Hacia poco que la shinobi Yuta, una simple genin recién graduada, había vuelto de su primera misión de Rango C completada con éxito lo cual la hizo estar muy contenta y animada. En dicha misión, se le había encomendado la tarea de ahuyentar y cazar unos jabalíes salvajes que habían estado causando estragos en los alrededores del pueblo.
Con su ágil movimiento y habilidad para camuflarse entre las sombras, Yuta logró llevar a cabo la misión con éxito. Los cazó uno por uno, utilizando astutas trampas y su letal kanabo. Sin embargo, algo no le cuadraba. ¿Por qué estos jabalíes, conocidos por ser criaturas territoriales y emplazadas en las montañas, habían descendido repentinamente al pueblo?
Intrigada por este misterio, Yuta al regresar de su misión reporto sus inquietudes a uno de sus senpai al que tuvo que hacer el informe de la misión. Su superior, un sabio hombre llamado Kazuki, le explicó que había recibido informes de que los jabalíes se habían visto obligados a bajar de la montaña debido a algo que los había atemorizado. Yuta comprendió que había algo más detrás de todo esto y, decidida a resolver el enigma, solicitó una nueva misión: investigar la razón por la cual los jabalíes estaban descendiendo de la montaña.
Con su equipo y sus herramientas ninja en su espalda, Yuta partió hacia el bosque alto en la montaña. El aire era fresco y el silencio invadía el lugar, dejando que solo se escuchara el sonido del viento entre los árboles. La ninja se adentró más y más en el bosque, buscando cualquier indicio que pudiera explicar el comportamiento de los jabalíes. Después de días enteros de búsqueda y seguimiento de huellas, Yuta finalmente encontró una pequeña cueva oculta entre los árboles. Intrigada, decidió entrar con cautela. Al adentrarse, se encontró con una enorme sombra. Poco a poco, una figura imponente emergió de la oscuridad: un oso gigante y peligroso que había tomado el territorio de los jabalíes.
El corazón de Yuta se aceleró, mientras sus ojos se clavaban en aquel enorme oso. Sabía que enfrentar a esa bestia significaba un grave peligro, pero estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para proteger a su pueblo y restablecer el equilibrio en la montaña. Aunque lo sensato habría sido regresar a la villa y reportar el descubrimiento para volver con refuerzos. Confidente en sus habilidades como ninja, desenvainó su kanabo, un bastón extremadamente pesado y letal metálico con múltiples pinchos, y se preparó para luchar.
El oso no perdió tiempo y se abalanzó sobre ella con una furia descomunal. Yuta esquivó sus ataques enérgicos con una agilidad impresionante. Con cada movimiento, demostraba su destreza en el combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, el oso parecía no cansarse, y su resistencia comenzaba a agotarla. Pensando rápidamente, Yuta se dio cuenta de que necesitaba un plan adicional para derrotar a la bestia. Tomando una de sus bombas de humo del kit ninja que portaba en la cintura, la joven oni prendió la misma para arrojarla directamente contra el hocico del animal buscando que el humo se le metiera en todo el sistema respiratorio.
El oso estornudó violentamente y perdió el equilibrio. En ese momento, Yuta aprovechó la oportunidad y le propinó un golpe fenomenal con su kanabo en el punto vulnerable de su cuello. El oso cayó pesadamente al suelo, debilitado y agotado; ante lo cual Yuta no dudo en aprovechar esa apertura para propinarle múltiples golpes más con su querida arma hasta que se aseguro de que el animal hubiera quedado noqueado completamente, quedándose ella casi sin aliento.
Sin embargo, Yuta no estaba dispuesta a matarlo. Consciente de que solo estaba protegiendo su hogar, lo ató con correas de acero y lo dejó inconsciente mientras se preparaba para llevarlo de vuelta a la montaña de donde había descendido. Después de un arduo esfuerzo, Yuta, con la ayuda de otros ninjas, logró regresar al oso a su hábitat natural. Liberando así de nuevo al oso en una zona donde se encontraban más de los de su especie. Con un último vistazo a la majestuosa criatura, Yuta se retiró, sabiendo que había asegurado la paz y el equilibrio en la montaña nuevamente.
Lo más posible es que por causa de alguna tormenta o siguiendo algún rastro de alimentos anómalo, el animal hubiera terminado alejándose de su territorio y quedando perdido montaña abajo donde se encontró con otros animales que le desafiaron por el territorio, con al excepción de que se logro imponer a ellos y ahuyentarlos. Lo cual había creado toda la inestabilidad en las montañas.
Al regresar a la aldea, Yuta fue felicitada por su superior por su gran dedicación; aunque no sin una pequeña regañina tambien por haber enfrentado imprudentemente al animal en lugar de solicitar refuerzos, cuando la misión consistía en recopilar información. Pero todo había salido bien y el actuar de la shinobi había sido el correcto. Su senpai que era un poco bondadoso, aunque no lo dijo, agradecía que la pequeña no hubiera matado al oso. El uso de la violencia de forma gratuita no estaba bien.
