[Kakusei] Artes oscuras
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13 de Junio de 15 D.K
País del Agua, Gran Muelle a cuarenta Kilómetros de Kirigakure
6:05 AM
El viaje por los mares, desde el País vecino, fue totalmente tranquilo. No había mal tiempo, y las olas golpeaban el gran Navío a los costados y no provocaba que se ladeada. Los pasajeros en su mayoría eran comerciantes que vestían las prendas más finas y actualizadas de esta época. La mayoría era considerada clase media, y tenían diversos asuntos que atender con diferentes empresas. Los más "importantes", más allá del Muelle los esperaba una carroza con caballos fuertes y de sangre pura, muy bien alimentados. — Esa taberna no debe estar tan lejos. — Hace tres días emitió un comunicado en el bajo mundo del País del Agua, solicitando personal para cumplir distintas tareas. Claramente no reveló que el verdadero propósito era escoger a un único sujeto, de habilidades especiales, para reclutarlo en Kakusei. Aquella organización conformada por distintos tipos de Shinobi decididos a cambiar el mundo, desde las sombras.



Rhooh vestía de forma elegante. Sus largos cabellos plateados estaban recogidos en una larga cola de caballo. Llevaba puesto un elegante traje negro con corbata roja y zapatos de vestir negros brillantes, que hacían una perfecta combinación con su pantalón del mismo color. A simple vista, parecía una especie de ejecutivo, pero eso se ponía en duda, una vez que se viera aquella Katana en su funda que colgaba desde el costado derecho de su cintura. — Llegaré a la taberna "Pez espada" dentro de unas dos horas... ¿Dónde está ese maldito carruaje por el que había pag...? — Ni bien terminó de hablar para si mismo cuando un chico de unos veinte años se presentó ante él. — Lamento la tardanza, señor, tuve varios problemas en el camino, pero pude resolverlos. Lo llevaré a la taberna. Sigame. —Reveló el muchacho la razón de sus cinco minutos de retraso. Como Rhooh es un Dios generoso, solo le respondió con un bufido y procedió a caminar para seguirlo. Unos quince minutos duraron caminando rodeados por la niebla, hasta que finalmente Rhooh subió al carruaje y el muchacho tomó control de los caballos. Un sutil movimiento con sus manos, daría un leve latigazo a los animales para que comenzaran a correr.

— ¿Qué clase de trabajos usted otorga?— Cuestionó curioso sin quitar la vista del sendero.
— Nada bueno. — Respondió sin más 
— Ohh... entiendo, me habían dicho que usted es alguien peligroso, pero si fuera tú, tendría mucho cuidado en la niebla. Esta natural condición ambiental es abusada por mucha gente de tu clase. —
— ¿Acaso conoces qué clase de persona soy? —
— Sí, bueno... No estoy tan seguro. Pero esos ojos y esa mirada, son los mismos de mi hermano. Eres un Shinobi. —
— ¿Shinobi? Hmpf... Ya veo. — Cruzó los brazos manteniendo los ojos entrecerrados — Hablas mucho, mantén los ojos alerta. —
— ¡Sí, señor! —

Una silenciosa media hora transcurrió casi en un parpadeo y el carruaje se detuvo justo al frente de la Taberna "Pez espada". Rhooh al bajar, dejó unos cuantos Ryō en el asiento y se despidió del introvertido jovencito alzando una mano. El carruaje avanzó y desapareció entre la neblina que no estaba tan espesa como de costumbre. — Aquí es. — Caminó hasta la puerta doble y la abrió, al pasar el Umbral, notaría la presencia de pocos bandidos y asesinos. Todos se respetaban entre sí, y continuaban hablando. Rhooh por su parte se echó andar para sentarse en una silla junto una mesa redonda.


