Link Mision
28 de Mayo, 15 DK
Azazel, se encontraba en la entrada de la aldea, justo en el umbral del inmenso Bosque de Konoha. La luz del sol se filtraba entre las hojas de los árboles, creando un juego de sombras en el suelo cubierto de hojarasca. El chisporroteo del fuego en la distancia y una densa columna de humo que se elevaba en el cielo azul le indicaban la urgencia de su misión: "Fuego en el Bosque: Control de Incendios en el Bosque de Konoha". El pueblo y su flora y fauna estaban en peligro, y Azazel había sido llamado para salvarlos. El rostro de Azazel mostraba determinación mientras se ponía su chaleco protector con el emblema de Konoha y ajustaba sus guantes. Las llamas que se avecinaban eran una amenaza directa para la seguridad de la aldea. Estaba acompañado por un pequeño grupo de shinobis de rango similar, cada uno con sus propios elementos y habilidades. La misión requería un trabajo en equipo coordinado y eficiente. La primera tarea era localizar el origen del incendio. Azazel dirigió una mirada rápida a sus compañeros mientras el líder del grupo les indicaba que siguieran el humo y el viento, que actuaba como una flecha en el cielo, señalando la dirección del fuego. El peligro era inminente, pero el ninja recordaba sus entrenamientos y sabía que debía mantener la calma. El grupo avanzó por el bosque con determinación. Mientras caminaban, Azazel notó cómo el humo se hacía más denso y el calor se intensificaba. El crujir de las llamas era ensordecedor. No tardaron en avistar las primeras llamas, retorciéndose y danzando con ferocidad entre los árboles. Un sentimiento de urgencia se apoderó de ellos, y la adrenalina corrió por sus venas. Su líder, un experimentado shinobi de cabello gris, detuvo al grupo. Señaló un mapa desplegado en el suelo, marcando su ubicación y el punto de origen del incendio. Azazel observó la dirección del viento, que era crucial para la creación de cortafuegos. Deberían actuar rápidamente antes de que las llamas se extendieran aún más. Las palabras de su líder resonaron en la mente de Azazel. --Primero, creemos un cortafuegos alrededor del área afectada para evitar que el fuego se propague. Tenemos que trabajar juntos para controlar el avance del incendio--. Azazel y sus compañeros comenzaron a moverse en círculo, utilizando sus habilidades ninja para crear una franja despejada que actuaría como barrera contra el fuego. Azazel sabía que debía tener cuidado. La creación de un cortafuegos era una tarea delicada. Cualquier error podría empeorar la situación. Se centró en canalizar su chakra y, con precisión, creó una barrera de fuego controlado que se extendía alrededor del área en llamas. Sus compañeros hicieron lo mismo, utilizando sus elementos y técnicas ninjas para reforzar la barrera. Las llamas crepitaban bajo sus pies mientras trabajaban, pero cada uno se mantenía enfocado en su tarea. El tiempo parecía pasar volando mientras el grupo de shinobis se esforzaba por contener las llamas. El calor era abrumador, y el humo hacía difícil la respiración. Cada uno de ellos sabía que estaban arriesgando sus vidas para proteger la aldea y su hogar. Esa conciencia mantenía su determinación intacta. Una vez que completaron el cortafuegos, el líder del grupo indicó la siguiente fase de la misión: combatir el fuego. Azazel y sus compañeros avanzaron hacia las llamas, con sus elementos y técnicas en la mano. Agua, viento, tierra y fuego se entrelazaron en un ballet de poder y destreza ninja. Azazel canalizó su chakra y creó una llamarada controlada que lanzó directamente hacia las llamas. El fuego estalló en una explosión de color mientras las llamas se encontraban con llamas en un enfrentamiento de poder elemental. Azazel, siendo un ninja con habilidades de fuego, puede controlar las llamas de manera precisa y efectiva. Cuando canaliza su chakra, lo dirige a su elemento de fuego, permitiéndole generar una llamarada controlada. Esta llamarada no es una extensión de las llamas existentes, sino más bien una "contra-llama". Al lanzar esta contra-llama directamente hacia las llamas que están consumiendo el bosque, Azazel está creando un enfrentamiento entre dos poderes de fuego. La idea detrás de esta maniobra es utilizar su control sobre el fuego para contrarrestar las llamas del incendio. Cuando las dos fuentes de fuego se encuentran, chocan y crean una reacción que puede reducir la temperatura del fuego original. Esto disminuye la cantidad de oxígeno que las llamas necesitan para seguir ardiendo, lo que, a su vez, ayuda a sofocar el incendio. Azazel no está intentando "apagar" el fuego en el sentido tradicional, ya que eso sería ineficaz y peligroso, sino más bien está trabajando para contener y reducir el alcance de las llamas, permitiendo que otros shinobis usen sus técnicas de agua y tierra para extinguir las áreas restantes. La combinación de las habilidades de varios shinobis con diferentes elementos es lo que finalmente contribuirá a apagar el incendio en su totalidad. Era un esfuerzo conjunto para extinguir las llamas y proteger la vida silvestre. Los animales asustados corrían en todas direcciones, y el equipo ninja se aseguraba de que estuvieran a salvo. A medida que las llamas se extinguían y el humo se disipaba, el grupo se dio cuenta de la magnitud de su logro. El bosque, aunque dañado, había sobrevivido en gran parte gracias a su valentía y habilidades ninja. El líder del grupo les indicó que su trabajo no había terminado. Debían patrullar la zona y asegurarse de que no hubiera riesgo de nuevos incendios o de que el fuego no se hubiera propagado a áreas no cubiertas por el cortafuegos. Azazel y sus compañeros se dividieron para cubrir el área con vigilancia constante. Cada chispa, cada brizna de humo era una señal de alerta. Azazel avanzó por el bosque, con los ojos agudamente enfocados en cualquier señal de peligro. Caminaba con la certeza de que su trabajo había marcado una diferencia significativa. Era una tarea ardua, pero era su deber como shinobi de Konoha. La misión de patrullar el área continuó durante horas, hasta que finalmente el líder del grupo reunió a todos los shinobis en un punto de encuentro. Habían asegurado que no quedara ningún rastro de fuego, y la aldea y su bosque estaban a salvo. Azazel se sintió agotado pero satisfecho. Habían enfrentado al fuego y habían prevalecido. Habían protegido su hogar y su entorno natural. Con una última mirada al bosque, el joven ninja de Konoha se preparó para regresar a la aldea, sabiendo que su misión había sido un éxito y que su trabajo había marcado la diferencia. La luz del sol se filtraba nuevamente a través de las hojas de los árboles mientras Azazel y su equipo se alejaban del Bosque de Konoha, sabiendo que habían cumplido con su deber y protegido su hogar.