Con su ágil movimiento y habilidad para camuflarse entre las sombras, Yuta logró llevar a cabo la misión con éxito. Los cazó uno por uno, utilizando astutas trampas y su letal kanabo. Sin embargo, algo no le cuadraba. ¿Por qué estos jabalíes, conocidos por ser criaturas territoriales y emplazadas en las montañas, habían descendido repentinamente al pueblo?
Intrigada por este misterio, Yuta al regresar de su misión reporto sus inquietudes a uno de sus senpai al que tuvo que hacer el informe de la misión. Su superior, un sabio hombre llamado Kazuki, le explicó que había recibido informes de que los jabalíes se habían visto obligados a bajar de la montaña debido a algo que los había atemorizado. Yuta comprendió que había algo más detrás de todo esto y, decidida a resolver el enigma, solicitó una nueva misión: investigar la razón por la cual los jabalíes estaban descendiendo de la montaña.
Con su equipo y sus herramientas ninja en su espalda, Yuta partió hacia el bosque alto en la montaña. El aire era fresco y el silencio invadía el lugar, dejando que solo se escuchara el sonido del viento entre los árboles. La ninja se adentró más y más en el bosque, buscando cualquier indicio que pudiera explicar el comportamiento de los jabalíes. Después de días enteros de búsqueda y seguimiento de huellas, Yuta finalmente encontró una pequeña cueva oculta entre los árboles. Intrigada, decidió entrar con cautela. Al adentrarse, se encontró con una enorme sombra. Poco a poco, una figura imponente emergió de la oscuridad: un oso gigante y peligroso que había tomado el territorio de los jabalíes.
El corazón de Yuta se aceleró, mientras sus ojos se clavaban en aquel enorme oso. Sabía que enfrentar a esa bestia significaba un grave peligro, pero estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para proteger a su pueblo y restablecer el equilibrio en la montaña. Aunque lo sensato habría sido regresar a la villa y reportar el descubrimiento para volver con refuerzos. Confidente en sus habilidades como ninja, desenvainó su kanabo, un bastón extremadamente pesado y letal metálico con múltiples pinchos, y se preparó para luchar.
El oso no perdió tiempo y se abalanzó sobre ella con una furia descomunal. Yuta esquivó sus ataques enérgicos con una agilidad impresionante. Con cada movimiento, demostraba su destreza en el combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, el oso parecía no cansarse, y su resistencia comenzaba a agotarla. Pensando rápidamente, Yuta se dio cuenta de que necesitaba un plan adicional para derrotar a la bestia. Tomando una de sus bombas de humo del kit ninja que portaba en la cintura, la joven oni prendió la misma para arrojarla directamente contra el hocico del animal buscando que el humo se le metiera en todo el sistema respiratorio.
El oso estornudó violentamente y perdió el equilibrio. En ese momento, Yuta aprovechó la oportunidad y le propinó un golpe fenomenal con su kanabo en el punto vulnerable de su cuello. El oso cayó pesadamente al suelo, debilitado y agotado; ante lo cual Yuta no dudo en aprovechar esa apertura para propinarle múltiples golpes más con su querida arma hasta que se aseguro de que el animal hubiera quedado noqueado completamente, quedándose ella casi sin aliento.
Sin embargo, Yuta no estaba dispuesta a matarlo. Consciente de que solo estaba protegiendo su hogar, lo ató con correas de acero y lo dejó inconsciente mientras se preparaba para llevarlo de vuelta a la montaña de donde había descendido. Después de un arduo esfuerzo, Yuta, con la ayuda de otros ninjas, logró regresar al oso a su hábitat natural. Liberando así de nuevo al oso en una zona donde se encontraban más de los de su especie. Con un último vistazo a la majestuosa criatura, Yuta se retiró, sabiendo que había asegurado la paz y el equilibrio en la montaña nuevamente.
Lo más posible es que por causa de alguna tormenta o siguiendo algún rastro de alimentos anómalo, el animal hubiera terminado alejándose de su territorio y quedando perdido montaña abajo donde se encontró con otros animales que le desafiaron por el territorio, con al excepción de que se logro imponer a ellos y ahuyentarlos. Lo cual había creado toda la inestabilidad en las montañas.
Al regresar a la aldea, Yuta fue felicitada por su superior por su gran dedicación; aunque no sin una pequeña regañina tambien por haber enfrentado imprudentemente al animal en lugar de solicitar refuerzos, cuando la misión consistía en recopilar información. Pero todo había salido bien y el actuar de la shinobi había sido el correcto. Su senpai que era un poco bondadoso, aunque no lo dijo, agradecía que la pequeña no hubiera matado al oso. El uso de la violencia de forma gratuita no estaba bien.