El comunicado se extendió por los rincones del bajo mundo criminal,  y llegaría hasta oídos de gente que no siguiera tales andanzas. La promesa de mucho dinero y gloria, atraería a las más ambiciosas mentes.
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Kaito llevaba semanas instalado en el país del agua, sus múltiples trabajos tanto para el gobierno como para los números grupos, alternos por llamarlos algún lado habían permitido al muchacho tejer cierta influencia en el bajo mundo, gracias a esto algunas cosas llegaban a sus oidos. Había oído hablar de un intrigante llamamiento a la Taberna "Pez Espada". Las palabras habían corrido rápidamente en los círculos clandestinos y, aunque no sabía exactamente quién o qué había detrás de ese mensaje, la promesa de mucho dinero era algo que su situación no era sencillo ignorar. Cada vez más, el País del Agua demostraba ser un lugar propicio para oportunidades ocultas y peligrosas.

Poco tardó el muchacho en su viaje, la taberna era bien conocida entre los norteños, así que no le fue difícil dar con ella después de.un para de días.

Llegó a pie, antes de que aquella zona se llenara de curiosos. Dejando atrás sus ominosos atuendos, decidió vestir de forma sencilla con a penas un abrigo marrón y ropa clara que cualquier campesino podría usar para no destacar entre los posibles interesados. No sé equivocaba al parecer.

Tan pronto entró en la taberna, varios grupos de mal camuflados bandidos, algunos como campesinos, otros como adinerados hombres de negocios en batas elegantes le miraron de reojo, curiosos en busca de competencia, pero de inmediato parecieron descartarle. Sin prestar mucha atención a las múltiples miradas, el Chikamatsu tomó una mesa en el fondo de aquella modesta taberna y procedió a sentarse. Un ademan de si mano izquierda a una de las camareras, acompañó su voz -Sake, y algo para picar porfavor -. Escasos 20 minutos llevaba en la taberna acompañado de una botella de sake ligero y algunos platos de lo que fueron canapés, pero ya había podido analizar a la mayoría de personas a su vista, pocos destacaban y quiénes lo hacían no parecían más que shinobis comunes, bandidos o asesinos a sueldo a ojos del joven de cabello azúl "Si está es la gente interesada, no creo sea algo tan importante como lo hacían sonar", pensó Kaito.

Decidido a marcharse dió un sorbo más a la botella, pero antes de levantarse algo llamó su atención. Un hombre que destacaba en sobremanera entró por la puerta del establecimiento. Su aura era imponente, el traje perfectamente confeccionado eran interrumpidos por una llamativa espada enfundada en su cintura. Kaito no due el único en mirar al hombre, varios de los ahí presentes murmuraron. Incapaz de apartar la mirada Kaito observó como aquel hombre con seguridad caminaba, tomando una mesa no muy lejana a la su
ya.
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El rumor extendido, la promesa de buen dinero y gloria, atraería a cualquier interesado que lo buscase. Pero, ese no era el tipo de persona que él está intentando reclutar. Definitivamente no. Busca a quien destaque entre esta manada de bárbaros y asesinos de poca monta. Ellos seguían hablando y murmurando, hasta que el primero, un gigante de dos metros de altura y cuerpo musculoso, golpeó la mesa de madera, partiendo la en dos. Usó la mano como si de una espada filosa se tratase.

— ¡Silencio.! – Demandó Lung. Cada paso generaba ligeros temblores, mientras iba caminando hacia Rhooh. — ¿Crees qué puedes venir aquí, entrar y hacerte el genial? — Cuestionó el gigante, paso tras paso, iba realizando preguntas. Su tono de voz maduro y amenazante, provocó que fuera el centro de atención durante aquel momento — Tú... se quién eres. Bajo esa fachada de Empresario criminal, bajo ese rostro inocente e inofensivo. — Sacó una libreta y la abrió mostrándosela a Rhooh. El desertor, visualizó con claridad cada detalle escrito y aún así ni se inmutó, él no respondía, conservaba una natural calma. — Si te llevo hacia Kirigakure. ¿Cuánto crees qué me pagarían por un Renegado que antiguamente era un Jōnin? — 

Lung, al revelar la identidad de Rhooh, no sólo animó a los demás asesinos y bandidos. Unos cinco que estaban sentados en una mesa, bebiendo Sake, cerca de Kaito, sacaron sus cadenas y Katanas. Más allá, diez se levantaron. Todos murmuraba querer atacar, apenas el gigante Lung decidiera acometer contra el peliplata.

