(Auto narrada) Rango C: Rescate en las Montañas Nevadas
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El nuevo día en Kirigakure se desplegó con la luz tenue de la mañana, filtrándose a través de las cortinas entreabiertas de mi habitación. Los primeros rayos de sol acariciaron suavemente los muros de la residencia, disipando la quietud del sueño con la promesa de un nuevo desafío.

Al abrir los ojos, me encontré con el paisaje familiar de mi cuarto, donde armaduras de shinobi y pergaminos estratégicamente colocados se alineaban con precisión. Me levanté con la gracia de la costumbre, mi cabello violeta deslizándose sobre los hombros mientras me dirigía al pequeño rincón donde yacía mi equipo ninja. Los destellos de luz danzaban sobre la hoja de mi kunai, revelando las marcas de batalla que había acumulado a lo largo de mis misiones. ‘Son de muy buena calidad estas cosas… pero quizás ya necesite renovarlos’. Vestí mi atuendo de shinobi con la destreza de quien ha hecho de esa rutina una danza diaria. La tela ajustada y el chaleco protector se adaptaron a mi figura, y mis botas negras resonaron con cada paso firme por el suelo de la habitación. Al ajustar las correas, sentí el peso familiar de mis herramientas de guerra, recordándome la responsabilidad que recaía sobre mis hombros.

El suave golpeteo en la puerta de mi residencia interrumpió la quietud de la mañana. Al abrirla, me encontré con un shinobi mensajero, ataviado con la vestimenta típica de Kirigakure. La tela azul oscuro se ajustaba a su figura ágil, y su rostro, oculto tras la máscara característica, apenas dejaba entrever sus ojos determinados. -Sayuri Yuki, se le encomienda una misión de suma importancia- El shinobi entregó un pergamino con el sello distintivo de la aldea, el cual contenía la noticia urgente sobre la expedición perdida en las montañas nevadas. -Aprecio la entrega, avisa que ya rápido me marcho a realizarla- Respondí al mensajero con un tono formal, como se estaba dando la situación. El shinobi asintió y se marchó. Entre los desaparecidos se hallaba un médico esencial para la comunidad, y el deber recaía en mis manos. Asumí el desafío con la determinación grabada en mis ojos grises, consciente de que cada misión no solo era un deber, sino también una oportunidad para demostrar mi valía y proteger a aquellos que lo necesitaban. Con el pergamino en mano, la urgencia se reflejaba en las palabras trazadas con tinta, marcando el inicio de un nuevo desafío para la shinobi de Kirigakure.

El viento cortante azotaba mis ropajes mientras me adentraba en el vasto paisaje blanco. La nieve crujía bajo mis botas, y mi aliento se congelaba en el aire. Siguiendo los informes, tracé un camino a través de los picos y las laderas empinadas, consciente de que cada paso me acercaba al destino incierto de la expedición. Las montañas parecían vastas e interminables, y la luz del sol reflejaba destellos deslumbrantes en la nieve fresca. ‘Supongo que era mucho pedir que el clima estuviese a nuestro favor…’ Las condiciones climáticas extremas no solo añadían dificultad a mi tarea, sino que también aumentaban la urgencia del rescate. No podía permitirme que el tiempo se convirtiera en un enemigo adicional. ‘Vamos Sayuri rápido, esta gente te necesita’

A medida que avanzaba, comenzaron a surgir indicios de la expedición perdida. Huellas en la nieve, rastros de campamento y señales de lucha contra las inclemencias del tiempo. Cada descubrimiento fortalecía mi resolución y aumentaba mi sentido de responsabilidad hacia aquellos cuyas vidas pendían de un hilo. ‘Seguro que es de ayuda’. Pensaba a la vez que invocaba a Kaizur, el oso polar con el que había hecho un pacto ya varios días atrás. -No hay mucho tiempo que perder Kaizur, ves estas cosas regadas por aquí- Le comentaba y señalaba alguno de los objetos extraviados. -Espero que sea de las personas que estoy buscando. ¿Crees poder localizarlas o seguirlas de algún modo?- El gran oso de pelaje blanco y con alguna que otra cicatriz en su hocico, asintió con la cabeza y empezaría a olfatear los alrededores. -Sígame señorita, tenga cuidado por favor.-. Parecía que si había encontrado un rastro a seguir, ya que sus movimientos estaban siendo algo exactos, asi que lo seguí.
Kuchiyose no Jutsu


Finalmente, en lo alto de una empinada colina, divisé el campamento abandonado de la expedición. El viento soplaba a través de las tiendas desgarradas, y un escalofrío recorrió mi espalda. La situación se volvía más sombría con cada hallazgo.

Mi entrenamiento como ninja de hielo me permitió navegar hábilmente por el terreno escarpado, y conforme me aproximaba al núcleo de la tragedia, los restos de la expedición se hicieron más evidentes. Entre la nieve, encontré a los miembros del grupo, luchando contra el frío implacable. La situación era crítica. -Rápido Kaizur, saca a los que puedas de entre la nieve-. El gran oso se movería rápido e intentaría con sus garras apartar toda la cantidad de nieve posible para desterrar a aquellos sujetos. La prioridad era el médico. Desenterré al hombre del abrazo helado de la nieve, y con destreza apliqué mis habilidades médicas básicas para estabilizarlo, no era una shinobi médico ni mucho menos, pero a todos nos enseñan lo básico en primeros auxilios para sobrevivir ahí afuera. Su respiración, antes apenas perceptible, se fortaleció lentamente. Sabía que el rescate aún no había terminado; debía asegurarme de que todos regresaran a salvo.

Kaizur ya había logrado sacar a todos los demás expedicionarios, pero lamentablemente la mitad de ellos no había aguantado lo suficiente. Con meticulosa atención, los reunimos a todos de regreso al campamento base. Ahí me tomaría unos minutos para observar el estado de todos, y también para darles algunos suplementos para que puedan aguantar el viaje de regreso. -Vamos muchachos, tenemos que salir de aquí lo más rápido posible, no aguantaran mucho más.-

A medida que descendíamos por las montañas, una sensación de alivio mezclada con agotamiento se apoderó de mí. La aldea, en el valle a lo lejos, apareció como un faro de seguridad y calor en medio del paisaje helado. Habíamos superado los desafíos de las montañas nevadas, y la misión de rescate había tenido éxito. Aunque el médico aún necesitaba atención adicional, al igual que el resto de expedicionarios, estaban a salvo y era lo importante.

De regreso en Kirigakure, informé a los superiores sobre el estado de la expedición y la seguridad del médico. La aldea podía descansar tranquila, y yo, con la satisfacción de haber cumplido mi deber, me preparé para futuras misiones que la aldea pudiera necesitar.


Kuchiyose no Jutsu

Chakra: 328-35= 293
Chakra: 293/328
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MISIÓN FINALIZADA
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