo en común hay.-
Él sí aprendió lenguaje de señas por su hermana, ella no era muda, pero de vez en cuando ambos solían mantenerse despiertos realizando tareas del hogar mientras sus hermanos descansaban para despertarse temprano e ir a trabajar. Ella le otorgó un vocabulario bastante extenso, lo suficiente como para poder comunicarse con otros, contar historias y hasta escribir poesía sólo con señas; gustos extraños que tiene Kimblee, pero de vez en cuando suele rimar, le genera un placer exquisito el coincidir sonidos unos con otros.
-Kamina...-
Apenas pronunció las sílabas de aquel rollo con técnicas de su clan, pudo sentir como su chakra estaba a punto de ser liberado. Incluso observaba una estela de color azul brillante se empezaba a formar en el aire en forma de rayo. Al parecer tenía que tener cuidado, pues se trataba de técnicas que podían ser activadas con la mera pronunciación de palabras. Era algo con lo que realmente debía tener extrema precaución, pues le encanta hablar sin parar y pronunciar rimas una atrás de otra sin parar.
-No pienso callarme por estas cosas, pero Dios que tendré que tener mucho cuidado... ¡Aaaaaah!-
No iba a tener tanto cuidado como prometía.
Había entrado a su hogar, el cual no era suyo del todo. Hacia tiempo compartía el alquiler con otra persona, pero por suerte quedó solo, a la deriva de sí mismo y en compañía de su delirio constante, convirtiéndose cada día más y más en un disparador profesional de amalgamas de palabras sin sentido. Los únicos problemas que la situación le había generado es el aumento de la responsabilidad en cuanto al pago del alquiler, pues el precio completo al mes no era poco, y con las misiones que empezó a realizar diariamente apenas le alcanzaba para permitirse algún que otro auto regalo al mes. Más allá de eso, el problema constante que nunca desapareció desde que inició era el arrendador, siempre preocupándose de los pagos en la fecha correcta, pero nunca de mejorar la infraestructura como tanto suele alardear cuando se cruza frente a frente con algún que otro inquilino.
Ingresó por la puerta, la cual era una que se empujaba, lo que generaba dominancia sobre el hogar. Pero después de todo él era el que lo alquilaba. "Cierto, el empujar la puerta es invasivo, pero es mi hogar, así que queda muy bien" Pensó. Algo ridículo pensó, pero al menos pensó. Luego de eso, colgó su sombrero en el perchero, se quitó el saco y también lo acomodó sobre el mismo mueble
-Bueno, siendo mi yo real iría a cambiarme de ropa e ir a apostar a la zona inferior, para luego disfrutar de buenos lujos en la zona superior, ¡Pero! No tengo nada encima... Detesto esto un poco de vez en cuando pero bueno, es lo que me queda. Creo. No, en realidad... Ojalá pudiese decir "creo" y sacarme el problema de la cabeza, pero en realidad sí que es lo único que tengo.-
A pesar de todo, el darse cuenta que en realidad sí podía utilizar chakra le generaba algo de gusto, como una especie de sensación extraña que nunca antes sintió. Era un hormigueo como ningún otro, y es que el sentir esa energía recorrer su cuerpo para luego ser disparada hacia afuera en mil y un formas distintas se siente.. Liberador.
Aun así, sabía muy bien que estaba a un nivel absolutamente bajo, y es que 26 años era un poco tarde para dedicarse a semejante forma de vida, pero de igual manera lo iba a intentar, por muchas razones más que por sólo la sensación que le generaba. Y por un lado tenía que empezar, así que entrenamientos de vez en cuando realizaba, pero también atendía a informaciones cruciales a las que nunca accedió bajo el cuidado de sus hermanos.
-Hermanos, ¿Por qué nunca me habrán contado nunca si quiera sobre nuestros orígenes? ¡Dios, esto es cansador pero tengo que leer!-
Había conseguido merodeando por la zona media, un pequeño rollo con información sobre el clan al que Kimblee pertenecía; Ichigi, que si bien era un clan que representaba la paz, el silencio, la espiritualidad y la paciencia, Kimblee parecía haber venido de un clan enemigo a este por su actitud tan caótica. Pero debía de aprender, y allí fue donde se informaba para aprender un poco de su historia, y más que nada sobre algunas técnicas a las que tenía acceso con su bajo nivel de aprendizaje.
-¿Lenguaje de señas? Bueno, al menos algo en común hay.-
Él sí aprendió lenguaje de señas por su hermana, ella no era muda, pero de vez en cuando ambos solían mantenerse despiertos realizando tareas del hogar mientras sus hermanos descansaban para despertarse temprano e ir a trabajar. Ella le otorgó un vocabulario bastante extenso, lo suficiente como para poder comunicarse con otros, contar historias y hasta escribir poesía sólo con señas; gustos extraños que tiene Kimblee, pero de vez en cuando suele rimar, le genera un placer exquisito el coincidir sonidos unos con otros.
-Kamina...-
Apenas pronunció las sílabas de aquel rollo con técnicas de su clan, pudo sentir como su chakra estaba a punto de ser liberado. Incluso observaba una estela de color azul brillante se empezaba a formar en el aire en forma de rayo. Al parecer tenía que tener cuidado, pues se trataba de técnicas que podían ser activadas con la mera pronunciación de palabras. Era algo con lo que realmente debía tener extrema precaución, pues le encanta hablar sin parar y pronunciar rimas una atrás de otra sin parar.
-No pienso callarme por estas cosas, pero Dios que tendré que tener mucho cuidado... ¡Aaaaaah!-
No iba a tener tanto cuidado como prometía.