— ... — Rhooh lentamente se levantó, conservando aún su natural semblante frío e inexpresivo.

— Esa maldita cara de engreído... ¡¡¡TE LA VOY A DESFIGURAR Y ARRANCAR CON MIS PROPIAS MANOS!!!! — El sujeto, con solo una mano, mandó a volar la mesa hacia un lateral, y aquella se estrelló contra la pared, volviéndose nada. — ¡¡¡HOOOOOOHHH!!! — Exclamó dirigiendo un puñetazo hacia Rhooh. Pero, algo inesperado sucedió. El desertor, simplemente tuvo que desenvainar la Katana e irse a la defensiva.  Usó el sable para detener el puñetazo, al mismo tiempo que la madera donde sucedió el choque se agrietó, esparciendo una polvadera. Nadie comprendía, como un sujeto como ese pudo detener el  mortal puñetazo con el arma desnuda, sin ningún recubrimiento de chakra.

Lung atacó al sujeto equivocado. Era alguien con su misma fuerza y condición física sin tener aquel volumen exagerado en los músculos.


— Imposible... — Murmuró dando un paso hacia atrás y retrayendo el brazo. Su mano no se cortó en dos, debido a que Rhooh no usó el filo como tal. Tres sujetos más, encapuchados y armados con Ninjatō, rodearon al espadachín, formando un perfecto triángulo equilatero y se lanzaron al ataque. Lo que se formó fue un auténtico espectáculo metálico, donde las chispas iluminaban parte de la taberna. Rhooh, se las había arreglado para responder ante los ataques realizados en su contra, moviéndose velozmente y atacando de igual manera, al final, luego tres segundos, uno cayó al suelo decapitado.

— ¡Tu cabeza nos traerá mucha fortuna a todos...! — Exclamó el sujeto dando varios pasos hacia atrás. Sentía miedo e inseguridad, y paseaba su mirada entre los presentes para animarlos a ir contra el espadachín inmediatamente, mientras seguía combatiendo ferozmente, entre saltos, giros y fuertes espadazos contra los dos encapuchados restantes. Lung, centró su vista en Kaito — Tu... ¿¡Nos apoyarás!? ¿¡Qué haces ahí sentado!? — Claramente Kaito no tenía motivos para luchar, podría decirse que era el único entre los presentes que si sentía interés en trabajar y obtener un buen dinero. Era su momento para destacar, su momento para utilizar sus extintas artes oscuras y desconocidas y sorprenderlos a todos con su intervención. Todo quedaba en sus manos, y si ayuda a reducir los números y calmar la descontrolada situación, se daría a respetar. El marionetista debía decidir que hacer exactamente.
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Última modificación: 08-11-2023, 10:47 PM por Kaito.
Mientras Kaito degustaba su bebida con relativa tranquilidad, una inquietud se apoderó de él al percatarse que un hombre musculoso se dirigía impetuoso hacia el espadachin sentado a unas pocas mesas de él acompañado de un aura intimidante que sugería serias intenciones. El hombre precedió a increpar al espadachín, revelando entre otras cosas el reconocer al espadachín Rhooh como un jounin renegado, y el reconocimiento de este hecho provocó un susurro inaudible en la mente del marionetista: "Un jounin, mierda, el grandote está en problemas". Aun así, en lugar de intervenir, Kaito, entretenido, optó por ser testigo del encuentro, apreciando la belleza inherente a un combate, sabiendo de antemano el resultado del encuentro.

El ambiente ya cargado se volvió aún más hostil cuando, siguiendo a las declaraciones del titánico hombre, varios otros clientes del bar se pusieron de pie, desenfundando armas de todo tipo que apuntaban amenazadoramente a Rhooh. La tensión aumentaba a cada segundo, y Kaito, con ojos avizores, presenció el momento en que el espadachín de pelo plateado optó por ponerse en pie. El hombre más robusto ejecutó un veloz movimiento, lanzando la mesa hacia uno de los muros del bar seguido de un golpe de furza abrumadora. La anticipación de Kaito se materializó cuando Rhooh, con la gracia de un bailarín, detuvo el puñetazo del fornido hombre con el dorso de su katana.

El impacto del encuentro resonó en el espacio, generando una vibración palpable que estimuló la percepción de los presentes. El marionetista, inmerso en el arte del combate que se daba frente a sus ojos, encontró deleite en cada detalle del enfrentamiento, saboreando la complejidad y la belleza oculta en los movimientos precisos de Rhooh.

La tensión aumentó a medida que más individuos se unieron al musculoso, lanzándose en carrera tratando todos de cazar al espadachín con movimientos incanzables . Cuando el espadachín decidió ponerse de pie, la atmósfera estalló en caos, y Kaito se sumergió viendo la danza caótica de navajas chocando y golpes desviados.

La serenidad de Rhooh en medio del tumulto era palpable para Kaito, quien observaba cómo el espadachín maniobraba con gracia entre la multitud armada. El sonido metálico y los gestos ágiles del espadachín se volvieron el foco de atención de Kaito, inmerso en la maravilla del combate.

Mientras el caos se desataba, Lung, el musculoso, retrocedió en desespero ante la destreza de Rhooh. Sus ojos buscaban apoyo entre los presentes, y se posaron en Kaito. La voz desesperada de Lung resonó, escondiendo su miedo, trató de ir con voz de mando — Tu... ¿¡Nos apoyarás!? ¿¡Qué haces ahí sentado!? —  ordenando ayudar al marionetista, quien, con indiferencia, respondió: -¿Ayudar? ¿De verdad crees que me interesa tu trifulca?- La negativa de Kaito irritó a Lung, quien de inmediato hizo un gesto que delató su inminente ataque, pero antes de que pudiera reaccionar, el marionetista arrojó un pergamino cilíndrico de opaco color azul directo a la frente del hombre.

La colisión del pergamino contra la piel de Lung desencadenó un despliegue visual asombroso. Una figura de madera, finamente tallada y conectada a hilos azules brillantes que emergían de los largos dedos del marionetista, emergió con gracia sobre la mesa, rompiendo la monotonía del entorno. El sonido pesado de sus crujidos y cascabeleos llenó el aire, creando una barrera entre Kaito y Lung. El musculoso retrocedió, obligado a ceder ante la aparición abrupta de la imponente marioneta.

Dos hombres, viendo la situación y en apoyo a Lung, se lanzaron hacia Kaito con machete en mano, pero el marionetista, aún sin levantarse de su asiento, demostró su maestría. Con una leve flexión de su pulgar, los hilos que conectaban a kaito con su creación se agitaron violentamente y dos de los cuatro brazos de la marioneta se desplegaron en un crujido seco, dejando ver navajas similares a espadas posicionadas finamente detrás de la articulación que las unía al torso de la marioneta. Los brazos giraron mientras volaban en el aire con una precisión quirúrgica, apuntando directamente a los cuellos de los intrusos. Ambos en un segundo cayeron al suelo con cortes precisos en la garganta. La ejecución letal y sincronizada dejó a Kaito imperturbable, mientras las extremidades de su marioneta regresaban a su posición original, como si esa figura de madera fuera una sombría extensión de su voluntad.

-Bueno, quien sigue- Pronunció el Chikamatsu mientras se levantaba con calma de su silla encarando el fornido hombre que en un principio atacó a Rhooh


Datos
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La cabeza del Espadachín, cayó rodando por el suelo quedando a unos cuantos centímetros, mostrando una expresión sin vida y adolorida. El siguiente, cayó a un lateral luego de una letal estocada directo hacia el corazón, y el último, salió volando hacia una dirección opuesta de una patada a la cien ejecutada por el Samurai Vagabundo. Era una clara demostración de sus habilidades en el arte del Kenjutsu y Taijutsu. ¿Shinobi completo? Puede ser, pero los agresores no eran mas que un juego de niños para él. Los demás, boquiabiertos por la actuación del oscuro marionetista, decidieron desenfundar sus armas con aquellas manos temblorosas. Kaito captó la atención de Rhooh, quien de un elegante movimiento con la espada, esparció la sangre de sus víctimas limpiando la hoja y realizando un suave envaine.


— ¿!Pero qué demonios...!? — Claramente no sabía a qué se estaba enfrentando por primera vez en su vida. Y más aún, que sin siquiera levantarse, cortó el cuello de dos pobres desgraciados en menos de dos segundos. La verdad, es que no había sido una buena idea armar todo este alboroto, aunque fuese por una gran recompensa. Su confianza, le forzó a pagar un alto precio por sus estúpidos e impulsivos actos. Lung, sintió un extraño dolor en el cuello, y por mera curiosidad posó sus dedos en esa parte. Cuando sintió algo goteando y acercó los dedos a sus ojos, notaría que estaban llenos de sangre. De un momento para otro, su cabeza se desprendió, viendo el entorno desde un ángulo totalmente diferente, hasta que la cabeza cayó, golpeando la madera con un sonido seco y fuerte.


— He escuchado historias. — Alzó la voz, revelando su madura y amenazadora voz, a la vez que empujaba el cuerpo de Lung desde su hombro para abrirse paso. A medida que se acercaban caminando hacia Kaito, la sangre goteaba desde la punta de Taiyō, una hoja que se veía rodeada por un furioso y hambriento chakra de Elemento Fuego — Dicen que las artes oscuras de los de tu clan, son una de la más extrañas del mundo Shinobi. — Se detuvo a unos seis metros — Quiero hablarte de la iniciativa y plan "Alas rotas". ¿Cuál es tu precio? — Claramente estaba dispuesto a revelar detalles del plan que se llevaría a cabo dentro de poco, con el propósito de reclutarlo. Las demás personas, habían abandonado la taberna y se perdieron entre la espesa neblina. 
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Kaito observó con serenidad mientras la hoja de Taiyō se empapaba en la sangre del bandido derrotado, la cual goteaba en un ritmo pausado al suelo. La eficacia de Rhooh no pasó desapercibida para el Chikamatsu, quien asintió levemente en reconocimiento.

Para sorpresa del joven de pelo azul, aquel espadachín parecía estar familiarizado con el arte secreto de su clan, algo extraño pues no muchos marionetistas aun caminaban por el mundo.

A medida que se acercaba a el, Kaito mantuvo su expresión imperturbable mientras su marioneta aún danzante se movía con gracia colocandose a espaldas de su amo para no interrumpir la conversación entre los dos hombres, sin revelar ninguna emoción ante las palabras del espadachín.               
—Las artes de mi clan son tan extrañas como el propio mundo shinobi— respondió Kaito con calma. La tranquila atmosfera que había dejado el combate rodeaba el lugar y confería una atmósfera misteriosa a la conversación.

El shinobi Rhooh detuvo su avance a unos seis metros de Kaito, y Rhooh dio a conocer sus intenciones con respecto a la iniciativa "Alas Rotas". La propuesta de reclutamiento estaba sobre la mesa, y Kaito sopesó la situación antes de hablar.

Antes de discutir mi participación, ¿puedo saber más sobre este plan "Alas Rotas"? —preguntó Kaito, su tono neutral. Su mirada analítica se posó en Rhooh, evaluando las intenciones detrás de sus palabras. —Sin duda una causa que tenga centrado a alguien de tu categoría es digno de escuchar, pero no es un precio lo que deberías preguntar, hay cosas mas utiles en este mundo que el dinero y sé que estás de acuerdo, de otro modo habrías comprado a la mitad de los que acabas de liquidar—.
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Última modificación: 09-12-2023, 01:07 AM por Rhooh.
— En eso tienes razón. — ¿Qué otros tipos de Artes Ninjas, existirán en loa demás Países? Era una gran pregunta que se hacía, mientras observaba disimuladamente a la figura humanoide inorgánica. Flotaba de manera inexplicable. ¿Cómo lo hacía? No lo iba a saber nunca, a menos que se le preguntara directamente, siendo algo que no iba a hacer, por mero respeto al muchacho. Kaito, se mostró curioso, quería saber más al respecto sobre el destructor plan que el renegado pinta como una movida estratégica básica e inofensiva, cuando realmente es mucho más que eso. — Pretendo hacer que la guerra eterna entre los que se oponen al Imperio, terminen matándose de una vez por todas hasta que ya no quede ninguno con vida. A eso le llamo, irónicamente, romper sus alas. — Él se mostró serio y abrió sus brazos a la par que sus flequillos ensombrecian su siniestra mirada — Boshoku... Rebeldes, el mundo sufre y llora mientras su batalla continúa. Crearemos una nueva era, una nueva era donde no exista el dolor, ni el sufrimiento. Un mundo totalmente perfecto. — No explicó a fondo de qué se trataba aquel plan... Si era del interés de Kaito, quedaba a su elección.


— Eres un muchacho bastante observador. — El dinero no lo es todo — Podía haberlos comprado, sin embargo, sus mentes son del tamaño de una nuez, no serían capaz de tener mi visión. Nadie los va a extrañar. — Colocó un pie en la cabeza decapitada de Lung — Permítete enseñarte la crueldad en el mundo. El débil sucumbe ante el fuerte... La destrucción de Sunagakure, el ataque hacia el Imperio del Rayo, y por supuesto... La masacre en la Liga del Anochecer a manos de Boshoku, millones de vidas inocentes se perdieron en aquella fatídica noche. — Extendió una mano hacia Kaito y su mirada se volvió amigable, no podía percibirse su natural presencia homicida. — ¿Lucharías a mi lado para terminar este ciclo de odio y muerte? —
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La propuesta de Rhooh resonaba en la atmósfera cargada del lugar. Kaito, inmutable, sopesaba cada palabra del enigmático espadachín. La danza de su marioneta, silenciosa y elegante, añadía una dimensión peculiar al ambiente.

Kaito  permaneció imperturbable, observando con atención cada palabra de Rhooh. Ante la propuesta del espadachín de unirse al plan "Alas Rotas", Kaito mantuvo su calma y expresión neutral.

Rhooh extendió una mano hacia Kaito, su expresión amigable, casi seductora, contrastaba con su historial de violencia. — ¿Lucharías a mi lado para terminar este ciclo de odio y muerte? —

El marionetista, aún en la penumbra, consideró la oferta. — Antes de tomar una decisión, necesito conocer más sobre cómo planeas lograrlo, yo mismo he nacido en las ruinas viviendo las consecuencias de una guerra en la que no tuve nada que ver. Y aunque tu oferta es cuanto más tentadora, no creo seas el unico que lo ha intentado— Kaito, con su calma característica, buscaba entender las implicaciones y la estrategia detrás de la visión de Rhooh. — La guerra es un juego peligroso, y cada movimiento debe ser calculado con precisión para evitar que el ciclo se repita. No voy a cuestionar tus objetivos, y tampoco tu métodos, pero necesito conocer lo lejos que apunta la mente de alguien como tú.— La mirada del Chikamatsu reflejaba una determinación serena mientras aguardaba las respuestas de Rhooh.

Mientras esperaba la respuesta del espadachín la figura de madera que flotaba junto a Kaito se reposó en su espalda aparentemente entrando en reposo pareciendo ahora un simple muñeco. Con la marioneta ahora desactivada procedería a levantarse y caminar junto a Rhoo mientras las palabras del hombre resonaban en su mente. "Alguíen así, podría llevarnos mas allá de lo que cualquier imagina" pensó. Mirándo directamente al espadachin con una mirada de complicidad el chikamatsu habló de nuevo, decidido de que el objetivo de aquel hombre era algo por lo que valía pena avanzar.—Sí tu intelecto es la mitad de agudo de lo que lo es tu espada, puedes considerar a este humilde artista para conseguir cualquier objetivo que te dispongas—.
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Última modificación: 19-12-2023, 02:00 AM por Rhooh.
Kaito no demostraba miedo, no había temor alguno en aquellos ojos. Tenía el instinto, la mirada y personalidad de un verdadero Shinobi. ¿Era el tipo de Ninja que haría lo que fuese por alcanzar el poder absoluto? Rhooh no lo sabía, aunque en el fondo le encantaría averiguarlo. Él muestra sus dudas, pero también muestra interés por los ideales de Kakusei. Aquella organización nacida para exterminar la interminable matanza sin sentido, que está haciendo sangrar al mundo y ocasionando un sufrimiento olvidado, desde aquella era donde la "Larga Paz" aún existía. " Sólo necesitas librarte de tus dudas, y actuar por instinto, como un auténtico depredador. El mundo no te debe nada y tú tampoco le debes al mundo, pero luego de este, el mundo te lo agradecerá" Cruzó los brazos, volteando la mirada ligeramente mientras una sonrisa amistosa se hacía notar. " Un nuevo camarada. ¿Lo estaré haciendo bien, pequeño niño demonio?" Pensó refiriéndose a Samuru.


— Eres un chico bastante curioso. — Volteó la mirada hacia el marionetista — Soy un objetivo del Imperio del Fuego, y si bien tuve mis enfrentamientos y he matado rebeldes, mi objetivo es que Kakusei se una a sus filas y esperaremos, el momento indicado para dar el golpe final. Primero, comenzaremos con este País. Nos haremos una reputación como mercenarios y mancharemos nuestras manos con bastante sangre no inocente. — Cerró los ojos y alzó el dedo índice — Este es uno de los precios a pagar. — Una mirada fulminante y pérdida en unos ojos homicidas se hizo presente durante la mención a sangre, demostrando el hecho de poco le importaba hacer el trabajo sucio — Atacaremos un importante ruta comercial haciéndonos pasar por Rebeldes, con eso vamos a intensificar su lucha momentáneamente. Matar a un pueblo de hambre, es más inteligente que irse directamente a la guerra, Kaito, atacar y robar los suministroz son la clave de nuestro éxito. Toda esa labor requiere de personas como estas, como las que acabamos de matar, para tener nuestro propio ejército y liberarlo en el momento indicado. —


Había revelado ciertos detalles que preferiría omitir, no quería ser escuchado por algún ser indeseado durante la conversación. La mirada de Kaito, hizo que el espadachín volviera a sonreír, pero había algo diferente, reveló maldad. Cuando el muchacho se acercó, Rhooh colocó una mano en su hombro, dándole una ligera palmada para luego girarse y marchar — Confía en mi. El mundo nos agradecerá. — Un Kunai fue arrojado hacia los pies de Kaito, tenía una nota en el puñal — Son las coordenadas de mi escondite. Está aquí en el País del Agua. Te espero allí con los otros, dentro de tres días. — Rhooh desapareció de la escena como si de un relámpago se tratase, dejando un sin fin de cuervos carroñeros que se encargaron de consumir y picotear las carnes de los pobres desgraciados. Había conseguido no sólo un nuevo integrante, si no también un compañero que protegería con su vida. La nueva generación es la que cambiará el mundo ninja.
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